Es la misma historia, ya lo sabemos. Los Sharks y los Jets lo hacen (danzar), como es de esperar de las bandas callejeras más bailables del teatro, de maravillas. Tony (Ansel Elgort) y Maria (Rachel Zegler) lo hacen, primero debajo de las gradas en el baile de la escuela secundaria, luego en la iglesia donde declaran su amor. Y los hombres y mujeres de la comunidad de inmigrantes puertorriqueños del Upper West Side de Nueva York lo hacen mientras cantan sobre “América”.
West Side Story trata sobre las contradicciones en el corazón del experimento estadounidense. Sí, todos fuimos creados iguales y, dado que tenemos los derechos inalienables de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, somos libres de amar a quien queramos. Pero, como dijo el letrista Stephen Sondheim, “La vida está bien en Estados Unidos / Si eres todo blanco en Estados Unidos”.
Sondheim, quien falleció a los 91 años pocos días antes del estreno de la película de Spielberg, fue el chico nuevo, el recién llegado en 1957 cuando co-creó West Side Story con el compositor Leonard Bernstein y el coreógrafo Jerome Robbins. Fue idea de Robbins colocar a Romeo y Julieta en lo que entonces era el vecindario pobre de la isla de Manhattan y transformar las peleas de Shakespeare, “dos hogares, ambos iguales en dignidad” en los Jets y Sharks, dos grupos de neoyorquinos pobres separados principalmente por el tiempo. de la inmigración de sus antepasados a Estados Unidos. Tony Kushner, quien escribió el guión de la adaptación de Spielberg, lo hace explícito cuando hace que el teniente de policía Schrank (Corey Stoll) llame a los Jets como los últimos blancos que no pueden llegar a Estados Unidos.
La mayor parte de la responsabilidad de actualizar West Side Story para una América del siglo XXI recae en Tony Kushner como guionista, y el escriba de Angels in America tiene éxito más allá de todas las expectativas. Esta película no es una nueva versión de la ganadora del Oscar a la Mejor Película en 1961; es una adaptación de la obra original. El orden de las canciones refleja la obra, que tiene mucho más sentido en cuanto a la trama. La diferencia con la versión de Robert Wise / Jerome Robbins comienza de inmediato. La cámara recorre un páramo urbano de edificios demolidos hasta que aterriza en un letrero de la próxima construcción del Lincoln Center. El pequeño cuadrado de césped por el que los Sharks y los Jets luchan y mueren por controlar está condenado al fracaso desde el principio. Más tarde, en los grandes almacenes Gimbels donde María trabaja como limpiadora (otra Kushner), una de sus compañeras de trabajo, además, expresó la esperanza de que puedan quedarse en el vecindario y vivir en un bonito y nuevo apartamento. Otra criada la derriba: esos apartamentos serán para gente rica y tendremos que mudarnos.
[ezcol_1half]
El gran Steven Spielberg nunca ha hecho un musical antes, aunque ha incursionado, como el número de apertura de “Anything Goes” en Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Pensé que haría un buen trabajo, pero no pensé que su primera incursión en el género fuera una película perfecta. Sus movimientos de puesta en escena y cámara están a otro nivel de todos los demás que trabajan hoy.
El baile en el gimnasio de la escuela donde Tony y Maria se encuentran rivaliza con las secuencias de acción cinética de Mad Max: Fury Road.
No hay una nota amarga en la actuación. Rachel Zegler es una actriz de cine por primera vez, que fue una de las 30.000 personas que audicionaron en un casting abierto; su último papel fue como María en una producción de teatro comunitario de West Side Story en Englewood, Nueva Jersey. Ella está absolutamente radiante. La veterana de Hamilton, Ariana DeBose, logra el papel más difícil de la película como Anita, la chica Shark (Tiburón) atrapada entre el amor y la ira. Solo para agregar otra capa de dificultad, DeBose tiene que jugar al lado de la genial Rita Moreno, quien ganó un Oscar por interpretar a Anita en 1961. Moreno asume el papel de la tendera como Valentina y ofrece una sublieme actuación en un espectáculo bien desarrollado. En manos de Moreno, toda canción se transforma en un himno por un sueño americano de igualdad que siempre parece estar fuera de alcance.
