En la ciudad de Bahía Blanca, el día 20 de marzo de 1975, para el Subcomisario JOSÉ HECTOR RAMOS, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, transcurrió normalmente…sin saber que para él eran sus últimas horas en el mundo de los vivos. Transitoriamente a cargo de la Delegación DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) en la que se desempeñaba como segundo jefe, cumplió con el horario y tareas de costumbre. Al finalizar pasó por la zona céntrica donde se encontraba su familia, y sobre las 21 horas, acompañado por su esposa y sus 2 hijos menores de edad (un varón y una mujer), estacionó el auto frente a su domicilio. Luego de sacar las compras del supermercado del baúl, se disponían a ingresar al hogar. Él no lo logró, de las sombras surgieron unos “jóvenes idealistas” de la organización terrorista Montoneros que repetidamente le dispararon en la espalda, causando su muerte, e hiriendo tambien a su hijo de 8 años de edad. De haber percibido la presencia de sus asesinos hubiera intentado huir con el rodado, en cuyo caso seguramente todos sus seres queridos en pleno hubieran pagado las consecuencias. En previsión las calles de escape habían sido cubiertas por otros criminales, fuertemente armados. Pasó el tiempo y como es “normal” con los policías que murieron, mueren y morirán trágicamente, RAMOS muy rápidamente fue olvidado. El día 7 de noviembre de 2023 en ocasión de llevarse a cabo la inspección ocular de la que fuera la Unidad Regional V de Policía, hoy Estación Departamental, que yo solicitara a partir de diciembre de 2014, o sea 9 años antes, en una ignota oficina de los fondos del inmueble, casi oculto, me encontré frente a él. Detenido en el tiempo y de uniforme me observaba desde una foto enmarcada en su memoria. 23 días después llegaba, para declarar nuevamente, a la sala de audiencias donde se lleva a cabo el juicio denominado Mega Causa Zona 5. Al ingresar a la misma sobre la izquierda se puede ver una amplia pared vidriada cubierta de fotografías. Son los rostros de víctimas de la confrontación fratricida que desgraciadamente se produjo en los años 60 y 70 del siglo pasado. Entre ellos por supuesto no se verá un solo uniformado. Primero porque sus muertes no son tenidas en cuenta y segundo porque los miembros de las instituciones de las que formaron parte, no hicieron nada para que esto no ocurriera. En consecuencia, hoy tenemos muertos diferenciados, y tambien victimarios, o no, diferenciados. Siempre que llego a este deprimente estrado judicial, me pregunto si los matadores (o sus descendientes) de RAMOS, del Comisario de la Policía Federal VALDOVINO, del Cabo ROJAS y el Soldado PAPINI del Ejército Argentino (prestaban servicio en Bahía Blanca al momento de su violento deceso), no habrán declarado en este lugar como acongojadas víctimas “de la represión de estado”. Califico al lugar como deprimente, porque allí los “honorables” funcionarios judiciales, sin pudor y a contramano de la realidad y de la justicia de un país medianamente normal, en lo que la Argentina no se encuadra, durante más de 2 décadas escuchan solo a una de las partes. Así, al diferenciarse a los muertos, gran parte de estos, aparentan no haber existido. ¿Esto, podrá ser para siempre?
“Si usted cree que hay diferencias, las encontrará. Si piensa que no las hay, no encontrará ninguna”
EN MEMORIA DEL SUBCOMISARIO JOSÉ HÉCTOR RAMOS, QUIEN REPRESENTA A LOS POLICÍAS QUE VIOLENTAMENTE MURIERON, MUEREN Y MORIRÁN, Y QUE RÁPIDAMENTE SON OLVIDADOS POR UNA SOCIEDAD QUE EN MAYORÍA NO MERECE TAL SACRIFICIO.
LA DIFICIL MISIÓN DE SER POLICÍA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Cada fuerza de uniformados en Argentina habla del sacrificio de sus miembros y está bien que así sea, pero con toda seguridad ni por asomo, ninguna ha dado y da tanto como la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Es la fuerza menos reconocida y la más utilizada y estigmatizada, por cuanto gobierno de turno alcanzó el poder. Destaquemos que un policía, a diferencia de cualquier fuerza armada, debe rendir examen todos los días. Se puede ser un exitoso y condecorado funcionario, pero las medallas duran… hasta la comisión del próximo delito calamitoso, en tal o cual jurisdicción. En ese momento no se puede mostrar los premios anteriores a los denunciantes, por el contrario, se vuelve a comenzar y si como seres humanos que somos, se comenten errores estos se pagan. Las condecoraciones conceden solo 15 minutos de fama, generalmente robada en los medios por la verborrea de los políticos de turno, que parecieran ser esforzados y sagaces investigadores policiales y luego la nada.
