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 Por Mauricio Ortín

                                            

La calidad humana de los combatientes del ERP y Montoneros que cayeron en los ‘70 se evidencia en las actitudes de los sobrevivientes. No debe ser casualidad que, salvo un puñado que no llega a la media docena, la inmensa mayoría de los que reivindican su participación guerrillera observan una conducta oportunista, cínica y deleznable. Bonasso, Perdía, Verbitsky, Mattini, el extinto Gorriarán Merlo, Lewin, junto a las organizaciones y partidos que integran o les son afines. suelen mostrar su doblez sin el menor pudor y hasta con una jactancia digna de mejor causa. Ya setentosos, se recuerdan como fríos y decididos jóvenes capaces de ejecutar a un policía por la espalda o, en su defecto, como indefensos militantes perseguidos por pensar distinto. No advierten la menor contradicción en ello. Así, por ejemplo, el jefe montonero Roberto Cirilo Perdía escribe libros donde en las páginas pares cuenta sus hazañas revolucionarias (crímenes aberrantes), y, en las impares, se muestra como una lastimosa víctima de la represión estatal. Bien sabe Perdía que los jueces argentinos consideran a los asesinatos, secuestros extorsivos y robos de las bandas ERP y Montoneros como delitos menores en comparación a la respuesta represiva del Estado a dichas acciones subversivas. Represión que, por cierto, en defensa del Estado de Derecho, de la integridad territorial y la vida de los argentinos, dispuso el gobierno constitucional de Juan Perón y María Estela Martínez de Perón. Por si alguien no se enteró: los subversivos querían tomar el poder por las armas para instalar una dictadura marxista.
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Bonasso

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Perdía

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Verbitsky

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Gorriarán Merlo

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Martínez de Perón

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Pues bien, esta guerra cultural que se lleva adelante por imponer, como genocidas antidemocráticos, a los militares que derrotaron a la subversión y, héroes/víctimas de la democracia, a los guerrilleros, es una suerte de revival de la librada con las armas en los 70’. Esta vez se encuentran  en conflicto la verdad contra el fake news del relato y, por esas cosas del destino, el combate de Manchalá otra vez (fue clave en la derrota del ERP en Tucumán) está llamado a ser protagonista. Ello se hizo evidente cuando, en 2013, la indigna operación del kirchnerismo y de las ONG de DD.HH. consiguió demoler el monumento que lo recordaba en la ciudad de Salta. Se mintió y repitió sistemáticamente que en su base estaban enterrados desaparecidos, que el combate fue un acto de terrorismo de Estado y otras falsedades insustanciales. Es de destacar que, frente a la felonía o complicidad los gobiernos de la Nación, la Provincia y el Municipio de entonces, un puñado de argentinos, en franca inferioridad de condiciones bélicas, se hizo cargo de defender  la verdad de los hechos y del desagravio de esa veintena de valientes que pusieron en fuga y diezmaron a los 120 guerrilleros del ERP. De ello dan testimonio el nuevo monumento al combate, erigido en el sitio del demolido y el documental “La escuelita de Manchalá” (prohibida en el canal oficial de TV, “Encuentro”).
El 22 de mayo pasado, 44 años después del combate de Manchalá, los soldados sobrevivientes recibieron el justo y merecido homenaje de parte de las máximas autoridades del Ejército Argentino. La formación militar en la ex Compañía de Ingenieros de Montaña 5 (hoy Batallón) le rindió honores y les fueron entregadas medallas recordatorias. La reacción, como era previsible, no se hizo esperar. Es que la reivindicación del combate de Manchalá eriza los pelos de más de uno porque, de hecho, es combate en sí mismo. Un segundo combate pero que, esta vez, se libra en el terreno de las ideas. Y se podrá repetir una mentira mil veces pero no se puede tapar el sol con un harnero. Ahí está el testimonio de los bravos salteños de Manchalá para dejar en ridículo a los que los repudian con el mote de “genocidas” su heroica acción. Es que el segundo combate de Manchalá aún no ha finalizado y, ahora, como un déja vu de ese glorioso 28 de mayo de 1975, a la voz guerrillera de ¬—¡Grupo escuela, ríndase!, se escucha otra que responde: —“Vengan a buscarnos”. Es que el bien, aunque no siempre, a veces triunfa.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 2, 2019


 

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