LA RAIZ COMUN DEL KIRCHNERISMO Y LOS LIBERTARIOS MILEISTAS A LA LUZ DEL PRINCIPIO TOMISTA

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 Por Oscar Alberto Sosa.                                                                                                           

Comisario Inspector (RA)                                                                                         

Policía Provincia de Buenos Aires

En la tradición filosófica una idea es el reflejo mental de lo que existe; es, en cierto modo, “estar en la verdad”. La ideología, en cambio, es una elaboración mental que parte de una idea, pero la tiñe de pasiones, intereses y apetitos humanos. El ideólogo toma un aspecto de la realidad, lo eleva a principio fundamental y construye todo un esquema mental a partir de él, aunque ese aspecto sea secundario o incluso ínfimo.

EL PRINCIPIO TOMISTA COMO PUNTO DE EQUILIBRIO.

Tomás de Aquino enseña que la realidad se explica mediante las cuatro causas (material, formal, eficiente y final) y que ninguna de ellas puede reducirse a otra sin perder la plenitud del ser. La causa material (lo que algo está hecho) no anula la formal (su esencia), ni la eficiente (quién lo produce), ni la final (su fin). Cuando una visión del mundo privilegia una sola causa y la hace “la primera y la principal”, se produce una reducción ideológica que el tomismo rechaza.

KIRCHNERISMO: LA CAUSA MATERIAL COMO EJE

El kirchnerismo adopta la lógica del materialismo histórico‑dialéctico: coloca la causa material (la economía, la lucha de clases) como el factor determinante de la vida social y política. A partir de esa premisa se interpreta toda la historia, la cultura y la institucionalidad como meras expresiones de la infraestructura económica. En términos tomistas, se está reduciendo la realidad a una sola causa, ignorando la forma, la eficiencia y el fin propios de los actos humanos.

MILEÍSMO: LA CAUSA FINAL COMO ABSOLUTO

Javier Milei, por su parte, erige la causa final de la libertad individual y la propiedad privada como el principio supremo que debe regir toda la vida pública. Desde esa óptica, cualquier intervención estatal se juzga como una violación del fin último del ser humano. De nuevo, el tomismo señalaría que se está elevando una sola causa (el fin) por encima de las demás, olvidando que la libertad se ejerce dentro de una estructura material, formal y eficiente que también condiciona la acción humana.

LA RAÍZ COMÚN

A pesar de sus contenidos opuestos, ambas posturas comparten una estructura ideológica idéntica: eligen un aspecto de la realidad (económico o libertario), lo convierten en la causa primera y construyen todo el discurso político a partir de él. En ambos casos se reproduce la misma lógica que el materialismo histórico‑dialéctico: tomar una parte y hacerla totalidad. El tomismo, al insistir en la integralidad de las cuatro causas, funciona como un espejo que revela la parcialidad de ambas ideologías.

CONCLUSIÓN

El principio tomista no se alinea con ninguna de las dos corrientes; más bien actúa como un igualador que muestra que tanto el kirchnerismo como el Mileísmo caen en el mismo error reduccionista. Reconocer esta raíz común no implica equiparar sus propuestas, sino invitar a una reflexión crítica: cualquier proyecto político que pretenda explicar la totalidad de la vida humana a partir de una sola causa está, desde la perspectiva tomista, fuera de la verdad plena.

 


PrisiioneroEnArgentina.com

Nov 19, 2025


 

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