“El que no quiera vivir sino entre justos, que viva en el desierto”.
Séneca
Voy a decirlo claro: la utilización política de la desaparición de Santiago Maldonado anuncia, mal que nos pese como sociedad, una inevitable tragedia. Sólo el Gobierno se beneficiaría con su aparición con vida, ya que todos los demás actores, principales y secundarios, de este drama lo necesitan ausente para siempre o, lisa y llanamente, muerto.
La hipocresía y la necesidad política llevan a estos últimos a reclamar, permanentemente y en cualquier ámbito, la aparición con vida de este joven, pero el costo que pagarían Cristina Elisabet Fernández y la Unidad Ciudadana, Horacio Perro Verbitsky y el CELS, Adolfo Pérez Esquivel y su inexplicable Premio Nobel de la Paz, Hebe de Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, H.I.J.O.S, Facundo Jones Huala (¿Jones Wallace?) y su falsa RAM, Quebracho y tantos otros subversivos si llegara a encontrarse ileso al tatuador sería inmenso. Son demasiados quienes resultarían perjudicados, y tan carentes de límites morales, que resulta imposible imaginar siquiera un final feliz.
A la luz del párrafo anterior, desde mi punto de vista indiscutible, el reclamo y el escándalo construido alrededor del caso suenan, literalmente, repugnantes. ¿De qué se disfrazarían todos los nombrados y los idiotas útiles que siempre los acompañan si un buen día se lo encontrara?, ¿se refugiarían en el silencio, sin pedir siquiera disculpas, como hicieron cuando quedó demostrado que los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble no eran hijos de desaparecidos, después de años de canalla persecución física y moral encabezada nada menos que por la propia ex Presidente?
Después del fallido intento de utilizar a la economía y al inexistente ajuste como motores de la campaña electoral, la intención de utilizar el tema Maldonado (de por sí, indiscutiblemente preocupante), como ariete para voltear sucesivamente a la Gendarmería (blanco especial por su rol esencial en las pericias por el asesinato de Alberto Nisman, amén de brazo armado del Estado), a la Ministro de Seguridad y, por elevación, al propio Presidente de la República, se ha revelado como un idéntico fracaso.
Todo el escándalo que han armado hasta ahora, incluyendo el embarrado de la investigación con la implantación de testigos y documentos falsos, no sólo no ha disminuido un ápice la intención de voto a Cambiemos en las próximas legislativas sino que, por el contrario, ésta se ha incrementado y, salvo que ocurra algo extraordinario, convertirá a la ex Presidente en la renovada “mariscala” de la derrota en el territorio más peronista del país.
El jueves la ex Presidente concedió a Infobae, representada por Luis Novaresio, la primera entrevista a un medio hostil desde que asumió en 2011. Pese a que el periodista se comportó con –para mi gusto- demasiado buenos modales, la noble viuda demostró que conserva en plenitud sus reconocidas virtudes histriónicas, aplaudidas hasta por Francis Ford que la calificó como una soberbia actriz pero, sobre todo, su enorme cinismo. Cada vez que recibió una pregunta que hubiera podido complicarla, hizo una “verónica” taurina y pidió hablar del presente y no del pasado. Huyó hacia adelante comparándose con Mauricio Macri y la corrupción que, según dijo, lo rodea; no reconoció ninguno de la pléyade de males con los cuales arrasó el país hasta los cimientos y negó firmemente su responsabilidad en cada uno de los innumerables latrocinios cometidos.
Dada la obvia y contemporánea aceleración que han impuesto, con su finísimo olfato, los jueces federales a los procesos por corrupción que afectan a Cristina Kirchner, sus hijos, sus ministros y sus cómplices y testaferros de toda laya, es dable suponer que los conflictos violentos, en las calles y en el sur, se incrementarán en similar medida, por lo cual veremos escenarios complicados en la materia hasta, al menos, el 22 de octubre; el narcotráfico, preocupado por la exitosa campaña en su contra que encabeza Patricia Bullrich, se ocupará de la financiación. Algo de eso ya se percibe en las numerosas amenazas de bombas e injustificadas y crecientes tomas de escuelas en la ciudad de Buenos Aires por alumnos k-ideologizados, bancados por padres imbéciles y maestros politizados.
En la materia, debemos reconocer que somos un país rarísimo y absurdo, donde todo está subvertido; es más, creo que estamos todos locos. Valgan como ejemplos dos sucesos de esta misma semana: los sindicatos vinculados con la navegación aérea hicieron una huelga salvaje para frenar el ingreso de nuevos y más baratos operadores a ese mercado, pese a que han asumido el compromiso de crear miles de puestos de trabajo; y, como dije, los estudiantes, que debieran aspirar a una rápida salida laboral, ocuparon colegios para rechazar la posibilidad de realizar, durante el último año del ciclo secundario, pasantías en empresas y organismos públicos de la especialidad que han elegido, arguyendo que se transformarían en mano de obra esclava.
El seguro ingreso de la noble viuda al Senado, aún cuando para el 10 de diciembre acumule más procesamientos –recuerde el reciente y favorable fallo de la Corte en relación con el caso de Carlos Menem, afectado de idéntica incapacidad moral- continuará actuando como revulsivo al interior del PJ, pero será obligada a conformar un bloque separado por la Unidad Ciudadana, que no tiene nada que ver con el tradicional movimiento.
Se habrá quedado, entonces, sin su decisiva influencia sobre la voluntad de los gobernadores feudales que, hasta ahora, le han guardado fidelidad; me refiero a las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, La Pampa, Santa Cruz, San Luis y San Juan, en muchas de las cuales, además, el kirchnerismo perderá en octubre por amplio margen. El peronismo sabe mucho de la importancia de la “caja”, disciplinadora tradicional de la política, y esta se encuentra hoy en manos de Cambiemos, por lo cual es presumible que se sienta inclinado a negociar su apoyo a las leyes que el Gobierno necesita.
La señora enfrenta ya la causa más complicada, que la vincula al encubrimiento del terrorismo que voló la sede de la AMIA, y que fuera anunciada por el Fiscal Alberto Nisman, asesinado antes de poder explicarla ante el Congreso; en ella, la acusación pretende que sea procesada por un delito de lesa humanidad y, si lo consigue, transformará el tema en imprescriptible. Por lo demás, en los próximos días será elevada a juicio oral la megacausa unificada por el direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz a Lázaro Báez y los retornos que pagaron a su familia ese testaferro y otros socios, como Cristóbal López, donde se ha probado la asociación ilícita que encabezaban don Néstor y, luego, Cristina misma.
Y tiene otras preocupaciones adicionales porque, mientras ella y su hijo Máximo se encontrarán amparados por los fueros parlamentarios que les evitarán la detención, no ocurrirá lo mismo en el caso de su hija Florencia, acusada ya de la comisión de una larga lista de delitos gravísimos y no excarcelables; y siempre estará pendiente la espada de Damocles de los “arrepentidos”, dispuestos a negociar la reducción de su pena complicando a sus superiores en la organización corrupta. Finalmente, le ha llegado la hora de pagar por el gigantesco daño producido, a costa de la vida de tantos argentinos, con el sólo objeto de enriquecerse sin tasa.
un auténtico laboratorio de ilusionismo político”.
Alain Rouquié
Más allá de la presencia de los violentos grupos anarquistas en cada ocasión en que se reúnen los líderes mundiales en algún lugar del planeta, nuestro subcontinente está asistiendo, y mirándolo por televisión, a la puesta en marcha de las políticas recomendadas por el Foro de San Pablo para subvertir todas las instituciones nacionales y llevar a nuestros países a transformarse en los paraísos imaginados por la izquierda universal.
En los 70’s, se intentó conquistar el poder a través de organizaciones terroristas que bañaron en sangre a Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Chile y, por supuesto, Argentina. Las sucesivas derrotas militares, que las sumieron en el asombro por la falta de acompañamiento social a sus mesiánicos proyectos, llevaron a sus ideólogos a recurrir a las enseñanzas de tipos tales como Antonio Gramsci y Ernesto Laclau, que tanto escribieron sobre métodos más intelectuales para alcanzar esos objetivos.
Hoy, con esos libros en la mano, y en la mochila la necesidad de salvar de la cárcel a varios de sus líderes nacionales, populistas y ladrones -léase Cristina Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva, etc.-, esas mismas izquierdas intentan acabar con todas aquellas instituciones que puedan poner en peligro el plan general de destrucción que llevan adelante.
Han tenido mucho éxito en Venezuela, ya una dictadura de partido único, un país riquísimo al cual han llevado a la inanición mediante la corrupción masiva y la asociación con el narcotráfico y el terrorismo de sus más altas esferas militares y políticas. Resulta allí explicable, toda vez que el petróleo que Nicolás Maduro regala todos los días -pese al hambre que azota a su población- a Cuba evita que la gerontocracia asesina de la isla se vea obligada a confesar el fracaso de su histórica política marxista.
En algunos de nuestros países, sin duda por obra y gracia de la cobardía de sus comandantes de entonces y la complicidad de sociedades anómicas e hipócritas, han logrado estigmatizar a las fuerzas armadas y de seguridad, poniendo en tela de juicio cada actuación, aún cuando ésta obedeciera a órdenes legales o judiciales. La estupidez generalizada de los políticos ha permitido, además, que los organismos de derechos humanos regionales fueran copados y cooptados por los miembros más conspicuos de ese proceso revulsivo, lo cual garantiza la inmediata condena a cualquier procedimiento penal que involucre a alguno de sus líderes, como Milagro Sala.
En la Argentina ese peligro se ha agudizado hasta el extremo, y Cristina Elisabet Fernández contempla aterrada no sólo la altísima probabilidad de perder las elecciones de octubre, sino el espejo latinoamericano, que le devuelve las imágenes de Ollanta Humala preso en Perú, de Lula y Dilma Rousseff en riesgo de cárcel en Brasil, de Jorge Glas Espinel suspendido como Vicepresidente de Ecuador, de Raúl Sendic investigado en Uruguay, lo mismo que Juan Manuel Santos en Colombia.
La manifiesta aceleración de las causas por corrupción y por encubrimiento del terrorismo (la denuncia del asesinado Alberto Nisman, impulsada por el Fiscal Gerardo Pollicita) que jaquean a la ex Presidente y a su entorno familiar y político, y el contundente éxito que ha tenido la lucha contra el narcotráfico -que tanto se expandiera por su criminal asociación con el régimen kirchnerista- de la actual administración, ha provocado una violenta reacción de las fuerzas que se oponen al cambio que pretende la sociedad, tal como lo expresara en las urnas. Para lograr sus objetivos de impunidad, les resulta necesario terminar con todas las instituciones.
Ahora, con el ariete de la desaparición de Santiago Maldonado, a quien los asesinos incendiarios de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) identifican como miembro de esa organización terrorista, embisten contra la Gendarmería Nacional y el resto de las fuerzas de seguridad federales, últimas defensas del Estado democrático contra quienes quieren destruirlo, como medio para ir luego por las cabezas de la Ministro de Seguridad y avanzar con el “club del helicóptero” en el que pretenden embarcar a Mauricio Macri, el ¿dictador? a quien sindican como causante de todos sus males.
Para lograrlo, suman sus esfuerzos la izquierda trotskista, el anarquismo trasnochado, la subversión de ese inventado pueblo originario, algunos capitostes sindicales envueltos en negocios turbios, Horacio Verbitsky y el CELS, Hebe Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, La Cámpora e H.I.J.O.S., Alejandra ¡Giles! Carbó y su escudo de fiscales militantes, los jueces de ¿Justicia Legítima?, los medios de prensa que aún pertenecen a enriquecidos compañeros de ruta (Página12, C5N, las radios Rebelde y 10), pseudo periodistas (Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro, Gustavo Gato Silvestre), el Grupo de Curas de la Opción por los Pobres y tantos otros, amén de honestísimos gobernadores (como Gildo Insfrán) e intendentes del Conurbano, los policías provinciales desplazados por corrupción, funcionarios kirchneristas aún enquistados como quintacolumnistas en la administración y, por supuesto, los narcotraficantes que, además, contribuyen financieramente a las acciones callejeras.
Por supuesto, su cinismo hace que ninguno de ellos recuerde ni se haga cargo de las desapariciones (María Cash, Jorge Julio López, Fernando Lario, Luciano Arruga, y otras 74 personas) e innumerables muertes sospechosas (Juan Castro, Raúl Espinosa y Alberto Nisman son sólo ejemplos) o causadas por la desnutrición que la sociedad argentina ha debido soportar durante esa extendida década que defienden a ultranza, ni la violencia empleada por las autoridades contra etnias genuinas, como los Qom de Formosa y Chaco.
Nótese que no hubo condena verbal de alguna de las miserables y estúpidas agrupaciones políticas contra los vándalos que asolaron, una vez más, el centro porteño durante la protesta contra el Gobierno por el caso del tatuador cuyo destino aún se desconoce. Recuerdo que Raúl Sendic, fundador de Tupamaros y padre del actual Vicepresidente uruguayo, sostenía que había que golpear todos los días a la democracia burguesa, hasta que ésta se hartara y reprimiera, con lo cual dejaría ver al fascista que lleva adentro.
El Gobierno está resistiendo responsablemente el embate y, con toda lógica, respaldará a los efectivos de Gendarmería mientras no existan pruebas en su contra, pero es la sociedad entera la que debería reaccionar en igual sentido; a mi modo de ver, no bastará con la mera emisión del voto en octubre para defender la democracia, sino que cada uno de nosotros debería tomar el toro por las astas y denunciar criminalmente las acciones desestabilizadoras de las que tenga conocimiento, para evitar que, estos descastados nos vuelvan a sumir en la irracional violencia mesiánica (o rentada) que tanto nos ha costado como nación.
No podemos permitir que consigan romper lo poco que han dejado en pie de nuestras instituciones republicanas porque, claro, si lo lograran nos quedaríamos sin Estado, y el territorio nacional sería distribuido entre nuestros enemigos de siempre y nuestros vecinos.
“Cuantas veces a un envido con un cuatro dije ¡Quiero!…
y otra vez me fui a baraja teniendo las treinta y tres”
Celedonio Flores.
Léase como se quiera, el domingo pasado Esteban Bullrich y Gladys González, de Cambiemos, casi dos desconocidos, dos “cuatro de copas” en la política de la Provincia de Buenos Aires le ganaron nada menos que al mayor cuco de la Argentina, Cristina Elisabet Fernández quien, acompañada por el terrorista montonero Jorge Taiana, obtuvo menos votos que Daniel Scioli o Anímal Fernández. El escrutinio oficial, que comenzó esta semana, carece de importancia pues se trató sólo de primarias.
A ese resultado de Cambiemos se sumó el triunfo en los bastiones opositores de Córdoba, Entre Ríos, Santa Cruz y San Luis, y el empate en Santa Fe; este dramático hecho que, con absoluta certeza, se consolidará el 24 de octubre en las verdaderas elecciones de medio término, pero permite ya a nuestro país volver a pensar en una agenda de futuro.
Uno de los primeros efectos se percibe en los Tribunales Federales de Comodoro Py, con la llegada de los efluvios de una nueva realidad a la extremadamente sensible nariz de los magistrados. Hasta entonces, muchos habían esperado cobardemente antes de acelerar la marcha de expedientes en los que se investiga la gigantesca corrupción del pasado gobierno, ignorando el masivo reclamo que, en las marchas del 20 de junio y del 3 de agosto, les formuló la sociedad. Pero ahora, con el ladrón de Eduardo Freiler suspendido como miembro de la Cámara Federal y varios más en capilla, la velocidad es otra y nada menos que Julio de Vido irá a juicio oral a partir de septiembre; con este nuevo ritmo, las probabilidades de que recalen en prisión grandes personajes del kirchnerismo durante lo que resta de la campaña electoral se han incrementado exponencialmente.
Espero que se empiece a corregir, también, la situación que afecta a los dos mil presos políticos, ancianos cuyas vidas se extinguen miserablemente en cárceles de todo el país por falta de atención médica y la violación de todas las garantías constitucionales.
Al respecto, mi habitual indignación superó todo lo anterior cuando, el miércoles, le fue concedida la prisión domiciliaria -aún no efectivizada- a Milagro Sala, una mujer que llegó a constituir un estado mafioso dentro del Estado, procesada ahora en muchas causas por corrupción, amenazas, defraudación al Estado, lesiones, usurpación, etc.. Esta “señora” no tiene la edad para acceder a ese beneficio y, además, es obvio que puede poner en riesgo las investigaciones o fugarse, ya que su organización -la Tupac Amaru- continúa siendo poderosa, pero la presión de los organismos de derechos humanos tuertos, incluyendo los internacionales, parece ser demasiada para los maleables integrantes de la Justicia argentina.
Y no pude menos que indignarme porque, el mes pasado, al igual que había sucedido hace poco con el Cnel. Hugo Delmé, de 83 años y con más de cuatrocientos militares, murió en cautiverio el Tte. Coronel Julio César Meroi, imputado en la causa armada en relación con el Operativo Independencia, mediante el cual y bajo un gobierno constitucional, el Ejército combatió para impedir que el ERP declarara un estado independiente; contemporáneamente, falleció su mujer. Tres días después, harta de un Tribunal compuesto por asesinos togados que nunca había siquiera escuchado a su padre, su hija Sandra se suicidó.
A la luz de los dolorosos sucesos de Barcelona, una ciudad entrañable para todos nosotros, resurgió una vieja polémica: la calificación de los terroristas en función de su servicio a la “causa”. En Cataluña, actuaron sin duda los malos, y merecieron la unánime condena social; aquí, sin embargo, como se ve, a quienes intentaron asaltar el poder a sangre y fuego en los 70’s y que dejaron casi veinte mil víctimas civiles nunca reconocidas, se los reivindica como “jóvenes idealistas” y aún hoy se los premia con suculentas indemnizaciones, cargos y canonjías.
Volviendo al título de esta nota, los ítems que debieran componer la agenda del futuro los conocemos todos, pero es necesario enumerarlos para que los políticos de todos los colores los incorporen a las suyas y los transformen en políticas de estado. La conformación que tendrán las cámaras del Congreso a partir de diciembre, en las cuales nadie dispondrá de mayorías propias, obligará a la permanente negociación, una de las bases fundamentales de la democracia. El Frente para la Qué?, mutado ahora en Unión Ciudadana, protagonista de la más cerril y cínica oposición, quedará muy deshilachado y perderá peso, pero el justicialismo más racional, en todas sus formas, ha probado en estos dos años ser capaz de colaborar con la gobernabilidad.
Creo que el primero en la lista de grandes temas tiene que ser la educación en todos sus niveles, en especial el terciario, al cual me he referido en varias notas anteriores con propuestas concretas (vgr: http://egavogadro.blogspot.com.ar/2011/03/estupida-universidad.html). Es absurdo y suicida que sigamos enseñando con métodos del siglo XIX y maestros y profesores del siglo XX en esta época, marcada por la informática, la competitividad y el desarrollo de los servicios como industria; también lo es que el Estado no intervenga para decidir qué carreras universitarias debe privilegiar e incentivar para cubrir las necesidades de un país que pretende reinsertarse en el mundo.
Pero también deben formar parte de las prioridades las reformas tributaria y laboral, la responsabilidad fiscal, el financiamiento de los partidos políticos, la modificación del sistema electoral, el federalismo, la limitación en los mandatos, la división de la Provincia de Buenos Aires, la modificación en los códigos procesales penales, la composición del Consejo de la Magistratura, la introducción del voto para los jueces de menor cuantía y los jefes policiales de las pequeñas comunidades, la lucha contra el narcotráfico, la renovación de las fuerzas armadas y la seguridad de nuestro territorio y sus fronteras, la política migratoria, la responsabilidad penal empresaria, la extinción del dominio en los casos de corrupción.
El Gobierno, que hoy se encuentra en un inmejorable escenario político, debe ponerse al hombro esa agenda, porque ella será la que determine el verdadero cambio que la ciudadanía escogió hace dos años y, como se ve, pretende seguir apoyando y eligiendo. Significa una enorme responsabilidad y un gigantesco desafío para el Presidente Mauricio Macri, la Gobernadora María Eugenia Vidal y todo el equipo que se encuentra en el puente de mando de esta complicada nave que es nuestro impaciente y extraño país. Si consigue enmendar el rumbo de decadencia e insignificancia que hemos mantenido férreamente durante tantas décadas, su éxito será de y para todos, pero también nos pertenecerá el fracaso si no lo logra.
Esa responsabilidad es compartida con todos aquellos a los cuales el trabajo, el ingenio o la mera suerte puso en condiciones de ocupar un lugar preponderante en la sociedad, un rol del cual abdicaron también hace muchos años, cuanto entregaron la administración de nuestro bien más preciado, la propia Argentina, a verdaderos cafres. Ahora es el momento de apostar al futuro, invirtiendo para crear trabajo, para producir y exportar y, con ello, devolver a la sociedad en su conjunto un merecido bienestar.
Espero que Dios recuerde que, alguna vez, fue argentino.
“Si la Justicia existe, tiene que ser para todos. Nadie puede quedar excluido; de lo contrario, ya no sería Justicia”.
Paul Auster
Debo pedirle disculpas porque, el sábado pasado, atribuí la bastarda comparación de los asesinatos de Nicolás Maduro con el desalojo judicial de Pepsi Co. a Jorge Taiana, el terrorista montonero que secunda en la fórmula de precandidatos a senadores a Cristina Elisabet Fernández; en realidad, el autor ese verdadero dislate fue Daniel Filmus, quien encabeza una de las fórmulas kirchneristas en la Ciudad de Buenos Aires.
La noticia de la semana fue la inhibición que la Cámara Nacional Electoral impuso a Carlos Saúl Menem, un corrupto marca cañón que, como tantos otros, pretendía seguir refugiado en el Congreso para evitar cumplir efectivamente, aunque fuera en alguno de sus domicilios, las varias condenas penales -con doble conforme- que pesan en su contra. Aunque mañana el pueblo de La Rioja eligiera mayoritariamente la boleta que llevará impresa su fotografía, los argentinos tendremos un delincuente menos en el Senado. Un comentario aparte merece la conducta del PJ en su conjunto, incluyendo nada menos que al Senador Miguel Angel Pichetto, mostrando un monolítico y vergonzoso respaldo a este impresentable; tal vez, estaban curándose en salud para impedir que, en un previsible futuro, lo mismo pudiera sucederles.
Ya estamos en veda, y han dejado de machacar nuestra paciencia con la propaganda que difundieron los distintos partidos políticos en el espacio que les fuera cedido. No voy a explayarme, muchos ya lo han hecho, sobre el patético cambio que la noble viuda introdujo en su mensaje, indumentaria incluida, pero sí lo haré en relación con la izquierda.
Promesas tales como duplicar los salarios y, a la vez, reducir drásticamente el horario de trabajo, además de congelar las tarifas del transporte y la energía, llaman la atención porque, por supuesto, ninguno de los prohombres de esas corrientes dijo quién y cómo pagarían tales milagros de multiplicación de panes y peces. Tal vez los destinatarios eran los niños que aún creen en que sus regalos los traen los Reyes Magos, ya que eso explicaría por qué la izquierda vernácula, adoradora del chavismo, nunca consigue salir del escuálido porcentaje que obtiene en cada elección.
Pero hay un aspecto de la actividad de estos calamitosos personajes que produce daños permanentes. El mejor ejemplo fue, precisamente, el cierre de la planta fabril que Pepsi Co. tenía en el Conurbano bonaerense; la empresa despidió a su personal (500 operarios), pagando no sólo las indemnizaciones de ley sino duplicando las mismas. Más del 90% de quienes perdieron el trabajo aceptó encantado la gran suma que recibió y se fue a buscar otro, pero 40 de ellos y muchos cretinos ideologizados ocuparon las instalaciones e intentaron que el Estado expropiara la fábrica cerrada y la entregara a una cooperativa.
Si seguimos viviendo en un país que no respeta la ley ni el derecho de propiedad cuando un grupo violento avanza, ¿podrán llegar las anheladas y esenciales inversiones privadas? ¿Alguien cree que los permanentes piquetes que estos violentos inadaptados protagonizan a diario en la ciudad y en las rutas no se difunden en el exterior? ¿Cómo se creará trabajo genuino en estas condiciones? ¿Pretenden convertir a la Argentina en Venezuela, que asesina por hambre y desnutrición a su pueblo?
Y esto nos lleva al ataque que nuestro país está sufriendo en el sur cordillerano, como sucede en Chile desde hace años. Me refiero a los grupos mapuches que han comenzado a utilizar el terrorismo para ocupar un territorio enorme que no les ha pertenecido nunca; se trata de individuos que su propia comunidad repudia, y que se disfrazan de “pueblo originario” para acceder a los beneficios contantes y sonantes que les proveen algunos imbéciles europeos y, sobre todo, de interesada difusión. Resulta urgente que Mauricio Macri se ponga las botas y, a través del Ministerio de Seguridad, ordene la represión y la detención de estos subversivos, ya que está en juego la autoridad presidencial misma; si no lo hace, si se siguen tolerando estos hechos, será muy tarde para una de las regiones más bellas de la Argentina.
Tampoco en este asunto resulta demasiado difícil descubrir la negra y malintencionada mano del kirchnerismo: sólo una increíble casualidad podría haber hecho que sea la misma abogada quien defiende a Milagro Salas en sus múltiples causas penales por defraudación y extorsión, y a Facundo Jones Humala, el líder de una nueva organización terrorista, Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), preso por los episodios de violencia registrados. La indignidad escala si recordamos con qué rigor trató el gobierno anterior a los qom, cuando este pueblo verdaderamente originario trasladó sus eternos y justificados reclamos a un campamento en la 9 de Julio; estaba harto de las expoliaciones y las sevicias a las que lo somete Gildo Insfrán, el fraudulento, dictatorial y extremadamente corrupto Gobernador de Formosa desde hace décadas, y fueron desalojados a los golpes.
Mañana todos iremos a votar, como manda la ley, en estas absurdas PASO, y nadie deja de especular sobre los resultados, incluyendo las encuestadoras, que tanto han fallado aquí y en el extranjero (EEUU, Gran Bretaña, Francia, España, etc.). Pues bien, estoy absolutamente convencido de que Cambiemos, con excelente criterio, ha “ido a menos” durante toda la campaña, es decir, creo que los números reales que maneja son mucho más tranquilizadores que los que dice tener.
Al menos en lo que a senadores y diputados nacionales se refiere, el país deberá mirarse como un todo y, en él, podremos comprobar a qué ha quedado reducido el kirchnerismo, cualquiera sea el disfraz que utilice en cada provincia; mi impresión personal es que no superará el 15% de los votos. Si esto se confirmara, resulta obvio que los grandes capitales locales e internacionales volverán a confiar, toda vez que un regreso al populismo ladrón resultará harto improbable por largo tiempo.
En lo que erróneamente se ha dado en llamar la “madre de todas las batallas”, o sea, la Provincia de Buenos Aires, creo que Esteban Bullrich, a quien muchos consideran un “cuatro de copas” de la política, le ganará a Cristina Elisabet Fernández sin necesidad de esperar hasta octubre y, de ser así, ya no habrá quien logre resucitarla ya que, como siempre ha hecho con quienes han sido “mariscales de la derrota”, será el propio peronismo quien cargue su ataúd hasta el cementerio de la historia.
Nuestro destino está en nuestras manos. Si volviéramos a elegir a los corruptos, no seremos víctimas sino meros cómplices y, como tales, mereceremos la condena eterna, porque habremos arrojado a la Argentina a un nuevo abismo, como tantas veces hemos hecho en los últimos cien años.
No quiero dejar de manifestar por escrito, a fin de que la hagas conocer a los miembros del Directorio, mi absoluta disconformidad con la actuación del Colegio respecto a la verdadera tragedia que viven más de 2.000 presos políticos encerrados ilegalmente, víctimas de una política de persecución sistemática originada en la tiranía de los Kirchner con la complicidad del Congreso y de los jueces corruptos, desde la Corte Suprema para abajo. Como ustedes saben, 418 presos ya han muerto en cautiverio, de los cuales los últimos 77 corresponden al período que lleva andado el nuevo gobierno.
Somos todos conscientes de que para llevar adelante esta política se demolió el derecho en sus principios más básicos, como jamás se había registrado en nuestra historia, así como que la persecución odiosa y los absurdos encarcelamientos continúan en el presente. La última detención, ocurrida hace pocos días, fue la del Almirante Rodolfo Luchetta – ¡91 años de edad cumplidos! -, realizada con despliegue circense por el Ministerio de Seguridad de la Nación, cual si se tratase de una banda de narcotraficantes.
Hace un año nos reunimos algunos socios de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia contigo y con miembros del Directorio del Colegio, a los fines de proyectar una acción conjunta con miras de conjurar este escándalo, que avergüenza a nuestra generación. Como primera medida nuestra Asociación aportó un Manifiesto firmado por trece Académicos del Derecho, en el que se denunciaba, sin eufemismos, esta gravísima situación que agravia a la justicia argentina. Quisimos darle la máxima difusión que la materia y la firma de tan destacados juristas merecía, pero el Directorio que presidís, luego de idas y vueltas, negó cualquier clase de participación.
