Karoshi (過労死), que significa “muerte por exceso de trabajo”, es un término originario de Japón para describir las muertes causadas por jornadas laborales excesivas y estrés laboral extremo. Reconocido por primera vez en la década de 1960, el karoshi se ha convertido en un grave problema social, que pone de relieve los peligros de una sociedad con exceso de trabajo. Este fenómeno suele estar vinculado a ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y suicidios, como resultado del agotamiento físico y mental prolongado. A pesar de los esfuerzos por abordar el problema, el karoshi sigue siendo una preocupación persistente, lo que refleja problemas más profundos en la cultura laboral japonesa.
El primer caso documentado de karoshi ocurrió en 1969, cuando un trabajador de 29 años de una empresa periodística falleció a causa de un derrame cerebral debido al exceso de horas de trabajo. El problema se agravó durante el auge económico de Japón en la década de 1980, cuando se esperaba que los empleados trabajaran largas jornadas sin descanso. Muchos trabajadores se enfrentaban a plazos poco realistas, entornos de alta presión y una cultura que desalentaba los descansos.
Las principales causas del karoshi incluyen jornadas laborales excesivas (que a menudo superan las 100 horas extra al mes), estrés crónico por las exigencias del trabajo, falta de sueño y mala gestión de la salud, y miedo a perder el empleo, lo que lleva a los empleados a esforzarse al máximo.
El karoshi tiene efectos devastadores en las personas y las familias. Las víctimas suelen sufrir insuficiencia cardíaca repentina o accidentes cerebrovasculares, mientras que otras sufren crisis nerviosas que conducen al suicidio (conocido como karojisatsu). La tragedia se extiende más allá del ámbito laboral, afectando a familias que luchan por superar pérdidas financieras y emocionales.
El gobierno japonés ha intentado reducir las horas de trabajo excesivas, pero el progreso ha sido lento. La Ley de Reforma del Estilo de Trabajo de 2018 introdujo límites a las horas extra; sin embargo, muchas empresas siguen exigiendo largas jornadas a sus empleados.
Para abordar la crisis, Japón ha implementado varias medidas: restricciones legales a las horas extras (limitándolas a 45 horas mensuales), programas de apoyo a la salud mental para empleados, campañas de concienciación pública para fomentar la conciliación de la vida laboral y personal y líneas telefónicas de ayuda (karoshi) para los trabajadores que buscan ayuda.
A pesar de estos esfuerzos, el karoshi sigue siendo un problema muy arraigado que requiere cambios culturales en las expectativas laborales.
El karoshi es un claro recordatorio de los peligros de una cultura laboral extrema. Si bien Japón ha avanzado en la lucha contra el problema, se necesitan cambios sistémicos para proteger a los trabajadores del estrés y el agotamiento excesivos. Un equilibrio más saludable entre la vida laboral y personal es esencial para prevenir futuras tragedias y garantizar una fuerza laboral sostenible.
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Karoshi (過労死), que significa “muerte por exceso de trabajo”, es un término originario de Japón para describir las muertes causadas por jornadas laborales excesivas y estrés laboral extremo. Reconocido por primera vez en la década de 1960, el karoshi se ha convertido en un grave problema social, que pone de relieve los peligros de una sociedad con exceso de trabajo. Este fenómeno suele estar vinculado a ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y suicidios, como resultado del agotamiento físico y mental prolongado. A pesar de los esfuerzos por abordar el problema, el karoshi sigue siendo una preocupación persistente, lo que refleja problemas más profundos en la cultura laboral japonesa.
El primer caso documentado de karoshi ocurrió en 1969, cuando un trabajador de 29 años de una empresa periodística falleció a causa de un derrame cerebral debido al exceso de horas de trabajo. El problema se agravó durante el auge económico de Japón en la década de 1980, cuando se esperaba que los empleados trabajaran largas jornadas sin descanso. Muchos trabajadores se enfrentaban a plazos poco realistas, entornos de alta presión y una cultura que desalentaba los descansos.
Las principales causas del karoshi incluyen jornadas laborales excesivas (que a menudo superan las 100 horas extra al mes), estrés crónico por las exigencias del trabajo, falta de sueño y mala gestión de la salud, y miedo a perder el empleo, lo que lleva a los empleados a esforzarse al máximo.
El karoshi tiene efectos devastadores en las personas y las familias. Las víctimas suelen sufrir insuficiencia cardíaca repentina o accidentes cerebrovasculares, mientras que otras sufren crisis nerviosas que conducen al suicidio (conocido como karojisatsu). La tragedia se extiende más allá del ámbito laboral, afectando a familias que luchan por superar pérdidas financieras y emocionales.
El gobierno japonés ha intentado reducir las horas de trabajo excesivas, pero el progreso ha sido lento. La Ley de Reforma del Estilo de Trabajo de 2018 introdujo límites a las horas extra; sin embargo, muchas empresas siguen exigiendo largas jornadas a sus empleados.
Para abordar la crisis, Japón ha implementado varias medidas: restricciones legales a las horas extras (limitándolas a 45 horas mensuales), programas de apoyo a la salud mental para empleados, campañas de concienciación pública para fomentar la conciliación de la vida laboral y personal y líneas telefónicas de ayuda (karoshi) para los trabajadores que buscan ayuda.
A pesar de estos esfuerzos, el karoshi sigue siendo un problema muy arraigado que requiere cambios culturales en las expectativas laborales.
El karoshi es un claro recordatorio de los peligros de una cultura laboral extrema. Si bien Japón ha avanzado en la lucha contra el problema, se necesitan cambios sistémicos para proteger a los trabajadores del estrés y el agotamiento excesivos. Un equilibrio más saludable entre la vida laboral y personal es esencial para prevenir futuras tragedias y garantizar una fuerza laboral sostenible.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 27, 2025
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