Pronto, la particular sonrisa de La Gioconda será trasladada a un depósito oscuro para ser reemplazada por un símbolo del Profeta. Francia continúa tomando pasos hacia el abismo y son las Indeseables Mujeres quienes están tratando de despertar a la comunidad.
En un artículo firmado por Judith Bergman, Europa: El caso de las mujeres desaparecidas, se puede observar un video en donde dos mujeres pertenecientes a la organización de derechos de la mujer La Brigada de las Madres son recibidas de manera hostil por un grupo de musulmanes frecuentes clientes de un bar en Sevren, una comuna a diez millas del centro de Paris. Registrado por una cámara oculta, se logra escuchar como los parroquianos les hacen saber que no son bienvenidas. “Esto es Sevren, no Paris. Es otra mentalidad…”, sentencia uno de los musulmanes en el establecimiento. Una funcionaria francesa, Axelle Lemaire, ministra francesa de Asuntos Digitales, fue una de las primeras en reflexionar al ver ese video sentenciándolo como intolerable e ilegal. Pero que esta discriminación, de ninguna manera debe tomarse como religiosa.
Corán 4:34: Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
Se conocieron testimonios de otras mujeres que viven en barrios con gran población islámica, quienes declaran que deben usar ropas holgadas y evitar el maquillaje para no tener que atravesar el mal momento de ser llamadas prostitutas y otros exabruptos en la Francia de hoy. Ya en 1979, la televisión francesa produjo el mini documental Las Mujeres ya Avisaron, donde un periodista interpelaba a transeúntes de Paris sobre el gran avance de “los Moros” en el país y si desposarían a uno de ellos. Ya en ese entonces, la gran mayoría señalaba las abismales diferencias entre el machismo del hombre francés (O del europeo, en este caso) con los musulmanes y su fanática adicción a las descabelladas ideas del Corán en cuanto a las mujeres.
¿Quién no ha prejuzgado ante una mala maniobra de un conductor de auto en las calles de nuestras ciudades sentenciando un debe ser mujer,
mientras casi colisionamos al descuidar nuestro piloteo para saber si teníamos o no razón? Babette D. -una ex compañera de universidad- me relataba que fue interceptada en las cercanías de Troyes, el municipio medieval donde su familia reside, para simplemente ser informada por dos hombres que su lugar era la cocina. Babette comentó el incidente a un par de comerciantes de la vieja aldea quienes deslizaron que tenían buenos términos con los musulmanes locales, por lo que el desagradable incidente pudo haber tenido por protagonistas a moradores de Paris o tal vez Dijon y que los intolerantes se deberían haber tomado la molestia de recorrer más de cien millas para expresar su descontento.
Corán 33:33: Y permaneced en vuestras casas, no os adornéis con los adornos del tiempo de la ignorancia. Estableced la oración y entregad el zakat y obedeced a Alá y a su profeta. Alá sólo quiere que se mantenga alejado de vosotros lo impuro. ¡Oh gente de la casa del Profeta!, y purificaros totalmente.
No es extraño ver las pequeñas calles de la capital francesa bloqueadas por grandes números de devotos musulmanes rezando mientras son protegidos por seguridad privada, Esto es ilegal en ese país: La profesión religiosa fuera de un templo, el sitio y obstaculización de calzadas y la vigilancia privada en la vía pública para proteger estos actos. Pero la policía recibe órdenes de no interferir lo que demuestra que pese a una ley que los soberanos deben cumplir, los dirigentes hacen la vista gorda cuando se trata de extranjeros y primordialmente si son musulmanes. La mayor contradicción es que ante la férrea inmovilidad de los profesantes religiosos, el ciudadano francés no puede entrar o salir de sus casas o sus negocios hasta que el rezo no culmine. Si cristianos o judíos intentaran estos cortes de calles para sus rituales religiosos, deberían pedir permisos en municipios y comisarías. Si una organización de ateos quisiera realizar una manifestación también debería moverse por esos rieles legales. La ley francesa establece que toda persona tiene derecho a practicar sus creencias, pero estas deben ser llevadas a cabo en la privacidad de sus casas o en mezquitas, si nos referimos al islam, iglesias o sinagogas. Se dice que la tasa de nacimientos de los musulmanes es ampliamente superior a la del resto de los franceses de otras religiones, aunque la prohibición de diferenciar por religiones en los censos franceses no nos dé una cifra cabal. Tampoco hay certeza acerca de cuantas mujeres tiene un musulmán viviendo en Francia. Preocupa sí, la cantidad de cheques de ayuda social de los cuales estos son destinatarios debido la esposa extra y la utilización de sus matrices para producir niños carenciados.
