El tribunal jujeño condenó a Sala a tres años de prisión en suspenso por daños e instigación y fue sobreseída por amenazas; además deberá realizar tareas comunitarias.
María Eugenia Vidal.
María Eugenia Vidal se aumentó el sueldo a $525.000 mensuales, según el Decreto 1278 del 12 de Octubre de este año, la remuneración de un ministro bonaerense es de $437.500 y el de un subsecretario, $350.000. El decreto extrañamente no aparece publicado en sitios oficiales de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Carlos Sanguinetti.
Carlos Sanguinetti, ex subsecretario de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli, fue detenido en las últimas horas en el marco de una causa en que se investiga una presunta estafa con la compra de insumos para hospitales y centros de atención.
[/one_half]
[one_half_last padding=”0 0 0 30px”]
Cristina Fernández de Kirchner.
Ordenan reabrir la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner por encubrimiento en la causa AMIA. Así lo decidió la Sala I de la Cámara de Casación Penal. Es la imputación del fallecido fiscal contra la ex presidenta por el Memorándum con Irán.
Mauricio Macri.
Las declaraciones del presidente:
Sobre Cristina Kirchner: “Ella quiere inventarse una realidad propia. No es una perseguida política, ella tiene que ir y contestar”
Sobre Milagro Sala: “Hay muchísimos testigos del abuso de poder que le dio el kirchnerismo durante mucho tiempo”.
Sobre Carrió: “Sus denuncias, a mí no me constan. Pasan estrictamente por ella; no es el Gobierno ni Cambiemos que tienen como política denunciar sistemáticamente al presidente de la Corte”
El juez Julián Ercolini procesó a la ex presidente Cristina Elisabet Fernández de Kirchner por asociación ilícita y administración fraudulenta agravada y ordenó un embargo por 10.000 millones de pesos.
También procesó al ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, al ex secretario de Obras Públicas José López y al detenido empresario Lázaro Báez, entre otros, según una resolución firmada hoy. Abel Fatala, ex subsecretario de esa misma área; Nelson Periotti, el titular de Vialidad Nacional; y otros responsables políticos y técnicos del gobierno kirchnerista tanto a nivel nacional como provincial, también involucrados.
La misma medida le cayó al primo de Néstor Kirchner, Carlos Santiago Kirchner, en la distribución de la obra pública que convirtió a Báez, presunto testaferro de la ex familia presidencial, en de mendigo a multimillonario.
Era el año que Uruguay saludaba a José Mujica como su nuevo presidente. En Chile, Sebastián Peñeira sucedía a Michelle Bachelet. David Cameron era elegido Primer Ministro británico. La crisis griega amenazaba con ganar el resto de Europa. Santos ganaba de manera aplastante las elecciones en Colombia. grupo terrorista Tehrik e Talibán Pakistán comete el atentado más sangriento en el país con 103 muertos. En Brasil, Lula Da Silva se despedía de su sillón presidencial, mientras que en Argentina fallecía el autócrata Néstor Kirchner, esposo de Cristina Fernández de Kirchner, mandataria del país en ese momento. Corría el año 2010 y fuera de ese entorno, un grupo de esposas de presos políticos mantenía una reunión con la doctora Elisa Carrió, más conocida como “Lilita”.
Entre estas mujeres, Ana Barreiro -una de las conductoras del programa radial “De Eso No Se Habla”-. Primero se consiguió una reunión con Conte Grand, con quien tuvieron lo que la señora Barreiro describe como una dura charla. El paso siguiente era encontrarse con Elisa Carrió. La fundadora de ARI las recibió en su sencillo departamento de la calle Santa Fe. “El lugar estaba muy bien decorado”, recuerda Barreiro “Había una imagen blanca, grande de la Virgen, que se destacaba en una biblioteca del fondo”. A las cuatro mujeres, se les sumó el doctor Alberto Solanet, miembro de Justicia y Concordia. Una secretaria les ofreció tomar asiento donde quisieran, excepto en un sofá cheslón que la dirigente luego ocuparía. Y ocuparía -rememora Ana Barreiro- luego de hacerse esperar.
“Ustedes saben quién soy yo?”, preguntó Elisa Carrió encendiendo un cigarrillo.
“Debido a que sabemos es que estamos acá”, fue la respuesta de la esposa del preso político Ernesto Barreiro.
“Yo trabajé y me encargué de que se anularan las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. También lo redacté y publicité hasta que lo logramos…”
La señora de Barreiro la miró a los ojos y cuando encontró la mirada de la funcionaria, indagó sin indirectas:
“¿Qué pretendían con esto? Si ya los argentinos vivíamos en paz…
“Que paguen”
“¿Qué paguen? ¿Quienes? ¿Qué?”, arremetió Ana Barreiro.
“Los militares”, contestó Carrió. Luego de una pausa, comenzó a elaborar su explicación “Pero después se nos desmadró… Kirchner nos traicionó”.
“Ustedes, los políticos que consensuaron, apoyaron y financiaron la guerra antiterrorista… ¿Cómo van a solucionar esto?”, volvió a la carga Ana. En ese momento, los presos políticos en cautiverio eran 125 (Seis años más tarde han llegado a 387).
La señora de Barreiro evoca la batería de argumentos que estas damas esgrimieron hacia la diputada. Retiene en su memoria que la señora Carrió no supo devolver las estocadas. Permaneció muy callada.
Cuando el doctor Solanet arribó tuvo un fuerte intercambio de palabras con la dueña de casa acerca de la ilegalidad de los juicios a los cuales ex uniformados estaban siendo sometidos, finalizando con un debate sobre Santo Tomás -de quien al parecer el doctor Solanet es un experto y en el mirar a atrás de Ana, Carrió no lo sería tanto.
No fue buena la impresión que de Carrió han guardado estas mujeres en el álbum de las resonancias. Es pésima, para ser perfectamente honestos. A la hora de las despedidas, las cuatro damas le hicieron entrega de material informativo acerca de los prisioneros políticos con la idea de quedar en contacto. En su percepción (A falta de una mejor palabra), Ana cree que la doctora Carrió tiene un gran cargo de conciencia. Pese a que la reunión se tornó muy tensa, “quedaron en contacto con la chaqueña”.
En otra oportunidad, las esposas de los presos políticos fueron a verla a la fundación Hanna Arendt, en donde se llevó a cabo un debate entre la doctora Carrió, la señora Graciela Fernández Meijide, la doctora Victoria Villarruel y el señor Arturo C. Larrabure. En esa oportunidad, Ana Barreiro se dirigió al secretario de la diputada (Juan) para pedirle una reunión a concertar con abogados que están trabajando en favor de imputados y condenados por casos de mal llamados Lesa Humanidad, pero no obtuvo resultado alguno -pese a haber compartido charlas correctas cada vez que se encontraban en el barrio en el cual conviven-.
Ana comenta que “Nunca más las quiso recibir…”
Graciela Beatriz Macedra es hermana del preso político Carlos Macedra, un coronel retirado que hoy habita en las cárceles argentinas y también tuvo una experiencia con Elisa María Avelina Carrió y también ocurrió en una de las pausas del debate en el instituto Hanna Arendt cuyos disertantes eran la presidente del CELTYV, la doctora Villarruel, la señora Fernández Meijide, el señor Larrabure (Hijo del asesinado Argentino Del Valle Larrabure) y precisamente, la diputada argentina.