Hace dos meses la Corte, en su nueva composición, luego de doce años de haber incurrido en el más gigantesco prevaricato de la historia, emitió dos fallos ajustados a derecho: el primero, ordenando la prisión domiciliaria de un detenido, en razón de tener más de 70 años; y el segundo – caso “Muiña” –disponiendo la aplicación de la ley penal más benigna. La reacción de los Verbitzky, Carlotto y compañía, así como la de la izquierda más extrema, aturdió a un gobierno tembloroso, el cual, pese a sus continuas protestas de respeto por las competencias de los jueces, promovió y obtuvo en 24 horas la sanción de una ley “interpretativa”. Casi de inmediato, tanto aquella convulsa reacción, cuanto el mamarracho legislativo, merecieron la grave réplica de las Academias Nacionales de Derecho y Ciencias Sociales y de Ciencias Morales y Políticas, así como la de otras Asociaciones (incluida ésta que presido). El Colegio de Abogados, en cambio, esperó una semana para emitir un comunicado que, para calificarlo de alguna manera, resultó por lo menos no demasiado explícito.
En el acto frente a Tribunales del último jueves, pergeñado por Enrique Avogadro con la colaboración de Alejandro Fargosi, cuyo objetivo era denunciar el prevaricato, la corrupción y la desidia de los jueces por su público desempeño en casos de pública notoriedad y en los llamados ‘juicios de lesa humanidad’, estos últimos ni siquiera fueron mencionados, como tampoco lo fueron las miles de víctimas que causó el terrorismo entre nosotros y que hace años vienen clamando por salir de la invisibilidad en que han sido sumidas, también ahora por la actitud complaciente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Nuestra Asociación concurrió al acto llevando el cartel que la identifica y mediante un megáfono hizo escuchar diversas consignas sobre la inmoral conducta de los jueces. Sobre el palco montado o muy cerca de éste pudimos ver a algunos integrantes del Directorio y al mismo Alejandro Fargosi, quienes, cumpliendo un papel claramente protagónico, eludieron cuidadosamente toda referencia a los presos políticos y a las víctimas del terrorismo.
En representación de esta Asociación y en mi propio nombre como antiguo socio del Colegio, deploro francamente la reiterada falta de interés puesta de manifiesto por el Directorio ante la gravísima situación que viven los presos políticos, las víctimas del terrorismo y sus familiares, quienes, como los esclavos de antaño o los pertenecientes a la casta de los parias, no son merecedores de las elementales garantías y derechos que prescribe la Constitución para todos los habitantes de la República.
Creo interpretar de esta forma a una gran parte de los socios del Colegio, que ante situaciones de menor entidad siempre supo colocarse a la vanguardia en la defensa de las instituciones, del orden jurídico y de la justicia, pilares de la República.
Desearía tener confianza en que tanto vos cuanto tus pares en el Directorio sabrán interpretar el sentido de estas reflexiones y hago votos para que así sea, con la ayuda de Dios.
“La sangre no nos condena a ser ni creer nada pero impone que ciertos asuntos no puedan dejar de concernirnos”
Lorenzo Silva
El jueves por la tarde miles de ciudadanos nos manifestamos ante el Palacio de Justicia para reclamar a la Corte Suprema, al Consejo de la Magistratura y a los jueces que asumieran ya mismo los roles que la Constitución respectivamente les asigna y que dejen de ser cómplices y encubridores de la corrupción, cuando no socios de la misma. La marcha se vio dificultada no sólo por la demoradas obras en curso, que impidieron el uso de las plazas, sino por un insólito vallado dispuesto, por pedido del siniestro Presidente de nuestro tribunal supremo, que bloqueó prácticamente la calle Talcahuano, entre Tucumán y Lavalle.
Minutos antes de la hora fijada para el comienzo de la ceremonia, llegó desde Comodoro Py la noticia de la confirmación, por parte de la Sala I de la Cámara Federal de la prisión preventiva del eterno contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, y de la ratificación del Juez Claudio Bonadío al frente de la investigación de la causa “Los Sauces”, que tan mala sangre genera en doña Cristina y sus hijos. Eduardo Freiler, uno de sus integrantes, el ladrón auténtico, al menos tuvo la ¿decencia? de mantenerse leal al kircherismo votando en minoría en sentido contrario. De todas maneras, y pese a que era previsible, el fallo trajo algún alivio al ánimo de los presentes, una vez más de lamentablente muy alto promedio de edad. ¿Ignoran los jóvenes que lo hacemos por ellos?
La Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia se hizo presente e hizo oír su reclamo en pos de justicia para los dos mil militares presos, mantenidos en prisión por un Poder Judicial venal y vengativo que, para lograrlo, ha violado todas las normas constitucionales. Pese a que lo hizo frente a importantes letrados y algún presidente de otras sociedades de abogados, como el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, ninguno de ellos se sumó al clamor; ignoro si lo hicieron por falta de coraje o por verdadera adhesión a la política caníbal que, al respecto, aún mantiene el Poder Ejecutivo, un importante grupo de asesinos togados y, por supuesto, la Procuración General de la Nación, a cargo de la inefable imputada Alejandra ¡Giles! Carbó.
Una prueba más de la morosidad de la Justicia se dio ayer mismo, cuando el Tribunal Oral Federal N° 1 debió absolver por prescripción a otro notorio delincuente, Amado Guitarrita Boudou, en la causa más insignificante de las varias que tiene en curso, la falsificación de los documentos de un auto para estafar a su ex mujer.
Sigo convencido que los inquilinos de Comodoro Py, en general, continuarán olfateando el viento para ver qué novedades traen las elecciones legislativas de octubre y, hasta conocer el resultado de las mismas, seguirán haciendo la plancha. Sin embargo, espero que la multitud que tanto los convirtió blanco de sus duras quejas el jueves los induzca a cambiar de actitud; si no lo hacen, habrá llegado la hora de reclamar su inmediato desplazamiento. Lo haremos cuando, finalmente, el Consejo de la Magistratura se desprenda de uno de sus miembros, el Senador por San Juan, Ruperto Godoy, un verdadero caradura que ni siquiera es abogado.
Para que ningún responsable de la podredumbre judicial se sienta tranquilo, iremos por más. Pronto no sólo repetiremos la del jueves sino aue también nos manifestaremos ante el Congreso, el gran aguantadero de corruptos y delincuentes de toda laya, para exigir la modificación de los códigos de procedimiento y la inmediata sanción de las leyes que se necesitan para llevar adelante, con eficiencia y rapidez, las investigaciones sobre las iniquidades cometidas durante tantos años, en especial la ley penal empresaria. Se lo debemos al 30% de nuestros conciudadanos que, después del período en que más dinero ingresó a las arcas públicas en la historia, se debate entre la miseria y la pobreza, carece de agua potable, de cloacas, de vivienda digna, de educación y de salud.
Pero hoy, como a todos los argentinos, el tema que más nos preocupa y debiera ocuparnos es la verdadera tragedia en que el comunismo cubano y chino, el imperialismo ruso, la teocracia iraní, la corrupción y el narcotráfico han sumido a la ensangrentada y hambreada Venezuela. Recordemos que, sólo desde mi nota anterior, han muerto veinte jóvenes más, asesinados por las fuerzas represivas de Nicolás Maduro.
El estruendoso silencio de doña Cristina, que llegó a otorgar la máxima condecoración argentina a este criminal, y de los organismos de falsos derechos humanos locales frente a lo que allí sucede no hace más que confirmar que, para todos ellos, los terroristas Perro Verbitsky y Jorge Taiana incluidos, los genocidas sólo pueden serlo si no pertenecen a su bando ideológico; el último, en delirio, no dudó en igualar las salvajadas de los rojo-rojillos, que matan con real munición a opositores desarmados, con el desalojo judicial de la planta de Pepsico, que dejó quince policías heridos y varios revoltosos resfriados, producto de la mojadura con mangueras en pleno invierno.
No debiera sorprendernos, porque ya pasó con Joseph Stalin, que se permitió asesinar a más de veinte millones de sus compatriotas para sojuzgar definitivamente a su pueblo mientras el mundo miraba para otro lado, y con Fidel Castro y el Che Guevara, fusiladores compulsivos transformados en íconos de las progresías mundiales.Evidentemente, Néstor Kirchner tuvo razón, cuando el desconcierto de Ramón Puerta llevó a éste a preguntarle por qué se disfrazaba de zurdo; la respuesta fue contundente: “Ramón, la izquierda te da fueros”.
El ridículo tirano caribeño terminó el viernes de ponerse a la democracia de sombrero, después de la más que fraudulenta elección del domingo pasado, al poner en posesión de sus cargos a los más de quinientos constituyentes que reformarán el engendro del propio Hugo Chávez para convertir a su país en una dictadura de partido único, como hicieron hace más de sesenta años los gerontes cubanos que aún mantienen esclavizada a la población de la isla. Me pregunto si con Venezuela permitiremos que suceda lo mismo y, dentro de algunas décadas, visitemos el país para ver in situ los logros de tales revoluciones imaginadas.
Tal como sabíamos que ocurriría, los sistemas internacional y regional han demostrado, y lo seguirán haciendo, su total incapacidad para poner fin al drama humanitario que azota a ese país y avergüenza al mundo entero. Por ello, tampoco significará demasiado la exclusión o la suspensión de los bolivarianos que los cancilleres del Mercosur resolverán seguramente hoy en San Pablo; lo mismo sucedió con las demoradas sanciones personales que los Estados Unidos impusieron a los mayores personeros del régimen, acusados de narcotráfico, o con la tibia condena que, muy tardíamente por cierto, expresó S.S. Francisco esta semana respecto a la violación de los derechos humanos más elementales que allí se practica.
Para terminar, reitero: ¡iremos por más!. El que avisa no es traidor.
Hablar de la corrupción reinante -sí, reinante, porque no sólo se encuentra muy difundida sino que también impera en amplios sectores de la sociedad- puede resultar aburrido a fuerza de ser reiterado. Ya se ha dicho que existió siempre, pero que jamás alcanzó los alarmantes niveles que alcanzo en gobiernos anteriores y que se refleja en la actualidad en amplios sectores de la sociedad. Pero lo que es peor, el grado de resignación, de tolerancia y hasta de paciente aceptación con el que seve en estos días. Nihil novi sub sole (no hay nada nuevo bajo el sol), sí, ya lo sabemos, y sin embargo pareciera que, con el ánimo de hacerle frente de alguna manera a la putrefacción invasora, alguna táctica nueva podría aparecer. En mi Provincia – Tucumán – hace ya tiempo la legislatura aprobó por unanimidad un proyecto de mi autoría, que fue la creación de una comisión antimafia que lamentablementenunca se integró. Pasa lo mismo que con el cojo: había que ver la andar para tener idea de los efectos que podria tener en su desempeño. Mientras tanto era una posibilidad que se quería ver con una esperanza despierta, por la necesidad de que algún implemento destinado a este fin tenga un resultado positivo y alentador, más que por válidas experiencias -que no las hay- ni por profundos y talentosos programas, que no se sabe si existirán o no.En principio su objeto era el de proyectar mejoras en la legislación, de tal modo que los naturales organismos que tiene la sociedad para luchar contra el delito -policía y justicia- vean facilitada su acción y ésta tenga resultados valederos. En este sentido se ha señalado reiteradamente que los delitos no se castigan porque no pueden ser judicialmente probados, y quesi las pruebas existen se encuentran los modos de eludir las penas, y que las escasas veces en que las penas son impuestas, los pícaros delincuentes encuentran el resquicio, la brecha, el postigo -e incluso la puerta ancha- para eludir todo castigo. En nuestro ámbito legislativo no puede pensarse en adecuar el Código Penal, ya que está sujeto a la jurisdicción nacional, pero se aplica por medio de la policía y la justicia, instituciones que sí son legisladas, gobernadas y presupuestariamente dotadas, desde el ámbito provincial. Pero, además de mencionarse la necesidad de adecuar la legislación, la administración y el presupuesto de los organismos que tienen a su cargo la seguridad pública, también se ha mencionado la posibilidad de que la comisión antimafia llegara a realizar ciertas investigaciones. Incluso -en contra de esta comisión- se ha mencionado la inconveniencia de transformar a la Cámara en un poder investigador. Es lógico: ni la Legislatura como corporación, ni tampoco sus miembros individualmente, cuentan con elementos, antecedentes, experiencia ni idoneidad requeridos para llevar a buen término investigaciones de tipo detectivesco. A pesar de eso se ha supuesto que cierto tipo de investigaciones precisará realizar, ya que para facilitar la lucha contra el delito se requiere saber con qué mecanismos el delito funciona y cuáles de sus males son los más aflictivos para una comunidad que con angustia ve su proliferación y su impunidad. La comisión buscaría los modos de combatir las mafias. ¿Por qué las mafias, es decir el crimen organizado, y no el crimen en general? Hay motivos, además de que siempre por alguna parte se debe comenzar: el crimen organizado suele ser más dañino que el producido en forma eventual, y el hecho de existir alguna organización -cómplices, auxiliares, jefes, comunicaciones, planes- ayudaría a desenvolver el ovillo una vez hallada su punta. Se había aprobado crear la comisión. Y sin embargo no se la ha constituido, no se ha designado a los miembros que la integrarán. Podría ser que la falta de entusiasmo se debiera a un lamentable pesimismo, a una actitud propia del no te metás, o a un cómodo propósito de colaborar con la creación pero para que trabajen otros. En fin: muchos motivos podría haber para que los legisladores no se sientan atraídos a volcar sus empeños en esta actividad nueva. Pero, ¿se habrán sacado números de cuál actitud es la que recoge más votos? ¿La que dice: ¡Ciudadanos! Apoyen mi lucha en contra del delito combatiendo las mafias, al modo en que lo hace algunos candidatos esclarecidos , o la de presentarse con ademanes suaves sosteniendo que hay que vivir y dejar vivir, o estimando que la corrupción no es más que un síntoma de la gravedad a que ha llegado la descomposición de la economía; interpretando que los complejos mecanismos precisan del aceite, o apreciando, quizás, que así como la función hace al órgano la sociedad crea los implementos adecuados para que medre el conjunto? La Cámara había resuelto crear esta novedosa comisión antimafia con una misión eterna y siempre difícil, especialmente en las actuales circunstancias. Cuáles sería su desempeño, cuáles sus triunfos y cuáles sus fracasos, es algo que la ciudadanía tucumana podría averiguar y sacar en limpio en el transcurso su actuación si se i hubiera integrado. Es verdad también su fracaso podría producirse de inmediato. Su triunfo seguramente llevaría años de fatigantes y sacrificados esfuerzos. Pero hay que hacer algo. Las mafias actúan entre con total impunidad ante nosotros con la justicia jugando al distraído. Ante la aflicción de una enorme parte de lasociedad no podemos mantenernos indiferentes. Ante esta apatía o pasividad ruego a mis compatriotas una vez másque nos movilicemos tranquilamenteel 3 de agosto del corriente año a horas 18 para gritar a viva vos por el adecentamiento de la Justicia en todo el país.La a sociedad se debedefenderdel delito. Sepropicianjuicios políticos sin solución. Se hacen innumerablesdenuncias de venalidad, de escándalos sin resultados. Es primordial entonces que los ciudadanos participemos en la reclamo,de la angustiageneral difundida en la sociedad a la que pertenecemos. Tenemos derecho a manifestar esa desazón y adherirnos al clamor público. Tenemos la obligación y el derecho, de pedir que el Estado, la Justicia,el congresolos Poderes del estado en su conjunto procuren los medios adecuados para que las mafias y la corrupción en todos sus estados, sean combatidas de la mejor forma posible por una justicia libre, honesta e independiente. Debemos formar parte de una sociedad que no se resigne a la impunidad como si se tratase de una fuerza de la naturaleza. Es que la corrupción que “se está haciendo carne en la Argentina” y convirtiendo en el pan nuestro de cada día”. Ante el mal que todos vemos y lamentamos, es necesario reaccionar buscando la forma de purificar la sociedad. Es una lucha que vale la pena librarse pues en ella se juega el destino de la patria de nuestros hijos. Para los varones se han hecho las empresas. Ruego participemos en la convocatoria ycompartamos por todas las redes sociales.Recordemos siemprea Sarmiento: “desgraciados los pueblos a los que se les agote ese instinto por mantener la salud colectiva. Los ciudadanos de tales pueblos serán tratados como presidiarios.”
“La probabilidad de perder en la lucha no debe disuadirnos
de apoyar una causa que creemos que es justa”.
Abraham Lincoln
El miércoles por la noche, ese maloliente aguantadero en que se ha convertido el Congreso por obra y gracia de los representantes que hemos elegido durante años, confirmó la validez de esa descalificación y dio una nueva prueba de cuánta impunidad se garantiza en la Argentina a los corruptos; en especial, a aquéllos que conservan muchas “carpetas” y pueden transformarse en delatores, comprometiendo tanto a sus mandantes ex presidentes cuanto a sus cómplices de toda laya, sean gobernadores, intendentes o empresarios. Con la difusión de la lista de quienes votaron en contra de la exclusión de la Cámara del máximo operador de los Kirchner, la última esperanza de condena social se cifra en los votantes, ya que muchos de los “protectores” de ese impar delincuente se presentarán ahora buscando la reelección.
Por el contrario, la exposición en que se encontraba obligó a la Sala de feria de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal, integrada por Jorge Ballestero y Eduardo Freiler (un tipo auténtico: es un ladrón y parece un ladrón), a abstenerse de liberar a Víctor Manzanares, el eterno contador de los Kirchner y, sobre todo, de desplazar al Juez Claudio Bonadío de la causa “Los Sauces”; en la medida en que el segundo no tiene prurito alguno en demostrar su fidelidad a Cristina Fernández y sus personeros, seguramente esa inacción se debió al prudente disenso del primero, preocupado por la negativa repercusión que hubiera tenido cualquier otra resolución. Ahora, la decisión sobre ambos temas deberán adoptarla, ya como Sala I y con el concurso de Leopoldo Bruglia, al regreso de sus vacaciones; es probable que entonces los fallos resulten contrarios a los intereses de la mafia que nos gobernó durante una década.
Para que eso suceda debe tener éxito la concentración del 3 de agosto; ésta es la última llamada, ya que faltan sólo cinco días y le ruego extreme la difusión. El lugar elegido hace tiempo está aún en obra, y deberemos manifestarnos con banderas y velas sobre las calles Talcahuano, Lavalle, Tucumán, Libertad y, también, sobre la Diagonal Norte, ya que las plazas propiamente dichas se encuentran valladas.
Allí exigiremos al Poder Judicial, en las figuras de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura, que asuma de una buena vez el papel que la Constitución Nacional le asigna, y deje de ser el gran encubridor; su conducta durante las últimas décadas ha convertido a la República, cuya existencia misma se convierte en imposible sin Justicia, en el hazmerreir del mundo entero, en especial cuando se la compara con nuestros más cercanos vecinos.
Para morirnos de vergüenza es suficiente recordar el trámite impreso a causas como el crimen de Once, los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, la muerte de Alberto Nisman y el memorándum con Irán, el contrabando de armas a Ecuador y a los Balcanes (aún condenado, Carlos Menem irá por la reelección), la importación de chatarra ferroviaria, la privatización y la re-estatización de YPF y Aerolíneas Argentinas, el “dólar futuro”, Skanska y los gasoductos, IBM y el Banco de la Nación, los desaparecidos fondos de Santa Cruz, los bolsos del convento, la caja de seguridad de Florencia, la pesca en el sur y el contrabando de drogas, las rutas pagadas e inexistentes, los imperios hoteleros, las importaciones de gas, los medicamentos “truchos”, la intervención del INDEC y la falsificación de las estadísticas, Southern Winds y LAFSA, los diamantes de Angola, las varias valijas de Antonini Wilson, los negociados con Hugo Chávez y tantos otros casos emblemáticos.
Me resisto a flagelarlo, querido lector, y por eso no voy a inventariar otra vez qué sucede en toda la región, salvo en la trágica Venezuela. Mañana mismo, el régimen que encabeza Nicolás Maduro rezará el responso final por la democracia en su país, que será enterrada con la “elección” de una convención constituyente que le permitirá perpetuarse en el poder, sobre el asesinato de más de cien compatriotas, de miles de presos políticos, de la hambruna generalizada y de la quiebra de la economía.
La situación interna ya reviste carácter de genocidio -¿nuestros organismos de derechos humanos continuarán con su silencio cómplice?- por la falta de alimentos y medicinas, y además está produciendo una crisis humanitaria en los países fronterizos, como Colombia y Brasil, por el éxodo de miles de venezolanos que sólo pretenden sobrevivir.
Pero todo ello no ha influido sobre el ánimo de la sociedad civil que, con inmenso coraje, sigue enfrentando pacíficamente, todos los días, la violenta represión del Ejército y de paramilitares armados por el mismo Gobierno, potenciados por decenas de miles de “asesores” cubanos. Además, se ha incluido en los documentos personales de los ciudadanos un código QR, que permitirá al régimen saber con exactitud cómo votarán, por lo cual todos los empleados públicos y los beneficiarios de planes sociales estarán sometidos a una coerción extrema.
La salida final de la crisis venezolana, que tanto expone la ineficacia de las organizaciones internacionales -en especial del Mercosur, cuya declaración condenatoria fue bloqueada por Uruguay y contó con la abstención de Bolivia- es de muy difícil predicción, y es harto probable que termine en una guerra civil. Las fuerzas armadas venezolanas, vinculadas al contrabando y el narcotráfico, están equipadas con los medios de combate más modernos, suministrados y operados por cubanos, y no tendrán empacho alguno en masacrar a la población puesto que, si el chavismo perdiera el poder, se cortaría la última posibilidad del comunismo isleño de sobrevivir.
Describir ese escenario obliga a pensar en qué hubiera podido pasar en la Argentina si Daniel Scioli (seguramente ya habría sido desplazado) y Carlos Zannini hubieran vencido en 2015, acompañados nada menos que por Anímal Fernández y Martín Sabbatella desde la Provincia de Buenos Aires. Hoy, con seguridad, nuestro país se hubiera convertido en una réplica de lo que sucede en Venezuela y en México. Si hoy el kirchnerismo estuviera en el poder, la crisis terminal que legó a su sucesor -y que éste erróneamente se abstuvo de explicitar- ya habría estallado y los violentos carteles, como sucede en Rosario y en el Conurbano, estarían luchando por territorios y monopolios, llenando de cadáveres las calles de todo el país.
Para comprobarlo basta con observar la situación en provincias como Formosa, Tucumán, Santiago del Estero y, en especial, Santa Cruz, gobernadas por verdaderos señores feudales desde siempre. En todas ellas, campea la más abyecta inmoralidad, se roba sin tasa ni medida y los narcotraficantes encuentran verdaderos paraísos. Nefastos personajes como Ricardo Jaime, José López, Julio de Vido y Cristina Fernández estarían gobernando, mientras “empresarios” como Lázaro Báez, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra (Electroingeniería), los Eskenazy, o Sergio Spolsky seguirían haciendo de las suyas a costa de todos los demás.
Por todo eso, para recuperar la Justicia, hago esta última llamada para el vuelo que saldrá el #3A hacia una Argentina mejor. No lo pierda porque, si lo hace, deberá preguntarse si no es usted también cómplice.
Bs.As., 29 Jul 17
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
Site: www.avogadro.com.ar
Blog: http://egavogadro.blogspot.com
Skype: ega1avogadro
Facebook: enrique guillermo avogadro
Twitter: @egavogadro
“Los pueblos a quienes no se hace justicia, se la toman por sí mismos más tarde o más pronto”.
Voltaire
Más allá de insistir en mi ruego de difusión de la convocatoria del #3A en Tribunales, las novedades ameritan algunas especulaciones, sobre todo en la Argentina. Me refiero, concretamente, a la detención del histórico contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, al llamado a indagatoria de Carlos Sancho, socio y testaferro del máximo hijo de la dinastía, al pedido de similar medida para Alejandra ¡Giles! Carbó, nuestra egregia Procuradora General, y a la batalla por el retiro del paraguas de los fueros parlamentarios a Julio de Vido, el mayor operador de la corrupción desde los lejanos días del primer período de Néstor como Gobernador de la Provincia de Santa Cruz.
En los dos primeros casos, y como ya sucediera con Lázaro Báez, el gran prestanombre que cometió la incalificable torpeza de involucrar a sus hijos en el delito, las esperanzas de la sociedad están puestas en las confesiones que la privación de la libertad podría inspirar en estos insignes dibujantes de números brumosos. Porque es claro que, si se deciden a hablar y reconocer que actuaron por instrucciones directas de la organizadora y jefa de la asociación ilícita, la autocalificada perseguida política pasará a integrar la lista de importantes presos de la región.
La ex Presidente debería ya estar en prisión preventiva ya que está suficientemente probado que sus dependientes han adulterado las pruebas (hasta los libros sociales de las empresas que le pertenecen) y entorpecido la investigación. Hasta hoy, el Gobierno no la quería entre rejas, ya que la prefería comosparring en las elecciones, en una elucubración que califiqué oportunamente como bastarda; pero es probable que el Juez Claudio Bonadío altere el panorama ordenando su detención antes de octubre.
El caso del ex Ministro de Planificación del saqueo servirá para quitar el disfraz a todos aquellos que decidan desoír el clamor social y ratificarlos como convertirlos en cómplices de la corrupción que asoló el país durante la extendida década robada. Si fracasara la expulsión de este delincuente de la Cámara de Diputados, que se discutirá el miércoles, las redes sociales serán el lugar en que sus encubridores encontrarán sus nombres y sus fotografías de frente y perfil. Me parece que esto debería servir como un llamado a la reflexión para los kirchneristas y sus compañeros de ruta, muchos de los cuales deberán someterse pronto al voto popular.
Esta semana, la última de la feria judicial, estará de turno la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal Federal, integrada al efecto por el cuestionado Eduardo Freiler, a quien pronto veremos destituido y -tengo la esperanza- preso por ladrón, y Jorge Ballestero, protector de los pingüinos durante muchísimo tiempo pero que, recientemente, ha virado en sus posiciones por los vientos de cambio que percibe. Las recientes decisiones de Bonadío que afectan a Cristina y su círculo íntimo serán revisadas por ambos y, si decidieran modificarlas, deberían ser conscientes de estar acercando peligrosamente mechas encendidas a la santabárbara que podría estallar en Comodoro Py.
La semana pasada, cuando los enumeré los grandes reos regionales, cometí el error de omitir a algunos de ellos; en Perú, por ejemplo, mencioné sólo a los ex presidentes a Alan García (prófugo) y a Ollanta Humala, y olvidé a Alberto Fujimori, que comparte la cárcel con el anterior. En América Central, varios países han visto a sus mandatarios presos y, en algunos casos, ante la inminencia de su detención, algunos optaron por huir al exterior. ¿Será también el caso de Rafael Correa y su autoexilio en Bélgica?
Lo notable fue que el viernes, en Mendoza, en una suerte de “contra-cumbre” frente al infructuoso encuentro de los presidentes del Mercosur, que no lograron consensuar la expulsión de Venezuela, los maléficos vientos populistas volvieron a amontonar a los apologistas de los desalojados del poder y de quienes están en vías de serlo. Así, en la misma bolsa reinvindicatoria metieron a Luis Inácio Lula da Silva, a Cristina Elizabet Fernández, a Fernando Lugo, a Milagro Salas y, el colmo, al tirano “más burro”, presuntas víctimas de conspiraciones imperiales; sólo les faltó agregar a Raúl Castro y a Jorge “Saladito” Castillo para condimentar el nauseabundo resultado.
El pegamento para tanto dislate, presumo, debió ser la ideologizada visión que tienen sus adherentes sobre la situación que viven la ensangrentada nación venezolana, que está protagonizando una de las mayores emigraciones de la historia continental por imperio de la violencia, la salvaje represión y la hambruna, y la Provincia de Santa Cruz, el feudo de los Kirchner desde hace más de un cuarto de siglo, hoy en manos de la fotocopia de pelo largo, que se incendia diariamente pese al frío austral reinante. Volví a preguntarme, como lo hice tantas veces durante los 70’s, por qué todos estos fanáticos, que consideran a la democracia como una maldita enfermedad burguesa, no se mudan a esos idealizados paraísos.
El criminal régimen de Maduro, amén de la condena casi universal, está provocando una discusión a nivel mundial, ya que su precaria subsistencia depende, en gran medida, de las compras norteamericanas de petróleo. El quid de la cuestión es que, si se interrumpieran, no sólo producirían la inmediata victimización de los terroristas y narcotraficantes que gobiernan desde Caracas, buscando la solidaridad latinoamericana, sino que profundizarían la crisis humanitaria en la que se ve inmersa la población, que carece ya de alimentos y remedios.
No puedo cerrar esta nota sin hacer referencia a la detención, por orden del Tribunal Federal que lleva la causa llamada “Bahía Blanca”, del señor Capitán de Corbeta Ricardo Molina, que ya tiene 87 años de edad. Si a ello le sumamos la actitud del canalla Juez Federal de La Plata, Ernesto Kreplak, fanático kirchnerista, frente a la detención domiciliaria del Dr. Jaime Smart dispuesta por la Cámara de Casación, inventándole nuevos procesos para mantenerlo en la cárcel a 82, tendremos nuevos motivos para concurrir a la concentración del #3A en Plaza Lavalle. ¿Hasta cuándo seguiremos soportando que estos verdaderos asesinos togados -han muerto más de cuatrocientos ancianos en cautiverio- sigan haciendo de las suyas?
Me pareció adecuado “robar” el título del libro de Beatriz Guido para encabezarla, porque tal vez estemos en las vísperas de un fuego purificador que nos permita recuperar una Justicia seria, independiente y veloz, esencial para volver a ser una República.
“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”.
