LESA. OTRO TREN PERDIDO DE LA HISTORIA

LOS POLTICOS MIRAN SU PROPIO OMBLIGO, LOS RETIRADOS SUMIDOS EN LA INACCION Y LOS JUECES EN EL “SIGA-SIGA”.
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  Por Dr. Gonzalo Miño.

Dicen que el tren de la historia suele pasar muy pocas veces en la evolución de un país, que si no se atreve uno a subirse al mismo, los destinos de la Nación están echados.

Desde el 2003, año en que comenzó la persecución de militares, policías y civiles mediante las causas denominadas de “lesa humanidad”, la oportunidad de poner fin a esa verdadera infamia se presentó en dos ocaciones, las cuales fueron desaprensivamente desaprovechadas.

La primera fue con el gobierno de Macri, quien llegó al poder con el latiguillo de que “iba a poner fin al curro de los derechos humanos”. No solo no le puso fin, sino que siguió alimentando el mismo, incluso por medio de sus delfines, el entonces Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, quienes durante sus gestiones se cansaron de alabar a las supuestas víctimas del proceso militar y reivindicar la mentira de los 30.000.  Incluso cuando la Corte emitió aquel famosos fallo del “2×1”, uno de los pocos fallos ajustados a derecho, “arrugó como frenada de gusano” y rápidamente sus diputados y senadores salieron velozmente a sancionar una ley que borrara del mapa judicial ese fallo del Máximo Tribunal.

Así terminó el ex Presidente, solo, traicionado por quienes hasta hace diez minutos eran sus fieles continuadores, olvidado y su partido como furgón de cola de los libertarios. Un paso sin pena ni gloria por la historia argentina.

 La segunda oportunidad la tuvo Milei, quien llegó al poder blandiendo que venía a combatir a la casta, a cambiar la historia, vociferando que “lo de los 30.000 eran mentira” y que “en los 70 hubo una guerra”. Una vez que puso sus pies en la Rosada, se peleó su con propia Vicepresidente, eyectó de su entorno y de su partido a quienes lo ayudaron a llegar a la Presidencia y lo “bancaban” cuando apenas era un pintoresco bravucón panelista de televisión. Se aisló con su hermana y un joven asesor, se rodeó de impresentables yutúbers y tuiteros, y pronto cambió su proyecto liberal por un experimento anarco-capitalista, que solo Dios sabe dónde terminará.

Mucha guapeza en sus acciones, mucho “zurdos de mierda”, pero cuando fue la visita de sus diputados al Penal de Ezeiza, no solo hizo silencio al respecto, sino que ni siquiera apoyó a los mismos, al punto de lanzar esa ya icónica frase: “no es parte de mi agenda”.

Hoy, quien venía a consumar el cambio cultural y ser lo “nuevo y diferente” se encentra jaqueado por gravísimas denuncias de corrupción, que escalan y parecen no tener techo, apareciendo negros nubarrones en su futuro político. Con desazón, la sociedad comienza a sentir que los libertarios terminan siendo más de lo mismo.

Dos veces pasó el tren de la historia por estos lares y simplemente por cobardía, tanto de los del PRO como de los amantes de la libertad, no se subieron al mismo. Prefirieron mirar para otro lado, no enfrentar lo que se impuso como lo “políticamente correcto” por las “orgas” de los derechos humanos y más allá de alguna declaración más o menos picante, sostuvieron el “curro de los derechos”. Incluso hasta mantuvieron la justicia militante que construyó el kirchnerismo durante veinte años. Descubrieron que era mejor “tranzar” con la misma que construir una “verdadera Justicia independiente”. No olvidemos que Macri jugaba al tenis con uno de los ideólogos de “lesa” en la Casación y que Milei impulso al jefe de la “patota judicial” como miembro de nuestra Suprema Corte.

De anverso, los retirados tampoco nunca se subieron a estos trenes de la historia. Les faltó coraje. Se convencieron de que solo deben mirar desde el andén como los políticos son lo que deben abordarlo.  Como siempre decimos, desde hace veinte años solo esperan “que caiga mana del cielo”. Hasta miran, sin moverse, como sus propios camaradas son subidos por la fuerza a ese otro terrorífico tren que los lleva directamente y sin escala al penal de Campo de Mayo. Ni alzar la voz, ni un grito, tan solo piensan en pasar lo más desapercibido y silencioso posible, para que a ellos no los lleven también. Veinte años de terror cristalizó el miedo en ellos. Tan solo algunos valientes retirados lo hacen, como el protagonista de esta página, pero sus bramidos son ahogados por el silencio de la gran mayoría.

Parece ya inútil decirlo, pues son tan solo palabras escritas para el viento. PERO QUE MARAVILLOSO SERIA VER A LOS RETIRADOS COPAR LAS SALAS DE AUDIENCIAS DE LOS TRBUNALES ORALES CON UNA BANDERA ARGENTINA O QUE EXPLOTE LA SALA DE VISITA DEL PENAL DE CAMPO DE MAYO.

Cuan diferente seria la historia si desde ese andén, en vez de hacer silencio y tratar de pasar inadvertido, se les hiciera saber a los políticos que deben subirse al tren de la historia, no por conveniencia de un pequeño interés, sino por el bien la Nación. Para la posteridad sepa realmente que paso en nuestro país en los años 70 y no el sesgado y mentiroso relato que nos cuentan las “orgas” de los derechos humanos.  Pero sobre todo, que una aventura demencial terrorista como la sufrida en aquella época, no vuelva a intentarse jamás.

Ante esta inaprensible  situación, donde los políticos miran su propio ombligo, pensando tan solo en las próximas elecciones, perpetuarse en el poder y seguir esquilmando las arcas publica para llenarse sus bolsillo; los retirados tan solo en “no ir en cana” aunque ello implique abandonar al camarada caído mediante el mutismo y la inacción; es impensable que los jueces, que ganan obscenos sueldos y están cómodos apoltronados en sus despachos judiciales, se “inmolen” para poner fin a esta ignominia de los juicios llamados “de lesa”. Como el célebre arbitro de futbol Pancho Lamolina, optan por el “siga”. No se van a prenderse “fuego a lo bonzo” cuando ni los políticos ni los retirados tan siquiera amagan a conseguir un fosforo o algo de líquido inflamable.

Como repetimos hasta el hartazgo, NADIE VA A PELEAR UNA GUERRA QUE NI SUS PROPIOS INTERESADOS PELEAN.

Nadie piensa en la Republica sino en sus propios espurios y diminutos intereses, mientras los viejos pagan con su libertad o tragedias familiares la nefasta suerte de haber sido selecciones para ser “ajusticiados” en estos juicios “de lesa”, quienes mueren o morirán presos porque la indiferencia, la apatía, la pusilanimidad y la cobardía, así lo permiten. 

 Ya pasaron dos trenes de la historia “de largo”, pasará un tercero?, seguirán siendo timoratos a la hora de subirse si llegara a pasar?…

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 31, 2025


 

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