DOSCIENTOS TREINTA
Así esta Institución teniendo por jurisdicción el territorio más difícil del país, en los años en que las calles eran dominadas por el terrorismo cuyos miembros hipócritamente hoy pasaron a ser “jóvenes idealistas”, más allá de sus numerosos lisiados, sufrió el asesinato de DOSCIENTOS TREINTA de sus efectivos. Dio sangre de sus miembros como ninguna otra fuerza, lo cual hoy es ignorado y hasta despreciado por las autoridades empeñadas en mentir por ley, afirmando que en el país hubo 30.000 “desaparecidos”. Al tiempo que regala dependencias policiales para ser transformadas en “Museos de la Memoria”, la actual gobernadora MARIA EUGENIA VIDAL se vanagloria ante los medios de difusión, de la cantidad de efectivos “apartados y procesados” al extremo de saber hasta el promedio diario, desde el comienzo de su “maravillosa” administración. Esto no es nada nuevo, lo mismo hicieron todos sus antecesores, quienes como ella misma ayudaron al empobrecimiento del país a través de la mala gestión, tema que evitan con muletillas como: “la culpa es de los otros”. Mientras, su “Ministro de Seguridad” CRISTIAN RITONDO se entera por los medios de difusión, que una fuerza de seguridad ajena, en SU jurisdicción realiza un dudoso o si se quiere chapucero procedimiento, a pesar de ser PROGRAMADO y le mata un Jefe con jerarquía de Comisario que cobraba una dádiva. Ante semejante e inédito desaguisado en la historia policial argentina…todo bien, gracias.
DOSCIENTOS CINCUENTA Y DOS
Cuando la guerra fratricida de los años 70 finalizó y las Fuerzas Armadas se retiraron a sus cuarteles en el año 1989, la Policía de la Provincia de Buenos Aires siguió estando en las mismas calles, donde siempre había estado y nuevamente siguió sin estridencia alguna confrontando y entregando la sangre de su gente. Esta vez a manos de la llamada delincuencia común, hasta el año 2.000 otros DOSCIENTOS CINCUENTA Y DOS de sus efectivos fueron asesinados, al tiempo que quienes nunca hicieron nada por nadie y a la noche dormían en sus cómodos hogares, la consideraban “La Maldita Policía” o la de “Gatillo Fácil”.
DOSCIENTOS TREINTA Y SEIS
Con el nuevo siglo, nada cambió, llegaron los que “vinieron por todo” y debilitaron como nunca a la institución policial y a todas las fuerzas de uniformados, ante la mirada indiferente de todos y todas. Mientras la Policía Bonaerense siguió entregando su gente, que también son seres humanos y en este caso las víctimas hombres y mujeres, fueron más de DOSCIENTOS TREINTA Y SEIS desde el año dos mil a hoy. Esta impiadosa suma seguirá creciendo ante la indiferencia de unos y otros. Unos porque como políticos no trepidan en sacrificar a quien sea en aras del poder y el beneficio propio. Los otros, los mismos policías, porque de siempre nos acostumbramos que nuestra realidad fuera así, casi sin reconocimiento ni grandes monumentos a nuestra gente. Porque casi insensibles al dolor, había que seguir trabajando las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año, con los medios que se dispusieran, para servir y proteger a una sociedad indiferente.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Abril 10, 2019
“Los polis como yo nos matamos aquí abajo para que la mierda no suba allá arriba”
Hoy trágicamente puso fin a su larga vida, un investigador de muertes violentas sin precedentes en Argentina, llamado OSVALDO HUGO RAFFO, el hombre que a lo largo de su vida profesional superó las 20.000 autopsias. Cada una de ellas era ciencia escrita y un muy importante paso, para el esclarecimiento del hecho que se investigaba.
Como médico forense de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cumplió también el rol de maestro al ser profesor de Medicina Legal en nuestra Escuela Superior de Policía, donde tuvimos el privilegio de escucharlo, aprender y apreciarlo.
Otros muchos continuaron instruyéndose con él a través del trabajo directo y cotidiano, en el que nunca demostró cansancio alguno y un entusiasmo digno de admiración.
Seguramente la sociedad le debe mucho y quienes lo conocimos y tratamos al tiempo que contamos alguna anécdota de él, no lo olvidaremos.
En la cuarta entrega de la serie Camaradas, presentamos dos cartas de opinión del sitio web de APROPOBA, en las cuales se continúa expresando pareceres sobre la temática en disputa.
Totalmente de acuerdo con lo expresado por el Sr. o Sra. B M, al leer el correo al que se refiere sentí bronca, un poquito de asco por leerlo en una página Policial, pero no tengo capacidad dialéctica para refutarlo, me sentí representado por B M, no me hubiera indignado si el articulo al que él se refiere lo hubiese escuchado de boca de VH Morales o de Navarro, pero bueno, hay libertad de expresarse en esta página, gracias B M por expresarse por mi y mucha fuerza y fe en Dios al SEÑOR Comisario Mayor que está pagando lo que seguro no debe y quizá representándonos a muchos Policías contemporáneos con su carrera.
Asunto: POLICÍA Y DEMOCRACIA O POLICÍA Y LEYES. NO ES LO MISMO.
Sres. Camaradas: Dice un camarada respecto de los dichos del señor comisario mayor:
1) “…los hijos de uniformados… (¿coptados?) presos por delitos de lesa humanidad, ¿Quién puede asegurar que esa ausencia no fue lo que provocó ese sentimiento de rechazo a todo lo que tenga que ver con la imposibilidad de construir afecto e interacción familiar, que ahora visibilizan con toda crudeza?…”;
2) “…(Dice el señor comisario mayor) “nos usaron para enfrentarnos con toda la sociedad”. ¿Por quienes se sintieron usados?. No me queda claro…”;
3) “…¿fueron las autoridades gubernamentales o los jueces quienes dispusieron compartir prisión con los policías narcos?… (estos últimos) no mataron, no torturaron, no desaparecieron a nadie ni se apropiaron de bebés, ni obligaron por medio de una coacción irresistible a nadie, a ser parte de un plan criminal.
