La muerte de un hombre de honor y gran soldado, es una noticia realmente triste y lamentable.
Nos queda el orgullo de verificar que su partida de este mundo se produce después de haber mostrado dignidad, sacrificio, entereza y ejemplo, como tantos otros camaradas y familias que soportaron y soportan penurias indescriptibles, por haber peleado contra los mercenarios asesinos del colonialismo ideológico, para asegurar la vigencia de la soberanía integral de la Patria.
Soldados civiles, militares y de seguridad quienes en su oportunidad, debieron dar la cara para defender los valores tradicionales y fundacionales de esta Argentina en involución incontenible desde hace cuarenta años, cuando celebramos ilusionados la llegada de esta tramposa democracia, recitando con esperanza el Preámbulo de nuestra Constitución.
Por servir a esos ideales superiores debieron sufrir después con estoicismo, la traición de una sociedad que perdió el rumbo y la conciencia de sus destinos desde hace varias décadas, y los obligó a pagar con cárcel su arrojo y decisión para pelear por nuestra doctrina de libertad, orden, unión nacional y bien común, instrumentando para ello circos jurídicos aberrantes a fin de permitir ilimitadamente su venganza y enormes negocios crematísticos asociados.
En esa desigual y mefistofélica confrontación con los enemigos derrotados en el campo de combate, fueron abandonados totalmente por sus Instituciones e ignorados por la mayoría de sus camaradas.
Desde 1983 las etiquetas políticas que se alternaron en el manejo ilimitado del poder, dieron cabida e intervención decisiva en las resoluciones a los mercenarios asesinos del colonialismo ideológico y sus descendientes.
Estos personajes siniestros tuvieron como objetivo inalterable desde entonces, destruir a las FFAA y FFSS rapiñando sin límite su patrimonio moral, espiritual y material y destruyendo sus estructuras tradicionales, inclusive para el beneficio incalculable de sus operadores de turno y mafias de acompañamiento, sin que nadie intentara oponerse a esa política caprichosa e irracional. .
Una fórmula idónea según sus ideólogos, a fin de continuar ininterrumpidamente con sus abusos y reciclarse eternamente en el poder, como buitres ávidos para deglutir los últimos restos de existencia digna de una sociedad agonizante.
De esta forma se asegura el reino de la impunidad eterna. Nadie podrá detenerlos. Nadie podrá decirles alguna vez ¡¡¡basta!!! ¡¡¡hasta aquí llegaron!!! ¡¡¡pagarán ejemplarmente sus genocidios y tropelías!!!
Si esa acción es absolutamente reprobable, más lo ha sido la actitud obsecuente de los mandos que se sucedieron en la conducción de las Fuerzas desde esa fecha, salvo muy pocas y honrosas excepciones.
Permitieron indirectamente la transformación de principios básicos irrenunciables en intereses personales y de facción, posibilitando así el derrumbe de una estructura noble y virtuosa que había permanecido erguida desde las luchas por la independencia.
Así la “obediencia debida” se transformó en “obsecuencia debida”; “la lealtad con la historia” fue tergiversada con mentiras convenientes y oportunas según las tesis distorsionantes de los patrones de turno; “la responsabilidad jerárquica” instrumentada en fluctuaciones convenientes y creativas; “el cumplimiento del deber” en el servicio a lo “políticamente correcto”, “el liderazgo virtuoso” en simpatía y adhesión hacia el capataz de turno…
El Teniente Coronel VALDIVIESO viaja a la eternidad en un momento en que se debate la continuidad o la muerte de la República.
En estas instancias decisivas, el gran pueblo argentino salud debe elegir entre el menos malo de todos los peores en cartelera, para gobernarlo hacia un futuro imprevisible.
Pase lo que pase, las fuerzas del Estado para imponer la autoridad y la paz interior, han sido desguazadas y difícilmente estén en condiciones de enfrentar las contingencias de una anarquía en evolución, por la multitud de aberraciones que hemos permitido con ingenuidad o complicidad y detallado en estas reflexiones.
De todas maneras, si en un momento dado deben ser convocadas para ello; ¿quién podrá asegurar a sus integrantes que estén dispuestos a arriesgar sus vidas y pelear por el restablecimiento de la paz interior y la justicia en su real dimensión, que si logran reinstalar el orden y erradicar la delincuencia diversa en imperturbable avance, no serán vilmente traicionados como lo fueron quienes pelearon por su libertad en la década del 70?.
Roguemos a DIOS que bendiga al camarada fallecido y le posibilite la felicidad eterna por haber cumplido con su deber en su pasaje por esta tierra.
Roguemos también por quienes siguen sufriendo con estoicismo y valentía, por haber osado cumplir con su sagrado juramento vocacional. Pidamos a DIOS y NUESTRA SANTA MADRE que nos ayuden a resurgir de este camino mefistofélico hacia la agonía definitiva de la Patria.
Hagamos lo que esté a nuestro alcance para LUCHAR POR LA VERDAD. Aunque sembremos en el desierto.
Ya hemos convalidado por acción, complicidad, complacencia y omisión, aberraciones sistemáticas y continuas, desde los más altos.
niveles de la conducción del País.
Permitimos ingenuamente para ello el reino de la mentira, el travestismo político y la delincuencia sistematizada, que ha arrojado a la miseria y muerte al 50 % de nuestra población, en cuarenta años de vigencia de tramposa democracia.
Por lo menos, así, lo veo yo.
Francisco Cervo.
Abrazo y FÉ.