Talmud
A priori, le ruego siga difundiendo esta convocatoria hasta el último minuto, a ver si conseguimos movilizar a los jóvenes para que nos acompañen en esta patriada. Mientras tanto, y de todas maneras, pensemos en qué nos pasa a los argentinos y qué imagen estamos mostrando al exterior; realmente, ¿cómo el crisol de razas, del que tanto nos enorgullecimos en el pasado, ha podido derivar en este país de borregos emasculados?
El miércoles fuimos sorprendidos por una noticia procedente de Brasil, que nos debería llenar de vergüenza (una más, porque diariamente las novedades que deparan nuevos descubrimientos de la corrupción del kirchnerismo nos convierten en el hazmerreir generalizado): la condena a casi diez años de prisión dictada por el Juez Sergio Moro, un magistrado de Curitiba, Paraná, contra Luiz Inácio Lula da Silva, ex Presidente y aún dueño de una importante intención de voto en su país. Obviamente, será apelada ante el Tribunal Federal Regional y, con seguridad, llegará al Supremo Tribunal Federal, pero la repercusión ya ha sido inmensa, sobre todo porque lo inhibiría de presentarse a nuevas elecciones.
Sergio Fernando Moro
La vergüenza tiene varios aspectos en la lógica comparación con lo que aquí sucede. El primero, la celeridad y la independencia con que actúa la Justicia allí, mientras que nosotros seguimos sin saber siquiera cómo y cuándo murió el Fiscal Alberto Nisman, por ejemplo, y los responsables del infame crimen de Once siguen en libertad.
Luego, la pequeña cantidad de la cual Lula se habría apropiado personalmente; un departamento en el litoral paulista no tiene punto de comparación con el imperio hotelero e inmobiliario que Néstor y Cristina construyeron ni, por supuesto, con la propiedad de tantas estancias y empresas puestas a nombre de sus testaferros, incluyendo una gran porción de las acciones de YPF, que los Eskenazi compraron para Kirchner sin dinero. Finalmente, el monto total defraudado al fisco brasileño es infinitamente menor que el saqueo al que fue sometida la Argentina durante la prolongada década del latrocinio pingüino, tanto en términos relativos (por la enorme diferencia en el PBI de ambos países) cuanto absolutos: los US$ 3.500 millones desaparecidos en nuestro vecino no son nada frente a la gigantesca fortuna que amasaron nuestros inventores de una revolución imaginaria.
Algo similar está ocurriendo en Perú, donde su ex Presidente Ollanta Humala y su mujer acaban de ser encarcelados por corrupción en las operaciones con Odebrecht, y hasta en Ecuador, ya que el sucesor de Rafael Correa, elegido por éste presumiendo que sería un títere, ha ordenado abrir una investigación contra su padrino político por idénticas razones, amén de acusarlo de haber estrellado la economía de su país con su populismo.
Todos esos hechos, a los cuales debe sumarse lo sucedido en los dos países modélicos de la región, por los cuestionamientos chilenos a su Presidente, Michele Bachelet, en razón de algunos negociados de los que se acusa a su familia, las graves sospechas de corrupción durante el gobierno de José “Pepe” Mugica, que están golpeando fuertemente al Frente Amplio y lo colocan al borde de perder por primera vez las elecciones uruguayas desde 2004, y los reiterados rumores sobre Evo Morales y su amante, gestora de grandes negocios en Bolivia, confirman la profetizada ola de decencia que comenzó a impactar en este siglo sobre todos los regímenes populistas de la región, condenándolos al tacho de basura de la historia.
Nicolás Maduro
Una excepción, claro, son los terribles acontecimientos que, en cien días, han llevado a la tumba a más de cien jóvenes en las protestas contra Nicolás Maduro, que sigue manteniendo el poder sentado sobre las bayonetas de su ejército y de sus milicias paramilitares. Lamentablemente, la crisis que desangra a Venezuela no parece tener siquiera una imaginable solución, porque el tirano es sólo uno de los miles de bandidos que se reúsan a escuchar el clamor mundial y, si se fugara o muriera, detrás están Diosdado Cabello y cientos de generales poco dispuestos a perder tanto su libertad como las enormes fortunas que han acumulado con el narcotráfico y los pingües negocios que realizan a costa del Estado. La otra, obviamente, es la gerontocracia cubana, sostenida exclusivamente por el cordón umbilical que la une a Caracas y a través del cual fluye el petróleo que los venezolanos pagan con su cotidiana hambruna.
Pero la Argentina sigue dando la nota desafinada en ese concierto regional que tan bien suena. El peronismo se niega a entregar las cabezas de de los máximos exponentes de su corrupción: el Senador Carlos Menem, el Diputado Julio de Vido, el Juez Eduardo Freiler y, por supuesto, la Procuradora General, Alejandra ¡Giles! Carbó, llamada ayer a indagatoria. Muy por el contrario, cierra filas en su defensa y eso es comprensible porque, si esas testas rodaran, resultaría imposible que no arrastraran a muchos más, tal como amenazó el ex Ministro de Planificación cuando creyó que lo abandonarían a su suerte. El PJ adoptó idéntica posición en la resistencia a los fallos judiciales que impiden al Senador Ruperto Godoy continuar integrando el Consejo de la Magistratura por no reunir el elemental requisito de ser abogado.
Y qué decir de la libertad que gozan tantos procesados por delitos no excarcelables, mientras se mantiene en prisión preventiva por décadas a dos mil ancianos, acusados por hechos ocurridos hace cuarenta años, que no corren riesgo de fuga ni, menos aún, poner en peligro la investigación.
Es por eso que los ciudadanos debemos demostrar -y probarnos- que no somos meros eunucos y salir a la calle a exigir a la Justicia, en las personas de ese Consejo y de la Corte Suprema de Justicia, que deje de marearnos la perdiz y cumpla con el deber que la Constitución Nacional le impone. Y debemos hacerlo, como dice el cartel que encabeza esta nota, el 3 de agosto, a las 18:00, en Plaza Lavalle (y frente a las sedes de los tribunales de todo el país), donde tienen su asiento ambos órganos.
Alejandra Gils Carbó
Las consignas y reclamos deben ser concretos y unívocos. Es imprescindible que exijamos al Consejo que deje de ser el mamarracho en que se ha convertido, designe a los jueces que deben cubrir las incontables vacantes en todos los fueros y en todas las instancias, y desplace de una buena vez a los enriquecidos canallas que hoy ejercen magistraturas y venden sus sentencias al mejor postor, mientras pretenden que los ciudadanos nos sometamos a ellas como si provinieran de Dios mismo.
A la Corte, que actúe con independencia e imponga su poder sin dilaciones y sin oportunismo. Y a nuestro inicuo Congreso -ahora un mero aguantadero de delincuentes que se mofan de sus representados- que modifique el Código Procesal Penal de la Nación de modo tal que a cualquier procesado por hechos de corrupción, sea político, funcionario o empresario, se le retiren los fueros y se le deniegue esperar en libertad la sentencia definitiva y, a la vez, que sancione de una buena vez las leyes de responsabilidad empresaria y la caducidad de dominio de los bienes mal habidos.
Porque somos una generación desgraciada, como afirma el Talmud, ya que tenemos jueces que merecen ser juzgados por su corrupción y por su ilegítima militancia política. Y no podemos transmitir esa herencia nefasta a nuestros descendientes; tenemos la obligación de actuar ya mismo para evitarlo y para permitir que nuestro país vuelva a ser una nación orgullosa de de sus valores morales y de su destino, hoy tan marchitos y decadentes.
Asqueado de leer 80 diarios y de observar que había una corrupción enorme en Argentina, sin poder entenderlo y estar muy cansado moralmente me despedí de mis lectores. Fijense lo que me dicen. Hoy gracias a Dios y al Espiritu Santo a quien le pido, le rezo todos los días y a todas las horas estoy muy fuerte y con fé que lograremos entre todos luchar contra la Corrupción. Debo reconocer y agradecer a la Plataforma Justicia 2020 “Lucha contra la Corrupción” y haber conocido a Teodoro para que me sienta acompañado y con mucha fe. Gracias, Teodoro. Una copia para Justicia 2020 es lo mínimo que puedo decir a vos y a todos los que integran la Plataforma. Gracias al Presidente Macri que ha decidido luchar contra la Corrupcion y gracias a Lilita Carrio a quien admiro por su lucha, incansable de tantos años y nos esta acompañando a Enrique Avogadro y a mi en esta segunda Convocatoria del 3 de agosto en la calle Talcahuano 550 a las 18.00hs
Hoy tengo mas fe y esperanza porque no me siento solo y ya el pueblo argentino decidió salir a las calles. Gracias a los medios de prensa que nos acompañan en esta cruzada nacional. No nos abandonen. Creo que esta vez van a cambiar mucho las cosas.
Con motivo de haber propuesto el distinguido abogado y escritor el Dr. Enrique Avogadro la Convocatoria al Pueblo Argentino por Más Justicia y Más República para el día 3 de agosto de este año frente a los Tribunales de la calle Talcahuano 550 de CABA a las 18.00 hs., he iniciado una gran campaña en más de cien diarios del país y en las principales agencias informativas.
La convocatoria de mi distinguido colega ha sido difundida en casi todas las Provincias en muchas de ellas con gobernantes que hace años son los “verdaderos dueños del Poder Político” por la fuerte dependencia laboral ya que la mayoría de sus ciudadanos dependen del trabajo en el Estado y eso genera un gran compromiso con quienes vienen gobernando hace muchos años.
La tarea no es sencilla pero entiendo que es necesario que lo que haremos el 3 de agosto próximo sea conocido en todo el país. Hasta ahora creo que tendremos buenas chances de apoyo en los principales medios de comunicación del país. He informado de esta convocatoria a periodistas muy conocidos y que tienen sus propios programas en distintos canales de televisión.
Hay un dicho en el que creo mucho “La peor gestión es la que no se hace”.
Hay otro dicho en el que también creo mucho “Cuando una persona emprende una tarea y se fija un objetivo debe extremar todos sus esfuerzos para el éxito total de la tarea”.
Le pido a todos los que reciban este mensaje que utilicen todos sus recursos informáticos y todos sus contactos en los medios para que algún día no muy lejano todos los argentinos dejen de ser “indiferentes” “vagos” y asuman definitivamente su rol de ciudadanos. Hay que tenerle más miedo que a los corruptos a los honestos que se quedan en silencio.
Sigamos todos acompañando la iniciativa del Dr. Enrique Avogadro y desde Buenos Aires hagámosle llegar los mensajes a todos los medios de prensa posibles en la Argentina. Hasta ahora he llegado a conectarme con más de cien medios del interior del país, desde Río Gallegos,la Agencia OPI, la Agencia DyN y los más importantes medios de prensa provinciales. Continuaré hasta agotar el último contacto posible.
Por Más Justicia, Por Más República, Por Más Políticos y Empresarios Chorros en cárceles comunes. Repudiemos a los Jueces Federales que protegen a los corruptos. Por un De Vido expulsado del Congreso. Para que el Congreso no sea un refugio de procesados y condenados. Es muy grave lo que está ocurriendo en la Argentina.
Pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado
Opinión:
El 9 de julio de 1816 el Congreso declara nuestra libertad e independencia de los reyes de España, sus sucesores, su metrópoli, y en seguida se agrega “y de toda otra dominación extranjera”. No es que entonces ya fuéramos libres e independientes. Al contrario, se pasaba un momento crítico de la política, con las provincias más ricas y pobladas gobernadas por los realistas, y del resto la mayor parte – el Paraguay, la Banda Oriental, las Misiones y las provincias litorales -, segregadas, apartadas, desobedientes a la autoridad del Congreso. Es decir que los congresales no celebran un triunfo, sino que plantean un duro y difícil objetivo político, tan deseable que se ve como justo, lícito y natural que tras él se derrame la sangre de nuestros soldados. Alcanzar la independencia política y una libertad económica han sido anhelos largamente perseguidos; varias veces entrevistos como próximos, al alcance de un esfuercito más y de un esclarecimiento en el planteo de los problemas. En otras ocasiones no sólo parece imposible lograr la libertad y la independencia sino que una numerosa parte de los argentinos estima preferible renunciar a ellas. Renunciar o venderlas, dándolas a cambio de alguna ventajita económica, un plato de lentejas, por ejemplo. De modo que si hoy se planteara, como en 1816, luchar por la libertad y la independencia, el objetivo parecería demasiado lejano, extremadamente difícil, ajeno a las apetencias y los anhelos de los argentinos de hoy, que más bien se interesarían porque el plato de las lentejas no fuera demasiado playo, sino más bien hondo. Nada Más. Pero aquel 9 de julio, independientes o no, comenzamos a constituir un Estado, asumimos la seria responsabilidad de organizarlo y de administrarlo.
El Estado, en aquellos momentos, tenía aspectos en que era aceptable, que no necesitaban revisión y que no eran motivo para plantear la revolución ni la separación de la metrópoli. La administración de justicia era satisfactoria, en manos de los cabildos y de las audiencias, instituciones prestigiosas que funcionaban en forma solvente. Ese no era argumento para hacer la revolución. Pero hoy, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Para llegar, en una progresiva decadencia, a una situación caracterizada por la existencia de una enorme corrupción y la actuación de mafias sin provocar violentas reacciones de la ciudadanía. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias. Manipulados por organizaciones que todavía tienen poder a pesar del cambio de gobierno y que son impunes, pues escapan a las sanciones. Frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecía muy desesperada, muy desalentada y pesarosa la situación. Hasta que numerosos hechos aberrantes de corrupción, vino a poner en evidencia que los argentinos podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de la movilización que proponemos, conjuntamente con mis amigos Dres. Enrique Guillermo Avogadro; Francisco Benard y muchos otros para el próximo 3 de agosto del corriente año a horas 18 horas frente a la Corte suprema en Buenos Aires – redobladas en todo el país -, de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas. Reclamo a la que toda la comunidad responderá sin duda en forma vigorosa y con ánimo alentado surge -como todos esperamos- la evidencia de que las mafias nos son indemnes al poder del Estado sino que caen, como es justo, bajo la vigilancia y la corrección de la justicia. Se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816. A movilizarnos compatriotas. Como lo sostuvo el Santo Padre Francisco durante Jornada Mundial en Río de Janeiro (Brasil) en el año 2013. Hagan lio ordenadamente pensando en el bien de la Patria.
La fecha que se ha fijado es para el día 3 de agosto del 2017 a las 18.00 hs frente a la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura.
Es una iniciativa del prestigioso abogado y escritor el Dr. Enrique Avogadro, que fue también uno de los convocantes a la manifestación que tuvo lugar en Comodoro Py el pasado 20 de junio ya considerada fecha “histórica” en la lucha contra la corrupción. Invito al pueblo a salir a las calles por más Justicia en la República Argentina.
Me sumo a esta iniciativa e invito a todos los destinatarios y medios que reciban esta información a publicar esta noticia con mucho tiempo para lograr la mayor difusión posible y asegurar el éxito de la misma.
La Patria Argentina se los agradecerá. La corrupción es la madre de la pobreza y lamentablemente la llamada “madre de todos los pobres” como dice Durán Barba es cada vez más rica, de vivir en un barrio relativamente pobre en Tolosa es hoy riquísima con departamentos en Puerto Madero yhoteles en el Sur que no acogerán con seguridad a ninguno de sus pobres.
Pongo el acento en Cristina Kirchner que se quiere presentar en elecciones en octubre como la salvadora de los pobres y que fue la Jefa de la Bandade delincuentes que gobernó la Argentina durante 12 años. Debería explicar por qué se reunió de tantos corruptos muchos de los cuales están en lascárceles.
Esta convocatoria está destinada a todos los argentinos que quieran que se termine la impunidad judicial de los empresarios y político corruptos que por supuesto no son solo los kirchneristas que han dado pruebas muy concretas de lo que fueron y son, a punto tal que frenan en el Congreso lasleyes que son necesarias para hacer más efectivas las condenas de los corruptos. Ningún corrupto puede quedar libre sea del partido político que sea.
Hoy iniciamos una nueva etapa, o más bien continuamos la etapa iniciada el 20 de junio del año 2071. Tenemos tiempo para difundir la noticia.
Estoy orgulloso y feliz de poder acompañar la iniciativa de convocatoria que hace el Dr. Enrique Avogadro, distinguido colega y gran escritor.
“Todas las intenciones lícitas y ecuánimes son de por sí equilibradas y mesuradas;
de lo contrario, se tornan sediciosas e ilícitas”.
Michel de Montaigne
Cuando el sábado Cristina Elizabet Fernández decidió postularse como candidata a senadora por la Provincia de Buenos Aires (al negarle la interna a Florencio Randazzo consiguió quitarse el “pre”) me pregunté qué la había movido a hacerlo. En el mundo de la política todo, absolutamente todo, es posible pero el grado de probabilidad de su ocurrencia depende de la mirada de quien lo evalúe o de hechos reales y concretos; los tiempos están llenos de “cisnes negros”.
Es probable que la viuda de Kirchner salga tercera y, de tal modo, no acceda a la banca que pretende; si fuera así, si no lograra entrar, habría confirmado que se trata de un cadáver político. Y esa probabilidad crecerá geométricamente si se cuela en el imaginario de los intendentes que aún se proclaman leales a su liderazgo; como siempre, estarán dispuestos a acompañarla hasta la puerta del cementerio, pero no a enterrarse con ella.
Entonces, otra vez, ¿por qué lo hizo? ¿Por los fueros parlamentarios, tan mal entendidos entre nosotros? Tampoco, ya que los hubiera obtenido más fácilmente postulándose como diputada, cargo para el cual sus probabilidades de ingresar al Congreso llegarían, sin duda, al cien por ciento.
Por lo demás, esa autoprotección e impunidad que se han concedido nuestros legisladores, en contra del sentido de su origen, que sólo buscaba garantizar la libertad de expresión en el ejercicio del mandato parlamentario, cede cuando los jueces lo requieren y la Cámara a que integra el imputado lo conceden, con una mayoría especial.
Pero, en tren de imaginar probabilidades, también es razonable pensar que esa cantidad de senadores, hartos de Cristina, de su corrupción desaforada y de sus modos autoritarios, y hasta en defensa propia, podría lograrse más fácilmente a partir del 10 de diciembre, claro, si al menos saliera segunda en la elección provincial.
¿Lo hizo, tal vez, para asustar a los jueces que la tienen contra las cuerdas con el fantasma de la restauración de su régimen? Puede haber sido, pero sería una jugada muy corta, ya que en octubre estará totalmente definida.
El país, finalmente, ha conseguido empezar a salir de la depresión en que ingresara, precisamente, por el populismo que impulsó y justificó la aplicación de la política económica del kirchnerismo, una crisis que el Gobierno se abstuvo de denunciar al asumir. Pero el comienzo del fin del horrendo sacrificio que esas locas medidas impusieron a los argentinos y que implicaron una herencia de 30% de pobreza y 40% de inflación anual, amén de haber dejado exangüe al Banco Central, no resulta óbice para que la ahora candidata quiera destruirlo todo otra vez.
¿Por qué lo hace? ¿Todavía no está satisfecha con lo que robó a tantos, mientras los condenaba a la miseria y a la desnutrición? Con cualquiera de los “negocios” que saltan a la luz todos los días, se podría haber dado agua y cloacas a muchos de los enclaves más terribles del Conurbano, amén de construir allí escuelas y hospitales. Me refiero, precisamente, a esos en los cuales campea el tráfico de drogas y la violencia que lo circunda, producto de la sociedad que armó su régimen con los grandes carteles mexicanos, peruanos y bolivianos.
Esta semana, Cristina nuevamente ha desatado la confrontación en la calle y, de continuar con el método de los encapuchados y de los palos, es más que probable que haya muertos, desangrados en el altar que cuida tan celosamente esta diosa malvada y, con seguridad, imputados al accionar represivo de un Gobierno que ha dado muestras de una absurda tolerancia, que tanto rechazo ha producido entre sus mismos adherentes. Pero que no se equivoque, porque ni Mauricio Macri, ni María Eugenia Vidal ni Horacio Rodríguez Larreta son comparables a Eduardo Duhalde frente a la muerte de Kosteki y Santillán.
¿Pretende, entonces, llevar al país a una guerra civil o, al menos, a un estado de conmoción interna? Si lo intentara demostraría que está totalmente loca, porque a los violentos que pudieran hoy intentar un disparate semejante las fuerzas de seguridad los sacarían de la calle a sopapos. ¿Y para qué lo haría?, ¿qué obtendría con ello? Desde ya, no la recuperación del poder porque al menos el 70% de nuestros connacionales tiene una pésima opinión de ella, y tampoco dispone de elementos que pudieran asegurarle el férreo y desalmado control de la realidad, como sucede en Venezuela.
El mundo ha cambiado mucho desde el ábside del poder kirchnerista, cuando Cristina obtuvo el 54% de los votos en 2011. Sus principales compañeros de ruta, como Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, han muerto; otros, como Luis Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa y Mahmoud Ahmadineyad han dejado ya el poder; mientras Daniel Ortega, Raúl Castro Ruz y Evo Morales se encaminan a una segura decadencia final.
También se ha modificado muy gravemente en su contra el mundo financiero, que se ha hartado de la corrupción de empresas y funcionarios, y ahora lucha arduamente contra el lavado de dinero. Su viaje a Angola, a cambiar los billetes de € 500, que su miserable marido muerto gustaba coleccionar para tocar y entrar en éxtasis, por diamantes de sangre, tampoco parece ya tan fácil de replicar.
Hace unos años, se hubiera podido exiliar en alguno de los países que, según declamaba, le hubiera gustado hacernos imitar; debo reconocer que nunca creí en esta opción, porque no es lo mismo pasearse con carteras Louis Vuitton por Nueva York o Paris que hacerlo en Caracas, Managua o Teherán. Hoy, ni siquiera esos destinos le resultarían asequibles, ya que en todos ellos impera la violencia más desenfrenada y el aroma a calas marchitas impregna el ambiente.
¿Qué caminos quedan, entonces, a nuestra destronada emperatriz patagónica? Difícil decirlo, a pesar de estar convencido de que todos sus bienes inmuebles en la Argentina son una mera muestra de su verdadero capital en el exterior.
Mientras lo decide, seguirá haciendo de las suyas aquí, tratando de reconstruir un pasado imposible que ya se le ha ido de las manos; por lo demás, tampoco está dispuesta a empeñar su fortuna mal habida en arriesgadas jugadas políticas ni, mucho menos aún, en recomprar la voluntad de los votantes que la han abandonado.
”No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el
soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. La justicia,
la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da”
(Deuteronomio.16.19-20).
Como sociedad nos hemos hundido en una inmunda y maloliente ciénaga moral de la que todos, por acción u omisión, somos culpables, claro que en diferente grado. Resulta incomparable la responsabilidad que le cabe a quien entrega su documento de identidad -que permitirá el robo de su voto- a cambio de dádivas para poder simplemente alimentar a su familia, y la del empresario que paga una coima –que siempre cargará al precio del contrato- para obtener ventajas indebidas o la del funcionario que la recibe.
También somos culpables quienes aceptamos mansamente que todo esto continúe ocurriendo en nuestro país, mientras miramos indiferentes cómo continúan en libertad tantos personajes acusados de delitos no excarcelables, comprometidos por infinidad de pruebas que intentan adulterar, exhiben impúdicamente sus riquezas mal habidas y se ríen a carcajadas de sus conciudadanos, a muchos de los cuales han llevado a la pobreza más extrema con sus latrocinios.
La reciente muerte de Aldo Ducler ha hecho revivir la memoria de los monumentales desfalcos de los que hemos sido objeto: YPF, los fondos de Santa Cruz, IBM, Siemens, Skanska, Sueños Compartidos, trenes, aviones, gasoductos, centrales nucleares, represas, puentes, caminos, viviendas, escuelas, hospitales, hoteles, cloacas, agua potable, Ciccone, PAMI, IOMA, ANSES, AFJP’s, indemnizaciones a terroristas, remedios “truchos”, universidades, pesca, oro, el Instituto del Cine, contratos de dólar futuro, Odebrecht. British Petroleum y miles de etcéteras.
Sólo la decisión de Néstor Kirchner, explicada hace muchísimos años por tantos analistas (incluyendo a quien esto escribe) de robarse el 25% de la petrolera fue la causa mayor de nuestros males, comenzando por la inflación y el gigantesco déficit público. La caída en la producción y en la prospección de hidrocarburos obligó a la masiva importación de gas (otro brutal negociado) y se llevó las pocas reservas del Banco Central que se habían salvado de la depredación.
Los ciudadanos hemos permitido calladamente que, desde hace décadas, quienes deben administrar justicia en nuestro país sean elegidos por favores del poder de turno, y los jueces los devuelven con el permanente “cajoneo” de las causas que le resultan sensibles. Como verdaderas aves de presa, se han posado en el tejado de Comodoro Py y, desde allí, husmean el aire pútrido en busca de nuevas víctimas mientras protegen a los depredadores.
Pero no se trata sólo del fuero federal; los males afectan también a la Justicia ordinaria, como lo prueba el avance de la inseguridad cotidiana, sobre todo en los conurbanos de todo el país. Violadores, asesinos, narcotraficantes campean a sus anchas y se llevan la vida de hombres, mujeres y niños, en crímenes cada vez más violentos y salvajes.
Por delitos infinitamente menos graves que los comprobadamente cometidos por Cristina, Máximo y Florencia Kirchner, Lázaro Báez y sus hijos, Amado Boudou y sus testaferros, las hijas del “Bombón” Mercado, Julio de Vido, Cristóbal López y De Souza, Insfrán, Fellner, Alperovich, Capitanich, Aníbal Fernández, los Eskenazi, Ferreyra y Electroingeniería, y tantos otros, nuestras cárceles están repletas de presos; sin embargo, estos figurones, directamente responsables de la miseria que afecta a más del 30% de los argentinos y de la muerte por inanición de tantos chicos, disfrutan de una libertad que ya se ha transformado en un cachetazo en la cara de la sociedad entera.
Por eso –no por venganza sino por legítima defensa- debemos convertir el viento, que sin duda ha borneado, en un fuerte huracán que barra, de una buena vez, con tantos magistrados indignos de ocupar sus cargos y purifique el fétido olor que emana de nuestros tribunales. Cuando digo que debemos hacerlo en defensa propia, no me refiero sólo a impedir que estos malandras continúen decidiendo sobre nuestra libertad, nuestra honra y nuestro patrimonio, sino también a la necesidad que, como país, tenemos de contar con un Poder Judicial serio, preparado, independiente y rápido.
Porque está visto que, hasta que ese verdadero milagro se produzca, no podemos esperar que llegue a nuestras playas el aluvión de inversiones, siempre anunciado y nunca concretado. Sin él, no nos resultará posible convertirnos en un país desarrollado y próspero, condenándonos a subsistir en esta insignificancia que tantos esfuerzos nos costó conseguir.
Es cierto que, desde diciembre de 2015, el gobierno de Cambiemos nos ha reinsertado en la vidriera global, y hemos visto por aquí a los máximos líderes mundiales mientras, a la vez, Mauricio Macri ha visitado a las naciones más importantes; se han firmado centenares de acuerdos bilaterales, pero no se concretarán mientras los potenciales inversores, sean propios o extraños, no confíen en que, en caso de conflicto, nuestros jueces fallarán conforme a derecho y no, como sucede hoy, según sus propios intereses o los de sus mandantes políticos o empresariales. Usted mismo, querido lector, ¿pondría un dólar en un país cuyo Congreso dicta leyes, y el Poder Judicial las aplica, con efecto retroactivo?
Un pequeño paréntesis: no puedo imaginar a Mauricio Macri en actos de homenaje a los asesinos “malos” de Manchester, Londres, Paris, Niza, Nueva York, Orlando, Bogotá, San Sebastián o Madrid y, por eso, me parece insólito que el protocolo oficial argentino haya llevado a Angela Merkel, Barak Obama y François Hollande, entre otros, a visitar el “Parque de la Memoria-Tuerta” y llorar por los terroristas “buenos”, tan premiados ellos con cargos y dólares.
Porque no debemos olvidar, por ejemplo, que una bomba de Montoneros, en el comedor de una dependencia policial, mató a 23 personas e hirió a más de 60, o que otra, colocada en un avión por el ERP, asesinó a decenas de gendarmes. Y tampoco debemos hacerlo con las más de 17000 víctimas civiles de esos mismos “jóvenes idealistas”, que nunca fueron siquiera reconocidas por el Estado. ¿A qué extremos de hipocresía nos llevará el discurso “políticamente correcto”?
Para regresar a la necesidad de contar con un Poder Judicial como Dios manda, insisto en que la ciudadanía debe tomar el problema entre sus manos, como lo hace día a día en Venezuela y Brasil, pese a que esas verdaderas multitudes han obtenido tan disímiles respuestas. Basta recordar que un Juez federal con asiento en Curitiba, Estado de Paraná, se ha convertido en la figura pública más popular entre nuestros vecinos, que están dispuestos a blindarlo frente a los avances de los poderosos.
No esperemos que nuestros ¿honorables? legisladores asuman como propia esa tarea porque, si lo hicieran, muchos de ellos mismos terminarían presos, ya que han convertido al Congreso en un verdadero aguantadero, como lo demuestra la desesperada lucha por integrar las listas partidarias en pos de fueros, cuyo verdadero objetivo también hemos deformado.