4) “…me gustaría saber ¿qué significa decir “BASTA…”;
Ahora, con relación a cada frase, con humildad:
1) A menos que el camarada sustente su apreciación en profesión propia (psicología, psquiatría, sociología) o en análisis específicos de estos casos en particular llevados a cabo por profesionales de esas disciplinas, no puedo dejar de imaginar su opinión como una mera expresión del conocimiento vulgar o a lo sumo, diletante, que hace que un lego sostenga una teoría. No me inspira a decir mucho más el asunto, justamente por la sencillez de su abordaje, al menos para mí. Pero sí debo referirme a la coptación. El señor comisario mayor tiene razón, desde los ochenta que la coptación se viene produciendo, quizás no dirigida específicamente a un sector sociai o conjunto, pero sí teniendo por rehén a la sociedad toda, en el marco de un proceso cultural muy parecido al de la desnazificación germana manipulada por los “aliados”;
2) Es claro. Cuál es la duda. Los dirigentes políticos usaron a la policía. Antes de 1976 esos funcionarios vestían trajes y luego uniformes. Es igual, al menos lo es en el sentido que lo plantea el señor oficial superior y yo coincido. Más. Mi señor padre al igual que otros soldados, ya fallecido, miembro de otra Policía y en comisión en el Comando Primer Cuerpo de Ejército desde 1976 hasta 1983, pensaba exactamente lo mismo;
3) Señor camarada. Fue el Estado. El Estado (no importa cuál de sus Poderes) puso a veteranos de una guerra no reconocida con ratas inmorales. Me cago en que los jueces tengan esa facultad. Perdón, lo voy a decir de nuevo porque alguien puede pensar que me equivoqué al tipear: me cago en que los jueces tengan esas facultades, porque toda facultad legal se encuentra dentro del contexto político en la que la misma es concebida o se desarrolla, y debo decir, que son legales las disposiciones de los jueces militares que disponen de personas en Guantánamo o de los jueces alemanes que disponían la vasectomía por la fuerza de los “débiles mentales” entre 1933 y 1939, fundamentalmente. Poner a un narco junto a un soldado, es rebajar al soldado al lugar del narco, cuestión nada accidental y bien meditada por algunos hijos de puta. De nuevo, no le erré: hijos de puta. Y algo más: matar, torturar, desaparecer, apropiarse de bebés, obligar por medio de una coacción irresistible a ser parte de un plan criminal, todo reprochable así enunciado, reduccionismo mediante, pero habrá que ver caso por caso (algún día, aunque sea para la merecida y honesta revisión histórica), porque suena tan moral y tan solemne hacerse el indignado…quisiera saber la cantidad y calidad de los testigos, su relación con las organizaciones terroristas que por entonces asolaban el pais, la objetividad y seriedad en la merituación de las pruebas por parte de los jueces, la identidad de eses jueces (hace poco separaron de una causa “de lesa humanidad” a dos magistrados santiagueños porque se estableció su pasado erpiano), y todo lo demás (documentales, etc) para poder afirmar con tanta certeza y fuera de toda duda, que específicamente tal soldado, hoy detenido, efectivamente cometió tales actos deshonrosos; ah, claro, debo darlo por acredito puesto que la “Corte” lo estableció! Leamos “…cuando en 1986 el ex juez de la Corte del gobierno militar, Adolfo Gabrielli, intentó justificar la convalidación de las bases jurídicas e institucionales justamente de ese gobierno de facto, sostuvo: “[debíamos, por la Corte] volver a los principios, reglas y valores compartidos sanamente por la comunidad, que habían sido abandonados” (Gabrielli, 1986: 12) ¡Esa es también “la Corte”! y más aún, qué prestigio institucional sacralizado tiene, como para que sus cuasi divinos fallos ameriten tal solemne e incuestionable respeto intelectual y jurídico? “La Corte” también es un señor con decenas de propiedades con algunos simpáticos prostíbulos u otro señor con algún departamento parisino y alguna manceba volando por los aires! Es decir…cierra la discusión el hecho que tal o cual tema haya sido determinado por “la Corte”? Seamos inteligentes, por favor.
4) BASTA significa BASTA.
Gracias APROPOBA por este espacio de disenso, y gracias al señor comisario mayor por las enseñanazas que sus palabras nos dejan a los que creemos que el apego de las instituciones es a los valores democráticos y no a las circunstanciales leyes. Si los policías alemanes de la década de 1930 hubieran tenido verdadero apego a valores y no a meras normas, probablemente el nazismo no hubiese tenido el mismo éxito que tristemente tuvo, Kelsen mediante, autor que -soreprendentemente- veo que sigue teniendo fuerte influencia en algunos.
El crimen que conmueve ahora al país -el de Araceli- exhibe, una vez más, los graves problemas estructurales que arrastra la Policía bonaerense: ineficacias de todo tipo, supuestas complicidades y presunción de corrupción. Nada nuevo, lamentablemente.
