En un pequeño pueblo, vivía una mujer llamada Sonia S. Desde fuera, parecía tener una vida normal, pero en su interior habitaba un tumulto de emociones negativas. El rencor y el odio se habían convertido en sus compañeros constantes. Sonia cargaba con un pasado que la había herido profundamente, y en lugar de buscar la sanación, decidió que la mejor forma de lidiar con su dolor era atacando a los demás.
Sonia se dedicaba a difamar a quienes alguna vez creía ella que la habían lastimado. Pero al exponer sus defectos y errores, pensaba desahogar su rabia y, de alguna manera, encontrar justicia. Pero lo que no se daba cuenta era que su comportamiento solo la alejaba más de la paz que tanto anhelaba. Cada ataque era como una pequeña daga que se clavaba en su propio corazón, alimentando su malestar y agravando su sufrimiento.
Con el tiempo, el rencor de Sonia S se volvió tan intenso que comenzó a afectar su salud. Sus noches se llenaban de insomnio, su estómago se retorcía de ansiedad, y su energía se desvanecía. A pesar de todo, ella continuaba su lucha, convencida de que era la única forma de hacerse justicia. Sin embargo, cada vez que atacaba a alguien, se sentía más vacía y sola.
Un día, tras un episodio particularmente hiriente, Sonia S se encontró en un parque, sentada en un banco, observando a los niños jugar. Su risa y felicidad la hicieron reflexionar. En ese momento, un anciano se le acercó y, notando su tristeza, le dijo: “El rencor es como un veneno que tomas esperando que el otro muera. Pero solo te estás dañando a ti misma.”
Las palabras del anciano resonaron profundamente en ella. Por primera vez, Sonia S se dio cuenta de que su odio no la estaba protegiendo, sino que la estaba destruyendo. Decidió que era hora de buscar ayuda y cambiar su enfoque. Comenzó a asistir a reuniones de sanación emocional y a leer sobre el perdón. Poco a poco, aprendió a soltar el pasado y a dejar de lado el rencor que la había consumido.
Con el tiempo, Sonia S descubrió que el verdadero poder no estaba en atacar a los demás, sino en encontrar la paz dentro de sí misma. Aprendió que el perdón, tanto hacia los demás como hacia ella misma, era el camino hacia la libertad. Y, aunque el proceso no fue fácil, cada paso que dio la acercó más a la vida plena que siempre había deseado.
“El Consejo para Sonia S, que Dios manda a decirle”
“Querida Sonia, el rencor y el odio que llevas en tu corazón solo te están lastimando a ti misma. Te invito a reflexionar sobre el poder del perdón y la liberación emocional. No permitas que tu pasado defina tu presente y futuro. Busca la paz en tu interior, y recuerda que cada día es una nueva oportunidad para sanar y crecer. Rodéate de personas que te inspiren a ser mejor y enfócate en construir, en lugar de destruir. Tu salud espiritual y emocional depende de las decisiones que tomes ahora. Elige la paz y el amor, y verás cómo tu vida se transforma“.
Querida Sonia S, yo Gonzalo Sánchez, siervo de Cristo, quiero decirte :
El camino de la paz y la felicidad está trazado en la bitácora de Jesucristo. Recuerda que el sabor del perdón es el néctar de la misericordia de nuestro Creador. Te amo y deseo lo mejor para ti, mi querida hermana en Cristo Jesús.
♦ Por Gonzalo Sanchez. Pastor Misionero El desarrollo acelerado de [...]
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juanjo de la fuente
1 month ago
Perdon, pero que articulo bizarro…
Susie Mcdonald
1 month ago
grtgnr
Last edited 1 month ago by Susie Mcdonald
Sonia S
1 month ago
Bueno,
haciendo un urgente cómputo cronológico, teniendo en cuenta las zonas horarias, yo estoy a +1 UTC, y viendo el primer mensaje del anfitrión del site, se deduce que ha escrito o publicado este relato (por no decir bodrio) en la madrugada.
¿ es que no puede dormir bien ?
¿ Acaso no puede conciliar el sueño por los fantasmas del pasado ?
¿ Se le aparecen por las noches los desaparecidos ? ¿ aquellos que dijo vd a los secuestrados sobrevivientes, con quienes ligó una perversa y surrealista relación de “confianza”, que eran ahorcados, cremados, destrozados, y arrojados al océano como método atroz de no dejar huella de los execrables crímenes ?
