Según publica el diario Vaticans News, el Papa, en un gesto para los presos abrirá una puerta en la cárcel de Rebibbia el 26 de diciembre y según expresó el sumo pontífice “Quiere ir a la cárcel de Rebbibbia como peregrino de la esperanza y estar idealmente junto a los detenidos de todas las cárceles esparcidas en el mundo”. Francisco pidió además condiciones dignas para todos aquellos que están privados de su libertad y “ofrecer a los reclusos un símbolo que invita a mirar el porvenir con esperanza y con renovado empeño de vida”. Ha concretado un acuerdo entre la Santa Sede, el Ministerio de Justicia Italiano y el municipio de Roma para que los presos puedan realizar trabajos sociales. El Papa escribió “en el año jubilar estaremos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de incomodidad…experimentan cada día, además de la reclusión, el vacío afectivo, las restricciones impuestas y en muchos casos la falta de respeto”. Este gesto marca las indicaciones de conceder amnistías e indultos de penas a los encarcelados.
Hace algunos años publiqué “Programa marco para la reconversión del sistema penitenciario argentino”, habiendo estudiado el funcionamiento de las penitenciarías en los países más avanzados del mundo, las opiniones y los estudios de centros de lucha contra el crimen y con mi experiencia de casi veintiséis años detenido en distintas cárceles de argentina, capacitación empírica si las hay. En aquel ensayo luego de haber comprobado con espanto la calamitosa concepción del sistema penitenciario argentino, en aquel entonces de las cárceles provinciales de Santa Fe de la Vera Cruz (Argentina) y vistas las condiciones inhumanas de hacinamiento, pésima alimentación, habitando celdas mugrientas, siendo objeto de la violación diaria de los derechos humanos de los reclusos, nula educación, violencia institucional, vejaciones de todo tipo. Para ser más específico yo mismo he dormido en el piso de prisiones inmundas, sin agua caliente en invierno, comiendo comida para chanchos, fui encerrado en una jaula animalizado en medio de un patio con una temperaturas de un grado, tuve un régimen de recreos de una hora semanal (si no llovía) alojado en un galpón sin vidrios en la ventanas en invierno, fueron robadas mis pertenencias en los traslados fui secuestrado de una cárcel a otra esposado al piso de un camión y así podría seguir contando mucho más. Entonces comprendo que la legislación de esta temática es obsoleta, las instalaciones para alojamiento de los detenidos son apestosas, y por sobre todo muy escasa su capacidad, el personal de custodia no está debidamente capacitado y la resocialización es una mentira colosal. Sugerí entonces los cambios que debían hacerse, una transformación completa desde el modo de concebir los objetivos de la detención de las personas humanas hasta sus detalles más elementales, como los profesionales que debían trabajar diariamente en las cárceles y que hoy no existen, también y para demostrar el cambio la eliminación de las denominaciones como “cárcel”, Instituto, Unidad, por “Centro de Formación Social”. Pero además de cómo lograr el objetivo principal que se trata del PROYECTO DE VIDA hombre o mujer detenida, del apoyo del Estado provincial o nacional para la vida nuevamente en la sociedad. Para solo dar un ejemplo ningún preso al recuperar su libertad puede solicitar empleo en ningún lado, cuando debería resultar exactamente al revés. También proponía medios para la no desintegración de la familia del detenido y su asistencia, especialmente cuando hay niños y como en el noventa por ciento de los casos pobreza extrema, ignorancia y abandono de mi iglesia católica que mira para otro lado desde hace muchos años, como así todos los gobiernos que he visto pasar.
Esperemos que este gesto del Papa sea debidamente interpretado por la iglesia y todos sus miembros, por todos los gobiernos provinciales y nacionales, por todos los funcionarios de los gobiernos -porque lo que hay que arreglar es una cuestión interdisciplinaria- que además implica necesariamente educar a una sociedad ignorante y salvaje. Es muy bueno el gesto del Papa y es mi deseo que motive muchos corazones endurecidos por una sociedad insaciablemente egoísta. Y que nadie se equivoque: “En las cárceles no son todos los que están, ni están todos los que son”.
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Por Eduardo Ramos.