Dejaron al sospechoso en libertad y le facilitaron la fuga. Hicieron la “vista gorda” ante una trama en la que aparecían evidencias de narcotráfico; desoyeron alertas y subestimaron los riesgos. Todo esto provoca indignación, pero no sorpresa. Los problemas de corrupción e ineficacia policial llevan ya muchas décadas. Y está claro que no se han solucionado con purgas, exoneraciones masivas, sumarios y disponibilidades o apartamientos provisorios. Esas fórmulas están agotadas. Si no se atacan los problemas de fondo, cada vez quedará más lejos el objetivo de contar con una fuerza de seguridad saneada, profesional y confiable.
Una fuerza del tamaño de la Bonaerense, con unos 90 mil hombres armados y repartida en más de 300 mil kilómetros cuadrados (como tiene la Provincia) debe ser controlada con mecanismos de proximidad. Aquí se ha dicho muchas veces: sin contralor ciudadano y monitoreo a escala local, resulta casi imposible supervisar un “ejército” semejante.
Está claro que lo hecho hasta ahora no ha dado los resultados que se buscaban. Al cabo de “intervenciones”, purgas generalizadas, bandazos de un extremo al otro, se sigue en el mismo punto. El caso Araceli lo confirma, dramáticamente, en estas horas.
Pero lo peor es que no se ven avances que permitan imaginar un cambio de fondo. Se han anunciado y puesto en marcha medidas positivas, como las rinoscopias a todo el personal policial y la exigencia de declaraciones juradas a los comisarios y jefes de la Fuerza. Pero la reforma que hace falta es mucho más profunda.
La Provincia no puede resignarse a “administrar” una Policía enferma de corrupción e ineficacia, ni tampoco a “maquillar” las cosas con algunas medidas aisladas, aún cuando resulten acertadas. Debe asumir el complejo pero imprescindible desafío de una reforma estructural y de fondo. Hay que devolverle a la Policía el rol de fuerza profesional, confiable, controlada y transparente. El diagnóstico ya es demasiado conocido, como también lo son las recetas fracasadas. Desde ese punto de partida, hay que empeñarse en una transformación estructural.
La clave reside en el control. Hay que atacar el cáncer de la “coima uniformada” y romper, definitivamente, los lazos que unen a la Policía con el delito organizado. No es fácil, por supuesto. Pero algún día se deberá empezar.
El caso de otra chica -otra más- asesinada con inconcebible alevosía, desnuda los extremos de brutalidad que amenazan a la sociedad. Si frente a semejante amenaza, aceptamos la convivencia con una Policía corrupta e ineficaz, la perspectiva es penosa y desoladora.
Como se ha dicho otras veces, la ejecución de una reforma profunda en materia de seguridad exige una verdadera política de Estado, en la que se comprometan todos los sectores políticos e institucionales y, desde ya, los tres Poderes del Estado. Como parte de ese compromiso, se deberá garantizar la continuidad de estrategias orientadas a lograr esos cambios de fondo. Está demostrado que no hay “ministros salvadores” ni fórmulas mágicas. Lo que se necesita son objetivos claros; controles rigurosos y eficientes con imprescindible fiscalización ciudadana; profesionalización; orgullo policial y conducción ejemplar. La Provincia no puede tolerar más una Policía degradada y carcomida por sus propios vicios.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 5, 2017
[/ezcol_4fifth]
[ezcol_1fifth_end]TREMENDO
Por Roberto Jorge Salomón
Los gestores democratas nunca reconoceran ni se haran cargo de nada, hasta la nota lo oculta, y claro la policia es el jamon del medio.-
Es muy cierto, que necesita profunda reforma, yo no confio lo haga la politica que la destruyo, ni los que lo permitieron durante 33 años y todavia echan culpa a la dictadura, esas cupulas y muchos de sus blancos tambien nos fuimos, pero si ven los resultados sabran, de conducciones fueron sus leyes, los contubernios, sus tarjetas, corrupciones jueces, que dejaron consecuencias que mas de un camaleon calla, aun en esta gestion como si hubieramos sido lelos, en mi caso me harte de relatos de reformas y criticas, quizas debiera callarme ya me fui, pero siguen usandonos todavia hagan un acto de contriccion politicos jueces y muchos otros sobre la institucion y sus hombres, la mayoria es tropa que no manda, no generalicen han imputado e imputan camaradas y falsamente valoran mas al terrorismo, sin un prurito y con cobardia, aun no asumen sus responsabilidades.-
Dios quiera asi sea, miles de veces sufrimos con la sociedad por sus culpas, es hora de hacerlo, y ya devuelvan a la fuerza su posicion en la sociedad
LA MEGA CAUSA ZONA 5, Y LOS MUERTOS DIFERENCIADOS
♦
Por Claudio Kussman.
