Ganar una guerra requiere destreza en el campo de batalla, ingenio táctico, conocimiento estratégico y eficiencia despiadada: cualidades humanas que la historia ha demostrado que caracterizan a un gran líder militar. Un comandante exitoso y victorioso también necesita ganarse la confianza y la lealtad de sus filas, manteniendo al mismo tiempo un saludable respeto por el enemigo.
Alejandro Magno (356-323 a. C.)
A la edad de 30 años, Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno, había conquistado casi todo el mundo entonces conocido. Una de sus victorias más decisivas fue el derrocamiento del imperio persa. Triunfó sobre Darío III en la batalla de Issus en noviembre de 333 a. C., lo que resultó en que las tropas de Alejandro derrotaran a las fuerzas persas. El mosaico romano que se muestra aquí muestra a Alejandro Magno en Issus. Fue desenterrado en Pompeya y ahora se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Aníbal (247-c.181 a. C.) Los estudiosos citan periódicamente a Aníbal como uno de los comandantes militares más importantes de la historia. Aníbal, destacado general cartaginés durante la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.), la primera de las tres guerras libradas entre Roma y Cartago, se convirtió rápidamente en el “enemigo público número uno” de Roma. El triunfo de Aníbal en la batalla de Cannas en 216 a. C. se considera ampliamente como una de las mayores hazañas tácticas de la historia militar y una de las peores derrotas jamás sufridas por los romanos.
Julio César (100-44 a. C.)
Julio César fue un general y estadista romano, y una de las figuras más carismáticas y controvertidas de la época. Conquistador de la Galia (58-50 a. C.) y vencedor en la guerra civil del 49 al 45 a. C., César despachó a los enemigos de Roma con despiadada eficiencia para lanzar a la antigua Roma por el largo camino de la gloria imperial.
Dwight D. Eisenhower (1890-1969)
Como comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa occidental durante la Segunda Guerra Mundial, Dwight D. Eisenhower asumió una enorme responsabilidad en las campañas militares planificadas y ejecutadas entre 1943 y 1945. Planificó y supervisó la invasión del norte de África en la Operación Antorcha en 1942. 1943 y la exitosa invasión de Normandía en 1944-1945, y derrotó la última ofensiva alemana de las Ardenas, la llamada Batalla de las Ardenas. Posteriormente, Eisenhower fue el 34º presidente de los Estados Unidos de 1953 a 1961.
Guillermo el Conquistador (c. 1028-1087) Guillermo, duque de Normandía, será recordado para siempre como el hombre que derrotó al rey Harold II en la batalla de Hastings en 1066, uno de los encuentros más famosos y decisivos de la Europa medieval, que condujo a la conquista normanda de Inglaterra.
Gengis Kan (1162-1227) El líder mongol Genghis Khan estableció el imperio contiguo más grande de la historia uniendo tribus nómadas y conquistando enormes extensiones de Asia central y China.
George Washington (1732-1799)
George Washington sirvió como comandante en jefe del ejército continental durante la Revolución Americana (1775-1783). Lideró las fuerzas estadounidenses (aliadas de Francia) en la derrota y rendición de los británicos en el asedio de Yorktown en 1781, lo que impulsó negociaciones para lograr el fin del conflicto. Washington, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, fue más tarde el primer presidente de los Estados Unidos, de 1789 a 1797.
Napoleón Bonaparte (1769-1821) Napoleón es considerado uno de los líderes más célebres y controvertidos de la historia mundial. Astuto, ambicioso y hábil estratega militar, Napoleón conquistó gran parte de Europa en el siglo XIX. Uno de sus mejores momentos fue en la batalla de Austerlitz, que se libró el 2 de diciembre de 1805, cuando la Grande Armée de Francia derrotó a un ejército mucho mayor de Rusia y Austria.
Douglas MacArthur (1880-1964)
Douglas MacArthur, soldado de carrera, estuvo al mando en tres guerras: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y Corea. Sus mayores victorias las logró en el Teatro del Pacífico. En una fotografía icónica, se le ve caminando hacia la costa con sus oficiales durante el desembarco estadounidense en el golfo de Lingayen, Luzón, Filipinas, el 9 de enero de 1945.
Georgy Zhukov (1896-1974) El general soviético Georgy Zhukov supervisó algunas de las victorias más decisivas del Ejército Rojo contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Organizó la defensa de Leningrado, Moscú y Stalingrado, jugó un papel decisivo en la planificación de la Batalla de Kursk (la batalla de tanques más grande de la historia) y participó en la Batalla de Berlín, que condujo a la caída del Tercer Reich.
Erwin Rommel (1891-1944) Erwin Rommel fue un oficial del ejército alemán que alcanzó el rango de mariscal de campo. Su liderazgo de las fuerzas alemanas e italianas en la campaña del norte de África durante la Segunda Guerra Mundial estableció su reputación como uno de los comandantes de tanques más capaces del conflicto y le valió el apodo de “Zorro del Desierto”. Rommel se ganó el respeto de sus enemigos y de la popularidad en su país y más tarde fue implicado en el complot del 20 de julio para asesinar a Hitler. El 14 de octubre de 1944 se quitó la vida, tras haberle ofrecido el propio Hitler la oportunidad de evitar un juicio público.
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Gerónimo (1829-1909)
Durante 25 años, el intrépido líder apache Gerónimo resistió a cualquiera, mexicano o estadounidense, que se atreviera a intentar expulsar a su pueblo de sus tierras. Llevó a cabo numerosas incursiones contra el ejército estadounidense, utilizando tácticas de guerrilla sigilosas para burlar a sus oponentes. Gerónimo fue finalmente capturado en 1886. Murió en Fort Sill en Oklahoma en 1909 como prisionero de guerra, y es donde está enterrado.
Ulises S. Grant (1822–1885) Las victorias en Vicksburg y Chattanooga en 1863 persuadieron a Abraham Lincoln de ascender a Ulysses S. Grant a teniente general. Cuando terminó la Guerra Civil, Grant era Comandante General del Ejército de Estados Unidos. Finalmente sirvió como el decimoctavo presidente de los Estados Unidos de 1869 a 1877.
Thomas Edward Lawrence (1888-1935) T.E. Lawrence, conocido en todo el mundo como Lawrence de Arabia, alcanzó fama duradera por su papel en la Revuelta Árabe (1916-1918) y la Campaña del Sinaí y Palestina (1915-1918) contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Su capacidad para describir vívidamente sus esfuerzos militares por escrito en libros como ‘Siete pilares de la sabiduría’ (1926) todavía es examinada detenidamente hoy por quienes buscan información sobre las insurgencias.
George S. Patton (1885-1945)
Colorido y controvertido, el general George Patton es especialmente recordado por su notable carrera a través de Francia cuando dirigió el Tercer Ejército de los EE. UU. en una operación para relevar a las asediadas tropas estadounidenses en Bastogne durante la Batalla de Bulge, después de lo cual continuó el ataque al corazón mismo. de la Alemania nazi.
Moshé Dayán (1915-1981) Moshe Dayan nació en el primer kibutz de Israel, Degania Alef. Su perspicacia militar se hizo evidente como comandante del frente de Jerusalén en la guerra árabe-israelí de 1948, la primera de muchas victorias dramáticas de Israel sobre sus vecinos árabes. La victoria más sorprendente de Dayan fue como ministro de Defensa en 1967, cuando Israel triunfó sobre una coalición de estados árabes compuesta principalmente por Jordania, Siria y Egipto en lo que se conoció como la Guerra de los Seis Días.
Takeda Shingen (1521-1573) Una de las figuras más poderosas del Japón feudal medieval, Takeda Shingen, conocido como el “Tigre de Kai” por su tierra natal en la provincia de Kai, se distinguía por su agresividad en la batalla y su habilidad como estratega y líder militar. Es especialmente conocido por su serie de enfrentamientos de mediados del siglo XVI con el temido guerrero Uesugi Kenshin, batallas que han pasado a los anales de la historia japonesa y son muy celebradas en el drama y el folclore del país.
No parecía estar en búsqueda de la fama y la fortuna … sin embargo, el brillo militar sobresaliente de Aleksandr Suvorov le trajo honores y gloriosas victorias. Es recordado como uno de los pocos grandes generales de la historia que nunca perdió una batalla.
Aleksandr Vasílievich Suvórov es una figura histórica rusa que tuvo un gran impacto en la historia militar de su país. Sus éxitos en el campo de batalla le otorgaron el sobrenombre de “el general invencible”.
No perdió ninguna batalla y logró imponerse a férreos rivales. Su coraje, valentía y brillantez pasaron a los anales de la historia militar rusa, de forma que hasta los soviéticos le situaron como uno de los grandes defensores de la nación rusa.
Suvórov nació el 24 de noviembre de 1729 en Moscú en el seno de una familia noble procedente de la región de Nóvgorod. Esta tradición familiar aristocrática hizo que se incorporara al ejército ya desde niño.
Sirvió en la lucha contra los suecos en Finlandia y contra los prusianos durante la Guerra de los Siete Años. En ambos conflictos consiguió destacar por su brillantez militar, su disciplina y su habilidad a la hora de comandar las tropas.
Ese fue el motivo por el que le nombraron coronel en 1762, dando comienzo a una espectacular carrera militar.
Con el nuevo rango le trasladaron Polonia durante la Confederación de Bar. De nuevo volvió a demostrar su calidad como militar al dispersar a las fuerzas polacas que se habían sublevado. En 1768, Suvórov atacó Cracovia y los éxitos le llevaron a ser proclamado mayor general.
El Alto Mando ruso estaba muy contento con la labor que desempeñaba, así que le eligieron para participar en la guerra ruso-turca entre 1768 y 1774. La campaña fue un verdadero triunfo para Suvórov, quien centró toda la atención sobre su persona durante la batalla de Kozludsí y se aseguró una reputación de invencibilidad.
En 1775, el gobierno ruso decidió enviarle al frente en Crimea y en el Cáucaso. Allí alcanzó el rango de general en 1783 y, tan solo cinco años después, volvieron a mandarle a luchar contra los turcos.
En esta ocasión, aunque Suvórov logró una gran cantidad de victorias, fue herido en dos ocasiones en Kínburn. Su éxito en esta contienda hizo que la propia zarina Catalina II le concediera el título de Conde del Sacro Imperio Romano.
Tras la paz con Turquía, lo destinaron en Polonia. Su misión consistía en tomar el mando de un contingente que luchase en la batalla de Maciejowice. El resultado fue demoledor: no sólo ganó, sino que capturó al jefe de la insurrección polaca, Tadeusz Kościuszko.
Sin embargo, el resto de la campaña en Polonia no fue tan agradable. Las tropas de Suvórov realizaron la llamada “Masacre de Varsovia”, donde mataron a muchos civiles ante la impotencia del general.
Poco a poco, Varsovia fue cayendo hasta que definitivamente firmó el armisticio. Este triunfo volvió a reportarle grandes beneficios, pues la zarina le nombró mariscal de campo.
La fama de ser un general invicto le trajo gran cantidad de respeto, aunque tras la muerte de Catalina II, fue despedido por Pablo I. No sólo se le relegó de las tareas militares, sino que también le defenestraron de la vida pública.
En esta época oscura, Suvórov simplemente se limitó a criticar las medidas emprendidas por el zar. Pero todo cambió cuando en 1799 le convocaron para participar en la lucha contra los ejércitos revolucionarios franceses en Italia.
Durante esta segunda coalición, venció a los galos, pero tuvo que detenerse en Suiza ante la victoria francesa sobre el general Kórsakov en Zúrich en 1799. Los austríacos traicionaron a los rusos, de forma que Suvórov quedó completamente aislado y rodeado en los Alpes.
Fue entonces cuando el veterano estratega ideó un plan para salvar a las tropas y mantener la victoria: una retirada a través de las montañas. Las condiciones climáticas eran extremadamente adversas, pero los soldados rusos consiguieron replegarse con éxito y no ser vencidos.
Debido a esta maniobra, Suvórov obtuvo el rango de “Generalísimo”, una posición que crearon especialmente para él.
Pero la guerra le había dañado y desgastado lo suficiente como para que el 18 de mayo de 1800 falleciera en San Petersburgo a la edad de 70 años.
Dejó tras de sí un símbolo militar que perduraría durante siglos en la conciencia común de los rusos. Tanto es así que en 1942, se creó en la URSS una orden de Suvórov, haciendo que su nombre fuese el símbolo de la tradición militar de la antigua Rusia.
“Uno no puede librar una guerra en la actualidad sin el apoyo de la opinión pública,
que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda.”
Grl Douglas MacArthur (1880 –1964)
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
La violencia organizada.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
Nuestra querida Patria Argentina aun somatiza, en el 2017, sus posguerras que corresponden a las guerras que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, ambas hijas -por su tipología aun no asumida por los argentinos- de la presencia en el mundo de los arsenales QBN, desde 1947.
¿Por qué los efectos psico-sociales de esas guerras -vividas como verdaderos y sorpresivos dramas- se prolongan hasta hoy, durante tan largo tiempo, a pesar de los acelerados procesos de cambios que caracterizan a la presente etapa de la civilización humana? (1) (2) y (3).
Es probable que una de las razones que explica al fenómeno esté en aquella conocida frase del Grl Mac Arthur, que encabeza a éste trabajo: “En la guerra no hay sustituto para la victoria”. Podríamos concluir, consecuentemente, que lo que realmente somatizamos son las derrotas estratégicas sufridas, ambas actualmente incardinadas y en plena explotación por nuestros enemigos de ayer, hoy aliados -a través de sus vicarios-, en una nueva circunstancia histórica (4).
La “confusión” de nuestros pensadores y dirigentes, que aun continúa y se prolonga -sin indicios de un final- se explicada por la segunda frase del quien fuera el Supremo Comandante del Pacífico Sur: “Uno no puede librar una guerra en la actualidad -1943– sin el apoyo de la opinión pública, que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda”. Esa ha sido y es la razón del eje del “relato”, que nos impidió comprender y superar nuestras crisis de posguerra y que nos puso al borde del abismo, hasta el 10 Dic 15(1).
¿Arena…, o pan rallado?. No existe en la Historia Militar Universal un solo caso que nos muestre la ausencia de una reacción social positiva, frente a una derrota en la guerra. Allí están a la mano los ejemplos de Alemania y Japón, después de la IIGM. ¿Qué nos ha ocurrido para volver a ser -otra vez- una excepción en el mundo?. Nada de lo aprendido en los dramas de esas guerras fue políticamente asimilado y aplicado. Nada. Estamos repitiendo todos los errores del pasado. ¿Hubo mera “confusión” o hubo “traidores a la Patria”,desde 1983? (2) (3) (4) y (5).
En los días que corren la Justicia descubre a estos últimos, luego del asesinato de un fiscal que investigaba un hecho de terrorismo, de un “desaparecido” en el Río Chubut, de la pérdida de un submarino y de una víctima de la “represión del Estado” en Villa Mascardi. La sentencia de Cicerón vuelve a recordarse, luego de un paréntesis de treinta y cuatro largos y penosos años: “Cuando la Patria está en peligro, Dios es invocado y el soldado convocado; cuando el peligro cesa, Dios es olvidado y el soldado juzgado” (6) y (7).
Algunos periodistas y políticos, conmovidos por los acontecimientos citados, caen en la cuenta que la Argentina está en plena indefensión, sin presupuesto y con sus FFAA humilladas y…como “la Patria está en peligro” (8) (9) y (10), “¿¡no habría que volver a pensar en la necesidad de tener FFAA?!”.
Decíamos en Feb 14, en un ensayo titulado “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos” (11): “La guerra evoluciona con la civilización humana -que en las últimas décadas ha acelerado notablemente su ritmo- sin perder por ello su esencia. Se inscriben en ella todas las formas de la violencia organizada. Es un hecho político y es la Política la que señala su “para qué”. Lo que dijera Mao ha tomado -a lo largo de éste tiempo- cada vez mayor entidad: ´la guerra es política con derramamiento de sangre y la política es guerra sin derramamiento de sangre´. La guerra es gestión política a través de alguna variante de fuerza. Cuando se la analiza sin considerar esta cualidad, el análisis es por lo menos incompleto”.
La violencia organizada.
Ha reaparecido la “violencia organizada” en el Comahue y en las grandes ciudades. El discurso de los agresores centrales, es el de los ’70 pero, llamativamente, hasta ahora no ha habido quien los relacione. Seguimos viendo lo superficial y no las esencias. Seguimos mirando la punta del botín y no la cancha entera. Algunos actores cambiaron, los modos son distintos, los procedimientos también (8), (12) y (13). Sin embargo, el núcleo y los objetivos son los mismos. Sería imprescindible que los responsables del área de la Seguridad Nacional fijaran su atención en la metamorfosis en curso en la zona de la Orinoquia (12), antes de adentrarse en los detalles de las orillas del Río Chubut o la cantidad de colectivos que trajeron la barbarie a la Plaza de los Dos Congresos.
En estos días algunas voces preguntan ¿para qué sirven las FFAA?. Las muertes en el Comahue, la pérdida de un submarino o el riesgo de desabastecimiento de las Bases Antárticas hacen pensar que algún atraso hay en el sistema de Seguridad Nacional y por lo tanto es necesario “re-estructurar el sistema defensivo”.
Ello nos lleva -como institución- a la obligación perentoria de encender las alarmas rojas. Por ello ya le hemos solicitado una audiencia al Sr Ministro de Defensa Nacional. ¿Cómo vamos a “re-estructurar” la Defensa Nacional sin planeamiento estratégico? La legislación actual prohíbe prever los riesgos y amenazas estratégicas reales -dentro de nuestros límites- que ensombrecen nuestro futuro inmediato. ¿Alguien está pensando que con la eliminación del Decreto reglamentario de la Ley de Defensa ese obstáculo está salvado? Craso error.
Sería conveniente que relean las leyes vigentes y recuerden que la guerra, las actuales, siguen siendo “lúdicas y agonales”, a pesar de su acelerada transformación. ¿O hay quienes quieren enfrentar la nueva amenaza volviendo a improvisar? Entonces sepamos que acunamos, ingenuamente, una nueva derrota estratégica, a pesar de las durísimo experiencias recientes.
Restablecer una legislación de Seguridad Nacional relacionada con la real situación que atravesamos, exige dos cosas: 1. Decirnos la verdad y, 2. Reemplazar la Política de Derechos Humanos por una Política de Defensa realista, innovadora y posible. Es decir: volver a la racionalidad, pero esta vez con eficiencia.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
Las experiencias recientes permitirían a las FFAA argentinas ponerse nuevamente los “pantalones largos”.Debemos pensar y obrar pisando nuestro suelo. La mochila está cargada de experiencias propias, durísimas y recientes. El código a seguir está en la doctrina a adoptar y la doctrina está en el plan estratégico a concebir, desde una total ausencia de alistamientos. Tendríamos que realizar un salto de garrocha responsable, si despertamos en tiempo.
Las teorías estratégicas en acto en el 2017 son de conocimiento universal y nos facilitaránconcebir -si existiere una decisión política- las organizaciones, los instrumentos y el personal adiestrado para la acción. Para lograrlo, nuestra situación actual nos indica aspectos desfavorables y otros favorables, sabiendo de antemano que siempre habrá oposición a la innovación.
Sin planificación estratégica no habrá noción de actitud -ofensiva o defensiva- ni prioridad para las aptitudes. Cuando más se aproxime la doctrina a la clave de nuestra propia situación, mayor será la adaptación de las FFAA para atender y entender a los objetivos y misiones a cumplir.
Las FFAA del orbe que están actuando permanentemente son las que más aprenden. Acumulan experiencias y evolucionan. Cuando hay lucidez, mientras combaten ya se están preparando para la próxima guerra. Ese conocimiento será de gran apoyo para nuestro singular planeamiento estratégico. No hay lugar para la “copia”. Deberíamos considerar a nuestra exclusiva realidad iberoamericana, en evolución, a las limitaciones presupuestarias del país, al tiempo de incorporación de los soldados para adquirir destrezas o el nivel de bajas que acepta una fuerza “profesional”. El tono moral de nuestra sociedad sería un aspecto importantísimo a considerar.
Tengamos en cuenta que en Occidente, desde la Guerra de Corea -1950/53-, no han existido mayores enfrentamientos entre Estados que permitan determinar capacidades militares. Las experiencias bélicas han sido muy variadas en los últimos tiempos y han ocurrido en lapsos muy cortos. Las capacidades para el combate de alta intensidad, están en descenso. Occidente se especializó en operaciones de estabilización de países del tercer mundo, como lo hicimos nosotros por imitación, con total descuido de nuestra propia situación interna.
Los efectos de nuestras derrotas estratégicas se reflejan muy bien en el éxito de nuestros enemigos -internos y externos-, que lograron el desarme unilateral y la ausencia del planeamiento estratégico frente a los verdaderos riesgos y amenazas que padecemos desde 1985. Y ello cuando la totalidad de las guerras en acto, en el mundo, SON INTERNAS.
Hubo un acuerdo político, producto del “entrismo de izquierda” en los partidos tradicionales, para eliminar a las Instituciones Militares del escenario nacional. Se judicializaron las guerras recientes, se privó de presupuesto a la Seguridad Nacional y se humilló a las FFAA, de Seguridad y Policiales a través de la comunicación del propio Estado. Más de treinta años de acción psicológica negativa y de enseñanzas escolares “progresistas”, ¿cómo se remueven hoy, ante las necesidades que exige la proximidad de las presentes amenazas?
Por el momento, la “ocupación” de amplias extensiones de nuestro territorio por elementos “extraños”, más de setenta ataques “revolucionarios” -en breve lapso- con tácticas “terroristas” para “despejar” aun más los vacíos espacios patagónicos -en tres provincias- del Comahue, tienen tratamiento de seguridad pública, a pesar de la declaratoria del “ocupante” -agresor violento- que reclama soberanía y opera bajo conducción externa, como lo ha comprobado el Fiscal General de Neuquén, José Gerez, que acusó a la RAM de tener vínculos con las FARC (12), por contar con los documentos probatorios (14).
El Estado está cumpliendo con la legislación vigente, que pone el caso en manos policiales y judiciales y le niega jurisdicción al planeamiento estratégico, con una lógica perversa, propia del resentimiento ideológico del terrorismo setentista que diseñó y aprobó estas leyes. Pero, allí sigue firme la “Política de Derechos Humanos”, como Política de Estado.
Estamos en presencia, nuevamente, de la actitud que asumió el Estado Nacional desde 1959 hasta 1974. Luego improvisó, histéricamente, con las consecuencias que aun soportamos. ¿Arena…¿o pan rallado?. ¿De qué naturaleza es la situación en desarrollo en la Patagonia argentina y chilena?. Si existe una agresión violenta y apátrida, que reclama soberanía sobre parte del propio territorio, que lo ocupa sin reconocer al Estado Argentino y se impone ante la Justicia y la policía, paralizándolos, deberíamos preguntarnos: ¿qué más necesitamos para entender que estamos en presencia de una agresión estratégica-revolucionaria?.
Si las pancartas y estribillos de algunos grupos izquierdistas que irrumpen diariamente en la CABA reclaman por la libertad del jefe de la RAM, o para que aparezca el desaparecido que no desapareció ¿no podríamos concluir que enfrentamos a una organización bajo comando único externo y con un objetivo común, actuando en todo el país? ¿O estamos creyendo que un fiscal o un juez de una remota localidad patagónica o de la CABA solucionarán una “agresión revolucionaria” modelo 2017?
La respuesta es clara: el Estado retiene vigente la política de derechos humanos -como lo demuestra la reciente presentación del Plan Avruj-, no existe política de seguridad nacional y gran parte de la dirigencia política carece del coraje y los conocimientos necesarios para enfrentar esta cruda realidad estratégica presente.
La guerra sigue siendo un hecho socio-político de naturaleza violenta, interactiva y cambiante, cabalgando sobre la evolución acelerada de la civilización, influida por la legalidad internacional y nacional, las diferencias culturales y sus derivaciones políticas, militares y sociales. Ya nos hemos alejado del modelo napoleónico-industrial y el ingreso a la etapa posindustrial nos muestra tendencias disruptivas. Los argentinos ya lo hemos vivido y sufrido -desde sus comienzos- y parece imposible no haberlo comprendido aun, repitiendo errores.
La legislación actual prevé solo la guerra con otros Estados y con sus fuerzas regulares, pero hace muchas décadas que la agresión proviene desde organizaciones no estatales. El proceso revolucionario iberoamericano -que hipócritamente se oculta- ha mutado de forma, pero sigue siendo el mismo. Su núcleo impulsor, también.
La maniobra ofensiva principal pareciera desplazarse -en la actualidad- a una de las variadas ramas inauguradas por el proceso revolucionario en los ’90: el indigenismo radical, que encontró en el Quinto Centenario del Descubrimiento de América un punto de partida y legitimación, con apoyo de intelectuales y clérigos neo marxistas. La localización periférica de su organización y ejercitación, se mantuvo fuera de la atención pública en la Argentina, hasta el momento en que ejecutan la operación pre-electoral del “desaparecido”. Es cuando nos enteramos por la prensa que llevaban años de acción y ejercitación en ambos lados de la Cordillera (12), con la sigilosa protección de Justicia Legitima en nuestro país.
Las tribus urbanas, desde lesbianas a piqueteros, constituyen las maniobras subsidiarias, con un objetivo en el corto plazo: la “resistencia” en todos los frentes. Desgastar al poder e impedir la gobernabilidad (13) y (14).
Las teorías estratégicas mundiales que pueden ayudarnos al momento de pensar en la propia doctrina –si nos decidiéramos salir del actual vacío conceptual- origen de la actual indefensión e inseguridad, serán enumeradas muy sintéticamente, limitándonos a las principales. Son las siguientes:
Guerras de Tercera y Cuarta Generación: El término se originó en 1989 cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon a un ensayo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”. Ese año, el documento se publicó simultáneamente en la edición de octubre de Military Review y de la Marine Corps Gazette. La propuesta está relacionada con la guerra asimétrica y la guerra contraterrorista.
Guerras de Cuarta Generación: La formularon Van Creveld y Thomas Hammes en 1994, planteando los modos no convencionales de la guerra. Identifican principalmente la acción psicológica y la infiltración en las retaguardias enemigas (15). A esa altura, la Argentina llevaba décadas de agresión de éste tipo.
Guerras de Quinta Generación: Ray Alderman las define por su alcance y su desarrollo sin contacto y silenciosamente, en el 2017 (16).
Guerras de Sexta y Séptima Generación: Niño González las conceptualiza en el 2017, dándole a las guerras en curso en el mundo una dimensión de degradación de las violencias multifacéticas, a las que el Estado Occidental responde tardía y erráticamente ante las nuevas amenazas y riesgos a la Seguridad Nacional e Internacional. Concluye que el terrorismo exige un reordenamiento de la Seguridad (17).