La semana pasada propuse a mis colegas que asumieran la heroica actitud de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, aunque aclaré que no tenía demasiada confianza en la aceptación de esa sugerencia. También propuse, y hoy insisto, que todos los ciudadanos, en una concentración tan masiva como fue la del 1° de abril y replicada en todo el país, manifestáramos pacíficamente nuestro hartazgo.
No permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.
Siguiendo con la propuesta de mis amigos los Dres. Enrique Guillermo Avogadro ; Francisco Benard y muchos otros de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, es que también me sumo a la necesidad masiva de salir a la calle a pedir por una justicia independiente en la argentina. Manifestación pacifica que debiera ser replicada en todo el país, demostrando nuestro hartazgo. Es que mi provincia después de las últimas elecciones del 23 de Agosto estuvo bajo la lupa de todo un país y de un mundo que miraba de reojo un sistema electoral perverso practicado con todas las mañas posibles. En ese entonces se desató una represión inusitada del estado ante una convocatoria espontánea. Una junta electoral provincial compuesta por integrantes del poder y el colegio de abogados nunca pudo mantener la mínima credibilidad. Una resolución judicial independiente que tuvo que resolver ante una acción de amparo desató la ira del poder de turno. Concordantemente los intereses y candidatos presidenciables en ese entonces a nivel nacional pusieron sus esfuerzos mediáticos en busca de alguna ventaja. Mientras tanto la mirada de politólogos y encuestadores se hacían escuchar todos los días. El gobierno de Cristina lejos de poner paños fríos ante posibilidad de una intervención y sin ley de acefalía se desplegó bajo el famoso lema “Vamos por todo”. Paralelamente en nuestra provincia la plaza independencia se veía acorralada por la protesta justa de los ruralistas o la gente del campo. Ante la finalización de los escrutinios practicados, el gobierno se autoproclamo vencedor ocupando el parque con una multitud movilizada bajo su propio sistema prebendario. Después del fallo judicial de la cámara contenciosa competente que anulara las elecciones el Gobierno de ese entonces se desató sin medir consecuencias con la absoluta impunidad que impone el poder. La justicia resolvió con jueces de distintas instancias. Pero ante esos sucesos que repican en la mente de muchos, gran parte de la sociedad se pregunta ante nuevas elecciones: Se debe o puede hacer algo más para que la prepotencia, los vándalos, no cunda lo más campantes, seguras de que la sociedad carece de medios adecuados para defenderse. Algo hay que pueda hacerse, menos quedarse gozando de la tranquilidad de los que aún no les ha tocado ser víctimas, consolándose con el argumento de que libertinaje y despotismo hubo siempre y esperando que las cosas algún día solas se han de arreglar. Actualmente eso es imposible en la práctica – sin entrar a polemizar-, culpa de quien o de quienes. Como abogado y hombre público entiendo que una “justicia bajo extorsión o mirando el sudeste no es justicia”. Lamentablemente actualmente, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias, por la transgresión, por organizaciones que tienen poder y que son impunes, pues escapan a las sanciones, y frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecería muy desesperada, muy desalentada y patética la situación. Pero estoy convencido que argentinos y especialmente los Tucumanos si podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de las movilizaciones practicadas en su momento gran parte de la comunidad ha respondido en forma vigorosa y con ánimo alentado se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816. Lo que un lejano 9 de julio nos propusimos, ser libres e independientes, ahora parece exceder la medida de una ilusión. Ahora podemos hacer dos cosas: Darnos por satisfechos interpretando que los anhelos que entonces se plantearon ya están conseguidos, o que, con las vueltas que ha dado la historia se trata ya de afanes inútiles, ridículos frente a una nueva realidad, inválidos, estériles, arcaicos. O aceptar que el fracaso de nuestra empresa nacional se debe a la cantidad de defectos, de vicios, de errores, de pecados que nos caracterizan a los argentinos y tucumanos y que conocemos bastante. Pero entiendo que no es suficiente con conocer: hay que hacer un sincero propósito de enmienda y ponernos a la tarea de corregirnos, de ser mejores para que la patria de nuestros nietos pueda ser mejor. Que aquel 9 de julio en Tucumán debe servir de recuerdo de que tenemos la obligación de curarnos de las tristes deficiencias que nos caracterizan. No se puede aceptar sin protestar que uno de los poderes esenciales para garantizar a cada uno lo que le corresponda sea maniatado y extorsionado de manera inusitada e incomprensible. Como dice mi gran amigo y maestro Avogrado no permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.
Uno de los casos más escandalosos de injusticias judiciales se produce cuando los tribunales federales penales, instados por los integrantes del Ministerio Público Fiscal, a su vez impelidos por los querellantes públicos y privados que actúan en las causas de lesa humanidad, encarcelan a militares y policías que actuaron en la década del 70 en enfrentamientos armados con integrantes de las organizaciones subversivas.
Estos magistrados, pese a la existencia de prueba suficiente de que las fuerzas policiales o militares encontraron resistencia armada, en muchos casos sufriendo bajas mortales, enjuician al personal interviniente.
No nos referimos a los casos donde se trató de disimular ejecuciones con simulacros de enfrentamientos, fáciles de distinguir porque en estos no se registraban bajas propias, ocurrían en lugares despoblados sin testigos y, generalmente eran informados a la opinión pública por comunicados oficiales.
Los que aquí analizaremos ocurrieron en otros poblados, con numerosos testigos y casi siempre cubiertos inmediatamente por medios periodísticos.
En algunos casos los intercambios de disparos se extendieron durante varias horasde que se .
Pese a las evidencias de que en los lugares allanados, luego de sofocada la resistencia armada, se constató la presencia de subversivos, acopio de armas y de documentación que no dejaba lugar a dudas de que se estaba ante una “casa operativa” de alguna de las organizaciones armadas, los magistrados federales encarcelan al personal interviniente, cualquiera haya sido su participación.
Esto ocurre solamente en los casos donde los abatidos o apresados resultaron ser terroristas, porque el resto de los sucesos similares, protagonizados en aquella época entre las fuerzas legales y delincuentes comunes, no ha sido objeto de interés para estos fiscales o jueces.
Aunque parezca una exageración nuestra justicia federal penal con sus actuales procederes niega al gobierno de las FFAA (y también al anterior al 24.3.76) facultades para perseguir y reprimir al terrorismo.
Es como si ante la denuncia de vecinos de actitudes sospechosas en una finca, la comisión policial enviada en averiguación, informada desde el interior de que se trataba de un reducto terrorista, debiera desistir y de inmediato retirarse del lugar. No así si los ocupantes fueran delincuentes comunes.
Un despropósito indudablemente, pero al que se llega con la simple lectura de los autos de procedimiento y prisión preventiva y alguna de las condenas que exhiben los casos que más adelante señalaremos.
El empeño con que fiscales y querellantes persiguen la condena de estos servidores públicos (al día de hoy pesarosos de no haber dado con delincuentes comunes y no ideológicos) seguramente responde a una motivación muy clara: además de la común, esto es la condena de un uniformado más, la de convertir a los terroristas en víctimas y posibilitar a sus deudos y letrados, en connivencia con los contratados como querellantes por la Secretaría de DDHH de la Nación, acceder a las indemnizaciones dispuestas para las víctimas de los hechos del 70.
En algunas sentencias, particularmente de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, se insinúa que los ocupantes de las fincas allanadas actuaron en legítima defensa, como si el derecho a utilizar las armas estuviera de su parte. Así, en el suceso de la calle 30 se habla de “defensores” y en el protagonizado por integrantes del Batallón de Comunicaciones de City Bell que los abatidos tenían derecho a resistir.
Esto no nos debe sorprender porque los jueces que integran estos tribunales participan de la postura de que existió “un solo demonio” el militar. Y para sustentar que este cometió un genocidio deben incluir a los terroristas abatidos en la categoría de “población civil”, inocentes como los judíos víctimas del holocausto, los armenios o los miembros de la tribu tutsi en Ruanda.
Veremos ahora los casos que se denuncian:
CASO DE LA CALLE 30: El 24.11.76 una comisión policial de la Policía de la Prov. de Buenos Aires fue recibida a tiros cuando pretendió inspeccionar una finca en la calle 30, entre 55 y 56 de la Ciudad de La Plata. En enfrentamiento finalizó varias horas después cuando efectivos del Regimiento 7 de Infantería disparó una bazuca, provocando la muerte de los cinco militantes montoneros atrincherados en un bunker. Tres de los efectivos de la Guardia de Infantería de la policía que integraban un cerco fueron alcanzados por los disparos que partían del interior de la vivienda. Falleció el agente Osvaldo Scorza y fueron heridos de gravedad sus pares Cecilio Reinaldo Gomez y Nestor Ramón Buzatto.
Por este hecho fueron procesados y detenidos: Oficial Inspector Carlos García (P.P. desde 2006); Cabo Norberto Cozzani, (P.P. desde2004); Agente Hugo Alberto Guallama (P.P.desde2004); Agente Cecilio Gomez (P.P. desde 2012); Agente Nestor Buzatto (P.P. desde 2013. Falleció el 15.2.17), Causas Nª 2955 “Almeida, Domingo y otros” del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata.
CASO DEL BATALLON DE COMUNICACIONES DE CITY BELL-
El 6 de septiembre de 1977 efectivos de esta unidad del E.A. llevaron a cabo un operativo de control e identificación de población en el partido de Berazategui. Al arribar a una vivienda y tocar el timbre recibieron varios disparos que abatieron de muerte a un conscripto de apellido Barbuseno e hirieron a su igual apellidado García. El matrimonio de montoneros que ocupaba la vivienda falleció como consecuencia de los disparos que efectuaron las fuerzas militares.
Por esta causa permanecen detenidos: Mayor Falcón (P.P. desde 16.7.2011), Teniente Francisco Angel Flebe (P.P. desde 16.7.2011); Teniente Lucero (P.P. desde 16.7.2011).
Causa 34000243/2011/19 del Juzgado Federal Nª 3 de La Plata.
CASO DE LA CALLE HONDURAS 4183 DE LA CAPITAL FEDERAL.
En el mes de noviembre de 1975 una comisión policial de la provincia de Buenos Aires a la que se le encomienda investigar un asalto al Banco Provincia, Suc. Alejandro Korn y el secuestro de un empresario , al llegar a la finca en cuestión que resultó una “casa operativa” del ERP, fue recibida con disparos de armas de fuego. A consecuencia de los disparos que se sucedieron murió una de las militantes subversivas y optaron por entregarse los cinco restantes. El secuestro de elementos comprometedores y otras evidencias permitió a la justicia federal de La Plata en el año 1977 condenar a 10 años de prisión a los cinco aprehendidos. Al no poder cobrar las indemnizaciones por la existencia de condena, denunciaron a todos los integrantes de la comisión policial por privación ilegal de la libertad. El juez Rafecas procesó y detuvo a: Oficial Inspector Guillermo H. Orstein (desde 19.10.2011); Oficial Subinspector José F. Madrid (Desde 22.10.2011I ; Agente Nildo J. Delgado (desde 14.10.2011); Agente Carlos A.Tarantino (desde 14.10.2011).
La causa lleva el nª 3993/2007 y tramita ante el Tribunal Oral Federal 6 de C.A.B.A.
CASO DE LA CALLE MITRE 1050 DE SAN MARTIN
El 26 de septiembre de l976 una comisión policial de la Policía Federal en cumplimiento de órdenes recibidas, se constituyó en el domicilio indicado. El oficial Inspector Rolando Oscar Nerone al aproximarse a la puerta de ingreso fue recibido con una salva de disparos recibiendo un disparo en una de sus piernas que le provocó una fractura expuesta del tercio superior de la tibia con abundante hemorragia. Arrastrado por sus compañeros oficiales inspectores Oscar Roberto Gutierrez y Roberto Gomes Migenes fue retirado de la línea de fuego y conducido de inmediato al Hospital Churruca. Los ocupantes de la vivienda fueron abatidos por militares que acudieron al lugar. Se estableció que eran de nacionalidad uruguaya, miembros de la organización Tupamaros.
El Juez Federal Rafecas dispuso la detención y procesamiento de los oficiales Nerone y Gutierrez quienes permanecen detenidos desde el 25de abril de 2012 acusados de homicidio. La causa tramita actualmente ante el Tribunal Oral Federal 1 de C.A.B.A .
CASO DE LA AV.FOREST 1010 de C.A.B.A
El 14 de septiembre de 1976 el Oficial de la Policía Federal José Nestor Ferrer fue comisionado por sus superiores a concurrir a la ubicación antes anotada. Por tratarse de un departamento -piso 6- donde se alojaban elementos del ERP, se produjo un tiroteo y en su interior se encontró una mujer muerta que aún empuñaba un arma. Presumiblemente lograron fugar otros dos militantes que se habrían descolgado por los balcones, disparándole antes a Ferrer que había sido ubicado afuera del edificio. El juez Rafecas dispuso la detención de Ferrer el 9 de septiembre de 2012, permaneciendo en esa condición hasta el día de la fecha.
La causa lleva el nª 2261 y actualmente se encuentra radicada en el Tribunal Oral Federal 1 de C.A.B.A.
CASO DEL GRUPO DE ARTILLERIA MECANIZADA 1 CIUDADELA
El 17 de diciembre de 1976 una sección de esta agrupación militar se constituyó en un domicilio de la calle Martín Fierro entre Quintana y 6 de septiembre la localidad de Villa Bosch con el objeto de detener elementos subversivos que allí se alojarían. A las advertencias que se efectuaron para que se entregaran respondieron los ocupantes con disparos de armas de fuego. A resultas del tiroteo murieron Carlos Alberto Hobert, importante dirigente montonero, integrante de la Conducción Nacional y su pareja Graciela María Maliandi, resultando herido el teniente Mainetti. El juez Rafecas decretó el procesamiento con prisión preventiva del Mayor Roberto Obdulio Godoy, del Capitán Manuel Antonio Luis Cunna Ferre y del teniente José María Mainetti, éste último el único que participó en el enfrentamiento, ya que a los dos primeros se los responsabiliza , a Godoy por ser el encargado de la instrucción de los partícipes en el evento y al segundo por haber retrasmitido la orden a Mainetti para que llevara a cabo el procedimiento. Los tres nombrados permanecen detenidos, al menos desde agosto de 2013.
La causa lleva el nª125447/13 y tramita ante el Juzgado Federal 3, Secretaría 6.
Estos, por cierto, no son los únicos casos. Existen otros muchos en los procesos seguidos a los actuantes durante la década del 70.
Aunque en todos la participación de policías y militares fue muy numerosa sólo se ha logrado identificar a unos pocos por cada procesamiento. Generalmente los hechos que requirieron una actuación administrativa para justificar sus licencias médicas o los condecorados con mención en sus legajos.
OTRA MODALIDAD DE LA INJUSTICIA REVANCHISTA
Los actuales magistrados, con olvido de las circunstancias históricas y políticas que se vivieron en la década del 70, pretenden imponer a simples agentes y suboficiales de la policía comportamientos que ni ellos tuvieron aún desde el llano u otros desde expectables cargos públicos (por ejemplo Zaffaroni, Strassera y cinco de los jueces que juzgaron a las juntas militares).
A los agentes de la policía de la provincia de Buenos Aires que hasta el día 14 de marzo de 1976 les correspondía la atención de los calabozos de la seccional 5ta de La Plata donde se encontraban alojados delincuentes y contraventores se les informó que también deberían atender subversivos a disposición de las autoridades militares. Así lo hicieron pasando a vigilar, alcanzarles la comida, conducirlos al baño, etc. a personas alojadas en un sector con la aclaración que se trataba de un área restringida.
Como cumplían estas tareas de uniforme y con la cara descubierta fueron fácilmente identificados y llevados a juicio, donde en no pocas ocasiones, sus acusadores refieren que recibían un buen trato de sus carceleros.
En la causa nª 2955 del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata, presidido por el juez Rozansky y conformado con los jueces marplatenses Falcone y Portela, el 23 de marzo de 2013 se condenó entre otros a los suboficiales de policía Domingo Almeida (+) y Vicente Patrault a prisión perpetua por todos los delitos atribuidos a oficiales de policía ( el 90% no identificado) cometidos en la dependencia donde Almeida y Patrault cumplían funciones como “cabos de cuarto”. Ninguno de los dos había participado en secuestros, interrogatorios , torturas o desapariciones pero de todos modos se los responsabilizó por la no “evitación”de los hechos. A estos humildes servidores públicos con simples estudios primarios y cabezas de familia, los jueces les enrostran ser los causantes ser los causantes de los hechos por no haber renunciado y denunciado la presencia en los calabozos que cuidaban de detenidos a disposición militar y no de los jueces. ¡¡¡Una auténtica canallada judicial!!.
A los casos de Almeida y Patrault se le agrega el de Raúl Carballo, agente de la Brigada de Investigaciones de San Justo y al igual que ellos, a cargo de los calabozos de la dependencia. También es identificado por los subversivos detenidos pero únicamente como custodio. A pesar de eso, se le dictó el procesamiento con prisión preventiva por todo lo sucedido en la Brigada las 24 horas del día y los 365 días del año como si no hubiera estado de franco con licencia nunca. Carballo se encuentra preso a la espera del juicio desde el 28 de febrero de 2013 a disposición del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata en la causa nª83/9 (numeración asignada en el Juzgado Federal 3 de La Plata).
OTRA CANALLADA JUDICIAL MÁS.
Los suboficiales de la Armada Néstor Tauro y Ramón R. Zanabria también se encuentran detenidos desde el 23.4.2013 el primero desde el 6 de mayo del siguiente año el segundo en un proceso canallesco. Ambos participan con otros conscriptos y suboficiales también destinados en la Esma en un operativo de “mudanza” consistente en el traslado de muebles y otros enseres desde dos departamentos. Como el oficial a cargo era objeto de investigación cuando regresa a la Esma le revisan el rodado y le encuentran objetos de los que se pensaba apropiar en el baúl de su auto particular. Se le inicia un sumario y en el declaran Tauro y Zanabria quienes admiten que ante la indicación de su superior de “que tomaran lo que necesitaban” se habían quedado Tauro con tres pañuelos de vestir y Zanabria con un “metegol” y un juego de damas que pensaba dejar en la guardia de la unidad para entretenimiento de los conscriptos.
Queda por aclarar que los departamentos objeto de la mudanza se encontraban vacíos,ya que días antes, no por ellos, habían sido detenidos los moradores, presuntos subversivos.
El hallazgo del sumario naval originó la detención de Tauro y Zanabria a quienes el juez federal Torres les dictó el procesamiento y prisión preventiva por más de cien privaciones de libertad, algunas seguidas de tormentos y muerte, es decir todos los hechos atribuidos a la Esma durante el tiempo que prestaron servicio. Otra vez las 24 horas y los 365 días del año.
Ambas se encuentran presos desde hace 4 años a la espera del juicio en el Tribunal Oral Federal 5 de CABA.
EL TRISTE PAPEL DEL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
Varios de estos casos (calle 30, batallón de comunicaciones, caso Tauro y Zanabria) fueron denunciados ante el Consejo de la Magistratura. Lamentablemente Consejeros como el senador Ruperto Godoy y el diputado Tonelli, por no trabajar aunque esto signifique proteger a malos jueces, con la excusa de que se trataba de casos judiciales archivaron sin más las denuncias. Los malos jueces, mientras cometan delitos en causas en trámite, pueden estar tranquilos.
“Veo un pueblo indolente y dormido que abdica sus derechos, olvida sus tradiciones, sus deberes,
y su porvenir. Lo que debe a la honra de sus progenitores y al bien de la prosperidad, a su estirpe, a su familia,
a sí mismos y a Dios. Con instituciones que amenazan desmoronarse carcomidas por la corrupción y los vicios”.
José Manuel Estrada.
[ezcol_1fifth].[/ezcol_1fifth]
[ezcol_4fifth_end]
Hubo dos hechos a comienzos de la semana que, en cierto modo, pasaron desapercibidos para el gran público, pero revisten singular importancia por cuanto confirman que nada ha cambiado respecto a la visión que, sobre la tragedia de la guerra que sacudió al país en los 70’s, tienen los poderes públicos de la Argentina.
El primero, si no fuera trágico, alcanzaría las cumbres más altas del ridículo. Me refiero a la promulgación, por la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, de la ley que obliga a publicar, en todos los documentos oficiales, la cifra de 30.000 desaparecidos; ese disparate normativo se concretó aún a sabiendas (ha sido reiteradamente confesado por los inventores del número mágico) de que se trató de un creación literaria destinada a la pretensión de calificar como “genocidio” lo sucedido y, especialmente, a conmover los bolsillos de las organizaciones europeas de derechos humanos, siempre tan generosas con el terrorismo.
La consagración de ese falso dogma interpela a la sociedad entera, puesto que se trata de la primera vez en que una clara falsificación, por obra y gracia de legisladores de todos los colores –sólo uno votó en contra- se transforma en verdad revelada; María Eugenia Vidal se transformó en cómplice del absurdo dislate y se arrogó el derecho de hablar ex–catedra. ¡Menuda competencia le apareció a S.S. Francisco en su propia tierra!
El segundo hecho que clama al cielo fue la sentencia de la Sala IV (Mariano Borinsky y Juan Carlos Gemignani) de la Cámara Federal de Casación, el tribunal penal más alto del país, que rechazó la concesión de la prisión domiciliaria a Jaime Smart, luego del desconocimiento de su anterior resolución, que la había otorgado, por la Cámara Federal de La Plata. Ésta, para insistir en su posición de rechazo, sostuvo que ese beneficio legal no era aplicable porque el detenido podía fugarse, amén de poner en peligro la investigación de los hechos.
“Jimmy” Smart tiene 81 años de edad y las imputaciones que le formularon se refieren a acontecimientos ocurridos hace cuarenta años. Es decir, un preso que siempre estuvo a disposición de la Justicia y cuya edad excede en mucho la establecida por la ley (70) para acceder al beneficio, ahora –según los asesinos togados- estaría presuntamente dispuesto a convertirse en rebelde, abandonar a su familia y escapar de la acción del Estado. Por lo demás, ¿cómo podría poner en riesgo las pruebas de la investigación, si se trata de hechos acontecidos hace cuatro décadas?
Que esa extraña presunción, o mera excusa para la venganza, se conozca en la misma semana en que la Diputada Lilita Carrió haya acusado a todo el arco político –incluidos sus aliados del Gobierno- de proteger a su colega Julio de Vido, el epítome de la corrupción kirchnerista, convierte lo sucedido en aún más llamativo e irritante. Resulta razonable que haya muchos empresarios preocupados por la posibilidad de la detención del zar de la obra pública de la década en que nos convertimos en silentes esclavos: como se ve en Brasil, el color político no es lo importante; en el mismo lodo, todos se revolcaron.
La sociedad entera reclama a gritos, todos los días, que los jueces actúen de una buena vez contra los saqueadores que, a fuerza de chupar la sangre del país durante doce años, han dejado a la Argentina exangüe. Estos delincuentes, encabezados por la jefa y organizadora de la asociación ilícita que se hizo con el poder en 2003, han alterado reiterada y probadamente las pruebas de los hechos investigados, y las imputaciones que los afectan se refieren a delitos no excarcelables; sin embargo, gozan no de detención domiciliaria sino de total libertad, hasta para trasladarse al extranjero, y alegremente se pasean por las calles, cuando no siguen ocupando altos cargos en alguno de los poderes del Estado.
Desde las bancas parlamentarias, ellos mismos impiden sistemáticamente la sanción de leyes indispensables para la lucha contra la corrupción como, por ejemplo, la de responsabilidad empresarial, la de extinción de dominio sobre los bienes mal habidos o las que, como ocurre en Brasil, permiten lo que allí se llama “delación premiada”; nótese que esta última ha llevado tras las rejas a decenas de senadores, diputados, ministros, gobernadores, funcionarios y grandes empresarios, y que se hayan devuelto miles de millones de reales a las arcas del Estado.
Hace años que sabemos cómo duermen los expedientes “sensibles” para el poder de turno en los tribunales. Entonces, lo que todos debemos preguntarnos es si estamos dispuestos a ser juzgados, con el gigantesco riesgo que ello implica para nuestra libertad y nuestro patrimonio, por magistrados tan ignorantes, tan cobardes o tan corruptos como para verse impedidos (o ser “convencidos”) de resolver con arreglo a la Constitución Nacional, los tratados internacionales, los códigos y las leyes, sólo para proteger, por acción u omisión, intereses bastardos.
Tengo muchos años de ejercicio profesional, a punto tal que el Colegio de Abogados me ha ¿elevado? a la categoría de “matriculado emérito”. Gracias a Dios, ya sólo llevo un único juicio, que será el último. Porque, cuando era joven y estaba en la facultad, aprendí que, para que la sociedad sea realmente libre, todos debemos ser esclavos de la ley. Lo que veo hoy, tanto en la calle como en los juzgados, me produce un asco tan profundo que, a veces, hasta me impide respirar.
Por eso, porque aquí funciona –protegida por leyes inicuas- la norma mafiosa de la omertá, que por tanto tiempo permitió a las numerosas organizaciones mafiosas italianas conservar sus negocios ilícitos y su poder, y porque los magistrados y fiscales federales, amén de gozar de fortunas inexplicables, también tienen muchos muertos en sus placares y están a tiro de “carpetazos”, la Argentina tiene un destino de decadencia e insignificancia en el concierto mundial.
Sólo conseguirá evadirlo si logra hacerse de una Justicia independiente, seria y rápida, y en ese monumental esfuerzo deberíamos comprometer nuestro accionar todos los ciudadanos, cualquiera sea nuestro signo político.
En los próximos días, y como un buena muestra de cómo se protegen los intereses de la sociedad, sabremos qué actitud adopta el Consejo de la Magistratura frente al Juez de la Cámara Criminal y Correccional Federal Eduardo Freiler a quien, como sucede con los mismos Kirchner y tantos cómplices, su enriquecimiento es tan escandaloso que impide que le cierren los números que él mismo declara sobre su patrimonio; si lo salva, como hiciera tantas veces con Oyarbide, el organismo se habrá cubierto de oprobio una vez más, y los ciudadanos de a pie sabremos que la Argentina ya no tiene futuro alguno.
“La discreción tiene una importancia crucial para proteger el principal
electorado de los gobiernos implicados: el sector empresarial”.
Noam Chomsky
[ezcol_1fifth].[/ezcol_1fifth]
[ezcol_3fifth]
El lunes comenzará en la Argentina una nueva Semana de Mayo; la mitología atribuye a los pocos presentes en la Plaza homónima, mientras se reunía el Cabildo porteño, la autoría del grito “el pueblo quiere saber de qué se trata”. Más de dos siglos después, el reclamo recorre a toda América.
En los Estados Unidos, a cinco meses de la asunción de Donald Trump a la primera magistratura del país más poderoso del mundo, y después del intempestivo despido del Director del FBI, cabeza de una investigación sobre los contactos de miembros del círculo íntimo del Presidente con los jerarcas rusos, ya sospechados de interferir en la campaña demócrata, la tormenta estalló y el famoso grito se repite: existen serios indicios por eventuales divulgaciones de informaciones suministradas por los servicios secretos de Israel, su tradicional aliado en Medio Oriente, al Canciller y al Embajador de Rusia, un país que apoya al régimen sirio, y hasta socio de Irán.
Ayer mismo, Trump inició un prolongado viaje por varias naciones de Medio Oriente y Europa y, dadas las excéntricas maneras que gasta el Presidente, nadie sabe en qué redundará el periplo. Pero, en cambio, entre los propios legisladores republicanos han surgido divisiones que podrían poner en jaque la permanencia del magnate en la Casa Blanca. Recuerdo que el año pasado, un profesor -su nombre se me escapa- de una de las más prestigiosas universidades norteamericanas, se hizo famoso por haber predicho con exactitud el resultado de las elecciones presidenciales en su país durante los últimos treinta y dos años; ese mismo docente, cuyo método de predicción fue publicado en un exitoso libro, afirmó que Trump no terminaría su mandato, ya que sería expulsado mediante un impeachment.
Ese fue el camino que siguió el Congreso brasileño, con el respaldo del Supremo Tribunal Federal, para eyectar del Palácio do Planalto a Dilma Rousseff, acusada de “maquillar” las cuentas públicas, y entronizar en su lugar al Vicepresidente, Michel Temer. Éste aún cuenta con respaldo parlamentario debido al pánico de la clase política por el fuerte reclamo popular, pero parece estar a sólo semanas de verse obligado a dejar el cargo, y las consecuencias, como sucedería en los Estados Unidos, son imprevisibles. Mientras tanto, las sanas leyes económicas ya sancionadas y algunas otras en trámite, que habían permitido a Brasil comenzar a salir de la peor recesión de su historia, han entrado nuevamente en controversia y ello podría traer aparejada una nueva recaída.
Pero el grito de la calle, traducido en el reclamo de “¡que se vayan todos!” y expresado en manifestaciones callejeras en las grandes ciudades del país, ha tomado nuevamente impulso por obra y gracia de las revelaciones sobre la enorme corrupción que afecta a todo el espectro político y empresarial de la séptima potencia mundial. En la medida en que la Constitución otorga al Congreso la potestad de elegir a quien debería concluir el actual período, si Temer fuera expulsado, y el abanico de candidatos aceptables es muy reducido, el futuro inmediato de nuestro vecino y socio esencial resulta totalmente incierto.