En la ciudad de Bahía Blanca, el día 20 de marzo de 1975, para el Subcomisario JOSÉ HECTOR RAMOS, de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, transcurrió normalmente…sin saber que para él eran sus últimas horas en el mundo de los vivos. Transitoriamente a cargo de la Delegación DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires) en la que se desempeñaba como segundo jefe, cumplió con el horario y tareas de costumbre. Al finalizar pasó por la zona céntrica donde se encontraba su familia, y sobre las 21 horas, acompañado por su esposa y sus 2 hijos menores de edad (un varón y una mujer), estacionó el auto frente a su domicilio. Luego de sacar las compras del supermercado del baúl, se disponían a ingresar al hogar. Él no lo logró, de las sombras surgieron unos “jóvenes idealistas” de la organización terrorista Montoneros que repetidamente le dispararon en la espalda, causando su muerte, e hiriendo tambien a su hijo de 8 años de edad. De haber percibido la presencia de sus asesinos hubiera intentado huir con el rodado, en cuyo caso seguramente todos sus seres queridos en pleno hubieran pagado las consecuencias. En previsión las calles de escape habían sido cubiertas por otros criminales, fuertemente armados. Pasó el tiempo y como es “normal” con los policías que murieron, mueren y morirán trágicamente, RAMOS muy rápidamente fue olvidado. El día 7 de noviembre de 2023 en ocasión de llevarse a cabo la inspección ocular de la que fuera la Unidad Regional V de Policía, hoy Estación Departamental, que yo solicitara a partir de diciembre de 2014, o sea 9 años antes, en una ignota oficina de los fondos del inmueble, casi oculto, me encontré frente a él. Detenido en el tiempo y de uniforme me observaba desde una foto enmarcada en su memoria. 23 días después llegaba, para declarar nuevamente, a la sala de audiencias donde se lleva a cabo el juicio denominado Mega Causa Zona 5. Al ingresar a la misma sobre la izquierda se puede ver una amplia pared vidriada cubierta de fotografías. Son los rostros de víctimas de la confrontación fratricida que desgraciadamente se produjo en los años 60 y 70 del siglo pasado. Entre ellos por supuesto no se verá un solo uniformado. Primero porque sus muertes no son tenidas en cuenta y segundo porque los miembros de las instituciones de las que formaron parte, no hicieron nada para que esto no ocurriera. En consecuencia, hoy tenemos muertos diferenciados, y tambien victimarios, o no, diferenciados. Siempre que llego a este deprimente estrado judicial, me pregunto si los matadores (o sus descendientes) de RAMOS, del Comisario de la Policía Federal VALDOVINO, del Cabo ROJAS y el Soldado PAPINI del Ejército Argentino (prestaban servicio en Bahía Blanca al momento de su violento deceso), no habrán declarado en este lugar como acongojadas víctimas “de la represión de estado”. Califico al lugar como deprimente, porque allí los “honorables” funcionarios judiciales, sin pudor y a contramano de la realidad y de la justicia de un país medianamente normal, en lo que la Argentina no se encuadra, durante más de 2 décadas escuchan solo a una de las partes. Así, al diferenciarse a los muertos, gran parte de estos, aparentan no haber existido. ¿Esto, podrá ser para siempre?
“Si usted cree que hay diferencias, las encontrará. Si piensa que no las hay, no encontrará ninguna”
Taisen Deshimaru (1914-1982)
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Prov. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
EN MEMORIA DEL SUBCOMISARIO JOSÉ HÉCTOR RAMOS, QUIEN REPRESENTA A LOS POLICÍAS QUE VIOLENTAMENTE MURIERON, MUEREN Y MORIRÁN, Y QUE RÁPIDAMENTE SON OLVIDADOS POR UNA SOCIEDAD QUE EN MAYORÍA NO MERECE TAL SACRIFICIO.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 20, 2024
230 – 252 – 236 – LAS CIFRAS DEL DOLOR Y LA INDIFERENCIA
Por CLAUDIO KUSSMAN
LA DIFICIL MISIÓN DE SER POLICÍA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Cada fuerza de uniformados en Argentina habla del sacrificio de sus miembros y está bien que así sea, pero con toda seguridad ni por asomo, ninguna ha dado y da tanto como la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Es la fuerza menos reconocida y la más utilizada y estigmatizada, por cuanto gobierno de turno alcanzó el poder. Destaquemos que un policía, a diferencia de cualquier fuerza armada, debe rendir examen todos los días. Se puede ser un exitoso y condecorado funcionario, pero las medallas duran… hasta la comisión del próximo delito calamitoso, en tal o cual jurisdicción. En ese momento no se puede mostrar los premios anteriores a los denunciantes, por el contrario, se vuelve a comenzar y si como seres humanos que somos, se comenten errores estos se pagan. Las condecoraciones conceden solo 15 minutos de fama, generalmente robada en los medios por la verborrea de los políticos de turno, que parecieran ser esforzados y sagaces investigadores policiales y luego la nada.
DOSCIENTOS TREINTA
Así esta Institución teniendo por jurisdicción el territorio más difícil del país, en los años en que las calles eran dominadas por el terrorismo cuyos miembros hipócritamente hoy pasaron a ser “jóvenes idealistas”, más allá de sus numerosos lisiados, sufrió el asesinato de DOSCIENTOS TREINTA de sus efectivos. Dio sangre de sus miembros como ninguna otra fuerza, lo cual hoy es ignorado y hasta despreciado por las autoridades empeñadas en mentir por ley, afirmando que en el país hubo 30.000 “desaparecidos”. Al tiempo que regala dependencias policiales para ser transformadas en “Museos de la Memoria”, la actual gobernadora MARIA EUGENIA VIDAL se vanagloria ante los medios de difusión, de la cantidad de efectivos “apartados y procesados” al extremo de saber hasta el promedio diario, desde el comienzo de su “maravillosa” administración. Esto no es nada nuevo, lo mismo hicieron todos sus antecesores, quienes como ella misma ayudaron al empobrecimiento del país a través de la mala gestión, tema que evitan con muletillas como: “la culpa es de los otros”. Mientras, su “Ministro de Seguridad” CRISTIAN RITONDO se entera por los medios de difusión, que una fuerza de seguridad ajena, en SU jurisdicción realiza un dudoso o si se quiere chapucero procedimiento, a pesar de ser PROGRAMADO y le mata un Jefe con jerarquía de Comisario que cobraba una dádiva. Ante semejante e inédito desaguisado en la historia policial argentina…todo bien, gracias.
