No es esta expresión una falta de respecto a mi querido amigo el Teniente Coronel Emilio Nani, recientemente convertido en preso político de Argentina. Lejos de ello, es una muestra de admiración y respeto. “Ojo al parche” es la frase que usa para todas sus direcciones de correo electrónico: ojoalparche@… Una humorada que describe acabadamente su espíritu imbatible. Emilio suele burlarse de la muerte que le tocó tan de cerca aquella ocasión en que los terroristas del MTP le volaron media cara en La Tablada.
El querido Emilio Nani no perdió sólo un ojo en ese atentado, perdió la mitad de la cara que le fue reconstruida pacientemente, después de muchas operaciones en Argentina y el extranjero. Y sin embargo siempre se rio del suceso. También tomó con naturalidad haber sido herido en Malvinas y sólo admitió ser evacuado cuando fue herido por segunda vez.
Hoy este país ingrato lo tiene tras las rejas.
Siguiendo su ejemplo no me voy a dejar abatir. Voy a transmutar mi rabia en algo positivo, en algún aporte que ayude a vencer a estos malhechores que succionan la vida de tanta buena gente.
A esta altura de los acontecimientos me pregunto si entendemos lo que pasa realmente. Si entendemos qué es lo que buscan con esta persecución furibunda ¿Cómo vencer al enemigo que no se conoce? ¿Alguna vez nos detuvimos a pensar qué es lo que realmente mueve esta locura de juicios insensatos contra grupos arbitrariamente definidos? ¿Una justicia mal entendida? ¿Una venganza?
No dudo que esas “orgas” de terroristas hoy recicladas en “orgas” defensoras de los Derechos Humanos deben sentir algún placer al encarcelar y escarnecer viejos soldados que los vencieron. Tampoco dudo que el ánimo de lucro sea un motor imponente al captar voluntades. Pero todo esto no justifica ni explica la persecución implacable a personas que se sabe inocentes o, a esta altura de la vida, inofensivas en razón de su edad y enfermedades.
¿Qué mueve esta kermesse de lágrimas de cocodrilo? ¿De madres vendiendo la sangre de sus hijos guerrilleros, exhibiéndolos sin pudor como a víctimas ingenuas?
Ojo al parche que los que quisieron tomar el poder por las armas nunca cambiaron. Sólo cambiaron de estrategia. Le tomaron el tiempo a esta sociedad sensiblera con los “bebés”, las “embarazadas” y los “vuelos de la muerte”. Ese y tanto otro morbo acumulado en sus almas negras.
Le han tomado el tiempo a esta sociedad los que mataban bebés, mujeres, hombres, torturaban cautivos y ponían bombas en lugares públicos. Los que ponían a las embarazadas a combatir en primera línea para inhibir la respuesta militar. Pero es así, cada vez que se pretende cuestionar la legalidad de los juicios salen con los bebés y las embarazadas, amuleto contra cualquier argumento legal.
Los políticos y periodistas potencian la iracundia con su amnesia decorativa; paracaidistas suecos que golpearon los cuarteles y escondieron la mano hoy chillan y patalean como si no tuvieran el corazón anestesiado.
Pero no estamos llegando al meollo del problema. ¿Qué los mueve? ¿Qué mueve a condenar a un subteniente, a un cocinero, a un guardia perimetral de una penitenciaría, a un baquiano que transportaba caballos?
Ojo al parche que nos equivocamos si buscamos justicia o venganza en sus actos. Nunca los movió la justicia ¿por qué iban a empezar ahora? ¿Acaso usan el mismo estándar justiciero con Maduro o los Castro?
Ojo al parche que este proyecto persecutorio viene de lejos, no desde el gobierno de los Kirchner que se sirvieron de las “orgas” como quien compra un traje prệt–à- porter. Las “orgas” les entregaron el “proyecto” para que los Kirchner lo ejecutaran a cambio de impunidad en el saqueo del país.
Este “proyecto” viene de lejos, desde Alfonsín o tal vez antes. Alfonsín lo intentó pero tuvo que detenerse frente a las demandas carapintadas. El principal mentor de Alfonsín, el ideólogo en la implementación de los juicios a militares y policías fue el doctrinario Carlos Nino. En su libro póstumo “Juicio al mal absoluto” afirma que el objetivo de la pena debe ser “prevencionista” o sea, impedir que un delito se vuelva a repetir independientemente de que se vea satisfecha la percepción de justicia. En pocas palabras, sin importar la culpabilidad o inocencia, sin atender al principio de legalidad, el “Juicio al mal absoluto” busca evitar la repetición. Costra moral que tritura personas para poner un ejemplo a los demás; se lo conoció publicitariamente como “NUNCA MAS”.
No podemos ver lo evidente porque analizamos con ojos de Justicia, de bien o de mal. Pretendemos juzgar personas de una naturaleza diametralmente opuesta como si tuvieran nuestros mismos valores.