En ese entonces, la doctora Carrió manifestó que, entre otras consideraciones, la intención de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final era quitarles un peso a los militares. Graciela recuerda un largo silencio que ella misma quebró:
“…Y se los tiraste a los Lobos”
La doctora Carrió recogió el guante y solo esbozó una corta respuesta.
“No creo…”
Graciela, además de entender que su hermano es víctima de la “justicia” argentina, sabe que sus tiempos biológicos no son los mismos de quien está en libertad. En su concepto, Carrió los tiró a los Lobos y encontrará su redención al contribuir a la solución definitiva por la vía legal. Tristemente, Graciela vive en el mundo real y distingue que a su hermano y tantos como el, ya no les queda tiempo. “Nuestros presos políticos se nos están muriendo”, sentencia, tratando de captar la sensibilidad de una sociedad que aún no ha despertado.
Armada de documentación y cansancio, María Ferreyra partió al encuentro de Carrió una noche en la que esta última presentaba su libro Humanismo y Libertad (Tomo II) en una localidad de la costa de la provincia de Buenos Aires. Su intención era informar a su interlocutora sobre la situación que vivía (O padecía) su marido, Claudio Kussman, arrestado por el solo hecho de haber sido un joven oficial de la policía en los años setentas.
La presentación fue en Santa Teresita, a unos setenta y tres kilómetros de la residencia de María, en una fría noche de mayo del año 2015.
“Viajé mal predispuesta”. Reconoce María “La sabía impulsora de la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida y esa acción -que terminó con gente joven de aquel entonces en prisión- nunca podía ser simpática”
Desorden y ruidos producto de mucha gente circulando por el salón de la presentación consiguió que María terminara en los últimos lugares, pero casualmente cerca de la mesa donde los libros de la doctora Carrió descansaban. Allí accedió a un breve diálogo con colaboradores del evento a quienes les explicó el motivo de su visita. La diputada comenzó la ceremonia de autografiar libros y fue cuando María por primera vez en la noche (Y en su vida) pudo estar cara a cara con la fundadora de la Coalición Cívica ARI.
“La realidad es que viajé para contarle las falsas y obscenas imputaciones que retenían a mi esposo en prisión. Mi sensación es que pude transmitir el problema en cinco minutos, durante los cuales la doctora Carrió asintió tomándome de las manos”
Luego de dedicar y estampar su firma para mi esposo en el libro, volvió a tomar mis manos y me reveló que se iban a ocupar.
“Retorné a casa manejando lentamente entre la niebla y un fino rocío que bañaba mis sensaciones encontradas. Por momentos sentía que mi ser se había inundado de toda la esperanza. En otros momentos, la cruda realidad me abofeteaba indicando que simplemente había intercambiado palabras con un político”.
“El más terrible de los sentimientos es el de la esperanza perdida”.
Federico García Lorca
Hoy, el mundo está mejor, ya que un canalla, Fidel Castro, finalmente, se fue al infierno anoche. Fue el responsable, con elChe Guevara, de la ola de sangre y fuego que arrasó nuestro continente, y hundió a su país en la miseria durante casi seis décadas. Que Lucifer lo acoja en su seno.
A un año de la asunción de Mauricio Macri, estamos en un momento muy complicado de la economía, a pesar de la merma en la inflación y a conservar el Gobierno elevados índices de aprobación de su gestión, ya que el gasto público continúa en alza, la actividad no arranca, el consumo cae, crece el endeudamiento en pesos y en dólares, el plan de obra pública no avanza y hay una perceptible parálisis en la gestión de la administración pública, producto de la inexperiencia burocrática de los nuevos funcionarios. La presión impositiva bate records históricos y mundiales, y el voraz Estado recaudador y pseudo benefactor frustra la posibilidad de recibir inversiones (en realidad, las ahuyenta) y asfixia las iniciativas, sin ofrecer los servicios y beneficios a los que la población accede en otros países, lo cual la obliga a contratarlos privadamente, duplicando sus costos.
Claro que todos esos males tienen su raíz en décadas de prácticas populistas, que hacen que hoy la Argentina, uno de los territorios del globo más favorecidos -no dije ricos- con recursos naturales, haya construido un núcleo duro de pobreza, por cierto difícilmente erradicable en el corto plazo. Pero no veo aún un plan para terminar con esa situación estableciendo metas más lejanas mediante políticas de estado que incluyan la aplicación de correctivos inmediatos, acompañados por la planificación del futuro a diez, veinte y treinta años.
Una porción importante del gasto público hoy está destinado, como es natural, a atender a las necesidades más urgentes y a paliar la conflictividad social, derivadas de la crisis heredada a la cual no se le encuentra una solución, mediante la masiva distribución de planes sociales; esta misma semana, fue incrementado en $ 30.000 millones. Entre esos planes hay muchas variantes, como la asignación universal por hijo, el trabajo en cooperativas, etc., pero todos tienen defectos remarcables, amén de permitir, por la falta de controles eficientes y por la tercerización de la distribución, la persistencia de nichos de corrupción.
Esos verdaderos subsidios tienen, en verdad, enormes falencias e inconvenientes, ya que no sólo tienden a consolidar la pobreza, manteniendo bajo esa línea a generaciones enteras (los montos no alcanzan para cubrir las necesidades mínimas) sino que, además y ante el riesgo de perder esos “derechos”, aún quienes tienen vocación de trabajar lo hacen “en negro”, incrementando la informalidad de nuestra economía, que ya alcanza al 40%, que no paga impuestos ni cargas sociales. Por otra parte, pensemos en cuántos de esos subsidios -“Argentina Trabaja”, por ejemplo- impiden a quienes acceden a ellos perfeccionarse, en un momento caracterizado, mundialmente, como “el siglo del conocimiento”.
Dado el crítico escenario actual, no resulta lógico pretender que esa asignación de recursos públicos se detenga, ya que quedarían en la más absoluta intemperie los sectores más vulnerables, que generarían comprensibles dificultades a toda la sociedad. Pero sí podemos realizar algunos cambios beneficiosos, ya que algunos de los planes sociales funcionan como verdaderos empleos públicos encubiertos y, en general, resultan innecesarias e inútiles las tareas que se encomiendan: pintadas, cortes de pasto, reparaciones de construcciones, etc..
El progreso tecnológico y la globalización está haciendo que las personas que realizan funciones repetitivas sean reemplazadas por robots, y el mercado laboral impone cada vez mayor perfeccionamiento y especialización a los trabajadores. En la Argentina, hemos visto recientemente insensatas reacciones frente a un futuro que ya está aquí y, nos guste o no, es imparable: el rechazo de los camioneros de Moyano a la distribución electrónica de documentación bancaria, o el de los taxistas de Viviani a aplicaciones como Uber, Easy o Cabify, son algunos ejemplos.
