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El sacrificio de unos por el bienestar de los inocentes. Donald J. Trump y su acierto en el ataque a la base aérea en Siria.

 

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Fabian Kussman

email@PrisioneroEnArgentina.com

www.PrisioneroEnArgentina.com

@FabianKussman

Abril 10, 2017


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Es lamentable, pero nos hemos acostumbrado a ver niños muertos alcanzados por guerras de adultos. Aquellos que son utilizados por el terrorismo merecen las mismas lágrimas que estos que fueron víctimas de uno de los tantos dictadores de turno. Los niños de Siria, las imágenes de esos niños que parecen congelados en el tiempo, no pueden ser olvidados. Sus teces pálidas y los ojos perdidos, son la sombra de la muerte.

En cuanto a la necesidad de una respuesta al uso de Assad del gas sarin, esta vale ser escuchada por menos de dos segundos. Una explicación de la decisión de Donald Trump a bombardear la base aeronáutica Al-Shayrat, será un poco más larga. Es mi parecer, es la perfecta respuesta a la declaración de “línea roja” de Barack Obama de 2012, en la que afirmó sin titubear que, si el presidente sirio Bashar al-Assad llegara a intentar usar armas químicas en su esfuerzo por destruir las fuerzas rebeldes, Estados Unidos intervendría. En ese entonces Assad usó armas químicas, y Obama se diluyó en la oscuridad. Permaneció en silencio, enviando un frágil mensaje al tirano sirio. Siria se ha convertido desde entonces en un matadero, y Assad ha ganado lentamente una ventaja, gracias en gran parte a la ayuda de los rusos e iraníes.

Existen reglas y tratados. El Congreso y los acuerdos internacionales. Pero hay momentos en la vida de los líderes en que no se puede perder tiempo. Esas horas, días, semanas de espera que utilizan los burócratas para -entre elegantes almuerzos y costosas cenas- decidir qué es lo políticamente correcto, cobran vidas. Trump -y lo afirmo desde una posición de poca admiración al presidente americano- tomó un riesgo, salió al ruedo y lanzó una orden que puede salvar seres humanos.

Comprendo a los activistas y a los verdaderos defensores de los derechos humanos, reservándome unos momentos para la pregunta sobre cuáles son los límites. Donde, moralmente, está bien el sacrificio de unos por el bien de muchos. Seguramente, pilotos y operarios de la base siria perecieron en el ataque norteamericano. Y tal vez ellos no estaban de acuerdo con el despótico régimen, y solo cumplían órdenes. Y son hoy parte de la gran tragedia de las guerras. Estaban allí, seguían ordenes, pero conocían los riegos. Ahora, cambiemos la página y concentremos nuestra visión en esas imágenes casi angelicales de niños sin vida. Y pensemos cuantos más podrían seguir el mismo camino.

Muy pocos países discuten como errores el asesinato de niños, Argentina entre ellos. Por suerte, este hoy del mandato de Trump, no.

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