Las Guerras Irrestrictas: Concepto revolucionario concebido por dos Coroneles del Ejército Popular Chino -Quiao Liang y Wang Xiangsui- en 1999, en su libro “Unrestricted Warfare”. En esta obra los autores señalan que ante la disminución de la violencia militar, aumenta la violencia política, económica y tecnológica. Señalan la importancia que alcanzan la desinformación -el relato- y el control de áreas sensibles del poder bajo influencia de la globalización y de la dependencia tecnológica. Vale la pena reproducir cómo conciben los “ataques integrados”:
“Guerra cultural, controlando o influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria. Guerra de las drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales. Guerra económica, empleando la dependencia de la ayuda financiera para controlar al adversario. Guerra ambiental, destruyendo los recursos ambientales a la nación adversaria. Guerra financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores. Guerra de leyes internacionales, subvirtiendo o dominando las políticas de las Organizaciones Internacionales o multinacionales. Guerra mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros. Guerra de Internet, mediante el dominio o destrucción de sistemas informáticos transnacionales. Guerra psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria. Guerra de recursos, controlando el acceso a los escasos recursos naturales o manipulando su valor en el mercado. Guerra de contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales. Guerra tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares. Terrorismo” (1).
La Teoría Gerasimov: Es muy probable que la teoría más difundida e influyente en los últimos años, provenga del Jefe del Estado Mayor para la Defensa de Rusia, Grl Valery Gerasimov (18). Señala los casos de la intervención en Libia del 2011, las revueltas árabes o la Revolución de Colores o la invasión de Iraq del 2003 como muestras de la forma de operar de Occidente. Señala a las capacidades no militares como principales para la obtención del objetivo, en una relación de 4 a 1. Destaca la creciente tendencia al empleo de sistemas de armas con control remoto y a la robotización del campo de combate. Sin duda, la caracterización principal que destaca es la de ganar la supremacía en el campo de la información y en la comunicación estratégica. Subraya el carácter híbrido de las acciones de guerra, lo que dificulta la identificación de una agresión. La frontera entre la guerra y la paz están difuminadas. Rusia ha logrado en Georgia, Ucrania o en Siria, sincronizar las operaciones militares con las acciones de la comunicación, llegando a socavar la soberanía de un país, sin ocupar su territorio.
Las “observaciones” de McMaster. El actual Consejero de Seguridad Nacional de EEUU citaba en el The New York Times (19) tres normas para evitar una comprensión errónea de la naturaleza de las guerras en acto: 1. Su carácter político, que debe ser coordinado con las restantes acciones del Estado para alcanzar el objetivo impuesto. 2. Considerar su dimensión humana, pues se sigue persiguiendo “la honra, el temor y el provecho”.3. La conjunción de las dos anteriores: su carácter lúdico, pues se trata de voluntades inteligentes en oposición, que la hace impredecible. Concluye que no debe confundirse al éxito de las tecnologías en el combate, con la existencia de una estrategia en la batalla.
Por último, no queremos cerrar estas síntesis que nos sirven de antecedentes y apoyos a nuestro pensar, sin citar a Eugeny Messner -1891-1974-, Cnl ruso blanco, que falleció en Buenos Aires y anticipó, en sus estudios teóricos durante la guerra fría, muchos conceptos que hoy encontramos en los estrategas teóricos más recientes y que hemos citado más arriba.
El acceso a las nuevas tecnologías por parte de actores no estatales, con el condimento de los fundamentalismos radicales de tipo social, político o religioso, están mostrando los fracasos de la disuasión en la posguerra fría. Las guerras asimétricas tienen la capacidad de lograr efectos estratégicos con acciones tácticas de baja escala, como lo estamos comprobando algunos argentinos en el 2017, a pesar de que lo sabíamos desde los ’80. Pensar en términos de Paz o Guerra, ya no tiene mayor sentido. Ha surgido la “zona gris”, pues se ha diluido la dicotomía entre ambos estados. Surge la idea de lo híbrido. Desde el punto de vista jurídico ello retiene su importancia, pues muestra una gran debilidad/vulnerabilidad de los Estados, pero ha perdido importancia con respecto de los resultados estratégicos, pues los objetivos pueden ser alcanzados a través de otros instrumentos y sus respectivas tácticas. Es lo que nos está sucediendo.
Ha desaparecido el “teatro de operaciones militares”. La totalidad del territorio nacional es el campo de batalla, pero específicamente lo es la población civil. Del dominio físico de la geografía, el resultado estratégico se ha desplazado al dominio psicológico de la sociedad. Ello es lo que da una enorme importancia a la comunicación social. Lo hemos visto en los días en que el Congreso Nacional votaba una nueva norma previsional. El opinólogo televisivo de turno comentaba acerca del “cerco que ejercía la Gendarmería sobre los legisladores”, cuando el cerco lo realizaban los revolucionarios anarquistas, que enfrentaban las empalizadas que defendía la Gendarmería. Para el elemental periodista, el agresor era la Gendarmería. Quizás provoca más daño al país, que el piquetero.
Por lo tanto, estos nuevos conflictos no se resuelven exclusivamente con el dominio de los espacios llaves del territorio, sino con la conquista del espíritu de la ciudadanía. Éstos “periodistas” ¿están confundidos?, ¿se equivocan? O, ¿para quién juegan?. ¿Son infiltrados? ¿Tienen conciencia que el motivo del caos no es la reforma de una ley?. Hemos dicho con anterioridad y reiteradamente, que la “pseudo-revolución en retirada”actuaría como una “bestia herida” (11) y (13). Es muy probable que los responsables de la seguridad tengan una lectura totalmente distinta de los hechos de violencia creciente. Sabemos que no hay “doctrina estratégica” y estamos tomando conciencia -a través de sus acciones- que los responsables de la Seguridad Nacional carecen de las nociones polemológicas más elementales.
La Argentina vive diariamente graves hechos de Inseguridad Nacional. Nuestra dirigencia confunde“seguridad pública” con “seguridad estratégica”. En todo el orbe se trabaja intensamente para actualizar doctrinas, organizaciones, sistemas de armas y actitudes sociales, mientras aquí se sacrifica a los uniformados, desarmados frente a la locura revolucionaria, bajo cualquier excusa. Las víctimas siguen siendo los agresores, no los agredidos.
Entre nosotros, la actualización será muy difícil. Los hechos cada vez más graves están impulsando la necesidad de una transformación estructural de la Seguridad Nacional. Pero no es igual en el ámbito de las convicciones ni de los conocimientos específicos, que no aparecen. Hay trascendidos, rumores y algunas declaraciones desde el gobierno, que “se está trabajando en ello”. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que la motivación del “cambio” es solo originado por exigencias presupuestarias.
Nuestro Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires desde su creación, luego de la Guerra del Atlántico Sur, viene bregando y proponiendo superar la angustiosa situación de la Seguridad Nacional. Entendemos que ya no podemos demorar un solo minuto más, sin correr el riesgo de graves problemas violentos que nos llevarán a la disgregación. Nuestra propuesta está desarrollada como plan esquemático básico y éste se actualiza, periódicamente. Además de considerar las teorías internacionales, hemos diseñado una doctrina estratégica, nuevas organizaciones, nuevos sistemas y despliegues. Estamos soportando conflictos internacionalizados y complejos y necesitamos audacia e idoneidad para superarlos con éxito.
El punto de partida para conducir esta operación exige eliminar dos ministerios y crear uno nuevo, el de la Seguridad Nacional, con dos Secretarias, la de Defensa Nacional y la de Seguridad Pública, mientras se negocia el Tratado de Seguridad Colectiva y Defensa Común con el vecindario afín a la posición que adoptó la Argentina el 10 Dic 15, como vanguardia contra-revolucionaria. Brasil, Chile y Perú deberían ser los primeros invitados por Buenos Aires para desarrollar una alianza eminentemente política, como lo es la que corresponde a la Seguridad Regional, frente al neo-marxismo del Foro de San Pablo.
Grl Heriberto Justo Auel
CITAS:
(1) H. J. Auel. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Investigación. Jul 01. www.ieeba.org
(2) H. J. Auel. “La Guerra en la Civilización del Conocimiento”. Investigación. Ene 02. www.ieeba.org
(3) H. J. Auel. “La Guerra en el Siglo XXI”. Jul 02. Investigación. www.ieeba.org
(4) H. J. Auel. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak”– Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.org
(5) E. de Vergara. “Los Conflictos en Ibero América”. Investigación. Feb 06. www.ieeba.org
(6) H. Dieterich. “Cumbre Sudamericana: nace vanguardia criolla y crece subversión oligárquica”. 10 Dic 06. www.rebelion.org
(7) H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. 28 Mar 03. Investigación. www.ieeba.org
(8) H. J. Auel. “Sr. Cte J FFAA: llegó la hora de pintar la carta”. Feb 17. www.ieeba.org
(9) H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.org
(10) H. J. Auel. “Terrorismo global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Oct/Nov 17. www.ieeba.org
(11) H. J. Auel. “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos”. Feb 14. www.ieeba.org
(12) H. J. Auel. “Las FARC-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 Sep 17. www.ieeba.org
(13) H. J. Auel. “Terrorismo Global y Terrorismo Doméstico en el siglo XXI”. Oct-Nov 17. www.ieeba.org
(14) Infobae. “Hallaron documentación que vincula al RAM con grupos guerrilleros de otros países sudamericanos”. 22 Nov 17. www.infobae.com
“Estoy preocupado por la seguridad de nuestra gran nación;
no tanto por una amenaza externa,
sino por las fuerzas insidiosas que trabajan adentro”.
Grl Douglas MacArthur – 1945
Nuestro agradecimiento a las autoridades de este prestigioso e histórico Club, por la invitación que nos han hecho llegar al IEEBA, permitiéndonos -además- la elección del tema a tratar con Uds., en éste clásico almuerzo del “Foro de la Ciudad”.
Es de nuestro conocimiento comunitario que la principal preocupación social -permanente- de los argentinos, en las últimas décadas, es la inseguridad. Por esa razón hemos decidido tratar éste tema aquí -aunque fuere brevemente- planteando algunas de sus “claves” esenciales, pues entendemos que éstas no tienen tratamiento público.
Cuando citamos el término “claves”, nos estamos refiriendo a “aquello que nos permite resolver algo que se nos presenta como enigmático o desconocido” (1). En nuestro caso, no creemos que se trate de “algo enigmático”, o de una “sensación”, pero estamos convencidos que es “algo desconocido” por gran parte de nuestra dirigencia que -al respecto- mantiene una enorme deuda con sus conciudadanos “de a pie”.
¿Pueden los padres ignorar qué “defensas” deben darle a su bebé, a través de vacunas, alimentos y vitaminas, para que rechace la agresión del medio ambiente en el que vive? Pues, valga el caso, eso es lo que estamos haciendo con nuestra sociedad, toda vez que una política comunicacional de la Seguridad Nacional (2), no existe. Esta es la principal causa de la inseguridad/indefensión que padecemos, pues en las guerras en acto -de 7ma G-, la orientación de la opinión pública es esencial.
Hemos dividido nuestra exposición en tres partes:
LA SEGURIDAD DE LA CIUDADANÍA ¿ESTÁ EN LAS PIEDRAS DE LAS MURALLAS O EN LOS HOMBRES QUE VIVEN DENTRO DE ELLAS?.
¿QUÉ DEBERÍAN SABER NUESTROS CONCIUDADANOS, AQUELLOS QUE VIVEN DENTRO DE LAS MURALLAS, ACERCA DE LA PRIMERA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-NACIÓN: LA SEGURIDAD NACIONAL?
EN CONCLUSIÓN:
LA SEGURIDAD DE LA CIUDADANÍA ¿ESTÁ EN LAS PIEDRAS DE LAS MURALLAS O EN LOS HOMBRES QUE VIVEN DENTRO DE ELLAS?
En la presente etapa de la “civilización del conocimiento”, la Seguridad Pública se unificó con la Seguridad Estratégica pero, en éste extremo occidente-sur, ello no ha sido difundido. La Argentina -ideológicamente encapsulada- (3) se evadió de su circunstancia y envuelta en falacias -el relato- se dirigió inconscientemente al “Estado fallido” (4) a través de la auto-destrucción de su núcleo duro: las FFAA y el sistema Judicial Penal Federal, que fue y es empleado para la destrucción de las primeras.
Simultáneamente, mientras esa narrativa falaz ocultaba al latrocinio más grande de nuestra historia, nuestra clase media era llevada al castro-comunismo, sin que se enterara.
Podríamos realizar un sinnúmero de interrogantes, relacionados con las citadas “claves”, para demostrar el desconocimiento generalizado de las causas de la inseguridad, pero por razones de disponibilidad de tiempo vamos a plantear solo siete y así intentar comprender cuál es la profundidad sustantiva de la rampante Inseguridad Nacional y abandonar el superficial anecdotario al que ya nos han acostumbrado (5).
¿QUÉ DEBERÍAN SABER NUESTROS CONCIUDADANOS, AQUELLOS QUE VIVEN DENTRO DE LAS MURALLAS, ACERCA DE LA PRIMERA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-NACIÓN: LA SEGURIDAD NACIONAL?
¿Se tiene hoy presente -en los diversos análisis y/o propuestas dirigenciales- que somos un país en doble posguerra, una convencional y otra no convencional y que esas guerras permanecen aún abiertas, dentro de la categoría de “estado de guerra”?
No, no se las considera cuando se analiza nuestra prolongada crisis-decadencia pero, además, la guerra no convencional -la contra-terrorista-revolucionaria 1974/1988- es negada como tal, aun hoy por Jueces y Fiscales Federales legos de los TTOOFF, quienes ignoran el “abc” de las guerras “asimétricas”,“muy limitadas”,“debaja intensidad”, “irrestrictas” o “híbridas”, que tienen sobre sus estrados desde 1984.
Debemos reconocer que las organizaciones de derechos humanos -DDHH- los controlan cercanamente, a través de las querellas -verdaderas vestales revolucionarias de posguerra- que les impiden a los tribunales reconocer la existencia de nuestra larga, malparida y dramática guerra civil contrarrevolucionaria. Pero ello no los exime de ser prevaricadores y me consta que son conscientes de ello (6).
Han pasado treinta y cinco años desde el cese de los combates y aun la sociedad no ha asumido a sus guerras. No las asimilamos. Nuestros TTOOFF legos aceptan lo que las querellas -representantes del agresor de ayer- dictan ante los estrados: “no hubo una guerra”. Si la Justicia y las querellas reconocieran que la hubo, nuestros soldados deberían estar frente a los tribunales del Fuero Militar. Los jurisconsultos del más alto nivel estatal borraron el Art. 18 de la CN y la psico-política hizo el resto. “Una política de estado”, de hecho, ha podido reformar la Constitución Nacional, al Tratado de Roma, a la Justicia Militar y a los Tribunales de Honor de las FFAA (7).
La guerra limitada convencional del Atlántico Sur -en 1982-, detonada a través de un “incidente provocado” por el RU, tampoco fue asimilada por nuestra dirigencia. “No aprendimos a no aprender”. Aun se sigue repitiendo que fuimos los agresores, pero -por lo menos-, ya quedó en el olvido que fue “un carro atmosférico”.
Ninguna reforma se ha iniciado en el Estado Nacional para poder conducir -en el futuro- una negociación diplomática con una prueba de fuerza simultánea y controlada. Ese es el concepto de guerra limitada. Es la que peleamos en el Atlántico Sur en 1982, con un objetivo muy claro por parte de EEUU y el RU y una gran sorpresa para el “cuasi-Estado” argentino, que nunca entendió ni conoció la especie de guerra que le ocurría. Todo se improvisó.
A la “invasión cubana” -1959/1960- (8) se le dio tratamiento de seguridad pública durante quince años -1959/1974-. El Poder Político decidió en 1974 -por decreto- movilizar a las FFAA y abrir operaciones militares en el marco interno, “mañana mismo”, sin planificación estratégica, sin inteligencia estratégica, sin adaptación orgánica, bajo comandos específicos -no conjuntos-, sin emitir la ley necesaria, ni la DENAC, ni la consecuente DEMIL y, más grave aún, dirigiendo el Decreto a los EEMMGG con responsabilidades administrativas, en vez de hacerlo al EMC, con responsabilidades estratégicas.
Por todo ello a esta guerra la he llamado malparida. Habían pasado quince años sin que la dirigencia reconociera que en el 59/60 se había presentado un hecho estratégico. No se entendió o no se quiso entender “la naturaleza del desafío que representaba la invasión revolucionaria”.Tardíamente,en 1974 se reaccionó y todo se improvisó.
Estamos en curso de volver repetir nuevas improvisaciones homólogas, a pesar de la experiencia acumulada y no asimilada. A ello debemos agregar que ahora lo haríamos con mucho menos poder.
El Decreto que ordenó “el aniquilamiento del accionar subversivo” no fue al Congreso para transformarse en Ley Nacional -como lo hicieron Avellaneda-Roca en 1878, antes de atacar al malón-. El PEN tampoco dictó la Directiva Estratégica Nacional -DENAC- con la base ética-jurídica para el empleo de las Fuerzas en el marco interno. Esa base –de absoluta y exclusiva responsabilidad política– debió llegar a las tropas con forma de “reglas de empeñamiento”. Pero estas nunca llegaron. Son los “procedimientos” que los legos TTOOFF les reclaman hoy a oficiales subalternos, suboficiales y aun a soldados, para encuadrarlos en el Código Penal, como vulgares asesinos.
Tampoco se dictó la Directiva Estratégica Militar -la DEMIL-, responsabilidad del EMC, que quedó marginado de la guerra. Toda la apertura de esta guerra asimétrica, civil, contrarrevolucionaria, interna, no convencional, fue un mamarracho que hoy están pagando con su libertad quienes nos defendieron.
A fines de 1983, con asesoramiento británico y en colusión con las derrotadas organizaciones terroristas, el gobierno logró “trastocar” la derrota táctica del enemigo revolucionario, en una victoria estratégica y política, que aun retiene. Se judicializó el hecho socio-político “guerra” y las FFAA fueron llevadas ilegalmente a los estrados penales federales -es decir, al Código Penal ordinario- como criminales comunes responsables del tardío “mamarracho” -su errónea apertura- y al escarnio social del “relato”, difundido por todos los medios de comunicación del Estado, durante años.
Fue el momento crucial en que la Política de DDHH reemplazó a la Política de Seguridad Nacional. Las bajas de inocentes, provocadas por este desatino ideologizado, es la infamia que hoy se pretende ocultar, pero ello se hace cada vez más difícil (9).
Simultáneamente el RU confirmó -nuevamente- que no cumpliría con la Resolución de la AG-ONU que lo obliga a abrir negociaciones diplomáticas con la Argentina por la soberanía de las Islas del Atlántico Sur e inició el refuerzo de la “Fortaleza del Atlántico”. De esta manera, en términos estratégicos, el RU retuvo el “estado de guerraen el Atlántico Sur”, mientras sectores políticos, sociales y periodísticos internos, activaron desde entonces y hasta hoy, la actitud hostil del agresor revolucionario y en consecuencia el “estado de guerra interno”.
Esta interrelación colusiva entre los dos enemigos que agredieron a la Argentina con las armas en la segunda mitad del siglo XX, está objetivamente representada en la trágica figura del “perro”, Horacio Verbistky, agente de inteligencia británico y de la organización armada ilegal Montoneros.
La reciente y fracasada operación conducida por él, con un “desaparecido” en el Río Chubut, lo expuso ante la opinión pública nuevamente. Durante más de cincuenta días mantuvo al simbólico término en las primeras páginas del periodismo nacional y ello demostró el alcance y continuidad del “estado de beligerancia interno” (10). Pero, “segundas partes, nunca buenas”.
Comprobada la total falsedad de esta nueva “falacia”, no hubo retractaciones ni disculpas de sus numerosos voceros. Ello da una idea de la fortaleza psico-política remanente de la “pseudo-revolución” -aparentemente vencida y en retirada- y de sus camaleónicos partidarios conscientes o inconscientes, infiltrados dentro y fuera del Estado.
¿Es consciente -nuestra dirigencia- que nos abarca una nueva guerra mundial desde el año 2001 –“la Contraterrorista Global”- y que ella está totalmente interrelacionada con los dos “estados de guerra” que retenemos desde 1982 y 1988, respectivamente?
La Guerra Mundial en acto cursa su décimo séptimo año y, hasta hoy, no ha merecido el mínimo tratamiento público por parte de quienes tienen la responsabilidad de hacerlo. A este enemigo “no estatal” que enfrentan los Estados “responsables” del orbe, se lo cita -genéricamente- como “el enemigo sin rostro” (11).
Su composición es compleja y desigual, según el área en que actúe. La complejidad se manifiesta a través de la presencia de diversos actores: fundamentalismos, crimen organizado internacional y, en Iberoamérica, la particularidad del narcoterrorismo: elementos terroristas domésticos, remanentes de la guerra fría, interrelacionados con los carteles de la droga en alianza con el “terrorismo global”,a través de acuerdos estratégicos firmados en el pasado por Caracas y recientemente por las FARC (10).
En nuestra región continúa la consolidación del narcoterrorismo con elementos revolucionarios neo marxistas reciclados y los gobiernos adscriptos al “Socialismo Siglo XXI”. Ésta pseudo-revolución actualmente en retirada en gran parte del Cono Sur y en plena recomposición orgánica en la Orinoquia y el Caribe luego de la muerte de Fidel, la prisión de Lula, los graves problemas internos de los sandinistas en Nicaragua y el reciente posicionamiento político de las FARC -principal cartel regional- en Colombia.
La conducción estratégica revolucionaria subcontinental -desde 1959- continúa en manos del PC de Cuba, que ha cambiado sucesivamente de mecenas, acompañando a los grandes sucesos internacionales. Por esa razón, cuando la URSS se encaminaba a su implosión, Fidel se apoya en Lula para crear -en 1990- dos organizaciones neo-marxistas que asocian a las antiguas bandas estalinistas iberoamericanas con la social-democracia gramsciana: el Foro de San Pablo y el Foro de Porto Alegre.
El primero cubre las nuevas responsabilidades políticas y estratégicas luego de la caída del paradigma moscovita y el segundo la conducción social y comunicacional de apoyo a la nueva etapa de movilización continental, en la que aparecen las “organizaciones sociales” y los “grupos de choque”, que en la CABA se despliegan diariamente como “piqueteros”.
En aquel momento -1991- se sumó a la doctrina estalinista de origen, la social-democracia de reciente desembarco en la región, impulsando innovadores modos de acción, fundados en las doctrinas gramscianas. El gatopardismo revolucionario gana así en flexibilidad, pero aumenta el conflicto interno en su alta conducción. El mecenazgo de ésta etapa fue cubierto por el petróleo venezolano y el poder vicario de la alta conducción le es otorgada -por esa razón- a Caracas.
Cuando a partir del 2002 cae el precio del barril de petróleo y muere el Cte. Chávez, se inicia la negociación cubana con Obama y el ala izquierda del Partido Demócrata de EEUU para darle oxígeno a la Isla, incapaz de sostenerse por sí sola. Con la llegada de Trump, EEUU regresa a una política de aislamiento de la Isla. Ello activó la firma -en La Habana- del Tratado de Paz entre el gobierno de Santos y las FARC -el cartel multi-billonario regional- y esta organización armada se constituye así en partido político y nuevo sostén económico-financiero de La Habana y de la revolución comunista subcontinental.
El resultado de las elecciones presidenciales en Colombia el 17 Jun 18, contrario a los intereses de las FARC, inicia una nueva etapa revolucionaria subcontinental.
Seguramente se va a acelerar una nueva ola de violencia en ese país. Además, los resultados de las próximas elecciones en Méjico y Brasil serán definitorios para articular los próximos pasos a dar por los “encuentros” de los Foros de San Pablo y de Porto Alegre y condicionaránel ritmo/oportunidad de la contraofensiva revolucionaria en el Cono Sur, ya prometida en el Encuentro de Managua. Los ejercicios preliminares de esta maniobra están en superficie en El Comahue, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza.
Uno de los actores centrales de la guerra mundial “Contraterrorista Global” -el ISIS-, ha realizado acuerdos básicos con las FARC, nuevo pivote del proceso revolucionario regional (10). La mesa de la negociación fue tendida por el PIE -Partido de la Izquierda Europea- en Berlín, en el año 2017. A su vez, las FARC -que han simulado su desarme- han desplegado en el Cono Sur sus avanzadas, en particular en el sur chileno y argentino con araucanos adiestrados por ellos en los años pasados, por pedido del PC chileno.
La dirigencia argentina vuelve a darle tratamiento de “seguridad pública” a estos acontecimientos estratégicos, como los ocurridos recientemente en El Chubut y Río Negro y la Defensa Nacional -frente a la nueva agresión estratégica revolucionaria- está en manos de jóvenes fiscales de “Justicia Legítima”.
Decía Gastón Bouthoul hace unos setenta años: “Si quieres la Paz, conoce a la guerra”. Tenemos la impresión de que Bouthoul ni Séneca -siglo I d C- aun no han sido leídos ni entendidos por los responsables de tantas muertes de inocentes en nuestro suelo. Decía el hispano-romano: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra”. Luego de escuchar al Ministro Garavano sostener la necesidad de preservar el espíritu y la letra de la legislación de Seguridad Nacional vigente, tenemos la certeza que, como estratega civil, el ministro carece de la más mínima información de la situación política-estratégica en que vivimos, a pesar de que está presente en el puente de mando.
¿Ha comprendido -nuestra dirigencia- que la presente guerra mundial “Contraterrorista Global” es de naturaleza totalmente distinta a las dos anteriores -la GMII 1939/1945 y la Guerra Fría 1947/1991- y que -además- la actual no reconoce disuasión alguna?
Conocer la “naturaleza de las cosas” es imprescindible para abarcar a los temas estratégicos. Lo superficial y operativo, explican a la acción táctica. Sirve a la crónica de los hechos, al anecdotario, a la visión cortoplacista. Lo esencial-sustantivo está en la profundidad conceptual del hecho socio-político -fuera del alcance de los sentidos- y en su proyección en el tiempo, en el largo plazo.
La GMII fue total, convencional y “clásica”, localizada en teatros de operaciones militares. Fue la última guerra mundial de la civilización industrial. Cuando finalizaba -1945- se lanzaron dos bombas nucleares en Japón. Con ellas nació la Estrategia Contemporánea e ingresábamos -con la computadora- a la etapa de la civilización posindustrial, la “del conocimiento”. Einstein vaticinó que regresaríamos a las guerras primitivas, las de la honda, el arco y las flechas. Con la computadora cambió el ritmo de los acontecimientos y el número de las oportunidades. Se aceleró la Historia.
La pos-GMII fue muy breve: 1945/1947. En 1947 se inició la Guerra Fría, la primera guerra mundial en ambiente QBN. Ingresábamos a la estrategia de la disuasión, que funcionó en el hemisferio N. Se vivió allí la “Pax del terror nuclear”. En el hemisferio Sur -desnuclearizado- no hubo Paz. Hubo guerras no convencionales, asimétricas, terroristas-revolucionarias, totalmente sorpresivas para países mayoritariamente subdesarrollados y en crisis recurrentes.
En 1989 cayó del muro de Berlín y en 1991 implosionó la URRS. Finalizó la guerra fría. Fueron los primeros cuarenta y cuatro años de Paz en Europa y, durante ese período se elaboraron en sus Universidades las teorías filosóficas que “marchitaron su alma”. Europa relativizó su identidad y se hizo “contractiva”, desde entonces “se odia a sí misma”. Ello afectó a los argentinos, culturalmente europeizados. El “progresismo ideológico europeo” cruzó transversalmente a todo el arco socio-político argentino y una demostración de ello la hemos visto hace unos días, en el tratamiento del aborto en las calles y en el recinto de Diputados.