Entonces, al revés de tantos políticos y economistas, propongo al Gobierno que cambiemos algunas figuritas. Sin disminuir en lo inmediato la cantidad de pesos destinados a paliar esta recurrente emergencia, reemplacemos para siempre, en lo social, gasto por inversión. Es decir, sigamos pagando planes, pero que éstos sirvan para transformar no sólo a quienes los reciben sino a la sociedad toda. Me refiero a que el pago de las asignaciones mensuales tenga su correlato en educación pero, en especial, en escuelas técnicas, cualquiera sea el nivel al que cada beneficiario acceda, y se verifique su cumplimiento mediante la permanente evaluación de su rendimiento y su evolución. A pesar de que son obvios los beneficios que este cambio -¿Cambiemos?- traería aparejados, en especial para los llamados “ni-ni”, es decir, para aquéllos que no trabajan ni estudian y que en el Conurbano son legión, tal vez convenga recordarlos.
Facilitaría a los beneficiarios, a través del esfuerzo personal, acceder a trabajos formales y más calificados, con mejores salarios y con protección en materia de salud y de seguros y, sobre todo, recuperar las esperanzas al lograr salir de los asentamientos y villas en los cuales transcurren sus tristísimas vidas. La extensión de un programa como el que propongo servirá, sin duda, también para combatir el flagelo de la drogadicción, que se ha constituido en un trágico refugio para quienes carecen de expectativas, y en ampliar la base de los contribuyentes, lo cual permitiría disminuir la presión impositiva sobre el sector económico registrado.
Para concluir, una breve reflexión ante la desobediencia de la viuda de Kirchner a la citación del Juez Claudio Bonadío para cumplir un trámite obligatorio para todos los procesados. Aquí también me pregunto si no ha llegado la hora de cambiar figuritas porque algo similar ocurrió con Lula quien, intimado a presentarse ante un magistrado, se negó a hacerlo; el Juez Moro ordenó a la Policía su inmediata presentación. Pese a que, sin lugar a dudas, el ex Presidente tiene una popularidad mucho mayor que la viuda de Kirchner, el hecho no produjo incidente alguno en Brasil.
Aquí, jueces y funcionarios se aterran ante la posibilidad de incidentes que, ante una detención de Cristina,podrían generar sus seguidores. En el fondo, ocurre lo mismo con la famosa represión de la “protesta social”, nombre que hemos dado a las constantes interrupciones del tránsito, a los más desaforados agravios a la investidura presidencial y, en general, hasta a las huelgas salvajes de los servicios públicos. Parecen no comprender que esas minorías revoltosas están minando, todos los días, la imagen de un Presidente y de un Poder Judicial que se muestran débiles y temerosos y que, si la impunidad continúa, desaparecerán la gobernabilidad y la paz; en cambio, si ambos cumplen y aplican la ley a rajatabla, sus prestigios subirán como la espuma, impidiendo toda ensoñación golpista.
“A nuestros oponentes políticos les ofrezco un trato: Si ellos dejan de mentir sobre nosotros, yo dejaré de decir la verdad sobre ellos”.
Adlai Stevenson
[one_half padding=”0 30px 0 0″]
Si usted cree que debemos vivir en un estado de derecho y tal como hice la semana pasada, le ruego que copie este link (http://tinyurl.com/haftfpc), lo pegue en su navegador y, si está de acuerdo con la petición, la firme y difunda.
No voy a hablar hoy de las consecuencias de la victoria de Donald Trump el martes, una rareza, ya que lo votaron menos ciudadanos que a su contrincante. Las especulaciones sobre el futuro de los Estados Unidos y del mundo han poblado las pantallas y las páginas de todo el globo, y habrá tiempo para hacerlo cuando anuncie su gabinete. Tampoco hablaré aquí de otro número inexplicable: los US$ 65 millones que, en Estados Unidos, dejó a sus deudos Daniel Muñoz, secretario privado de don Néstor (q.e.p.d.).
La semana contuvo un hecho realmente importante que, en medio de la vorágine, pasó bastante desapercibido: la divulgación, por parte de la Secretaría de Derechos Humanos, de una estadística confeccionada durante la “gestión” de Cristina Elizabet Fernández, que estableció en 6348 el número de desaparecidos entre 1976 y 1983. Cuando se conoció el dato, Estela de Carloto bramó de indignación: “En vez de investigar cuántos son, lo importante es encontrarlos”; raro, porque no explicó cómo buscar a los demás si ni siquiera sabe quiénes serían.
La relevancia del número es enorme, toda vez que termina en forma definitiva con el invento de los “30.000”, que tuvo dos fines concretos: la instalación del concepto de genocidio para construir la venganza y, sobre todo, habilitar la recolección de fondos internacionales, organizada por los mismos terroristas para financiar campañas y lujos. Hasta ahora, no bastaba para desmentirlo ni siquiera la imposibilidad de completar los nombres en todas esas chapitas que Kirchner colocara en el Parque de la Memoria pese a que, para intentarlo, se incluyeron a los muertos desde 1955, a quienes cayeron al intentar asaltar instalaciones militares, a quienes se suicidaron ingiriendo cianuro y a los guerrilleros asesinados por sus propias organizaciones.
Es que, si se deja de hablar de genocidio -y la verdadera cifra revelada obliga a ello- se cae la teórica imprescriptibilidad en todos los amañados procesos que permitieron que, aún hoy, cuando ya ha pasado un año del desalojo del kirchnerismo del poder, casi dos mil ancianos continúen presos, privados de todos los derechos de los que gozamos, por imperio de la Constitución, el resto de los argentinos: irretroactividad de la ley penal, principio de inocencia, legalidad del proceso, jueces naturales, límite máximo de la prisión preventiva, 2×1 y prisión domiciliaria a los mayores de 70 años. Y todo eso mientras los corruptos de toda laya se ríen a carcajadas, se pasean en libertad y exhiben impúdicamente sus mal habidas fortunas.
El otro episodio fue la exacerbada polémica desatada por las declaraciones de Miguel Pichetto en favor de una política inmigratoria racional. El Senador fue imprudente, pero no por el contenido de sus dichos -con los cuales, adelanto, coincido- sino por haberlo hecho en un programa periodístico porque los tiempos de aire son limitados y no permiten dar acabada razón de los mismos. Esa imposibilidad de explicarse habilitó a que un sinnúmero de imbéciles y malintencionados se rasgaran rápidamente las vestiduras y lo acusaran de xenófobo y racista, pese a lo justificado de sus afirmaciones.
[/one_half]
[one_half_last padding=”0 0 0 30px”]
La Argentina es el único país que conozco que carece de política inmigratoria, a punto tal que no exige nada a quienes arriban a su territorio: carencia de antecedentes penales, demostración de la capacidad de sustentarse o de vinculaciones que la reemplacen, o aptitudes laborales; además, al poco tiempo obtienen documentos nacionales de identidad. No funcionan así países como Bolivia, Venezuela, Cuba, China, Rusia, Irán, etc., cualquiera sea la orientación, o la falta de ella, del régimen que los gobierna.