No es menor el hecho de que el personaje público con mayor respaldo popular sea el Juez Sérgio Moro, un magistrado federal con sede en Curitiba, a cargo de los procesos conocidos como Lava-jato y Petrolão, que actúa, bajo supervisión del Supremo Tribunal, con un equipo de fiscales dispuestos a cargarse a quien sea. Y es que en Brasil también, el pueblo quiere saber de qué se trata en materia de corrupción y está dispuesto a pagar el elevado precio que significará terminar con ella de raíz.
Un solo apunte curioso: también allí el político más manchado por acusaciones de haberse quedado con dinero público -Luiz Inácio Lula da Silva- aún cuenta con un 30% de intención de voto. ¿Le suena conocido? Evidentemente, el populismo sabe hacer las cosas para mantener cautivo a su electorado.
En Chile, un país con elevados estándares de transparencia y ética pública, la Coalición gobernante ha implosionado por la defección de la Democracia Cristiana, tal vez debida al decaimiento de la economía y a los hechos de corrupción que afectan a la familia de la Presidente Michelle Bachelet. Esa división, que impedirá la presencia de un único candidato de centro izquierda en las próximas elecciones, convierte a Sebastián Piñera en el más probable próximo inquilino del Palacio de La Moneda.
En Venezuela, el pueblo sale a la calle todos los días a gritar y, con un asombroso coraje, enfrentar la durísima represión -que incluye ya más de cuarenta asesinatos a mansalva y miles de detenidos- de la tiranía de Nicolás Maduro, que ha convertido a un país enormemente rico en un caos de miseria y hambre, mientras saquea sin tasa ni piedad las arcas públicas y se enriquece con el narcotráfico. Cuba es la gran responsable -como lo fue en la Argentina de los 70’s- de lo que allí sucede, y no es para menos porque la supervivencia de la gerontocracia de Raúl Castro depende, exclusivamente, del cordón umbilical que la une al socialismo bolivariano, a través del cual llega a la isla el petróleo regalado, y por ello lo apoya con armas, soldados e inteligencia interna.
Y, en Argentina, me parece que es la sociedad entera quien grita, mirando a Comodoro Py, que quiere saber de qué se trata; aquí, la obvia comparación con lo que sucede en Brasil, resulta pasmosa y avergüenza. Que quienes se convirtieron en los máximos artífices del desastre en que vivimos por sólo afán de lucro personal sigan paseándose contentos y despreocupados entre nosotros nos produce desconcierto e indignación. Hay demasiados muertos en tragedias evitables -trenes y rutas inexistentes- y demasiada miseria como para que pueda resultar indiferente tamaña impunidad. Estoy comenzando a dudar de una antigua afirmación mía -“los jueces federales tienen mejor olfato que los más reputados perfumistas”- ya que, a esta altura, hubieran debido percibir que un regreso de Cristina Kirchner al poder resulta de todo punto de vista imposible.
Porque el peronismo todo grita que quiere saber de qué se trata. La permanencia de tanto tránsfuga en el escenario partidario, cambiando de sector y de fidelidad a cada rato, lo ha sumido en un profundo estupor, y los esfuerzos por una imposible unidad que realizan sus obsecuentes pequeños líderes se estrellan contra la presencia de permanente de los más repudiados, como Luis D’Elía, Gabriel Mariotto, Martín Sabbatella o Amado Boudou. Por lo demás, la indiscutida líder de ese “espacio”, que continúa siendo la dueña del látigo y de la lapicera, no hace más que contribuir a la dispersión, en una conocida película que ya hemos visto mil veces y lleva por título “sálvese quien pueda”, con los intendentes como actores principales.
El jueves próximo podremos celebrar que, después de doscientos siete años desde aquél 25 de mayo fundacional y pese a nuestros ingentes esfuerzos suicidas, aún la Argentina sobreviva. No es poco, pero tratemos de no terminar nuestra insana e inexplicable autodestrucción como país. Mientras tanto, también nosotros gritemos: ¡Viva la Patria!
“Mientras en la calle imperan el caos, el olvido, la prisa, la guerra contra el pasado y,
sobre todo, está esa gente ilusionada con un cambio, desbordada de júbilo, diría que
hasta muy contenta con lo que confían recibir por su fervorosa credulidad,
sin pensar que pronto les llegarán las exigencias terribles de la fe que ahora profesan”.
Leonardo Padura
La Argentina política decidió esta semana castigar a los presuntos caníbales comiéndoselos. Confirmó así su siniestra selección de un grupo de dos mil ancianos para que asuman la culpa general de toda sociedad por haber apoyado la revolución militar de 1976 y así lograr el perdón.
Para preparar el adefesio que cocinó por unanimidad –salvo la honrosa y valiente actitud del Diputado Alfredo Olmedo- el ¿Honorable? Congreso de la Nación utilizó varios ingredientes, todos en descomposición, lo cual facilitó la cocción: la Constitución Nacional, el Código Penal, el Tratado de Roma, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y la Convención Interamericana de los Derechos Humanos.
Estoy hablando, claro, de la ley que prohibió la aplicación del famoso “2×1” que había utilizado la Corte Suprema de Justicia para declarar cumplida la pena de un condenado por crímenes de lesa humanidad, un fallo que motivó la inmediata reacción de la izquierda, de los pseudo organismos de derechos humanos y del kirchnerismo (probando todos una vez más lo selectivo de su memoria), de los partidos políticos y hasta del Gobierno.
El Tribunal supremo, por una mayoría constituida por sus verdaderos juristas, falló conforme a derecho y, aún en contra de la posición personal y moral de cada uno, lo único que hizo fue aplicar el principio vigente en todas las legislaciones, que impone utilizar siempre la ley más benigna en el juzgamiento y la graduación de la pena de todo y cualquier delito.
Ese principio está consagrado en todas las normas, locales e internacionales, que he mencionado y hasta el ex Juez Eugenio Zaffaroni (de allí la desmemoria, ya que sus votos fueron calcados a lo ahora resuelto por la mayoría de la Corte) lo había respetado en sus fallos. Pero ello no fue óbice para que todos salieran corriendo a criticar a Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, y hasta llegaron al extremo disparate de denunciarlos penalmente por prevaricato, es decir, por resolver teóricamente en contra de las pruebas de la causa.
Con la sanción de este espantajo, se viola nuevamente otro principio básico de toda la estructura jurídico-penal de Occidente: la irretroactividad de la ley. Porque, cuando otro caso de lesa humanidad llegue a la Corte, los legisladores pretenden que el “2×1” no sea aplicado siquiera a las causas en trámite, es decir, que esta delirante norma recién promulgada impida la concesión de ese beneficio a quienes ya lo tenían.
Pero no debe asombrarnos, porque también se lo hizo cuando, en nombre de una “política de Estado” ¡convenida! entre los tres poderes (el Presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti, lo reafirmó así en su voto) se aplicó –y muy tuertamente, por cierto- el concepto de “genocidio”, descripto por el Tratado de Roma, al cual adhirió la Argentina en 1994, a delitos así calificados y presuntamente cometidos veinte años antes.
Como dijo nuestra “abogada exitosa” esta semana en Bruselas, “todo tiene que ver con todo” y, precisamente para imponer el concepto de “genocidio”, fue que el terrorismo inventó el dogma de los 30.000 desaparecidos, amén de lucrar innoblemente con las indemnizaciones.
Debemos recordar que, cuando nuestros insanos legisladores sancionaron esta absurda ley, dijeron haberlo hecho ante la presión del clamor popular; o sea, invocando a la teórica opinión de la sociedad, nunca verificada, se modificó retroactivamente nuestra Constitución Nacional. Eso fue, claramente, lo que hicieron Hitler, Mussolini y Stalin para cambiar el mundo, ¡y así le fue a la humanidad!.
Y no se trata de una mera exageración literaria. Basta preguntarse qué diferencia, en los hechos, a nuestro Congreso del tirano Nicolás Maduro; ambos dicen representar a mayorías, a las cuales no se atreven siquiera consultar, para cambiar las reglas de juego de la democracia. La permanente violación a la ley, que los argentinos y venezolanos sufrimos diariamente, nos acerca cada vez más a las horas más oscuras de la historia, devolviéndonos a la selva en la que impera el más fuerte.
Este tristísimo episodio volverá a costar a la Argentina mucho más que los transitorios beneficios de venganza que obtendrán sus aplaudidores porque, como es notorio, convierte en innegable la enorme inseguridad jurídica que campea por estas latitudes, en todos los terrenos, de la mano de una justicia venal, rastrera y corrupta. Con esos elementos en la imagen que ofrecemos al mundo, ¿cómo van a venir las inversiones que necesitamos tanto como el oxígeno?
Sólo el coraje cívico de los tres miembros de la Corte Suprema, si mantienen -como fue la eterna conducta del Dr. Carlos Fayt- su postura de apego irrestricto a la ley cuando lleguen a su conocimiento otros casos similares, podrá salvar a nuestro país de un nuevo abismo.
Tampoco será menor el costo que pagará Cambiemos por lo sucedido. Con excepción de Lilita Carrió, con su actitud imaginada como “políticamente correcta”, que lo llevó a ponerse de sombrero la división de poderes y a descalificar a la Corte, pretende evitar el ataque permanente del kirchnerismo y de la izquierda irracional y, en el camino, recoger algunos imposibles votos de esas procedencias; pero olvida que, desde el lado sensato de la sociedad, que se manifestó en las calles el 1° de abril, se mira con asco este irracional proceder y muchos ciudadanos pensarán seriamente antes de repetir su elección de 2015.
Pese a todo, no tengo dudas que el Gobierno se alzará con el triunfo en octubre de este año, pero el crédito deberá ser otorgado a la falta de opciones, ya que el peronismo no ha conseguido evolucionar y desprenderse de su factor más centrífugo, Cristina Fernández de Kirchner. Mientras ésta siga pesando en la escena partidaria, no podrán surgir hombres y mujeres que representen una nueva forma de hacer política y ejercerla con probidad y honestidad. La “noble viuda” obliga a los cobardes dirigentes del PJ a arrastrarse en su estela; y aún los pocos honestos de éstos que todavía existen se van así sumergiendo en la fétida atmósfera de corrupción que la rodea y que no se atreven a denunciar por miedo a su venganza.
Es desolador el panorama que podemos ver a nuestro alrededor, pero está en nosotros mismos, con nuestro esfuerzo individual, revertirlo. Tenemos esa obligación, aún los mayores, frente a nuestros hijos y nietos, porque recibimos un país y lo hemos destruido, incumpliendo así nuestra principal obligación como administradores de algo que no era nuestro.
la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Albert Einstein
Obviamente, el título de esta nota se refiere, primero, al fallo de la Corte Suprema (https://tinyurl.com/kbumnvm) que el miércoles resolvió que correspondía aplicar el “2×1” (cada día de prisión preventiva se computa doble) a un procesado por delitos de lesa humanidad. Los ministros del máximo Tribunal Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti conformaron la mayoría que simplemente aplicó la ley, mientras Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda se opusieron. ¡Una para el lado de la Justicia!
No habían pasado cinco minutos desde que el fallo fuera públicamente conocido cuando comenzó el coro habitual de los ex organismos de derechos humanos (ya confesadamente movimientos políticos kirchneristas) a repudiarla; que la Vicepresidente, Graciela Michetti, y el Ministro de Justicia, Germán Garavano, se sumaran a los críticos de la sentencia, y en términos de compleja gravedad frente a la tan declamada separación de poderes resultó, al menos, raro. Lo más notable fue la reacción de quienes apoyaron, siempre y sin reparos, las teorías penales garantistas de Eugenio Zaffaroni, que hicieron escuela y permitieron liberar a acusados de los más aberrantes delitos, que ahora se rasgan las vestiduras simplemente porque se pretende terminar con una arbitraria discriminación. Aquí nadie parece comprender que, aunque se trate eventualmente de culpables, no se combate a los caníbales comiéndoselos.
El voto de Lorenzetti confirmó su postura de años, durante los cuales sostuvo que la persecución a los militares que derrotaron a la subversión terrorista (armada y financiada por Cuba, Argelia, Libia, Vietnam y Rusia) era una política de Estado, consensuada por los tres poderes, por lo cual ese vengativo acoso estaba legitimado y resultaba funcional al poder de turno; nunca se le ocurrió juzgar conforme a derecho y con total independencia. ¿Está abriendo el paraguas –como hizo el propio Néstor, cuando dijo con cinismo “la zurda te da fueros”– frente a las concretadas denuncias de Lilita Carrió o ante lo que surge de su biografía, escrita por Natalia Aguiar, que se ha transformado en un best seller?
Recordemos que, para lograr ese fin, buscado por el kirchnerismo para conquistar a la intencionada izquierda vernácula e internacional -el actual viaje a Europa de Cristina es una prueba de su éxito-, se violaron todas las leyes vigentes (legalidad, juez natural, irretroactividad, máximo de prisión preventiva, detención domiciliaria a los mayores de 70 años) en juicios fraguados mientras la sociedad entera, con su habitual actitud hipócrita y cobarde, olvidaba a los militares presos y amnistiaba a los asesinos, les pagaba sin control alguno pingües indemnizaciones y los enquistaba en el aparato estatal.
Lamentablemente, esa buena noticia, que hace regresar a la Argentina al imperio del derecho y de la igualdad ante la ley, fue empañada por un nuevo manotazo de venganza: un Juez de Mar del Plata, Santiago Inchausti, armó una causa por presuntos delitos de lesa humanidad y ordenó la captura de cuatro militares, entre ellos el Tte. Cnel. Emilio Nani, héroe de Malvinas y tal vez el más condecorado de la gesta por su valor en combate, que fue gravemente herido y perdió un ojo en la recuperación de los cuarteles del Regimiento N° 3 “Gral. Belgrano”, en La Tablada. Esa acción guerrillera, que protagonizó el MTP (continuador del ERP), conducido por Enrique Gorriarán Merlo, se desarrolló en enero de 1989, en la presidencia de Raúl Alfonsín, un gobierno obviamente democrático y. amén de multitud de heridos, costó la vida a muchos militares y policías.
Nani actuó hoy como hubieran debido hacerlo siempre los jefes de todas las armas cuando esta infamia persecución comenzó; es decir, cuando Néstor Kirchner, arropado en las banderas revolucionarias que siempre había repudiado, obtuvo del genuflexo Congreso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final que, sabiamente, la democracia había sancionado como camino hacia la pacificación. O sea, haciendo honor a la jerarquía, indispensable en cualquier fuerza armada, y al ver que habían detenido a oficiales más jóvenes que él por la misma causa, viajó a Mar del Plata, se puso a disposición del Juez y fue enviado a la cárcel. ¡Así paga esta miserable y decadente Argentina a sus mejores hombres!
En el otro extremo de Sudamérica, mientras tanto, Nicolás Maduro sigue poniéndose de sombrero a todo su país, sumido en el caos, el hambre, la violencia, la falta de salud, la inflación espantosa. El estruendoso silencio de nuestros presuntos defensores de los derechos humanos frente a la salvaje represión, que ya contabiliza cuarenta muertos, decenas de opositores presos y la destrucción de la prensa libre, desnuda su inmunda hipocresía.
El nuevo engendro jurídico pergeñado por el tirano para conservar el poder omnímodo que aún ostenta fue la convocatoria a una original Asamblea constituyente para modificar la carta magna que su padrino, Hugo Chávez Frías, había impuesto a fines del siglo pasado. Pretende constituirla, al menos por la mitad, con partidarios elegidos a dedo. Pero todo eso no bastará, como lo demuestra cada día en la calle la movilizada sociedad, para compensar su descrédito, por muchas armas y activistas que le suministren los gerontes cubanos; es que, si el chavismo cayera, la isla verá cortarse el último cordón umbilical que le permite respirar, aunque sea miserablemente.
No hay dictadura en el mundo que haya podido sostenerse exclusivamente basada en las bayonetas, cuando sólo el 10% de la población la apoyaba. Pero sería muy importante, casi decisivo, que los Estados Unidos resolvieran, más allá de la correcta declamación política, interrumpir sus compras de petróleo venezolano, que hoy representan el 75% de las exportaciones del país. Si Maduro ni siquiera está dispuesto a permitir la instalación de un corredor humanitario –es más, ha confiscado las escasas medicinas que llegaron a su través- para ayudar a sus connacionales simplemente a sobrevivir, ¿por qué seguir alimentando su régimen, además vinculado al terrorismo colombiano y al narcotráfico, con esenciales divisas?
En el escenario latinoamericano, casi barrido de él el populismo que tanta miseria costó a sus pueblos, Argentina ha recuperado su prestigio y está dispuesta a asumir el liderazgo que Brasil dejara vacante por la enormidad de sus problemas internos. En este momento, la acompañan todos los países de la región –con la obvia exclusión de Uruguay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que aún no han conseguido desprenderse de esa lacra, y varias naciones caribeñas, deudoras del chavismo, que intentó exportar el “socialismo del siglo XXI” mediante enormes exportaciones de petróleo a precios subsidiados- y la presión de sus vecinos regionales sobre Nicolás Maduro se está acentuando.
El gobierno bolivariano, ha quedado demostrado, prefiere la muerte de sus conciudadanos a ceder en sus pretensiones pseudo socialistas y en su capacidad depredatoria. Se ha conformado así un verdadero infierno, en el cual Venezuela muere cada día, mientras los chavistas rojo-rojillos bailan sobre un volcán en ebullición. Cómo concluirá esta monumental crisis, que tanto lastima la sensible y dolorida piel del continente, es la gran incógnita.
“Un hombre común se maravilla ante las cosas poco corrientes;
un hombre sabio se maravilla ante las cosas corrientes”.
Confucio
Si el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana, hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a nuestro relato, individual o colectivo.
Para ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres, pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o, simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.
En estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas “revolucionarios de escritorio”; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.
Creo que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores, senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.
La viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.
El choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están dispuestos a alterar las pruebas –como hicieron con los libros de las sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier investigación.
Esos hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora aplicadas.
En otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que, como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto escribe la denunciamos –y, con ella, a la locutora del acto y a los organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal.
En el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado), que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo se incrementará con el mero transcurso del tiempo.
Cuando, muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el beneficio de la prisión domiciliaria –ayer fue el caso de un preso de 87 años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que, rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.
Nadie se pregunta, tratándose de los “genocidas”, por qué se los mantiene en la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.
Ya nadie recuerda –ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea condenado por ladrón.
Hace un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo llamó el “curro” de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo, necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se niega a revelar.
Argentina se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales, como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo de nosotros mismos.
Pero debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria, confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo será.
Tragedia anunciada
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Voy a decirlo claro: la utilización política de la desaparición de Santiago Maldonado anuncia, mal que nos pese como sociedad, una inevitable tragedia. Sólo el Gobierno se beneficiaría con su aparición con vida, ya que todos los demás actores, principales y secundarios, de este drama lo necesitan ausente para siempre o, lisa y llanamente, muerto.
La hipocresía y la necesidad política llevan a estos últimos a reclamar, permanentemente y en cualquier ámbito, la aparición con vida de este joven, pero el costo que pagarían Cristina Elisabet Fernández y la Unidad Ciudadana, Horacio Perro Verbitsky y el CELS, Adolfo Pérez Esquivel y su inexplicable Premio Nobel de la Paz, Hebe de Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, H.I.J.O.S, Facundo Jones Huala (¿Jones Wallace?) y su falsa RAM, Quebracho y tantos otros subversivos si llegara a encontrarse ileso al tatuador sería inmenso. Son demasiados quienes resultarían perjudicados, y tan carentes de límites morales, que resulta imposible imaginar siquiera un final feliz.
A la luz del párrafo anterior, desde mi punto de vista indiscutible, el reclamo y el escándalo construido alrededor del caso suenan, literalmente, repugnantes. ¿De qué se disfrazarían todos los nombrados y los idiotas útiles que siempre los acompañan si un buen día se lo encontrara?, ¿se refugiarían en el silencio, sin pedir siquiera disculpas, como hicieron cuando quedó demostrado que los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble no eran hijos de desaparecidos, después de años de canalla persecución física y moral encabezada nada menos que por la propia ex Presidente?
Después del fallido intento de utilizar a la economía y al inexistente ajuste como motores de la campaña electoral, la intención de utilizar el tema Maldonado (de por sí, indiscutiblemente preocupante), como ariete para voltear sucesivamente a la Gendarmería (blanco especial por su rol esencial en las pericias por el asesinato de Alberto Nisman, amén de brazo armado del Estado), a la Ministro de Seguridad y, por elevación, al propio Presidente de la República, se ha revelado como un idéntico fracaso.
Todo el escándalo que han armado hasta ahora, incluyendo el embarrado de la investigación con la implantación de testigos y documentos falsos, no sólo no ha disminuido un ápice la intención de voto a Cambiemos en las próximas legislativas sino que, por el contrario, ésta se ha incrementado y, salvo que ocurra algo extraordinario, convertirá a la ex Presidente en la renovada “mariscala” de la derrota en el territorio más peronista del país.
El jueves la ex Presidente concedió a Infobae, representada por Luis Novaresio, la primera entrevista a un medio hostil desde que asumió en 2011. Pese a que el periodista se comportó con –para mi gusto- demasiado buenos modales, la noble viuda demostró que conserva en plenitud sus reconocidas virtudes histriónicas, aplaudidas hasta por Francis Ford que la calificó como una soberbia actriz pero, sobre todo, su enorme cinismo. Cada vez que recibió una pregunta que hubiera podido complicarla, hizo una “verónica” taurina y pidió hablar del presente y no del pasado. Huyó hacia adelante comparándose con Mauricio Macri y la corrupción que, según dijo, lo rodea; no reconoció ninguno de la pléyade de males con los cuales arrasó el país hasta los cimientos y negó firmemente su responsabilidad en cada uno de los innumerables latrocinios cometidos.
Dada la obvia y contemporánea aceleración que han impuesto, con su finísimo olfato, los jueces federales a los procesos por corrupción que afectan a Cristina Kirchner, sus hijos, sus ministros y sus cómplices y testaferros de toda laya, es dable suponer que los conflictos violentos, en las calles y en el sur, se incrementarán en similar medida, por lo cual veremos escenarios complicados en la materia hasta, al menos, el 22 de octubre; el narcotráfico, preocupado por la exitosa campaña en su contra que encabeza Patricia Bullrich, se ocupará de la financiación. Algo de eso ya se percibe en las numerosas amenazas de bombas e injustificadas y crecientes tomas de escuelas en la ciudad de Buenos Aires por alumnos k-ideologizados, bancados por padres imbéciles y maestros politizados.
En la materia, debemos reconocer que somos un país rarísimo y absurdo, donde todo está subvertido; es más, creo que estamos todos locos. Valgan como ejemplos dos sucesos de esta misma semana: los sindicatos vinculados con la navegación aérea hicieron una huelga salvaje para frenar el ingreso de nuevos y más baratos operadores a ese mercado, pese a que han asumido el compromiso de crear miles de puestos de trabajo; y, como dije, los estudiantes, que debieran aspirar a una rápida salida laboral, ocuparon colegios para rechazar la posibilidad de realizar, durante el último año del ciclo secundario, pasantías en empresas y organismos públicos de la especialidad que han elegido, arguyendo que se transformarían en mano de obra esclava.
El seguro ingreso de la noble viuda al Senado, aún cuando para el 10 de diciembre acumule más procesamientos –recuerde el reciente y favorable fallo de la Corte en relación con el caso de Carlos Menem, afectado de idéntica incapacidad moral- continuará actuando como revulsivo al interior del PJ, pero será obligada a conformar un bloque separado por la Unidad Ciudadana, que no tiene nada que ver con el tradicional movimiento.
Se habrá quedado, entonces, sin su decisiva influencia sobre la voluntad de los gobernadores feudales que, hasta ahora, le han guardado fidelidad; me refiero a las provincias de Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, La Pampa, Santa Cruz, San Luis y San Juan, en muchas de las cuales, además, el kirchnerismo perderá en octubre por amplio margen. El peronismo sabe mucho de la importancia de la “caja”, disciplinadora tradicional de la política, y esta se encuentra hoy en manos de Cambiemos, por lo cual es presumible que se sienta inclinado a negociar su apoyo a las leyes que el Gobierno necesita.
La señora enfrenta ya la causa más complicada, que la vincula al encubrimiento del terrorismo que voló la sede de la AMIA, y que fuera anunciada por el Fiscal Alberto Nisman, asesinado antes de poder explicarla ante el Congreso; en ella, la acusación pretende que sea procesada por un delito de lesa humanidad y, si lo consigue, transformará el tema en imprescriptible. Por lo demás, en los próximos días será elevada a juicio oral la megacausa unificada por el direccionamiento de la obra pública en Santa Cruz a Lázaro Báez y los retornos que pagaron a su familia ese testaferro y otros socios, como Cristóbal López, donde se ha probado la asociación ilícita que encabezaban don Néstor y, luego, Cristina misma.
Y tiene otras preocupaciones adicionales porque, mientras ella y su hijo Máximo se encontrarán amparados por los fueros parlamentarios que les evitarán la detención, no ocurrirá lo mismo en el caso de su hija Florencia, acusada ya de la comisión de una larga lista de delitos gravísimos y no excarcelables; y siempre estará pendiente la espada de Damocles de los “arrepentidos”, dispuestos a negociar la reducción de su pena complicando a sus superiores en la organización corrupta. Finalmente, le ha llegado la hora de pagar por el gigantesco daño producido, a costa de la vida de tantos argentinos, con el sólo objeto de enriquecerse sin tasa.
—
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 16, 2017
Romper Todo
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Más allá de la presencia de los violentos grupos anarquistas en cada ocasión en que se reúnen los líderes mundiales en algún lugar del planeta, nuestro subcontinente está asistiendo, y mirándolo por televisión, a la puesta en marcha de las políticas recomendadas por el Foro de San Pablo para subvertir todas las instituciones nacionales y llevar a nuestros países a transformarse en los paraísos imaginados por la izquierda universal.
En los 70’s, se intentó conquistar el poder a través de organizaciones terroristas que bañaron en sangre a Colombia, Perú, Brasil, Uruguay, Chile y, por supuesto, Argentina. Las sucesivas derrotas militares, que las sumieron en el asombro por la falta de acompañamiento social a sus mesiánicos proyectos, llevaron a sus ideólogos a recurrir a las enseñanzas de tipos tales como Antonio Gramsci y Ernesto Laclau, que tanto escribieron sobre métodos más intelectuales para alcanzar esos objetivos.
Hoy, con esos libros en la mano, y en la mochila la necesidad de salvar de la cárcel a varios de sus líderes nacionales, populistas y ladrones -léase Cristina Kirchner, Luiz Inácio Lula da Silva, etc.-, esas mismas izquierdas intentan acabar con todas aquellas instituciones que puedan poner en peligro el plan general de destrucción que llevan adelante.
Han tenido mucho éxito en Venezuela, ya una dictadura de partido único, un país riquísimo al cual han llevado a la inanición mediante la corrupción masiva y la asociación con el narcotráfico y el terrorismo de sus más altas esferas militares y políticas. Resulta allí explicable, toda vez que el petróleo que Nicolás Maduro regala todos los días -pese al hambre que azota a su población- a Cuba evita que la gerontocracia asesina de la isla se vea obligada a confesar el fracaso de su histórica política marxista.
En algunos de nuestros países, sin duda por obra y gracia de la cobardía de sus comandantes de entonces y la complicidad de sociedades anómicas e hipócritas, han logrado estigmatizar a las fuerzas armadas y de seguridad, poniendo en tela de juicio cada actuación, aún cuando ésta obedeciera a órdenes legales o judiciales. La estupidez generalizada de los políticos ha permitido, además, que los organismos de derechos humanos regionales fueran copados y cooptados por los miembros más conspicuos de ese proceso revulsivo, lo cual garantiza la inmediata condena a cualquier procedimiento penal que involucre a alguno de sus líderes, como Milagro Sala.
En la Argentina ese peligro se ha agudizado hasta el extremo, y Cristina Elisabet Fernández contempla aterrada no sólo la altísima probabilidad de perder las elecciones de octubre, sino el espejo latinoamericano, que le devuelve las imágenes de Ollanta Humala preso en Perú, de Lula y Dilma Rousseff en riesgo de cárcel en Brasil, de Jorge Glas Espinel suspendido como Vicepresidente de Ecuador, de Raúl Sendic investigado en Uruguay, lo mismo que Juan Manuel Santos en Colombia.
La manifiesta aceleración de las causas por corrupción y por encubrimiento del terrorismo (la denuncia del asesinado Alberto Nisman, impulsada por el Fiscal Gerardo Pollicita) que jaquean a la ex Presidente y a su entorno familiar y político, y el contundente éxito que ha tenido la lucha contra el narcotráfico -que tanto se expandiera por su criminal asociación con el régimen kirchnerista- de la actual administración, ha provocado una violenta reacción de las fuerzas que se oponen al cambio que pretende la sociedad, tal como lo expresara en las urnas. Para lograr sus objetivos de impunidad, les resulta necesario terminar con todas las instituciones.
Ahora, con el ariete de la desaparición de Santiago Maldonado, a quien los asesinos incendiarios de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) identifican como miembro de esa organización terrorista, embisten contra la Gendarmería Nacional y el resto de las fuerzas de seguridad federales, últimas defensas del Estado democrático contra quienes quieren destruirlo, como medio para ir luego por las cabezas de la Ministro de Seguridad y avanzar con el “club del helicóptero” en el que pretenden embarcar a Mauricio Macri, el ¿dictador? a quien sindican como causante de todos sus males.