Algún abogado me ha contestado que buscar la “no repetición” es un absurdo puesto que para que pudiera repetirse la represión de los 70 deberían repetirse las condiciones de guerra revolucionaria que llevó a esa represión.
Y yo podría contestarle al abogado “elemental Watson” pero prefiero decirle “Ojo al parche”.
Ojo al parche que no han abandonado la idea de conquistar el Poder por medio de las armas.
Lo tenemos ante nuestros ojos. Ojo al parche.
1) Los “desaparecidos” pasaron de ser jóvenes idealistas pacíficos, secuestrados por figurar en la agenda de alguien a “militantes” y luego “combatientes”. Hoy admiten abiertamente en los juicios que pertenecían al ERP o a Montoneros.
2) Las “orgas” de DDHH pasaron de reclamar Derechos Humanos a exigir juicio y castigo, ni olvido perdón. “No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos”. El castigo no es un derecho humano de las víctimas en sí mismo. Es una herramienta de algunos Tratados y Estatutos para la prevención futura de delitos contra la humanidad.
3) El 24 de marzo pasado reivindicaron la lucha de diversas organizaciones guerrilleras que se valieron del terrorismo para intentar llegar al poder. La “lucha” de estas organizaciones no fue otra que la lucha por el poder total y absoluto mediante las armas, Montoneros y ERP nunca fueron partidos políticos, cooperativas de trabajo, ni sindicatos. Su lucha fue violenta, ilegal, ilegítima y clandestina y fue reivindicada por las organizaciones supuestamente defensoras de Derechos Humanos.
4) Abiertamente y ante cada situación los agentes ideológicos admiten que con los juicios se busca la “No repetición”.
5) Durante los años que siguieron al gobierno de Alfonsín, inclusive, y particularmente durante el kirchnerismo se persiguió, desarmó, injurió, desarticuló y quebró moralmente a las Fuerzas Armadas y de Seguridad activas con un evidente aumento de la delincuencia y una menos evidente indefensión de las fronteras del país.
Durante todos estos años y particularmente durante el kirchnerismo, el “relato” y la desarticulación de instituciones como la Justicia y las Fuerzas Armadas persiguen el objetivo de inhibir la respuesta de la sociedad argentina ante un futuro ataque armado de grupos insurrectos.
Tal vez no lo hagan mañana, ni la semana que viene, pero en su plan sin tiempo de tomar el poder incluye volver a utilizar las armas. En algunos puntos del país, con la guerra de los Mapuches (truchos) ya lo han hecho.
Si pensamos que los miembros de la izquierda disolvente ven la vida como la vemos nosotros, que buscan la paz, que aspiran a la concordia, a criar a sus hijos en un país seguro y próspero seguiremos dando vueltas sobre el asunto como un perro que se muerde la cola sin comprender verdaderamente el problema.
Entonces, toda la indiferencia de los cobardes y la corrupción de los cómplices se volverá contra la sociedad que creyéndose libre del flagelo del terrorismo castrocomunista, abandonó a su suerte a los que la salvaron en los 70.
Escribe Andrea Palomas Alarcón.
No es esta expresión una falta de respecto a mi querido amigo el Teniente Coronel Emilio Nani, recientemente convertido en preso político de Argentina. Lejos de ello, es una muestra de admiración y respeto. “Ojo al parche” es la frase que usa para todas sus direcciones de correo electrónico: ojoalparche@… Una humorada que describe acabadamente su espíritu imbatible. Emilio suele burlarse de la muerte que le tocó tan de cerca aquella ocasión en que los terroristas del MTP le volaron media cara en La Tablada.
El querido Emilio Nani no perdió sólo un ojo en ese atentado, perdió la mitad de la cara que le fue reconstruida pacientemente, después de muchas operaciones en Argentina y el extranjero. Y sin embargo siempre se rio del suceso. También tomó con naturalidad haber sido herido en Malvinas y sólo admitió ser evacuado cuando fue herido por segunda vez.
Hoy este país ingrato lo tiene tras las rejas.
Siguiendo su ejemplo no me voy a dejar abatir. Voy a transmutar mi rabia en algo positivo, en algún aporte que ayude a vencer a estos malhechores que succionan la vida de tanta buena gente.
A esta altura de los acontecimientos me pregunto si entendemos lo que pasa realmente. Si entendemos qué es lo que buscan con esta persecución furibunda ¿Cómo vencer al enemigo que no se conoce? ¿Alguna vez nos detuvimos a pensar qué es lo que realmente mueve esta locura de juicios insensatos contra grupos arbitrariamente definidos? ¿Una justicia mal entendida? ¿Una venganza?