Nuestra nación se formó con los inmensas oleadas inmigratorias de fines del siglo XIX y la primera mitad del XX, provenientes de tantas latitudes diferentes que, al fusionarse, nos dieron estas características tan originales de nuestra sociedad. Y debemos continuar con esta tradición, recogida por el preámbulo de la Constitución, de brazos abiertos; pero recordemos que en él se habla de los hombres de “buena voluntad” que quieran habitar nuestro suelo. Ese requisito es esencial y, en esa categoría, obviamente, no entran los delincuentes, los narcotraficantes, los terroristas ni, en general, aquéllos que no están dispuestos a trabajar y, sobre todo, a adaptarse e integrarse a la comunidad; como muestra de cuanto digo, basta recordar que los extranjeros representan el 20% de nuestra población carcelaria.
Pero, pese a que aún aparecemos como un foco de atracción para muchos latinoamericanos, debemos reconocer que, más allá de la potencial riqueza de nuestros recursos naturales, somos un país pobre; tanto que nada menos que un tercio de nosotros vive por debajo de la línea que permite hacerlo con dignidad, carece de agua corriente, de cloacas, de gas y electricidad, de educación y de establecimientos sanitarios aptos, cuando no está directamente desnutrido.
Entonces, y como la caridad empieza por casa, debemos destinar, prioritariamente, nuestros esfuerzos en materia presupuestaria a la atención de las necesidades de nuestros ciudadanos, sin por ello dejar de brindar ayuda humanitaria a extranjeros que lo necesiten. Resulta de todo punto de vista ilegítimo que quienes aquí residen -y pagan sus tributos al fisco, que sostiene el sistema público de salud- deban esperar, a veces por meses, para recibir atención en los hospitales, mientras los turnos son ocupados por “turistas” que, en la práctica, realizan curiosos “tours de salud” para operarse gratuitamente dentro de nuestras fronteras.
Estamos, en este momento, soportando una presión impositiva que es record mundial y, producto de la crisis heredada (e idiotamente no explicada en detalle), los recursos no alcanzan para tantas necesidades sociales; pensemos entonces, por ejemplo, que todos quienes llegan a un hospital hoy, reciben gratuitamente hasta las prótesis, sin pedirles absolutamente nada.
Entonces, ¿por qué ser tan generosos con habitantes de otros países que no asumen su responsabilidad frente a ellos, pero les cobran sus propias gabelas? Para solucionar este intríngulis y, a la vez, compartir el esfuerzo, nuestra Cancillería debería firmar acuerdos recíprocos con todas las naciones de la región, para que cada una, mediante el depósito previo de las sumas necesarias, se hiciera cargo del costo de los tratamientos y prácticas quirúrgicas de sus ciudadanos, cuando éstos fueran atendidos en otro país. Y lo mismo debería aplicarse a la educación superior, aquí también colapsada.
Soy un Fiscal de Instrucción del Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires. No pertenezco al grupo de colegas que la investigan en múltiples causas penales. Tampoco integro el partido político “Justicia Legítima”, creado durante su último mandato constitucional, en un hecho inédito en la historia judicial argentina.
Utilizo esta forma de comunicación -carta abierta-, ya que desde su salida del Poder Ejecutivo, nos ha dedicado a los magistrados judiciales de este país, numerosas misivas a través de las redes sociales, en especial, Facebook.
Debo reconcer, Sra. Fernández, que prefiero la gráfica -su gráfica- y no la oratoria -su oratoria- desde los atriles oficiales, con dedos índices levantados, gestos adustos y personas aplaudiendo cada verbo o frase verbal.
En su última creación literaria, amén de enumerar -uno por uno- los logros de su gobierno y el de su difunto esposo, escribe nuevamente sobre el PJ (partido judicial), como si éste no se tratara de una facción de magistrados, funcionarios y empleados judicales, afines a SUS ideas políticas, abierta y orgullosamente reconocido por ellos.
También escribió sobre “ficciones”… Esta reflexión es, a mi juicio, la más interesante de su libelo.
Las “ficciones” fueron un capítulo cardinal durante sus mandatos. Podemos recordar alguna de ellas:
* Fué ficción la inseguridad, el aumento de los índices delictivos y el incremento de la violencia en casi todas las formas de comisión criminal.
* Fué ficción la implementación -como catecismo laico obligatorio- del abolicionismo penal como condición sine qua non para acceder a los cargos judiciales por concurso, a las cátedras universitarias, a los institutos de Post-grado, etc.
* Fué ficción que esta pseudo doctrina haya perturbardo severamente el juicio crítico de estudiantes de Derecho, abogados y magistrados judiciales de todas las instancias. Que se haya invertido en forma grotesca el paradigma milenario del Derecho Penal, donde la víctima resulta ser el victimario y el victimario la “víctima de un sistema capitalista neoliberal” que le quitó oportunidades y lo “empujó hacia el delito”, o mejor dicho, hacia el “conflicto”, según la terminología progre. Que el delito es una creación política-capitalista que le quitó a los particulares la posibilidad de dirimir pacíficamente el conflicto, para que el Estado pueda mantener el negocio de la inseguridad, llenando las cárceles, o “jaulas de exterminio”, de pobres y oprimidos.
* Fué ficción que, durante la década pasada, no haya existido una política criminal seria y duradera y que, en su reemplazo, se haya instaurado un programa coyuntural, caracterizado por el pendulismo ideológico, espasmódico y esquizofrénico. Un vaivén de posturas y maquillajes que fueron desde la “mano dura” y la “tolerancia cero” hasta el actual y pretendido “minimalismo penal”. Siempre al compás de las encuestas de opinión, los sondeos de imagen y el calendario electoral.
* Fué ficción que la fuerza de seguridad federal de fronteras, Gendarmería Nacional Argentina, se haya dedicado a cuidar autopistas urbanas, que la fuerza de seguridad federal de vías navegables, Prefectura Naval Argentina, se haya dedicado a cuidar barrios chic, y que las policías locales hayan sido formadas en seis meses, otorgando en ese plazo a sus flamantes integrantes placa, pistola y autoridad.
* Fué ficción la derogación explícita de la garantía del libre tránsito en la República Argentina (art. 14 de la CN), bajo la excusa de “no poder criminalizar la protesta social”…
Como verá, Sra. Fernández, no me he referido ni a bóvedas, propiedades suntuosas, bolsos ni cajas de seguridad. Son investigaciones judiciales en trámite que no conozco en profundidad y, además, respeto su derecho de Defensa.
Sólo quise arrimar a sus reflexiones via Facebook otras “ficciones” de sus mandatos no enumeradas por Ud… Tal vez le sirvan para la elaboración de futuras misivas.
Todo por un peso
Noticias alrededor del territorio argentino.
[one_half padding=”0 30px 0 0″]
Milagro Sala.
El tribunal jujeño condenó a Sala a tres años de prisión en suspenso por daños e instigación y fue sobreseída por amenazas; además deberá realizar tareas comunitarias.
María Eugenia Vidal.
María Eugenia Vidal se aumentó el sueldo a $525.000 mensuales, según el Decreto 1278 del 12 de Octubre de este año, la remuneración de un ministro bonaerense es de $437.500 y el de un subsecretario, $350.000. El decreto extrañamente no aparece publicado en sitios oficiales de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Carlos Sanguinetti.
Carlos Sanguinetti, ex subsecretario de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Daniel Scioli, fue detenido en las últimas horas en el marco de una causa en que se investiga una presunta estafa con la compra de insumos para hospitales y centros de atención.
