Hoy al medio día, mirando algunos de los numerosos noticieros que pueblan las emisoras radiales y televisivas, sentí una profunda angustia, y me dije, aunque yo no sea nadie, alguien tiene que decirlo.
Ud. esperará le hable de las penurias y humillaciones que sufren los presos políticos y sus seres queridos. Pues no, eso ya forma parte de nuestro folklore político y periodístico, que se soluciona con el arte del cajoneo. Hoy voy a ahorrarles el trabajo de poner otro en esos cajones que son inmensos.
Claro que tampoco es cosa de mostrarlo y de dejar que lo diga un preso político. Pero de repente hay medio cajoneo. Se quita el autor y se dice lo que digo, embelleciéndolo con las artes comunicacionales.
Vayamos al tema angustiante.
LAS INUNDACIONES SIN FIN
Yo creo que en la Argentina, nadie puede ignorar que hay inundaciones. Tampoco que las víctimas se niegan a dejar sus casas, temiendo a un bandolerismo, que no trepida en invertir sus esfuerzos en dejarlas brillantemente limpias, sin nada dentro de ellas.
Y nuestra población, se acostumbró a ver esto indiferentemente. ¿Se ahogó hoy un bebé en su cuna, dado que sus padres se negaban a dejar su casa ? Y bueno.
¿Si discutimos sobre 30.000 desaparecidos que no fueron? ¿Podemos preocuparnos por un bebé ahogado, por no vivir en un lugar más protegido? Hasta habrá alguna simpática locutora que afirme la inhumanidad de esos padres que no lo llevaron a un lugar mejor y más seguro. Alguno podrá decir que no tenía la tarjeta SUBE, para tomar un colectivo. Pero percibo, que nadie – incluso yo – abrió la billetera a tiempo para evitar que esto pase. Ni se el nombre del bebé ni de sus padres. No me inquietó saber si son argentinos, bolivianos, paraguayos, uruguayos o africanos. Ya mañana no serán noticia.
¡Y seguimos hablando de los derechos humanos! Ni se el sexo del bebé, si fuera una niña, podríamos hablar de la violencia de genero.
Pero mi angustia se fundamenta en otra cosa. ¿Qué hace el gobierno? Responder seguramente que el Jefe de Defensa Civil de la zona está en el problema. Y no lo dudo. Seguramente él y sus hombres son insomnes y sienten sobre sus espaldas, la responsabilidad que a través de todos lo gobiernos (nacional, provincial, municipal) le han tirado alegremente. Estará cansado de pedir, y de recibir alambicadas explicaciones sobre porque no se le puede dar lo que pide. Y seguirán las desgracias, y muchos políticos, funcionarios, periodistas lacrimosos, contando las desgracias que sufren las víctimas de esta desgracia natural. Y digo esto, sin querer entrar a comentar sobre lo que los gobiernos deberían haber ya hecho. La corrupción dirán unos, el capitalismo dirán otros, el narcotráfico dirán todos, y acá no pasó nada. Son explicaciones para lo mismo.
Para su información si le llega este escrito y tiene la buena voluntad de leerlo, sepa que hay una poderosa organización con capacidad para solucionar la mayoría de estos problemas, y seguramente le sobre espacio, para hacer mucho mas. ¡Y está ociosa! Ahora que está metalizado en orden de los problemas argentinos, cuesta a la Nación, es decir a Ud. a mi, a los padres de la bebé ahogada, millones de pesos diarios. ¡Son las Fuerzas Armadas!. Yo como militar hablaré de lo mío. ¿Ud, tiene idea de la capacidad de un batallón de ingenieros? ¿Imagina las carpas que dispone el Ejército para cobijar dentro de ellas, con dignidad a la mayoría de las víctimas? ¿Sabe que los zapadores no solo construyen puentes, tienen lanchas. pontones y botes de alta capacidad para transportar personas? ¿Se imagina un zapador estudiando como canalizar con los medios orgánicos y de circunstancia una corriente de agua? ¿Sabe que disponen de dispositivos potabilizadores de agua para tomar? Y hay que considerar que casi todas las unidades de infantería, poseen medios de ingenieros para trabajos menos exigentes. Imagínese si se habla de máquinas viales, que pueden hacer caminos, conectados con puentes y fortalecidos con la circulación de lanchas y pontones. No le digo nada de la capacidad de transporte automotor ni de la capacidad de adecuarse a medios ferroviarios. Pero tienen capacidad de control aéreo, con helicópteros sobre la zona afectada, y aviones para transportes rápidos. A la vez, cuenta con capacidad de hospitales de campaña. Y fundamentalmente tiene mucho personal con capacidad de servicio. Casi podríamos sospechar que para esto se bancarían a Hebe de Bonafini.