Esto no es una mentirijilla, que un santo y doctor como Tomás de Aquino podía disculpar y perdonar, esto es una Indignidad que clama al cielo, mentira vil y atroz a la sociedad, a la historia.
Yo no odio a nadie. Si odiara, le quisiera ver en el fondo del mar, el que tanto ama.
Yo no odio a nadie, a mi vds no me han hecho nada; lo han hecho a toda la humanidad por un solo inocente que pese en su conciencia. Como dijo un clérigo, que no iba disfrazado:
“La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
Vd se equivoca, por su necedad. Vd confunde odio con indignación.
Indignación por las las injusticias, por las inmoralidades. La semana pasada, buscando datos de su infame pasado, me enteré del secuestro de toda una familia como represalia, como venganza por un intento de atentado a la propia ESMA de un soldado que cumplía el servicio militar, la “colimba” que dicen vds. Entre los miembros de la familia masacrada figura una niña de 15 años. Todos están desaparecidos, solo se salvó un chico. No quiero ni imaginarme lo que le harían a esa criatura de 15 años los energúmenos como vd. Conociendo lo que hicieron con Florián Avellaneda, otro niño de 15 años muerto por un palo clavado por el culo, tras desfigurarle el rostro y cuerpo, no quiero ni imaginarlo. Sentía tanta angustia al leer el episodio que ni siquiera apunté el nombre del soldado y de la familia. No quería seguir leyendo; estaba en un descanso del trabajo, como ahora, y mis compañeros advirtieron mi desasosiego, tuve que recuperarme durante un buen rato.
Siento tanta indignación por sujetos como vd. como por el asqueroso rostro de Mario Firmenich que acabo de ver en una entrada de este site. Tanta indignación como por el criminal atentado terrorista a un militar que le costó la vida a él y a una chiquita de tres años, tal leí hace unos días en este mismo site.
La diferencia es que el segundo, Firmenich, es un malhechor, un simple bandido. Vd era un agente del Estado, encargado de velar por la integridad de sus ciudadanos y regía bajo la divisa del oficial y caballero, honor que se asume a todo hombre de armas y que vds mancillaron de la manera más vil. Vd es otro Firmenich. Sabe que yo adoraba la figura del oficial y caballero? la tenía idealizada hasta que la realidad hizo añicos el mito. Y en ese derrumbe no poca parte tuvo que ver el conocer la inmoral actuación de gente como vds.
Así que no me venga con monsergas y sermones vacuos, esto es de manual, vd abrazó la religión para intentar escapar de su pasado. En lugar de moniciones y peroratas, reconozca todo el mal que ha hecho y ponga paz a su alma.
Sabe que yo también adoro el mar? me encanta pasear a su vera y contemplarlo los días largos y luminosos de verano.
Sin mar, sin música, sin lírica, no se puede vivir.
Sin ofender, pero me parece bastante loco que un religioso (cualquier ersona) se ponga a dar opiniones y consejos a alguien que no conoce y no le ha pedido censejo alguno. Tirdao de los pelos.
NO ENTIENDO, ACÁ TODOS, SIN EXCEPCIÓN, SIN CENSURA, Y AÚN LA MAYORÍA SIN IDENTIFICARSE COMO ES EL CASO DE SONIA S. ¿NO ESTÁN HACIENDO LO MISMO, O SEA DANDO OPINIONES Y CONSEJOS? Gracias por participar. CLAUDIO KUSSMAN
Acá podrá encontrar alguna referencia (presuntamente) sobre Sonia S. quien permanentemente cuestiona el contenido de este sitio, en el cual NO SE CENSURA A NADIE, incluyéndola a ella. Gracias por participar. Atentamente CLAUDIO KUSSMAN
si el trasfondo no fuera tan siniestro, yo también me reiría a gusto. De verás.
Pero no puedo, ojalá pudiera,
No me siento nada cómoda, nada, “cuestionando” como dice el anfitrión, a este site y sus moradores. No me agrada nada tener que recordar vilezas pasadas. Y menos actúo por odio.
En fin, ya me lo dicen mis amigos, “que coño hago yo en un sitio como éste, si ni me va ni me viene?
Entonces recuerdo los versos de John Donne, el clérigo metafísico que recuperó E. Hemingway en “por quién doblan las campanas”
CLAUDIO KUSSMAN
1 month ago
Señor Sánchez, si bien yo he renegado de la religión católica, apostólica romana , lo felicito por su convicción cristiana.
