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Si alguien merece ser llamado el “Rambo” de la vida real, ese el Sargento Maestro Raúl Pérez “Roy” Benavidez.
Roy Benavidez, nacido el 5 de agosto de 1935 en  Lindenau, Texas, fue miembro de las Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos que recibió la Medalla de Honor por sus acciones valientes en combate en Vietnam del Sur el 2 de mayo de 1968. Un boina verde cuyas acciones durante el conflicto armado parecen irreales. 

La batalla de seis horas dejó a Benavidez con siete heridas de cuidado de bala, 28 agujeros de fragmentación, y ambos brazos fueron severamente dañados por una bayoneta. Tenía fragmentos en la cabeza, el hombro, los glúteos, los pies y las piernas, su pulmón derecho fue destruido, y tenía lesiones en la boca y la parte posterior de la cabeza por haber sido golpeado con la culata de un rifle. Una bala disparada con un AK-47 entró en su espalda y salió justo debajo de su corazón.

Esta es su descripción de la Medalla de Honor del Congreso:
“En la mañana del 2 de mayo de 1968, un equipo de reconocimiento de las fuerzas especiales de 12 hombres fue insertado por helicópteros en una densa zona selvática al oeste de Loc Ninh, Vietnam para recopilar información de inteligencia sobre la actividad enemiga a gran escala confirmada. Esta zona fue controlada y patrullada rutinariamente por el ejército norvietnamita.

En la citada batalla, después de un corto período de tiempo en tierra, el equipo se encontró con una fuerte resistencia enemiga, y solicitó la extracción de emergencia. Tres helicópteros intentaron asistirlos, pero no pudieron aterrizar debido a las intensas ofensivas enemigas y el fuego antiaéreo. El sargento Benavidez estaba en la base de operaciones delanteras de Loc Ninh monitoreando las acciones bélicas por radio cuando estos helicópteros regresaron a los tripulantes heridos  y para evaluar los daños de las aeronaves. El sargento Benavidez abordó voluntariamente un helicóptero que regresaba para ayudar en otro intento de extracción de soldados alcanzados por fuego enemigo. Al darse cuenta de que todos los miembros del equipo estaban muertos o heridos y no podían trasladarse a la zona de recogida, dirigió el vehículo a un claro cercano a donde saltó al llano, y corrió aproximadamente 75 metros bajo el fuego.
Antes de llegar a la posición del equipo, fue herido en su pierna derecha, cara y cabeza. A pesar de estas dolorosas lesiones, se hizo cargo, reposicionando a los miembros del equipo y dirigiendo su artillería para facilitar el aterrizaje de un avión de extracción, y la carga de heridos y muertos. Luego lanzó bombas de humo para dirigir el avión a la posición del equipo.

A pesar de sus graves heridas y bajo intenso fuego enemigo, llevó y arrastró a la mitad de los miembros del equipo herido hasta la unidad aérea en espera. Luego proporcionó fuego de protección corriendo junto al avión mientras se movía para recoger a los miembros restantes del equipo. A medida que el fuego del enemigo se intensificaba, se apresuró a recuperar el cuerpo y los documentos clasificados del líder del equipo muerto. Cuando llegó al cuerpo del mismo, el sargento Benavidez fue gravemente herido por una descarga en el abdomen y fragmentos de granadas en su espalda.
Casi en el mismo momento, el piloto fue mortalmente herido, y su helicóptero se estrelló. Aunque en estado extremadamente crítico debido a sus múltiples heridas, el sargento Benavidez aseguró los documentos clasificados y regresó a los restos de la nave, donde ayudó a los heridos a salir del vehículo derribado, agrupando a los supervivientes aturdidos en un perímetro de resguardo.
Bajo el intenso aumento de munición emitida de las armas automáticas enemigas y el fuego de granadas, se movió por el perímetro distribuyendo agua y municiones a sus cansados hombres, reinculcando en ellos una voluntad de vivir y luchar. Frente a un asentamiento de oposición enemiga  y con un equipo acosado, el sargento Benavidez tomó fuerzas de la nada, y comenzó a llamar a ataques aéreos tácticos y a orientar a los buques de apoyo para que estos observaran el blanco a abatir, para suprimir el fuego del enemigo y así permitir otra extracción de maltrechos soldados. Fue herido de nuevo en su muslo por el fuego enemigo mientras administraba primeros auxilios a un miembro del equipo herido justo antes de que otro helicóptero de extracción pudiera aterrizar.

Benavidez y Ronald Reagan

Su espíritu indomable lo mantuvo erguido mientras comenzaba a acarrear a sus camaradas a la nave. En su segundo viaje con los heridos, fue golpeado por detrás por un soldado enemigo. En el combate cuerpo a cuerpo subsiguiente, sufrió heridas adicionales en la cabeza y los brazos antes de eliminar a su adversario. Luego continuó bajo fuego devastador para llevar a los heridos al helicóptero. Al llegar al aparato, detectó y dejó sin vida a dos soldados enemigos que estaban corriendo la nave desde un ángulo que impedía que el artillero de la puerta del helicóptero disparara sobre ellos.
Con poca fuerza restante, hizo un último viaje al perímetro para asegurarse de que todo el material clasificado había sido recogido o destruido, y para traer a los heridos restantes. Sólo entonces, en condiciones extremadamente graves de numerosas heridas y pérdida de sangre, se permitió ser arrastrado a la aeronave de extracción.
En 1976, Benavidez se retiró de las fuerzas armadas y dedicó sus años restantes a los jóvenes de América, hablándoles sobre la importancia de permanecer en la escuela y obtener una educación.
Murió el 29 de noviembre de 1998, a la edad de 63 años.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 27, 2019


 

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