[/one_half]
[one_half_last padding=”0 0 0 30px”]
Cristina Fernández de Kirchner.
Ordenan reabrir la denuncia de Nisman contra Cristina Kirchner por encubrimiento en la causa AMIA. Así lo decidió la Sala I de la Cámara de Casación Penal. Es la imputación del fallecido fiscal contra la ex presidenta por el Memorándum con Irán.
Mauricio Macri.
Las declaraciones del presidente:
Sobre Cristina Kirchner: “Ella quiere inventarse una realidad propia. No es una perseguida política, ella tiene que ir y contestar”
Sobre Milagro Sala: “Hay muchísimos testigos del abuso de poder que le dio el kirchnerismo durante mucho tiempo”.
Sobre Carrió: “Sus denuncias, a mí no me constan. Pasan estrictamente por ella; no es el Gobierno ni Cambiemos que tienen como política denunciar sistemáticamente al presidente de la Corte”
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 29, 2016
[/one_half_last]
PROCESADA
El juez Julián Ercolini procesó a la ex presidente Cristina Elisabet Fernández de Kirchner por asociación ilícita y administración fraudulenta agravada y ordenó un embargo por 10.000 millones de pesos.
También procesó al ex ministro de Planificación Federal Julio De Vido, al ex secretario de Obras Públicas José López y al detenido empresario Lázaro Báez, entre otros, según una resolución firmada hoy. Abel Fatala, ex subsecretario de esa misma área; Nelson Periotti, el titular de Vialidad Nacional; y otros responsables políticos y técnicos del gobierno kirchnerista tanto a nivel nacional como provincial, también involucrados.
La misma medida le cayó al primo de Néstor Kirchner, Carlos Santiago Kirchner, en la distribución de la obra pública que convirtió a Báez, presunto testaferro de la ex familia presidencial, en de mendigo a multimillonario.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 27, 2016
Horas, minutos, segundos con Carrió: OTRAS VOCES, OTRAS EXPERIENCIAS
Era el año que Uruguay saludaba a José Mujica como su nuevo presidente. En Chile, Sebastián Peñeira sucedía a Michelle Bachelet. David Cameron era elegido Primer Ministro británico. La crisis griega amenazaba con ganar el resto de Europa. Santos ganaba de manera aplastante las elecciones en Colombia. grupo terrorista Tehrik e Talibán Pakistán comete el atentado más sangriento en el país con 103 muertos. En Brasil, Lula Da Silva se despedía de su sillón presidencial, mientras que en Argentina fallecía el autócrata Néstor Kirchner, esposo de Cristina Fernández de Kirchner, mandataria del país en ese momento. Corría el año 2010 y fuera de ese entorno, un grupo de esposas de presos políticos mantenía una reunión con la doctora Elisa Carrió, más conocida como “Lilita”.
Entre estas mujeres, Ana Barreiro -una de las conductoras del programa radial “De Eso No Se Habla”-. Primero se consiguió una reunión con Conte Grand, con quien tuvieron lo que la señora Barreiro describe como una dura charla. El paso siguiente era encontrarse con Elisa Carrió. La fundadora de ARI las recibió en su sencillo departamento de la calle Santa Fe. “El lugar estaba muy bien decorado”, recuerda Barreiro “Había una imagen blanca, grande de la Virgen, que se destacaba en una biblioteca del fondo”. A las cuatro mujeres, se les sumó el doctor Alberto Solanet, miembro de Justicia y Concordia. Una secretaria les ofreció tomar asiento donde quisieran, excepto en un sofá cheslón que la dirigente luego ocuparía. Y ocuparía -rememora Ana Barreiro- luego de hacerse esperar.
“Ustedes saben quién soy yo?”, preguntó Elisa Carrió encendiendo un cigarrillo.
“Debido a que sabemos es que estamos acá”, fue la respuesta de la esposa del preso político Ernesto Barreiro.
“Yo trabajé y me encargué de que se anularan las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. También lo redacté y publicité hasta que lo logramos…”
La señora de Barreiro la miró a los ojos y cuando encontró la mirada de la funcionaria, indagó sin indirectas:
“¿Qué pretendían con esto? Si ya los argentinos vivíamos en paz…
“Que paguen”
“¿Qué paguen? ¿Quienes? ¿Qué?”, arremetió Ana Barreiro.
“Los militares”, contestó Carrió. Luego de una pausa, comenzó a elaborar su explicación “Pero después se nos desmadró… Kirchner nos traicionó”.
“Ustedes, los políticos que consensuaron, apoyaron y financiaron la guerra antiterrorista… ¿Cómo van a solucionar esto?”, volvió a la carga Ana. En ese momento, los presos políticos en cautiverio eran 125 (Seis años más tarde han llegado a 387).
La señora de Barreiro evoca la batería de argumentos que estas damas esgrimieron hacia la diputada. Retiene en su memoria que la señora Carrió no supo devolver las estocadas. Permaneció muy callada.
Cuando el doctor Solanet arribó tuvo un fuerte intercambio de palabras con la dueña de casa acerca de la ilegalidad de los juicios a los cuales ex uniformados estaban siendo sometidos, finalizando con un debate sobre Santo Tomás -de quien al parecer el doctor Solanet es un experto y en el mirar a atrás de Ana, Carrió no lo sería tanto.
No fue buena la impresión que de Carrió han guardado estas mujeres en el álbum de las resonancias. Es pésima, para ser perfectamente honestos. A la hora de las despedidas, las cuatro damas le hicieron entrega de material informativo acerca de los prisioneros políticos con la idea de quedar en contacto. En su percepción (A falta de una mejor palabra), Ana cree que la doctora Carrió tiene un gran cargo de conciencia. Pese a que la reunión se tornó muy tensa, “quedaron en contacto con la chaqueña”.
En otra oportunidad, las esposas de los presos políticos fueron a verla a la fundación Hanna Arendt, en donde se llevó a cabo un debate entre la doctora Carrió, la señora Graciela Fernández Meijide, la doctora Victoria Villarruel y el señor Arturo C. Larrabure. En esa oportunidad, Ana Barreiro se dirigió al secretario de la diputada (Juan) para pedirle una reunión a concertar con abogados que están trabajando en favor de imputados y condenados por casos de mal llamados Lesa Humanidad, pero no obtuvo resultado alguno -pese a haber compartido charlas correctas cada vez que se encontraban en el barrio en el cual conviven-.
Ana comenta que “Nunca más las quiso recibir…”
Graciela Beatriz Macedra es hermana del preso político Carlos Macedra, un coronel retirado que hoy habita en las cárceles argentinas y también tuvo una experiencia con Elisa María Avelina Carrió y también ocurrió en una de las pausas del debate en el instituto Hanna Arendt cuyos disertantes eran la presidente del CELTYV, la doctora Villarruel, la señora Fernández Meijide, el señor Larrabure (Hijo del asesinado Argentino Del Valle Larrabure) y precisamente, la diputada argentina.
En ese entonces, la doctora Carrió manifestó que, entre otras consideraciones, la intención de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final era quitarles un peso a los militares. Graciela recuerda un largo silencio que ella misma quebró:
“…Y se los tiraste a los Lobos”
La doctora Carrió recogió el guante y solo esbozó una corta respuesta.