La posguerra fría -1991/2001- se caracterizó por la “confusión” de los intelectuales occidentales que intentaban predecir cómo evolucionaría el mundo y las guerras, luego de la prolongada estratificación de la bipolaridad de las Repúblicas Imperiales. Aparecieron teorías “idealistas”,“realistas”,“nihilistas” y muy pocas se acercaron a los acontecimientos que se precipitaron luego del 11Sep01, con el ataque del “terrorismo global” a la “fortaleza americana”.
Esa fecha es considerada por los estrategas teóricos como el hito que señala la iniciación de una nueva guerra mundial, que nos regresó a la estrategia de la acción. La “nueva” guerra mundial ya no se desarrolla en teatros de operaciones militares, sino en y sobre las sociedades. Las bajas -en su mayoría- son de civiles inocentes. El enemigo “sin rostro” carece de responsabilidad y de límites. Se inmola para hacer entender a Occidente que la vida no le interesa. Es la segunda guerra mundial en ambiente QBN, pero esta no reconoce a la disuasión, como la anterior.
De las guerras de tercera/cuarta generación, en acto en el 2001, llegamos al año 2018 con las guerras de séptima generación, que los chinos llaman “irrestrictas” y la OTAN “híbridas”, mientras la dirigencia argentina vive aun estratificada en la guerra fría (12).
Las sesenta guerras activas -en el mundo de hoy- todas son internas:“guerras civiles”. A éstas, nuestros visionarios legisladores las “prohibieron” por Ley y ésta doctrina es la que sostienen las querellas y fiscales de los TTOOFF: “en los ´70 no hubo guerra, aquello fue un genocidio”. ¿Será una casualidad?.
Kirchner y Garré quisieron asegurar el extrañamiento de las FFAA que las leyes de “inseguridad” impusieron al Estado Nacional. Reglamentaron la Ley de Defensa y determinaron que las únicas guerras posibles para la Argentina son las convencionales, con las FFAA de nuestros vecinos, con quienes -a la vez- ¡¡queremos integrarnos¡¡. El objetivo fue mantener las FFAA argentinas sin misiones a cumplir. Transformar a las Instituciones Armadas en burocracias inútiles.
El espacio interno se trasformó en “zona liberada” para la pseudo-revolución narco-terrorista, “nacional y popular”, que operó como una gran cortina de humo a través de la política de DDHH, con la que se encubrieron niveles de corrupción inéditos.
¿Qué porcentaje -de nuestros dirigentes- ha entendido que la clásica separación entre Seguridad Estratégica y Seguridad Pública ha desaparecido?
La metamorfosis de la guerra se ha acelerado (13) pues se ha acelerado el proceso civilizatorio que la contiene. La investigación y desarrollo han encontrado en la electrónica y en las comunicaciones los medios para acortar los tiempos en la generación de medios. Como lo adelantáramos, el ritmo de la acción ha cambiado. La adaptación de gran parte de la dirigencia argentina al ritmo de la nueva etapa, no existe. A ello se suma el salto cualitativo de la civilización: el ingreso a la “etapa del conocimiento”. Hay una nueva forma de producir y una nueva forma de hacer la guerra(14).
La mayoría de los pocos que entre nosotros “cambiaron” el ritmo, confundieroncivilización con cultura. La civilización es la que aceleró su ritmo de evolución, entregándonos nuevos medios en cortos lapsos. La cultura es nuestra identidad. No evoluciona y si lo hace, nos corrompemos, pues se relativizan los valores y principios que la constituyen. Perdemos moral, ética, confiabilidad y credibilidad. Perdemos el crédito. Y eso es lo que ha ocurrido y continúa ocurriendo.
La civilización es“modernizable”,pero no lo es la cultura que la sostiene (14). “La cultura es lo que importa, es la que da forma al progreso”, como lo sostiene el Profesor S. Huntington, en el título de su último libro.
La manifestación más clara de la metamorfosis de la guerra a partir de la posguerra fría, es la “naturaleza” de la agresión de los actores “no estatales” -el complejo narco/terrorismo/revolucionario en nuestra Región- y, consecuentemente, de la imprescindible exigencia de reorganización del Estado y de la Seguridad Nacional, para evitarlos o eliminarlos.
Si esta agresión afecta a la población en su conjunto y al Estado Institucional -en todos sus niveles-, estamos en presencia de una agresión de naturaleza estratégica, pero ello no quiere decir que sea estratégica-militar.
Los nuevos actores agresores del Estado y de la sociedad, mayoritariamente no son estatales, constituyen una compleja asociación de milicianos, mafias, ONG, sectas fundamentalistas, etc. Y su modo de operar es, en la mayoría de los casos, a través del delito común, pero con consecuencias estratégicas.
Quienes hablan de sacar a los militares a las calles para combatir a la nueva amenaza, o son totalmente ignorantes del fenómeno belígero en el siglo XXI o bien quieren continuar en la actual situación y hacer del espacio argentino una gran “zona liberada” para nuestro enemigo sin rostro.
En consecuencia la Seguridad Nacional que reconocía hasta fines de la guerra fría su división en Seguridad Estratégica y Seguridad Pública, encaminadas orgánicamente por andariveles paralelos y alternativos, hoy ya no existe, pues operativamente se han incardinado, excepto en nuestro país, que llama “seguridad interior” a ambas y “defensa nacional” a la guerra clásica internacional, por Ley del Congreso; inédita ocurrencia que nos hace una reiterada excepción en el mundo.
La necesaria reorganización de la Seguridad Nacional debe considerar la “naturaleza” y la evolución del fenómeno socio-político “guerra”. La reciente creación del Ministerio de Seguridad por parte del gobierno K, nos da una clara idea de la ausencia de idoneidad y comprensión de la situación político-estratégica mundial, regional y propia, por parte de sus mentores. Cuando el mundo entero unifica a la Seguridad, la Argentina la divide, orgánica y geográficamente.
Cuando la Seguridad Nacional -en el orbe- unificaba o centralizaba sus componentes, el gobierno argentino las separaba, asegurando dejar a las FFAA sin sus funciones constitucionales. Es una prueba más de que los K, hipócritamente, siempre operaron dentro del Socialismo Siglo XXI, aunque no lo exhibieran públicamente como Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
Desde 1988 la nueva agresión estratégica -internacionalizada en toda América- en el marco interno quedó en manos policiales y judiciales, absolutamente legos en la materia. Es lo que -sin duda- la “revolución” necesitaba y es lo que se ha logrado desde los años ´88/91 con las leyes perversas que hemos llamado “vacas sagradas”.
Bajo la excusa de lograr el “control civil” de los militares, la mayoría política dejó al país en absoluta inseguridad nacional.
Aun hoy, escuchamos por boca de las más altas autoridades del área, citar a una “seguridad interna” y “una seguridad externa”. ¿Alguien puede creer que un límite político puede detener una agresión estratégica? El criterio seguido por el legislador, fue cuanto menos absurdo. Es una prueba más que el fin perseguido por esta legislación ha sido la desaparición de las FFAA, del mismo modo en que se pretende la abolición del derecho penal.
Hemos propuesto -hace mucho tiempo- la unificación de la Seguridad Nacional en un solo Ministerio -el de Seguridad Nacional- con dos Secretarías: Defensa Nacional y Seguridad Pública. Ello nos permitiría facilitar la conducción de una Gran Estrategia Conjunta-Combinada, con economía de esfuerzos, unidad de objetivos, interoperabilidad, controles cruzados, etc.
Deberíamos iniciar -cuanto antes- la negociación de un Acuerdo de Seguridad Colectiva y Defensa Común con países “amigos” de la región y, obtenido éste, subrogar la vigente legislación perversa que nos lleva, sin dudas, a un permanente agravamiento de la situación de Seguridad Nacional y regional.
El Congreso Nacional, que con sus leyes y reformas nos ha llevado a la situación de grave inseguridad en que vivimos, no podría dejar de votar éste Acuerdo para llevarlo a categoría de Tratado que subrogue los desatinos jurídicos vigentes, frutos de nuestras guerras recientes. No votarlo demostraría mantener compromisos con nuestros enemigos de hoy; que son los de ayer, reciclados (15).
El Tratado recuperaría también un aspecto central e imprescindible para enfrentar a las guerras “híbridas”: su sostén agonal, actualmente destrozado por la supresión del Fuero Militar y de los Tribunales de Honor Sanmartinianos (16).
¿Es consciente -nuestra dirigencia- que el tipo de legislación de Seguridad Nacional vigente en nuestro país desde 1988 y 1991, es única en el mundo e intrínsecamente perversa?
Cuando se promulgó la actual Ley de Defensa Nacional, el “Cronista Comercial” nos publicó un artículo titulado “Se promulgó hoy la Ley de Indefensión Nacional”. No nos equivocamos. Tres años después -1991- en Santiago del Estero se incendiaba la Casa de Gobierno, la Legislatura y el edificio del Supremo Tribunal de Justicia, además de varios domicilios de legisladores. El gobierno nacional no pudo actuar para contener el “caos”. La Ley de Defensa se lo impedía.
Pocos días después de este hecho anárquico, uno de los artículos de la Ley de Defensa se transformaba en Ley de Seguridad Interior. En ésta, se mantenían los lineamientos de la “Ley deIndefensión” y se profundizaban sus desconceptos. Quedaba explícito que se cercenaban potestades que la Constitución le otorga al Cte J FFAA. Quince años después Kirchner-Garré reglamentaron la Ley de Defensa, para evitar que se la interprete de modo inconveniente a la pseudo revolución “chavista”, que empezaba a hacer agua.
El extrañamiento de las FFAA argentinas de su propio Estado quedaba asegurado y “el esfuerzo nacional de policía” recibía la responsabilidad de hacerse cargo de los desafíos estratégicos internos, es decir, de la Defensa Interiorfrente a las nuevas amenazas. Como el exabrupto hacía inviable a la reglamentación, la Ministro Garré afirmó al diario la Nación: “las nuevas amenazas no existen. Son una creación del Imperio para controlar a los países subdesarrollados”. Un paso más dentro de las falacias del “relato”.
Desde 1991 -con esta nueva legislación- la jerarquía institucional se invirtió, los presupuestos se invirtieron y los haberes de un Comisario, desde entonces, superan en un 30% al de un Oficial Superior de las FFAA. Éstas quedaron sin objetivos, sin cumplir las misiones centrales que la Constitución les impone. No fueron pocos los políticos que entonces se preguntaban: “¿para qué sirven las FFAA?”, mientras tanto nuestros vecinos duplicaban los presupuestos de Defensa, las reorganizaban y adquirían tecnologías de última generación.
Como era de prever, contemporáneamente las policías -totalmente ajenas a esta maniobra- fueron desbordadas por el delito común y corrompidas por el crimen organizado. Como correctivo, se nombraron ex jueces y fiscales como expertos polemólogos y estrategas civiles para “transformar y democratizar” -desde los Ministerios de Seguridad- a las “viejaspolicías de la dictadura”.
El fracaso de estas gestiones fue total, a un costo varias veces millonario y con miles de víctimas de la ignorancia, de la estupidez o del compromiso ideológico. Por último, se apeló al número. Con cursillos semestrales se incorporaron miles de nuevos agentes. Pero la inseguridad y la indefensión siguieron y siguen agravándose, día a día, a pesar de más patrulleros, más chalecos, más radios.
Los funcionarios bien intencionados, con mera visión táctica-operativa, siguen buscando “salvadores”: audaces legos que se animan a lo que no conocen. Los mal intencionados cosechaban lo que han sembrado y “cuando peor, mejor”, aunque los muertos inocentes aumentaban día a día y lo siguen haciendo.
La carencia de conceptualización y visión estratégica, más la no comprensión de que ya estamos en la “era posindustrial”, nos lleva a tropezar -reiteradamente- con la misma piedra, desde 1984 hasta la actualidad.
La próxima reunión del G 20 en la Argentina y los acontecimientos internacionales en curso, están obligando al gobierno a entender que se transita por un camino equivocado, que debe racionalizar la Seguridad Nacional y entender “la naturaleza de las cosas”. Pero, en la coalición gobernante están presentes los creadores de las “vacas sagradas”, son quienes reemplazaron la Política de Seguridad Nacional por la Política de DDHH (17).
¿Qué se hará entonces? ¿Prevalecerá la ideología o se impondrá la realidad de la situación política-estratégica, que hasta ahora se declaró inexistente? Con la sola eliminación de la Reglamentación de la Ley de Defensa no alcanza. Esta fue un mero reaseguro que buscaban los pseudo-revolucionarios en retirada. (18)
Si la Seguridad Nacional es la primera responsabilidad del Estado Nacional ¿no sería oportuno que la dirigencia argentina tome conocimiento de los desatinos ideologizados de los diletantes que nos ha traído a la situación presente y que, de una vez por todas, se inicie la normalización racional de la Seguridad Nacional? ¿Cuántos conciudadanos más deben morir para que como sociedad reaccionemos? El enroque de mandar las FFAA a las fronteras -con las manos atadas- y las FFSS a la grandes ciudades, es hacerle el juego al “enemigo sin rostro”, además de demostrar falta de idoneidad, ausencia de ideas, de audacia y de la energía que exige la circunstancia en que vivimos.
Ha llegado el momento de imitar a Demóstenes, cuando se dirigía a los atenienses “para convencerlos a obrar correctamente”. Son los fines los que indican qué medios necesitamos para la reconstrucción. Y las “leyes de inseguridad” prohíben el planeamiento de las verdaderas amenazas.
Desde el Estado -en años pasados y en nuestra presencia- se ha tratado de “vender” a nuestros vecinos el modelo de legislación de Seguridad Nacional argentino, pero nadie lo “compró”. Hemos sentido vergüenza ajena por las respuestas que recibieron nuestros empinados “vendedores”.
Está presente la oportunidad para entender la “naturaleza del fenómeno socio político” que enfrentamos, que es estratégico, pero no estratégico militar. Su solución exige una Gran Estrategia conjunta-combinada y fuertes controles cruzados.
Ese es el rol militar en esta nueva guerra asimétrica de séptima generación y no subordinar las FFAA a las policías, como seguridad fronteriza desarmada.
Hay que restablecer los roles constitucionales de la instituciones. Solo la miopía del lego puede repetir los fracasos conocidos del empleo táctico de las FFAA, cualquiera fueren sus formas, para combatir al narcoterrorismo. Ésta opción ya ha fracasado en Iberoamérica. Regresemos a la Constitución Nacional y entendamos la circunstancia política-estratégica “líquida” que nos rodea, en el siglo XXI.
El FMI nos ha entregado un crédito superior al que solicitamos -el 25% de su encaje-. Hasta hoy no se ha escuchado un solo comentario que interrelacione la situación política-estratégica del subcontinente, con la crisis cambiaria y el nuevo crédito argentino. ¿Es porque no se entiende la naturaleza de la nueva guerra mundial en Iberoamérica, o porque no existe una visión global de la situación regional, o porque la ciudadanía debe ignorarla, para beneficio de unos pocos?
El presidente dijo que “ya no hay más lugar para la locura en la Argentina”, dirigiéndose al peronismo. Me pregunto si el oficialismo y la oposición han entendido los mensajes con que el G7 dio sus instrucciones a Lagarde. Si no las entienden, la “locura” que avizoramos seguirá adelante. Será nuestra disgregación territorial.
Una “Gran Nación”, en el siglo XXI, no soporta la conducción de “pequeños políticos”. Una visión geopolítica y estratégica del mundo globalizado es indispensable dado los movimientos tectónicos posguerra fría.
¿Confunde -nuestra dirigencia- el concepto de “populismo” con el de “revolución”, o es una confusión a designio como parte del “relato” o de la “narrativade la memoria”?
El temor reverencial que la izquierda revolucionaria ha logrado imponer a gran parte de nuestra dirigencia y particularmente a algunos medios de comunicación, ha logrado que -públicamente- el empleo de ciertas palabras esté sumamente restringido. Las enseñanzas del “Grupo de Frankfurt” han sido sumamente eficaces.
Tal es el caso del término “revolución”. Se lo ha reemplazado por el de “populismo”, pues éste último “huele a oveja”, se acerca a “pueblo” o a lo “popular” y ello es bueno para la modalidad gramsciana de hacer la “revolución”. No se habla de “guerra contrarrevolucionaria” sino de “genocidio”, no porque se ignore el desconcepto, sino porque no se podría continuar con el “circo jurídico de los juicios de lesa humanidad”, si se aceptara que hubo una guerra no convencional, como la hubo.
Si las palabras exponen el contenido de las ideas o de un mapa de ellas -el concepto-, podemos cambiar el sentido de las ideas o conceptos, reemplazando las palabras e invirtiendo el proceso mental-discursivo. Afectar las ideas o conceptos, desde el reiterado mal empleo de las palabras.
Pongamos atención en los informativos televisivos o radiales o en los titulares de los medios escritos y encontraremos a éste ejercicio -altamente eficaz-, repetido una y mil veces a lo largo del tiempo. En los medios se llama “represor” a un soldado, pero los soldados combaten, no reprimen como lo hacen Jueces y sus auxiliares, según reza el código penal. Pero “represor” tiene un efecto mucho más eficaz al fin perseguido por el revolucionario o el periodista consciente o inconsciente que los sirve.
Al “terrorista” se lo cita como “disidente político”, al “agresor” como “víctima de una persecución ilegal”, a los “centros de reunión de prisioneros” como “lugares clandestinos de detención ilegales” y así podríamos continuar citando un lenguaje que se origina en las usinas revolucionarias de propaganda, pero que es totalmente tomado por el periodismo y aun por la justicia penal federal.
El resultado es paradójico. Gran parte de la sociedad ayer agredida, hoy habla, piensa y alienta a su antiguo agresor. Nuestros DDHH, que fuimos a defender, quedaron en manos de los agresores revolucionarios comunistas que no respetan un solo derecho humano en donde gobiernan. Pero ello no es percibido por la gran mayoría. Ello nos da una idea de la idoneidad de quienes conducen estas operaciones especializadas sobre la opinión pública.
¿Conoce -nuestra dirigencia- cuál es el principal riesgoestratégico y cuál es la principal amenaza estratégica de la Argentina actual?
Hay un importante sector dirigencial que entiende que la ciencia y arte de la Estrategia, es de exclusiva responsabilidad militar, probablemente porque así eran designados los comandantes -estrategas- de las fuerzas griegas, en la antigüedad. La Estrategia, en nuestro tiempo, como dependencia de la Política, es su expresión activa. La Gran Política determina los Objetivos Políticos generacionales y la dosificación del poder para alcanzarlos. La Gran Estrategia maniobra para lograrlos, resolviendo los conflictos que encuentra en el camino.
La formación como estratega de quien decide ingresar a la Gran Política, es indispensable y también lo es para quienes asumen responsabilidades estratégicas sectoriales, en el alto nivel político. La exigencia constitucional de idoneidad no se está cumpliendo en el área de la Seguridad Nacional. Hay quienes creen que la guerra es responsabilidad de los militares. No es así. La guerra es un hecho socio-político. Se abre y se cierra en el plano político. Los militares se ocupan de la batalla -en el nivel estratégico militar- y de los combates -en el nivel operacional y táctico-. A la guerra la deciden y orientan los responsables del plano político, en el más alto nivel del poder nacional.
Por todo lo expresado, el conocimiento de los “riesgos y amenazas estratégicas” por parte de “quienes viven dentro de las murallas”, es deexclusiva y excluyente responsabilidad política, con asesoramiento del alto comando militar. Si esa responsabilidad era ya importante en tiempos históricos, hoy, en tiempo de las guerras asimétricas, civiles y que tienen como espacio de desarrollo a la sociedad misma, ese conocimiento es central(18).
El 70/80 % del esfuerzo de las guerras de séptima generación se desarrolla para lograr el “manejo de la opinión públicainterna y externa”, sin lo cual estas guerras están perdidas de antemano.
La Argentina de hoy, ante exigencias situacionales que obligan a volver la mirada sobre las olvidadas y humilladas FFAA, ¿en qué estadio nos encontramos para “recuperarlas en tiempo”, con una ex – guerrillera en la presidencia de la Comisión de Defensa en la Cámara de Diputados y con los redactores de las leyes de inseguridad en la conducción del área de defensa y en la supervisión de la formación y perfeccionamiento de los cuadros militares?
¿Cómo podemos recuperar una sana Política de Seguridad Nacional, reemplazada hace décadas por la Política de DDHH, si su principal operador-querellante ante los TTOOFF y apoyo financiero de las organizaciones de DDHH dependientes del Foro de Porto Alegre, es el propio Estado Nacional a través de su Ministerio de Justicia y de la Secretaría de DDHH?
Desde 1984 el “riesgo estratégico principal” de nuestra Patria, es la pérdida del Estado Institucional, que ha sido ferozmente atacado en su núcleo duro –las FFAA-, empleando para ello a la prensa adicta, al presupuesto nacional y a la Justicia Penal Federal que a la vez se auto-destruye corporativamente al prevaricar en conjunto y conscientemente.
Dichos ataques han sido inducidos por nuestros enemigos en las guerras de fines del siglo XX, actuando de consuno y la ejecución ha sido instrumentada por los sucesivos gobiernos, desde 1984, con breves intervalos en los que se persiguió la “pacificación”. De esa manera, cuando llegamos a diciembre de 2015 estábamos a un paso del “Estado Fallido” (19).
Pensábamos que en los primeros cien días del nuevo gobierno habría un giro copernicano que recuperaría a las Instituciones, para que ellas condujeran “el regreso a la normalidad”. No fue así. Algunos componentes de la coalición de gobierno lo impidieron y muy probablemente seguirán haciéndolo. El sincericidio de Artaza, cuando dice por TV “no sé qué hace mi partido en éste gobierno”, nos releva de mayores aclaraciones. El “Estado Fallido” continúa siendo nuestro “riesgo estratégico principal”, siguiendo ahora el ritmo del nuevo “gradualismopos-turbulencia cambiaria”.
Desde 1984 la “amenaza estratégica principal” de nuestro país es el narco-terrorismo–revolucionario, en continua evolución y fortalecimiento en el transcurso de las últimas décadas. Los rumores, trascendidos y discursos oficiales recientes, referidos a la “reconversión” de las FFAA sin el reemplazo de las “vacas sagradas”,la hacen absolutamente inviable. Esas leyes han hecho del espacio argentino una enorme “zona liberada” para la agresión del narco-terrorismo-revolucionario y el delito común, en la continuidad histórica del proceso estalinista iniciado en 1959/60.
EN CONCLUSIÓN:
La naturaleza de las guerras en acto exigen que la ciudadanía conozca y participe en la Seguridad Nacional, frente a la grave situación estratégica que nos afecta. Nuestra población, al respecto, permanece absolutamente desinformada.
Somos un país en doble posguerra y convivimos con un “doble estado de guerra” pues ambas permanecen abiertas dentro de esa categoría. La mayoría de nuestra dirigencia lo ignora.
Nos abarca una guerra mundial en su decimoséptimo año de discontinuo desarrollo. Es la segunda en ambiente QBN, pero esta no reconoce disuasión y por ello una sorpresa violenta es inevitable en cualquier lugar del mundo. Tampoco es conocida, pues se entiende que nos es ajena.
La Seguridad Pública y la Seguridad Estratégica se han incardinado durante la posguerra fría. El mundo reorganiza al Estado Nación para asumir y resolver a los nuevos desafíos estratégicos. Mientras tanto la Argentina continúa desorganizada, ignorando la naturaleza de los riesgos y amenazas presentes y piensa con criterios ideologizados o con ideas del siglo XIX (20).
Nuestra inseguridad nacional no es casual. Es consecuencia de la inédita y perversa legislación vigente inducida por nuestros enemigos, que extrañó a las FFAA del Estado y entregó las responsabilidades estratégicas internas a las policías. El precio en vidas inocentes que estamos pagando, es enorme.
Existe una evidente actitud política y periodística -de algunos sectores- que tiende a ocultar la agresión terrorista revolucionaria de los años ´60, ´70 y ´80 y sostienen una constante apelación al “terrorismo de Estado”, con la finalidad de tergiversar la historia y mantener una narrativa favorable a un proceso revolucionario neo-marxista, derrotado en el terreno y en las urnas, pero aun presente.
El “entrismo de izquierda” en los partidos políticos tradicionales desde los ´80 y el “progresismo europeo”, transversal a todo el espectro político partidario, ha quebrado a nuestra identidad cultural, nos ha llevado a una sociedad “light”,“pos heroica” y “contractiva”, que en la búsqueda del “bien-estar” ha perdido el “bien-vivir”, ha aceptado el progresivo vaciamiento institucional del Estado y no es consciente del trastocamiento de la victoria táctica argentina contra el agresor revolucionario, en una derrota político-estratégica que nos lleva al “Estado Fallido” y a un probable regreso a una situación revolucionaria que creíamos superada (21).
La “política de DDHH” ha reemplazado a la “política de seguridad nacional” desde 1984 y ello no ha cambiado el 10 de Diciembre de 2015. Permanecemos en inseguridad pública e indefensión estratégica y las innovaciones prometidas profundizan los desconceptos originales, retenemos el “riego estratégico” y la “amenaza estratégica” se expande desde la faceta “narco-terrorista” hacia una aproximación preliminar de la etapa final “revolucionaria”. El IEEBA ha planteado, en las últimas décadas, una propuesta para resolver estos desafíos, pero no hubo respuestas por parte de los responsables estatales.
La Argentina vive una situación que no da lugar a seguir ocultando la verdad. TODA LA VERDAD. El agravamiento de la inseguridad tiene, en la muy probable recesión económica del segundo semestre, un peligroso catalizador.
Por lo dicho, hago mías las palabras del Ex Cte Supremo del Pacífico:
“Estoy preocupado por la seguridad de nuestra gran nación;
no tanto por una amenaza externa,
sino por las fuerzas insidiosas que trabajan adentro”.
Grl Douglas MacArthur – 1945
BIBLIOGRAFÍA:
(1). G. Cabanellas de Torres. “Diccionario Militar”. Tomo I. Bibliográfica Omeba. 1961.
(2). E. de Vergara. “Las diferencias conceptuales entre Seguridad y Defensa”. Febrero de 2009. www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Julio de 2010. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “El Estado Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1998. www.ieeba.org
(5). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. Agosto de 2015. www.ieeba.org
(6). H. J. Auel. “Escándalo judicial en Tucumán”. 25 de Mayo de 2016. www.ieeba.org
(7). H. J. Auel. “El narco-terrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. 26 de Abril de 2014. www.ieeba.org
(8). J. B. Jofre. “Fue Cuba”. E. Sudamericana. 2014.
