Luego de ser imputado por los mal llamados delitos de lesa humanidad, gracias a varias mentes calenturientas del poder judicial federal bahiense, llego a la conclusión que como Griffin el personaje creado por el privilegiado cerebro del novelista y filósofo ingles Herbert George Wells, me transformé en un hombre invisible. No soy la excepción, en prisión hay muchos otros. Próximo a cumplir mi tercer año en prisión, no pocos acontecimientos reafirman lo que digo. Primeramente fui detenido por órdenes de un secretario con cargo de “juez” subrogante (Ulpiano Martinez) gracias a que mediante INFERENCIAS me involucró en hechos que habrían ocurrido hace más de 40 años. Luego de 18 días, me indagó una empleada contratada por la Secretaría de DDHH que en cuanto podía me cambiaba lo que yo expresaba (Susana Arrechea). Los “iluminados” fiscales militantes nunca aparecieron a pesar de mis reiterados pedidos para que me interrogaran (Abel Córdoba, Nebbia y Palazzani). En este tiempo pasaron unos 10 diferentes jueces, que nunca me escucharon ni quisieron hacerlo. Me quejé, escribí, solicité, denuncié, presenté Habeas Corpus, armamos esta página Web y nada de nada. Invisible total. Con mi familia publicamos solicitadas en Argentina y en el exterior, enviamos más de 1277 cartas, a políticos, poder eclesiástico, legislativo y ejecutivo (Macri, Michetti, el Papa Francisco – 69) y la respuesta siempre fue un sepulcral silencio.
La invisibilidad impuesta por la hipocresía generalizada, no me permite ser un ciudadano más. Bueno para ser como ellos, sinceramente, prefiero no serlo.
EL CHAPULÍN COLORADO
Llegué a pensar en dirigirme al Chapulín Colorado, con quien seguramente tendría más suerte ya que gracias a sus poderes de súper héroe me vería, pero desgraciadamente este ya había fallecido. Asqueado ante tanta hipocresía y cobardía institucional, a fines de julio del corriente año pedí me destitución o exoneración en forma voluntaria, a la gobernadora y al jefe de policía (Eugenia Vidal y Fabián Perroni) y ellos que están prontos a hacer méritos con quien ideológicamente están radicalizados, tampoco me vieron y así ni contestaron hasta hoy.
Van pasando los días, meses y años. Con el nombramiento de un juez titular en noviembre de 2016 (Walter Ezequiel López Da Silva) me encuentro igual que con los subrogantes ausentes. Pido ampliar mi indagatoria, también un careo con un repulsivo y falaz jefe de los 70 misteriosamente absuelto por la “justicia” (3) (Atilio Rosas) y el togado lo encubre con su negativa, ver elementos de prueba que dicen tener en la causa, y nada. Los códigos y leyes, también deben ser invisibles. Todo negado ya que no me ven ni quieren verme. Lo lamentable es que a medida que mejore la economía, seré junto con otros prisioneros, cada vez más y más invisible y ese será el gran y único cambio que percibiré del Cambiemos, en este territorio llamado Argentina.
INGLATERRA 1897 ARGENTINA 2017
Luego de ser imputado por los mal llamados delitos de lesa humanidad, gracias a varias mentes calenturientas del poder judicial federal bahiense, llego a la conclusión que como Griffin el personaje creado por el privilegiado cerebro del novelista y filósofo ingles Herbert George Wells, me transformé en un hombre invisible. No soy la excepción, en prisión hay muchos otros. Próximo a cumplir mi tercer año en prisión, no pocos acontecimientos reafirman lo que digo. Primeramente fui detenido por órdenes de un secretario con cargo de “juez” subrogante (Ulpiano Martinez) gracias a que mediante INFERENCIAS me involucró en hechos que habrían ocurrido hace más de 40 años. Luego de 18 días, me indagó una empleada contratada por la Secretaría de DDHH que en cuanto podía me cambiaba lo que yo expresaba (Susana Arrechea). Los “iluminados” fiscales militantes nunca aparecieron a pesar de mis reiterados pedidos para que me interrogaran (Abel Córdoba, Nebbia y Palazzani). En este tiempo pasaron unos 10 diferentes jueces, que nunca me escucharon ni quisieron hacerlo. Me quejé, escribí, solicité, denuncié, presenté Habeas Corpus, armamos esta página Web y nada de nada. Invisible total. Con mi familia publicamos solicitadas en Argentina y en el exterior, enviamos más de 1277 cartas, a políticos, poder eclesiástico, legislativo y ejecutivo (Macri, Michetti, el Papa Francisco – 69) y la respuesta siempre fue un sepulcral silencio.
[ezcol_1half]La invisibilidad impuesta por la hipocresía generalizada, no me permite ser un ciudadano más. Bueno para ser como ellos, sinceramente, prefiero no serlo.
EL CHAPULÍN COLORADO
Llegué a pensar en dirigirme al Chapulín Colorado, con quien seguramente tendría más suerte ya que gracias a sus poderes de súper héroe me vería, pero desgraciadamente este ya había fallecido. Asqueado ante tanta hipocresía y cobardía institucional, a fines de julio del corriente año pedí me destitución o exoneración en forma voluntaria, a la gobernadora y al jefe de policía (Eugenia Vidal y Fabián Perroni) y ellos que están prontos a hacer méritos con quien ideológicamente están radicalizados, tampoco me vieron y así ni contestaron hasta hoy.
Van pasando los días, meses y años. Con el nombramiento de un juez titular en noviembre de 2016 (Walter Ezequiel López Da Silva) me encuentro igual que con los subrogantes ausentes. Pido ampliar mi indagatoria, también un careo con un repulsivo y falaz jefe de los 70 misteriosamente absuelto por la “justicia” (3) (Atilio Rosas) y el togado lo encubre con su negativa, ver elementos de prueba que dicen tener en la causa, y nada. Los códigos y leyes, también deben ser invisibles. Todo negado ya que no me ven ni quieren verme. Lo lamentable es que a medida que mejore la economía, seré junto con otros prisioneros, cada vez más y más invisible y ese será el gran y único cambio que percibiré del Cambiemos, en este territorio llamado Argentina.
Claudio Kussman
www.PrisioneroEnArgentina.com
Claudio@PrisioneroEnArgentina.com
@PrisioneroA
Octubre 03, 2017
[ezcol_1third]PUBLICACIONES LOCALES E INTERNACIONALES
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