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Por Jorge Lobo Aragón.

Cuando los símbolos religiosos son perseguidos en una sociedad, es que ésta sufre una crisis de identidad nacional e histórica.

La Cruz es emblema del cristianismo que la conquista se dispuso afianzar en estas tierras, y para concretar esa conquista es que se fundó nuestra ciudad. Nace Tucumán como consecuencia de esa conquista que a sus propósitos los simboliza en la cruz.

La cruz nos representa a los Cristianosa los católicos porque somos la comunidad que nació junto a la Cruz que Don Diego de Villarroel plantara en Ibatín. Desde entonces tenemos esta lengua española, la rueda, la escritura, las tablas de multiplicar, el teorema de Pitágoras, todos los elementos de la civilización  que junto a la Cruzy en el nombre de la cruz, se plantaron en este suelo; incluso el calendario con el que nos manejamos.

Nosotros, los tucumanos somos la comunidad fundada por Villarroel junto a la Cruzy en nombre de la cruz.

Nuestra civilización no sólo fue cristiano sino que lo tuvo al cristianismo como razón de ser. Se fundo la Ciudad para afianzar y difundir la cristiandad. De ahí nacemos como sociedad organizada. 

Se puso la Cruz en un sitio central y privilegiado, Casa Histórica- porque es un lugar que nos encuentra, abarca e identifica.

Se habla de la Libertad de culto  y a pesar de las libertades que comparto y respeto, los símbolos religiosos nunca pueden ser arcaicos ni vetustos, no tienden a dividir de manera alguna y no puede trasladarse como si fuera un trasto viejo más.

ISRAEL, uno de los Estados más modernos, tiene también su símbolo en la ESTRELLA DE DAVIDsigno marcadamente religioso, que le da carácter, que lo identifica como pueblo, que lo abarca y del cual sienten orgullo como todas las otras religiones con sus distintos y sagrados símbolos

Esas religiones que respetamos, seguramente nos apoyaran en que, de manera alguna se pueda discriminar a nuestra Cruz, a nuestro Cristo, porque en sí mismo, es una invitación a nuestros hermanos a recordar el pasado, un pasado común, un pasado conjunto, un pasado de nosotros y de nuestros abuelos, que es el pasado de los que vivimos en nuestra patria.

Triste sería que la patria se viera obligada a repetir siempre las mismas experiencias porque nosotros nos negáramos a asimilar las enseñanzas del pasado, y al evaluar el pasado, entender que la Cruz que nos cobija reúne en sí las mejores tradiciones, que nos empuja a procurar el bien de la patria.

¡Pobre sociedad si sus representantes analizaran los problemas cotidianos sólo con el mezquino ánimo de las ganancias inmediatas, del voto, de la demagogia, olvidando que somos la continuación de una empresa – una empresa que la Cruz resume y simboliza – que tiene un destino a cumplir para alcanzar el bien que el Altísimo nos legó y que estamos obligados a respetar.

 

DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN

 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 16, 2017


 

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