Hebe de Bonafini ha acuñado un término que puede cambiar la historia lenguística argentina.
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La polenta es una comida de harina hervida, originaria del norte de Italia, muy conocida en la Argentina, pero en boca de Hebe de Bonafini será, de aquí en más, una mala palabra.
Este término se instalará para ofender a una persona, aunque probablemente se utilice para seres vivos que luzcan, hablen y se comporten como el presidente Macri, o fallecidos (como el ex presidente Alfonsín). Para el caso, toda persona que pestañee o extinta que tenga o haya tenido ideas opuestas o poco conveniente para la líder de Madres de Plaza de Mayo.
Para tener una medida correcta de la expresión, nada mejor que ir al diccionario tumbero. Allí encontramos que “polenta” significa “alguien que se la banca”, lo cual no es en desmedro para el destinatario de ese adjetivo.
“Tener Polenta” es otro halago. Dícese de una persona con polenta, alguien que posee fuerza. Un simpático vocablo muy utilizado, también, en Uruguay.
De cualquier manera, teniendo o no fuerza, un individuo de buen físico tiene “polenta”. Una dama de buen porte, esta “polenta” (Esto es lunfardo 101)
No satisfechos con darle otra acepción a la palabra, encontramos que polenta, en oportunidades, se transforma en “pulenta”. Al parecer significaría “copado”.
Según el newsletter El Sapo Transcultural, “polenta” en la cárcel es, o bien un hombre muy viril, o con grandes proporciones en sus áreas privadas, sin especificar cuál.
Nada de esto servirá. Nuevos diccionarios alternativos se reescribirán. La Real Academia anunciará su aceptación. El presidente Macri dejará de ser Freddy Mercury para convertirse en Cacho Polenta. Alfonsín ya no será El Padre de la Democracia (¿) y se habrá transformado en una nueva víctima de Hebemus Lexical deiectio. María Eugenia Vidal dejará de ser solo una cara bonita para transformarse en, “¡esa polenta!”. ¿Carlotto es “polenta”? Ya nada será como antes. Una nueva sentencia ha nacido y ha llegado para quedarse.
Hebe de Bonafini ha acuñado un término que puede cambiar la historia lenguística argentina.
La polenta es una comida de harina hervida, originaria del norte de Italia, muy conocida en la Argentina, pero en boca de Hebe de Bonafini será, de aquí en más, una mala palabra.
Este término se instalará para ofender a una persona, aunque probablemente se utilice para seres vivos que luzcan, hablen y se comporten como el presidente Macri, o fallecidos (como el ex presidente Alfonsín). Para el caso, toda persona que pestañee o extinta que tenga o haya tenido ideas opuestas o poco conveniente para la líder de Madres de Plaza de Mayo.
Para tener una medida correcta de la expresión, nada mejor que ir al diccionario tumbero. Allí encontramos que “polenta” significa “alguien que se la banca”, lo cual no es en desmedro para el destinatario de ese adjetivo.
“Tener Polenta” es otro halago. Dícese de una persona con polenta, alguien que posee fuerza. Un simpático vocablo muy utilizado, también, en Uruguay.
De cualquier manera, teniendo o no fuerza, un individuo de buen físico tiene “polenta”. Una dama de buen porte, esta “polenta” (Esto es lunfardo 101)
No satisfechos con darle otra acepción a la palabra, encontramos que polenta, en oportunidades, se transforma en “pulenta”. Al parecer significaría “copado”.
Según el newsletter El Sapo Transcultural, “polenta” en la cárcel es, o bien un hombre muy viril, o con grandes proporciones en sus áreas privadas, sin especificar cuál.
Nada de esto servirá. Nuevos diccionarios alternativos se reescribirán. La Real Academia anunciará su aceptación. El presidente Macri dejará de ser Freddy Mercury para convertirse en Cacho Polenta. Alfonsín ya no será El Padre de la Democracia (¿) y se habrá transformado en una nueva víctima de Hebemus Lexical deiectio. María Eugenia Vidal dejará de ser solo una cara bonita para transformarse en, “¡esa polenta!”. ¿Carlotto es “polenta”? Ya nada será como antes. Una nueva sentencia ha nacido y ha llegado para quedarse.
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Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 4, 2017
Tags: Estela de Carlotto, Fabian Kussman, Hebe de Bonafini, María Eugenia Vidal, Mauricio Macri, Raúl Alfonsín
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