DOSCIENTOS CINCUENTA Y DOS
Cuando la guerra fratricida de los años 70 finalizó y las Fuerzas Armadas se retiraron a sus cuarteles en el año 1989, la Policía de la Provincia de Buenos Aires siguió estando en las mismas calles, donde siempre había estado y nuevamente siguió sin estridencia alguna confrontando y entregando la sangre de su gente. Esta vez a manos de la llamada delincuencia común, hasta el año 2.000 otros DOSCIENTOS CINCUENTA Y DOS de sus efectivos fueron asesinados, al tiempo que quienes nunca hicieron nada por nadie y a la noche dormían en sus cómodos hogares, la consideraban “La Maldita Policía” o la de “Gatillo Fácil”.
DOSCIENTOS TREINTA Y SEIS
Con el nuevo siglo, nada cambió, llegaron los que “vinieron por todo” y debilitaron como nunca a la institución policial y a todas las fuerzas de uniformados, ante la mirada indiferente de todos y todas. Mientras la Policía Bonaerense siguió entregando su gente, que también son seres humanos y en este caso las víctimas hombres y mujeres, fueron más de DOSCIENTOS TREINTA Y SEIS desde el año dos mil a hoy. Esta impiadosa suma seguirá creciendo ante la indiferencia de unos y otros. Unos porque como políticos no trepidan en sacrificar a quien sea en aras del poder y el beneficio propio. Los otros, los mismos policías, porque de siempre nos acostumbramos que nuestra realidad fuera así, casi sin reconocimiento ni grandes monumentos a nuestra gente. Porque casi insensibles al dolor, había que seguir trabajando las veinticuatro horas del día los trescientos sesenta y cinco días del año, con los medios que se dispusieran, para servir y proteger a una sociedad indiferente.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Abril 10, 2019
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PrisioneroEnArgentina.com
Abril 10, 2019
EN MEMORIA DEL DOCTOR OSVALDO HUGO RAFFO
Por CLAUDIO KUSSMAN
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Hoy trágicamente puso fin a su larga vida, un investigador de muertes violentas sin precedentes en Argentina, llamado OSVALDO HUGO RAFFO, el hombre que a lo largo de su vida profesional superó las 20.000 autopsias. Cada una de ellas era ciencia escrita y un muy importante paso, para el esclarecimiento del hecho que se investigaba.
Como médico forense de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, cumplió también el rol de maestro al ser profesor de Medicina Legal en nuestra Escuela Superior de Policía, donde tuvimos el privilegio de escucharlo, aprender y apreciarlo.
Otros muchos continuaron instruyéndose con él a través del trabajo directo y cotidiano, en el que nunca demostró cansancio alguno y un entusiasmo digno de admiración.
Seguramente la sociedad le debe mucho y quienes lo conocimos y tratamos al tiempo que contamos alguna anécdota de él, no lo olvidaremos.
Apreciado maestro, que en paz descanse.
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Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
Marzo 18, 2019
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 18, 2018
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CAMARADAS -Cuarta Parte-
En la cuarta entrega de la serie Camaradas, presentamos dos cartas de opinión del sitio web de APROPOBA, en las cuales se continúa expresando pareceres sobre la temática en disputa.
Agradecer una opinión
De: Elver Gacorta
Para: central@apropoba.com.ar
Enviado el: lunes, 31 de julio de 2017
Asunto: Agradecer una opinión
Totalmente de acuerdo con lo expresado por el Sr. o Sra. B M, al leer el correo al que se refiere sentí bronca, un poquito de asco por leerlo en una página Policial, pero no tengo capacidad dialéctica para refutarlo, me sentí representado por B M, no me hubiera indignado si el articulo al que él se refiere lo hubiese escuchado de boca de VH Morales o de Navarro, pero bueno, hay libertad de expresarse en esta página, gracias B M por expresarse por mi y mucha fuerza y fe en Dios al SEÑOR Comisario Mayor que está pagando lo que seguro no debe y quizá representándonos a muchos Policías contemporáneos con su carrera.
Luis Alberto Zapata
Mayor (RA)
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 3, 2017
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Policía y democracia o policía y leyes – No es lo mismo
De: BM
Para: central@apropoba.com.ar
Enviado el: domingo 30 de julio de 2017
Asunto: POLICÍA Y DEMOCRACIA O POLICÍA Y LEYES. NO ES LO MISMO.