(9). H. J. Auel. “Relaciones cívico-militares, la necesaria reconstrucción del Estado y de la imprescindible Seguridad Nacional, Regional y Continental”. 2013. www.ieeba.org
(10). H. J. Auel. “Las Farc-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 de Septiembre de 2017. www.ieeba.org
(11). H. J. Auel. “La guerra mundial contraterrorista global, ¿híbrida…con derivación QBN”. Abril de 2015. www.ieba.org
(12). La ilegitimidad e ilegalidad de la actual legislación de Seguridad Nacional queda demostrada por los sucesivos presidentes que la incumplieron, o intentaron hacerlo. El primero de ellos fue el mismo presidente que la promulgara, el Dr. Alfonsín, que empleó ilegalmente tropas militares para recuperar al RIMec 3 -tomado por Gorriarán Merlo con terroristas contratados- a través de una “orden verbal”. El presidente de la Rúa, intentó emplear ilegalmente fuerzas militares ante el caos desatado en Plaza de Mayo, con numerosos muertos, a través de “una sugerencia”. Recientemente, la presidente Kirchner empleó ilegalmente elementos de las FFAA en el “Escudo Norte”, con “una resolución administrativa” y una doble simulación: debían simular la ejecución de ejercicios militares ante la Justicia, mientras simulaban que “contralaban” las fronteras, ante la prensa, pero en los hechos tenían prohibición de hacerlo, -un detalle más del falaz “relato”-.
(13). H. J. Auel. “El pensamiento estratégico militar en el siglo XXI”. Octubre/Noviembre de 2017. www.ieeba.org
(14). H. J. Auel. “Cultura y Civilización – La Guerra: continuidad y cambio”. Diciembre de 2001”. www.ieeba.org
(15). J. Corrado. “Las Guerras de la Tercera Especie en las Américas, en el ámbito de la Guerra Mundial Antiterrorista”. Octubre de 2002. www.ieeba.org
(16). H. J. Auel. “La política de DDHH, el muro más alto a superar por el actual gobierno”. 22 de Junio de 2016. www.ieeba.org
(17). H. J. Auel. “Política de DDHH Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 de Agosto de 2017. www.ieeba.org
18). J. Corrado. “Las Guerras de la Tercera Especie en las Américas, en el ámbito de la Guerra Mundial Antiterrorista”. Octubre de 2002. www.ieeba.org
(19). H. J. Auel. “Arena… ¿o pan rallado?”. Diciembre de 2017. www.ieeba.org
(19). H. J. Auel. “¿Habrá reformulación de la Seguridad Nacional?”. 01 de Agosto de 2017. www.ieeba.org
(20). H. J. Auel. “Terrorismo Global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Octubre/Noviembre de 2017. www.ieeba.org
(21) F. G. Auel. Tesis de la Licenciatura de Estrategia: “La Argentina y su probabilidad de llegar a la situación de Estado Fallido, como riesgo estratégico en el mediano plazo”. Agosto de 2011. www.ieeba.org
“Uno no puede librar una guerra en la actualidad sin el apoyo de la opinión pública,
que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda.”
Grl Douglas MacArthur (1880 –1964)
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
La violencia organizada.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
Nuestra querida Patria Argentina aun somatiza, en el 2017 sus posguerras, que corresponden a las guerras que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, ambas hijas -por su tipología aun no asumida por los argentinos- de la presencia en el mundo de los arsenales QBN, desde 1947.
¿Por qué los efectos psico-sociales de esas guerras -vividas como verdaderos y sorpresivos dramas- se prolongan hasta hoy, durante tan largo tiempo, a pesar de los acelerados procesos de cambios que caracterizan a la presente etapa de la civilización humana? (1) (2) y (3).
Es probable que una de las razones que explica al fenómeno esté en aquella conocida frase del Grl Mac Arthur, que encabeza a éste trabajo: “En la guerra no hay sustituto para la victoria”. Podríamos concluir, consecuentemente, que lo que realmente somatizamos son las derrotas estratégicas sufridas, ambas actualmente incardinadas y en plena explotación por nuestros enemigos de ayer, hoy aliados -a través de sus vicarios-, en una nueva circunstancia histórica (4).
La “confusión” de nuestros pensadores y dirigentes, que aun continúa y se prolonga -sin indicios de un final- se explicada por la segunda frase del quien fuera el Supremo Comandante del Pacífico Sur: “Uno no puede librar una guerra en la actualidad -1943– sin el apoyo de la opinión pública, que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda”. Esa ha sido y es la razón del eje del “relato”, que nos impidió comprender y superar nuestras crisis de posguerra y que nos puso al borde del abismo, hasta el 10 Dic 15(1).
¿Arena…, o pan rallado?. No existe en la Historia Militar Universal un solo caso que nos muestre la ausencia de una reacción social positiva, frente a una derrota en la guerra. Allí están a la mano los ejemplos de Alemania y Japón, después de la IIGM. ¿Qué nos ha ocurrido para volver a ser -otra vez- una excepción en el mundo?. Nada de lo aprendido en los dramas de esas guerras fue políticamente asimilado y aplicado. Nada. Estamos repitiendo todos los errores del pasado. ¿Hubo mera “confusión” o hubo “traidores a la Patria”,desde 1983? (2) (3) (4) y (5).
En los días que corren la Justicia descubre a estos últimos, luego del asesinato de un fiscal que investigaba un hecho de terrorismo, de un “desaparecido” en el Río Chubut, de la pérdida de un submerino y de una víctima de la “represión del Estado” en Villa Mascardi. La sentencia de Cicerón vuelve a recordarse, luego de un paréntesis de treinta y cuatro largos y penosos años: “Cuando la Patria está en peligro, Dios es invocado y el soldado convocado; cuando el peligro cesa, Dios es olvidado y el soldado juzgado” (6) y (7).
Algunos periodistas y políticos, conmovidos por los acontecimientos citados, caen en la cuenta que la Argentina está en plena indefensión, sin presupuesto y con sus FFAA humilladas y…como “la Patria está en peligro” (8) (9) y (10), ¿¡no habría que volver a pensar en la necesidad de tener FFAA?!.
Decíamos en Feb 14, en un ensayo titulado “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos” (11): “La guerra evoluciona con la civilización humana -que en las últimas décadas ha acelerado notablemente su ritmo- sin perder por ello su esencia. Se inscriben en ella todas las formas de la violencia organizada. Es un hecho político y es la Política la que señala su “para qué”. Lo que dijera Mao ha tomado -a lo largo de éste tiempo- cada vez mayor entidad: ´la guerra es política con derramamiento de sangre y la política es guerra sin derramamiento de sangre´. La guerra es gestión política a través de alguna variante de fuerza. Cuando se la analiza sin considerar esta cualidad, el análisis es por lo menos incompleto”.
La violencia organizada.
Ha reaparecido la “violencia organizada” en el Comahue y en las grandes ciudades. El discurso de los agresores centrales, es el de los ’70 pero, llamativamente, hasta ahora no ha habido quien los relacione. Seguimos viendo lo superficial y no las esencias. Seguimos mirando la punta del botín y no la cancha entera. Algunos actores cambiaron, los modos son distintos, los procedimientos también (8), (12) y (13). Sin embargo, el núcleo y los objetivos son los mismos. Sería imprescindible que los responsables del área de la Seguridad Nacional fijaran su atención en la metamorfosis en curso en la zona de la Orinoquia (12), antes de adentrarse en los detalles de las orillas del Río Chubut o la cantidad de colectivos que trajeron la barbarie a la Plaza de los Dos Congresos.
En estos días algunas voces preguntan ¿para qué sirven las FFAA?. Las muertes en el Comahue, la pérdida de un submarino o el riesgo de desabastecimiento de las Bases Antárticas hacen pensar que algún atraso hay en el sistema de Seguridad Nacional y por lo tanto es necesario “re-estructurar el sistema defensivo”.
Ello nos lleva -como institución- a la obligación perentoria de encender las alarmas rojas. Por ello ya le hemos solicitado una audiencia al Sr Ministro de Defensa Nacional. ¿Cómo vamos a “re-estructurar” la Defensa Nacional sin planeamiento estratégico? La legislación actual prohíbe prever los riesgos y amenazas estratégicas reales -dentro de nuestros límites- que ensombrecen nuestro futuro inmediato. ¿Alguien está pensando que con la eliminación del Decreto reglamentario de la Ley de Defensa ese obstáculo está salvado? Craso error.
Sería conveniente que relean las leyes vigentes y recuerden que la guerra, las actuales, siguen siendo “lúdicas y agonales”, a pesar de su acelerada transformación. ¿O hay quienes quieren enfrentar la nueva amenaza volviendo a improvisar? Entonces sepamos que acunamos, ingenuamente, una nueva derrota estratégica, a pesar de las durísimo experiencias recientes.
Restablecer una legislación de Seguridad Nacional relacionada con la real situación que atravesamos, exige dos cosas: 1. Decirnos la verdad y, 2. Reemplazar la Política de Derechos Humanos por una Política de Defensa realista, innovadora y posible. Es decir: volver a la racionalidad, pero esta vez con eficiencia.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
Las experiencias recientes permitirían a las FFAA argentinas ponerse nuevamente los “pantalones largos”. Debemos pensar y obrar pisando nuestro suelo. La mochila está cargada de experiencias propias, durísimas y recientes. El código a seguir está en la doctrina a adoptar y la doctrina está en el plan estratégico a concebir, desde una total ausencia de alistamientos. Tendríamos que realizar un salto de garrocha responsable, si despertamos en tiempo.
Las teorías estratégicas en acto en el 2017 son de conocimiento universal y nos facilitaránconcebir -si existiere una decisión política- las organizaciones, los instrumentos y el personal adiestrado para la acción. Para lograrlo, nuestra situación actual nos indica aspectos desfavorables y otros favorables, sabiendo de antemano que siempre habrá oposición a la innovación.
Sin planificación estratégica no habrá noción de actitud -ofensiva o defensiva- ni prioridad para las aptitudes. Cuando más se aproxime la doctrina a la clave de nuestra propia situación, mayor será la adaptación de las FFAA para atender y entender a los objetivos y misiones a cumplir.
Las FFAA del orbe que están actuando permanentemente son las que más aprenden. Acumulan experiencias y evolucionan. Cuando hay lucidez, mientras combaten ya se están preparando para la próxima guerra. Ese conocimiento será de gran apoyo para nuestro singular planeamiento estratégico. No hay lugar para la “copia”. Deberíamos considerar a nuestra exclusiva realidad iberoamericana, en evolución, a las limitaciones presupuestarias del país, al tiempo de incorporación de los soldados para adquirir destrezas o el nivel de bajas que acepta una fuerza “profesional”. El tono moral de nuestra sociedad sería un aspecto importantísimo a considerar.
Tengamos en cuenta que en Occidente, desde la Guerra de Corea -1950/53-, no han existido mayores enfrentamientos entre Estados que permitan determinar capacidades militares. Las experiencias bélicas han sido muy variadas en los últimos tiempos y han ocurrido en lapsos muy cortos. Las capacidades para el combate de alta intensidad, están en descenso. Occidente se especializó en operaciones de estabilización de países del tercer mundo, como lo hicimos nosotros por imitación, con total descuido de nuestra propia situación interna.
Los efectos de nuestras derrotas estratégicas se reflejan muy bien en el éxito de nuestros enemigos -internos y externos-, que lograron el desarme unilateral y la ausencia del planeamiento estratégico frente a los verdaderos riesgos y amenazas que padecemos desde 1985. Y ello cuando la totalidad de las guerras en acto, en el mundo, SON INTERNAS.
Hubo un acuerdo político, producto del “entrismo de izquierda” en los partidos tradicionales, para eliminar a las Instituciones Militares del escenario nacional. Se judicializaron las guerras recientes, se privó de presupuesto a la Seguridad Nacional y se humilló a las FFAA, de Seguridad y Policiales a través de la comunicación del propio Estado. Más de treinta años de acción psicológica negativa y de enseñanzas escolares “progresistas”, ¿cómo se remueven hoy, ante las necesidades que exige la proximidad de las presentes amenazas?
Por el momento, la “ocupación” de amplias extensiones de nuestro territorio por elementos “extraños”, más de setenta ataques “revolucionarios” -en breve lapso- con tácticas “terroristas” para “despejar” aun más los vacíos espacios patagónicos -en tres provincias- del Comahue, tienen tratamiento de seguridad pública, a pesar de la declaratoria del “ocupante” -agresor violento- que reclama soberanía y opera bajo conducción externa, como lo ha comprobado el Fiscal General de Neuquén, José Gerez, que acusó a la RAM de tener vínculos con las FARC (12), por contar con los documentos probatorios (14).
El Estado está cumpliendo con la legislación vigente, que pone el caso en manos policiales y judiciales y le niega jurisdicción al planeamiento estratégico, con una lógica perversa, propia del resentimiento ideológico del terrorismo setentista que diseñó y aprobó estas leyes. Pero, allí sigue firme la “Política de Derechos Humanos”, como Política de Estado.
Estamos en presencia, nuevamente, de la actitud que asumió el Estado Nacional desde 1959 hasta 1974. Luego improvisó, histéricamente, con las consecuencias que aun soportamos. ¿A rena…¿o pan rallado?. ¿De qué naturaleza es la situación en desarrollo en la Patagonia argentina y chilena?. Si existe una agresión violenta y apátrida, que reclama soberanía sobre parte del propio territorio, que lo ocupa sin reconocer al Estado Argentino y se impone ante la Justicia y la policía, paralizándolos, deberíamos preguntarnos: ¿qué más necesitamos para entender que estamos en presencia de una agresión estratégica-revolucionaria?.
Si las pancartas y estribillos de algunos grupos izquierdistas que irrumpen diariamente en la CABA reclaman por la libertad del jefe de la RAM, o para que aparezca el desaparecido que no desapareció ¿no podríamos concluir que enfrentamos a una organización bajo comando único externo y con un objetivo común, actuando en todo el país? ¿O estamos creyendo que un fiscal o un juez de una remota localidad patagónica o de la CABA solucionarán una “agresión revolucionaria” modelo 2017?
La respuesta es clara: el Estado retiene vigente la política de derechos humanos -como lo demuestra la reciente presentación del Plan Avruj-, no existe política de seguridad nacional y gran parte de la dirigencia política carece del coraje y los conocimientos necesarios para enfrentar esta cruda realidad estratégica presente.
La guerra sigue siendo un hecho socio-político de naturaleza violenta, interactiva y cambiante, cabalgando sobre la evolución acelerada de la civilización, influida por la legalidad internacional y nacional, las diferencias culturales y sus derivaciones políticas, militares y sociales. Ya nos hemos alejado del modelo napoleónico-industrial y el ingreso a la etapa posindustrial nos muestra tendencias disruptivas. Los argentinos ya lo hemos vivido y sufrido -desde sus comienzos- y parece imposible no haberlo comprendido aun, repitiendo errores.
La legislación actual prevé solo la guerra con otros Estados y con sus fuerzas regulares, pero hace muchas décadas que la agresión proviene desde organizaciones no estatales. El proceso revolucionario iberoamericano -que hipócritamente se oculta- ha mutado de forma, pero sigue siendo el mismo. Su núcleo impulsor, también.
La maniobra ofensiva principal pareciera desplazarse -en la actualidad- a una de las variadas ramas inauguradas por el proceso revolucionario en los ’90: el indigenismo radical, que encontró en el Quinto Centenario del Descubrimiento de América un punto de partida y legitimación, con apoyo de intelectuales y clérigos neo marxistas. La localización periférica de su organización y ejercitación, se mantuvo fuera de la atención pública en la Argentina, hasta el momento en que ejecutan la operación pre-electoral del “desaparecido”. Es cuando nos enteramos por la prensa que llevaban años de acción y ejercitación en ambos lados de la Cordillera (12), con la sigilosa protección de Justicia Legitima en nuestro país.
Las tribus urbanas, desde lesbianas a piqueteros, constituyen las maniobras subsidiarias, con un objetivo en el corto plazo: la “resistencia” en todos los frentes. Desgastar al poder e impedir la gobernabilidad (13) y (14).
Las teorías estratégicas mundiales que pueden ayudarnos al momento de pensar en la propia doctrina –si nos decidiéramos salir del actual vacío conceptual- origen de la actual indefensión e inseguridad, serán enumeradas muy sintéticamente, limitándonos a las principales. Son las siguientes:
Guerras de Tercera y Cuarta Generación: El término se originó en 1989 cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon a un ensayo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”. Ese año, el documento se publicó simultáneamente en la edición de octubre de Military Review y de la Marine Corps Gazette. La propuesta está relacionada con la guerra asimétrica y la guerra contraterrorista.
Guerras de Cuarta Generación: La formularon Van Creveld y Thomas Hammes en 1994, planteando los modos no convencionales de la guerra. Identifican principalmente la acción psicológica y la infiltración en las retaguardias enemigas (15). A esa altura, la Argentina llevaba décadas de agresión de éste tipo.
Guerras de Quinta Generación: Ray Alderman las define por su alcance y su desarrollo sin contacto y silenciosamente, en el 2017 (16).
Guerras de Sexta y Séptima Generación: Niño González las conceptualiza en el 2017, dándole a las guerras en curso en el mundo una dimensión de degradación de las violencias multifacéticas, a las que el Estado Occidental responde tardía y erráticamente ante las nuevas amenazas y riesgos a la Seguridad Nacional e Internacional. Concluye que el terrorismo exige un reordenamiento de la Seguridad (17).
Las Guerras Irrestrictas: Concepto revolucionario concebido por dos Coroneles del Ejército Popular Chino -Quiao Liang y Wang Xiangsui- en 1999, en su libro “Unrestricted Warfare”. En esta obra los autores señalan que ante la disminución de la violencia militar, aumenta la violencia política, económica y tecnológica. Señalan la importancia que alcanzan la desinformación -el relato- y el control de áreas sensibles del poder bajo influencia de la globalización y de la dependencia tecnológica. Vale la pena reproducir cómo conciben los “ataques integrados”:
“Guerra cultural, controlando o influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria. Guerra de las drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales. Guerra económica, empleando la dependencia de la ayuda financiera para controlar al adversario. Guerra ambiental, destruyendo los recursos ambientales a la nación adversaria. Guerra financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores. Guerra de leyes internacionales, subvirtiendo o dominando las políticas de las Organizaciones Internacionales o multinacionales. Guerra mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros. Guerra de Internet, mediante el dominio o destrucción de sistemas informáticos transnacionales. Guerra psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria. Guerra de recursos, controlando el acceso a los escasos recursos naturales o manipulando su valor en el mercado. Guerra de contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales. Guerra tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares. Terrorismo” (1).
La Teoría Gerasimov: Es muy probable que la teoría más difundida e influyente en los últimos años, provenga del Jefe del Estado Mayor para la Defensa de Rusia, Grl Valery Gerasimov (18). Señala los casos de la intervención en Libia del 2011, las revueltas árabes o la Revolución de Colores o la invasión de Iraq del 2003 como muestras de la forma de operar de Occidente. Señala a las capacidades no militares como principales para la obtención del objetivo, en una relación de 4 a 1. Destaca la creciente tendencia al empleo de sistemas de armas con control remoto y a la robotización del campo de combate. Sin duda, la caracterización principal que destaca es la de ganar la supremacía en el campo de la información y en la comunicación estratégica. Subraya el carácter híbrido de las acciones de guerra, lo que dificulta la identificación de una agresión. La frontera entre la guerra y la paz están difuminadas. Rusia ha logrado en Georgia, Ucrania o en Siria, sincronizar las operaciones militares con las acciones de la comunicación, llegando a socavar la soberanía de un país, sin ocupar su territorio.
Las “observaciones” de McMaster. El actual Consejero de Seguridad Nacional de EEUU citaba en el The New York Times (19) tres normas para evitar una comprensión errónea de la naturaleza de las guerras en acto: 1. Su carácter político, que debe ser coordinado con las restantes acciones del Estado para alcanzar el objetivo impuesto. 2. Considerar su dimensión humana, pues se sigue persiguiendo “la honra, el temor y el provecho”. 3. La conjunción de las dos anteriores: su carácter lúdico, pues se trata de voluntades inteligentes en oposición, que la hace impredecible. Concluye que no debe confundirse al éxito de las tecnologías en el combate, con la existencia de una estrategia en la batalla.
Por último, no queremos cerrar estas síntesis que nos sirven de antecedentes y apoyos a nuestro pensar, sin citar a Eugeny Messner -1891-1974-, Cnl ruso blanco, que falleció en Buenos Aires y anticipó, en sus estudios teóricos durante la guerra fría, muchos conceptos que hoy encontramos en los estrategas teóricos más recientes y que hemos citado más arriba.
El acceso a las nuevas tecnologías por parte de actores no estatales, con el condimento de los fundamentalismos radicales de tipo social, político o religioso, están mostrando los fracasos de la disuasión en la posguerra fría. Las guerras asimétricas tienen la capacidad de lograr efectos estratégicos con acciones tácticas de baja escala, como lo estamos comprobando algunos argentinos en el 2017, a pesar de que lo sabíamos desde los ’80. Pensar en términos de Paz o Guerra, ya no tiene mayor sentido. Ha surgido la “zona gris”, pues se ha diluido la dicotomía entre ambos estados. Surge la idea de lo híbrido. Desde el punto de vista jurídico ello retiene su importancia, pues muestra una gran debilidad/vulnerabilidad de los Estados, pero ha perdido importancia con respecto de los resultados estratégicos, pues los objetivos pueden ser alcanzados a través de otros instrumentos y sus respectivas tácticas. Es lo que nos está sucediendo.
Ha desaparecido el “teatro de operaciones militares”. La totalidad del territorio nacional es el campo de batalla, pero específicamente lo es la población civil. Del dominio físico de la geografía, el resultado estratégico se ha desplazado al dominio psicológico de la sociedad. Ello es lo que da una enorme importancia a la comunicación social. Lo hemos visto en los días en que el Congreso Nacional votaba una nueva norma previsional. El opinólogo televisivo de turno comentaba acerca del “cerco que ejercía la Gendarmería sobre los legisladores”, cuando el cerco lo realizaban los revolucionarios anarquistas, que enfrentaban las empalizadas que defendía la Gendarmería. Para el elemental periodista, el agresor era la Gendarmería. Quizás provoca más daño al país, que el piquetero.
Por lo tanto, estos nuevos conflictos no se resuelven exclusivamente con el dominio de los espacios llaves del territorio, sino con la conquista del espíritu de la ciudadanía. Éstos “periodistas” ¿están confundidos?, ¿se equivocan? O, ¿para quién juegan?. ¿Son infiltrados? ¿Tienen conciencia que el motivo del caos no es la reforma de una ley?. Hemos dicho con anterioridad y reiteradamente, que la “pseudo-revolución en retirada” actuaría como una “bestia herida” (11) y (13). Es muy probable que los responsables de la seguridad tengan una lectura totalmente distinta de los hechos de violencia creciente. Sabemos que no hay “doctrina estratégica” y estamos tomando conciencia -a través de sus acciones- que los responsables de la Seguridad Nacional carecen de las nociones polemológicas más elementales.
La Argentina vive diariamente graves hechos de Inseguridad Nacional. Nuestra dirigencia confunde“seguridad pública” con “seguridad estratégica”. En todo el orbe se trabaja intensamente para actualizar doctrinas, organizaciones, sistemas de armas y actitudes sociales, mientras aquí se sacrifica a los uniformados, desarmados frente a la locura revolucionaria, bajo cualquier excusa. Las víctimas siguen siendo los agresores, no los agredidos.
Entre nosotros, la actualización será muy difícil. Los hechos cada vez más graves están impulsando la necesidad de una transformación estructural de la Seguridad Nacional. Pero no es igual en el ámbito de las convicciones ni de los conocimientos específicos, que no aparecen. Hay trascendidos, rumores y algunas declaraciones desde el gobierno, que “se está trabajando en ello”. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que la motivación del “cambio” es solo originado por exigencias presupuestarias.
Nuestro Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires desde su creación, luego de la Guerra del Atlántico Sur, viene bregando y proponiendo superar la angustiosa situación de la Seguridad Nacional. Entendemos que ya no podemos demorar un solo minuto más, sin correr el riesgo de graves problemas violentos que nos llevarán a la disgregación. Nuestra propuesta está desarrollada como plan esquemático básico y éste se actualiza, periódicamente. Además de considerar las teorías internacionales, hemos diseñado una doctrina estratégica, nuevas organizaciones, nuevos sistemas y despliegues. Estamos soportando conflictos internacionalizados y complejos y necesitamos audacia e idoneidad para superarlos con éxito.
El punto de partida para conducir esta operación exige eliminar dos ministerios y crear uno nuevo, el de la Seguridad Nacional, con dos Secretarias, la de Defensa Nacional y la de Seguridad Pública, mientras se negocia el Tratado de Seguridad Colectiva y Defensa Común con el vecindario afín a la posición que adoptó la Argentina el 10 Dic 15, como vanguardia contra-revolucionaria. Brasil, Chile y Perú deberían ser los primeros invitados por Buenos Aires para desarrollar una alianza eminentemente política, como lo es la que corresponde a la Seguridad Regional, frente al neo-marxismo del Foro de San Pablo.
CITAS:
(1) H. J. Auel. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Investigación. Jul 01. www.ieeba.com.ar
(2) H. J. Auel. “La Guerra en la Civilización del Conocimiento”. Investigación. Ene 02. www.ieeba.com.ar
(3) H. J. Auel. “La Guerra en el Siglo XXI”. Jul 02. Investigación. www.ieeba.com.ar
(4) H. J. Auel. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak” – Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.com.ar
(5) E. de Vergara. “Los Conflictos en Ibero América”. Investigación. Feb 06. www.ieeba.com.ar
(6) H. Dieterich. “Cumbre Sudamericana: nace vanguardia criolla y crece subversión oligárquica”. 10 Dic 06. www.rebelion.org
(7) H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. 28 Mar 03. Investigación. www.ieeba.com.ar
(8) H. J. Auel. “Sr. Cte J FFAA: llegó la hora de pintar la carta”. Feb 17. www.ieeba.com.ar
(9) H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.com.ar
(10) H. J. Auel. “Terrorismo global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Oct/Nov 17. www.ieeba.com.ar
(11) H. J. Auel. “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos”. Feb 14. www.ieeba.com.ar
(12) H. J. Auel. “Las FARC-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 Sep 17. www.ieeba.com.ar
(13) H. J. Auel. “Terrorismo Global y Terrorismo Doméstico en el siglo XXI”. Oct-Nov 17. www.ieeba.com.ar
(14) Infobae. “Hallaron documentación que vincula al RAM con grupos guerrilleros de otros países sudamericanos”. 22 Nov 17. www.infobae.com
Comandantes célebres
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Por Darcy O’Brien.
Ganar una guerra requiere destreza en el campo de batalla, ingenio táctico, conocimiento estratégico y eficiencia despiadada: cualidades humanas que la historia ha demostrado que caracterizan a un gran líder militar. Un comandante exitoso y victorioso también necesita ganarse la confianza y la lealtad de sus filas, manteniendo al mismo tiempo un saludable respeto por el enemigo.
Alejandro Magno (356-323 a. C.)
A la edad de 30 años, Alejandro III de Macedonia, más conocido como Alejandro Magno, había conquistado casi todo el mundo entonces conocido. Una de sus victorias más decisivas fue el derrocamiento del imperio persa. Triunfó sobre Darío III en la batalla de Issus en noviembre de 333 a. C., lo que resultó en que las tropas de Alejandro derrotaran a las fuerzas persas. El mosaico romano que se muestra aquí muestra a Alejandro Magno en Issus. Fue desenterrado en Pompeya y ahora se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Aníbal (247-c.181 a. C.)
