El actual mandatario de Argentina, Javier Milei, y el expresidente Mauricio Macri trataron de limar asperezas luego de que la confrontación que arrastran desde el año pasado alcanzara esta semana su punto máximo, y se reflejara en las tensas sesiones que hubo en el Congreso. Por primera vez desde que Milei asumió el poder, en diciembre del año pasado, los diputados y senadores que responden a Macri votaron en contra de un proyecto oficialista, lo que encendió las alarmas en el Gobierno, ya que esos respaldos son claves para el futuro del proyecto político ‘libertario’.
El martes, los diputados macristas se sumaron a la oposición para derogar un decreto de Milei que le otorgaba millonarios fondos reservados a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Al día siguiente, los senadores macristas votaron a favor de la reforma jubilatoria que el presidente impugnaba, y que ya confirmó que va a vetar. Las derrotas legislativas impactaron tanto que Milei recibió a Macri en la residencia presidencial de Olivos. Cenaron milanesas, la comida favorita del exmandatario, en un intento de bajar la intensidad de la pelea política de los dos principales líderes de la derecha argentina.
Para entonces, ya había en redes sociales una fuerte campaña contra Macri, alentada por funcionarios del Gobierno. Para criticar el rechazo del expresidente al financiamiento de la SIDE, el ministro del Interior, Guillermo Francos, incluso recordó que el expresidente enfrentó varias denuncias penales por presunto espionaje ilegal. El vocero presidencial, Manuel Adorni, advirtió, por su parte, que los legisladores macristas no eran “traidores”, el adjetivo que más se replicaba desde las cuentas oficialistas en las redes sociales. Sin embargo, sí los llamó “ingratos” y dijo que “seguramente estén confundidos”.
Algunos analistas políticos aseguraron que las instrucciones que Macri les dio a sus legisladores para oponerse a Milei formaron parte de la primera venganza concreta, ya que el exmandatario arrastra una serie de reclamos contra quien pensó que sería su aliado. El pasado 26 de octubre, al día siguiente de la primera vuelta electoral, Macri y la entonces candidata presidencial del Pro, Patricia Bullrich, anunciaron su apoyo a Milei. Luego de que el libertario ganara las elecciones, se especuló con la posibilidad de que el PRO le copara el Gobierno a Milei y que Macri ejerciera el poder en las sombras o que, por lo menos, designara a los principales ministros.
Nada de ello ocurrió, porque Milei se negó a compartir el poder con Macri y con su partido, el cual, a su vez, quedó resquebrajado porque un sector partidario jamás estuvo de acuerdo con aliarse a la ultraderecha. De hecho, Milei hizo a un lado al expresidente y negoció por su cuenta con Bullrich, a quien designó como ministra de Seguridad; y con el exministro de Finanzas de Macri, Luis Caputo, actual titular de Economía. Bullrich y Caputo rompieron con Macri y hoy son incondicionales de Milei. El PRO, en tanto, quedó al borde de la extinción porque las encuestas demuestran que hubo un éxodo de sus votantes hacia La Libertad Avanza, el partido de Milei.
La tensión fue en aumento. Macri denunció que Milei no “se dejaba ayudar”, en particular con los pliegos de millonarias licitaciones de obras públicas que el expresidente tenía listos. También reclamó por la coparticipación impositiva de la Ciudad de Buenos Aires, el bastión del macrismo al que el Gobierno se resistía a financiar. El pleito entre ambos dirigentes se acentuó cuando Milei afirmó en una entrevista que “la fusión” entre el PRO y La Libertad Avanza se daría de manera natural en las elecciones legislativas del próximo año. En respuesta, la macrista Fundación Pensar publicó un documento con críticas a Milei, en el que advirtió que había “más interrogantes que certezas” sobre el rumbo económico. Luego vino la escandalosa elección de autoridades del partido de Macri. Entre gritos y portazos, el expresidente ganó la presidencia y vetó la designación de Bullrich, reconvertida en fervorosa mileísta, al frente de la asamblea partidaria.
“No vamos a dar marcha atrás. Decidimos apoyar a Javier Milei porque si el cambio no se daba ahora, nos hundíamos”, escribió Bullrich la mañana de su derrota. Desde entonces reforzó sus críticas a Macri, ya que considera que encabezó un Gobierno “tibio”, que no se animó a hacer las reformas que, a su juicio, sí está cumpliendo el actual presidente.
En medio de este clima de confrontación, llegaron las derrotas legislativas de esta semana y la reunión secreta de Macri y Milei. Este viernes, un mensaje del expresidente pareció confirmar la reconciliación, ya que declaró su apoyo al veto a la reforma jubilatoria anunciado por el mandatario. El escándalo fue inmediato, ya que, apenas horas antes, el mismo Macri había pedido a sus legisladores que votaran a favor del proyecto de reforma jubilatoria, lo que anticipa nuevas fracturas en el PRO. Además, Milei no bajó el tono y, después de confirmar que se había reunido con Macri, advirtió que no le había convencido su argumento para rechazar el decreto sobre los fondos reservados para la SIDE.
“Me dio las explicaciones y la verdad es que a mí no me resultaron satisfactorias siendo alguien que fue jefe de Estado y sabe las necesidades en términos de inteligencia que tiene que enfrentar Argentina”, señaló sin agradecer el inesperado apoyo que Macri le había dado en torno al veto de la reforma jubilatoria.
Más tarde, el vocero presidencial aseguró que la relación entre Macri y Milei “es impecable”. En ese tono, agregó: “Ellos se juntan, se están juntando a comer sus milanesas, como ustedes bien saben”. El escepticismo recorrió la sala.