Desde fines de los años setentas ha sido un tabú el criticar al islam de manera que el gobierno francés ayudó a que se expandieran por todo el país. Esto no hubiera sido algo malo, sino loable. Sin embargo, muchos musulmanes quieren que Francia se adapte a ellos y no de la manera inversa.
A mediados de este año el dirigente belga Laurent Louis -una figura muy controvertida dentro y fuera del parlamento de su país- emitió un discurso en el cual, como un protagonista de una comedia salvaje, se preguntaba cómo no podían fomentar el combate contra musulmanes radicalizados dentro de su propio ejército y no poder darles de baja por falta de instrumentos legales para esos casos, pero ofrecían su ayuda al gobierno francés para combatir fuera de sus confines este mismo terrorismo.
Alumnos de la Universidad de Londres, prestigiosa productora de periodistas en el Reino Unido, votaron en contra de la distribución de tres periódicos en sus instalaciones por contener información acerca de extrañas creencias musulmanas y comportamientos de grupos terroristas. Los estudiantes consideraron estos artículos como de orientación “racista” e “islamofóbica”. Esta universidad -supuestamente abierta a la amplitud de criterios- se ha convertido en un ente censor.
Tras la masacre perpetrada por un simpatizante de ISIS en el bar Pulse, en Orlando, Facebook bloqueó la página de la revista Gaystream luego de que sus editores publicaran un artículo crítico hacia el islam (Si encuentras un infiel, puedes cortar su cabeza. Si dice que se ha convertido al islam y no le crees, aún puedes cortar su cabeza).
La banda de rock que ofrecía un recital en el salón Bataclan cuando terroristas de Isis mataron a más de cien personas, Eagles of Death Metal, vieron recortadas sus actuaciones (Rock en Serne y Cabaret Vert, entre otras) ya que su líder, Jesse Hughes fue un vehemente crítico de los terroristas.
El miedo siempre ha devorado importantes sectores de la cultura. Es llamado autocensura. Han desaparecido las famosas viñetas danesas y su humor sobre Mohamed. Se esfumó un episodio entero de la serie South Park y sus humoradas contra el profeta. Hubo que cubrir esculturas en Europa para ocultar desnudos y no ofender a prestigiosos visitantes musulmanes. Ahora es Charlie Hebdo, la revista que sufrió en carne propia la ira de fanáticos musulmanes. Estamos en presencia de sus últimas portadas. Lo curioso que, en las mismas, en esta ronda de despedida, no satirizan a ningún personaje del Corán. Ningún Imán o creencia. Ningún terrorista u organismo defensor de terroristas. No, las portadas critican a Eric Zemmour, un periodista francés que tuvo la desfachatez de señalar que el islam es incompatible con la democracia.
Un tribunal alemán ha arribado a la conclusión que siete musulmanes integrantes de un comando de vigilancia predispuesto a hacer cumplir la ley de la sharia en el territorio de Wuppertal, no vulneraron la ley alemana ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Estos musulmanes pretendían impartir justicia con una ley distante a la ley germana.
En octubre pasado, en Hamburgo, un grupo de adolescentes serbo-musulmanes vieron suspendidas sus penas por violar a una joven de catorce años, dejándola a la intemperie para que las bajas temperaturas acabaran con su vida. El juez sostuvo que las penas pueden parecer blandas, pero todos los adolescentes habían confesado, estaban arrepentidos y ya no representaban un peligro para la sociedad. Claro, la muchacha muerta ya no podría ofrecer su opinión.
Francia elegirá nuevo presidente en mayo del año entrante. Los partidos políticos ya han empezado con los debates y a explicar cómo van a solucionar sus problemas. ¿Sus problemas? La violencia. Una violencia que no solo se centra en los atentados vividos en los últimos tiempos en ese territorio. La violencia está en las calles, donde grupos de jóvenes musulmanes se han convertido en nuevas mafias y donde pareciera que la religión o ideología no tienen demasiada importancia. Aunque religión e ideología se adaptan a conveniencias. La misma posición del presidente Hollande, quien entrecierra sus cejas para criticar al terrorismo dentro de sus fronteras, pero lo homenajea fuera de ellas.
En Argentina la victoria (O derrota) está más aceptada. Castro y sus asesinos fueron homicidas buenos. La juventud maravillosa ejecutaba mujeres y niños con respeto. Al Qaeda ultimó a más de tres mil personas -entre los que había porteros, gente de mantenimiento y personal de limpieza- porque eran capitalistas.