🎬
Es la misma historia, ya lo sabemos. Los Sharks y los Jets lo hacen (danzar), como es de esperar de las bandas callejeras más bailables del teatro, de maravillas. Tony (Ansel Elgort) y Maria (Rachel Zegler) lo hacen, primero debajo de las gradas en el baile de la escuela secundaria, luego en la iglesia donde declaran su amor. Y los hombres y mujeres de la comunidad de inmigrantes puertorriqueños del Upper West Side de Nueva York lo hacen mientras cantan sobre “América”.
[ezcol_1fifth]West Side Story trata sobre las contradicciones en el corazón del experimento estadounidense. Sí, todos fuimos creados iguales y, dado que tenemos los derechos inalienables de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, somos libres de amar a quien queramos. Pero, como dijo el letrista Stephen Sondheim, “La vida está bien en Estados Unidos / Si eres todo blanco en Estados Unidos”.
Sondheim, quien falleció a los 91 años pocos días antes del estreno de la película de Spielberg, fue el chico nuevo, el recién llegado en 1957 cuando co-creó West Side Story con el compositor Leonard Bernstein y el coreógrafo Jerome Robbins. Fue idea de Robbins colocar a Romeo y Julieta en lo que entonces era el vecindario pobre de la isla de Manhattan y transformar las peleas de Shakespeare, “dos hogares, ambos iguales en dignidad” en los Jets y Sharks, dos grupos de neoyorquinos pobres separados principalmente por el tiempo. de la inmigración de sus antepasados a Estados Unidos. Tony Kushner, quien escribió el guión de la adaptación de Spielberg, lo hace explícito cuando hace que el teniente de policía Schrank (Corey Stoll) llame a los Jets como los últimos blancos que no pueden llegar a Estados Unidos.
La mayor parte de la responsabilidad de actualizar West Side Story para una América del siglo XXI recae en Tony Kushner como guionista, y el escriba de Angels in America tiene éxito más allá de todas las expectativas. Esta película no es una nueva versión de la ganadora del Oscar a la Mejor Película en 1961; es una adaptación de la obra original. El orden de las canciones refleja la obra, que tiene mucho más sentido en cuanto a la trama. La diferencia con la versión de Robert Wise / Jerome Robbins comienza de inmediato. La cámara recorre un páramo urbano de edificios demolidos hasta que aterriza en un letrero de la próxima construcción del Lincoln Center. El pequeño cuadrado de césped por el que los Sharks y los Jets luchan y mueren por controlar está condenado al fracaso desde el principio. Más tarde, en los grandes almacenes Gimbels donde María trabaja como limpiadora (otra Kushner), una de sus compañeras de trabajo, además, expresó la esperanza de que puedan quedarse en el vecindario y vivir en un bonito y nuevo apartamento. Otra criada la derriba: esos apartamentos serán para gente rica y tendremos que mudarnos.
[ezcol_1half]El gran Steven Spielberg nunca ha hecho un musical antes, aunque ha incursionado, como el número de apertura de “Anything Goes” en Indiana Jones y el Templo de la Perdición. Pensé que haría un buen trabajo, pero no pensé que su primera incursión en el género fuera una película perfecta. Sus movimientos de puesta en escena y cámara están a otro nivel de todos los demás que trabajan hoy.
El baile en el gimnasio de la escuela donde Tony y Maria se encuentran rivaliza con las secuencias de acción cinética de Mad Max: Fury Road.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end]No hay una nota amarga en la actuación. Rachel Zegler es una actriz de cine por primera vez, que fue una de las 30.000 personas que audicionaron en un casting abierto; su último papel fue como María en una producción de teatro comunitario de West Side Story en Englewood, Nueva Jersey. Ella está absolutamente radiante. La veterana de Hamilton, Ariana DeBose, logra el papel más difícil de la película como Anita, la chica Shark (Tiburón) atrapada entre el amor y la ira. Solo para agregar otra capa de dificultad, DeBose tiene que jugar al lado de la genial Rita Moreno, quien ganó un Oscar por interpretar a Anita en 1961. Moreno asume el papel de la tendera como Valentina y ofrece una sublieme actuación en un espectáculo bien desarrollado. En manos de Moreno, toda canción se transforma en un himno por un sueño americano de igualdad que siempre parece estar fuera de alcance.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 24, 2021