En casi cuarenta días de gobierno, el nuevo gobierno plantea casi una revolución cultural en nuestro país. Mediante un gigantesco decreto de necesidad y urgencia avanza con su postulado de libertad, libertad de mercado, libertad cambiaria, libertad contractual, libertad tarifaria. Ahora de la libertad de los detenidos en los procesos llamados de lesa humanidad, ni una palabra.
Nadie espera sinceramente que salga un día en cadena nacional, y se elogie a los que defendieron la Patria contra el demencial ataque terrorista en los años 70, los cite en la Casa Rosada para homenajearlos, los condecore y luego los haga desfilar por Avenida del Libertador. Tiene muchas cosas más importantes de que ocuparse, en este país devastado económicamente. Pero si se esperaba que por lo menos el Ministro de Justicia de la Nación haga alguna referencia a las graves violaciones que se producen de las más mínimas garantías constitucionales y procesales en esos juicios, sobre todo porque conoce perfectamente el tema: dado que su estudio defiende un imputado en esas causas. O que el nuevo Secretario de Derechos Humanos de la Nación diga, como debería ser, que los derechos humanos son para todos, incluidos los detenidos y condenados de lesa.
Al contrario, como adelantamos semanas atrás, el Ministro de Justicia de la Nación se deshace en elogios al Poder Judicial de la Nación, que ha venido prevaricando desde hace veinte años en estas causas y el flamante Secretario de Derechos Humanos de la Nación anunció que la misma seguirá querellando en las causas de lesa y con los mismos estándares que se ha venido haciendo hasta ahora.
En otras palabras todo seguirá igual en el “mundo lesa”, por lo menos por ahora.
No se entiende que el actual Presidente de la Nación que reivindica y apoya el combate de Israel contra el terrorismo de Hamas, que incluso llegó a llamar “comunista asesino” a un Presidente de un país hermano, no diga ni una palabra de lo que sucede en su propio patio trasero. Sobre todo, siendo que cuando era candidato presidencial decía que “los 30.000 eran mentira” y que en los 70 “hubo una guerra donde se registraron excesos”.
Será que realmente piensa así o solo lo hizo para ganarse los votos de un sector de la sociedad. Por ahora no hay respuesta y solo el tiempo nos la dará.
No se puede dejar de resaltar que, a pesar de estos dichos y que incluso asociándose electoralmente con el hijo del General Bussi en Tucumán, la enorme mayoría de la sociedad le dio un gran espaldarazo del casi 56% de los votos en el balotaje. Lo que significa, a pesar de que los organismos de derechos humanos y la izquierda no lo digiere ni lo acepte, que la situación de “los viejos de lesa” NO le importa a nadie o por lo menos no es la prioridad del ciudadano común.
De hecho, cualquier ciudadano común hoy piensa que ya deberían dejarse de joder con esos “viejos de mierda” y ocuparse de encarcelar a chorros, narcos y corruptos.
Seguramente alguien lo dirá y nos adelantamos. Es cierto que el gobierno participó del homenaje a los caídos en el intento de copamiento de la guarnición militar de Azul en el 74 y que recordó a los caídos en el intento de copamiento del cuartel de La Tablada en 1989, bien por ello, pues nunca antes se había hecho. Pero no es menos cierto que hay militares y policías presos por haber defendido dichos cuarteles, condenados por delitos de lesa humanidad y que fueran deliberadamente omitidos en esos homenajes. Resulta un contrasentido que las autoridades nacionales honren “el heroísmo de los hombres que integraron esas guarniciones que lograron que no pudieran ser copadas” y al mismo tiempo callen que por esas mismas acciones heroicas hayan sido infamemente condenados en delirantes juicios penales.
Nos parece muy bien que se recuerde y se reivindique a las víctimas del terrorismo, como que se repudie al mismo. Pero nos parece muy injusto que no se recuerde, aunque más no sea, a quienes dieron su vida y hoy su libertad por haber defendido al país de ese ataque terrorista. Ni siquiera se pide una reivindicación, lo cual sería lo más lógico en un país normal, sino tan solo el reconocimiento de su entrega por la Patria, aunque más no sea.
Elegantemente citan la carta del entonces Presidente Constitucional General Perón dirigida a los efectivos de la guarnición de Azul, y decimos así porque suprimieron su parte fundamental: “Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución de paz y el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica”.
Una verdad a medias no es verdad. Hay que pararla sobre la mesa y si la mesa se rompe, plantarla firme en el suelo.
Por ahora el gobierno libertario parece complaciente con la maraña del “sistema” montado por las organizaciones de derechos humanos desde hace más de veinte años y al cual pareciera no querer “desafiar” abiertamente de momento. Hasta hoy, una “revolución cultural a medias” digamos.
En fin, como siempre decimos no mendigamos ni pedimos nada, sino tan solo exigimos la verdad y una verdadera justicia. En otras palabras el pleno respeto de la legalidad. Nada más.
◘
Por Dr. Gonzalo P. Miño.