♣
Pastor
Misionero
Dr.(HC.Ord./Chp.Br.)
En un pequeño pueblo, vivía una mujer llamada Sonia S. Desde fuera, parecía tener una vida normal, pero en su interior habitaba un tumulto de emociones negativas. El rencor y el odio se habían convertido en sus compañeros constantes. Sonia cargaba con un pasado que la había herido profundamente, y en lugar de buscar la sanación, decidió que la mejor forma de lidiar con su dolor era atacando a los demás.
Sonia se dedicaba a difamar a quienes alguna vez creía ella que la habían lastimado. Pero al exponer sus defectos y errores, pensaba desahogar su rabia y, de alguna manera, encontrar justicia. Pero lo que no se daba cuenta era que su comportamiento solo la alejaba más de la paz que tanto anhelaba. Cada ataque era como una pequeña daga que se clavaba en su propio corazón, alimentando su malestar y agravando su sufrimiento.
Con el tiempo, el rencor de Sonia S se volvió tan intenso que comenzó a afectar su salud. Sus noches se llenaban de insomnio, su estómago se retorcía de ansiedad, y su energía se desvanecía. A pesar de todo, ella continuaba su lucha, convencida de que era la única forma de hacerse justicia. Sin embargo, cada vez que atacaba a alguien, se sentía más vacía y sola.
Un día, tras un episodio particularmente hiriente, Sonia S se encontró en un parque, sentada en un banco, observando a los niños jugar. Su risa y felicidad la hicieron reflexionar. En ese momento, un anciano se le acercó y, notando su tristeza, le dijo: “El rencor es como un veneno que tomas esperando que el otro muera. Pero solo te estás dañando a ti misma.”
Las palabras del anciano resonaron profundamente en ella. Por primera vez, Sonia S se dio cuenta de que su odio no la estaba protegiendo, sino que la estaba destruyendo. Decidió que era hora de buscar ayuda y cambiar su enfoque. Comenzó a asistir a reuniones de sanación emocional y a leer sobre el perdón. Poco a poco, aprendió a soltar el pasado y a dejar de lado el rencor que la había consumido.
Con el tiempo, Sonia S descubrió que el verdadero poder no estaba en atacar a los demás, sino en encontrar la paz dentro de sí misma. Aprendió que el perdón, tanto hacia los demás como hacia ella misma, era el camino hacia la libertad. Y, aunque el proceso no fue fácil, cada paso que dio la acercó más a la vida plena que siempre había deseado.
“El Consejo para Sonia S, que Dios manda a decirle”
“Querida Sonia, el rencor y el odio que llevas en tu corazón solo te están lastimando a ti misma. Te invito a reflexionar sobre el poder del perdón y la liberación emocional. No permitas que tu pasado defina tu presente y futuro. Busca la paz en tu interior, y recuerda que cada día es una nueva oportunidad para sanar y crecer. Rodéate de personas que te inspiren a ser mejor y enfócate en construir, en lugar de destruir. Tu salud espiritual y emocional depende de las decisiones que tomes ahora. Elige la paz y el amor, y verás cómo tu vida se transforma“.
Amén.
Con cariño.
Gonzalo
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 16, 2025
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Perdon, pero que articulo bizarro…
grtgnr
Bueno,
haciendo un urgente cómputo cronológico, teniendo en cuenta las zonas horarias, yo estoy a +1 UTC, y viendo el primer mensaje del anfitrión del site, se deduce que ha escrito o publicado este relato (por no decir bodrio) en la madrugada.
¿ es que no puede dormir bien ?
¿ Acaso no puede conciliar el sueño por los fantasmas del pasado ?
¿ Se le aparecen por las noches los desaparecidos ? ¿ aquellos que dijo vd a los secuestrados sobrevivientes, con quienes ligó una perversa y surrealista relación de “confianza”, que eran ahorcados, cremados, destrozados, y arrojados al océano como método atroz de no dejar huella de los execrables crímenes ?
Esto no es una mentirijilla, que un santo y doctor como Tomás de Aquino podía disculpar y perdonar, esto es una Indignidad que clama al cielo, mentira vil y atroz a la sociedad, a la historia.
Yo no odio a nadie. Si odiara, le quisiera ver en el fondo del mar, el que tanto ama.
Yo no odio a nadie, a mi vds no me han hecho nada; lo han hecho a toda la humanidad por un solo inocente que pese en su conciencia. Como dijo un clérigo, que no iba disfrazado:
“La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti”.