Ya décadas atrás, Oriana Fallaci señalaba que Europa se estaba adaptando a los musulmanes, pero los musulmanes no ofrecían la misma retribución al pisar el viejo continente. Eurabia. El derecho a ejercitar sus creencias iba más allá, entorpeciendo la de sus vecinos. La gran periodista italiana ya señalaba la intransigencia de Khomeini en los setentas, el abuso y peligrosidad de los “trapitos italianos” (De padres musulmanes que obligaban a estos niños a trabajar) y los acampes de islamitas somalíes, que con sus carpas de protesta entorpecían la visión y acceso del público a museos y catedrales antiguas en Italia.
En definitiva, pareciera no haber mejor aliado del terrorismo que nuestras propias concesiones.
La Gioconda junto al calefón
Pronto, la particular sonrisa de La Gioconda será trasladada a un depósito oscuro para ser reemplazada por un símbolo del Profeta. Francia continúa tomando pasos hacia el abismo y son las Indeseables Mujeres quienes están tratando de despertar a la comunidad.
En un artículo firmado por Judith Bergman, Europa: El caso de las mujeres desaparecidas, se puede observar un video en donde dos mujeres pertenecientes a la organización de derechos de la mujer La Brigada de las Madres son recibidas de manera hostil por un grupo de musulmanes frecuentes clientes de un bar en Sevren, una comuna a diez millas del centro de Paris. Registrado por una cámara oculta, se logra escuchar como los parroquianos les hacen saber que no son bienvenidas. “Esto es Sevren, no Paris. Es otra mentalidad…”, sentencia uno de los musulmanes en el establecimiento. Una funcionaria francesa, Axelle Lemaire, ministra francesa de Asuntos Digitales, fue una de las primeras en reflexionar al ver ese video sentenciándolo como intolerable e ilegal. Pero que esta discriminación, de ninguna manera debe tomarse como religiosa.
Corán 4:34: Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas. Alá es excelso, grande.
Se conocieron testimonios de otras mujeres que viven en barrios con gran población islámica, quienes declaran que deben usar ropas holgadas y
evitar el maquillaje para no tener que atravesar el mal momento de ser llamadas prostitutas y otros exabruptos en la Francia de hoy. Ya en 1979, la televisión francesa produjo el mini documental Las Mujeres ya Avisaron, donde un periodista interpelaba a transeúntes de Paris sobre el gran avance de “los Moros” en el país y si desposarían a uno de ellos. Ya en ese entonces, la gran mayoría señalaba las abismales diferencias entre el machismo del hombre francés (O del europeo, en este caso) con los musulmanes y su fanática adicción a las descabelladas ideas del Corán en cuanto a las mujeres.
¿Quién no ha prejuzgado ante una mala maniobra de un conductor de auto en las calles de nuestras ciudades sentenciando un debe ser mujer,
mientras casi colisionamos al descuidar nuestro piloteo para saber si teníamos o no razón? Babette D. -una ex compañera de universidad- me relataba que fue interceptada en las cercanías de Troyes, el municipio medieval donde su familia reside, para simplemente ser informada por dos hombres que su lugar era la cocina. Babette comentó el incidente a un par de comerciantes de la vieja aldea quienes deslizaron que tenían buenos términos con los musulmanes locales, por lo que el desagradable incidente pudo haber tenido por protagonistas a moradores de Paris o tal vez Dijon y que los intolerantes se deberían haber tomado la molestia de recorrer más de cien millas para expresar su descontento.
Corán 33:33: Y permaneced en vuestras casas, no os adornéis con los adornos del tiempo de la ignorancia. Estableced la oración y entregad el zakat y obedeced a Alá y a su profeta. Alá sólo quiere que se mantenga alejado de vosotros lo impuro. ¡Oh gente de la casa del Profeta!, y purificaros totalmente.
Desde fines de los años setentas ha sido un tabú el criticar al islam de manera que el gobierno francés ayudó a que se expandieran por todo el país. Esto no hubiera sido algo malo, sino loable. Sin embargo, muchos musulmanes quieren que Francia se adapte a ellos y no de la manera inversa.
Fuentes:
Judith Bergman
la Brigada de las Madres
Babette D.
Las Mujeres ya Avisaron
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 13, 2017
Las pequeñas batallas que gana el terrorismo
A mediados de este año el dirigente belga Laurent Louis -una figura muy controvertida dentro y fuera del parlamento de su país- emitió un discurso en el cual, como un protagonista de una comedia salvaje, se preguntaba cómo no podían fomentar el combate contra musulmanes radicalizados dentro de su propio ejército y no poder darles de baja por falta de instrumentos legales para esos casos, pero ofrecían su ayuda al gobierno francés para combatir fuera de sus confines este mismo terrorismo.