Para lograrlo, suman sus esfuerzos la izquierda trotskista, el anarquismo trasnochado, la subversión de ese inventado pueblo originario, algunos capitostes sindicales envueltos en negocios turbios, Horacio Verbitsky y el CELS, Hebe Bonafini y las Madres, Estela Carlotto y las Abuelas, La Cámpora e H.I.J.O.S., Alejandra ¡Giles! Carbó y su escudo de fiscales militantes, los jueces de ¿Justicia Legítima?, los medios de prensa que aún pertenecen a enriquecidos compañeros de ruta (Página12, C5N, las radios Rebelde y 10), pseudo periodistas (Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro, Gustavo Gato Silvestre), el Grupo de Curas de la Opción por los Pobres y tantos otros, amén de honestísimos gobernadores (como Gildo Insfrán) e intendentes del Conurbano, los policías provinciales desplazados por corrupción, funcionarios kirchneristas aún enquistados como quintacolumnistas en la administración y, por supuesto, los narcotraficantes que, además, contribuyen financieramente a las acciones callejeras.
Por supuesto, su cinismo hace que ninguno de ellos recuerde ni se haga cargo de las desapariciones (María Cash, Jorge Julio López, Fernando Lario, Luciano Arruga, y otras 74 personas) e innumerables muertes sospechosas (Juan Castro, Raúl Espinosa y Alberto Nisman son sólo ejemplos) o causadas por la desnutrición que la sociedad argentina ha debido soportar durante esa extendida década que defienden a ultranza, ni la violencia empleada por las autoridades contra etnias genuinas, como los Qom de Formosa y Chaco.
Nótese que no hubo condena verbal de alguna de las miserables y estúpidas agrupaciones políticas contra los vándalos que asolaron, una vez más, el centro porteño durante la protesta contra el Gobierno por el caso del tatuador cuyo destino aún se desconoce. Recuerdo que Raúl Sendic, fundador de Tupamaros y padre del actual Vicepresidente uruguayo, sostenía que había que golpear todos los días a la democracia burguesa, hasta que ésta se hartara y reprimiera, con lo cual dejaría ver al fascista que lleva adentro.
El Gobierno está resistiendo responsablemente el embate y, con toda lógica, respaldará a los efectivos de Gendarmería mientras no existan pruebas en su contra, pero es la sociedad entera la que debería reaccionar en igual sentido; a mi modo de ver, no bastará con la mera emisión del voto en octubre para defender la democracia, sino que cada uno de nosotros debería tomar el toro por las astas y denunciar criminalmente las acciones desestabilizadoras de las que tenga conocimiento, para evitar que, estos descastados nos vuelvan a sumir en la irracional violencia mesiánica (o rentada) que tanto nos ha costado como nación.
No podemos permitir que consigan romper lo poco que han dejado en pie de nuestras instituciones republicanas porque, claro, si lo lograran nos quedaríamos sin Estado, y el territorio nacional sería distribuido entre nuestros enemigos de siempre y nuestros vecinos.
Bs.As., 9 Sep 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 9, 2017
VOLVIMOS AL FUTURO
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Léase como se quiera, el domingo pasado Esteban Bullrich y Gladys González, de Cambiemos, casi dos desconocidos, dos “cuatro de copas” en la política de la Provincia de Buenos Aires le ganaron nada menos que al mayor cuco de la Argentina, Cristina Elisabet Fernández quien, acompañada por el terrorista montonero Jorge Taiana, obtuvo menos votos que Daniel Scioli o Anímal Fernández. El escrutinio oficial, que comenzó esta semana, carece de importancia pues se trató sólo de primarias.
A ese resultado de Cambiemos se sumó el triunfo en los bastiones opositores de Córdoba, Entre Ríos, Santa Cruz y San Luis, y el empate en Santa Fe; este dramático hecho que, con absoluta certeza, se consolidará el 24 de octubre en las verdaderas elecciones de medio término, pero permite ya a nuestro país volver a pensar en una agenda de futuro.
Uno de los primeros efectos se percibe en los Tribunales Federales de Comodoro Py, con la llegada de los efluvios de una nueva realidad a la extremadamente sensible nariz de los magistrados. Hasta entonces, muchos habían esperado cobardemente antes de acelerar la marcha de expedientes en los que se investiga la gigantesca corrupción del pasado gobierno, ignorando el masivo reclamo que, en las marchas del 20 de junio y del 3 de agosto, les formuló la sociedad. Pero ahora, con el ladrón de Eduardo Freiler suspendido como miembro de la Cámara Federal y varios más en capilla, la velocidad es otra y nada menos que Julio de Vido irá a juicio oral a partir de septiembre; con este nuevo ritmo, las probabilidades de que recalen en prisión grandes personajes del kirchnerismo durante lo que resta de la campaña electoral se han incrementado exponencialmente.
Espero que se empiece a corregir, también, la situación que afecta a los dos mil presos políticos, ancianos cuyas vidas se extinguen miserablemente en cárceles de todo el país por falta de atención médica y la violación de todas las garantías constitucionales.
Al respecto, mi habitual indignación superó todo lo anterior cuando, el miércoles, le fue concedida la prisión domiciliaria -aún no efectivizada- a Milagro Sala, una mujer que llegó a constituir un estado mafioso dentro del Estado, procesada ahora en muchas causas por corrupción, amenazas, defraudación al Estado, lesiones, usurpación, etc.. Esta “señora” no tiene la edad para acceder a ese beneficio y, además, es obvio que puede poner en riesgo las investigaciones o fugarse, ya que su organización -la Tupac Amaru- continúa siendo poderosa, pero la presión de los organismos de derechos humanos tuertos, incluyendo los internacionales, parece ser demasiada para los maleables integrantes de la Justicia argentina.
Y no pude menos que indignarme porque, el mes pasado, al igual que había sucedido hace poco con el Cnel. Hugo Delmé, de 83 años y con más de cuatrocientos militares, murió en cautiverio el Tte. Coronel Julio César Meroi, imputado en la causa armada en relación con el Operativo Independencia, mediante el cual y bajo un gobierno constitucional, el Ejército combatió para impedir que el ERP declarara un estado independiente; contemporáneamente, falleció su mujer. Tres días después, harta de un Tribunal compuesto por asesinos togados que nunca había siquiera escuchado a su padre, su hija Sandra se suicidó.
A la luz de los dolorosos sucesos de Barcelona, una ciudad entrañable para todos nosotros, resurgió una vieja polémica: la calificación de los terroristas en función de su servicio a la “causa”. En Cataluña, actuaron sin duda los malos, y merecieron la unánime condena social; aquí, sin embargo, como se ve, a quienes intentaron asaltar el poder a sangre y fuego en los 70’s y que dejaron casi veinte mil víctimas civiles nunca reconocidas, se los reivindica como “jóvenes idealistas” y aún hoy se los premia con suculentas indemnizaciones, cargos y canonjías.
Volviendo al título de esta nota, los ítems que debieran componer la agenda del futuro los conocemos todos, pero es necesario enumerarlos para que los políticos de todos los colores los incorporen a las suyas y los transformen en políticas de estado. La conformación que tendrán las cámaras del Congreso a partir de diciembre, en las cuales nadie dispondrá de mayorías propias, obligará a la permanente negociación, una de las bases fundamentales de la democracia. El Frente para la Qué?, mutado ahora en Unión Ciudadana, protagonista de la más cerril y cínica oposición, quedará muy deshilachado y perderá peso, pero el justicialismo más racional, en todas sus formas, ha probado en estos dos años ser capaz de colaborar con la gobernabilidad.
Creo que el primero en la lista de grandes temas tiene que ser la educación en todos sus niveles, en especial el terciario, al cual me he referido en varias notas anteriores con propuestas concretas (vgr: http://egavogadro.blogspot.com.ar/2011/03/estupida-universidad.html). Es absurdo y suicida que sigamos enseñando con métodos del siglo XIX y maestros y profesores del siglo XX en esta época, marcada por la informática, la competitividad y el desarrollo de los servicios como industria; también lo es que el Estado no intervenga para decidir qué carreras universitarias debe privilegiar e incentivar para cubrir las necesidades de un país que pretende reinsertarse en el mundo.
Pero también deben formar parte de las prioridades las reformas tributaria y laboral, la responsabilidad fiscal, el financiamiento de los partidos políticos, la modificación del sistema electoral, el federalismo, la limitación en los mandatos, la división de la Provincia de Buenos Aires, la modificación en los códigos procesales penales, la composición del Consejo de la Magistratura, la introducción del voto para los jueces de menor cuantía y los jefes policiales de las pequeñas comunidades, la lucha contra el narcotráfico, la renovación de las fuerzas armadas y la seguridad de nuestro territorio y sus fronteras, la política migratoria, la responsabilidad penal empresaria, la extinción del dominio en los casos de corrupción.
El Gobierno, que hoy se encuentra en un inmejorable escenario político, debe ponerse al hombro esa agenda, porque ella será la que determine el verdadero cambio que la ciudadanía escogió hace dos años y, como se ve, pretende seguir apoyando y eligiendo. Significa una enorme responsabilidad y un gigantesco desafío para el Presidente Mauricio Macri, la Gobernadora María Eugenia Vidal y todo el equipo que se encuentra en el puente de mando de esta complicada nave que es nuestro impaciente y extraño país. Si consigue enmendar el rumbo de decadencia e insignificancia que hemos mantenido férreamente durante tantas décadas, su éxito será de y para todos, pero también nos pertenecerá el fracaso si no lo logra.
Esa responsabilidad es compartida con todos aquellos a los cuales el trabajo, el ingenio o la mera suerte puso en condiciones de ocupar un lugar preponderante en la sociedad, un rol del cual abdicaron también hace muchos años, cuanto entregaron la administración de nuestro bien más preciado, la propia Argentina, a verdaderos cafres. Ahora es el momento de apostar al futuro, invirtiendo para crear trabajo, para producir y exportar y, con ello, devolver a la sociedad en su conjunto un merecido bienestar.
Espero que Dios recuerde que, alguna vez, fue argentino.
Bs.As., 19 Ago 17
Enrique Guillermo Avogadro
Seremos Capaces
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Debo pedirle disculpas porque, el sábado pasado, atribuí la bastarda comparación de los asesinatos de Nicolás Maduro con el desalojo judicial de Pepsi Co. a Jorge Taiana, el terrorista montonero que secunda en la fórmula de precandidatos a senadores a Cristina Elisabet Fernández; en realidad, el autor ese verdadero dislate fue Daniel Filmus, quien encabeza una de las fórmulas kirchneristas en la Ciudad de Buenos Aires.
La noticia de la semana fue la inhibición que la Cámara Nacional Electoral impuso a Carlos Saúl Menem, un corrupto marca cañón que, como tantos otros, pretendía seguir refugiado en el Congreso para evitar cumplir efectivamente, aunque fuera en alguno de sus domicilios, las varias condenas penales -con doble conforme- que pesan en su contra. Aunque mañana el pueblo de La Rioja eligiera mayoritariamente la boleta que llevará impresa su fotografía, los argentinos tendremos un delincuente menos en el Senado. Un comentario aparte merece la conducta del PJ en su conjunto, incluyendo nada menos que al Senador Miguel Angel Pichetto, mostrando un monolítico y vergonzoso respaldo a este impresentable; tal vez, estaban curándose en salud para impedir que, en un previsible futuro, lo mismo pudiera sucederles.
Ya estamos en veda, y han dejado de machacar nuestra paciencia con la propaganda que difundieron los distintos partidos políticos en el espacio que les fuera cedido. No voy a explayarme, muchos ya lo han hecho, sobre el patético cambio que la noble viuda introdujo en su mensaje, indumentaria incluida, pero sí lo haré en relación con la izquierda.
Promesas tales como duplicar los salarios y, a la vez, reducir drásticamente el horario de trabajo, además de congelar las tarifas del transporte y la energía, llaman la atención porque, por supuesto, ninguno de los prohombres de esas corrientes dijo quién y cómo pagarían tales milagros de multiplicación de panes y peces. Tal vez los destinatarios eran los niños que aún creen en que sus regalos los traen los Reyes Magos, ya que eso explicaría por qué la izquierda vernácula, adoradora del chavismo, nunca consigue salir del escuálido porcentaje que obtiene en cada elección.
Pero hay un aspecto de la actividad de estos calamitosos personajes que produce daños permanentes. El mejor ejemplo fue, precisamente, el cierre de la planta fabril que Pepsi Co. tenía en el Conurbano bonaerense; la empresa despidió a su personal (500 operarios), pagando no sólo las indemnizaciones de ley sino duplicando las mismas. Más del 90% de quienes perdieron el trabajo aceptó encantado la gran suma que recibió y se fue a buscar otro, pero 40 de ellos y muchos cretinos ideologizados ocuparon las instalaciones e intentaron que el Estado expropiara la fábrica cerrada y la entregara a una cooperativa.
Si seguimos viviendo en un país que no respeta la ley ni el derecho de propiedad cuando un grupo violento avanza, ¿podrán llegar las anheladas y esenciales inversiones privadas? ¿Alguien cree que los permanentes piquetes que estos violentos inadaptados protagonizan a diario en la ciudad y en las rutas no se difunden en el exterior? ¿Cómo se creará trabajo genuino en estas condiciones? ¿Pretenden convertir a la Argentina en Venezuela, que asesina por hambre y desnutrición a su pueblo?
Y esto nos lleva al ataque que nuestro país está sufriendo en el sur cordillerano, como sucede en Chile desde hace años. Me refiero a los grupos mapuches que han comenzado a utilizar el terrorismo para ocupar un territorio enorme que no les ha pertenecido nunca; se trata de individuos que su propia comunidad repudia, y que se disfrazan de “pueblo originario” para acceder a los beneficios contantes y sonantes que les proveen algunos imbéciles europeos y, sobre todo, de interesada difusión. Resulta urgente que Mauricio Macri se ponga las botas y, a través del Ministerio de Seguridad, ordene la represión y la detención de estos subversivos, ya que está en juego la autoridad presidencial misma; si no lo hace, si se siguen tolerando estos hechos, será muy tarde para una de las regiones más bellas de la Argentina.
Tampoco en este asunto resulta demasiado difícil descubrir la negra y malintencionada mano del kirchnerismo: sólo una increíble casualidad podría haber hecho que sea la misma abogada quien defiende a Milagro Salas en sus múltiples causas penales por defraudación y extorsión, y a Facundo Jones Humala, el líder de una nueva organización terrorista, Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), preso por los episodios de violencia registrados. La indignidad escala si recordamos con qué rigor trató el gobierno anterior a los qom, cuando este pueblo verdaderamente originario trasladó sus eternos y justificados reclamos a un campamento en la 9 de Julio; estaba harto de las expoliaciones y las sevicias a las que lo somete Gildo Insfrán, el fraudulento, dictatorial y extremadamente corrupto Gobernador de Formosa desde hace décadas, y fueron desalojados a los golpes.
Mañana todos iremos a votar, como manda la ley, en estas absurdas PASO, y nadie deja de especular sobre los resultados, incluyendo las encuestadoras, que tanto han fallado aquí y en el extranjero (EEUU, Gran Bretaña, Francia, España, etc.). Pues bien, estoy absolutamente convencido de que Cambiemos, con excelente criterio, ha “ido a menos” durante toda la campaña, es decir, creo que los números reales que maneja son mucho más tranquilizadores que los que dice tener.
Al menos en lo que a senadores y diputados nacionales se refiere, el país deberá mirarse como un todo y, en él, podremos comprobar a qué ha quedado reducido el kirchnerismo, cualquiera sea el disfraz que utilice en cada provincia; mi impresión personal es que no superará el 15% de los votos. Si esto se confirmara, resulta obvio que los grandes capitales locales e internacionales volverán a confiar, toda vez que un regreso al populismo ladrón resultará harto improbable por largo tiempo.
En lo que erróneamente se ha dado en llamar la “madre de todas las batallas”, o sea, la Provincia de Buenos Aires, creo que Esteban Bullrich, a quien muchos consideran un “cuatro de copas” de la política, le ganará a Cristina Elisabet Fernández sin necesidad de esperar hasta octubre y, de ser así, ya no habrá quien logre resucitarla ya que, como siempre ha hecho con quienes han sido “mariscales de la derrota”, será el propio peronismo quien cargue su ataúd hasta el cementerio de la historia.
Nuestro destino está en nuestras manos. Si volviéramos a elegir a los corruptos, no seremos víctimas sino meros cómplices y, como tales, mereceremos la condena eterna, porque habremos arrojado a la Argentina a un nuevo abismo, como tantas veces hemos hecho en los últimos cien años.
Bs.As., 12 Ago 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 12, 2017
Justicia y Concordia: Carta al Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires
Señor Presidente del
Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires
Dr. Guillermo Lipera
P r e s e n t e
Estimado Guillermo:
No quiero dejar de manifestar por escrito, a fin de que la hagas conocer a los miembros del Directorio, mi absoluta disconformidad con la actuación del Colegio respecto a la verdadera tragedia que viven más de 2.000 presos políticos encerrados ilegalmente, víctimas de una política de persecución sistemática originada en la tiranía de los Kirchner con la complicidad del Congreso y de los jueces corruptos, desde la Corte Suprema para abajo. Como ustedes saben, 418 presos ya han muerto en cautiverio, de los cuales los últimos 77 corresponden al período que lleva andado el nuevo gobierno.
Somos todos conscientes de que para llevar adelante esta política se demolió el derecho en sus principios más básicos, como jamás se había registrado en nuestra historia, así como que la persecución odiosa y los absurdos encarcelamientos continúan en el presente. La última detención, ocurrida hace pocos días, fue la del Almirante Rodolfo Luchetta – ¡91 años de edad cumplidos! -, realizada con despliegue circense por el Ministerio de Seguridad de la Nación, cual si se tratase de una banda de narcotraficantes.
Hace un año nos reunimos algunos socios de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia contigo y con miembros del Directorio del Colegio, a los fines de proyectar una acción conjunta con miras de conjurar este escándalo, que avergüenza a nuestra generación. Como primera medida nuestra Asociación aportó un Manifiesto firmado por trece Académicos del Derecho, en el que se denunciaba, sin eufemismos, esta gravísima situación que agravia a la justicia argentina. Quisimos darle la máxima difusión que la materia y la firma de tan destacados juristas merecía, pero el Directorio que presidís, luego de idas y vueltas, negó cualquier clase de participación.
Hace dos meses la Corte, en su nueva composición, luego de doce años de haber incurrido en el más gigantesco prevaricato de la historia, emitió dos fallos ajustados a derecho: el primero, ordenando la prisión domiciliaria de un detenido, en razón de tener más de 70 años; y el segundo – caso “Muiña” –disponiendo la aplicación de la ley penal más benigna. La reacción de los Verbitzky, Carlotto y compañía, así como la de la izquierda más extrema, aturdió a un gobierno tembloroso, el cual, pese a sus continuas protestas de respeto por las competencias de los jueces, promovió y obtuvo en 24 horas la sanción de una ley “interpretativa”. Casi de inmediato, tanto aquella convulsa reacción, cuanto el mamarracho legislativo, merecieron la grave réplica de las Academias Nacionales de Derecho y Ciencias Sociales y de Ciencias Morales y Políticas, así como la de otras Asociaciones (incluida ésta que presido). El Colegio de Abogados, en cambio, esperó una semana para emitir un comunicado que, para calificarlo de alguna manera, resultó por lo menos no demasiado explícito.
En el acto frente a Tribunales del último jueves, pergeñado por Enrique Avogadro con la colaboración de Alejandro Fargosi, cuyo objetivo era denunciar el prevaricato, la corrupción y la desidia de los jueces por su público desempeño en casos de pública notoriedad y en los llamados ‘juicios de lesa humanidad’, estos últimos ni siquiera fueron mencionados, como tampoco lo fueron las miles de víctimas que causó el terrorismo entre nosotros y que hace años vienen clamando por salir de la invisibilidad en que han sido sumidas, también ahora por la actitud complaciente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Nuestra Asociación concurrió al acto llevando el cartel que la identifica y mediante un megáfono hizo escuchar diversas consignas sobre la inmoral conducta de los jueces. Sobre el palco montado o muy cerca de éste pudimos ver a algunos integrantes del Directorio y al mismo Alejandro Fargosi, quienes, cumpliendo un papel claramente protagónico, eludieron cuidadosamente toda referencia a los presos políticos y a las víctimas del terrorismo.
En representación de esta Asociación y en mi propio nombre como antiguo socio del Colegio, deploro francamente la reiterada falta de interés puesta de manifiesto por el Directorio ante la gravísima situación que viven los presos políticos, las víctimas del terrorismo y sus familiares, quienes, como los esclavos de antaño o los pertenecientes a la casta de los parias, no son merecedores de las elementales garantías y derechos que prescribe la Constitución para todos los habitantes de la República.
Creo interpretar de esta forma a una gran parte de los socios del Colegio, que ante situaciones de menor entidad siempre supo colocarse a la vanguardia en la defensa de las instituciones, del orden jurídico y de la justicia, pilares de la República.
Desearía tener confianza en que tanto vos cuanto tus pares en el Directorio sabrán interpretar el sentido de estas reflexiones y hago votos para que así sea, con la ayuda de Dios.
Atentamente,
Alberto Solanet
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 10, 2017
¡Iremos por Más!
Escribe Enrique Alejandro Avogadro.
El jueves por la tarde miles de ciudadanos nos manifestamos ante el Palacio de Justicia para reclamar a la Corte Suprema, al Consejo de la Magistratura y a los jueces que asumieran ya mismo los roles que la Constitución respectivamente les asigna y que dejen de ser cómplices y encubridores de la corrupción, cuando no socios de la misma. La marcha se vio dificultada no sólo por la demoradas obras en curso, que impidieron el uso de las plazas, sino por un insólito vallado dispuesto, por pedido del siniestro Presidente de nuestro tribunal supremo, que bloqueó prácticamente la calle Talcahuano, entre Tucumán y Lavalle.
Minutos antes de la hora fijada para el comienzo de la ceremonia, llegó desde Comodoro Py la noticia de la confirmación, por parte de la Sala I de la Cámara Federal de la prisión preventiva del eterno contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, y de la ratificación del Juez Claudio Bonadío al frente de la investigación de la causa “Los Sauces”, que tan mala sangre genera en doña Cristina y sus hijos. Eduardo Freiler, uno de sus integrantes, el ladrón auténtico, al menos tuvo la ¿decencia? de mantenerse leal al kircherismo votando en minoría en sentido contrario. De todas maneras, y pese a que era previsible, el fallo trajo algún alivio al ánimo de los presentes, una vez más de lamentablente muy alto promedio de edad. ¿Ignoran los jóvenes que lo hacemos por ellos?
La Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia se hizo presente e hizo oír su reclamo en pos de justicia para los dos mil militares presos, mantenidos en prisión por un Poder Judicial venal y vengativo que, para lograrlo, ha violado todas las normas constitucionales. Pese a que lo hizo frente a importantes letrados y algún presidente de otras sociedades de abogados, como el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, ninguno de ellos se sumó al clamor; ignoro si lo hicieron por falta de coraje o por verdadera adhesión a la política caníbal que, al respecto, aún mantiene el Poder Ejecutivo, un importante grupo de asesinos togados y, por supuesto, la Procuración General de la Nación, a cargo de la inefable imputada Alejandra ¡Giles! Carbó.
Una prueba más de la morosidad de la Justicia se dio ayer mismo, cuando el Tribunal Oral Federal N° 1 debió absolver por prescripción a otro notorio delincuente, Amado Guitarrita Boudou, en la causa más insignificante de las varias que tiene en curso, la falsificación de los documentos de un auto para estafar a su ex mujer.
Sigo convencido que los inquilinos de Comodoro Py, en general, continuarán olfateando el viento para ver qué novedades traen las elecciones legislativas de octubre y, hasta conocer el resultado de las mismas, seguirán haciendo la plancha. Sin embargo, espero que la multitud que tanto los convirtió blanco de sus duras quejas el jueves los induzca a cambiar de actitud; si no lo hacen, habrá llegado la hora de reclamar su inmediato desplazamiento. Lo haremos cuando, finalmente, el Consejo de la Magistratura se desprenda de uno de sus miembros, el Senador por San Juan, Ruperto Godoy, un verdadero caradura que ni siquiera es abogado.
Para que ningún responsable de la podredumbre judicial se sienta tranquilo, iremos por más. Pronto no sólo repetiremos la del jueves sino aue también nos manifestaremos ante el Congreso, el gran aguantadero de corruptos y delincuentes de toda laya, para exigir la modificación de los códigos de procedimiento y la inmediata sanción de las leyes que se necesitan para llevar adelante, con eficiencia y rapidez, las investigaciones sobre las iniquidades cometidas durante tantos años, en especial la ley penal empresaria. Se lo debemos al 30% de nuestros conciudadanos que, después del período en que más dinero ingresó a las arcas públicas en la historia, se debate entre la miseria y la pobreza, carece de agua potable, de cloacas, de vivienda digna, de educación y de salud.
Pero hoy, como a todos los argentinos, el tema que más nos preocupa y debiera ocuparnos es la verdadera tragedia en que el comunismo cubano y chino, el imperialismo ruso, la teocracia iraní, la corrupción y el narcotráfico han sumido a la ensangrentada y hambreada Venezuela. Recordemos que, sólo desde mi nota anterior, han muerto veinte jóvenes más, asesinados por las fuerzas represivas de Nicolás Maduro.
El estruendoso silencio de doña Cristina, que llegó a otorgar la máxima condecoración argentina a este criminal, y de los organismos de falsos derechos humanos locales frente a lo que allí sucede no hace más que confirmar que, para todos ellos, los terroristas Perro Verbitsky y Jorge Taiana incluidos, los genocidas sólo pueden serlo si no pertenecen a su bando ideológico; el último, en delirio, no dudó en igualar las salvajadas de los rojo-rojillos, que matan con real munición a opositores desarmados, con el desalojo judicial de la planta de Pepsico, que dejó quince policías heridos y varios revoltosos resfriados, producto de la mojadura con mangueras en pleno invierno.
No debiera sorprendernos, porque ya pasó con Joseph Stalin, que se permitió asesinar a más de veinte millones de sus compatriotas para sojuzgar definitivamente a su pueblo mientras el mundo miraba para otro lado, y con Fidel Castro y el Che Guevara, fusiladores compulsivos transformados en íconos de las progresías mundiales. Evidentemente, Néstor Kirchner tuvo razón, cuando el desconcierto de Ramón Puerta llevó a éste a preguntarle por qué se disfrazaba de zurdo; la respuesta fue contundente: “Ramón, la izquierda te da fueros”.
El ridículo tirano caribeño terminó el viernes de ponerse a la democracia de sombrero, después de la más que fraudulenta elección del domingo pasado, al poner en posesión de sus cargos a los más de quinientos constituyentes que reformarán el engendro del propio Hugo Chávez para convertir a su país en una dictadura de partido único, como hicieron hace más de sesenta años los gerontes cubanos que aún mantienen esclavizada a la población de la isla. Me pregunto si con Venezuela permitiremos que suceda lo mismo y, dentro de algunas décadas, visitemos el país para ver in situ los logros de tales revoluciones imaginadas.
Tal como sabíamos que ocurriría, los sistemas internacional y regional han demostrado, y lo seguirán haciendo, su total incapacidad para poner fin al drama humanitario que azota a ese país y avergüenza al mundo entero. Por ello, tampoco significará demasiado la exclusión o la suspensión de los bolivarianos que los cancilleres del Mercosur resolverán seguramente hoy en San Pablo; lo mismo sucedió con las demoradas sanciones personales que los Estados Unidos impusieron a los mayores personeros del régimen, acusados de narcotráfico, o con la tibia condena que, muy tardíamente por cierto, expresó S.S. Francisco esta semana respecto a la violación de los derechos humanos más elementales que allí se practica.
Para terminar, reitero: ¡iremos por más!. El que avisa no es traidor.
Bs.As., 5 Ago 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 5, 2017
Basta de corrupcion…
Escribe JORGE BERNABE LOBO ARAGON.
Convocatoria.
