Las facciones políticas y religiosas de Irán intensificaron su retórica contra el expresidente estadounidense Donald Trump, culminando en una serie de recompensas y fatwas publicitadas que pedían su asesinato. Estos acontecimientos se producen tras la reanudación de las hostilidades entre Estados Unidos e Irán, incluyendo ataques aéreos estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes y el ataque con misiles de represalia de Teherán contra una base estadounidense en Catar. Sin embargo, las amenazas más recientes marcan un cambio de la indignación simbólica a la incitación organizada.
Una iniciativa de financiación colectiva iraní basada en la fatwa afirma haber recaudado 40 millones de dólares para ofrecer una recompensa por la cabeza del presidente Trump.
Varios clérigos iraníes, incluido el Gran Ayatolá Naser Makarem Shirazi, han emitido decretos religiosos que califican a Trump de “enemigo de Dios”, una designación que conlleva graves implicaciones según las interpretaciones legales basadas en la sharia. Un sitio web afiliado a las facciones radicales de Irán, thaar.ir, afirma haber recaudado más de 40 millones de dólares para financiar el asesinato de Trump. Otra campaña, denominada “Pacto de Sangre”, habría recaudado 27 millones de dólares con el mismo fin. Estas iniciativas se presentan como obligaciones espirituales, con materiales promocionales que invocan versos coránicos e imágenes de martirio.
Si bien el gobierno oficial de Irán, incluido el presidente Masoud Pezeshkian, se ha distanciado de estas fatwas, el silencio del régimen sobre los esfuerzos de recaudación de fondos sugiere una aprobación tácita o una ambigüedad estratégica. Las agencias de inteligencia occidentales interpretan esto como una táctica deliberada: permitir que actores afines al régimen intensifiquen las amenazas mientras mantienen una negación plausible.
Las implicaciones son profundas. Estas recompensas no solo ponen en peligro a Trump, sino que también desafían las normas internacionales que rigen la expresión política y la responsabilidad estatal. Según la Carta de las Naciones Unidas, la incitación a la violencia por parte de entidades vinculadas al Estado puede interpretarse como una perturbación de la paz. Además, el uso de la justificación religiosa para sancionar el asesinato político difumina la línea entre el fervor ideológico y el terrorismo de Estado.
Desde una perspectiva geopolítica, las acciones de Irán podrían tener como objetivo consolidar el apoyo de la línea dura en medio del faccionalismo interno y la presión externa. Las fatwas sirven como un grito de guerra para el sentimiento antioccidental y refuerzan la postura de Irán como actor desafiante ante la agresión estadounidense e israelí. Sin embargo, también corren el riesgo de aislar aún más a Teherán y provocar represalias por parte de la comunidad internacional.
Varias figuras y medios de comunicación iraníes han amenazado u ofrecido recompensas contra Donald Trump, aunque estas acciones han variado en origen y legitimidad:
Masoud Pezeshkian
Llamadas clericales y mediáticas: En julio de 2025, un clérigo iraní llamado Mansour Emami ofreció una recompensa a quien “traiga la cabeza de Trump”, según medios de la oposición y medios estatales. Esto se produjo tras el aumento de la tensión tras los ataques estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes.
Campañas de recaudación de fondos: Un sitio web iraní afirmó estar recaudando fondos para el asesinato de Trump, supuestamente recaudando más de 40 millones de dólares. Sin embargo, esta campaña no cuenta con el respaldo oficial del gobierno iraní.
Fatwas y amenazas simbólicas: Un clérigo de alto rango emitió una fatwa pidiendo la muerte de Trump, pero el presidente iraní posteriormente se distanció del gobierno, afirmando que “no tenía nada que ver con el gobierno iraní ni con el Líder Supremo”.
Incidentes anteriores: En 2020, un legislador ofreció una recompensa de 3 millones de dólares por el asesinato de Trump tras la muerte del general Qasem Soleimani. Otro orador en un funeral sugirió que los iraníes donaran 1 dólar cada uno para recaudar una recompensa de 80 millones de dólares, aunque esta no era una política oficial.
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Una iniciativa de financiación colectiva iraní basada en la fatwa afirma haber recaudado 40 millones de dólares para ofrecer una recompensa por la cabeza del presidente Trump.
Varios clérigos iraníes, incluido el Gran Ayatolá Naser Makarem Shirazi, han emitido decretos religiosos que califican a Trump de “enemigo de Dios”, una designación que conlleva graves implicaciones según las interpretaciones legales basadas en la sharia. Un sitio web afiliado a las facciones radicales de Irán, thaar.ir,
afirma haber recaudado más de 40 millones de dólares para financiar el asesinato de Trump. Otra campaña, denominada “Pacto de Sangre”, habría recaudado 27 millones de dólares con el mismo fin. Estas iniciativas se presentan como obligaciones espirituales, con materiales promocionales que invocan versos coránicos e imágenes de martirio.
Si bien el gobierno oficial de Irán, incluido el presidente Masoud Pezeshkian, se ha distanciado de estas fatwas, el silencio del régimen sobre los esfuerzos de recaudación de fondos sugiere una aprobación tácita o una ambigüedad estratégica. Las agencias de inteligencia occidentales interpretan esto como una táctica deliberada: permitir que actores afines al régimen intensifiquen las amenazas mientras mantienen una negación plausible.
Las implicaciones son profundas. Estas recompensas no solo ponen en peligro a Trump, sino que también desafían las normas internacionales que rigen la expresión política y la responsabilidad estatal. Según la Carta de las Naciones Unidas, la incitación a la violencia por parte de entidades vinculadas al Estado puede interpretarse como una perturbación de la paz. Además, el uso de la justificación religiosa para sancionar el asesinato político difumina la línea entre el fervor ideológico y el terrorismo de Estado.
Desde una perspectiva geopolítica, las acciones de Irán podrían tener como objetivo consolidar el apoyo de la línea dura en medio del faccionalismo interno y la presión externa. Las fatwas sirven como un grito de guerra para el sentimiento antioccidental y refuerzan la postura de Irán como actor desafiante ante la agresión estadounidense e israelí. Sin embargo, también corren el riesgo de aislar aún más a Teherán y provocar represalias por parte de la comunidad internacional.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 13, 2025
Tags: Donald J. Trump, Masoud Pezeshkian, Naser Makarem ShiraziRelated Posts
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