“No creo…”
Graciela, además de entender que su hermano es víctima de la “justicia” argentina, sabe que sus tiempos biológicos no son los mismos de quien está en libertad. En su concepto, Carrió los tiró a los Lobos y encontrará su redención al contribuir a la solución definitiva por la vía legal. Tristemente, Graciela vive en el mundo real y distingue que a su hermano y tantos como el, ya no les queda tiempo. “Nuestros presos políticos se nos están muriendo”, sentencia, tratando de captar la sensibilidad de una sociedad que aún no ha despertado.
Armada de documentación y cansancio, María Ferreyra partió al encuentro de Carrió una noche en la que esta última presentaba su libro Humanismo y Libertad (Tomo II) en una localidad de la costa de la provincia de Buenos Aires. Su intención era informar a su interlocutora sobre la situación que vivía (O padecía) su marido, Claudio Kussman, arrestado por el solo hecho de haber sido un joven oficial de la policía en los años setentas.
La presentación fue en Santa Teresita, a unos setenta y tres kilómetros de la residencia de María, en una fría noche de mayo del año 2015.
“Viajé mal predispuesta”. Reconoce María “La sabía impulsora de la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida y esa acción -que terminó con gente joven de aquel entonces en prisión- nunca podía ser simpática”
Desorden y ruidos producto de mucha gente circulando por el salón de la presentación consiguió que María terminara en los últimos lugares, pero casualmente cerca de la mesa donde los libros de la doctora Carrió descansaban. Allí accedió a un breve diálogo con colaboradores del evento a quienes les explicó el motivo de su visita. La diputada comenzó la ceremonia de autografiar libros y fue cuando María por primera vez en la noche (Y en su vida) pudo estar cara a cara con la fundadora de la Coalición Cívica ARI.
“La realidad es que viajé para contarle las falsas y obscenas imputaciones que retenían a mi esposo en prisión. Mi sensación es que pude transmitir el problema en cinco minutos, durante los cuales la doctora Carrió asintió tomándome de las manos”
Luego de dedicar y estampar su firma para mi esposo en el libro, volvió a tomar mis manos y me reveló que se iban a ocupar.
“Retorné a casa manejando lentamente entre la niebla y un fino rocío que bañaba mis sensaciones encontradas. Por momentos sentía que mi ser se había inundado de toda la esperanza. En otros momentos, la cruda realidad me abofeteaba indicando que simplemente había intercambiado palabras con un político”.
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 8, 2016
Kristinicidio
Escribe: Luis Bardín.
KRISTINICIDIO
Recuerdo que lamentaron
que no hubiera rastro alguno
pues en mano del suicida
restos químicos no hubo.
Después se corrió el relato
que no necesariamente
esa arma al dispararse
debe dejar algún rastro
y otra vez volvió a pensarse
que él se hubo suicidado.
Después se supo que alguien
en su laptop hubo hurgado.
¡Lo hicieron después de muerto
y hay datos que se han borrado!
La balanza se inclinó
a un posible asesinato.
Ante tales semi pruebas
y las huellas que han borrado,
la fiscal Bein y Don Berni,
hay jueces del garantismo
que nos siguen preocupando.
Muchos quieren demostrarnos,
para exculparse a si mismos,
que lo de Nisman no fue
ni homicidio, ni suicidio.
Parece ser que ha sufrido
violento accidenticidio.
Luis Bardín.
Te cambio figuritas, Cambiemos
Por Enrique Guillermo Avogadro
“El más terrible de los sentimientos es el de la esperanza perdida”.
Federico García Lorca
Hoy, el mundo está mejor, ya que un canalla, Fidel Castro, finalmente, se fue al infierno anoche. Fue el responsable, con el Che Guevara, de la ola de sangre y fuego que arrasó nuestro continente, y hundió a su país en la miseria durante casi seis décadas. Que Lucifer lo acoja en su seno.
A un año de la asunción de Mauricio Macri, estamos en un momento muy complicado de la economía, a pesar de la merma en la inflación y a conservar el Gobierno elevados índices de aprobación de su gestión, ya que el gasto público continúa en alza, la actividad no arranca, el consumo cae, crece el endeudamiento en pesos y en dólares, el plan de obra pública no avanza y hay una perceptible parálisis en la gestión de la administración pública, producto de la inexperiencia burocrática de los nuevos funcionarios. La presión impositiva bate records históricos y mundiales, y el voraz Estado recaudador y pseudo benefactor frustra la posibilidad de recibir inversiones (en realidad, las ahuyenta) y asfixia las iniciativas, sin ofrecer los servicios y beneficios a los que la población accede en otros países, lo cual la obliga a contratarlos privadamente, duplicando sus costos.
Claro que todos esos males tienen su raíz en décadas de prácticas populistas, que hacen que hoy la Argentina, uno de los territorios del globo más favorecidos -no dije ricos- con recursos naturales, haya construido un núcleo duro de pobreza, por cierto difícilmente erradicable en el corto plazo. Pero no veo aún un plan para terminar con esa situación estableciendo metas más lejanas mediante políticas de estado que incluyan la aplicación de correctivos inmediatos, acompañados por la planificación del futuro a diez, veinte y treinta años.
Una porción importante del gasto público hoy está destinado, como es natural, a atender a las necesidades más urgentes y a paliar la conflictividad social, derivadas de la crisis heredada a la cual no se le encuentra una solución, mediante la masiva distribución de planes sociales; esta misma semana, fue incrementado en $ 30.000 millones. Entre esos planes hay muchas variantes, como la asignación universal por hijo, el trabajo en cooperativas, etc., pero todos tienen defectos remarcables, amén de permitir, por la falta de controles eficientes y por la tercerización de la distribución, la persistencia de nichos de corrupción.
Esos verdaderos subsidios tienen, en verdad, enormes falencias e inconvenientes, ya que no sólo tienden a consolidar la pobreza, manteniendo bajo esa línea a generaciones enteras (los montos no alcanzan para cubrir las necesidades mínimas) sino que, además y ante el riesgo de perder esos “derechos”, aún quienes tienen vocación de trabajar lo hacen “en negro”, incrementando la informalidad de nuestra economía, que ya alcanza al 40%, que no paga impuestos ni cargas sociales. Por otra parte, pensemos en cuántos de esos subsidios -“Argentina Trabaja”, por ejemplo- impiden a quienes acceden a ellos perfeccionarse, en un momento caracterizado, mundialmente, como “el siglo del conocimiento”.
Dado el crítico escenario actual, no resulta lógico pretender que esa asignación de recursos públicos se detenga, ya que quedarían en la más absoluta intemperie los sectores más vulnerables, que generarían comprensibles dificultades a toda la sociedad. Pero sí podemos realizar algunos cambios beneficiosos, ya que algunos de los planes sociales funcionan como verdaderos empleos públicos encubiertos y, en general, resultan innecesarias e inútiles las tareas que se encomiendan: pintadas, cortes de pasto, reparaciones de construcciones, etc..