“…Para los varones se han hecho las empresas…
Hablar de la corrupción reinante -sí, reinante, porque no sólo se encuentra muy difundida sino que también impera en amplios sectores de la sociedad- puede resultar aburrido a fuerza de ser reiterado. Ya se ha dicho que existió siempre, pero que jamás alcanzó los alarmantes niveles que alcanzo en gobiernos anteriores y que se refleja en la actualidad en amplios sectores de la sociedad. Pero lo que es peor, el grado de resignación, de tolerancia y hasta de paciente aceptación con el que se ve en estos días. Nihil novi sub sole (no hay nada nuevo bajo el sol), sí, ya lo sabemos, y sin embargo pareciera que, con el ánimo de hacerle frente de alguna manera a la putrefacción invasora, alguna táctica nueva podría aparecer. En mi Provincia – Tucumán – hace ya tiempo la legislatura aprobó por unanimidad un proyecto de mi autoría, que fue la creación de una comisión antimafia que lamentablemente nunca se integró. Pasa lo mismo que con el cojo: había que ver la andar para tener idea de los efectos que podria tener en su desempeño. Mientras tanto era una posibilidad que se quería ver con una esperanza despierta, por la necesidad de que algún implemento destinado a este fin tenga un resultado positivo y alentador, más que por válidas experiencias -que no las hay- ni por profundos y talentosos programas, que no se sabe si existirán o no.En principio su objeto era el de proyectar mejoras en la legislación, de tal modo que los naturales organismos que tiene la sociedad para luchar contra el delito -policía y justicia- vean facilitada su acción y ésta tenga resultados valederos. En este sentido se ha señalado reiteradamente que los delitos no se castigan porque no pueden ser judicialmente probados, y que si las pruebas existen se encuentran los modos de eludir las penas, y que las escasas veces en que las penas son impuestas, los pícaros delincuentes encuentran el resquicio, la brecha, el postigo -e incluso la puerta ancha- para eludir todo castigo. En nuestro ámbito legislativo no puede pensarse en adecuar el Código Penal, ya que está sujeto a la jurisdicción nacional, pero se aplica por medio de la policía y la justicia, instituciones que sí son legisladas, gobernadas y presupuestariamente dotadas, desde el ámbito provincial. Pero, además de mencionarse la necesidad de adecuar la legislación, la administración y el presupuesto de los organismos que tienen a su cargo la seguridad pública, también se ha mencionado la posibilidad de que la comisión antimafia llegara a realizar ciertas investigaciones. Incluso -en contra de esta comisión- se ha mencionado la inconveniencia de transformar a la Cámara en un poder investigador. Es lógico: ni la Legislatura como corporación, ni tampoco sus miembros individualmente, cuentan con elementos, antecedentes, experiencia ni idoneidad requeridos para llevar a buen término investigaciones de tipo detectivesco. A pesar de eso se ha supuesto que cierto tipo de investigaciones precisará realizar, ya que para facilitar la lucha contra el delito se requiere saber con qué mecanismos el delito funciona y cuáles de sus males son los más aflictivos para una comunidad que con angustia ve su proliferación y su impunidad. La comisión buscaría los modos de combatir las mafias. ¿Por qué las mafias, es decir el crimen organizado, y no el crimen en general? Hay motivos, además de que siempre por alguna parte se debe comenzar: el crimen organizado suele ser más dañino que el producido en forma eventual, y el hecho de existir alguna organización -cómplices, auxiliares, jefes, comunicaciones, planes- ayudaría a desenvolver el ovillo una vez hallada su punta. Se había aprobado crear la comisión. Y sin embargo no se la ha constituido, no se ha designado a los miembros que la integrarán. Podría ser que la falta de entusiasmo se debiera a un lamentable pesimismo, a una actitud propia del no te metás, o a un cómodo propósito de colaborar con la creación pero para que trabajen otros. En fin: muchos motivos podría haber para que los legisladores no se sientan atraídos a volcar sus empeños en esta actividad nueva. Pero, ¿se habrán sacado números de cuál actitud es la que recoge más votos? ¿La que dice: ¡Ciudadanos! Apoyen mi lucha en contra del delito combatiendo las mafias, al modo en que lo hace algunos candidatos esclarecidos , o la de presentarse con ademanes suaves sosteniendo que hay que vivir y dejar vivir, o estimando que la corrupción no es más que un síntoma de la gravedad a que ha llegado la descomposición de la economía; interpretando que los complejos mecanismos precisan del aceite, o apreciando, quizás, que así como la función hace al órgano la sociedad crea los implementos adecuados para que medre el conjunto? La Cámara había resuelto crear esta novedosa comisión antimafia con una misión eterna y siempre difícil, especialmente en las actuales circunstancias. Cuáles sería su desempeño, cuáles sus triunfos y cuáles sus fracasos, es algo que la ciudadanía tucumana podría averiguar y sacar en limpio en el transcurso su actuación si se i hubiera integrado. Es verdad también su fracaso podría producirse de inmediato. Su triunfo seguramente llevaría años de fatigantes y sacrificados esfuerzos. Pero hay que hacer algo. Las mafias actúan entre con total impunidad ante nosotros con la justicia jugando al distraído. Ante la aflicción de una enorme parte de la sociedad no podemos mantenernos indiferentes. Ante esta apatía o pasividad ruego a mis compatriotas una vez más que nos movilicemos tranquilamente el 3 de agosto del corriente año a horas 18 para gritar a viva vos por el adecentamiento de la Justicia en todo el país. La a sociedad se debe defender del delito. Se propician juicios políticos sin solución. Se hacen innumerables denuncias de venalidad, de escándalos sin resultados. Es primordial entonces que los ciudadanos participemos en la reclamo, de la angustia general difundida en la sociedad a la que pertenecemos. Tenemos derecho a manifestar esa desazón y adherirnos al clamor público. Tenemos la obligación y el derecho, de pedir que el Estado, la Justicia, el congreso los Poderes del estado en su conjunto procuren los medios adecuados para que las mafias y la corrupción en todos sus estados, sean combatidas de la mejor forma posible por una justicia libre, honesta e independiente. Debemos formar parte de una sociedad que no se resigne a la impunidad como si se tratase de una fuerza de la naturaleza. Es que la corrupción que “se está haciendo carne en la Argentina” y convirtiendo en el pan nuestro de cada día”. Ante el mal que todos vemos y lamentamos, es necesario reaccionar buscando la forma de purificar la sociedad. Es una lucha que vale la pena librarse pues en ella se juega el destino de la patria de nuestros hijos. Para los varones se han hecho las empresas. Ruego participemos en la convocatoria y compartamos por todas las redes sociales. Recordemos siempre a Sarmiento: “desgraciados los pueblos a los que se les agote ese instinto por mantener la salud colectiva. Los ciudadanos de tales pueblos serán tratados como presidiarios.”
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 1, 2017
Última LLamada
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
El miércoles por la noche, ese maloliente aguantadero en que se ha convertido el Congreso por obra y gracia de los representantes que hemos elegido durante años, confirmó la validez de esa descalificación y dio una nueva prueba de cuánta impunidad se garantiza en la Argentina a los corruptos; en especial, a aquéllos que conservan muchas “carpetas” y pueden transformarse en delatores, comprometiendo tanto a sus mandantes ex presidentes cuanto a sus cómplices de toda laya, sean gobernadores, intendentes o empresarios. Con la difusión de la lista de quienes votaron en contra de la exclusión de la Cámara del máximo operador de los Kirchner, la última esperanza de condena social se cifra en los votantes, ya que muchos de los “protectores” de ese impar delincuente se presentarán ahora buscando la reelección.
Por el contrario, la exposición en que se encontraba obligó a la Sala de feria de la Cámara Federal de Apelaciones en lo Criminal, integrada por Jorge Ballestero y Eduardo Freiler (un tipo auténtico: es un ladrón y parece un ladrón), a abstenerse de liberar a Víctor Manzanares, el eterno contador de los Kirchner y, sobre todo, de desplazar al Juez Claudio Bonadío de la causa “Los Sauces”; en la medida en que el segundo no tiene prurito alguno en demostrar su fidelidad a Cristina Fernández y sus personeros, seguramente esa inacción se debió al prudente disenso del primero, preocupado por la negativa repercusión que hubiera tenido cualquier otra resolución. Ahora, la decisión sobre ambos temas deberán adoptarla, ya como Sala I y con el concurso de Leopoldo Bruglia, al regreso de sus vacaciones; es probable que entonces los fallos resulten contrarios a los intereses de la mafia que nos gobernó durante una década.
Para que eso suceda debe tener éxito la concentración del 3 de agosto; ésta es la última llamada, ya que faltan sólo cinco días y le ruego extreme la difusión. El lugar elegido hace tiempo está aún en obra, y deberemos manifestarnos con banderas y velas sobre las calles Talcahuano, Lavalle, Tucumán, Libertad y, también, sobre la Diagonal Norte, ya que las plazas propiamente dichas se encuentran valladas.
Allí exigiremos al Poder Judicial, en las figuras de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura, que asuma de una buena vez el papel que la Constitución Nacional le asigna, y deje de ser el gran encubridor; su conducta durante las últimas décadas ha convertido a la República, cuya existencia misma se convierte en imposible sin Justicia, en el hazmerreir del mundo entero, en especial cuando se la compara con nuestros más cercanos vecinos.
Para morirnos de vergüenza es suficiente recordar el trámite impreso a causas como el crimen de Once, los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, la muerte de Alberto Nisman y el memorándum con Irán, el contrabando de armas a Ecuador y a los Balcanes (aún condenado, Carlos Menem irá por la reelección), la importación de chatarra ferroviaria, la privatización y la re-estatización de YPF y Aerolíneas Argentinas, el “dólar futuro”, Skanska y los gasoductos, IBM y el Banco de la Nación, los desaparecidos fondos de Santa Cruz, los bolsos del convento, la caja de seguridad de Florencia, la pesca en el sur y el contrabando de drogas, las rutas pagadas e inexistentes, los imperios hoteleros, las importaciones de gas, los medicamentos “truchos”, la intervención del INDEC y la falsificación de las estadísticas, Southern Winds y LAFSA, los diamantes de Angola, las varias valijas de Antonini Wilson, los negociados con Hugo Chávez y tantos otros casos emblemáticos.
Me resisto a flagelarlo, querido lector, y por eso no voy a inventariar otra vez qué sucede en toda la región, salvo en la trágica Venezuela. Mañana mismo, el régimen que encabeza Nicolás Maduro rezará el responso final por la democracia en su país, que será enterrada con la “elección” de una convención constituyente que le permitirá perpetuarse en el poder, sobre el asesinato de más de cien compatriotas, de miles de presos políticos, de la hambruna generalizada y de la quiebra de la economía.
La situación interna ya reviste carácter de genocidio -¿nuestros organismos de derechos humanos continuarán con su silencio cómplice?- por la falta de alimentos y medicinas, y además está produciendo una crisis humanitaria en los países fronterizos, como Colombia y Brasil, por el éxodo de miles de venezolanos que sólo pretenden sobrevivir.
Pero todo ello no ha influido sobre el ánimo de la sociedad civil que, con inmenso coraje, sigue enfrentando pacíficamente, todos los días, la violenta represión del Ejército y de paramilitares armados por el mismo Gobierno, potenciados por decenas de miles de “asesores” cubanos. Además, se ha incluido en los documentos personales de los ciudadanos un código QR, que permitirá al régimen saber con exactitud cómo votarán, por lo cual todos los empleados públicos y los beneficiarios de planes sociales estarán sometidos a una coerción extrema.
La salida final de la crisis venezolana, que tanto expone la ineficacia de las organizaciones internacionales -en especial del Mercosur, cuya declaración condenatoria fue bloqueada por Uruguay y contó con la abstención de Bolivia- es de muy difícil predicción, y es harto probable que termine en una guerra civil. Las fuerzas armadas venezolanas, vinculadas al contrabando y el narcotráfico, están equipadas con los medios de combate más modernos, suministrados y operados por cubanos, y no tendrán empacho alguno en masacrar a la población puesto que, si el chavismo perdiera el poder, se cortaría la última posibilidad del comunismo isleño de sobrevivir.
Describir ese escenario obliga a pensar en qué hubiera podido pasar en la Argentina si Daniel Scioli (seguramente ya habría sido desplazado) y Carlos Zannini hubieran vencido en 2015, acompañados nada menos que por Anímal Fernández y Martín Sabbatella desde la Provincia de Buenos Aires. Hoy, con seguridad, nuestro país se hubiera convertido en una réplica de lo que sucede en Venezuela y en México. Si hoy el kirchnerismo estuviera en el poder, la crisis terminal que legó a su sucesor -y que éste erróneamente se abstuvo de explicitar- ya habría estallado y los violentos carteles, como sucede en Rosario y en el Conurbano, estarían luchando por territorios y monopolios, llenando de cadáveres las calles de todo el país.
Para comprobarlo basta con observar la situación en provincias como Formosa, Tucumán, Santiago del Estero y, en especial, Santa Cruz, gobernadas por verdaderos señores feudales desde siempre. En todas ellas, campea la más abyecta inmoralidad, se roba sin tasa ni medida y los narcotraficantes encuentran verdaderos paraísos. Nefastos personajes como Ricardo Jaime, José López, Julio de Vido y Cristina Fernández estarían gobernando, mientras “empresarios” como Lázaro Báez, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra (Electroingeniería), los Eskenazy, o Sergio Spolsky seguirían haciendo de las suyas a costa de todos los demás.
Por todo eso, para recuperar la Justicia, hago esta última llamada para el vuelo que saldrá el #3A hacia una Argentina mejor. No lo pierda porque, si lo hace, deberá preguntarse si no es usted también cómplice.
Bs.As., 29 Jul 17
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
Site: www.avogadro.com.ar
Blog: http://egavogadro.blogspot.com
Skype: ega1avogadro
Facebook: enrique guillermo avogadro
Twitter: @egavogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 29, 2017
La Cita
Escribe Luis Bardín.
LA CITA
3 de agosto, 18 horas
a tribunales vayamos.
Es la cita que propone
el ciudadano Avogadro
para despertar a jueces
que parecen dormir siestas
sobre un colchón de expedientes.
Vayamos a repudiarlos,
otra cosa no merecen.
Causas que tienen 10 años
con las puebas suficientes
para que haya condenados
esperando que prescriban
las fueron encajonando.
Han hecho de la justicia
un antro de peculado,
casi una cueva de ineptos
o señorías muy lentos
reino del prevaricato.
Agenden el 3 de agosto
a despertar magistrados.
Luis Bardín.
El incendio y las vísperas
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Los pueblos a quienes no se hace justicia, se la toman por sí mismos más tarde o más pronto”.
Voltaire
Más allá de insistir en mi ruego de difusión de la convocatoria del #3A en Tribunales, las novedades ameritan algunas especulaciones, sobre todo en la Argentina. Me refiero, concretamente, a la detención del histórico contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, al llamado a indagatoria de Carlos Sancho, socio y testaferro del máximo hijo de la dinastía, al pedido de similar medida para Alejandra ¡Giles! Carbó, nuestra egregia Procuradora General, y a la batalla por el retiro del paraguas de los fueros parlamentarios a Julio de Vido, el mayor operador de la corrupción desde los lejanos días del primer período de Néstor como Gobernador de la Provincia de Santa Cruz.
En los dos primeros casos, y como ya sucediera con Lázaro Báez, el gran prestanombre que cometió la incalificable torpeza de involucrar a sus hijos en el delito, las esperanzas de la sociedad están puestas en las confesiones que la privación de la libertad podría inspirar en estos insignes dibujantes de números brumosos. Porque es claro que, si se deciden a hablar y reconocer que actuaron por instrucciones directas de la organizadora y jefa de la asociación ilícita, la autocalificada perseguida política pasará a integrar la lista de importantes presos de la región.
La ex Presidente debería ya estar en prisión preventiva ya que está suficientemente probado que sus dependientes han adulterado las pruebas (hasta los libros sociales de las empresas que le pertenecen) y entorpecido la investigación. Hasta hoy, el Gobierno no la quería entre rejas, ya que la prefería comosparring en las elecciones, en una elucubración que califiqué oportunamente como bastarda; pero es probable que el Juez Claudio Bonadío altere el panorama ordenando su detención antes de octubre.
El caso del ex Ministro de Planificación del saqueo servirá para quitar el disfraz a todos aquellos que decidan desoír el clamor social y ratificarlos como convertirlos en cómplices de la corrupción que asoló el país durante la extendida década robada. Si fracasara la expulsión de este delincuente de la Cámara de Diputados, que se discutirá el miércoles, las redes sociales serán el lugar en que sus encubridores encontrarán sus nombres y sus fotografías de frente y perfil. Me parece que esto debería servir como un llamado a la reflexión para los kirchneristas y sus compañeros de ruta, muchos de los cuales deberán someterse pronto al voto popular.
Esta semana, la última de la feria judicial, estará de turno la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal Federal, integrada al efecto por el cuestionado Eduardo Freiler, a quien pronto veremos destituido y -tengo la esperanza- preso por ladrón, y Jorge Ballestero, protector de los pingüinos durante muchísimo tiempo pero que, recientemente, ha virado en sus posiciones por los vientos de cambio que percibe. Las recientes decisiones de Bonadío que afectan a Cristina y su círculo íntimo serán revisadas por ambos y, si decidieran modificarlas, deberían ser conscientes de estar acercando peligrosamente mechas encendidas a la santabárbara que podría estallar en Comodoro Py.
La semana pasada, cuando los enumeré los grandes reos regionales, cometí el error de omitir a algunos de ellos; en Perú, por ejemplo, mencioné sólo a los ex presidentes a Alan García (prófugo) y a Ollanta Humala, y olvidé a Alberto Fujimori, que comparte la cárcel con el anterior. En América Central, varios países han visto a sus mandatarios presos y, en algunos casos, ante la inminencia de su detención, algunos optaron por huir al exterior. ¿Será también el caso de Rafael Correa y su autoexilio en Bélgica?
Lo notable fue que el viernes, en Mendoza, en una suerte de “contra-cumbre” frente al infructuoso encuentro de los presidentes del Mercosur, que no lograron consensuar la expulsión de Venezuela, los maléficos vientos populistas volvieron a amontonar a los apologistas de los desalojados del poder y de quienes están en vías de serlo. Así, en la misma bolsa reinvindicatoria metieron a Luis Inácio Lula da Silva, a Cristina Elizabet Fernández, a Fernando Lugo, a Milagro Salas y, el colmo, al tirano “más burro”, presuntas víctimas de conspiraciones imperiales; sólo les faltó agregar a Raúl Castro y a Jorge “Saladito” Castillo para condimentar el nauseabundo resultado.
El pegamento para tanto dislate, presumo, debió ser la ideologizada visión que tienen sus adherentes sobre la situación que viven la ensangrentada nación venezolana, que está protagonizando una de las mayores emigraciones de la historia continental por imperio de la violencia, la salvaje represión y la hambruna, y la Provincia de Santa Cruz, el feudo de los Kirchner desde hace más de un cuarto de siglo, hoy en manos de la fotocopia de pelo largo, que se incendia diariamente pese al frío austral reinante. Volví a preguntarme, como lo hice tantas veces durante los 70’s, por qué todos estos fanáticos, que consideran a la democracia como una maldita enfermedad burguesa, no se mudan a esos idealizados paraísos.
El criminal régimen de Maduro, amén de la condena casi universal, está provocando una discusión a nivel mundial, ya que su precaria subsistencia depende, en gran medida, de las compras norteamericanas de petróleo. El quid de la cuestión es que, si se interrumpieran, no sólo producirían la inmediata victimización de los terroristas y narcotraficantes que gobiernan desde Caracas, buscando la solidaridad latinoamericana, sino que profundizarían la crisis humanitaria en la que se ve inmersa la población, que carece ya de alimentos y remedios.
No puedo cerrar esta nota sin hacer referencia a la detención, por orden del Tribunal Federal que lleva la causa llamada “Bahía Blanca”, del señor Capitán de Corbeta Ricardo Molina, que ya tiene 87 años de edad. Si a ello le sumamos la actitud del canalla Juez Federal de La Plata, Ernesto Kreplak, fanático kirchnerista, frente a la detención domiciliaria del Dr. Jaime Smart dispuesta por la Cámara de Casación, inventándole nuevos procesos para mantenerlo en la cárcel a 82, tendremos nuevos motivos para concurrir a la concentración del #3A en Plaza Lavalle. ¿Hasta cuándo seguiremos soportando que estos verdaderos asesinos togados -han muerto más de cuatrocientos ancianos en cautiverio- sigan haciendo de las suyas?
Me pareció adecuado “robar” el título del libro de Beatriz Guido para encabezarla, porque tal vez estemos en las vísperas de un fuego purificador que nos permita recuperar una Justicia seria, independiente y veloz, esencial para volver a ser una República.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 22, 2017
Castrados y Avergonzados
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Desgraciada la generación cuyos jueces merecen ser juzgados”.
Talmud
A priori, le ruego siga difundiendo esta convocatoria hasta el último minuto, a ver si conseguimos movilizar a los jóvenes para que nos acompañen en esta patriada. Mientras tanto, y de todas maneras, pensemos en qué nos pasa a los argentinos y qué imagen estamos mostrando al exterior; realmente, ¿cómo el crisol de razas, del que tanto nos enorgullecimos en el pasado, ha podido derivar en este país de borregos emasculados?
El miércoles fuimos sorprendidos por una noticia procedente de Brasil, que nos debería llenar de vergüenza (una más, porque diariamente las novedades que deparan nuevos descubrimientos de la corrupción del kirchnerismo nos convierten en el hazmerreir generalizado): la condena a casi diez años de prisión dictada por el Juez Sergio Moro, un magistrado de Curitiba, Paraná, contra Luiz Inácio Lula da Silva, ex Presidente y aún dueño de una importante intención de voto en su país. Obviamente, será apelada ante el Tribunal Federal Regional y, con seguridad, llegará al Supremo Tribunal Federal, pero la repercusión ya ha sido inmensa, sobre todo porque lo inhibiría de presentarse a nuevas elecciones.
Sergio Fernando Moro
La vergüenza tiene varios aspectos en la lógica comparación con lo que aquí sucede. El primero, la celeridad y la independencia con que actúa la Justicia allí, mientras que nosotros seguimos sin saber siquiera cómo y cuándo murió el Fiscal Alberto Nisman, por ejemplo, y los responsables del infame crimen de Once siguen en libertad.
Luego, la pequeña cantidad de la cual Lula se habría apropiado personalmente; un departamento en el litoral paulista no tiene punto de comparación con el imperio hotelero e inmobiliario que Néstor y Cristina construyeron ni, por supuesto, con la propiedad de tantas estancias y empresas puestas a nombre de sus testaferros, incluyendo una gran porción de las acciones de YPF, que los Eskenazi compraron para Kirchner sin dinero. Finalmente, el monto total defraudado al fisco brasileño es infinitamente menor que el saqueo al que fue sometida la Argentina durante la prolongada década del latrocinio pingüino, tanto en términos relativos (por la enorme diferencia en el PBI de ambos países) cuanto absolutos: los US$ 3.500 millones desaparecidos en nuestro vecino no son nada frente a la gigantesca fortuna que amasaron nuestros inventores de una revolución imaginaria.
Algo similar está ocurriendo en Perú, donde su ex Presidente Ollanta Humala y su mujer acaban de ser encarcelados por corrupción en las operaciones con Odebrecht, y hasta en Ecuador, ya que el sucesor de Rafael Correa, elegido por éste presumiendo que sería un títere, ha ordenado abrir una investigación contra su padrino político por idénticas razones, amén de acusarlo de haber estrellado la economía de su país con su populismo.
Todos esos hechos, a los cuales debe sumarse lo sucedido en los dos países modélicos de la región, por los cuestionamientos chilenos a su Presidente, Michele Bachelet, en razón de algunos negociados de los que se acusa a su familia, las graves sospechas de corrupción durante el gobierno de José “Pepe” Mugica, que están golpeando fuertemente al Frente Amplio y lo colocan al borde de perder por primera vez las elecciones uruguayas desde 2004, y los reiterados rumores sobre Evo Morales y su amante, gestora de grandes negocios en Bolivia, confirman la profetizada ola de decencia que comenzó a impactar en este siglo sobre todos los regímenes populistas de la región, condenándolos al tacho de basura de la historia.
Nicolás Maduro
Una excepción, claro, son los terribles acontecimientos que, en cien días, han llevado a la tumba a más de cien jóvenes en las protestas contra Nicolás Maduro, que sigue manteniendo el poder sentado sobre las bayonetas de su ejército y de sus milicias paramilitares. Lamentablemente, la crisis que desangra a Venezuela no parece tener siquiera una imaginable solución, porque el tirano es sólo uno de los miles de bandidos que se reúsan a escuchar el clamor mundial y, si se fugara o muriera, detrás están Diosdado Cabello y cientos de generales poco dispuestos a perder tanto su libertad como las enormes fortunas que han acumulado con el narcotráfico y los pingües negocios que realizan a costa del Estado. La otra, obviamente, es la gerontocracia cubana, sostenida exclusivamente por el cordón umbilical que la une a Caracas y a través del cual fluye el petróleo que los venezolanos pagan con su cotidiana hambruna.
Pero la Argentina sigue dando la nota desafinada en ese concierto regional que tan bien suena. El peronismo se niega a entregar las cabezas de de los máximos exponentes de su corrupción: el Senador Carlos Menem, el Diputado Julio de Vido, el Juez Eduardo Freiler y, por supuesto, la Procuradora General, Alejandra ¡Giles! Carbó, llamada ayer a indagatoria. Muy por el contrario, cierra filas en su defensa y eso es comprensible porque, si esas testas rodaran, resultaría imposible que no arrastraran a muchos más, tal como amenazó el ex Ministro de Planificación cuando creyó que lo abandonarían a su suerte. El PJ adoptó idéntica posición en la resistencia a los fallos judiciales que impiden al Senador Ruperto Godoy continuar integrando el Consejo de la Magistratura por no reunir el elemental requisito de ser abogado.
Y qué decir de la libertad que gozan tantos procesados por delitos no excarcelables, mientras se mantiene en prisión preventiva por décadas a dos mil ancianos, acusados por hechos ocurridos hace cuarenta años, que no corren riesgo de fuga ni, menos aún, poner en peligro la investigación.
Es por eso que los ciudadanos debemos demostrar -y probarnos- que no somos meros eunucos y salir a la calle a exigir a la Justicia, en las personas de ese Consejo y de la Corte Suprema de Justicia, que deje de marearnos la perdiz y cumpla con el deber que la Constitución Nacional le impone. Y debemos hacerlo, como dice el cartel que encabeza esta nota, el 3 de agosto, a las 18:00, en Plaza Lavalle (y frente a las sedes de los tribunales de todo el país), donde tienen su asiento ambos órganos.
Alejandra Gils Carbó
Las consignas y reclamos deben ser concretos y unívocos. Es imprescindible que exijamos al Consejo que deje de ser el mamarracho en que se ha convertido, designe a los jueces que deben cubrir las incontables vacantes en todos los fueros y en todas las instancias, y desplace de una buena vez a los enriquecidos canallas que hoy ejercen magistraturas y venden sus sentencias al mejor postor, mientras pretenden que los ciudadanos nos sometamos a ellas como si provinieran de Dios mismo.
A la Corte, que actúe con independencia e imponga su poder sin dilaciones y sin oportunismo. Y a nuestro inicuo Congreso -ahora un mero aguantadero de delincuentes que se mofan de sus representados- que modifique el Código Procesal Penal de la Nación de modo tal que a cualquier procesado por hechos de corrupción, sea político, funcionario o empresario, se le retiren los fueros y se le deniegue esperar en libertad la sentencia definitiva y, a la vez, que sancione de una buena vez las leyes de responsabilidad empresaria y la caducidad de dominio de los bienes mal habidos.
Porque somos una generación desgraciada, como afirma el Talmud, ya que tenemos jueces que merecen ser juzgados por su corrupción y por su ilegítima militancia política. Y no podemos transmitir esa herencia nefasta a nuestros descendientes; tenemos la obligación de actuar ya mismo para evitarlo y para permitir que nuestro país vuelva a ser una nación orgullosa de de sus valores morales y de su destino, hoy tan marchitos y decadentes.
Bs.As., 15 Jul 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 15, 2017
En el año 2007 me despedía de mis lectores por “cansancio moral”
Por Francisco Bénard.
[ezcol_4fifth]
Asqueado de leer 80 diarios y de observar que había una corrupción enorme en Argentina, sin poder entenderlo y estar muy cansado moralmente me despedí de mis lectores. Fijense lo que me dicen. Hoy gracias a Dios y al Espiritu Santo a quien le pido, le rezo todos los días y a todas las horas estoy muy fuerte y con fé que lograremos entre todos luchar contra la Corrupción. Debo reconocer y agradecer a la Plataforma Justicia 2020 “Lucha contra la Corrupción” y haber conocido a Teodoro para que me sienta acompañado y con mucha fe. Gracias, Teodoro. Una copia para Justicia 2020 es lo mínimo que puedo decir a vos y a todos los que integran la Plataforma. Gracias al Presidente Macri que ha decidido luchar contra la Corrupcion y gracias a Lilita Carrio a quien admiro por su lucha, incansable de tantos años y nos esta acompañando a Enrique Avogadro y a mi en esta segunda Convocatoria del 3 de agosto en la calle Talcahuano 550 a las 18.00hs
Hoy tengo mas fe y esperanza porque no me siento solo y ya el pueblo argentino decidió salir a las calles. Gracias a los medios de prensa que nos acompañan en esta cruzada nacional. No nos abandonen. Creo que esta vez van a cambiar mucho las cosas.
[/ezcol_4fifth]
[ezcol_1fifth_end]
Campaña Nacional contra la corrupcion e impunidad judicial
Con motivo de haber propuesto el distinguido abogado y escritor el Dr. Enrique Avogadro la Convocatoria al Pueblo Argentino por Más Justicia y Más República para el día 3 de agosto de este año frente a los Tribunales de la calle Talcahuano 550 de CABA a las 18.00 hs., he iniciado una gran campaña en más de cien diarios del país y en las principales agencias informativas.
La convocatoria de mi distinguido colega ha sido difundida en casi todas las Provincias en muchas de ellas con gobernantes que hace años son los “verdaderos dueños del Poder Político” por la fuerte dependencia laboral ya que la mayoría de sus ciudadanos dependen del trabajo en el Estado y eso genera un gran compromiso con quienes vienen gobernando hace muchos años.
La tarea no es sencilla pero entiendo que es necesario que lo que haremos el 3 de agosto próximo sea conocido en todo el país. Hasta ahora creo que tendremos buenas chances de apoyo en los principales medios de comunicación del país. He informado de esta convocatoria a periodistas muy conocidos y que tienen sus propios programas en distintos canales de televisión.
Hay un dicho en el que creo mucho “La peor gestión es la que no se hace”.
