En los juicios por los bien o mal llamados de Lesa Humanidad, los Ministerios Públicos Fiscales hacen y dicen cualquier aberración jurídica, sin miedo alguno a ser apercibidos, destituidos y hasta ahora les fue bien.
¿Por qué?
La respuesta es simple, la inexistencia de posibilidades de ser destituidos es así, hoy, porque quienes deben hacerlo en la Procuraduría General de la Nación son sus cómplices. De momento, por supuesto. Todos sabemos que las lealtades son transitorias y cuando la mano cambia, cambia para todos y siempre priva lo individual.
Hay que reconocer que la izquierda revolucionaria supo infiltrar la Justicia Federal al punto de tener células afines en todos los estamentos de la Justicia Federal. Al mejor estilo de las películas de ficción, cuando uno habla con un fiscal federal, no sabe si es humano o humanoide. En otras palabras, si trabaja para el Poder Judicial o para la corporación mafiosa que lo enquisto en ese lugar de trabajo. Son como la mafia italiana, la camorra, discípulos de Al Capone o fieles seguidores de la doctrina teutónica, adoptada por el nazi Heinrich Himler, que buscaba la purificación de la sangre.
Infiltraron el Consejo de la Magistratura, infiltraron la Procuraduría General de la Nación e infiltraron el Ministerio Público de la Defensa, infiltraron la Cámara Federal de Casación Penal, infiltraron todas las Cámaras Federales, infiltraron los Juzgados Federales, infiltraron la Corte Suprema de Justicia, infiltraron todos los estamentos del Poder Judicial Federal, Nacional y provinciales. Se estima que un tercio de quienes trabajan en esos organismos, son de izquierda, ligados a los terroristas de los 70 y pertenecen a Justicia Legítima (así le dicen).
Hace poco tiempo, leímos esta noticia “Los fiscales generales Marcelo Molina y Hernán Schapiro fueron denunciados porque su falta de actuación favoreció la prescripción de por lo menos 1.000 causas en el Tribunal Oral Federal Número 1 de La Plata, muchas de las cuales tenían relación con irregularidades cometidas por magistrados del fuero federal”[1]Así son de mafiosos.
Tienen dos claros objetivos, impunidad para los amigos de la izquierda revolucionaria, sean delincuentes o no y condena para los enemigos, como los son aquellos que defienden la ley y el orden o los uniformados por supuesto, los de ayer, de hoy y de mañana.
Los fiscales usan testigos falsos, pruebas falsas con pericias que demuestran su falsedad, con peritos que declaran sin ser peritos usando sellos que acreditan cargos que no tienen, testigos tan cuestionados que resulta imposible no darse cuenta que son preparados al punto, que en los juicios, ellos mismos, sin darse cuenta, dicen que la fiscalía los contrató para que declaren, que les dijeron que si declaraban les daban unos pesos y por eso están declarando.
En Rosario, hacen juicios itinerantes para que la “sociedad aprenda”, en La Plata trasladan a viejos desencajados a los tribunales platenses desde Campo de Mayo, para que presencien las audiencias, a sabiendas de que les resultará una literal tortura. En Bahía Blanca obligan a los moribundo a asistir en cama a las audiencias de debate hasta el momento de su muerte y en la Comodoro Py, como no podían ser menos, hasta en camilla los llevan. Todavía vibran los pasillos de Tribunales de Retiro todos los días 15 de mayo, evocando la presencia del General Jorge Rafael Videla, moribundo y trastabillando cuando el juez Basílico lo obligó a concurrir a la sala, para decir que nada tenía que decir y a los dos días se murió. ¿Basílico provocó su muerte?
Entre los fanáticos fiscales y jueces militantes, históricamente arbitrarios tenemos muchos, pero hoy destacaremos a Adolfo Villate de Rosario, Miguel Ángel Palazzani de Bahía Blanca y Ana Oberlin alias “pipi” Fiscal de La Plata. Otro día nos ocuparemos de los Ramos Padilla, padre e hijo, Daniel Rafecas, Ricardo Basílico, Alejandro Slokar, Patricio Murray, Molina de la Plata, Sergio Torres, Leandro Picado, Gonzalo Stara alias “Pitufo”, la lista es muy extensa. Son una plaga y como toda plaga hay que considerarlos.
