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Por Jorge Lobo Aragón.

 

El Cacique Mapuche Facundo Jones Huala

y otros Inescrupulosos disfrazados

Es bueno comenzar por el Diccionario. ¿Qué es un indígena? .La Real Academia dice que es un adjetivo, “originario del país de que se trata”. El término, por su sentido, se asemeja mucho a aborigen, “originario del suelo en que vive. Quiere decir que indígenas somos todos los habitantes del planeta, según dónde nos encontremos. Tú tienes origen en la ciudad de Tucumán, eres indígena tucumano. Te vas a Tafí del Valle y estás en otro ámbito, que no es el de tu nacimiento, no eres indígena de Tafí. El señor Yeltsin y la señora Márgareth Thátcher son indígenas de Rusia y de Inglaterra, o, más específicamente, de los lugares de Rusia y de Inglaterra en que ellos se originaron. (En este caso el sentido de país es más el de región o territorio que el de nación o estado). Carlos Ménem es un indígena de la Rioja y un migrante, un pajuerano, en Buenos Aires. También podría decirse que Ménem es un indígena de Siria, atendiendo a sus ancestros, pero la tendencia argentina es la de tomar como “origen” el lugar de nacimiento personal y no el de su etnia ni el de su familia. Tiene su importancia escarbar el sentido de las palabras. Porque esta gente, que habla de “indígenas”, o de “cacique” me imagino que quieren referirse es a los indios. La Academia dice que “indio” es lo natural, perteneciente o relativo a la India, y que también se aplica al indígena de América, o sea al originario de las Indias Occidentales. Estos hablan de un consejo mundial de pueblos indígenas, lo que induce a pensar que se trata de los originarios de las diversas partes del mundo, pero sólo se refieren a los indígenas de América, a los que bien y pronto, en idioma correcto, se les llama indios. ¿Por qué dan la vuelta de decir “indígena” o “Cacique” cuando quieren decir “indio”? Posiblemente por un prurito de blancos europeos, que menosprecian a los indios; temen herirnos, ofendernos, al decirnos indios, y disimulan la idea bajo un término más pomposo: “indígena” o “Cacique”. Indígenas son toda la gente del mundo según el lugar en que se halle; “Indios” somos sólo nosotros (o una parte de nuestros antepasados) en cualquier parte en que nos hallemos.

Estos indigenistas o caciques son ellos los que hacen una discriminación racial. Porque lo que interesa para ver quién es el indígena merecedor de su protección, es la raza, las raíces étnicas, la sangre de los antepasados, no el lugar de nacimiento. Su propósito es en la gran mayoría deplorable ya que en el mundo actual las razas están muy entreveradas. Entre los escasísimos indios existentes no hay pureza racial, ya que la conquista española produjo un zafarrancho entreverando las etnias nativas. Los indios, entre ellos, eran andariegos y proclives a invadirse unos a otros, y a eso lo multiplicó el español al facilitar el desplazamiento de pueblos en largas distancias e incluso al obligar a esos apartamientos. De modo que sería una ímproba tarea de investigación científica el determinar si quien es verdaderamente el que desciende de los antiguos pueblos americanos o si tiene, en mayor o menor medida, mezclas con antepasados europeos y africanos que no fueron habitantes del lugar antes del descubrimiento y de la conquista. Se habla de que a las tierras hay que “devolverlas a sus dueños”, sosteniendo que los legítimos dueños serían los que en ella vivían antes de la conquista y, por herencia, sus descendientes, es decir su raza. Se trata entonces, evidentemente, de una discriminación racial. ¿Usted es un descendiente puro de los antiguos pobladores? Entonces tome esta parcela de tierra. ¿Usted tiene entre sus antepasados abuelos venidos de Europa o del África? Váyanse, porque no le corresponde nada. ¿En dónde y en mérito a qué, se pone un límite entre el indio auténtico y el indio mestizo, impuro o advenedizo? Sería difícil precisarlo pero, al parecer, a ellos les bastaría con la desafección a las conquistas de la civilización occidental. ¿Se mantiene al margen de la cultura occidental? Entonces es un indio genuino. ¿Ha aceptado las ciencias, las letras, las bellas artes o las tradiciones del occidente cristiano? Entonces no es un heredero auténtico de sus antepasados dueños de las tierras. El tema da para mucho. Podríamos hacer, con estos conceptos, alguna carta al director. Pero oponerse a los indigenistas puede traerte trastornos. Lo que no me importa ya que fue una costumbre en mi vida. Pareciera que – Salvo excepciones actuales , el indigenismo tiene o tenía a su favor todo el peso de la prensa y de la democracia mundial, y por otra porque se dicen inocuos, no van a hacer daños a la sociedad, aparte del daño cultural, de la destrucción de nuestra civilización que evidentemente si seguimos por este camino está ya condenada a su desaparición. Lo prudente sería no meterse. Pero me gusta la quijotada y no me importa para nada el qué dirán. De modo que la tal “organización política y social” es sólo una fantasía. Ellos muestran que sería deseable devolver las tierras a sus dueños. Bien. ¿Y se les hiciéramos caso? El predio de la Casa de Gobierno y de la Legislatura era propiedad de los indios, así que habría que devolvérselo. La plaza también era de los indios, de modo que debiéramos salvarla de ser transitada por invasores venidos del Viejo Mundo. Lo mismo que la radio de Lanata o Longorbardi. Qué quieren. ¿Que todo el mundo tome el barco y se vaya a Europa? ¿Que para quedar aquí sea obligatorio hablar lengua Cacana, ponerse una pluma en la cabeza e ignorar el teorema de Pitágoras y la rueda? ¿Hay que revalorar las culturas aborígenes suprimiendo hasta el papel y el lápiz? ¿Por qué no hacemos más bien un monumento al papel y al lápiz, exponentes de la cultura conquistadora, occidental y extraña al suelo americano? Si a mi Tatarabuelo, abuelo, Padre o hijo le hubieran usurpado unas tierras veinte años atrás y yo no hubiera hecho ningún reclamo, perdería todo derecho según la legislación vigente , salvo otras acciones reivindicatorias ¿Qué es lo que hace que estos personajes invocando ridículamente nada más que un color de piel, tengan mejor derecho que yo? La capacidad manipuladora de la política, los absurdos derechos levantados en el gobierno de Cristina y otros más y los incentivos que dio el estado a través de prebendas retornables tiene como clientes a víctimas ficticias, que solamente buscan lucrar y expandirse a través de la violencia. Hasta cuando debemos soportar estos atropellos vergonzosos de inescrupulosos disfrazados.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 30, 2017


 

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