Los estudiosos citan periódicamente a Aníbal como uno de los comandantes militares más importantes de la historia. Aníbal, destacado general cartaginés durante la Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.), la primera de las tres guerras libradas entre Roma y Cartago, se convirtió rápidamente en el “enemigo público número uno” de Roma. El triunfo de Aníbal en la batalla de Cannas en 216 a. C. se considera ampliamente como una de las mayores hazañas tácticas de la historia militar y una de las peores derrotas jamás sufridas por los romanos.
Julio César (100-44 a. C.)
Julio César fue un general y estadista romano, y una de las figuras más carismáticas y controvertidas de la época. Conquistador de la Galia (58-50 a. C.) y vencedor en la guerra civil del 49 al 45 a. C., César despachó a los enemigos de Roma con despiadada eficiencia para lanzar a la antigua Roma por el largo camino de la gloria imperial.
Dwight D. Eisenhower (1890-1969)
Como comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa occidental durante la Segunda Guerra Mundial, Dwight D. Eisenhower asumió una enorme responsabilidad en las campañas militares planificadas y ejecutadas entre 1943 y 1945. Planificó y supervisó la invasión del norte de África en la Operación Antorcha en 1942. 1943 y la exitosa invasión de Normandía en 1944-1945, y derrotó la última ofensiva alemana de las Ardenas, la llamada Batalla de las Ardenas. Posteriormente, Eisenhower fue el 34º presidente de los Estados Unidos de 1953 a 1961.
Guillermo el Conquistador (c. 1028-1087)
Guillermo, duque de Normandía, será recordado para siempre como el hombre que derrotó al rey Harold II en la batalla de Hastings en 1066, uno de los encuentros más famosos y decisivos de la Europa medieval, que condujo a la conquista normanda de Inglaterra.
Gengis Kan (1162-1227)
El líder mongol Genghis Khan estableció el imperio contiguo más grande de la historia uniendo tribus nómadas y conquistando enormes extensiones de Asia central y China.
George Washington (1732-1799)
George Washington sirvió como comandante en jefe del ejército continental durante la Revolución Americana (1775-1783). Lideró las fuerzas estadounidenses (aliadas de Francia) en la derrota y rendición de los británicos en el asedio de Yorktown en 1781, lo que impulsó negociaciones para lograr el fin del conflicto. Washington, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, fue más tarde el primer presidente de los Estados Unidos, de 1789 a 1797.
Napoleón Bonaparte (1769-1821)
Napoleón es considerado uno de los líderes más célebres y controvertidos de la historia mundial. Astuto, ambicioso y hábil estratega militar, Napoleón conquistó gran parte de Europa en el siglo XIX. Uno de sus mejores momentos fue en la batalla de Austerlitz, que se libró el 2 de diciembre de 1805, cuando la Grande Armée de Francia derrotó a un ejército mucho mayor de Rusia y Austria.
Douglas MacArthur (1880-1964)
Douglas MacArthur, soldado de carrera, estuvo al mando en tres guerras: la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y Corea. Sus mayores victorias las logró en el Teatro del Pacífico. En una fotografía icónica, se le ve caminando hacia la costa con sus oficiales durante el desembarco estadounidense en el golfo de Lingayen, Luzón, Filipinas, el 9 de enero de 1945.
Georgy Zhukov (1896-1974)
El general soviético Georgy Zhukov supervisó algunas de las victorias más decisivas del Ejército Rojo contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Organizó la defensa de Leningrado, Moscú y Stalingrado, jugó un papel decisivo en la planificación de la Batalla de Kursk (la batalla de tanques más grande de la historia) y participó en la Batalla de Berlín, que condujo a la caída del Tercer Reich.
Erwin Rommel (1891-1944)
Erwin Rommel fue un oficial del ejército alemán que alcanzó el rango de mariscal de campo. Su liderazgo de las fuerzas alemanas e italianas en la campaña del norte de África durante la Segunda Guerra Mundial estableció su reputación como uno de los comandantes de tanques más capaces del conflicto y le valió el apodo de “Zorro del Desierto”. Rommel se ganó el respeto de sus enemigos y de la popularidad en su país y más tarde fue implicado en el complot del 20 de julio para asesinar a Hitler. El 14 de octubre de 1944 se quitó la vida, tras haberle ofrecido el propio Hitler la oportunidad de evitar un juicio público.
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Gerónimo (1829-1909)
Durante 25 años, el intrépido líder apache Gerónimo resistió a cualquiera, mexicano o estadounidense, que se atreviera a intentar expulsar a su pueblo de sus tierras. Llevó a cabo numerosas incursiones contra el ejército estadounidense, utilizando tácticas de guerrilla sigilosas para burlar a sus oponentes. Gerónimo fue finalmente capturado en 1886. Murió en Fort Sill en Oklahoma en 1909 como prisionero de guerra, y es donde está enterrado.
Ulises S. Grant (1822–1885)
Las victorias en Vicksburg y Chattanooga en 1863 persuadieron a Abraham Lincoln de ascender a Ulysses S. Grant a teniente general. Cuando terminó la Guerra Civil, Grant era Comandante General del Ejército de Estados Unidos. Finalmente sirvió como el decimoctavo presidente de los Estados Unidos de 1869 a 1877.
Thomas Edward Lawrence (1888-1935)
T.E. Lawrence, conocido en todo el mundo como Lawrence de Arabia, alcanzó fama duradera por su papel en la Revuelta Árabe (1916-1918) y la Campaña del Sinaí y Palestina (1915-1918) contra el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Su capacidad para describir vívidamente sus esfuerzos militares por escrito en libros como ‘Siete pilares de la sabiduría’ (1926) todavía es examinada detenidamente hoy por quienes buscan información sobre las insurgencias.
George S. Patton (1885-1945)
Colorido y controvertido, el general George Patton es especialmente recordado por su notable carrera a través de Francia cuando dirigió el Tercer Ejército de los EE. UU. en una operación para relevar a las asediadas tropas estadounidenses en Bastogne durante la Batalla de Bulge, después de lo cual continuó el ataque al corazón mismo. de la Alemania nazi.
Moshé Dayán (1915-1981)
Moshe Dayan nació en el primer kibutz de Israel, Degania Alef. Su perspicacia militar se hizo evidente como comandante del frente de Jerusalén en la guerra árabe-israelí de 1948, la primera de muchas victorias dramáticas de Israel sobre sus vecinos árabes. La victoria más sorprendente de Dayan fue como ministro de Defensa en 1967, cuando Israel triunfó sobre una coalición de estados árabes compuesta principalmente por Jordania, Siria y Egipto en lo que se conoció como la Guerra de los Seis Días.
Takeda Shingen (1521-1573)
Una de las figuras más poderosas del Japón feudal medieval, Takeda Shingen, conocido como el “Tigre de Kai” por su tierra natal en la provincia de Kai, se distinguía por su agresividad en la batalla y su habilidad como estratega y líder militar. Es especialmente conocido por su serie de enfrentamientos de mediados del siglo XVI con el temido guerrero Uesugi Kenshin, batallas que han pasado a los anales de la historia japonesa y son muy celebradas en el drama y el folclore del país.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 16, 2023
EL INVENCIBLE SUVOROV
No parecía estar en búsqueda de la fama y la fortuna … sin embargo, el brillo militar sobresaliente de Aleksandr Suvorov le trajo honores y gloriosas victorias. Es recordado como uno de los pocos grandes generales de la historia que nunca perdió una batalla.
Aleksandr Vasílievich Suvórov es una figura histórica rusa que tuvo un gran impacto en la historia militar de su país. Sus éxitos en el campo de batalla le otorgaron el sobrenombre de “el general invencible”.
No perdió ninguna batalla y logró imponerse a férreos rivales. Su coraje, valentía y brillantez pasaron a los anales de la historia militar rusa, de forma que hasta los soviéticos le situaron como uno de los grandes defensores de la nación rusa.
Suvórov nació el 24 de noviembre de 1729 en Moscú en el seno de una familia noble procedente de la región de Nóvgorod. Esta tradición familiar aristocrática hizo que se incorporara al ejército ya desde niño.
Sirvió en la lucha contra los suecos en Finlandia y contra los prusianos durante la Guerra de los Siete Años. En ambos conflictos consiguió destacar por su brillantez militar, su disciplina y su habilidad a la hora de comandar las tropas.
Ese fue el motivo por el que le nombraron coronel en 1762, dando comienzo a una espectacular carrera militar.
Con el nuevo rango le trasladaron Polonia durante la Confederación de Bar. De nuevo volvió a demostrar su calidad como militar al dispersar a las fuerzas polacas que se habían sublevado. En 1768, Suvórov atacó Cracovia y los éxitos le llevaron a ser proclamado mayor general.
El Alto Mando ruso estaba muy contento con la labor que desempeñaba, así que le eligieron para participar en la guerra ruso-turca entre 1768 y 1774. La campaña fue un verdadero triunfo para Suvórov, quien centró toda la atención sobre su persona durante la batalla de Kozludsí y se aseguró una reputación de invencibilidad.
En 1775, el gobierno ruso decidió enviarle al frente en Crimea y en el Cáucaso. Allí alcanzó el rango de general en 1783 y, tan solo cinco años después, volvieron a mandarle a luchar contra los turcos.
En esta ocasión, aunque Suvórov logró una gran cantidad de victorias, fue herido en dos ocasiones en Kínburn. Su éxito en esta contienda hizo que la propia zarina Catalina II le concediera el título de Conde del Sacro Imperio Romano.
Tras la paz con Turquía, lo destinaron en Polonia. Su misión consistía en tomar el mando de un contingente que luchase en la batalla de Maciejowice. El resultado fue demoledor: no sólo ganó, sino que capturó al jefe de la insurrección polaca, Tadeusz Kościuszko.
Sin embargo, el resto de la campaña en Polonia no fue tan agradable. Las tropas de Suvórov realizaron la llamada “Masacre de Varsovia”, donde mataron a muchos civiles ante la impotencia del general.
Poco a poco, Varsovia fue cayendo hasta que definitivamente firmó el armisticio. Este triunfo volvió a reportarle grandes beneficios, pues la zarina le nombró mariscal de campo.
La fama de ser un general invicto le trajo gran cantidad de respeto, aunque tras la muerte de Catalina II, fue despedido por Pablo I. No sólo se le relegó de las tareas militares, sino que también le defenestraron de la vida pública.
En esta época oscura, Suvórov simplemente se limitó a criticar las medidas emprendidas por el zar. Pero todo cambió cuando en 1799 le convocaron para participar en la lucha contra los ejércitos revolucionarios franceses en Italia.
Durante esta segunda coalición, venció a los galos, pero tuvo que detenerse en Suiza ante la victoria francesa sobre el general Kórsakov en Zúrich en 1799. Los austríacos traicionaron a los rusos, de forma que Suvórov quedó completamente aislado y rodeado en los Alpes.
Fue entonces cuando el veterano estratega ideó un plan para salvar a las tropas y mantener la victoria: una retirada a través de las montañas. Las condiciones climáticas eran extremadamente adversas, pero los soldados rusos consiguieron replegarse con éxito y no ser vencidos.
Debido a esta maniobra, Suvórov obtuvo el rango de “Generalísimo”, una posición que crearon especialmente para él.
Pero la guerra le había dañado y desgastado lo suficiente como para que el 18 de mayo de 1800 falleciera en San Petersburgo a la edad de 70 años.
Dejó tras de sí un símbolo militar que perduraría durante siglos en la conciencia común de los rusos. Tanto es así que en 1942, se creó en la URSS una orden de Suvórov, haciendo que su nombre fuese el símbolo de la tradición militar de la antigua Rusia.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 20, 2019
ARENA…, ¿O PAN RALLADO?
Por el General HERIBERTO JUSTO AUEL
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
La violencia organizada.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
Nuestra querida Patria Argentina aun somatiza, en el 2017, sus posguerras que corresponden a las guerras que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, ambas hijas -por su tipología aun no asumida por los argentinos- de la presencia en el mundo de los arsenales QBN, desde 1947.
¿Por qué los efectos psico-sociales de esas guerras -vividas como verdaderos y sorpresivos dramas- se prolongan hasta hoy, durante tan largo tiempo, a pesar de los acelerados procesos de cambios que caracterizan a la presente etapa de la civilización humana? (1) (2) y (3).
Es probable que una de las razones que explica al fenómeno esté en aquella conocida frase del Grl Mac Arthur, que encabeza a éste trabajo: “En la guerra no hay sustituto para la victoria”. Podríamos concluir, consecuentemente, que lo que realmente somatizamos son las derrotas estratégicas sufridas, ambas actualmente incardinadas y en plena explotación por nuestros enemigos de ayer, hoy aliados -a través de sus vicarios-, en una nueva circunstancia histórica (4).
La “confusión” de nuestros pensadores y dirigentes, que aun continúa y se prolonga -sin indicios de un final- se explicada por la segunda frase del quien fuera el Supremo Comandante del Pacífico Sur: “Uno no puede librar una guerra en la actualidad -1943– sin el apoyo de la opinión pública, que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda”. Esa ha sido y es la razón del eje del “relato”, que nos impidió comprender y superar nuestras crisis de posguerra y que nos puso al borde del abismo, hasta el 10 Dic 15(1).
¿Arena…, o pan rallado?. No existe en la Historia Militar Universal un solo caso que nos muestre la ausencia de una reacción social positiva, frente a una derrota en la guerra. Allí están a la mano los ejemplos de Alemania y Japón, después de la IIGM. ¿Qué nos ha ocurrido para volver a ser -otra vez- una excepción en el mundo?. Nada de lo aprendido en los dramas de esas guerras fue políticamente asimilado y aplicado. Nada. Estamos repitiendo todos los errores del pasado. ¿Hubo mera “confusión” o hubo “traidores a la Patria”, desde 1983? (2) (3) (4) y (5).
En los días que corren la Justicia descubre a estos últimos, luego del asesinato de un fiscal que investigaba un hecho de terrorismo, de un “desaparecido” en el Río Chubut, de la pérdida de un submarino y de una víctima de la “represión del Estado” en Villa Mascardi. La sentencia de Cicerón vuelve a recordarse, luego de un paréntesis de treinta y cuatro largos y penosos años: “Cuando la Patria está en peligro, Dios es invocado y el soldado convocado; cuando el peligro cesa, Dios es olvidado y el soldado juzgado” (6) y (7).
Algunos periodistas y políticos, conmovidos por los acontecimientos citados, caen en la cuenta que la Argentina está en plena indefensión, sin presupuesto y con sus FFAA humilladas y…como “la Patria está en peligro” (8) (9) y (10), “¿¡no habría que volver a pensar en la necesidad de tener FFAA?!”.
Decíamos en Feb 14, en un ensayo titulado “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos” (11): “La guerra evoluciona con la civilización humana -que en las últimas décadas ha acelerado notablemente su ritmo- sin perder por ello su esencia. Se inscriben en ella todas las formas de la violencia organizada. Es un hecho político y es la Política la que señala su “para qué”. Lo que dijera Mao ha tomado -a lo largo de éste tiempo- cada vez mayor entidad: ´la guerra es política con derramamiento de sangre y la política es guerra sin derramamiento de sangre´. La guerra es gestión política a través de alguna variante de fuerza. Cuando se la analiza sin considerar esta cualidad, el análisis es por lo menos incompleto”.
La violencia organizada.
Ha reaparecido la “violencia organizada” en el Comahue y en las grandes ciudades. El discurso de los agresores centrales, es el de los ’70 pero, llamativamente, hasta ahora no ha habido quien los relacione. Seguimos viendo lo superficial y no las esencias. Seguimos mirando la punta del botín y no la cancha entera. Algunos actores cambiaron, los modos son distintos, los procedimientos también (8), (12) y (13). Sin embargo, el núcleo y los objetivos son los mismos. Sería imprescindible que los responsables del área de la Seguridad Nacional fijaran su atención en la metamorfosis en curso en la zona de la Orinoquia (12), antes de adentrarse en los detalles de las orillas del Río Chubut o la cantidad de colectivos que trajeron la barbarie a la Plaza de los Dos Congresos.
En estos días algunas voces preguntan ¿para qué sirven las FFAA?. Las muertes en el Comahue, la pérdida de un submarino o el riesgo de desabastecimiento de las Bases Antárticas hacen pensar que algún atraso hay en el sistema de Seguridad Nacional y por lo tanto es necesario “re-estructurar el sistema defensivo”.
Ello nos lleva -como institución- a la obligación perentoria de encender las alarmas rojas. Por ello ya le hemos solicitado una audiencia al Sr Ministro de Defensa Nacional. ¿Cómo vamos a “re-estructurar” la Defensa Nacional sin planeamiento estratégico? La legislación actual prohíbe prever los riesgos y amenazas estratégicas reales -dentro de nuestros límites- que ensombrecen nuestro futuro inmediato. ¿Alguien está pensando que con la eliminación del Decreto reglamentario de la Ley de Defensa ese obstáculo está salvado? Craso error.
Sería conveniente que relean las leyes vigentes y recuerden que la guerra, las actuales, siguen siendo “lúdicas y agonales”, a pesar de su acelerada transformación. ¿O hay quienes quieren enfrentar la nueva amenaza volviendo a improvisar? Entonces sepamos que acunamos, ingenuamente, una nueva derrota estratégica, a pesar de las durísimo experiencias recientes.
Restablecer una legislación de Seguridad Nacional relacionada con la real situación que atravesamos, exige dos cosas: 1. Decirnos la verdad y, 2. Reemplazar la Política de Derechos Humanos por una Política de Defensa realista, innovadora y posible. Es decir: volver a la racionalidad, pero esta vez con eficiencia.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
Las experiencias recientes permitirían a las FFAA argentinas ponerse nuevamente los “pantalones largos”.Debemos pensar y obrar pisando nuestro suelo. La mochila está cargada de experiencias propias, durísimas y recientes. El código a seguir está en la doctrina a adoptar y la doctrina está en el plan estratégico a concebir, desde una total ausencia de alistamientos. Tendríamos que realizar un salto de garrocha responsable, si despertamos en tiempo.
Las teorías estratégicas en acto en el 2017 son de conocimiento universal y nos facilitarán concebir -si existiere una decisión política- las organizaciones, los instrumentos y el personal adiestrado para la acción. Para lograrlo, nuestra situación actual nos indica aspectos desfavorables y otros favorables, sabiendo de antemano que siempre habrá oposición a la innovación.
Sin planificación estratégica no habrá noción de actitud -ofensiva o defensiva- ni prioridad para las aptitudes. Cuando más se aproxime la doctrina a la clave de nuestra propia situación, mayor será la adaptación de las FFAA para atender y entender a los objetivos y misiones a cumplir.
Las FFAA del orbe que están actuando permanentemente son las que más aprenden. Acumulan experiencias y evolucionan. Cuando hay lucidez, mientras combaten ya se están preparando para la próxima guerra. Ese conocimiento será de gran apoyo para nuestro singular planeamiento estratégico. No hay lugar para la “copia”. Deberíamos considerar a nuestra exclusiva realidad iberoamericana, en evolución, a las limitaciones presupuestarias del país, al tiempo de incorporación de los soldados para adquirir destrezas o el nivel de bajas que acepta una fuerza “profesional”. El tono moral de nuestra sociedad sería un aspecto importantísimo a considerar.
Tengamos en cuenta que en Occidente, desde la Guerra de Corea -1950/53-, no han existido mayores enfrentamientos entre Estados que permitan determinar capacidades militares. Las experiencias bélicas han sido muy variadas en los últimos tiempos y han ocurrido en lapsos muy cortos. Las capacidades para el combate de alta intensidad, están en descenso. Occidente se especializó en operaciones de estabilización de países del tercer mundo, como lo hicimos nosotros por imitación, con total descuido de nuestra propia situación interna.
Los efectos de nuestras derrotas estratégicas se reflejan muy bien en el éxito de nuestros enemigos -internos y externos-, que lograron el desarme unilateral y la ausencia del planeamiento estratégico frente a los verdaderos riesgos y amenazas que padecemos desde 1985. Y ello cuando la totalidad de las guerras en acto, en el mundo, SON INTERNAS.
Hubo un acuerdo político, producto del “entrismo de izquierda” en los partidos tradicionales, para eliminar a las Instituciones Militares del escenario nacional. Se judicializaron las guerras recientes, se privó de presupuesto a la Seguridad Nacional y se humilló a las FFAA, de Seguridad y Policiales a través de la comunicación del propio Estado. Más de treinta años de acción psicológica negativa y de enseñanzas escolares “progresistas”, ¿cómo se remueven hoy, ante las necesidades que exige la proximidad de las presentes amenazas?
Por el momento, la “ocupación” de amplias extensiones de nuestro territorio por elementos “extraños”, más de setenta ataques “revolucionarios” -en breve lapso- con tácticas “terroristas” para “despejar” aun más los vacíos espacios patagónicos -en tres provincias- del Comahue, tienen tratamiento de seguridad pública, a pesar de la declaratoria del “ocupante” -agresor violento- que reclama soberanía y opera bajo conducción externa, como lo ha comprobado el Fiscal General de Neuquén, José Gerez, que acusó a la RAM de tener vínculos con las FARC (12), por contar con los documentos probatorios (14).
El Estado está cumpliendo con la legislación vigente, que pone el caso en manos policiales y judiciales y le niega jurisdicción al planeamiento estratégico, con una lógica perversa, propia del resentimiento ideológico del terrorismo setentista que diseñó y aprobó estas leyes. Pero, allí sigue firme la “Política de Derechos Humanos”, como Política de Estado.
Estamos en presencia, nuevamente, de la actitud que asumió el Estado Nacional desde 1959 hasta 1974. Luego improvisó, histéricamente, con las consecuencias que aun soportamos. ¿Arena…¿o pan rallado?. ¿De qué naturaleza es la situación en desarrollo en la Patagonia argentina y chilena?. Si existe una agresión violenta y apátrida, que reclama soberanía sobre parte del propio territorio, que lo ocupa sin reconocer al Estado Argentino y se impone ante la Justicia y la policía, paralizándolos, deberíamos preguntarnos: ¿qué más necesitamos para entender que estamos en presencia de una agresión estratégica-revolucionaria?.
Si las pancartas y estribillos de algunos grupos izquierdistas que irrumpen diariamente en la CABA reclaman por la libertad del jefe de la RAM, o para que aparezca el desaparecido que no desapareció ¿no podríamos concluir que enfrentamos a una organización bajo comando único externo y con un objetivo común, actuando en todo el país? ¿O estamos creyendo que un fiscal o un juez de una remota localidad patagónica o de la CABA solucionarán una “agresión revolucionaria” modelo 2017?
La respuesta es clara: el Estado retiene vigente la política de derechos humanos -como lo demuestra la reciente presentación del Plan Avruj-, no existe política de seguridad nacional y gran parte de la dirigencia política carece del coraje y los conocimientos necesarios para enfrentar esta cruda realidad estratégica presente.
La guerra sigue siendo un hecho socio-político de naturaleza violenta, interactiva y cambiante, cabalgando sobre la evolución acelerada de la civilización, influida por la legalidad internacional y nacional, las diferencias culturales y sus derivaciones políticas, militares y sociales. Ya nos hemos alejado del modelo napoleónico-industrial y el ingreso a la etapa posindustrial nos muestra tendencias disruptivas. Los argentinos ya lo hemos vivido y sufrido -desde sus comienzos- y parece imposible no haberlo comprendido aun, repitiendo errores.
La legislación actual prevé solo la guerra con otros Estados y con sus fuerzas regulares, pero hace muchas décadas que la agresión proviene desde organizaciones no estatales. El proceso revolucionario iberoamericano -que hipócritamente se oculta- ha mutado de forma, pero sigue siendo el mismo. Su núcleo impulsor, también.
La maniobra ofensiva principal pareciera desplazarse -en la actualidad- a una de las variadas ramas inauguradas por el proceso revolucionario en los ’90: el indigenismo radical, que encontró en el Quinto Centenario del Descubrimiento de América un punto de partida y legitimación, con apoyo de intelectuales y clérigos neo marxistas. La localización periférica de su organización y ejercitación, se mantuvo fuera de la atención pública en la Argentina, hasta el momento en que ejecutan la operación pre-electoral del “desaparecido”. Es cuando nos enteramos por la prensa que llevaban años de acción y ejercitación en ambos lados de la Cordillera (12), con la sigilosa protección de Justicia Legitima en nuestro país.
Las tribus urbanas, desde lesbianas a piqueteros, constituyen las maniobras subsidiarias, con un objetivo en el corto plazo: la “resistencia” en todos los frentes. Desgastar al poder e impedir la gobernabilidad (13) y (14).
Las teorías estratégicas mundiales que pueden ayudarnos al momento de pensar en la propia doctrina –si nos decidiéramos salir del actual vacío conceptual- origen de la actual indefensión e inseguridad, serán enumeradas muy sintéticamente, limitándonos a las principales. Son las siguientes:
Guerras de Tercera y Cuarta Generación: El término se originó en 1989 cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon a un ensayo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”. Ese año, el documento se publicó simultáneamente en la edición de octubre de Military Review y de la Marine Corps Gazette. La propuesta está relacionada con la guerra asimétrica y la guerra contraterrorista.
Guerras de Cuarta Generación: La formularon Van Creveld y Thomas Hammes en 1994, planteando los modos no convencionales de la guerra. Identifican principalmente la acción psicológica y la infiltración en las retaguardias enemigas (15). A esa altura, la Argentina llevaba décadas de agresión de éste tipo.
Guerras de Quinta Generación: Ray Alderman las define por su alcance y su desarrollo sin contacto y silenciosamente, en el 2017 (16).
Guerras de Sexta y Séptima Generación: Niño González las conceptualiza en el 2017, dándole a las guerras en curso en el mundo una dimensión de degradación de las violencias multifacéticas, a las que el Estado Occidental responde tardía y erráticamente ante las nuevas amenazas y riesgos a la Seguridad Nacional e Internacional. Concluye que el terrorismo exige un reordenamiento de la Seguridad (17).
Las Guerras Irrestrictas: Concepto revolucionario concebido por dos Coroneles del Ejército Popular Chino -Quiao Liang y Wang Xiangsui- en 1999, en su libro “Unrestricted Warfare”. En esta obra los autores señalan que ante la disminución de la violencia militar, aumenta la violencia política, económica y tecnológica. Señalan la importancia que alcanzan la desinformación -el relato- y el control de áreas sensibles del poder bajo influencia de la globalización y de la dependencia tecnológica. Vale la pena reproducir cómo conciben los “ataques integrados”:
“Guerra cultural, controlando o influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria. Guerra de las drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales. Guerra económica, empleando la dependencia de la ayuda financiera para controlar al adversario. Guerra ambiental, destruyendo los recursos ambientales a la nación adversaria. Guerra financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores. Guerra de leyes internacionales, subvirtiendo o dominando las políticas de las Organizaciones Internacionales o multinacionales. Guerra mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros. Guerra de Internet, mediante el dominio o destrucción de sistemas informáticos transnacionales. Guerra psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria. Guerra de recursos, controlando el acceso a los escasos recursos naturales o manipulando su valor en el mercado. Guerra de contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales. Guerra tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares. Terrorismo” (1).