Pero felizmente, las defensas y los imputados están tomando fuerza, coraje y se nota que denuncian a los fiscales por sus delitos en los juzgados federales de la jurisdicción donde se desarrolla en debate oral, denuncia a los fiscales en la Procuraduría General de la Nación y si son absueltos, los denuncian por calumnias e injurias, en todos los casos agravados por ser funcionarios públicos y no denuncian al Estado, denuncia a las personas.
Los imputados saben que no necesitan ser abogados ni tener matrícula en un colegio de abogados para denunciar fiscales en la Procuraduría General de la Nación. Lo mismo en el Consejo de la Magistratura para denunciar jueces. Con su sola firma les alcanza.
Lo notorio de estos casos, es que a los imputados o damnificados denunciantes, no les interesa el resarcimiento económico, son personas mayores a los que la plata ya no les sirve excepto para comprar remedios, lo que si les importa y mucho, es HACER BARRIDO Y LIMPIEZA, como dice el vocero presidencial Manuel Adorni y si algún resarcimiento hay, que salga del bolsillo de ellos.
Como todos los conocen y saben que generan un rechazo generalizado, nadie les concede una entrevista, excepto Pagina 12, el Ágora o De la calle, pasquines de última, porque de última también son ellos.
Los escritos judiciales terminan con una frase que dice “Será justicia” y esa frase de cierre es una fórmula que sintetiza un pedido: “Tome en cuenta mis argumentos y escuche la voz de mi reclamo; si lo hace, se hará justicia”.
○
Por Alberto Salerno.
En los juicios por los bien o mal llamados de Lesa Humanidad, los Ministerios Públicos Fiscales hacen y dicen cualquier aberración jurídica, sin miedo alguno a ser apercibidos, destituidos y hasta ahora les fue bien.
¿Por qué?
La respuesta es simple, la inexistencia de posibilidades de ser destituidos es así, hoy, porque quienes deben hacerlo en la Procuraduría General de la Nación son sus cómplices. De momento, por supuesto. Todos sabemos que las lealtades son transitorias y cuando la mano cambia, cambia para todos y siempre priva lo individual.
Hay que reconocer que la izquierda revolucionaria supo infiltrar la Justicia Federal al punto de tener células afines en todos los estamentos de la Justicia Federal. Al mejor estilo de las películas de ficción, cuando uno habla con un fiscal federal, no sabe si es humano o humanoide. En otras palabras, si trabaja para el Poder Judicial o para la corporación mafiosa que lo enquisto en ese lugar de trabajo. Son como la mafia italiana, la camorra, discípulos de Al Capone o fieles seguidores de la doctrina teutónica, adoptada por el nazi Heinrich Himler, que buscaba la purificación de la sangre.
Infiltraron el Consejo de la Magistratura, infiltraron la Procuraduría General de la Nación e infiltraron el Ministerio Público de la Defensa, infiltraron la Cámara Federal de Casación Penal, infiltraron todas las Cámaras Federales, infiltraron los Juzgados Federales, infiltraron la Corte Suprema de Justicia, infiltraron todos los estamentos del Poder Judicial Federal, Nacional y provinciales. Se estima que un tercio de quienes trabajan en esos organismos, son de izquierda, ligados a los terroristas de los 70 y pertenecen a Justicia Legítima (así le dicen).
Hace poco tiempo, leímos esta noticia “Los fiscales generales Marcelo Molina y Hernán Schapiro fueron denunciados porque su falta de actuación favoreció la prescripción de por lo menos 1.000 causas en el Tribunal Oral Federal Número 1 de La Plata, muchas de las cuales tenían relación con irregularidades cometidas por magistrados del fuero federal” [1]Así son de mafiosos.
Tienen dos claros objetivos, impunidad para los amigos de la izquierda revolucionaria, sean delincuentes o no y condena para los enemigos, como los son aquellos que defienden la ley y el orden o los uniformados por supuesto, los de ayer, de hoy y de mañana.
