Estaba Cronos, -en otras tierras lejanas llamado Moloch-, el legítimo dueño de los bosques de los gigantes inexpugnables donde estaba el laberinto inconducente y verdugo, Dios del tiempo de los relojes, de los días que se suceden sin destino, de la primera generación de titanes, que destronó a su padre Urano, a quién odiaba y lo castró; jugando al cuento “de la buena pipa “junto a Mnemósine, la dueña de la memoria, la diosa protectora de los secretos del conocimiento, la que tenía el don de recordar todo y presidía el estanque del recuerdo de vidas pasadas, hija de Urano y de Gea, casada con Zeus y madre de nueve musas.
La pareja burlista y perversa del paraje también llamado “de los vientos eternos” disfrutaba atormentando a un tonto que desesperaba vagando por salir del bosque para regresar a su lejano país. Cronos se divertía con el infeliz perdido y abrumado en el interregno prometiéndole mostrar la salida del inmenso laberinto y año tras año, luego de una estruendosa carcajada le decía que se había olvidado adonde se encontraba la salida del laberinto. Y Mnemósine desconcertaba aún más al tonto diciéndole” debes permanecer por toda la eternidad vagando en estos bosques, porque así han hablado los dioses supremos, y ellos son sabios y…justos”, luego emitía una risita sibilante.
Cierto día, al cabo de dos décadas, el tonto, escuchó una voz atronadora que lo hablaba y prevenía desde las nubes, era Kratos, el musculoso, de cabeza rapada y barbado Kratos, el semidios del desagravio divino, que le dijo: “No escuches a Cronos, tampoco a Mnemósine porque son malditos, hazte el sordo, escúchame a mí porque tengo el poder de la esperanza, la que nunca se debe perder y que es hermana de la fe”
Y así procedió el tonto, fue cuando Cronos y Mnemósine se enojaron mucho al no poder burlarse, jugando el juego que más los divertía y planearon matar al tonto, pero Kratos mató a Cronos y también a Gea y a Zeus, Mnemósine se escabulló entre los árboles gigantes y nunca más fue vista. Luego Kratos acompañó al tonto hasta la salida del laberinto tortuoso y al despedirse el tonto muy emocionado, con lágrimas en los ojos preguntó a Kratos – ¿cómo puedo agradecer el bien que me has hecho?, y el semidios contestó:- Vete, regresa con los tuyos, a muchos ya no los encontrarás, pero también encontrarás nuevos, entonces enséñales lo que aprendiste: En todos lados y en todo tiempo encontrarás malditos, pero no debes permitir que te dobleguen y te entristezcan, porque también los hay buenos, que no son tantos como uno quisiera, por eso, no debes apartarte de ellos nunca, porque son los tuyos, los que alimentan tu alegría de vivir.
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Por Eduardo Ramos.
Estaba Cronos, -en otras tierras lejanas llamado Moloch-, el legítimo dueño de los bosques de los gigantes inexpugnables donde estaba el laberinto inconducente y verdugo, Dios del tiempo de los relojes, de los días que se suceden sin destino, de la primera generación de titanes, que destronó a su padre Urano, a quién odiaba y lo castró; jugando al cuento “de la buena pipa “junto a Mnemósine, la dueña de la memoria, la diosa protectora de los secretos del conocimiento, la que tenía el don de recordar todo y presidía el estanque del recuerdo de vidas pasadas, hija de Urano y de Gea, casada con Zeus y madre de nueve musas.
La pareja burlista y perversa del paraje también llamado “de los vientos eternos” disfrutaba atormentando a un tonto que desesperaba vagando por salir del bosque para regresar a su lejano país. Cronos se divertía con el infeliz perdido y abrumado en el interregno prometiéndole mostrar la salida del inmenso laberinto y año tras año, luego de una estruendosa carcajada le decía que se había olvidado adonde se encontraba la salida del laberinto. Y Mnemósine desconcertaba aún más al tonto diciéndole” debes permanecer por toda la eternidad vagando en estos bosques, porque así han hablado los dioses supremos, y ellos son sabios y…justos”, luego emitía una risita sibilante.
Cierto día, al cabo de dos décadas, el tonto, escuchó una voz atronadora que lo hablaba y prevenía desde las nubes, era Kratos, el musculoso, de cabeza rapada y barbado Kratos, el semidios del desagravio divino, que le dijo: “No escuches a Cronos, tampoco a Mnemósine porque son malditos, hazte el sordo, escúchame a mí porque tengo el poder de la esperanza, la que nunca se debe perder y que es hermana de la fe”
Y así procedió el tonto, fue cuando Cronos y Mnemósine se enojaron mucho al no poder burlarse, jugando el juego que más los divertía y planearon matar al tonto, pero Kratos mató a Cronos y también a Gea y a Zeus, Mnemósine se escabulló entre los árboles gigantes y nunca más fue vista. Luego Kratos acompañó al tonto hasta la salida del laberinto tortuoso y al despedirse el tonto muy emocionado, con lágrimas en los ojos preguntó a Kratos – ¿cómo puedo agradecer el bien que me has hecho?, y el semidios contestó:- Vete, regresa con los tuyos, a muchos ya no los encontrarás, pero también encontrarás nuevos, entonces enséñales lo que aprendiste: En todos lados y en todo tiempo encontrarás malditos, pero no debes permitir que te dobleguen y te entristezcan, porque también los hay buenos, que no son tantos como uno quisiera, por eso, no debes apartarte de ellos nunca, porque son los tuyos, los que alimentan tu alegría de vivir.
Fin
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 1, 2024
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