El progreso tecnológico y la globalización está haciendo que las personas que realizan funciones repetitivas sean reemplazadas por robots, y el mercado laboral impone cada vez mayor perfeccionamiento y especialización a los trabajadores. En la Argentina, hemos visto recientemente insensatas reacciones frente a un futuro que ya está aquí y, nos guste o no, es imparable: el rechazo de los camioneros de Moyano a la distribución electrónica de documentación bancaria, o el de los taxistas de Viviani a aplicaciones como Uber, Easy o Cabify, son algunos ejemplos.
Entonces, al revés de tantos políticos y economistas, propongo al Gobierno que cambiemos algunas figuritas. Sin disminuir en lo inmediato la cantidad de pesos destinados a paliar esta recurrente emergencia, reemplacemos para siempre, en lo social, gasto por inversión. Es decir, sigamos pagando planes, pero que éstos sirvan para transformar no sólo a quienes los reciben sino a la sociedad toda. Me refiero a que el pago de las asignaciones mensuales tenga su correlato en educación pero, en especial, en escuelas técnicas, cualquiera sea el nivel al que cada beneficiario acceda, y se verifique su cumplimiento mediante la permanente evaluación de su rendimiento y su evolución. A pesar de que son obvios los beneficios que este cambio -¿Cambiemos?- traería aparejados, en especial para los llamados “ni-ni”, es decir, para aquéllos que no trabajan ni estudian y que en el Conurbano son legión, tal vez convenga recordarlos.
Facilitaría a los beneficiarios, a través del esfuerzo personal, acceder a trabajos formales y más calificados, con mejores salarios y con protección en materia de salud y de seguros y, sobre todo, recuperar las esperanzas al lograr salir de los asentamientos y villas en los cuales transcurren sus tristísimas vidas. La extensión de un programa como el que propongo servirá, sin duda, también para combatir el flagelo de la drogadicción, que se ha constituido en un trágico refugio para quienes carecen de expectativas, y en ampliar la base de los contribuyentes, lo cual permitiría disminuir la presión impositiva sobre el sector económico registrado.
Para concluir, una breve reflexión ante la desobediencia de la viuda de Kirchner a la citación del Juez Claudio Bonadío para cumplir un trámite obligatorio para todos los procesados. Aquí también me pregunto si no ha llegado la hora de cambiar figuritas porque algo similar ocurrió con Lula quien, intimado a presentarse ante un magistrado, se negó a hacerlo; el Juez Moro ordenó a la Policía su inmediata presentación. Pese a que, sin lugar a dudas, el ex Presidente tiene una popularidad mucho mayor que la viuda de Kirchner, el hecho no produjo incidente alguno en Brasil.
Aquí, jueces y funcionarios se aterran ante la posibilidad de incidentes que, ante una detención de Cristina, podrían generar sus seguidores. En el fondo, ocurre lo mismo con la famosa represión de la “protesta social”, nombre que hemos dado a las constantes interrupciones del tránsito, a los más desaforados agravios a la investidura presidencial y, en general, hasta a las huelgas salvajes de los servicios públicos. Parecen no comprender que esas minorías revoltosas están minando, todos los días, la imagen de un Presidente y de un Poder Judicial que se muestran débiles y temerosos y que, si la impunidad continúa, desaparecerán la gobernabilidad y la paz; en cambio, si ambos cumplen y aplican la ley a rajatabla, sus prestigios subirán como la espuma, impidiendo toda ensoñación golpista.
¡Ojalá Cambiemos acepte cambiar figuritas!
Bs.As., 26 Nov 16
Enrique Guillermo Avogadro
¡Qué números raros!
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Si usted cree que debemos vivir en un estado de derecho y tal como hice la semana pasada, le ruego que copie este link (http://tinyurl.com/haftfpc), lo pegue en su navegador y, si está de acuerdo con la petición, la firme y difunda.
No voy a hablar hoy de las consecuencias de la victoria de Donald Trump el martes, una rareza, ya que lo votaron menos ciudadanos que a su contrincante. Las especulaciones sobre el futuro de los Estados Unidos y del mundo han poblado las pantallas y las páginas de todo el globo, y habrá tiempo para hacerlo cuando anuncie su gabinete. Tampoco hablaré aquí de otro número inexplicable: los US$ 65 millones que, en Estados Unidos, dejó a sus deudos Daniel Muñoz, secretario privado de don Néstor (q.e.p.d.).
La semana contuvo un hecho realmente importante que, en medio de la vorágine, pasó bastante desapercibido: la divulgación, por parte de la Secretaría de Derechos Humanos, de una estadística confeccionada durante la “gestión” de Cristina Elizabet Fernández, que estableció en 6348 el número de desaparecidos entre 1976 y 1983. Cuando se conoció el dato, Estela de Carloto bramó de indignación: “En vez de investigar cuántos son, lo importante es encontrarlos”; raro, porque no explicó cómo buscar a los demás si ni siquiera sabe quiénes serían.
La relevancia del número es enorme, toda vez que termina en forma definitiva con el invento de los “30.000”, que tuvo dos fines concretos: la instalación del concepto de genocidio para construir la venganza y, sobre todo, habilitar la recolección de fondos internacionales, organizada por los mismos terroristas para financiar campañas y lujos. Hasta ahora, no bastaba para desmentirlo ni siquiera la imposibilidad de completar los nombres en todas esas chapitas que Kirchner colocara en el Parque de la Memoria pese a que, para intentarlo, se incluyeron a los muertos desde 1955, a quienes cayeron al intentar asaltar instalaciones militares, a quienes se suicidaron ingiriendo cianuro y a los guerrilleros asesinados por sus propias organizaciones.
Es que, si se deja de hablar de genocidio -y la verdadera cifra revelada obliga a ello- se cae la teórica imprescriptibilidad en todos los amañados procesos que permitieron que, aún hoy, cuando ya ha pasado un año del desalojo del kirchnerismo del poder, casi dos mil ancianos continúen presos, privados de todos los derechos de los que gozamos, por imperio de la Constitución, el resto de los argentinos: irretroactividad de la ley penal, principio de inocencia, legalidad del proceso, jueces naturales, límite máximo de la prisión preventiva, 2×1 y prisión domiciliaria a los mayores de 70 años. Y todo eso mientras los corruptos de toda laya se ríen a carcajadas, se pasean en libertad y exhiben impúdicamente sus mal habidas fortunas.
El otro episodio fue la exacerbada polémica desatada por las declaraciones de Miguel Pichetto en favor de una política inmigratoria racional. El Senador fue imprudente, pero no por el contenido de sus dichos -con los cuales, adelanto, coincido- sino por haberlo hecho en un programa periodístico porque los tiempos de aire son limitados y no permiten dar acabada razón de los mismos. Esa imposibilidad de explicarse habilitó a que un sinnúmero de imbéciles y malintencionados se rasgaran rápidamente las vestiduras y lo acusaran de xenófobo y racista, pese a lo justificado de sus afirmaciones.
[/one_half] [one_half_last padding=”0 0 0 30px”]La Argentina es el único país que conozco que carece de política inmigratoria, a punto tal que no exige nada a quienes arriban a su territorio: carencia de antecedentes penales, demostración de la capacidad de sustentarse o de vinculaciones que la reemplacen, o aptitudes laborales; además, al poco tiempo obtienen documentos nacionales de identidad. No funcionan así países como Bolivia, Venezuela, Cuba, China, Rusia, Irán, etc., cualquiera sea la orientación, o la falta de ella, del régimen que los gobierna.