Los fiscales usan testigos falsos, pruebas falsas con pericias que demuestran su falsedad, con peritos que declaran sin ser peritos usando sellos que acreditan cargos que no tienen, testigos tan cuestionados que resulta imposible no darse cuenta que son preparados al punto, que en los juicios, ellos mismos, sin darse cuenta, dicen que la fiscalía los contrató para que declaren, que les dijeron que si declaraban les daban unos pesos y por eso están declarando.
En Rosario, hacen juicios itinerantes para que la “sociedad aprenda”, en La Plata trasladan a viejos desencajados a los tribunales platenses desde Campo de Mayo, para que presencien las audiencias, a sabiendas de que les resultará una literal tortura. En Bahía Blanca obligan a los moribundo a asistir en cama a las audiencias de debate hasta el momento de su muerte y en la Comodoro Py, como no podían ser menos, hasta en camilla los llevan. Todavía vibran los pasillos de Tribunales de Retiro todos los días 15 de mayo, evocando la presencia del General Jorge Rafael Videla, moribundo y trastabillando cuando el juez Basílico lo obligó a concurrir a la sala, para decir que nada tenía que decir y a los dos días se murió. ¿Basílico provocó su muerte?
Entre los fanáticos fiscales y jueces militantes, históricamente arbitrarios tenemos muchos, pero hoy destacaremos a Adolfo Villate de Rosario, Miguel Ángel Palazzani de Bahía Blanca y Ana Oberlin alias “pipi” Fiscal de La Plata. Otro día nos ocuparemos de los Ramos Padilla, padre e hijo, Daniel Rafecas, Ricardo Basílico, Alejandro Slokar, Patricio Murray, Molina de la Plata, Sergio Torres, Leandro Picado, Gonzalo Stara alias “Pitufo”, la lista es muy extensa. Son una plaga y como toda plaga hay que considerarlos.
Pero felizmente, las defensas y los imputados están tomando fuerza, coraje y se nota que denuncian a los fiscales por sus delitos en los juzgados federales de la jurisdicción donde se desarrolla en debate oral, denuncia a los fiscales en la Procuraduría General de la Nación y si son absueltos, los denuncian por calumnias e injurias, en todos los casos agravados por ser funcionarios públicos y no denuncian al Estado, denuncia a las personas.
Los imputados saben que no necesitan ser abogados ni tener matrícula en un colegio de abogados para denunciar fiscales en la Procuraduría General de la Nación. Lo mismo en el Consejo de la Magistratura para denunciar jueces. Con su sola firma les alcanza.
Lo notorio de estos casos, es que a los imputados o damnificados denunciantes, no les interesa el resarcimiento económico, son personas mayores a los que la plata ya no les sirve excepto para comprar remedios, lo que si les importa y mucho, es HACER BARRIDO Y LIMPIEZA, como dice el vocero presidencial Manuel Adorni y si algún resarcimiento hay, que salga del bolsillo de ellos.
Como todos los conocen y saben que generan un rechazo generalizado, nadie les concede una entrevista, excepto Pagina 12, el Ágora o De la calle, pasquines de última, porque de última también son ellos.
Los escritos judiciales terminan con una frase que dice “Será justicia” y esa frase de cierre es una fórmula que sintetiza un pedido: “Tome en cuenta mis argumentos y escuche la voz de mi reclamo; si lo hace, se hará justicia”.
Algún día, ¿será justicia en Argentina?
[1] Nova La Plata. https://www.novalaplata.com/nota.asp?t=Denuncian-a-dos-fiscales-platenses-por-dejar-prescribir-mas-de-mil-causas&id=47439&id_tiponota=24
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 6, 2024
Related Posts
LA BANDA DE LOS FISCALES FEDERALES QUE APRIETA A LA JUSTICIA NACIONAL
♦ Por Mario Sandoval[1] La banda de los fiscales [...]
LESA: AHORA VAMOS CON HECHOS DE MAS DE 100 AÑOS ATRÁS
○ Por Dr. Gonzalo Miño. Alguna vez desde [...]
LESA: SIEMPRE HAY LUGAR PARA UNA ENAJENACION MAS.
♦ Por Dr. Gonzalo P. Miño. Hace poco [...]