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 Por el Tte. Coronel EMILIO NANI.

 

A raíz de la nota “El nuevo indulto del peronismo”, el lector Juan Carlos Lapido le responde al autor con una reseña que adolece de graves omisiones. Por ejemplo, omite que Alfonsín, a poco de asumir, libera a decenas de terroristas que estaban procesados aguardando ser juzgados por sus crímenes. Y lo hizo sin mediar “ley de amnistía” alguna, aprovechando los beneficios de la criticada “ley de autoamnistía”, por la que se beneficiaron, entre otros, los asesinos del general Cáceres Monié y su señora esposa y los del capitán Viola y su hijita de solo tres años. También el autor de la carta omite decir que la llamada “ley de punto final”, tal como estaba redactada, dejaba abierta la puerta para lograr la caducidad de los crímenes cometidos por los terroristas. Y por último, ha cometido la omisión más grave: la conmutación de las penas decretada por Fernando de la Rúa para beneficiar a los terroristas del Movimiento Todos por la Patria, que el 23 de enero de 1989 perpetraron el sanguinario ataque a los cuarteles de La Tablada, asesinando, entre otros, a cuatro soldados desarmados.

Tte. Cnel. (R) Emilio Guillermo Nani


El nuevo indulto del peronismo

 Por Sergio Suppo

Diario La Nación

 

El peronismo tiene una costumbre que repite cíclicamente: ejerce la autoindulgencia con la misma convicción con la que busca el poder. Las culpas ajenas siempre serán imperdonables, pero para las propias los compañeros pondrán a su favor el olvido social, la derivación de responsabilidades hacia terceros o, por fin, el ejercicio del Gobierno para domesticar jueces, anular delitos o dictar indultos o amnistías.

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En el último medio siglo, el peronismo administró absoluciones masivas con argumentos disímiles como la “liberación” o la “pacificación”. El 25 de mayo de 1973, sin que mediara una ley del Congreso ni un decreto de indulto, centenares de guerrilleros forzaron su salida de la cárcel en la misma noche en la que asumió el gobierno de Héctor J. Cámpora. Casi de inmediato, ya en democracia, la mayoría de aquellos “presos políticos” volvió a los crímenes de los grupos armados.

El 29 de diciembre de 1990, entre el millar de militares acusados o investigados por violaciones a los derechos humanos, quedaron libres de persecución penal los jefes montoneros y algunos dirigentes afines de añeja militancia en el peronismo.

No se trata de hacer ejercicios en el vacío ni de simples evocaciones históricas. En el borde de la campaña electoral, es hoy más pertinente que nunca preguntar qué hará el peronismo, en caso de ganar las elecciones presidenciales, con las múltiples causas de corrupción en la que fueron condenadas, están siendo juzgadas o procesadas varias de sus principales figuras.

El kirchnerismo, sobre el que recaen las principales investigaciones, viene sembrando el camino de señales. Nunca fue una casualidad el desconocimiento de la validez del mandato de Mauricio Macri que Cristina Kirchner inició con su rechazo a entregarle los atributos del mando. ¿Una formalidad? Más que eso. A esa señal de largada siguió la consigna “Macri, basura, vos sos la dictadura”, una forma expresa de deslegitimación.

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Por ese camino, cada exfuncionario investigado es en realidad un perseguido en el lenguaje kirchnerista y, si tiene la desgracia de ser detenido, se convierte de inmediato en un preso político. Que los fiscales y jueces ejerzan sus funciones en democracia y se ajusten a las leyes es irrelevante dentro de ese discurso.

Un investigado convertido en perseguido y un detenido elevado a preso político adquieren la condición de víctimas que deben ser rescatadas de las cárceles de la dictadura. No es una ironía. Es tal y como desde el Instituto Patria se baja el discurso, algo embardunado por el lenguaje setentista que veladamente hoy justifica las coimas para hacer política con la misma soltura con la que entonces se exaltaban los asesinatos en nombre de la revolución.

No es difícil imaginar la épica liberación de Julio De Vido, Milagro Sala, Amado Boudou y todos los presos que no se hayan arrepentido si Cristina gana las elecciones. ¿Es acaso impensable una situación así en tanto la expresidenta mantenga los niveles de aceptación que muestran hasta las encuestas más favorables al Gobierno? En esos sondeos, las pruebas que se acumulan en su contra en distintas causas no son ningún impedimento moral para sus seguidores.

También es pertinente averiguar qué actitud tendrá respecto de la corrupción de la década ganada el resto del peronismo. Entre tantas negociaciones, sugerencias de renunciamiento de Cristina y señales de unidad, tal vez puedan ir encontrándose indicios sobre los hipotéticos pasos de otros presidenciables del PJ. Es una pista firme el acuerdo de todo el peronismo en el Congreso para anular el decreto sobre la extinción de dominio de bienes incautados a acusados de corrupción. “Todos unidos indultaremos”.

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Envío: DRA ANDREA PALOMAS ALARCÓN


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 5, 2019


 

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