Nuestra nación se formó con los inmensas oleadas inmigratorias de fines del siglo XIX y la primera mitad del XX, provenientes de tantas latitudes diferentes que, al fusionarse, nos dieron estas características tan originales de nuestra sociedad. Y debemos continuar con esta tradición, recogida por el preámbulo de la Constitución, de brazos abiertos; pero recordemos que en él se habla de los hombres de “buena voluntad” que quieran habitar nuestro suelo. Ese requisito es esencial y, en esa categoría, obviamente, no entran los delincuentes, los narcotraficantes, los terroristas ni, en general, aquéllos que no están dispuestos a trabajar y, sobre todo, a adaptarse e integrarse a la comunidad; como muestra de cuanto digo, basta recordar que los extranjeros representan el 20% de nuestra población carcelaria.
Pero, pese a que aún aparecemos como un foco de atracción para muchos latinoamericanos, debemos reconocer que, más allá de la potencial riqueza de nuestros recursos naturales, somos un país pobre; tanto que nada menos que un tercio de nosotros vive por debajo de la línea que permite hacerlo con dignidad, carece de agua corriente, de cloacas, de gas y electricidad, de educación y de establecimientos sanitarios aptos, cuando no está directamente desnutrido.
Entonces, y como la caridad empieza por casa, debemos destinar, prioritariamente, nuestros esfuerzos en materia presupuestaria a la atención de las necesidades de nuestros ciudadanos, sin por ello dejar de brindar ayuda humanitaria a extranjeros que lo necesiten. Resulta de todo punto de vista ilegítimo que quienes aquí residen -y pagan sus tributos al fisco, que sostiene el sistema público de salud- deban esperar, a veces por meses, para recibir atención en los hospitales, mientras los turnos son ocupados por “turistas” que, en la práctica, realizan curiosos “tours de salud” para operarse gratuitamente dentro de nuestras fronteras.
Estamos, en este momento, soportando una presión impositiva que es record mundial y, producto de la crisis heredada (e idiotamente no explicada en detalle), los recursos no alcanzan para tantas necesidades sociales; pensemos entonces, por ejemplo, que todos quienes llegan a un hospital hoy, reciben gratuitamente hasta las prótesis, sin pedirles absolutamente nada.
Entonces, ¿por qué ser tan generosos con habitantes de otros países que no asumen su responsabilidad frente a ellos, pero les cobran sus propias gabelas? Para solucionar este intríngulis y, a la vez, compartir el esfuerzo, nuestra Cancillería debería firmar acuerdos recíprocos con todas las naciones de la región, para que cada una, mediante el depósito previo de las sumas necesarias, se hiciera cargo del costo de los tratamientos y prácticas quirúrgicas de sus ciudadanos, cuando éstos fueran atendidos en otro país. Y lo mismo debería aplicarse a la educación superior, aquí también colapsada.
[/one_half_last]Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Bs.As., 13 Nov 16
FICCIONES: Carta Abierta a la ex Presidente de la República
Por Marcelo Carlos Romero.
Sra. Cristina Fernández:
De mi consideración.
Soy un Fiscal de Instrucción del Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires. No pertenezco al grupo de colegas que la investigan en múltiples causas penales. Tampoco integro el partido político “Justicia Legítima”, creado durante su último mandato constitucional, en un hecho inédito en la historia judicial argentina.
Utilizo esta forma de comunicación -carta abierta-, ya que desde su salida del Poder Ejecutivo, nos ha dedicado a los magistrados judiciales de este país, numerosas misivas a través de las redes sociales, en especial, Facebook.
Debo reconcer, Sra. Fernández, que prefiero la gráfica -su gráfica- y no la oratoria -su oratoria- desde los atriles oficiales, con dedos índices levantados, gestos adustos y personas aplaudiendo cada verbo o frase verbal.
En su última creación literaria, amén de enumerar -uno por uno- los logros de su gobierno y el de su difunto esposo, escribe nuevamente sobre el PJ (partido judicial), como si éste no se tratara de una facción de magistrados, funcionarios y empleados judicales, afines a SUS ideas políticas, abierta y orgullosamente reconocido por ellos.
También escribió sobre “ficciones”… Esta reflexión es, a mi juicio, la más interesante de su libelo.
Las “ficciones” fueron un capítulo cardinal durante sus mandatos. Podemos recordar alguna de ellas:
* Fué ficción la inseguridad, el aumento de los índices delictivos y el incremento de la violencia en casi todas las formas de comisión criminal.
* Fué ficción la implementación -como catecismo laico obligatorio- del abolicionismo penal como condición sine qua non para acceder a los cargos judiciales por concurso, a las cátedras universitarias, a los institutos de Post-grado, etc.
* Fué ficción que esta pseudo doctrina haya perturbardo severamente el juicio crítico de estudiantes de Derecho, abogados y magistrados judiciales de todas las instancias. Que se haya invertido en forma grotesca el paradigma milenario del Derecho Penal, donde la víctima resulta ser el victimario y el victimario la “víctima de un sistema capitalista neoliberal” que le quitó oportunidades y lo “empujó hacia el delito”, o mejor dicho, hacia el “conflicto”, según la terminología progre. Que el delito es una creación política-capitalista que le quitó a los particulares la posibilidad de dirimir pacíficamente el conflicto, para que el Estado pueda mantener el negocio de la inseguridad, llenando las cárceles, o “jaulas de exterminio”, de pobres y oprimidos.
* Fué ficción que, durante la década pasada, no haya existido una política criminal seria y duradera y que, en su reemplazo, se haya instaurado un programa coyuntural, caracterizado por el pendulismo ideológico, espasmódico y esquizofrénico. Un vaivén de posturas y maquillajes que fueron desde la “mano dura” y la “tolerancia cero” hasta el actual y pretendido “minimalismo penal”. Siempre al compás de las encuestas de opinión, los sondeos de imagen y el calendario electoral.
* Fué ficción que la fuerza de seguridad federal de fronteras, Gendarmería Nacional Argentina, se haya dedicado a cuidar autopistas urbanas, que la fuerza de seguridad federal de vías navegables, Prefectura Naval Argentina, se haya dedicado a cuidar barrios chic, y que las policías locales hayan sido formadas en seis meses, otorgando en ese plazo a sus flamantes integrantes placa, pistola y autoridad.
* Fué ficción la derogación explícita de la garantía del libre tránsito en la República Argentina (art. 14 de la CN), bajo la excusa de “no poder criminalizar la protesta social”…
Como verá, Sra. Fernández, no me he referido ni a bóvedas, propiedades suntuosas, bolsos ni cajas de seguridad. Son investigaciones judiciales en trámite que no conozco en profundidad y, además, respeto su derecho de Defensa.
Sólo quise arrimar a sus reflexiones via Facebook otras “ficciones” de sus mandatos no enumeradas por Ud… Tal vez le sirvan para la elaboración de futuras misivas.
La saludo con mi consideración más distinguida.
Marcelo Carlos Romero
Fiscal del Ministerio Público
La Plata – Buenos Aires
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 19, 2016