Alumnos de la Universidad de Londres, prestigiosa productora de periodistas en el Reino Unido, votaron en contra de la distribución de tres periódicos en sus instalaciones por contener información acerca de extrañas creencias musulmanas y comportamientos de grupos terroristas. Los estudiantes consideraron estos artículos como de orientación “racista” e “islamofóbica”. Esta universidad -supuestamente abierta a la amplitud de criterios- se ha convertido en un ente censor.
Tras la masacre perpetrada por un simpatizante de ISIS en el bar Pulse, en Orlando, Facebook bloqueó la página de la revista Gaystream luego de que sus editores publicaran un artículo crítico hacia el islam (Si encuentras un infiel, puedes cortar su cabeza. Si dice que se ha convertido al islam y no le crees, aún puedes cortar su cabeza).
La banda de rock que ofrecía un recital en el salón Bataclan cuando terroristas de Isis mataron a más de cien personas, Eagles of Death Metal, vieron recortadas sus actuaciones (Rock en Serne y Cabaret Vert, entre otras) ya que su líder, Jesse Hughes fue un vehemente crítico de los terroristas.
El miedo siempre ha devorado importantes sectores de la cultura. Es llamado autocensura. Han desaparecido las famosas viñetas danesas y su humor sobre Mohamed. Se esfumó un episodio entero de la serie South Park y sus humoradas contra el profeta. Hubo que cubrir esculturas en Europa para ocultar desnudos y no ofender a prestigiosos visitantes musulmanes. Ahora es Charlie Hebdo, la revista que sufrió en carne propia la ira de fanáticos musulmanes. Estamos en presencia de sus últimas portadas. Lo curioso que, en las mismas, en esta ronda de despedida, no satirizan a ningún personaje del Corán. Ningún Imán o creencia. Ningún terrorista u organismo defensor de terroristas. No, las portadas critican a Eric Zemmour, un periodista francés que tuvo la desfachatez de señalar que el islam es incompatible con la democracia.
Un tribunal alemán ha arribado a la conclusión que siete musulmanes integrantes de un comando de vigilancia predispuesto a hacer cumplir la ley de la sharia en el territorio de Wuppertal, no vulneraron la ley alemana ejerciendo su derecho a la libertad de expresión. Estos musulmanes pretendían impartir justicia con una ley distante a la ley germana.
En octubre pasado, en Hamburgo, un grupo de adolescentes serbo-musulmanes vieron suspendidas sus penas por violar a una joven de catorce años, dejándola a la intemperie para que las bajas temperaturas acabaran con su vida. El juez sostuvo que las penas pueden parecer blandas, pero todos los adolescentes habían confesado, estaban arrepentidos y ya no representaban un peligro para la sociedad. Claro, la muchacha muerta ya no podría ofrecer su opinión.
Francia elegirá nuevo presidente en mayo del año entrante. Los partidos políticos ya han empezado con los debates y a explicar cómo van a solucionar sus problemas. ¿Sus problemas? La violencia. Una violencia que no solo se centra en los atentados vividos en los últimos tiempos en ese territorio. La violencia está en las calles, donde grupos de jóvenes musulmanes se han convertido en nuevas mafias y donde pareciera que la religión o ideología no tienen demasiada importancia. Aunque religión e ideología se adaptan a conveniencias. La misma posición del presidente Hollande, quien entrecierra sus cejas para criticar al terrorismo dentro de sus fronteras, pero lo homenajea fuera de ellas.
En Argentina la victoria (O derrota) está más aceptada. Castro y sus asesinos fueron homicidas buenos. La juventud maravillosa ejecutaba mujeres y niños con respeto. Al Qaeda ultimó a más de tres mil personas -entre los que había porteros, gente de mantenimiento y personal de limpieza- porque eran capitalistas.
Ya décadas atrás, Oriana Fallaci señalaba que Europa se estaba adaptando a los musulmanes, pero los musulmanes no ofrecían la misma retribución al pisar el viejo continente. Eurabia. El derecho a ejercitar sus creencias iba más allá, entorpeciendo la de sus vecinos. La gran periodista italiana ya señalaba la intransigencia de Khomeini en los setentas, el abuso y peligrosidad de los “trapitos italianos” (De padres musulmanes que obligaban a estos niños a trabajar) y los acampes de islamitas somalíes, que con sus carpas de protesta entorpecían la visión y acceso del público a museos y catedrales antiguas en Italia.
En definitiva, pareciera no haber mejor aliado del terrorismo que nuestras propias concesiones.
Bibliografia
Gatestone Institute
Mapping terrorism (Autores varios)
The State of Terror (Jessica Stein & JM Burger)
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 20, 2016