Sres. Camaradas: Dice un camarada respecto de los dichos del señor comisario mayor:
1) “…los hijos de uniformados… (¿coptados?) presos por delitos de lesa humanidad, ¿Quién puede asegurar que esa ausencia no fue lo que provocó ese sentimiento de rechazo a todo lo que tenga que ver con la imposibilidad de construir afecto e interacción familiar, que ahora visibilizan con toda crudeza?…”;
2) “…(Dice el señor comisario mayor) “nos usaron para enfrentarnos con toda la sociedad”. ¿Por quienes se sintieron usados?. No me queda claro…”;
3) “…¿fueron las autoridades gubernamentales o los jueces quienes dispusieron compartir prisión con los policías narcos?… (estos últimos) no mataron, no torturaron, no desaparecieron a nadie ni se apropiaron de bebés, ni obligaron por medio de una coacción irresistible a nadie, a ser parte de un plan criminal.
4) “…me gustaría saber ¿qué significa decir “BASTA…”;
Ahora, con relación a cada frase, con humildad:
1) A menos que el camarada sustente su apreciación en profesión propia (psicología, psquiatría, sociología) o en análisis específicos de estos casos en particular llevados a cabo por profesionales de esas disciplinas, no puedo dejar de imaginar su opinión como una mera expresión del conocimiento vulgar o a lo sumo, diletante, que hace que un lego sostenga una teoría. No me inspira a decir mucho más el asunto, justamente por la sencillez de su abordaje, al menos para mí. Pero sí debo referirme a la coptación. El señor comisario mayor tiene razón, desde los ochenta que la coptación se viene produciendo, quizás no dirigida específicamente a un sector sociai o conjunto, pero sí teniendo por rehén a la sociedad toda, en el marco de un proceso cultural muy parecido al de la desnazificación germana manipulada por los “aliados”;
2) Es claro. Cuál es la duda. Los dirigentes políticos usaron a la policía. Antes de 1976 esos funcionarios vestían trajes y luego uniformes. Es igual, al menos lo es en el sentido que lo plantea el señor oficial superior y yo coincido. Más. Mi señor padre al igual que otros soldados, ya fallecido, miembro de otra Policía y en comisión en el Comando Primer Cuerpo de Ejército desde 1976 hasta 1983, pensaba exactamente lo mismo;
3) Señor camarada. Fue el Estado. El Estado (no importa cuál de sus Poderes) puso a veteranos de una guerra no reconocida con ratas inmorales. Me cago en que los jueces tengan esa facultad. Perdón, lo voy a decir de nuevo porque alguien puede pensar que me equivoqué al tipear: me cago en que los jueces tengan esas facultades, porque toda facultad legal se encuentra dentro del contexto político en la que la misma es concebida o se desarrolla, y debo decir, que son legales las disposiciones de los jueces militares que disponen de personas en Guantánamo o de los jueces alemanes que disponían la vasectomía por la fuerza de los “débiles mentales” entre 1933 y 1939, fundamentalmente. Poner a un narco junto a un soldado, es rebajar al soldado al lugar del narco, cuestión nada accidental y bien meditada por algunos hijos de puta. De nuevo, no le erré: hijos de puta. Y algo más: matar, torturar, desaparecer, apropiarse de bebés, obligar por medio de una coacción irresistible a ser parte de un plan criminal, todo reprochable así enunciado, reduccionismo mediante, pero habrá que ver caso por caso (algún día, aunque sea para la merecida y honesta revisión histórica), porque suena tan moral y tan solemne hacerse el indignado…quisiera saber la cantidad y calidad de los testigos, su relación con las organizaciones terroristas que por entonces asolaban el pais, la objetividad y seriedad en la merituación de las pruebas por parte de los jueces, la identidad de eses jueces (hace poco separaron de una causa “de lesa humanidad” a dos magistrados santiagueños porque se estableció su pasado erpiano), y todo lo demás (documentales, etc) para poder afirmar con tanta certeza y fuera de toda duda, que específicamente tal soldado, hoy detenido, efectivamente cometió tales actos deshonrosos; ah, claro, debo darlo por acredito puesto que la “Corte” lo estableció! Leamos “…cuando en 1986 el ex juez de la Corte del gobierno militar, Adolfo Gabrielli, intentó justificar la convalidación de las bases jurídicas e institucionales justamente de ese gobierno de facto, sostuvo: “[debíamos, por la Corte] volver a los principios, reglas y valores compartidos sanamente por la comunidad, que habían sido abandonados” (Gabrielli, 1986: 12) ¡Esa es también “la Corte”! y más aún, qué prestigio institucional sacralizado tiene, como para que sus cuasi divinos fallos ameriten tal solemne e incuestionable respeto intelectual y jurídico? “La Corte” también es un señor con decenas de propiedades con algunos simpáticos prostíbulos u otro señor con algún departamento parisino y alguna manceba volando por los aires! Es decir…cierra la discusión el hecho que tal o cual tema haya sido determinado por “la Corte”? Seamos inteligentes, por favor.
4) BASTA significa BASTA.
Gracias APROPOBA por este espacio de disenso, y gracias al señor comisario mayor por las enseñanazas que sus palabras nos dejan a los que creemos que el apego de las instituciones es a los valores democráticos y no a las circunstanciales leyes. Si los policías alemanes de la década de 1930 hubieran tenido verdadero apego a valores y no a meras normas, probablemente el nazismo no hubiese tenido el mismo éxito que tristemente tuvo, Kelsen mediante, autor que -soreprendentemente- veo que sigue teniendo fuerte influencia en algunos.