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El actual mandatario de Argentina, Javier Milei, y el expresidente Mauricio Macri trataron de limar asperezas luego de que la confrontación que arrastran desde el año pasado alcanzara esta semana su punto máximo, y se reflejara en las tensas sesiones que hubo en el Congreso. Por primera vez desde que Milei asumió el poder, en diciembre del año pasado, los diputados y senadores que responden a Macri votaron en contra de un proyecto oficialista, lo que encendió las alarmas en el Gobierno, ya que esos respaldos son claves para el futuro del proyecto político ‘libertario’.
El martes, los diputados macristas se sumaron a la oposición para derogar un decreto de Milei que le otorgaba millonarios fondos reservados a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Al día siguiente, los senadores macristas votaron a favor de la reforma jubilatoria que el presidente impugnaba, y que ya confirmó que va a vetar. Las derrotas legislativas impactaron tanto que Milei recibió a Macri en la residencia presidencial de Olivos. Cenaron milanesas, la comida favorita del exmandatario, en un intento de bajar la intensidad de la pelea política de los dos principales líderes de la derecha argentina.
Para entonces, ya había en redes sociales una fuerte campaña contra Macri, alentada por funcionarios del Gobierno. Para criticar el rechazo del expresidente al financiamiento de la SIDE, el ministro del Interior, Guillermo Francos, incluso recordó que el expresidente enfrentó varias denuncias penales por presunto espionaje ilegal. El vocero presidencial, Manuel Adorni, advirtió, por su parte, que los legisladores macristas no eran “traidores”, el adjetivo que más se replicaba desde las cuentas oficialistas en las redes sociales. Sin embargo, sí los llamó “ingratos” y dijo que “seguramente estén confundidos”.
Algunos analistas políticos aseguraron que las instrucciones que Macri les dio a sus legisladores para oponerse a Milei formaron parte de la primera venganza concreta, ya que el exmandatario arrastra una serie de reclamos contra quien pensó que sería su aliado. El pasado 26 de octubre, al día siguiente de la primera vuelta electoral, Macri y la entonces candidata presidencial del Pro, Patricia Bullrich, anunciaron su apoyo a Milei. Luego de que el libertario ganara las elecciones, se especuló con la posibilidad de que el PRO le copara el Gobierno a Milei y que Macri ejerciera el poder en las sombras o que, por lo menos, designara a los principales ministros.
Nada de ello ocurrió, porque Milei se negó a compartir el poder con Macri y con su partido, el cual, a su vez, quedó resquebrajado porque un sector partidario jamás estuvo de acuerdo con aliarse a la ultraderecha. De hecho, Milei hizo a un lado al expresidente y negoció por su cuenta con Bullrich, a quien designó como ministra de Seguridad; y con el exministro de Finanzas de Macri, Luis Caputo, actual titular de Economía. Bullrich y Caputo rompieron con Macri y hoy son incondicionales de Milei. El PRO, en tanto, quedó al borde de la extinción porque las encuestas demuestran que hubo un éxodo de sus votantes hacia La Libertad Avanza, el partido de Milei.
La tensión fue en aumento. Macri denunció que Milei no “se dejaba ayudar”, en particular con los pliegos de millonarias licitaciones de obras públicas que el expresidente tenía listos. También reclamó por la coparticipación impositiva de la Ciudad de Buenos Aires, el bastión del macrismo al que el Gobierno se resistía a financiar. El pleito entre ambos dirigentes se acentuó cuando Milei afirmó en una entrevista que “la fusión” entre el PRO y La Libertad Avanza se daría de manera natural en las elecciones legislativas del próximo año. En respuesta, la macrista Fundación Pensar publicó un documento con críticas a Milei, en el que advirtió que había “más interrogantes que certezas” sobre el rumbo económico. Luego vino la escandalosa elección de autoridades del partido de Macri. Entre gritos y portazos, el expresidente ganó la presidencia y vetó la designación de Bullrich, reconvertida en fervorosa mileísta, al frente de la asamblea partidaria.
“No vamos a dar marcha atrás. Decidimos apoyar a Javier Milei porque si el cambio no se daba ahora, nos hundíamos”, escribió Bullrich la mañana de su derrota. Desde entonces reforzó sus críticas a Macri, ya que considera que encabezó un Gobierno “tibio”, que no se animó a hacer las reformas que, a su juicio, sí está cumpliendo el actual presidente.
En medio de este clima de confrontación, llegaron las derrotas legislativas de esta semana y la reunión secreta de Macri y Milei. Este viernes, un mensaje del expresidente pareció confirmar la reconciliación, ya que declaró su apoyo al veto a la reforma jubilatoria anunciado por el mandatario. El escándalo fue inmediato, ya que, apenas horas antes, el mismo Macri había pedido a sus legisladores que votaran a favor del proyecto de reforma jubilatoria, lo que anticipa nuevas fracturas en el PRO. Además, Milei no bajó el tono y, después de confirmar que se había reunido con Macri, advirtió que no le había convencido su argumento para rechazar el decreto sobre los fondos reservados para la SIDE.
“Me dio las explicaciones y la verdad es que a mí no me resultaron satisfactorias siendo alguien que fue jefe de Estado y sabe las necesidades en términos de inteligencia que tiene que enfrentar Argentina”, señaló sin agradecer el inesperado apoyo que Macri le había dado en torno al veto de la reforma jubilatoria.
Más tarde, el vocero presidencial aseguró que la relación entre Macri y Milei “es impecable”. En ese tono, agregó: “Ellos se juntan, se están juntando a comer sus milanesas, como ustedes bien saben”. El escepticismo recorrió la sala.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 25, 2024
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