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La muerte de un hombre de honor y gran soldado, es una noticia realmente triste y lamentable.
Nos queda el orgullo de verificar que su partida de este mundo se produce después de haber mostrado dignidad, sacrificio, entereza y ejemplo, como tantos otros camaradas y familias que soportaron y soportan penurias indescriptibles, por haber peleado contra los mercenarios asesinos del colonialismo ideológico, para asegurar la vigencia de la soberanía integral de la Patria.
Soldados civiles, militares y de seguridad quienes en su oportunidad, debieron dar la cara para defender los valores tradicionales y fundacionales de esta Argentina en involución incontenible desde hace cuarenta años, cuando celebramos ilusionados la llegada de esta tramposa democracia, recitando con esperanza el Preámbulo de nuestra Constitución.
Por servir a esos ideales superiores debieron sufrir después con estoicismo, la traición de una sociedad que perdió el rumbo y la conciencia de sus destinos desde hace varias décadas, y los obligó a pagar con cárcel su arrojo y decisión para pelear por nuestra doctrina de libertad, orden, unión nacional y bien común, instrumentando para ello circos jurídicos aberrantes a fin de permitir ilimitadamente su venganza y enormes negocios crematísticos asociados.
En esa desigual y mefistofélica confrontación con los enemigos derrotados en el campo de combate, fueron abandonados totalmente por sus Instituciones e ignorados por la mayoría de sus camaradas.
Desde 1983 las etiquetas políticas que se alternaron en el manejo ilimitado del poder, dieron cabida e intervención decisiva en
las resoluciones a los mercenarios asesinos del colonialismo ideológico y sus descendientes.
Estos personajes siniestros tuvieron como objetivo inalterable desde entonces, destruir a las FFAA y FFSS rapiñando sin límite su patrimonio moral, espiritual y material y destruyendo sus estructuras tradicionales, inclusive para el beneficio incalculable de sus operadores de turno y mafias de acompañamiento, sin que nadie intentara oponerse a esa política caprichosa e irracional. .
Una fórmula idónea según sus ideólogos, a fin de continuar ininterrumpidamente con sus abusos y reciclarse eternamente en el poder, como buitres ávidos para deglutir los últimos restos de existencia digna de una sociedad agonizante.
De esta forma se asegura el reino de la impunidad eterna. Nadie podrá detenerlos. Nadie podrá decirles alguna vez ¡¡¡basta!!! ¡¡¡hasta aquí llegaron!!! ¡¡¡pagarán ejemplarmente sus genocidios y tropelías!!!
Si esa acción es absolutamente reprobable, más lo ha sido la actitud obsecuente de los mandos que se sucedieron en la conducción de las Fuerzas desde esa fecha, salvo muy pocas y honrosas excepciones.
Permitieron indirectamente la transformación de principios básicos irrenunciables en intereses personales y de facción, posibilitando así el derrumbe de una estructura noble y virtuosa que había permanecido erguida desde las luchas por la independencia.
Así la “obediencia debida” se transformó en “obsecuencia debida”; “la lealtad con la historia” fue tergiversada con mentiras convenientes y oportunas según las tesis distorsionantes de los patrones de turno; “la responsabilidad jerárquica” instrumentada en fluctuaciones convenientes y creativas; “el cumplimiento del deber” en el servicio a lo “políticamente correcto”, “el liderazgo virtuoso” en simpatía y adhesión hacia el capataz de turno…
El Teniente Coronel VALDIVIESO viaja a la eternidad en un momento en que se debate la continuidad o la muerte de la República.
En estas instancias decisivas, el gran pueblo argentino salud debe elegir entre el menos malo de todos los peores en cartelera, para gobernarlo hacia un futuro imprevisible.
Pase lo que pase, las fuerzas del Estado para imponer la autoridad y la paz interior, han sido desguazadas y difícilmente estén en condiciones de enfrentar las contingencias de una anarquía en evolución, por la multitud de aberraciones que hemos permitido con ingenuidad o complicidad y detallado en estas reflexiones.
De todas maneras, si en un momento dado deben ser convocadas para ello; ¿quién podrá asegurar a sus integrantes que estén dispuestos a arriesgar sus vidas y pelear por el restablecimiento de la paz interior y la justicia en su real dimensión, que si logran reinstalar el orden y erradicar la delincuencia diversa en imperturbable avance, no serán vilmente traicionados como lo fueron quienes pelearon por su libertad en la década del 70?.
Roguemos a DIOS que bendiga al camarada fallecido y le posibilite la felicidad eterna por haber cumplido con su deber en su pasaje por esta tierra.
Roguemos también por quienes siguen sufriendo con estoicismo y valentía, por haber osado cumplir con su sagrado juramento vocacional. Pidamos a DIOS y NUESTRA SANTA MADRE que nos ayuden a resurgir de este camino mefistofélico hacia la agonía definitiva de la Patria.
Hagamos lo que esté a nuestro alcance para LUCHAR POR LA VERDAD. Aunque sembremos en el desierto.
Ya hemos convalidado por acción, complicidad, complacencia y omisión, aberraciones sistemáticas y continuas, desde los más altos.
niveles de la conducción del País.
Permitimos ingenuamente para ello el reino de la mentira, el travestismo político y la delincuencia sistematizada, que ha arrojado a la miseria y muerte al 50 % de nuestra población, en cuarenta años de vigencia de tramposa democracia.
Por lo menos, así, lo veo yo.
Francisco Cervo.
Abrazo y FÉ.
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Setiembre 19, 2023