[/ezcol_1half_end]Araceli Fulles y los graves problemas estructurales de la Policía Bonaerense
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El crimen que conmueve ahora al país -el de Araceli- exhibe, una vez más, los graves problemas estructurales que arrastra la Policía bonaerense: ineficacias de todo tipo, supuestas complicidades y presunción de corrupción. Nada nuevo, lamentablemente.
Diario El Día
http://www.eldia.com/nota/2017-4-29-3-6-7-otro-horror-que-desnuda-los-vicios-estructurales-de-una-policia-que-necesita-una-reforma-profunda
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Dejaron al sospechoso en libertad y le facilitaron la fuga. Hicieron la “vista gorda” ante una trama en la que aparecían evidencias de narcotráfico; desoyeron alertas y subestimaron los riesgos. Todo esto provoca indignación, pero no sorpresa. Los problemas de corrupción e ineficacia policial llevan ya muchas décadas. Y está claro que no se han solucionado con purgas, exoneraciones masivas, sumarios y disponibilidades o apartamientos provisorios. Esas fórmulas están agotadas. Si no se atacan los problemas de fondo, cada vez quedará más lejos el objetivo de contar con una fuerza de seguridad saneada, profesional y confiable.
Una fuerza del tamaño de la Bonaerense, con unos 90 mil hombres armados y repartida en más de 300 mil kilómetros cuadrados (como tiene la Provincia) debe ser controlada con mecanismos de proximidad. Aquí se ha dicho muchas veces: sin contralor ciudadano y monitoreo a escala local, resulta casi imposible supervisar un “ejército” semejante.
Está claro que lo hecho hasta ahora no ha dado los resultados que se buscaban. Al cabo de “intervenciones”, purgas generalizadas, bandazos de un extremo al otro, se sigue en el mismo punto. El caso Araceli lo confirma, dramáticamente, en estas horas.
Pero lo peor es que no se ven avances que permitan imaginar un cambio de fondo. Se han anunciado y puesto en marcha medidas positivas, como las rinoscopias a todo el personal policial y la exigencia de declaraciones juradas a los comisarios y jefes de la Fuerza. Pero la reforma que hace falta es mucho más profunda.
La Provincia no puede resignarse a “administrar” una Policía enferma de corrupción e ineficacia, ni tampoco a “maquillar” las cosas con algunas medidas aisladas, aún cuando resulten acertadas. Debe asumir el complejo pero imprescindible desafío de una reforma estructural y de fondo. Hay que devolverle a la Policía el rol de fuerza profesional, confiable, controlada y transparente. El diagnóstico ya es demasiado conocido, como también lo son las recetas fracasadas. Desde ese punto de partida, hay que empeñarse en una transformación estructural.
La clave reside en el control. Hay que atacar el cáncer de la “coima uniformada” y romper, definitivamente, los lazos que unen a la Policía con el delito organizado. No es fácil, por supuesto. Pero algún día se deberá empezar.
El caso de otra chica -otra más- asesinada con inconcebible alevosía, desnuda los extremos de brutalidad que amenazan a la sociedad. Si frente a semejante amenaza, aceptamos la convivencia con una Policía corrupta e ineficaz, la perspectiva es penosa y desoladora.
Como se ha dicho otras veces, la ejecución de una reforma profunda en materia de seguridad exige una verdadera política de Estado, en la que se comprometan todos los sectores políticos e institucionales y, desde ya, los tres Poderes del Estado. Como parte de ese compromiso, se deberá garantizar la continuidad de estrategias orientadas a lograr esos cambios de fondo. Está demostrado que no hay “ministros salvadores” ni fórmulas mágicas. Lo que se necesita son objetivos claros; controles rigurosos y eficientes con imprescindible fiscalización ciudadana; profesionalización; orgullo policial y conducción ejemplar. La Provincia no puede tolerar más una Policía degradada y carcomida por sus propios vicios.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 5, 2017
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[ezcol_1fifth_end]TREMENDO
Por Roberto Jorge Salomón
Los gestores democratas nunca reconoceran ni se haran cargo de nada, hasta la nota lo oculta, y claro la policia es el jamon del medio.-
Es muy cierto, que necesita profunda reforma, yo no confio lo haga la politica que la destruyo, ni los que lo permitieron durante 33 años y todavia echan culpa a la dictadura, esas cupulas y muchos de sus blancos tambien nos fuimos, pero si ven los resultados sabran, de conducciones fueron sus leyes, los contubernios, sus tarjetas, corrupciones jueces, que dejaron consecuencias que mas de un camaleon calla, aun en esta gestion como si hubieramos sido lelos, en mi caso me harte de relatos de reformas y criticas, quizas debiera callarme ya me fui, pero siguen usandonos todavia hagan un acto de contriccion politicos jueces y muchos otros sobre la institucion y sus hombres, la mayoria es tropa que no manda, no generalicen han imputado e imputan camaradas y falsamente valoran mas al terrorismo, sin un prurito y con cobardia, aun no asumen sus responsabilidades.-
Dios quiera asi sea, miles de veces sufrimos con la sociedad por sus culpas, es hora de hacerlo, y ya devuelvan a la fuerza su posicion en la sociedad
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