La Teoría Gerasimov: Es muy probable que la teoría más difundida e influyente en los últimos años, provenga del Jefe del Estado Mayor para la Defensa de Rusia, Grl Valery Gerasimov (18). Señala los casos de la intervención en Libia del 2011, las revueltas árabes o la Revolución de Colores o la invasión de Iraq del 2003 como muestras de la forma de operar de Occidente. Señala a las capacidades no militares como principales para la obtención del objetivo, en una relación de 4 a 1. Destaca la creciente tendencia al empleo de sistemas de armas con control remoto y a la robotización del campo de combate. Sin duda, la caracterización principal que destaca es la de ganar la supremacía en el campo de la información y en la comunicación estratégica. Subraya el carácter híbrido de las acciones de guerra, lo que dificulta la identificación de una agresión. La frontera entre la guerra y la paz están difuminadas. Rusia ha logrado en Georgia, Ucrania o en Siria, sincronizar las operaciones militares con las acciones de la comunicación, llegando a socavar la soberanía de un país, sin ocupar su territorio.
Las “observaciones” de McMaster. El actual Consejero de Seguridad Nacional de EEUU citaba en el The New York Times (19) tres normas para evitar una comprensión errónea de la naturaleza de las guerras en acto: 1. Su carácter político, que debe ser coordinado con las restantes acciones del Estado para alcanzar el objetivo impuesto. 2. Considerar su dimensión humana, pues se sigue persiguiendo “la honra, el temor y el provecho”.3. La conjunción de las dos anteriores: su carácter lúdico, pues se trata de voluntades inteligentes en oposición, que la hace impredecible. Concluye que no debe confundirse al éxito de las tecnologías en el combate, con la existencia de una estrategia en la batalla.
Por último, no queremos cerrar estas síntesis que nos sirven de antecedentes y apoyos a nuestro pensar, sin citar a Eugeny Messner -1891-1974-, Cnl ruso blanco, que falleció en Buenos Aires y anticipó, en sus estudios teóricos durante la guerra fría, muchos conceptos que hoy encontramos en los estrategas teóricos más recientes y que hemos citado más arriba.
El acceso a las nuevas tecnologías por parte de actores no estatales, con el condimento de los fundamentalismos radicales de tipo social, político o religioso, están mostrando los fracasos de la disuasión en la posguerra fría. Las guerras asimétricas tienen la capacidad de lograr efectos estratégicos con acciones tácticas de baja escala, como lo estamos comprobando algunos argentinos en el 2017, a pesar de que lo sabíamos desde los ’80. Pensar en términos de Paz o Guerra, ya no tiene mayor sentido. Ha surgido la “zona gris”, pues se ha diluido la dicotomía entre ambos estados. Surge la idea de lo híbrido. Desde el punto de vista jurídico ello retiene su importancia, pues muestra una gran debilidad/vulnerabilidad de los Estados, pero ha perdido importancia con respecto de los resultados estratégicos, pues los objetivos pueden ser alcanzados a través de otros instrumentos y sus respectivas tácticas. Es lo que nos está sucediendo.
Ha desaparecido el “teatro de operaciones militares”. La totalidad del territorio nacional es el campo de batalla, pero específicamente lo es la población civil. Del dominio físico de la geografía, el resultado estratégico se ha desplazado al dominio psicológico de la sociedad. Ello es lo que da una enorme importancia a la comunicación social. Lo hemos visto en los días en que el Congreso Nacional votaba una nueva norma previsional. El opinólogo televisivo de turno comentaba acerca del “cerco que ejercía la Gendarmería sobre los legisladores”, cuando el cerco lo realizaban los revolucionarios anarquistas, que enfrentaban las empalizadas que defendía la Gendarmería. Para el elemental periodista, el agresor era la Gendarmería. Quizás provoca más daño al país, que el piquetero.
Por lo tanto, estos nuevos conflictos no se resuelven exclusivamente con el dominio de los espacios llaves del territorio, sino con la conquista del espíritu de la ciudadanía. Éstos “periodistas” ¿están confundidos?, ¿se equivocan? O, ¿para quién juegan?. ¿Son infiltrados? ¿Tienen conciencia que el motivo del caos no es la reforma de una ley?. Hemos dicho con anterioridad y reiteradamente, que la “pseudo-revolución en retirada”actuaría como una “bestia herida” (11) y (13). Es muy probable que los responsables de la seguridad tengan una lectura totalmente distinta de los hechos de violencia creciente. Sabemos que no hay “doctrina estratégica” y estamos tomando conciencia -a través de sus acciones- que los responsables de la Seguridad Nacional carecen de las nociones polemológicas más elementales.
La Argentina vive diariamente graves hechos de Inseguridad Nacional. Nuestra dirigencia confunde“seguridad pública” con “seguridad estratégica”. En todo el orbe se trabaja intensamente para actualizar doctrinas, organizaciones, sistemas de armas y actitudes sociales, mientras aquí se sacrifica a los uniformados, desarmados frente a la locura revolucionaria, bajo cualquier excusa. Las víctimas siguen siendo los agresores, no los agredidos.
Entre nosotros, la actualización será muy difícil. Los hechos cada vez más graves están impulsando la necesidad de una transformación estructural de la Seguridad Nacional. Pero no es igual en el ámbito de las convicciones ni de los conocimientos específicos, que no aparecen. Hay trascendidos, rumores y algunas declaraciones desde el gobierno, que “se está trabajando en ello”. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que la motivación del “cambio” es solo originado por exigencias presupuestarias.
Nuestro Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires desde su creación, luego de la Guerra del Atlántico Sur, viene bregando y proponiendo superar la angustiosa situación de la Seguridad Nacional. Entendemos que ya no podemos demorar un solo minuto más, sin correr el riesgo de graves problemas violentos que nos llevarán a la disgregación. Nuestra propuesta está desarrollada como plan esquemático básico y éste se actualiza, periódicamente. Además de considerar las teorías internacionales, hemos diseñado una doctrina estratégica, nuevas organizaciones, nuevos sistemas y despliegues. Estamos soportando conflictos internacionalizados y complejos y necesitamos audacia e idoneidad para superarlos con éxito.
El punto de partida para conducir esta operación exige eliminar dos ministerios y crear uno nuevo, el de la Seguridad Nacional, con dos Secretarias, la de Defensa Nacional y la de Seguridad Pública, mientras se negocia el Tratado de Seguridad Colectiva y Defensa Común con el vecindario afín a la posición que adoptó la Argentina el 10 Dic 15, como vanguardia contra-revolucionaria. Brasil, Chile y Perú deberían ser los primeros invitados por Buenos Aires para desarrollar una alianza eminentemente política, como lo es la que corresponde a la Seguridad Regional, frente al neo-marxismo del Foro de San Pablo.
Grl Heriberto Justo Auel
CITAS:
(1) H. J. Auel. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Investigación. Jul 01. www.ieeba.org
(2) H. J. Auel. “La Guerra en la Civilización del Conocimiento”. Investigación. Ene 02. www.ieeba.org
(3) H. J. Auel. “La Guerra en el Siglo XXI”. Jul 02. Investigación. www.ieeba.org
(4) H. J. Auel. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak”– Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.org
(5) E. de Vergara. “Los Conflictos en Ibero América”. Investigación. Feb 06. www.ieeba.org
(6) H. Dieterich. “Cumbre Sudamericana: nace vanguardia criolla y crece subversión oligárquica”. 10 Dic 06. www.rebelion.org
(7) H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. 28 Mar 03. Investigación. www.ieeba.org
(8) H. J. Auel. “Sr. Cte J FFAA: llegó la hora de pintar la carta”. Feb 17. www.ieeba.org
(9) H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.org
(10) H. J. Auel. “Terrorismo global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Oct/Nov 17. www.ieeba.org
(11) H. J. Auel. “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos”. Feb 14. www.ieeba.org
(12) H. J. Auel. “Las FARC-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 Sep 17. www.ieeba.org
(13) H. J. Auel. “Terrorismo Global y Terrorismo Doméstico en el siglo XXI”. Oct-Nov 17. www.ieeba.org
(14) Infobae. “Hallaron documentación que vincula al RAM con grupos guerrilleros de otros países sudamericanos”. 22 Nov 17. www.infobae.com
(15) M. Van Creveld. “La transformación de la guerra”. 1994. www.bibliotecapleyades.com
(16) C. A. Niño González. “La Séptima Generación de la Guerra”. 2017. Ed. USTA. Bogotá. Colombia.
(17) Q. Liang y W Xiangsui. “Unrestricted Warfare”. 1999. PLA Literature and Arts Publishing House.
(18) S. Morales Morales. “El futuro de la naturaleza de los conflictos armados”. 23 Nov 17. www.ieee.es
(19) H. R. Mc Master. “The Pipe Dream of Easy War”. The New York Times. Jul 13.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 14, 2018
“LAS CLAVES DE LA INSEGURIDAD NACIONAL”
Por el Grl Heriberto Justo Auel
Conferencia en el “Foro de la Ciudad”
Club del Progreso. 04 Jul 18
“Estoy preocupado por la seguridad de nuestra gran nación;
no tanto por una amenaza externa,
sino por las fuerzas insidiosas que trabajan adentro”.
Grl Douglas MacArthur – 1945
Nuestro agradecimiento a las autoridades de este prestigioso e histórico Club, por la invitación que nos han hecho llegar al IEEBA, permitiéndonos -además- la elección del tema a tratar con Uds., en éste clásico almuerzo del “Foro de la Ciudad”.
Es de nuestro conocimiento comunitario que la principal preocupación social -permanente- de los argentinos, en las últimas décadas, es la inseguridad. Por esa razón hemos decidido tratar éste tema aquí -aunque fuere brevemente- planteando algunas de sus “claves” esenciales, pues entendemos que éstas no tienen tratamiento público.
Cuando citamos el término “claves”, nos estamos refiriendo a “aquello que nos permite resolver algo que se nos presenta como enigmático o desconocido” (1). En nuestro caso, no creemos que se trate de “algo enigmático”, o de una “sensación”, pero estamos convencidos que es “algo desconocido” por gran parte de nuestra dirigencia que -al respecto- mantiene una enorme deuda con sus conciudadanos “de a pie”.
¿Pueden los padres ignorar qué “defensas” deben darle a su bebé, a través de vacunas, alimentos y vitaminas, para que rechace la agresión del medio ambiente en el que vive? Pues, valga el caso, eso es lo que estamos haciendo con nuestra sociedad, toda vez que una política comunicacional de la Seguridad Nacional (2), no existe. Esta es la principal causa de la inseguridad/indefensión que padecemos, pues en las guerras en acto -de 7ma G-, la orientación de la opinión pública es esencial.
Hemos dividido nuestra exposición en tres partes:
LA SEGURIDAD DE LA CIUDADANÍA ¿ESTÁ EN LAS PIEDRAS DE LAS MURALLAS O EN LOS HOMBRES QUE VIVEN DENTRO DE ELLAS?.
¿QUÉ DEBERÍAN SABER NUESTROS CONCIUDADANOS, AQUELLOS QUE VIVEN DENTRO DE LAS MURALLAS, ACERCA DE LA PRIMERA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-NACIÓN: LA SEGURIDAD NACIONAL?
EN CONCLUSIÓN:
LA SEGURIDAD DE LA CIUDADANÍA ¿ESTÁ EN LAS PIEDRAS DE LAS MURALLAS O EN LOS HOMBRES QUE VIVEN DENTRO DE ELLAS?
En la presente etapa de la “civilización del conocimiento”, la Seguridad Pública se unificó con la Seguridad Estratégica pero, en éste extremo occidente-sur, ello no ha sido difundido. La Argentina -ideológicamente encapsulada- (3) se evadió de su circunstancia y envuelta en falacias -el relato- se dirigió inconscientemente al “Estado fallido” (4) a través de la auto-destrucción de su núcleo duro: las FFAA y el sistema Judicial Penal Federal, que fue y es empleado para la destrucción de las primeras.
Simultáneamente, mientras esa narrativa falaz ocultaba al latrocinio más grande de nuestra historia, nuestra clase media era llevada al castro-comunismo, sin que se enterara.
Podríamos realizar un sinnúmero de interrogantes, relacionados con las citadas “claves”, para demostrar el desconocimiento generalizado de las causas de la inseguridad, pero por razones de disponibilidad de tiempo vamos a plantear solo siete y así intentar comprender cuál es la profundidad sustantiva de la rampante Inseguridad Nacional y abandonar el superficial anecdotario al que ya nos han acostumbrado (5).
¿QUÉ DEBERÍAN SABER NUESTROS CONCIUDADANOS, AQUELLOS QUE VIVEN DENTRO DE LAS MURALLAS, ACERCA DE LA PRIMERA RESPONSABILIDAD DEL ESTADO-NACIÓN: LA SEGURIDAD NACIONAL?
¿Se tiene hoy presente -en los diversos análisis y/o propuestas dirigenciales- que somos un país en doble posguerra, una convencional y otra no convencional y que esas guerras permanecen aún abiertas, dentro de la categoría de “estado de guerra”?
No, no se las considera cuando se analiza nuestra prolongada crisis-decadencia pero, además, la guerra no convencional -la contra-terrorista-revolucionaria 1974/1988- es negada como tal, aun hoy por Jueces y Fiscales Federales legos de los TTOOFF, quienes ignoran el “abc” de las guerras “asimétricas”, “muy limitadas”, “de baja intensidad”, “irrestrictas” o “híbridas”, que tienen sobre sus estrados desde 1984.
Debemos reconocer que las organizaciones de derechos humanos -DDHH- los controlan cercanamente, a través de las querellas -verdaderas vestales revolucionarias de posguerra- que les impiden a los tribunales reconocer la existencia de nuestra larga, malparida y dramática guerra civil contrarrevolucionaria. Pero ello no los exime de ser prevaricadores y me consta que son conscientes de ello (6).
Han pasado treinta y cinco años desde el cese de los combates y aun la sociedad no ha asumido a sus guerras. No las asimilamos. Nuestros TTOOFF legos aceptan lo que las querellas -representantes del agresor de ayer- dictan ante los estrados: “no hubo una guerra”. Si la Justicia y las querellas reconocieran que la hubo, nuestros soldados deberían estar frente a los tribunales del Fuero Militar. Los jurisconsultos del más alto nivel estatal borraron el Art. 18 de la CN y la psico-política hizo el resto. “Una política de estado”, de hecho, ha podido reformar la Constitución Nacional, al Tratado de Roma, a la Justicia Militar y a los Tribunales de Honor de las FFAA (7).
La guerra limitada convencional del Atlántico Sur -en 1982-, detonada a través de un “incidente provocado” por el RU, tampoco fue asimilada por nuestra dirigencia. “No aprendimos a no aprender”. Aun se sigue repitiendo que fuimos los agresores, pero -por lo menos-, ya quedó en el olvido que fue “un carro atmosférico”.
Ninguna reforma se ha iniciado en el Estado Nacional para poder conducir -en el futuro- una negociación diplomática con una prueba de fuerza simultánea y controlada. Ese es el concepto de guerra limitada. Es la que peleamos en el Atlántico Sur en 1982, con un objetivo muy claro por parte de EEUU y el RU y una gran sorpresa para el “cuasi-Estado” argentino, que nunca entendió ni conoció la especie de guerra que le ocurría. Todo se improvisó.
A la “invasión cubana” -1959/1960- (8) se le dio tratamiento de seguridad pública durante quince años -1959/1974-. El Poder Político decidió en 1974 -por decreto- movilizar a las FFAA y abrir operaciones militares en el marco interno, “mañana mismo”, sin planificación estratégica, sin inteligencia estratégica, sin adaptación orgánica, bajo comandos específicos -no conjuntos-, sin emitir la ley necesaria, ni la DENAC, ni la consecuente DEMIL y, más grave aún, dirigiendo el Decreto a los EEMMGG con responsabilidades administrativas, en vez de hacerlo al EMC, con responsabilidades estratégicas.
Por todo ello a esta guerra la he llamado malparida. Habían pasado quince años sin que la dirigencia reconociera que en el 59/60 se había presentado un hecho estratégico. No se entendió o no se quiso entender “la naturaleza del desafío que representaba la invasión revolucionaria”. Tardíamente, en 1974 se reaccionó y todo se improvisó.
Estamos en curso de volver repetir nuevas improvisaciones homólogas, a pesar de la experiencia acumulada y no asimilada. A ello debemos agregar que ahora lo haríamos con mucho menos poder.
El Decreto que ordenó “el aniquilamiento del accionar subversivo” no fue al Congreso para transformarse en Ley Nacional -como lo hicieron Avellaneda-Roca en 1878, antes de atacar al malón-. El PEN tampoco dictó la Directiva Estratégica Nacional -DENAC- con la base ética-jurídica para el empleo de las Fuerzas en el marco interno. Esa base –de absoluta y exclusiva responsabilidad política– debió llegar a las tropas con forma de “reglas de empeñamiento”. Pero estas nunca llegaron. Son los “procedimientos” que los legos TTOOFF les reclaman hoy a oficiales subalternos, suboficiales y aun a soldados, para encuadrarlos en el Código Penal, como vulgares asesinos.
Tampoco se dictó la Directiva Estratégica Militar -la DEMIL-, responsabilidad del EMC, que quedó marginado de la guerra. Toda la apertura de esta guerra asimétrica, civil, contrarrevolucionaria, interna, no convencional, fue un mamarracho que hoy están pagando con su libertad quienes nos defendieron.
A fines de 1983, con asesoramiento británico y en colusión con las derrotadas organizaciones terroristas, el gobierno logró “trastocar” la derrota táctica del enemigo revolucionario, en una victoria estratégica y política, que aun retiene. Se judicializó el hecho socio-político “guerra” y las FFAA fueron llevadas ilegalmente a los estrados penales federales -es decir, al Código Penal ordinario- como criminales comunes responsables del tardío “mamarracho” -su errónea apertura- y al escarnio social del “relato”, difundido por todos los medios de comunicación del Estado, durante años.
Fue el momento crucial en que la Política de DDHH reemplazó a la Política de Seguridad Nacional. Las bajas de inocentes, provocadas por este desatino ideologizado, es la infamia que hoy se pretende ocultar, pero ello se hace cada vez más difícil (9).
Simultáneamente el RU confirmó -nuevamente- que no cumpliría con la Resolución de la AG-ONU que lo obliga a abrir negociaciones diplomáticas con la Argentina por la soberanía de las Islas del Atlántico Sur e inició el refuerzo de la “Fortaleza del Atlántico”. De esta manera, en términos estratégicos, el RU retuvo el “estado de guerra en el Atlántico Sur”, mientras sectores políticos, sociales y periodísticos internos, activaron desde entonces y hasta hoy, la actitud hostil del agresor revolucionario y en consecuencia el “estado de guerra interno”.
Esta interrelación colusiva entre los dos enemigos que agredieron a la Argentina con las armas en la segunda mitad del siglo XX, está objetivamente representada en la trágica figura del “perro”, Horacio Verbistky, agente de inteligencia británico y de la organización armada ilegal Montoneros.
La reciente y fracasada operación conducida por él, con un “desaparecido” en el Río Chubut, lo expuso ante la opinión pública nuevamente. Durante más de cincuenta días mantuvo al simbólico término en las primeras páginas del periodismo nacional y ello demostró el alcance y continuidad del “estado de beligerancia interno” (10). Pero, “segundas partes, nunca buenas”.
Comprobada la total falsedad de esta nueva “falacia”, no hubo retractaciones ni disculpas de sus numerosos voceros. Ello da una idea de la fortaleza psico-política remanente de la “pseudo-revolución” -aparentemente vencida y en retirada- y de sus camaleónicos partidarios conscientes o inconscientes, infiltrados dentro y fuera del Estado.
¿Es consciente -nuestra dirigencia- que nos abarca una nueva guerra mundial desde el año 2001 –“la Contraterrorista Global”- y que ella está totalmente interrelacionada con los dos “estados de guerra” que retenemos desde 1982 y 1988, respectivamente?
La Guerra Mundial en acto cursa su décimo séptimo año y, hasta hoy, no ha merecido el mínimo tratamiento público por parte de quienes tienen la responsabilidad de hacerlo. A este enemigo “no estatal” que enfrentan los Estados “responsables” del orbe, se lo cita -genéricamente- como “el enemigo sin rostro” (11).
Su composición es compleja y desigual, según el área en que actúe. La complejidad se manifiesta a través de la presencia de diversos actores: fundamentalismos, crimen organizado internacional y, en Iberoamérica, la particularidad del narcoterrorismo: elementos terroristas domésticos, remanentes de la guerra fría, interrelacionados con los carteles de la droga en alianza con el “terrorismo global”, a través de acuerdos estratégicos firmados en el pasado por Caracas y recientemente por las FARC (10).
En nuestra región continúa la consolidación del narcoterrorismo con elementos revolucionarios neo marxistas reciclados y los gobiernos adscriptos al “Socialismo Siglo XXI”. Ésta pseudo-revolución actualmente en retirada en gran parte del Cono Sur y en plena recomposición orgánica en la Orinoquia y el Caribe luego de la muerte de Fidel, la prisión de Lula, los graves problemas internos de los sandinistas en Nicaragua y el reciente posicionamiento político de las FARC -principal cartel regional- en Colombia.
La conducción estratégica revolucionaria subcontinental -desde 1959- continúa en manos del PC de Cuba, que ha cambiado sucesivamente de mecenas, acompañando a los grandes sucesos internacionales. Por esa razón, cuando la URSS se encaminaba a su implosión, Fidel se apoya en Lula para crear -en 1990- dos organizaciones neo-marxistas que asocian a las antiguas bandas estalinistas iberoamericanas con la social-democracia gramsciana: el Foro de San Pablo y el Foro de Porto Alegre.
El primero cubre las nuevas responsabilidades políticas y estratégicas luego de la caída del paradigma moscovita y el segundo la conducción social y comunicacional de apoyo a la nueva etapa de movilización continental, en la que aparecen las “organizaciones sociales” y los “grupos de choque”, que en la CABA se despliegan diariamente como “piqueteros”.
En aquel momento -1991- se sumó a la doctrina estalinista de origen, la social-democracia de reciente desembarco en la región, impulsando innovadores modos de acción, fundados en las doctrinas gramscianas. El gatopardismo revolucionario gana así en flexibilidad, pero aumenta el conflicto interno en su alta conducción. El mecenazgo de ésta etapa fue cubierto por el petróleo venezolano y el poder vicario de la alta conducción le es otorgada -por esa razón- a Caracas.
Cuando a partir del 2002 cae el precio del barril de petróleo y muere el Cte. Chávez, se inicia la negociación cubana con Obama y el ala izquierda del Partido Demócrata de EEUU para darle oxígeno a la Isla, incapaz de sostenerse por sí sola. Con la llegada de Trump, EEUU regresa a una política de aislamiento de la Isla. Ello activó la firma -en La Habana- del Tratado de Paz entre el gobierno de Santos y las FARC -el cartel multi-billonario regional- y esta organización armada se constituye así en partido político y nuevo sostén económico-financiero de La Habana y de la revolución comunista subcontinental.
El resultado de las elecciones presidenciales en Colombia el 17 Jun 18, contrario a los intereses de las FARC, inicia una nueva etapa revolucionaria subcontinental.
Seguramente se va a acelerar una nueva ola de violencia en ese país. Además, los resultados de las próximas elecciones en Méjico y Brasil serán definitorios para articular los próximos pasos a dar por los “encuentros” de los Foros de San Pablo y de Porto Alegre y condicionarán el ritmo/oportunidad de la contraofensiva revolucionaria en el Cono Sur, ya prometida en el Encuentro de Managua. Los ejercicios preliminares de esta maniobra están en superficie en El Comahue, Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Rosario y Mendoza.
Uno de los actores centrales de la guerra mundial “Contraterrorista Global” -el ISIS-, ha realizado acuerdos básicos con las FARC, nuevo pivote del proceso revolucionario regional (10). La mesa de la negociación fue tendida por el PIE -Partido de la Izquierda Europea- en Berlín, en el año 2017. A su vez, las FARC -que han simulado su desarme- han desplegado en el Cono Sur sus avanzadas, en particular en el sur chileno y argentino con araucanos adiestrados por ellos en los años pasados, por pedido del PC chileno.
La dirigencia argentina vuelve a darle tratamiento de “seguridad pública” a estos acontecimientos estratégicos, como los ocurridos recientemente en El Chubut y Río Negro y la Defensa Nacional -frente a la nueva agresión estratégica revolucionaria- está en manos de jóvenes fiscales de “Justicia Legítima”.
Decía Gastón Bouthoul hace unos setenta años: “Si quieres la Paz, conoce a la guerra”. Tenemos la impresión de que Bouthoul ni Séneca -siglo I d C- aun no han sido leídos ni entendidos por los responsables de tantas muertes de inocentes en nuestro suelo. Decía el hispano-romano: “Peor que la guerra, es tenerle miedo a la guerra”. Luego de escuchar al Ministro Garavano sostener la necesidad de preservar el espíritu y la letra de la legislación de Seguridad Nacional vigente, tenemos la certeza que, como estratega civil, el ministro carece de la más mínima información de la situación política-estratégica en que vivimos, a pesar de que está presente en el puente de mando.
¿Ha comprendido -nuestra dirigencia- que la presente guerra mundial “Contraterrorista Global” es de naturaleza totalmente distinta a las dos anteriores -la GMII 1939/1945 y la Guerra Fría 1947/1991- y que -además- la actual no reconoce disuasión alguna?
Conocer la “naturaleza de las cosas” es imprescindible para abarcar a los temas estratégicos. Lo superficial y operativo, explican a la acción táctica. Sirve a la crónica de los hechos, al anecdotario, a la visión cortoplacista. Lo esencial-sustantivo está en la profundidad conceptual del hecho socio-político -fuera del alcance de los sentidos- y en su proyección en el tiempo, en el largo plazo.
La GMII fue total, convencional y “clásica”, localizada en teatros de operaciones militares. Fue la última guerra mundial de la civilización industrial. Cuando finalizaba -1945- se lanzaron dos bombas nucleares en Japón. Con ellas nació la Estrategia Contemporánea e ingresábamos -con la computadora- a la etapa de la civilización posindustrial, la “del conocimiento”. Einstein vaticinó que regresaríamos a las guerras primitivas, las de la honda, el arco y las flechas. Con la computadora cambió el ritmo de los acontecimientos y el número de las oportunidades. Se aceleró la Historia.
La pos-GMII fue muy breve: 1945/1947. En 1947 se inició la Guerra Fría, la primera guerra mundial en ambiente QBN. Ingresábamos a la estrategia de la disuasión, que funcionó en el hemisferio N. Se vivió allí la “Pax del terror nuclear”. En el hemisferio Sur -desnuclearizado- no hubo Paz. Hubo guerras no convencionales, asimétricas, terroristas-revolucionarias, totalmente sorpresivas para países mayoritariamente subdesarrollados y en crisis recurrentes.
En 1989 cayó del muro de Berlín y en 1991 implosionó la URRS. Finalizó la guerra fría. Fueron los primeros cuarenta y cuatro años de Paz en Europa y, durante ese período se elaboraron en sus Universidades las teorías filosóficas que “marchitaron su alma”. Europa relativizó su identidad y se hizo “contractiva”, desde entonces “se odia a sí misma”. Ello afectó a los argentinos, culturalmente europeizados. El “progresismo ideológico europeo” cruzó transversalmente a todo el arco socio-político argentino y una demostración de ello la hemos visto hace unos días, en el tratamiento del aborto en las calles y en el recinto de Diputados.