Vd se equivoca, por su necedad. Vd confunde odio con indignación.
Indignación por las las injusticias, por las inmoralidades. La semana pasada, buscando datos de su infame pasado, me enteré del secuestro de toda una familia como represalia, como venganza por un intento de atentado a la propia ESMA de un soldado que cumplía el servicio militar, la “colimba” que dicen vds. Entre los miembros de la familia masacrada figura una niña de 15 años. Todos están desaparecidos, solo se salvó un chico. No quiero ni imaginarme lo que le harían a esa criatura de 15 años los energúmenos como vd. Conociendo lo que hicieron con Florián Avellaneda, otro niño de 15 años muerto por un palo clavado por el culo, tras desfigurarle el rostro y cuerpo, no quiero ni imaginarlo. Sentía tanta angustia al leer el episodio que ni siquiera apunté el nombre del soldado y de la familia. No quería seguir leyendo; estaba en un descanso del trabajo, como ahora, y mis compañeros advirtieron mi desasosiego, tuve que recuperarme durante un buen rato.
Siento tanta indignación por sujetos como vd. como por el asqueroso rostro de Mario Firmenich que acabo de ver en una entrada de este site. Tanta indignación como por el criminal atentado terrorista a un militar que le costó la vida a él y a una chiquita de tres años, tal leí hace unos días en este mismo site.
La diferencia es que el segundo, Firmenich, es un malhechor, un simple bandido. Vd era un agente del Estado, encargado de velar por la integridad de sus ciudadanos y regía bajo la divisa del oficial y caballero, honor que se asume a todo hombre de armas y que vds mancillaron de la manera más vil. Vd es otro Firmenich. Sabe que yo adoraba la figura del oficial y caballero? la tenía idealizada hasta que la realidad hizo añicos el mito. Y en ese derrumbe no poca parte tuvo que ver el conocer la inmoral actuación de gente como vds.
Así que no me venga con monsergas y sermones vacuos, esto es de manual, vd abrazó la religión para intentar escapar de su pasado. En lugar de moniciones y peroratas, reconozca todo el mal que ha hecho y ponga paz a su alma.
Sabe que yo también adoro el mar? me encanta pasear a su vera y contemplarlo los días largos y luminosos de verano.
Sin mar, sin música, sin lírica, no se puede vivir.
Sin dignidad, tampoco.
Sin ofender, pero me parece bastante loco que un religioso (cualquier ersona) se ponga a dar opiniones y consejos a alguien que no conoce y no le ha pedido censejo alguno. Tirdao de los pelos.
NO ENTIENDO, ACÁ TODOS, SIN EXCEPCIÓN, SIN CENSURA, Y AÚN LA MAYORÍA SIN IDENTIFICARSE COMO ES EL CASO DE SONIA S. ¿NO ESTÁN HACIENDO LO MISMO, O SEA DANDO OPINIONES Y CONSEJOS? Gracias por participar. CLAUDIO KUSSMAN
Una respuesta emotiva y muy sensata. Con vos.
“LA VENGANZA NUNCA ES BUENA, MATA EL ALMA Y LA ENVENENA”
¿De quien habla?
Acá podrá encontrar alguna referencia (presuntamente) sobre Sonia S. quien permanentemente cuestiona el contenido de este sitio, en el cual NO SE CENSURA A NADIE, incluyéndola a ella. Gracias por participar. Atentamente CLAUDIO KUSSMAN
ETCHECOLATZ, PROHIBIDO Parte III
https://prisioneroenargentina.com/etchecolatz-prohibido-parte-iii/
Que paciencia que tiene con mi tocaya. Jajaj
Los políticos, los jueces y los sindicalistas son los tres tumores cancerosos de argentina
si el trasfondo no fuera tan siniestro, yo también me reiría a gusto. De verás.
Pero no puedo, ojalá pudiera,
No me siento nada cómoda, nada, “cuestionando” como dice el anfitrión, a este site y sus moradores. No me agrada nada tener que recordar vilezas pasadas. Y menos actúo por odio.
En fin, ya me lo dicen mis amigos, “que coño hago yo en un sitio como éste, si ni me va ni me viene?
Entonces recuerdo los versos de John Donne, el clérigo metafísico que recuperó E. Hemingway en “por quién doblan las campanas”
Señor Sánchez, si bien yo he renegado de la religión católica, apostólica romana , lo felicito por su convicción cristiana.