Donald John Trump aún no asumió la presidencia de EE.UU., tras ganar en los comicios de noviembre pasado, y ya ha generado un nuevo escándalo. En esta oportunidad, el centro de la controversia es el canal de Panamá.
El pasado sábado, el mandatario electo amenazó con que Washington puede exigir la recuperación del control sobre el canal si las condiciones de su transferencia al país latinoamericano siguen incumpliéndose.
El canal de Panamá es una de las principales vías interoceánicas del comercio internacional. Conecta a los océanos Atlántico y Pacífico, y funciona como un atajo marítimo que permite ahorrar distancia y tiempo para el transporte de bienes, ya que evita que se haga un viaje de 7.000 millas náuticas adicionales (13.000 kilómetros) alrededor de la punta de América del Sur.
Esta vía tiene una extensión de 51 millas (82 kilómetros) y atraviesa el centro de Panamá. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando se propusieron los primeros proyectos para construir un canal artificial en el istmo panameño, destacando entonces las propuestas de alemanes y franceses. Estos últimos incluso iniciaron, en la década de 1880, la fase de trabajos preparatorios para su construcción, pero no hubo mayor avance.
No fue hasta 1903, luego de la separación de Panamá de Colombia, que este país firmó un tratado con EE.UU. para la construcción de la vía interoceánica para barcos y al año siguiente arrancaron las obras tras comprarles los derechos a los franceses. El proyecto fue terminado en 10 años (1914) a un costo aproximado de 387 millones de dólares, se detalla en la página web del canal.
EE.UU. controló el canal desde entonces, hasta el 31 de diciembre de 1999, fecha en la que cedió la gestión de la infraestructura a las autoridades panameñas, según lo establecido en un tratado bilateral firmado el 7 de septiembre de 1977 por el entonces presidente estadounidense, Jimmy Carter, y el jefe de Gobierno de Panamá, Omar Torrijos.
Panamá asumió la responsabilidad total por la administración, operación y mantenimiento de la vía interoceánica. Esta gestión está a cargo de una entidad gubernamental denominada Autoridad del Canal de Panamá.
La semana pasada, el Canal de Panamá entregó al Tesoro Nacional aportes directos por 2.470,7 millones de balboas, que equivalen al mismo monto en dólares, correspondiente al año fiscal 2024. De acuerdo con la entidad, ese monto corresponde “a los excedentes, derechos por tonelada de tránsito y el pago por servicios prestados por el Estado”.
Trump justificó su reciente amenaza sobre retomar el control del canal señalando que la infraestructura “se considera un Activo Nacional vital para EE.UU., debido a su papel crítico para la economía y la seguridad nacional”.
El presidente electo comentó que esta vía es crucial para el comercio y el rápido despliegue de la Armada estadounidense desde el Atlántico hasta el Pacífico, al tiempo que reduce significativamente los plazos de envío a los puertos de su país. Aseguró, además, que más del 70 % de todos los tránsitos del canal tienen destino a o desde EE.UU., y que su construcción costó mucho al país. “Cuando el presidente Jimmy Carter lo regaló tontamente por un dólar, durante su mandato, fue únicamente para que lo administrara Panamá, no China, ni nadie más”, comentó.
Asimismo, el republicano se mostró en desacuerdo con lo que calificó como tarifas “exorbitantes” que se cobran al Gobierno, la Marina y las empresas de EE.UU. por usar el paso.
Ante ello, el presidente de panameño, José Raúl Mulino, le respondió: “Quiero expresar de manera precisa que cada metro cuadrado del canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá, y lo seguirá siendo”.
El mandatario se defendió, asegurando que las tarifas que su país impone por el uso del canal “no son un capricho”. “Se establecen de manera pública y en audiencia abierta, considerando las condiciones del mercado, la competencia internacional, los costos operativos y las necesidades de mantenimiento de la vía interoceánica”, explicó.
Tras esa respuesta, vino otra contestación por parte de Trump. “Ya lo veremos”, dijo el mandatario electo en sus redes sociales, y también publicó una foto de la bandera de EE.UU. ondeando sobre el agua con la inscripción: “Bienvenido al canal de Estados Unidos”.