No crea apreciado lector, que critico al Ejército por no hacer esto, que fue norma en viejos tiempos. Hoy como debe ser, el Ejército está al servicio del gobierno. Es éste el que debe decidir emplearlo. Y sus costos serían relativamente reducidos. Quizás menos que para gastos de publicidad lacrimosos para lamentar la muerte del bebé.
El Ejército está ahí. Es el gobierno que debe optar entre ayudar a conciudadanos que le han dado poder cumplir sus deberes, aunque alguno diga que utiliza instrumentos de “lesa humanidad”.
Y no he querido referirme a las fuerzas armadas hermanas, que mis camaradas podrían ilustrarnos mejor.
En el libro que escribí, hace mas de 7 años, titulado la “Seguridad Pública” dedico una parte importante a este problema: los desastres naturales. Y no hago reclame. Está en internet gratis para el que lo quiera usar. Y no hablemos de derechos de autor. Es posible que sea muy inferior al deseado, y que seguramente, mentes más capacitadas podrán proponer mejores soluciones, que no necesitan las inversiones de capitales o esperar 20 años como en el caso de la electricidad.
Por Carlos Españadero.
Hoy al medio día, mirando algunos de los numerosos noticieros que pueblan las emisoras radiales y televisivas, sentí una profunda angustia, y me dije, aunque yo no sea nadie, alguien tiene que decirlo.
Ud. esperará le hable de las penurias y humillaciones que sufren los presos políticos y sus seres queridos. Pues no, eso ya forma parte de nuestro folklore político y periodístico, que se soluciona con el arte del cajoneo. Hoy voy a ahorrarles el trabajo de poner otro en esos cajones que son inmensos.
Claro que tampoco es cosa de mostrarlo y de dejar que lo diga un preso político. Pero de repente hay medio cajoneo. Se quita el autor y se dice lo que digo, embelleciéndolo con las artes comunicacionales.
Vayamos al tema angustiante.
LAS INUNDACIONES SIN FIN
Yo creo que en la Argentina, nadie puede ignorar que hay inundaciones. Tampoco que las víctimas se niegan a dejar sus casas, temiendo a un bandolerismo, que no trepida en invertir sus esfuerzos en dejarlas brillantemente limpias, sin nada dentro de ellas.
Y nuestra población, se acostumbró a ver esto indiferentemente. ¿Se ahogó hoy un bebé en su cuna, dado que sus padres se negaban a dejar su casa ? Y bueno.
¿Si discutimos sobre 30.000 desaparecidos que no fueron? ¿Podemos preocuparnos por un bebé ahogado, por no vivir en un lugar más protegido? Hasta habrá alguna simpática locutora que afirme la inhumanidad de esos padres que no lo llevaron a un lugar mejor y más seguro. Alguno podrá decir que no tenía la tarjeta SUBE, para tomar un colectivo. Pero percibo, que nadie – incluso yo – abrió la billetera a tiempo para evitar que esto pase. Ni se el nombre del bebé ni de sus padres. No me inquietó saber si son argentinos, bolivianos, paraguayos, uruguayos o africanos. Ya mañana no serán noticia.