No dudo que esas “orgas” de terroristas hoy recicladas en “orgas” defensoras de los Derechos Humanos deben sentir algún placer al encarcelar y escarnecer viejos soldados que los vencieron. Tampoco dudo que el ánimo de lucro sea un motor imponente al captar voluntades. Pero todo esto no justifica ni explica la persecución implacable a personas que se sabe inocentes o, a esta altura de la vida, inofensivas en razón de su edad y enfermedades.
¿Qué mueve esta kermesse de lágrimas de cocodrilo? ¿De madres vendiendo la sangre de sus hijos guerrilleros, exhibiéndolos sin pudor como a víctimas ingenuas?
Ojo al parche que los que quisieron tomar el poder por las armas nunca cambiaron. Sólo cambiaron de estrategia. Le tomaron el tiempo a esta sociedad sensiblera con los “bebés”, las “embarazadas” y los “vuelos de la muerte”. Ese y tanto otro morbo acumulado en sus almas negras.
Le han tomado el tiempo a esta sociedad los que mataban bebés, mujeres, hombres, torturaban cautivos y ponían bombas en lugares públicos. Los que ponían a las embarazadas a combatir en primera línea para inhibir la respuesta militar. Pero es así, cada vez que se pretende cuestionar la legalidad de los juicios salen con los bebés y las embarazadas, amuleto contra cualquier argumento legal.
Los políticos y periodistas potencian la iracundia con su amnesia decorativa; paracaidistas suecos que golpearon los cuarteles y escondieron la mano hoy chillan y patalean como si no tuvieran el corazón anestesiado.
Pero no estamos llegando al meollo del problema. ¿Qué los mueve? ¿Qué mueve a condenar a un subteniente, a un cocinero, a un guardia perimetral de una penitenciaría, a un baquiano que transportaba caballos?
Ojo al parche que nos equivocamos si buscamos justicia o venganza en sus actos. Nunca los movió la justicia ¿por qué iban a empezar ahora? ¿Acaso usan el mismo estándar justiciero con Maduro o los Castro?
Ojo al parche que este proyecto persecutorio viene de lejos, no desde el gobierno de los Kirchner que se sirvieron de las “orgas” como quien compra un traje prệt–à- porter. Las “orgas” les entregaron el “proyecto” para que los Kirchner lo ejecutaran a cambio de impunidad en el saqueo del país.
Este “proyecto” viene de lejos, desde Alfonsín o tal vez antes. Alfonsín lo intentó pero tuvo que detenerse frente a las demandas carapintadas. El principal mentor de Alfonsín, el ideólogo en la implementación de los juicios a militares y policías fue el doctrinario Carlos Nino. En su libro póstumo “Juicio al mal absoluto” afirma que el objetivo de la pena debe ser “prevencionista” o sea, impedir que un delito se vuelva a repetir independientemente de que se vea satisfecha la percepción de justicia. En pocas palabras, sin importar la culpabilidad o inocencia, sin atender al principio de legalidad, el “Juicio al mal absoluto” busca evitar la repetición. Costra moral que tritura personas para poner un ejemplo a los demás; se lo conoció publicitariamente como “NUNCA MAS”.
No podemos ver lo evidente porque analizamos con ojos de Justicia, de bien o de mal. Pretendemos juzgar personas de una naturaleza diametralmente opuesta como si tuvieran nuestros mismos valores.
Algún abogado me ha contestado que buscar la “no repetición” es un absurdo puesto que para que pudiera repetirse la represión de los 70 deberían repetirse las condiciones de guerra revolucionaria que llevó a esa represión.
Y yo podría contestarle al abogado “elemental Watson” pero prefiero decirle “Ojo al parche”.
Ojo al parche que no han abandonado la idea de conquistar el Poder por medio de las armas.
Lo tenemos ante nuestros ojos. Ojo al parche.
Durante todos estos años y particularmente durante el kirchnerismo, el “relato” y la desarticulación de instituciones como la Justicia y las Fuerzas Armadas persiguen el objetivo de inhibir la respuesta de la sociedad argentina ante un futuro ataque armado de grupos insurrectos.
Tal vez no lo hagan mañana, ni la semana que viene, pero en su plan sin tiempo de tomar el poder incluye volver a utilizar las armas. En algunos puntos del país, con la guerra de los Mapuches (truchos) ya lo han hecho.
Si pensamos que los miembros de la izquierda disolvente ven la vida como la vemos nosotros, que buscan la paz, que aspiran a la concordia, a criar a sus hijos en un país seguro y próspero seguiremos dando vueltas sobre el asunto como un perro que se muerde la cola sin comprender verdaderamente el problema.
Entonces, toda la indiferencia de los cobardes y la corrupción de los cómplices se volverá contra la sociedad que creyéndose libre del flagelo del terrorismo castrocomunista, abandonó a su suerte a los que la salvaron en los 70.
Ojo al parche!
Dra, Andrea Palomas Alarcón
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 10, 2017
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