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Donald John Trump aún no asumió la presidencia de EE.UU., tras ganar en los comicios de noviembre pasado, y ya ha generado un nuevo escándalo. En esta oportunidad, el centro de la controversia es el canal de Panamá.
El pasado sábado, el mandatario electo amenazó con que Washington puede exigir la recuperación del control sobre el canal si las condiciones de su transferencia al país latinoamericano siguen incumpliéndose.
El canal de Panamá es una de las principales vías interoceánicas del comercio internacional. Conecta a los océanos Atlántico y Pacífico, y funciona como un atajo marítimo que permite ahorrar distancia y tiempo para el transporte de bienes, ya que evita que se haga un viaje de 7.000 millas náuticas adicionales (13.000 kilómetros) alrededor de la punta de América del Sur.
Esta vía tiene una extensión de 51 millas (82 kilómetros) y atraviesa el centro de Panamá. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando se propusieron los primeros proyectos para construir un canal artificial en el istmo panameño, destacando entonces las propuestas de alemanes y franceses. Estos últimos incluso iniciaron, en la década de 1880, la fase de trabajos preparatorios para su construcción, pero no hubo mayor avance.
No fue hasta 1903, luego de la separación de Panamá de Colombia, que este país firmó un tratado con EE.UU. para la construcción de la vía interoceánica para barcos y al año siguiente arrancaron las obras tras comprarles los derechos a los franceses. El proyecto fue terminado en 10 años (1914) a un costo aproximado de 387 millones de dólares, se detalla en la página web del canal.
EE.UU. controló el canal desde entonces, hasta el 31 de diciembre de 1999, fecha en la que cedió la gestión de la infraestructura a las autoridades panameñas, según lo establecido en un tratado bilateral firmado el 7 de septiembre de 1977 por el entonces presidente estadounidense, Jimmy Carter, y el jefe de Gobierno de Panamá, Omar Torrijos.
Panamá asumió la responsabilidad total por la administración, operación y mantenimiento de la vía interoceánica. Esta gestión está a cargo de una entidad gubernamental denominada Autoridad del Canal de Panamá.
La semana pasada, el Canal de Panamá entregó al Tesoro Nacional aportes directos por 2.470,7 millones de balboas, que equivalen al mismo monto en dólares, correspondiente al año fiscal 2024. De acuerdo con la entidad, ese monto corresponde “a los excedentes, derechos por tonelada de tránsito y el pago por servicios prestados por el Estado”.
Trump justificó su reciente amenaza sobre retomar el control del canal señalando que la infraestructura “se considera un Activo Nacional vital para EE.UU., debido a su papel crítico para la economía y la seguridad nacional”.
El presidente electo comentó que esta vía es crucial para el comercio y el rápido despliegue de la Armada estadounidense desde el Atlántico hasta el Pacífico, al tiempo que reduce significativamente los plazos de envío a los puertos de su país. Aseguró, además, que más del 70 % de todos los tránsitos del canal tienen destino a o desde EE.UU., y que su construcción costó mucho al país. “Cuando el presidente Jimmy Carter lo regaló tontamente por un dólar, durante su mandato, fue únicamente para que lo administrara Panamá, no China, ni nadie más”, comentó.
Asimismo, el republicano se mostró en desacuerdo con lo que calificó como tarifas “exorbitantes” que se cobran al Gobierno, la Marina y las empresas de EE.UU. por usar el paso.
Ante ello, el presidente de panameño, José Raúl Mulino, le respondió: “Quiero expresar de manera precisa que cada metro cuadrado del canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá, y lo seguirá siendo”.
El mandatario se defendió, asegurando que las tarifas que su país impone por el uso del canal “no son un capricho”. “Se establecen de manera pública y en audiencia abierta, considerando las condiciones del mercado, la competencia internacional, los costos operativos y las necesidades de mantenimiento de la vía interoceánica”, explicó.
Tras esa respuesta, vino otra contestación por parte de Trump. “Ya lo veremos”, dijo el mandatario electo en sus redes sociales, y también publicó una foto de la bandera de EE.UU. ondeando sobre el agua con la inscripción: “Bienvenido al canal de Estados Unidos”.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 27, 2024
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