¡Y seguimos hablando de los derechos humanos! Ni se el sexo del bebé, si fuera una niña, podríamos hablar de la violencia de genero.
Pero mi angustia se fundamenta en otra cosa. ¿Qué hace el gobierno? Responder seguramente que el Jefe de Defensa Civil de la zona está en el problema. Y no lo dudo. Seguramente él y sus hombres son insomnes y sienten sobre sus espaldas, la responsabilidad que a través de todos lo gobiernos (nacional, provincial, municipal) le han tirado alegremente. Estará cansado de pedir, y de recibir alambicadas explicaciones sobre porque no se le puede dar lo que pide. Y seguirán las desgracias, y muchos políticos, funcionarios, periodistas lacrimosos, contando las desgracias que sufren las víctimas de esta desgracia natural. Y digo esto, sin querer entrar a comentar sobre lo que los gobiernos deberían haber ya hecho. La corrupción dirán unos, el capitalismo dirán otros, el narcotráfico dirán todos, y acá no pasó nada. Son explicaciones para lo mismo.
Para su información si le llega este escrito y tiene la buena voluntad de leerlo, sepa que hay una poderosa organización con capacidad para solucionar la mayoría de estos problemas, y seguramente le sobre espacio, para hacer mucho mas. ¡Y está ociosa! Ahora que está metalizado en orden de los problemas argentinos, cuesta a la Nación, es decir a Ud. a mi, a los padres de la bebé ahogada, millones de pesos diarios. ¡Son las Fuerzas Armadas!. Yo como militar hablaré de lo mío. ¿Ud, tiene idea de la capacidad de un batallón de ingenieros? ¿Imagina las carpas que dispone el Ejército para cobijar dentro de ellas, con dignidad a la mayoría de las víctimas? ¿Sabe que los zapadores no solo construyen puentes, tienen lanchas. pontones y botes de alta capacidad para transportar personas? ¿Se imagina un zapador estudiando como canalizar con los medios orgánicos y de circunstancia una corriente de agua? ¿Sabe que disponen de dispositivos potabilizadores de agua para tomar? Y hay que considerar que casi todas las unidades de infantería, poseen medios de ingenieros para trabajos menos exigentes. Imagínese si se habla de máquinas viales, que pueden hacer caminos, conectados con puentes y fortalecidos con la circulación de lanchas y pontones. No le digo nada de la capacidad de transporte automotor ni de la capacidad de adecuarse a medios ferroviarios. Pero tienen capacidad de control aéreo, con helicópteros sobre la zona afectada, y aviones para transportes rápidos. A la vez, cuenta con capacidad de hospitales de campaña. Y fundamentalmente tiene mucho personal con capacidad de servicio. Casi podríamos sospechar que para esto se bancarían a Hebe de Bonafini.
No crea apreciado lector, que critico al Ejército por no hacer esto, que fue norma en viejos tiempos. Hoy como debe ser, el Ejército está al servicio del gobierno. Es éste el que debe decidir emplearlo. Y sus costos serían relativamente reducidos. Quizás menos que para gastos de publicidad lacrimosos para lamentar la muerte del bebé.
El Ejército está ahí. Es el gobierno que debe optar entre ayudar a conciudadanos que le han dado poder cumplir sus deberes, aunque alguno diga que utiliza instrumentos de “lesa humanidad”.
Y no he querido referirme a las fuerzas armadas hermanas, que mis camaradas podrían ilustrarnos mejor.
En el libro que escribí, hace mas de 7 años, titulado la “Seguridad Pública” dedico una parte importante a este problema: los desastres naturales. Y no hago reclame. Está en internet gratis para el que lo quiera usar. Y no hablemos de derechos de autor. Es posible que sea muy inferior al deseado, y que seguramente, mentes más capacitadas podrán proponer mejores soluciones, que no necesitan las inversiones de capitales o esperar 20 años como en el caso de la electricidad.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 8, 2017
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