En casi cuarenta días de gobierno, el nuevo gobierno plantea casi una revolución cultural en nuestro país. Mediante un gigantesco decreto de necesidad y urgencia avanza con su postulado de libertad, libertad de mercado, libertad cambiaria, libertad contractual, libertad tarifaria. Ahora de la libertad de los detenidos en los procesos llamados de lesa humanidad, ni una palabra.
Nadie espera sinceramente que salga un día en cadena nacional, y se elogie a los que defendieron la Patria contra el demencial ataque terrorista en los años 70, los cite en la Casa Rosada para homenajearlos, los condecore y luego los haga desfilar por Avenida del Libertador. Tiene muchas cosas más importantes de que ocuparse, en este país devastado económicamente. Pero si se esperaba que por lo menos el Ministro de Justicia de la Nación haga alguna referencia a las graves violaciones que se producen de las más mínimas garantías constitucionales y procesales en esos juicios, sobre todo porque conoce perfectamente el tema: dado que su estudio defiende un imputado en esas causas. O que el nuevo Secretario de Derechos Humanos de la Nación diga, como debería ser, que los derechos humanos son para todos, incluidos los detenidos y condenados de lesa.
Al contrario, como adelantamos semanas atrás, el Ministro de Justicia de la Nación se deshace en elogios al Poder Judicial de la Nación, que ha venido prevaricando desde hace veinte años en estas causas y el flamante Secretario de Derechos Humanos de la Nación anunció que la misma seguirá querellando en las causas de lesa y con los mismos estándares que se ha venido haciendo hasta ahora.
En otras palabras todo seguirá igual en el “mundo lesa”, por lo menos por ahora.
No se entiende que el actual Presidente de la Nación que reivindica y apoya el combate de Israel contra el terrorismo de Hamas, que incluso llegó a llamar “comunista asesino” a un Presidente de un país hermano, no diga ni una palabra de lo que sucede en su propio patio trasero. Sobre todo, siendo que cuando era candidato presidencial decía que “los 30.000 eran mentira” y que en los 70 “hubo una guerra donde se registraron excesos”.
Será que realmente piensa así o solo lo hizo para ganarse los votos de un sector de la sociedad. Por ahora no hay respuesta y solo el tiempo nos la dará.
No se puede dejar de resaltar que, a pesar de estos dichos y que incluso asociándose electoralmente con el hijo del General Bussi en Tucumán, la enorme mayoría de la sociedad le dio un gran espaldarazo del casi 56% de los votos en el balotaje. Lo que significa, a pesar de que los organismos de derechos humanos y la izquierda no lo digiere ni lo acepte, que la situación de “los viejos de lesa” NO le importa a nadie o por lo menos no es la prioridad del ciudadano común.
De hecho, cualquier ciudadano común hoy piensa que ya deberían dejarse de joder con esos “viejos de mierda” y ocuparse de encarcelar a chorros, narcos y corruptos.
Seguramente alguien lo dirá y nos adelantamos. Es cierto que el gobierno participó del homenaje a los caídos en el intento de copamiento de la guarnición militar de Azul en el 74 y que recordó a los caídos en el intento de copamiento del cuartel de La Tablada en 1989, bien por ello, pues nunca antes se había hecho. Pero no es menos cierto que hay militares y policías presos por haber defendido dichos cuarteles, condenados por delitos de lesa humanidad y que fueran deliberadamente omitidos en esos homenajes. Resulta un contrasentido que las autoridades nacionales honren “el heroísmo de los hombres que integraron esas guarniciones que lograron que no pudieran ser copadas” y al mismo tiempo callen que por esas mismas acciones heroicas hayan sido infamemente condenados en delirantes juicios penales.
Nos parece muy bien que se recuerde y se reivindique a las víctimas del terrorismo, como que se repudie al mismo. Pero nos parece muy injusto que no se recuerde, aunque más no sea, a quienes dieron su vida y hoy su libertad por haber defendido al país de ese ataque terrorista. Ni siquiera se pide una reivindicación, lo cual sería lo más lógico en un país normal, sino tan solo el reconocimiento de su entrega por la Patria, aunque más no sea.
Elegantemente citan la carta del entonces Presidente Constitucional General Perón dirigida a los efectivos de la guarnición de Azul, y decimos así porque suprimieron su parte fundamental: “Teniendo en nuestras manos las grandes banderas o causas que hasta el 25 de mayo de 1973 pudieron esgrimir, la decisión soberana de las grandes mayorías nacionales de protagonizar una revolución de paz y el repudio unánime de la ciudadanía hará que el reducido número de psicópatas que van quedando, sea exterminado uno a uno para bien de la Republica”.
Una verdad a medias no es verdad. Hay que pararla sobre la mesa y si la mesa se rompe, plantarla firme en el suelo.
Por ahora el gobierno libertario parece complaciente con la maraña del “sistema” montado por las organizaciones de derechos humanos desde hace más de veinte años y al cual pareciera no querer “desafiar” abiertamente de momento. Hasta hoy, una “revolución cultural a medias” digamos.
En fin, como siempre decimos no mendigamos ni pedimos nada, sino tan solo exigimos la verdad y una verdadera justicia. En otras palabras el pleno respeto de la legalidad. Nada más.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 28, 2024
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