La posguerra fría -1991/2001- se caracterizó por la “confusión” de los intelectuales occidentales que intentaban predecir cómo evolucionaría el mundo y las guerras, luego de la prolongada estratificación de la bipolaridad de las Repúblicas Imperiales. Aparecieron teorías “idealistas”, “realistas”, “nihilistas” y muy pocas se acercaron a los acontecimientos que se precipitaron luego del 11Sep01, con el ataque del “terrorismo global” a la “fortaleza americana”.
Esa fecha es considerada por los estrategas teóricos como el hito que señala la iniciación de una nueva guerra mundial, que nos regresó a la estrategia de la acción. La “nueva” guerra mundial ya no se desarrolla en teatros de operaciones militares, sino en y sobre las sociedades. Las bajas -en su mayoría- son de civiles inocentes. El enemigo “sin rostro” carece de responsabilidad y de límites. Se inmola para hacer entender a Occidente que la vida no le interesa. Es la segunda guerra mundial en ambiente QBN, pero esta no reconoce a la disuasión, como la anterior.
De las guerras de tercera/cuarta generación, en acto en el 2001, llegamos al año 2018 con las guerras de séptima generación, que los chinos llaman “irrestrictas” y la OTAN “híbridas”, mientras la dirigencia argentina vive aun estratificada en la guerra fría (12).
Las sesenta guerras activas -en el mundo de hoy- todas son internas: “guerras civiles”. A éstas, nuestros visionarios legisladores las “prohibieron” por Ley y ésta doctrina es la que sostienen las querellas y fiscales de los TTOOFF: “en los ´70 no hubo guerra, aquello fue un genocidio”. ¿Será una casualidad?.
Kirchner y Garré quisieron asegurar el extrañamiento de las FFAA que las leyes de “inseguridad” impusieron al Estado Nacional. Reglamentaron la Ley de Defensa y determinaron que las únicas guerras posibles para la Argentina son las convencionales, con las FFAA de nuestros vecinos, con quienes -a la vez- ¡¡queremos integrarnos¡¡. El objetivo fue mantener las FFAA argentinas sin misiones a cumplir. Transformar a las Instituciones Armadas en burocracias inútiles.
El espacio interno se trasformó en “zona liberada” para la pseudo-revolución narco-terrorista, “nacional y popular”, que operó como una gran cortina de humo a través de la política de DDHH, con la que se encubrieron niveles de corrupción inéditos.
¿Qué porcentaje -de nuestros dirigentes- ha entendido que la clásica separación entre Seguridad Estratégica y Seguridad Pública ha desaparecido?
La metamorfosis de la guerra se ha acelerado (13) pues se ha acelerado el proceso civilizatorio que la contiene. La investigación y desarrollo han encontrado en la electrónica y en las comunicaciones los medios para acortar los tiempos en la generación de medios. Como lo adelantáramos, el ritmo de la acción ha cambiado. La adaptación de gran parte de la dirigencia argentina al ritmo de la nueva etapa, no existe. A ello se suma el salto cualitativo de la civilización: el ingreso a la “etapa del conocimiento”. Hay una nueva forma de producir y una nueva forma de hacer la guerra (14).
La mayoría de los pocos que entre nosotros “cambiaron” el ritmo, confundieron civilización con cultura. La civilización es la que aceleró su ritmo de evolución, entregándonos nuevos medios en cortos lapsos. La cultura es nuestra identidad. No evoluciona y si lo hace, nos corrompemos, pues se relativizan los valores y principios que la constituyen. Perdemos moral, ética, confiabilidad y credibilidad. Perdemos el crédito. Y eso es lo que ha ocurrido y continúa ocurriendo.
La civilización es “modernizable”, pero no lo es la cultura que la sostiene (14). “La cultura es lo que importa, es la que da forma al progreso”, como lo sostiene el Profesor S. Huntington, en el título de su último libro.
La manifestación más clara de la metamorfosis de la guerra a partir de la posguerra fría, es la “naturaleza” de la agresión de los actores “no estatales” -el complejo narco/terrorismo/revolucionario en nuestra Región- y, consecuentemente, de la imprescindible exigencia de reorganización del Estado y de la Seguridad Nacional, para evitarlos o eliminarlos.
Si esta agresión afecta a la población en su conjunto y al Estado Institucional -en todos sus niveles-, estamos en presencia de una agresión de naturaleza estratégica, pero ello no quiere decir que sea estratégica-militar.
Los nuevos actores agresores del Estado y de la sociedad, mayoritariamente no son estatales, constituyen una compleja asociación de milicianos, mafias, ONG, sectas fundamentalistas, etc. Y su modo de operar es, en la mayoría de los casos, a través del delito común, pero con consecuencias estratégicas.
Quienes hablan de sacar a los militares a las calles para combatir a la nueva amenaza, o son totalmente ignorantes del fenómeno belígero en el siglo XXI o bien quieren continuar en la actual situación y hacer del espacio argentino una gran “zona liberada” para nuestro enemigo sin rostro.
En consecuencia la Seguridad Nacional que reconocía hasta fines de la guerra fría su división en Seguridad Estratégica y Seguridad Pública, encaminadas orgánicamente por andariveles paralelos y alternativos, hoy ya no existe, pues operativamente se han incardinado, excepto en nuestro país, que llama “seguridad interior” a ambas y “defensa nacional” a la guerra clásica internacional, por Ley del Congreso; inédita ocurrencia que nos hace una reiterada excepción en el mundo.
La necesaria reorganización de la Seguridad Nacional debe considerar la “naturaleza” y la evolución del fenómeno socio-político “guerra”. La reciente creación del Ministerio de Seguridad por parte del gobierno K, nos da una clara idea de la ausencia de idoneidad y comprensión de la situación político-estratégica mundial, regional y propia, por parte de sus mentores. Cuando el mundo entero unifica a la Seguridad, la Argentina la divide, orgánica y geográficamente.
Cuando la Seguridad Nacional -en el orbe- unificaba o centralizaba sus componentes, el gobierno argentino las separaba, asegurando dejar a las FFAA sin sus funciones constitucionales. Es una prueba más de que los K, hipócritamente, siempre operaron dentro del Socialismo Siglo XXI, aunque no lo exhibieran públicamente como Bolivia, Ecuador o Nicaragua.
Desde 1988 la nueva agresión estratégica -internacionalizada en toda América- en el marco interno quedó en manos policiales y judiciales, absolutamente legos en la materia. Es lo que -sin duda- la “revolución” necesitaba y es lo que se ha logrado desde los años ´88/91 con las leyes perversas que hemos llamado “vacas sagradas”.
Bajo la excusa de lograr el “control civil” de los militares, la mayoría política dejó al país en absoluta inseguridad nacional.
Aun hoy, escuchamos por boca de las más altas autoridades del área, citar a una “seguridad interna” y “una seguridad externa”. ¿Alguien puede creer que un límite político puede detener una agresión estratégica? El criterio seguido por el legislador, fue cuanto menos absurdo. Es una prueba más que el fin perseguido por esta legislación ha sido la desaparición de las FFAA, del mismo modo en que se pretende la abolición del derecho penal.
Hemos propuesto -hace mucho tiempo- la unificación de la Seguridad Nacional en un solo Ministerio -el de Seguridad Nacional- con dos Secretarías: Defensa Nacional y Seguridad Pública. Ello nos permitiría facilitar la conducción de una Gran Estrategia Conjunta-Combinada, con economía de esfuerzos, unidad de objetivos, interoperabilidad, controles cruzados, etc.
Deberíamos iniciar -cuanto antes- la negociación de un Acuerdo de Seguridad Colectiva y Defensa Común con países “amigos” de la región y, obtenido éste, subrogar la vigente legislación perversa que nos lleva, sin dudas, a un permanente agravamiento de la situación de Seguridad Nacional y regional.
El Congreso Nacional, que con sus leyes y reformas nos ha llevado a la situación de grave inseguridad en que vivimos, no podría dejar de votar éste Acuerdo para llevarlo a categoría de Tratado que subrogue los desatinos jurídicos vigentes, frutos de nuestras guerras recientes. No votarlo demostraría mantener compromisos con nuestros enemigos de hoy; que son los de ayer, reciclados (15).
El Tratado recuperaría también un aspecto central e imprescindible para enfrentar a las guerras “híbridas”: su sostén agonal, actualmente destrozado por la supresión del Fuero Militar y de los Tribunales de Honor Sanmartinianos (16).
¿Es consciente -nuestra dirigencia- que el tipo de legislación de Seguridad Nacional vigente en nuestro país desde 1988 y 1991, es única en el mundo e intrínsecamente perversa?
Cuando se promulgó la actual Ley de Defensa Nacional, el “Cronista Comercial” nos publicó un artículo titulado “Se promulgó hoy la Ley de Indefensión Nacional”. No nos equivocamos. Tres años después -1991- en Santiago del Estero se incendiaba la Casa de Gobierno, la Legislatura y el edificio del Supremo Tribunal de Justicia, además de varios domicilios de legisladores. El gobierno nacional no pudo actuar para contener el “caos”. La Ley de Defensa se lo impedía.
Pocos días después de este hecho anárquico, uno de los artículos de la Ley de Defensa se transformaba en Ley de Seguridad Interior. En ésta, se mantenían los lineamientos de la “Ley de Indefensión” y se profundizaban sus desconceptos. Quedaba explícito que se cercenaban potestades que la Constitución le otorga al Cte J FFAA. Quince años después Kirchner-Garré reglamentaron la Ley de Defensa, para evitar que se la interprete de modo inconveniente a la pseudo revolución “chavista”, que empezaba a hacer agua.
El extrañamiento de las FFAA argentinas de su propio Estado quedaba asegurado y “el esfuerzo nacional de policía” recibía la responsabilidad de hacerse cargo de los desafíos estratégicos internos, es decir, de la Defensa Interior frente a las nuevas amenazas. Como el exabrupto hacía inviable a la reglamentación, la Ministro Garré afirmó al diario la Nación: “las nuevas amenazas no existen. Son una creación del Imperio para controlar a los países subdesarrollados”. Un paso más dentro de las falacias del “relato”.
Desde 1991 -con esta nueva legislación- la jerarquía institucional se invirtió, los presupuestos se invirtieron y los haberes de un Comisario, desde entonces, superan en un 30% al de un Oficial Superior de las FFAA. Éstas quedaron sin objetivos, sin cumplir las misiones centrales que la Constitución les impone. No fueron pocos los políticos que entonces se preguntaban: “¿para qué sirven las FFAA?”, mientras tanto nuestros vecinos duplicaban los presupuestos de Defensa, las reorganizaban y adquirían tecnologías de última generación.
Como era de prever, contemporáneamente las policías -totalmente ajenas a esta maniobra- fueron desbordadas por el delito común y corrompidas por el crimen organizado. Como correctivo, se nombraron ex jueces y fiscales como expertos polemólogos y estrategas civiles para “transformar y democratizar” -desde los Ministerios de Seguridad- a las “viejas policías de la dictadura”.
El fracaso de estas gestiones fue total, a un costo varias veces millonario y con miles de víctimas de la ignorancia, de la estupidez o del compromiso ideológico. Por último, se apeló al número. Con cursillos semestrales se incorporaron miles de nuevos agentes. Pero la inseguridad y la indefensión siguieron y siguen agravándose, día a día, a pesar de más patrulleros, más chalecos, más radios.
Los funcionarios bien intencionados, con mera visión táctica-operativa, siguen buscando “salvadores”: audaces legos que se animan a lo que no conocen. Los mal intencionados cosechaban lo que han sembrado y “cuando peor, mejor”, aunque los muertos inocentes aumentaban día a día y lo siguen haciendo.
La carencia de conceptualización y visión estratégica, más la no comprensión de que ya estamos en la “era posindustrial”, nos lleva a tropezar -reiteradamente- con la misma piedra, desde 1984 hasta la actualidad.
La próxima reunión del G 20 en la Argentina y los acontecimientos internacionales en curso, están obligando al gobierno a entender que se transita por un camino equivocado, que debe racionalizar la Seguridad Nacional y entender “la naturaleza de las cosas”. Pero, en la coalición gobernante están presentes los creadores de las “vacas sagradas”, son quienes reemplazaron la Política de Seguridad Nacional por la Política de DDHH (17).
¿Qué se hará entonces? ¿Prevalecerá la ideología o se impondrá la realidad de la situación política-estratégica, que hasta ahora se declaró inexistente? Con la sola eliminación de la Reglamentación de la Ley de Defensa no alcanza. Esta fue un mero reaseguro que buscaban los pseudo-revolucionarios en retirada. (18)
Si la Seguridad Nacional es la primera responsabilidad del Estado Nacional ¿no sería oportuno que la dirigencia argentina tome conocimiento de los desatinos ideologizados de los diletantes que nos ha traído a la situación presente y que, de una vez por todas, se inicie la normalización racional de la Seguridad Nacional? ¿Cuántos conciudadanos más deben morir para que como sociedad reaccionemos? El enroque de mandar las FFAA a las fronteras -con las manos atadas- y las FFSS a la grandes ciudades, es hacerle el juego al “enemigo sin rostro”, además de demostrar falta de idoneidad, ausencia de ideas, de audacia y de la energía que exige la circunstancia en que vivimos.
Ha llegado el momento de imitar a Demóstenes, cuando se dirigía a los atenienses “para convencerlos a obrar correctamente”. Son los fines los que indican qué medios necesitamos para la reconstrucción. Y las “leyes de inseguridad” prohíben el planeamiento de las verdaderas amenazas.
Desde el Estado -en años pasados y en nuestra presencia- se ha tratado de “vender” a nuestros vecinos el modelo de legislación de Seguridad Nacional argentino, pero nadie lo “compró”. Hemos sentido vergüenza ajena por las respuestas que recibieron nuestros empinados “vendedores”.
Está presente la oportunidad para entender la “naturaleza del fenómeno socio político” que enfrentamos, que es estratégico, pero no estratégico militar. Su solución exige una Gran Estrategia conjunta-combinada y fuertes controles cruzados.
Ese es el rol militar en esta nueva guerra asimétrica de séptima generación y no subordinar las FFAA a las policías, como seguridad fronteriza desarmada.
Hay que restablecer los roles constitucionales de la instituciones. Solo la miopía del lego puede repetir los fracasos conocidos del empleo táctico de las FFAA, cualquiera fueren sus formas, para combatir al narcoterrorismo. Ésta opción ya ha fracasado en Iberoamérica. Regresemos a la Constitución Nacional y entendamos la circunstancia política-estratégica “líquida” que nos rodea, en el siglo XXI.
El FMI nos ha entregado un crédito superior al que solicitamos -el 25% de su encaje-. Hasta hoy no se ha escuchado un solo comentario que interrelacione la situación política-estratégica del subcontinente, con la crisis cambiaria y el nuevo crédito argentino. ¿Es porque no se entiende la naturaleza de la nueva guerra mundial en Iberoamérica, o porque no existe una visión global de la situación regional, o porque la ciudadanía debe ignorarla, para beneficio de unos pocos?
El presidente dijo que “ya no hay más lugar para la locura en la Argentina”, dirigiéndose al peronismo. Me pregunto si el oficialismo y la oposición han entendido los mensajes con que el G7 dio sus instrucciones a Lagarde. Si no las entienden, la “locura” que avizoramos seguirá adelante. Será nuestra disgregación territorial.
Una “Gran Nación”, en el siglo XXI, no soporta la conducción de “pequeños políticos”. Una visión geopolítica y estratégica del mundo globalizado es indispensable dado los movimientos tectónicos posguerra fría.
¿Confunde -nuestra dirigencia- el concepto de “populismo” con el de “revolución”, o es una confusión a designio como parte del “relato” o de la “narrativa de la memoria”?
El temor reverencial que la izquierda revolucionaria ha logrado imponer a gran parte de nuestra dirigencia y particularmente a algunos medios de comunicación, ha logrado que -públicamente- el empleo de ciertas palabras esté sumamente restringido. Las enseñanzas del “Grupo de Frankfurt” han sido sumamente eficaces.
Tal es el caso del término “revolución”. Se lo ha reemplazado por el de “populismo”, pues éste último “huele a oveja”, se acerca a “pueblo” o a lo “popular” y ello es bueno para la modalidad gramsciana de hacer la “revolución”. No se habla de “guerra contrarrevolucionaria” sino de “genocidio”, no porque se ignore el desconcepto, sino porque no se podría continuar con el “circo jurídico de los juicios de lesa humanidad”, si se aceptara que hubo una guerra no convencional, como la hubo.
Si las palabras exponen el contenido de las ideas o de un mapa de ellas -el concepto-, podemos cambiar el sentido de las ideas o conceptos, reemplazando las palabras e invirtiendo el proceso mental-discursivo. Afectar las ideas o conceptos, desde el reiterado mal empleo de las palabras.
Pongamos atención en los informativos televisivos o radiales o en los titulares de los medios escritos y encontraremos a éste ejercicio -altamente eficaz-, repetido una y mil veces a lo largo del tiempo. En los medios se llama “represor” a un soldado, pero los soldados combaten, no reprimen como lo hacen Jueces y sus auxiliares, según reza el código penal. Pero “represor” tiene un efecto mucho más eficaz al fin perseguido por el revolucionario o el periodista consciente o inconsciente que los sirve.
Al “terrorista” se lo cita como “disidente político”, al “agresor” como “víctima de una persecución ilegal”, a los “centros de reunión de prisioneros” como “lugares clandestinos de detención ilegales” y así podríamos continuar citando un lenguaje que se origina en las usinas revolucionarias de propaganda, pero que es totalmente tomado por el periodismo y aun por la justicia penal federal.
El resultado es paradójico. Gran parte de la sociedad ayer agredida, hoy habla, piensa y alienta a su antiguo agresor. Nuestros DDHH, que fuimos a defender, quedaron en manos de los agresores revolucionarios comunistas que no respetan un solo derecho humano en donde gobiernan. Pero ello no es percibido por la gran mayoría. Ello nos da una idea de la idoneidad de quienes conducen estas operaciones especializadas sobre la opinión pública.
¿Conoce -nuestra dirigencia- cuál es el principal riesgo estratégico y cuál es la principal amenaza estratégica de la Argentina actual?
Hay un importante sector dirigencial que entiende que la ciencia y arte de la Estrategia, es de exclusiva responsabilidad militar, probablemente porque así eran designados los comandantes -estrategas- de las fuerzas griegas, en la antigüedad. La Estrategia, en nuestro tiempo, como dependencia de la Política, es su expresión activa. La Gran Política determina los Objetivos Políticos generacionales y la dosificación del poder para alcanzarlos. La Gran Estrategia maniobra para lograrlos, resolviendo los conflictos que encuentra en el camino.
La formación como estratega de quien decide ingresar a la Gran Política, es indispensable y también lo es para quienes asumen responsabilidades estratégicas sectoriales, en el alto nivel político. La exigencia constitucional de idoneidad no se está cumpliendo en el área de la Seguridad Nacional. Hay quienes creen que la guerra es responsabilidad de los militares. No es así. La guerra es un hecho socio-político. Se abre y se cierra en el plano político. Los militares se ocupan de la batalla -en el nivel estratégico militar- y de los combates -en el nivel operacional y táctico-. A la guerra la deciden y orientan los responsables del plano político, en el más alto nivel del poder nacional.
Por todo lo expresado, el conocimiento de los “riesgos y amenazas estratégicas” por parte de “quienes viven dentro de las murallas”, es de exclusiva y excluyente responsabilidad política, con asesoramiento del alto comando militar. Si esa responsabilidad era ya importante en tiempos históricos, hoy, en tiempo de las guerras asimétricas, civiles y que tienen como espacio de desarrollo a la sociedad misma, ese conocimiento es central (18).
El 70/80 % del esfuerzo de las guerras de séptima generación se desarrolla para lograr el “manejo de la opinión pública interna y externa”, sin lo cual estas guerras están perdidas de antemano.
La Argentina de hoy, ante exigencias situacionales que obligan a volver la mirada sobre las olvidadas y humilladas FFAA, ¿en qué estadio nos encontramos para “recuperarlas en tiempo”, con una ex – guerrillera en la presidencia de la Comisión de Defensa en la Cámara de Diputados y con los redactores de las leyes de inseguridad en la conducción del área de defensa y en la supervisión de la formación y perfeccionamiento de los cuadros militares?
¿Cómo podemos recuperar una sana Política de Seguridad Nacional, reemplazada hace décadas por la Política de DDHH, si su principal operador-querellante ante los TTOOFF y apoyo financiero de las organizaciones de DDHH dependientes del Foro de Porto Alegre, es el propio Estado Nacional a través de su Ministerio de Justicia y de la Secretaría de DDHH?
Desde 1984 el “riesgo estratégico principal” de nuestra Patria, es la pérdida del Estado Institucional, que ha sido ferozmente atacado en su núcleo duro –las FFAA-, empleando para ello a la prensa adicta, al presupuesto nacional y a la Justicia Penal Federal que a la vez se auto-destruye corporativamente al prevaricar en conjunto y conscientemente.
Dichos ataques han sido inducidos por nuestros enemigos en las guerras de fines del siglo XX, actuando de consuno y la ejecución ha sido instrumentada por los sucesivos gobiernos, desde 1984, con breves intervalos en los que se persiguió la “pacificación”. De esa manera, cuando llegamos a diciembre de 2015 estábamos a un paso del “Estado Fallido” (19).
Pensábamos que en los primeros cien días del nuevo gobierno habría un giro copernicano que recuperaría a las Instituciones, para que ellas condujeran “el regreso a la normalidad”. No fue así. Algunos componentes de la coalición de gobierno lo impidieron y muy probablemente seguirán haciéndolo. El sincericidio de Artaza, cuando dice por TV “no sé qué hace mi partido en éste gobierno”, nos releva de mayores aclaraciones. El “Estado Fallido” continúa siendo nuestro “riesgo estratégico principal”, siguiendo ahora el ritmo del nuevo “gradualismo pos-turbulencia cambiaria”.
Desde 1984 la “amenaza estratégica principal” de nuestro país es el narco-terrorismo–revolucionario, en continua evolución y fortalecimiento en el transcurso de las últimas décadas. Los rumores, trascendidos y discursos oficiales recientes, referidos a la “reconversión” de las FFAA sin el reemplazo de las “vacas sagradas”, la hacen absolutamente inviable. Esas leyes han hecho del espacio argentino una enorme “zona liberada” para la agresión del narco-terrorismo-revolucionario y el delito común, en la continuidad histórica del proceso estalinista iniciado en 1959/60.
EN CONCLUSIÓN:
La naturaleza de las guerras en acto exigen que la ciudadanía conozca y participe en la Seguridad Nacional, frente a la grave situación estratégica que nos afecta. Nuestra población, al respecto, permanece absolutamente desinformada.
Somos un país en doble posguerra y convivimos con un “doble estado de guerra” pues ambas permanecen abiertas dentro de esa categoría. La mayoría de nuestra dirigencia lo ignora.
Nos abarca una guerra mundial en su decimoséptimo año de discontinuo desarrollo. Es la segunda en ambiente QBN, pero esta no reconoce disuasión y por ello una sorpresa violenta es inevitable en cualquier lugar del mundo. Tampoco es conocida, pues se entiende que nos es ajena.
La Seguridad Pública y la Seguridad Estratégica se han incardinado durante la posguerra fría. El mundo reorganiza al Estado Nación para asumir y resolver a los nuevos desafíos estratégicos. Mientras tanto la Argentina continúa desorganizada, ignorando la naturaleza de los riesgos y amenazas presentes y piensa con criterios ideologizados o con ideas del siglo XIX (20).
Nuestra inseguridad nacional no es casual. Es consecuencia de la inédita y perversa legislación vigente inducida por nuestros enemigos, que extrañó a las FFAA del Estado y entregó las responsabilidades estratégicas internas a las policías. El precio en vidas inocentes que estamos pagando, es enorme.
Existe una evidente actitud política y periodística -de algunos sectores- que tiende a ocultar la agresión terrorista revolucionaria de los años ´60, ´70 y ´80 y sostienen una constante apelación al “terrorismo de Estado”, con la finalidad de tergiversar la historia y mantener una narrativa favorable a un proceso revolucionario neo-marxista, derrotado en el terreno y en las urnas, pero aun presente.
El “entrismo de izquierda” en los partidos políticos tradicionales desde los ´80 y el “progresismo europeo”, transversal a todo el espectro político partidario, ha quebrado a nuestra identidad cultural, nos ha llevado a una sociedad “light”, “pos heroica” y “contractiva”, que en la búsqueda del “bien-estar” ha perdido el “bien-vivir”, ha aceptado el progresivo vaciamiento institucional del Estado y no es consciente del trastocamiento de la victoria táctica argentina contra el agresor revolucionario, en una derrota político-estratégica que nos lleva al “Estado Fallido” y a un probable regreso a una situación revolucionaria que creíamos superada (21).
La “política de DDHH” ha reemplazado a la “política de seguridad nacional” desde 1984 y ello no ha cambiado el 10 de Diciembre de 2015. Permanecemos en inseguridad pública e indefensión estratégica y las innovaciones prometidas profundizan los desconceptos originales, retenemos el “riego estratégico” y la “amenaza estratégica” se expande desde la faceta “narco-terrorista” hacia una aproximación preliminar de la etapa final “revolucionaria”. El IEEBA ha planteado, en las últimas décadas, una propuesta para resolver estos desafíos, pero no hubo respuestas por parte de los responsables estatales.
La Argentina vive una situación que no da lugar a seguir ocultando la verdad. TODA LA VERDAD. El agravamiento de la inseguridad tiene, en la muy probable recesión económica del segundo semestre, un peligroso catalizador.
Por lo dicho, hago mías las palabras del Ex Cte Supremo del Pacífico:
BIBLIOGRAFÍA:
(1). G. Cabanellas de Torres. “Diccionario Militar”. Tomo I. Bibliográfica Omeba. 1961.
(2). E. de Vergara. “Las diferencias conceptuales entre Seguridad y Defensa”. Febrero de 2009. www.ieeba.org
(3). H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. Julio de 2010. www.ieeba.org
(4). H. J. Auel. “El Estado Nación regional frente a las amenazas estratégicas globalizadas”. Junio de 1998. www.ieeba.org
(5). H. J. Auel. “La dirigencia argentina frente a los desafíos de la Seguridad Nacional en el siglo XXI”. Agosto de 2015. www.ieeba.org
(6). H. J. Auel. “Escándalo judicial en Tucumán”. 25 de Mayo de 2016. www.ieeba.org
(7). H. J. Auel. “El narco-terrorismo, el Estado Nacional, la democracia y las FFAA”. 26 de Abril de 2014. www.ieeba.org
(8). J. B. Jofre. “Fue Cuba”. E. Sudamericana. 2014.