Según publica el diario Vaticans News, el Papa, en un gesto para los presos abrirá una puerta en la cárcel de Rebibbia el 26 de diciembre y según expresó el sumo pontífice “Quiere ir a la cárcel de Rebbibbia como peregrino de la esperanza y estar idealmente junto a los detenidos de todas las cárceles esparcidas en el mundo”. Francisco pidió además condiciones dignas para todos aquellos que están privados de su libertad y “ofrecer a los reclusos un símbolo que invita a mirar el porvenir con esperanza y con renovado empeño de vida”. Ha concretado un acuerdo entre la Santa Sede, el Ministerio de Justicia Italiano y el municipio de Roma para que los presos puedan realizar trabajos sociales. El Papa escribió “en el año jubilar estaremos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de incomodidad…experimentan cada día, además de la reclusión, el vacío afectivo, las restricciones impuestas y en muchos casos la falta de respeto”. Este gesto marca las indicaciones de conceder amnistías e indultos de penas a los encarcelados.
Hace algunos años publiqué “Programa marco para la reconversión del sistema penitenciario argentino”, habiendo estudiado el funcionamiento de las penitenciarías en los países más avanzados del mundo, las opiniones y los estudios de centros de lucha contra el crimen y con mi experiencia de casi veintiséis años detenido en distintas cárceles de argentina, capacitación empírica si las hay. En aquel ensayo luego de haber comprobado con espanto la calamitosa concepción del sistema penitenciario argentino, en aquel entonces de las cárceles provinciales de Santa Fe de la Vera Cruz (Argentina) y vistas las condiciones inhumanas de hacinamiento, pésima alimentación, habitando celdas mugrientas, siendo objeto de la violación diaria de los derechos humanos de los reclusos, nula educación, violencia institucional, vejaciones de todo tipo. Para ser más específico yo mismo he dormido en el piso de prisiones inmundas, sin agua caliente en invierno, comiendo comida para chanchos, fui encerrado en una jaula animalizado en medio de un patio con una temperaturas de un grado, tuve un régimen de recreos de una hora semanal (si no llovía) alojado en un galpón sin vidrios en la ventanas en invierno, fueron robadas mis pertenencias en los traslados fui secuestrado de una cárcel a otra esposado al piso de un camión y así podría seguir contando mucho más. Entonces comprendo que la legislación de esta temática es obsoleta, las instalaciones para alojamiento de los detenidos son apestosas, y por sobre todo muy escasa su capacidad, el personal de custodia no está debidamente capacitado y la resocialización es una mentira colosal. Sugerí entonces los cambios que debían hacerse, una transformación completa desde el modo de concebir los objetivos de la detención de las personas humanas hasta sus detalles más elementales, como los profesionales que debían trabajar diariamente en las cárceles y que hoy no existen, también y para demostrar el cambio la eliminación de las denominaciones como “cárcel”, Instituto, Unidad, por “Centro de Formación Social”. Pero además de cómo lograr el objetivo principal que se trata del PROYECTO DE VIDA hombre o mujer detenida, del apoyo del Estado provincial o nacional para la vida nuevamente en la sociedad. Para solo dar un ejemplo ningún preso al recuperar su libertad puede solicitar empleo en ningún lado, cuando debería resultar exactamente al revés. También proponía medios para la no desintegración de la familia del detenido y su asistencia, especialmente cuando hay niños y como en el noventa por ciento de los casos pobreza extrema, ignorancia y abandono de mi iglesia católica que mira para otro lado desde hace muchos años, como así todos los gobiernos que he visto pasar.
Esperemos que este gesto del Papa sea debidamente interpretado por la iglesia y todos sus miembros, por todos los gobiernos provinciales y nacionales, por todos los funcionarios de los gobiernos -porque lo que hay que arreglar es una cuestión interdisciplinaria- que además implica necesariamente educar a una sociedad ignorante y salvaje. Es muy bueno el gesto del Papa y es mi deseo que motive muchos corazones endurecidos por una sociedad insaciablemente egoísta. Y que nadie se equivoque: “En las cárceles no son todos los que están, ni están todos los que son”.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 1, 2024
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