(9). H. J. Auel. “Relaciones cívico-militares, la necesaria reconstrucción del Estado y de la imprescindible Seguridad Nacional, Regional y Continental”. 2013. www.ieeba.org
(10). H. J. Auel. “Las Farc-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 de Septiembre de 2017. www.ieeba.org
(11). H. J. Auel. “La guerra mundial contraterrorista global, ¿híbrida…con derivación QBN”. Abril de 2015. www.ieba.org
(12). La ilegitimidad e ilegalidad de la actual legislación de Seguridad Nacional queda demostrada por los sucesivos presidentes que la incumplieron, o intentaron hacerlo. El primero de ellos fue el mismo presidente que la promulgara, el Dr. Alfonsín, que empleó ilegalmente tropas militares para recuperar al RIMec 3 -tomado por Gorriarán Merlo con terroristas contratados- a través de una “orden verbal”. El presidente de la Rúa, intentó emplear ilegalmente fuerzas militares ante el caos desatado en Plaza de Mayo, con numerosos muertos, a través de “una sugerencia”. Recientemente, la presidente Kirchner empleó ilegalmente elementos de las FFAA en el “Escudo Norte”, con “una resolución administrativa” y una doble simulación: debían simular la ejecución de ejercicios militares ante la Justicia, mientras simulaban que “contralaban” las fronteras, ante la prensa, pero en los hechos tenían prohibición de hacerlo, -un detalle más del falaz “relato”-.
(13). H. J. Auel. “El pensamiento estratégico militar en el siglo XXI”. Octubre/Noviembre de 2017. www.ieeba.org
(14). H. J. Auel. “Cultura y Civilización – La Guerra: continuidad y cambio”. Diciembre de 2001”. www.ieeba.org
(15). J. Corrado. “Las Guerras de la Tercera Especie en las Américas, en el ámbito de la Guerra Mundial Antiterrorista”. Octubre de 2002. www.ieeba.org
(16). H. J. Auel. “La política de DDHH, el muro más alto a superar por el actual gobierno”. 22 de Junio de 2016. www.ieeba.org
(17). H. J. Auel. “Política de DDHH Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 de Agosto de 2017. www.ieeba.org
18). J. Corrado. “Las Guerras de la Tercera Especie en las Américas, en el ámbito de la Guerra Mundial Antiterrorista”. Octubre de 2002. www.ieeba.org
(19). H. J. Auel. “Arena… ¿o pan rallado?”. Diciembre de 2017. www.ieeba.org
(19). H. J. Auel. “¿Habrá reformulación de la Seguridad Nacional?”. 01 de Agosto de 2017. www.ieeba.org
(20). H. J. Auel. “Terrorismo Global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Octubre/Noviembre de 2017. www.ieeba.org
(21) F. G. Auel. Tesis de la Licenciatura de Estrategia: “La Argentina y su probabilidad de llegar a la situación de Estado Fallido, como riesgo estratégico en el mediano plazo”. Agosto de 2011. www.ieeba.org
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 4, 2018
ARENA…, ¿O PAN RALLADO?
Por el General HERIBERTO JUSTO AUEL.
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
La violencia organizada.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
La “confusión” de los pensadores y dirigentes.
Nuestra querida Patria Argentina aun somatiza, en el 2017 sus posguerras, que corresponden a las guerras que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, ambas hijas -por su tipología aun no asumida por los argentinos- de la presencia en el mundo de los arsenales QBN, desde 1947.
¿Por qué los efectos psico-sociales de esas guerras -vividas como verdaderos y sorpresivos dramas- se prolongan hasta hoy, durante tan largo tiempo, a pesar de los acelerados procesos de cambios que caracterizan a la presente etapa de la civilización humana? (1) (2) y (3).
Es probable que una de las razones que explica al fenómeno esté en aquella conocida frase del Grl Mac Arthur, que encabeza a éste trabajo: “En la guerra no hay sustituto para la victoria”. Podríamos concluir, consecuentemente, que lo que realmente somatizamos son las derrotas estratégicas sufridas, ambas actualmente incardinadas y en plena explotación por nuestros enemigos de ayer, hoy aliados -a través de sus vicarios-, en una nueva circunstancia histórica (4).
La “confusión” de nuestros pensadores y dirigentes, que aun continúa y se prolonga -sin indicios de un final- se explicada por la segunda frase del quien fuera el Supremo Comandante del Pacífico Sur: “Uno no puede librar una guerra en la actualidad -1943– sin el apoyo de la opinión pública, que es tremendamente moldeada por la prensa y otras formas de propaganda”. Esa ha sido y es la razón del eje del “relato”, que nos impidió comprender y superar nuestras crisis de posguerra y que nos puso al borde del abismo, hasta el 10 Dic 15(1).
¿Arena…, o pan rallado?. No existe en la Historia Militar Universal un solo caso que nos muestre la ausencia de una reacción social positiva, frente a una derrota en la guerra. Allí están a la mano los ejemplos de Alemania y Japón, después de la IIGM. ¿Qué nos ha ocurrido para volver a ser -otra vez- una excepción en el mundo?. Nada de lo aprendido en los dramas de esas guerras fue políticamente asimilado y aplicado. Nada. Estamos repitiendo todos los errores del pasado. ¿Hubo mera “confusión” o hubo “traidores a la Patria”, desde 1983? (2) (3) (4) y (5).
En los días que corren la Justicia descubre a estos últimos, luego del asesinato de un fiscal que investigaba un hecho de terrorismo, de un “desaparecido” en el Río Chubut, de la pérdida de un submerino y de una víctima de la “represión del Estado” en Villa Mascardi. La sentencia de Cicerón vuelve a recordarse, luego de un paréntesis de treinta y cuatro largos y penosos años: “Cuando la Patria está en peligro, Dios es invocado y el soldado convocado; cuando el peligro cesa, Dios es olvidado y el soldado juzgado” (6) y (7).
Algunos periodistas y políticos, conmovidos por los acontecimientos citados, caen en la cuenta que la Argentina está en plena indefensión, sin presupuesto y con sus FFAA humilladas y…como “la Patria está en peligro” (8) (9) y (10), ¿¡no habría que volver a pensar en la necesidad de tener FFAA?!.
Decíamos en Feb 14, en un ensayo titulado “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos” (11): “La guerra evoluciona con la civilización humana -que en las últimas décadas ha acelerado notablemente su ritmo- sin perder por ello su esencia. Se inscriben en ella todas las formas de la violencia organizada. Es un hecho político y es la Política la que señala su “para qué”. Lo que dijera Mao ha tomado -a lo largo de éste tiempo- cada vez mayor entidad: ´la guerra es política con derramamiento de sangre y la política es guerra sin derramamiento de sangre´. La guerra es gestión política a través de alguna variante de fuerza. Cuando se la analiza sin considerar esta cualidad, el análisis es por lo menos incompleto”.
La violencia organizada.
Ha reaparecido la “violencia organizada” en el Comahue y en las grandes ciudades. El discurso de los agresores centrales, es el de los ’70 pero, llamativamente, hasta ahora no ha habido quien los relacione. Seguimos viendo lo superficial y no las esencias. Seguimos mirando la punta del botín y no la cancha entera. Algunos actores cambiaron, los modos son distintos, los procedimientos también (8), (12) y (13). Sin embargo, el núcleo y los objetivos son los mismos. Sería imprescindible que los responsables del área de la Seguridad Nacional fijaran su atención en la metamorfosis en curso en la zona de la Orinoquia (12), antes de adentrarse en los detalles de las orillas del Río Chubut o la cantidad de colectivos que trajeron la barbarie a la Plaza de los Dos Congresos.
En estos días algunas voces preguntan ¿para qué sirven las FFAA?. Las muertes en el Comahue, la pérdida de un submarino o el riesgo de desabastecimiento de las Bases Antárticas hacen pensar que algún atraso hay en el sistema de Seguridad Nacional y por lo tanto es necesario “re-estructurar el sistema defensivo”.
Ello nos lleva -como institución- a la obligación perentoria de encender las alarmas rojas. Por ello ya le hemos solicitado una audiencia al Sr Ministro de Defensa Nacional. ¿Cómo vamos a “re-estructurar” la Defensa Nacional sin planeamiento estratégico? La legislación actual prohíbe prever los riesgos y amenazas estratégicas reales -dentro de nuestros límites- que ensombrecen nuestro futuro inmediato. ¿Alguien está pensando que con la eliminación del Decreto reglamentario de la Ley de Defensa ese obstáculo está salvado? Craso error.
Sería conveniente que relean las leyes vigentes y recuerden que la guerra, las actuales, siguen siendo “lúdicas y agonales”, a pesar de su acelerada transformación. ¿O hay quienes quieren enfrentar la nueva amenaza volviendo a improvisar? Entonces sepamos que acunamos, ingenuamente, una nueva derrota estratégica, a pesar de las durísimo experiencias recientes.
Restablecer una legislación de Seguridad Nacional relacionada con la real situación que atravesamos, exige dos cosas: 1. Decirnos la verdad y, 2. Reemplazar la Política de Derechos Humanos por una Política de Defensa realista, innovadora y posible. Es decir: volver a la racionalidad, pero esta vez con eficiencia.
¿Cuál es el horizonte de nuestras FFAA?
Las experiencias recientes permitirían a las FFAA argentinas ponerse nuevamente los “pantalones largos”. Debemos pensar y obrar pisando nuestro suelo. La mochila está cargada de experiencias propias, durísimas y recientes. El código a seguir está en la doctrina a adoptar y la doctrina está en el plan estratégico a concebir, desde una total ausencia de alistamientos. Tendríamos que realizar un salto de garrocha responsable, si despertamos en tiempo.
Las teorías estratégicas en acto en el 2017 son de conocimiento universal y nos facilitarán concebir -si existiere una decisión política- las organizaciones, los instrumentos y el personal adiestrado para la acción. Para lograrlo, nuestra situación actual nos indica aspectos desfavorables y otros favorables, sabiendo de antemano que siempre habrá oposición a la innovación.
Sin planificación estratégica no habrá noción de actitud -ofensiva o defensiva- ni prioridad para las aptitudes. Cuando más se aproxime la doctrina a la clave de nuestra propia situación, mayor será la adaptación de las FFAA para atender y entender a los objetivos y misiones a cumplir.
Las FFAA del orbe que están actuando permanentemente son las que más aprenden. Acumulan experiencias y evolucionan. Cuando hay lucidez, mientras combaten ya se están preparando para la próxima guerra. Ese conocimiento será de gran apoyo para nuestro singular planeamiento estratégico. No hay lugar para la “copia”. Deberíamos considerar a nuestra exclusiva realidad iberoamericana, en evolución, a las limitaciones presupuestarias del país, al tiempo de incorporación de los soldados para adquirir destrezas o el nivel de bajas que acepta una fuerza “profesional”. El tono moral de nuestra sociedad sería un aspecto importantísimo a considerar.
Tengamos en cuenta que en Occidente, desde la Guerra de Corea -1950/53-, no han existido mayores enfrentamientos entre Estados que permitan determinar capacidades militares. Las experiencias bélicas han sido muy variadas en los últimos tiempos y han ocurrido en lapsos muy cortos. Las capacidades para el combate de alta intensidad, están en descenso. Occidente se especializó en operaciones de estabilización de países del tercer mundo, como lo hicimos nosotros por imitación, con total descuido de nuestra propia situación interna.
Los efectos de nuestras derrotas estratégicas se reflejan muy bien en el éxito de nuestros enemigos -internos y externos-, que lograron el desarme unilateral y la ausencia del planeamiento estratégico frente a los verdaderos riesgos y amenazas que padecemos desde 1985. Y ello cuando la totalidad de las guerras en acto, en el mundo, SON INTERNAS.
Hubo un acuerdo político, producto del “entrismo de izquierda” en los partidos tradicionales, para eliminar a las Instituciones Militares del escenario nacional. Se judicializaron las guerras recientes, se privó de presupuesto a la Seguridad Nacional y se humilló a las FFAA, de Seguridad y Policiales a través de la comunicación del propio Estado. Más de treinta años de acción psicológica negativa y de enseñanzas escolares “progresistas”, ¿cómo se remueven hoy, ante las necesidades que exige la proximidad de las presentes amenazas?
Por el momento, la “ocupación” de amplias extensiones de nuestro territorio por elementos “extraños”, más de setenta ataques “revolucionarios” -en breve lapso- con tácticas “terroristas” para “despejar” aun más los vacíos espacios patagónicos -en tres provincias- del Comahue, tienen tratamiento de seguridad pública, a pesar de la declaratoria del “ocupante” -agresor violento- que reclama soberanía y opera bajo conducción externa, como lo ha comprobado el Fiscal General de Neuquén, José Gerez, que acusó a la RAM de tener vínculos con las FARC (12), por contar con los documentos probatorios (14).
El Estado está cumpliendo con la legislación vigente, que pone el caso en manos policiales y judiciales y le niega jurisdicción al planeamiento estratégico, con una lógica perversa, propia del resentimiento ideológico del terrorismo setentista que diseñó y aprobó estas leyes. Pero, allí sigue firme la “Política de Derechos Humanos”, como Política de Estado.
Estamos en presencia, nuevamente, de la actitud que asumió el Estado Nacional desde 1959 hasta 1974. Luego improvisó, histéricamente, con las consecuencias que aun soportamos. ¿A rena…¿o pan rallado?. ¿De qué naturaleza es la situación en desarrollo en la Patagonia argentina y chilena?. Si existe una agresión violenta y apátrida, que reclama soberanía sobre parte del propio territorio, que lo ocupa sin reconocer al Estado Argentino y se impone ante la Justicia y la policía, paralizándolos, deberíamos preguntarnos: ¿qué más necesitamos para entender que estamos en presencia de una agresión estratégica-revolucionaria?.
Si las pancartas y estribillos de algunos grupos izquierdistas que irrumpen diariamente en la CABA reclaman por la libertad del jefe de la RAM, o para que aparezca el desaparecido que no desapareció ¿no podríamos concluir que enfrentamos a una organización bajo comando único externo y con un objetivo común, actuando en todo el país? ¿O estamos creyendo que un fiscal o un juez de una remota localidad patagónica o de la CABA solucionarán una “agresión revolucionaria” modelo 2017?
La respuesta es clara: el Estado retiene vigente la política de derechos humanos -como lo demuestra la reciente presentación del Plan Avruj-, no existe política de seguridad nacional y gran parte de la dirigencia política carece del coraje y los conocimientos necesarios para enfrentar esta cruda realidad estratégica presente.
La guerra sigue siendo un hecho socio-político de naturaleza violenta, interactiva y cambiante, cabalgando sobre la evolución acelerada de la civilización, influida por la legalidad internacional y nacional, las diferencias culturales y sus derivaciones políticas, militares y sociales. Ya nos hemos alejado del modelo napoleónico-industrial y el ingreso a la etapa posindustrial nos muestra tendencias disruptivas. Los argentinos ya lo hemos vivido y sufrido -desde sus comienzos- y parece imposible no haberlo comprendido aun, repitiendo errores.
La legislación actual prevé solo la guerra con otros Estados y con sus fuerzas regulares, pero hace muchas décadas que la agresión proviene desde organizaciones no estatales. El proceso revolucionario iberoamericano -que hipócritamente se oculta- ha mutado de forma, pero sigue siendo el mismo. Su núcleo impulsor, también.
La maniobra ofensiva principal pareciera desplazarse -en la actualidad- a una de las variadas ramas inauguradas por el proceso revolucionario en los ’90: el indigenismo radical, que encontró en el Quinto Centenario del Descubrimiento de América un punto de partida y legitimación, con apoyo de intelectuales y clérigos neo marxistas. La localización periférica de su organización y ejercitación, se mantuvo fuera de la atención pública en la Argentina, hasta el momento en que ejecutan la operación pre-electoral del “desaparecido”. Es cuando nos enteramos por la prensa que llevaban años de acción y ejercitación en ambos lados de la Cordillera (12), con la sigilosa protección de Justicia Legitima en nuestro país.
Las tribus urbanas, desde lesbianas a piqueteros, constituyen las maniobras subsidiarias, con un objetivo en el corto plazo: la “resistencia” en todos los frentes. Desgastar al poder e impedir la gobernabilidad (13) y (14).
Las teorías estratégicas mundiales que pueden ayudarnos al momento de pensar en la propia doctrina –si nos decidiéramos salir del actual vacío conceptual- origen de la actual indefensión e inseguridad, serán enumeradas muy sintéticamente, limitándonos a las principales. Son las siguientes:
Guerras de Tercera y Cuarta Generación: El término se originó en 1989 cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, titularon a un ensayo “El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación”. Ese año, el documento se publicó simultáneamente en la edición de octubre de Military Review y de la Marine Corps Gazette. La propuesta está relacionada con la guerra asimétrica y la guerra contraterrorista.
Guerras de Cuarta Generación: La formularon Van Creveld y Thomas Hammes en 1994, planteando los modos no convencionales de la guerra. Identifican principalmente la acción psicológica y la infiltración en las retaguardias enemigas (15). A esa altura, la Argentina llevaba décadas de agresión de éste tipo.
Guerras de Quinta Generación: Ray Alderman las define por su alcance y su desarrollo sin contacto y silenciosamente, en el 2017 (16).
Guerras de Sexta y Séptima Generación: Niño González las conceptualiza en el 2017, dándole a las guerras en curso en el mundo una dimensión de degradación de las violencias multifacéticas, a las que el Estado Occidental responde tardía y erráticamente ante las nuevas amenazas y riesgos a la Seguridad Nacional e Internacional. Concluye que el terrorismo exige un reordenamiento de la Seguridad (17).
Las Guerras Irrestrictas: Concepto revolucionario concebido por dos Coroneles del Ejército Popular Chino -Quiao Liang y Wang Xiangsui- en 1999, en su libro “Unrestricted Warfare”. En esta obra los autores señalan que ante la disminución de la violencia militar, aumenta la violencia política, económica y tecnológica. Señalan la importancia que alcanzan la desinformación -el relato- y el control de áreas sensibles del poder bajo influencia de la globalización y de la dependencia tecnológica. Vale la pena reproducir cómo conciben los “ataques integrados”:
“Guerra cultural, controlando o influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria. Guerra de las drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales. Guerra económica, empleando la dependencia de la ayuda financiera para controlar al adversario. Guerra ambiental, destruyendo los recursos ambientales a la nación adversaria. Guerra financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores. Guerra de leyes internacionales, subvirtiendo o dominando las políticas de las Organizaciones Internacionales o multinacionales. Guerra mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros. Guerra de Internet, mediante el dominio o destrucción de sistemas informáticos transnacionales. Guerra psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria. Guerra de recursos, controlando el acceso a los escasos recursos naturales o manipulando su valor en el mercado. Guerra de contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales. Guerra tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares. Terrorismo” (1).
La Teoría Gerasimov: Es muy probable que la teoría más difundida e influyente en los últimos años, provenga del Jefe del Estado Mayor para la Defensa de Rusia, Grl Valery Gerasimov (18). Señala los casos de la intervención en Libia del 2011, las revueltas árabes o la Revolución de Colores o la invasión de Iraq del 2003 como muestras de la forma de operar de Occidente. Señala a las capacidades no militares como principales para la obtención del objetivo, en una relación de 4 a 1. Destaca la creciente tendencia al empleo de sistemas de armas con control remoto y a la robotización del campo de combate. Sin duda, la caracterización principal que destaca es la de ganar la supremacía en el campo de la información y en la comunicación estratégica. Subraya el carácter híbrido de las acciones de guerra, lo que dificulta la identificación de una agresión. La frontera entre la guerra y la paz están difuminadas. Rusia ha logrado en Georgia, Ucrania o en Siria, sincronizar las operaciones militares con las acciones de la comunicación, llegando a socavar la soberanía de un país, sin ocupar su territorio.
Las “observaciones” de McMaster. El actual Consejero de Seguridad Nacional de EEUU citaba en el The New York Times (19) tres normas para evitar una comprensión errónea de la naturaleza de las guerras en acto: 1. Su carácter político, que debe ser coordinado con las restantes acciones del Estado para alcanzar el objetivo impuesto. 2. Considerar su dimensión humana, pues se sigue persiguiendo “la honra, el temor y el provecho”. 3. La conjunción de las dos anteriores: su carácter lúdico, pues se trata de voluntades inteligentes en oposición, que la hace impredecible. Concluye que no debe confundirse al éxito de las tecnologías en el combate, con la existencia de una estrategia en la batalla.
Por último, no queremos cerrar estas síntesis que nos sirven de antecedentes y apoyos a nuestro pensar, sin citar a Eugeny Messner -1891-1974-, Cnl ruso blanco, que falleció en Buenos Aires y anticipó, en sus estudios teóricos durante la guerra fría, muchos conceptos que hoy encontramos en los estrategas teóricos más recientes y que hemos citado más arriba.
El acceso a las nuevas tecnologías por parte de actores no estatales, con el condimento de los fundamentalismos radicales de tipo social, político o religioso, están mostrando los fracasos de la disuasión en la posguerra fría. Las guerras asimétricas tienen la capacidad de lograr efectos estratégicos con acciones tácticas de baja escala, como lo estamos comprobando algunos argentinos en el 2017, a pesar de que lo sabíamos desde los ’80. Pensar en términos de Paz o Guerra, ya no tiene mayor sentido. Ha surgido la “zona gris”, pues se ha diluido la dicotomía entre ambos estados. Surge la idea de lo híbrido. Desde el punto de vista jurídico ello retiene su importancia, pues muestra una gran debilidad/vulnerabilidad de los Estados, pero ha perdido importancia con respecto de los resultados estratégicos, pues los objetivos pueden ser alcanzados a través de otros instrumentos y sus respectivas tácticas. Es lo que nos está sucediendo.
Ha desaparecido el “teatro de operaciones militares”. La totalidad del territorio nacional es el campo de batalla, pero específicamente lo es la población civil. Del dominio físico de la geografía, el resultado estratégico se ha desplazado al dominio psicológico de la sociedad. Ello es lo que da una enorme importancia a la comunicación social. Lo hemos visto en los días en que el Congreso Nacional votaba una nueva norma previsional. El opinólogo televisivo de turno comentaba acerca del “cerco que ejercía la Gendarmería sobre los legisladores”, cuando el cerco lo realizaban los revolucionarios anarquistas, que enfrentaban las empalizadas que defendía la Gendarmería. Para el elemental periodista, el agresor era la Gendarmería. Quizás provoca más daño al país, que el piquetero.
Por lo tanto, estos nuevos conflictos no se resuelven exclusivamente con el dominio de los espacios llaves del territorio, sino con la conquista del espíritu de la ciudadanía. Éstos “periodistas” ¿están confundidos?, ¿se equivocan? O, ¿para quién juegan?. ¿Son infiltrados? ¿Tienen conciencia que el motivo del caos no es la reforma de una ley?. Hemos dicho con anterioridad y reiteradamente, que la “pseudo-revolución en retirada” actuaría como una “bestia herida” (11) y (13). Es muy probable que los responsables de la seguridad tengan una lectura totalmente distinta de los hechos de violencia creciente. Sabemos que no hay “doctrina estratégica” y estamos tomando conciencia -a través de sus acciones- que los responsables de la Seguridad Nacional carecen de las nociones polemológicas más elementales.
La Argentina vive diariamente graves hechos de Inseguridad Nacional. Nuestra dirigencia confunde “seguridad pública” con “seguridad estratégica”. En todo el orbe se trabaja intensamente para actualizar doctrinas, organizaciones, sistemas de armas y actitudes sociales, mientras aquí se sacrifica a los uniformados, desarmados frente a la locura revolucionaria, bajo cualquier excusa. Las víctimas siguen siendo los agresores, no los agredidos.
Entre nosotros, la actualización será muy difícil. Los hechos cada vez más graves están impulsando la necesidad de una transformación estructural de la Seguridad Nacional. Pero no es igual en el ámbito de las convicciones ni de los conocimientos específicos, que no aparecen. Hay trascendidos, rumores y algunas declaraciones desde el gobierno, que “se está trabajando en ello”. Sin embargo, todo nos lleva a pensar que la motivación del “cambio” es solo originado por exigencias presupuestarias.
Nuestro Instituto de Estudios Estratégicos de Buenos Aires desde su creación, luego de la Guerra del Atlántico Sur, viene bregando y proponiendo superar la angustiosa situación de la Seguridad Nacional. Entendemos que ya no podemos demorar un solo minuto más, sin correr el riesgo de graves problemas violentos que nos llevarán a la disgregación. Nuestra propuesta está desarrollada como plan esquemático básico y éste se actualiza, periódicamente. Además de considerar las teorías internacionales, hemos diseñado una doctrina estratégica, nuevas organizaciones, nuevos sistemas y despliegues. Estamos soportando conflictos internacionalizados y complejos y necesitamos audacia e idoneidad para superarlos con éxito.
El punto de partida para conducir esta operación exige eliminar dos ministerios y crear uno nuevo, el de la Seguridad Nacional, con dos Secretarias, la de Defensa Nacional y la de Seguridad Pública, mientras se negocia el Tratado de Seguridad Colectiva y Defensa Común con el vecindario afín a la posición que adoptó la Argentina el 10 Dic 15, como vanguardia contra-revolucionaria. Brasil, Chile y Perú deberían ser los primeros invitados por Buenos Aires para desarrollar una alianza eminentemente política, como lo es la que corresponde a la Seguridad Regional, frente al neo-marxismo del Foro de San Pablo.
CITAS:
(1) H. J. Auel. “Política de Defensa o Estado de Indefensión Legal”. Investigación. Jul 01. www.ieeba.com.ar
(2) H. J. Auel. “La Guerra en la Civilización del Conocimiento”. Investigación. Ene 02. www.ieeba.com.ar
(3) H. J. Auel. “La Guerra en el Siglo XXI”. Jul 02. Investigación. www.ieeba.com.ar
(4) H. J. Auel. “El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak” – Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.com.ar
(5) E. de Vergara. “Los Conflictos en Ibero América”. Investigación. Feb 06. www.ieeba.com.ar
(6) H. Dieterich. “Cumbre Sudamericana: nace vanguardia criolla y crece subversión oligárquica”. 10 Dic 06. www.rebelion.org
(7) H. J. Auel. “La Argentina Encapsulada”. 28 Mar 03. Investigación. www.ieeba.com.ar
(8) H. J. Auel. “Sr. Cte J FFAA: llegó la hora de pintar la carta”. Feb 17. www.ieeba.com.ar
(9) H. J. Auel. “Política de Derechos Humanos Vs. Política de Seguridad Nacional”. 01 Ago 17. www.ieeba.com.ar
(10) H. J. Auel. “Terrorismo global y terrorismo doméstico en el siglo XXI”. Oct/Nov 17. www.ieeba.com.ar
(11) H. J. Auel. “Confusión, ignorancia o propósitos ocultos”. Feb 14. www.ieeba.com.ar
(12) H. J. Auel. “Las FARC-EP, actual pivote del antiguo proceso revolucionario iberoamericano”. 05 Sep 17. www.ieeba.com.ar
(13) H. J. Auel. “Terrorismo Global y Terrorismo Doméstico en el siglo XXI”. Oct-Nov 17. www.ieeba.com.ar
(14) Infobae. “Hallaron documentación que vincula al RAM con grupos guerrilleros de otros países sudamericanos”. 22 Nov 17. www.infobae.com
(15) M. Van Creveld. “La transformación de la guerra”. 1994. www.bibliotecapleyades.com
(16) C. A. Niño González. “La Séptima Generación de la Guerra”. 2017. Ed. USTA. Bogotá. Colombia.
(17) Q. Liang y W Xiangsui. “Unrestricted Warfare”. 1999. PLA Literature and Arts Publishing House.
(18) S. Morales Morales. “El futuro de la naturaleza de los conflictos armados”. 23 Nov 17. www.ieee.es
(19) H. R. Mc Master. “The Pipe Dream of Easy War”. The New York Times. Jul 13.