Hay otro dicho en el que también creo mucho “Cuando una persona emprende una tarea y se fija un objetivo debe extremar todos sus esfuerzos para el éxito total de la tarea”.
Le pido a todos los que reciban este mensaje que utilicen todos sus recursos informáticos y todos sus contactos en los medios para que algún día no muy lejano todos los argentinos dejen de ser “indiferentes” “vagos” y asuman definitivamente su rol de ciudadanos. Hay que tenerle más miedo que a los corruptos a los honestos que se quedan en silencio.
Sigamos todos acompañando la iniciativa del Dr. Enrique Avogadro y desde Buenos Aires hagámosle llegar los mensajes a todos los medios de prensa posibles en la Argentina. Hasta ahora he llegado a conectarme con más de cien medios del interior del país, desde Río Gallegos,la Agencia OPI, la Agencia DyN y los más importantes medios de prensa provinciales. Continuaré hasta agotar el último contacto posible.
Por Más Justicia, Por Más República, Por Más Políticos y Empresarios Chorros en cárceles comunes. Repudiemos a los Jueces Federales que protegen a los corruptos. Por un De Vido expulsado del Congreso. Para que el Congreso no sea un refugio de procesados y condenados. Es muy grave lo que está ocurriendo en la Argentina.
Dr. Francisco Bénard
Abogado y Periodista
A movilizarnos como aquel 9 de julio de 1816…
Por Jorge B. Lobo Aragón.
Pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado
Opinión:
El 9 de julio de 1816 el Congreso declara nuestra libertad e independencia de los reyes de España, sus sucesores, su metrópoli, y en seguida se agrega “y de toda otra dominación extranjera”. No es que entonces ya fuéramos libres e independientes. Al contrario, se pasaba un momento crítico de la política, con las provincias más ricas y pobladas gobernadas por los realistas, y del resto la mayor parte – el Paraguay, la Banda Oriental, las Misiones y las provincias litorales -, segregadas, apartadas, desobedientes a la autoridad del Congreso. Es decir que los congresales no celebran un triunfo, sino que plantean un duro y difícil objetivo político, tan deseable que se ve como justo, lícito y natural que tras él se derrame la sangre de nuestros soldados. Alcanzar la independencia política y una libertad económica han sido anhelos largamente perseguidos; varias veces entrevistos como próximos, al alcance de un esfuercito más y de un esclarecimiento en el planteo de los problemas. En otras ocasiones no sólo parece imposible lograr la libertad y la independencia sino que una numerosa parte de los argentinos estima preferible renunciar a ellas. Renunciar o venderlas, dándolas a cambio de alguna ventajita económica, un plato de lentejas, por ejemplo. De modo que si hoy se planteara, como en 1816, luchar por la libertad y la independencia, el objetivo parecería demasiado lejano, extremadamente difícil, ajeno a las apetencias y los anhelos de los argentinos de hoy, que más bien se interesarían porque el plato de las lentejas no fuera demasiado playo, sino más bien hondo. Nada Más. Pero aquel 9 de julio, independientes o no, comenzamos a constituir un Estado, asumimos la seria responsabilidad de organizarlo y de administrarlo.
El Estado, en aquellos momentos, tenía aspectos en que era aceptable, que no necesitaban revisión y que no eran motivo para plantear la revolución ni la separación de la metrópoli. La administración de justicia era satisfactoria, en manos de los cabildos y de las audiencias, instituciones prestigiosas que funcionaban en forma solvente. Ese no era argumento para hacer la revolución. Pero hoy, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un Estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Para llegar, en una progresiva decadencia, a una situación caracterizada por la existencia de una enorme corrupción y la actuación de mafias sin provocar violentas reacciones de la ciudadanía. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias. Manipulados por organizaciones que todavía tienen poder a pesar del cambio de gobierno y que son impunes, pues escapan a las sanciones. Frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecía muy desesperada, muy desalentada y pesarosa la situación. Hasta que numerosos hechos aberrantes de corrupción, vino a poner en evidencia que los argentinos podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de la movilización que proponemos, conjuntamente con mis amigos Dres. Enrique Guillermo Avogadro; Francisco Benard y muchos otros para el próximo 3 de agosto del corriente año a horas 18 horas frente a la Corte suprema en Buenos Aires – redobladas en todo el país -, de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas. Reclamo a la que toda la comunidad responderá sin duda en forma vigorosa y con ánimo alentado surge -como todos esperamos- la evidencia de que las mafias nos son indemnes al poder del Estado sino que caen, como es justo, bajo la vigilancia y la corrección de la justicia. Se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816. A movilizarnos compatriotas. Como lo sostuvo el Santo Padre Francisco durante Jornada Mundial en Río de Janeiro (Brasil) en el año 2013. Hagan lio ordenadamente pensando en el bien de la Patria.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 7, 2017
Nueva Convocatoria Popular de protesta en el Palacio de Tribunales y en el Consejo de la Magistratura
La fecha que se ha fijado es para el día 3 de agosto del 2017 a las 18.00 hs frente a la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura.
Es una iniciativa del prestigioso abogado y escritor el Dr. Enrique Avogadro, que fue también uno de los convocantes a la manifestación que tuvo lugar en Comodoro Py el pasado 20 de junio ya considerada fecha “histórica” en la lucha contra la corrupción. Invito al pueblo a salir a las calles por más Justicia en la República Argentina.
Me sumo a esta iniciativa e invito a todos los destinatarios y medios que reciban esta información a publicar esta noticia con mucho tiempo para lograr la mayor difusión posible y asegurar el éxito de la misma.
La Patria Argentina se los agradecerá. La corrupción es la madre de la pobreza y lamentablemente la llamada “madre de todos los pobres” como dice Durán Barba es cada vez más rica, de vivir en un barrio relativamente pobre en Tolosa es hoy riquísima con departamentos en Puerto Madero yhoteles en el Sur que no acogerán con seguridad a ninguno de sus pobres.
Pongo el acento en Cristina Kirchner que se quiere presentar en elecciones en octubre como la salvadora de los pobres y que fue la Jefa de la Bandade delincuentes que gobernó la Argentina durante 12 años. Debería explicar por qué se reunió de tantos corruptos muchos de los cuales están en lascárceles.
Esta convocatoria está destinada a todos los argentinos que quieran que se termine la impunidad judicial de los empresarios y político corruptos que por supuesto no son solo los kirchneristas que han dado pruebas muy concretas de lo que fueron y son, a punto tal que frenan en el Congreso lasleyes que son necesarias para hacer más efectivas las condenas de los corruptos. Ningún corrupto puede quedar libre sea del partido político que sea.
Hoy iniciamos una nueva etapa, o más bien continuamos la etapa iniciada el 20 de junio del año 2071. Tenemos tiempo para difundir la noticia.
Estoy orgulloso y feliz de poder acompañar la iniciativa de convocatoria que hace el Dr. Enrique Avogadro, distinguido colega y gran escritor.
Dr. Francisco Bénard
Abogado y Periodista
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 6, 2017
¿Maldad o Demencia?
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Cuando el sábado Cristina Elizabet Fernández decidió postularse como candidata a senadora por la Provincia de Buenos Aires (al negarle la interna a Florencio Randazzo consiguió quitarse el “pre”) me pregunté qué la había movido a hacerlo. En el mundo de la política todo, absolutamente todo, es posible pero el grado de probabilidad de su ocurrencia depende de la mirada de quien lo evalúe o de hechos reales y concretos; los tiempos están llenos de “cisnes negros”.
Es probable que la viuda de Kirchner salga tercera y, de tal modo, no acceda a la banca que pretende; si fuera así, si no lograra entrar, habría confirmado que se trata de un cadáver político. Y esa probabilidad crecerá geométricamente si se cuela en el imaginario de los intendentes que aún se proclaman leales a su liderazgo; como siempre, estarán dispuestos a acompañarla hasta la puerta del cementerio, pero no a enterrarse con ella.
Entonces, otra vez, ¿por qué lo hizo? ¿Por los fueros parlamentarios, tan mal entendidos entre nosotros? Tampoco, ya que los hubiera obtenido más fácilmente postulándose como diputada, cargo para el cual sus probabilidades de ingresar al Congreso llegarían, sin duda, al cien por ciento.
Por lo demás, esa autoprotección e impunidad que se han concedido nuestros legisladores, en contra del sentido de su origen, que sólo buscaba garantizar la libertad de expresión en el ejercicio del mandato parlamentario, cede cuando los jueces lo requieren y la Cámara a que integra el imputado lo conceden, con una mayoría especial.
Pero, en tren de imaginar probabilidades, también es razonable pensar que esa cantidad de senadores, hartos de Cristina, de su corrupción desaforada y de sus modos autoritarios, y hasta en defensa propia, podría lograrse más fácilmente a partir del 10 de diciembre, claro, si al menos saliera segunda en la elección provincial.
¿Lo hizo, tal vez, para asustar a los jueces que la tienen contra las cuerdas con el fantasma de la restauración de su régimen? Puede haber sido, pero sería una jugada muy corta, ya que en octubre estará totalmente definida.
El país, finalmente, ha conseguido empezar a salir de la depresión en que ingresara, precisamente, por el populismo que impulsó y justificó la aplicación de la política económica del kirchnerismo, una crisis que el Gobierno se abstuvo de denunciar al asumir. Pero el comienzo del fin del horrendo sacrificio que esas locas medidas impusieron a los argentinos y que implicaron una herencia de 30% de pobreza y 40% de inflación anual, amén de haber dejado exangüe al Banco Central, no resulta óbice para que la ahora candidata quiera destruirlo todo otra vez.
¿Por qué lo hace? ¿Todavía no está satisfecha con lo que robó a tantos, mientras los condenaba a la miseria y a la desnutrición? Con cualquiera de los “negocios” que saltan a la luz todos los días, se podría haber dado agua y cloacas a muchos de los enclaves más terribles del Conurbano, amén de construir allí escuelas y hospitales. Me refiero, precisamente, a esos en los cuales campea el tráfico de drogas y la violencia que lo circunda, producto de la sociedad que armó su régimen con los grandes carteles mexicanos, peruanos y bolivianos.
Esta semana, Cristina nuevamente ha desatado la confrontación en la calle y, de continuar con el método de los encapuchados y de los palos, es más que probable que haya muertos, desangrados en el altar que cuida tan celosamente esta diosa malvada y, con seguridad, imputados al accionar represivo de un Gobierno que ha dado muestras de una absurda tolerancia, que tanto rechazo ha producido entre sus mismos adherentes. Pero que no se equivoque, porque ni Mauricio Macri, ni María Eugenia Vidal ni Horacio Rodríguez Larreta son comparables a Eduardo Duhalde frente a la muerte de Kosteki y Santillán.
¿Pretende, entonces, llevar al país a una guerra civil o, al menos, a un estado de conmoción interna? Si lo intentara demostraría que está totalmente loca, porque a los violentos que pudieran hoy intentar un disparate semejante las fuerzas de seguridad los sacarían de la calle a sopapos. ¿Y para qué lo haría?, ¿qué obtendría con ello? Desde ya, no la recuperación del poder porque al menos el 70% de nuestros connacionales tiene una pésima opinión de ella, y tampoco dispone de elementos que pudieran asegurarle el férreo y desalmado control de la realidad, como sucede en Venezuela.
El mundo ha cambiado mucho desde el ábside del poder kirchnerista, cuando Cristina obtuvo el 54% de los votos en 2011. Sus principales compañeros de ruta, como Hugo Chávez Frías y Fidel Castro Ruz, han muerto; otros, como Luis Inácio Lula da Silva, Dilma Rousseff, Rafael Correa y Mahmoud Ahmadineyad han dejado ya el poder; mientras Daniel Ortega, Raúl Castro Ruz y Evo Morales se encaminan a una segura decadencia final.
También se ha modificado muy gravemente en su contra el mundo financiero, que se ha hartado de la corrupción de empresas y funcionarios, y ahora lucha arduamente contra el lavado de dinero. Su viaje a Angola, a cambiar los billetes de € 500, que su miserable marido muerto gustaba coleccionar para tocar y entrar en éxtasis, por diamantes de sangre, tampoco parece ya tan fácil de replicar.
Hace unos años, se hubiera podido exiliar en alguno de los países que, según declamaba, le hubiera gustado hacernos imitar; debo reconocer que nunca creí en esta opción, porque no es lo mismo pasearse con carteras Louis Vuitton por Nueva York o Paris que hacerlo en Caracas, Managua o Teherán. Hoy, ni siquiera esos destinos le resultarían asequibles, ya que en todos ellos impera la violencia más desenfrenada y el aroma a calas marchitas impregna el ambiente.
¿Qué caminos quedan, entonces, a nuestra destronada emperatriz patagónica? Difícil decirlo, a pesar de estar convencido de que todos sus bienes inmuebles en la Argentina son una mera muestra de su verdadero capital en el exterior.
Mientras lo decide, seguirá haciendo de las suyas aquí, tratando de reconstruir un pasado imposible que ya se le ha ido de las manos; por lo demás, tampoco está dispuesta a empeñar su fortuna mal habida en arriesgadas jugadas políticas ni, mucho menos aún, en recomprar la voluntad de los votantes que la han abandonado.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 2, 2017
¡A la calle por Justicia!
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Como sociedad nos hemos hundido en una inmunda y maloliente ciénaga moral de la que todos, por acción u omisión, somos culpables, claro que en diferente grado. Resulta incomparable la responsabilidad que le cabe a quien entrega su documento de identidad -que permitirá el robo de su voto- a cambio de dádivas para poder simplemente alimentar a su familia, y la del empresario que paga una coima –que siempre cargará al precio del contrato- para obtener ventajas indebidas o la del funcionario que la recibe.
También somos culpables quienes aceptamos mansamente que todo esto continúe ocurriendo en nuestro país, mientras miramos indiferentes cómo continúan en libertad tantos personajes acusados de delitos no excarcelables, comprometidos por infinidad de pruebas que intentan adulterar, exhiben impúdicamente sus riquezas mal habidas y se ríen a carcajadas de sus conciudadanos, a muchos de los cuales han llevado a la pobreza más extrema con sus latrocinios.
La reciente muerte de Aldo Ducler ha hecho revivir la memoria de los monumentales desfalcos de los que hemos sido objeto: YPF, los fondos de Santa Cruz, IBM, Siemens, Skanska, Sueños Compartidos, trenes, aviones, gasoductos, centrales nucleares, represas, puentes, caminos, viviendas, escuelas, hospitales, hoteles, cloacas, agua potable, Ciccone, PAMI, IOMA, ANSES, AFJP’s, indemnizaciones a terroristas, remedios “truchos”, universidades, pesca, oro, el Instituto del Cine, contratos de dólar futuro, Odebrecht. British Petroleum y miles de etcéteras.
Sólo la decisión de Néstor Kirchner, explicada hace muchísimos años por tantos analistas (incluyendo a quien esto escribe) de robarse el 25% de la petrolera fue la causa mayor de nuestros males, comenzando por la inflación y el gigantesco déficit público. La caída en la producción y en la prospección de hidrocarburos obligó a la masiva importación de gas (otro brutal negociado) y se llevó las pocas reservas del Banco Central que se habían salvado de la depredación.
Los ciudadanos hemos permitido calladamente que, desde hace décadas, quienes deben administrar justicia en nuestro país sean elegidos por favores del poder de turno, y los jueces los devuelven con el permanente “cajoneo” de las causas que le resultan sensibles. Como verdaderas aves de presa, se han posado en el tejado de Comodoro Py y, desde allí, husmean el aire pútrido en busca de nuevas víctimas mientras protegen a los depredadores.
Pero no se trata sólo del fuero federal; los males afectan también a la Justicia ordinaria, como lo prueba el avance de la inseguridad cotidiana, sobre todo en los conurbanos de todo el país. Violadores, asesinos, narcotraficantes campean a sus anchas y se llevan la vida de hombres, mujeres y niños, en crímenes cada vez más violentos y salvajes.
Por delitos infinitamente menos graves que los comprobadamente cometidos por Cristina, Máximo y Florencia Kirchner, Lázaro Báez y sus hijos, Amado Boudou y sus testaferros, las hijas del “Bombón” Mercado, Julio de Vido, Cristóbal López y De Souza, Insfrán, Fellner, Alperovich, Capitanich, Aníbal Fernández, los Eskenazi, Ferreyra y Electroingeniería, y tantos otros, nuestras cárceles están repletas de presos; sin embargo, estos figurones, directamente responsables de la miseria que afecta a más del 30% de los argentinos y de la muerte por inanición de tantos chicos, disfrutan de una libertad que ya se ha transformado en un cachetazo en la cara de la sociedad entera.
Por eso –no por venganza sino por legítima defensa- debemos convertir el viento, que sin duda ha borneado, en un fuerte huracán que barra, de una buena vez, con tantos magistrados indignos de ocupar sus cargos y purifique el fétido olor que emana de nuestros tribunales. Cuando digo que debemos hacerlo en defensa propia, no me refiero sólo a impedir que estos malandras continúen decidiendo sobre nuestra libertad, nuestra honra y nuestro patrimonio, sino también a la necesidad que, como país, tenemos de contar con un Poder Judicial serio, preparado, independiente y rápido.
Porque está visto que, hasta que ese verdadero milagro se produzca, no podemos esperar que llegue a nuestras playas el aluvión de inversiones, siempre anunciado y nunca concretado. Sin él, no nos resultará posible convertirnos en un país desarrollado y próspero, condenándonos a subsistir en esta insignificancia que tantos esfuerzos nos costó conseguir.
Es cierto que, desde diciembre de 2015, el gobierno de Cambiemos nos ha reinsertado en la vidriera global, y hemos visto por aquí a los máximos líderes mundiales mientras, a la vez, Mauricio Macri ha visitado a las naciones más importantes; se han firmado centenares de acuerdos bilaterales, pero no se concretarán mientras los potenciales inversores, sean propios o extraños, no confíen en que, en caso de conflicto, nuestros jueces fallarán conforme a derecho y no, como sucede hoy, según sus propios intereses o los de sus mandantes políticos o empresariales. Usted mismo, querido lector, ¿pondría un dólar en un país cuyo Congreso dicta leyes, y el Poder Judicial las aplica, con efecto retroactivo?
Un pequeño paréntesis: no puedo imaginar a Mauricio Macri en actos de homenaje a los asesinos “malos” de Manchester, Londres, Paris, Niza, Nueva York, Orlando, Bogotá, San Sebastián o Madrid y, por eso, me parece insólito que el protocolo oficial argentino haya llevado a Angela Merkel, Barak Obama y François Hollande, entre otros, a visitar el “Parque de la Memoria-Tuerta” y llorar por los terroristas “buenos”, tan premiados ellos con cargos y dólares.
Porque no debemos olvidar, por ejemplo, que una bomba de Montoneros, en el comedor de una dependencia policial, mató a 23 personas e hirió a más de 60, o que otra, colocada en un avión por el ERP, asesinó a decenas de gendarmes. Y tampoco debemos hacerlo con las más de 17000 víctimas civiles de esos mismos “jóvenes idealistas”, que nunca fueron siquiera reconocidas por el Estado. ¿A qué extremos de hipocresía nos llevará el discurso “políticamente correcto”?
Para regresar a la necesidad de contar con un Poder Judicial como Dios manda, insisto en que la ciudadanía debe tomar el problema entre sus manos, como lo hace día a día en Venezuela y Brasil, pese a que esas verdaderas multitudes han obtenido tan disímiles respuestas. Basta recordar que un Juez federal con asiento en Curitiba, Estado de Paraná, se ha convertido en la figura pública más popular entre nuestros vecinos, que están dispuestos a blindarlo frente a los avances de los poderosos.
No esperemos que nuestros ¿honorables? legisladores asuman como propia esa tarea porque, si lo hicieran, muchos de ellos mismos terminarían presos, ya que han convertido al Congreso en un verdadero aguantadero, como lo demuestra la desesperada lucha por integrar las listas partidarias en pos de fueros, cuyo verdadero objetivo también hemos deformado.
La semana pasada propuse a mis colegas que asumieran la heroica actitud de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, aunque aclaré que no tenía demasiada confianza en la aceptación de esa sugerencia. También propuse, y hoy insisto, que todos los ciudadanos, en una concentración tan masiva como fue la del 1° de abril y replicada en todo el país, manifestáramos pacíficamente nuestro hartazgo.
No permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.
Bs.As., 10 Jun 17
Enrique Guillermo Avogadro
Poder Judicial Bajo extorsión o mirando el sudeste “A la calle por ser justicia”
Por Jorge Bernabé Lobo Aragón.
Opinión
[ezcol_4fifth]Siguiendo con la propuesta de mis amigos los Dres. Enrique Guillermo Avogadro ; Francisco Benard y muchos otros de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, es que también me sumo a la necesidad masiva de salir a la calle a pedir por una justicia independiente en la argentina. Manifestación pacifica que debiera ser replicada en todo el país, demostrando nuestro hartazgo. Es que mi provincia después de las últimas elecciones del 23 de Agosto estuvo bajo la lupa de todo un país y de un mundo que miraba de reojo un sistema electoral perverso practicado con todas las mañas posibles. En ese entonces se desató una represión inusitada del estado ante una convocatoria espontánea. Una junta electoral provincial compuesta por integrantes del poder y el colegio de abogados nunca pudo mantener la mínima credibilidad. Una resolución judicial independiente que tuvo que resolver ante una acción de amparo desató la ira del poder de turno. Concordantemente los intereses y candidatos presidenciables en ese entonces a nivel nacional pusieron sus esfuerzos mediáticos en busca de alguna ventaja. Mientras tanto la mirada de politólogos y encuestadores se hacían escuchar todos los días. El gobierno de Cristina lejos de poner paños fríos ante posibilidad de una intervención y sin ley de acefalía se desplegó bajo el famoso lema “Vamos por todo”. Paralelamente en nuestra provincia la plaza independencia se veía acorralada por la protesta justa de los ruralistas o la gente del campo. Ante la finalización de los escrutinios practicados, el gobierno se autoproclamo vencedor ocupando el parque con una multitud movilizada bajo su propio sistema prebendario. Después del fallo judicial de la cámara contenciosa competente que anulara las elecciones el Gobierno de ese entonces se desató sin medir consecuencias con la absoluta impunidad que impone el poder. La justicia resolvió con jueces de distintas instancias. Pero ante esos sucesos que repican en la mente de muchos, gran parte de la sociedad se pregunta ante nuevas elecciones: Se debe o puede hacer algo más para que la prepotencia, los vándalos, no cunda lo más campantes, seguras de que la sociedad carece de medios adecuados para defenderse. Algo hay que pueda hacerse, menos quedarse gozando de la tranquilidad de los que aún no les ha tocado ser víctimas, consolándose con el argumento de que libertinaje y despotismo hubo siempre y esperando que las cosas algún día solas se han de arreglar. Actualmente eso es imposible en la práctica – sin entrar a polemizar-, culpa de quien o de quienes. Como abogado y hombre público entiendo que una “justicia bajo extorsión o mirando el sudeste no es justicia”. Lamentablemente actualmente, pasados los años, los argentinos no contamos con una administración de justicia que resulte satisfactoria. Pareciera que al organizar un estado independiente los argentinos hubiéramos fracasado en lo más elemental; que en vez de mantener el buen funcionamiento de instituciones fundamentales, las fuéramos deteriorando cada vez más. Como si los argentinos nos hubiéramos amansado, llegando a comprender que es inevitable que la sociedad sea manejada por mafias, por la transgresión, por organizaciones que tienen poder y que son impunes, pues escapan a las sanciones, y frente a ellas la justicia parece carecer de los instrumentos necesarios para investigarlas y para controlarlas. Parecería muy desesperada, muy desalentada y patética la situación. Pero estoy convencido que argentinos y especialmente los Tucumanos si podemos reaccionar, tenemos energías para reclamar justicia, somos capaces de interesarnos por los problemas públicos no sólo los días de comicios sino también cuando se afectan los grandes valores de la sociedad, como son la seguridad pública y la administración de justicia. Si de las movilizaciones practicadas en su momento gran parte de la comunidad ha respondido en forma vigorosa y con ánimo alentado se vendría a demostrar que aquellos congresales de 1816 no estaban tan errados. Habrá libertades e independencias inalcanzables, o que no atraen ni interesan a una sociedad moderna, pero no se habrán equivocado al pensar que podíamos organizar el Estado; un Estado con una justicia tan capaz, independiente y eficaz, por lo menos, como la que teníamos en 1816. Lo que un lejano 9 de julio nos propusimos, ser libres e independientes, ahora parece exceder la medida de una ilusión. Ahora podemos hacer dos cosas: Darnos por satisfechos interpretando que los anhelos que entonces se plantearon ya están conseguidos, o que, con las vueltas que ha dado la historia se trata ya de afanes inútiles, ridículos frente a una nueva realidad, inválidos, estériles, arcaicos. O aceptar que el fracaso de nuestra empresa nacional se debe a la cantidad de defectos, de vicios, de errores, de pecados que nos caracterizan a los argentinos y tucumanos y que conocemos bastante. Pero entiendo que no es suficiente con conocer: hay que hacer un sincero propósito de enmienda y ponernos a la tarea de corregirnos, de ser mejores para que la patria de nuestros nietos pueda ser mejor. Que aquel 9 de julio en Tucumán debe servir de recuerdo de que tenemos la obligación de curarnos de las tristes deficiencias que nos caracterizan. No se puede aceptar sin protestar que uno de los poderes esenciales para garantizar a cada uno lo que le corresponda sea maniatado y extorsionado de manera inusitada e incomprensible. Como dice mi gran amigo y maestro Avogrado no permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.
Dr Jorge B. Lobo Aragón
San Miguel de Tucumán
Argentina
[/ezcol_4fifth] [ezcol_1fifth_end]Avogadro
Cristina
Bénard
Celaya
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 10, 2017
CASOS DE INJUSTICIAS JUDICIALES NOTORIAS
Escribe el Doctor Jaime Smart.
Uno de los casos más escandalosos de injusticias judiciales se produce cuando los tribunales federales penales, instados por los integrantes del Ministerio Público Fiscal, a su vez impelidos por los querellantes públicos y privados que actúan en las causas de lesa humanidad, encarcelan a militares y policías que actuaron en la década del 70 en enfrentamientos armados con integrantes de las organizaciones subversivas.
Estos magistrados, pese a la existencia de prueba suficiente de que las fuerzas policiales o militares encontraron resistencia armada, en muchos casos sufriendo bajas mortales, enjuician al personal interviniente.
No nos referimos a los casos donde se trató de disimular ejecuciones con simulacros de enfrentamientos, fáciles de distinguir porque en estos no se registraban bajas propias, ocurrían en lugares despoblados sin testigos y, generalmente eran informados a la opinión pública por comunicados oficiales.
Los que aquí analizaremos ocurrieron en otros poblados, con numerosos testigos y casi siempre cubiertos inmediatamente por medios periodísticos.
En algunos casos los intercambios de disparos se extendieron durante varias horasde que se .
Pese a las evidencias de que en los lugares allanados, luego de sofocada la resistencia armada, se constató la presencia de subversivos, acopio de armas y de documentación que no dejaba lugar a dudas de que se estaba ante una “casa operativa” de alguna de las organizaciones armadas, los magistrados federales encarcelan al personal interviniente, cualquiera haya sido su participación.
Esto ocurre solamente en los casos donde los abatidos o apresados resultaron ser terroristas, porque el resto de los sucesos similares, protagonizados en aquella época entre las fuerzas legales y delincuentes comunes, no ha sido objeto de interés para estos fiscales o jueces.
Aunque parezca una exageración nuestra justicia federal penal con sus actuales procederes niega al gobierno de las FFAA (y también al anterior al 24.3.76) facultades para perseguir y reprimir al terrorismo.
Es como si ante la denuncia de vecinos de actitudes sospechosas en una finca, la comisión policial enviada en averiguación, informada desde el interior de que se trataba de un reducto terrorista, debiera desistir y de inmediato retirarse del lugar. No así si los ocupantes fueran delincuentes comunes.
Un despropósito indudablemente, pero al que se llega con la simple lectura de los autos de procedimiento y prisión preventiva y alguna de las condenas que exhiben los casos que más adelante señalaremos.
El empeño con que fiscales y querellantes persiguen la condena de estos servidores públicos (al día de hoy pesarosos de no haber dado con delincuentes comunes y no ideológicos) seguramente responde a una motivación muy clara: además de la común, esto es la condena de un uniformado más, la de convertir a los terroristas en víctimas y posibilitar a sus deudos y letrados, en connivencia con los contratados como querellantes por la Secretaría de DDHH de la Nación, acceder a las indemnizaciones dispuestas para las víctimas de los hechos del 70.
En algunas sentencias, particularmente de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, se insinúa que los ocupantes de las fincas allanadas actuaron en legítima defensa, como si el derecho a utilizar las armas estuviera de su parte. Así, en el suceso de la calle 30 se habla de “defensores” y en el protagonizado por integrantes del Batallón de Comunicaciones de City Bell que los abatidos tenían derecho a resistir.
Esto no nos debe sorprender porque los jueces que integran estos tribunales participan de la postura de que existió “un solo demonio” el militar. Y para sustentar que este cometió un genocidio deben incluir a los terroristas abatidos en la categoría de “población civil”, inocentes como los judíos víctimas del holocausto, los armenios o los miembros de la tribu tutsi en Ruanda.
Veremos ahora los casos que se denuncian:
CASO DE LA CALLE 30: El 24.11.76 una comisión policial de la Policía de la Prov. de Buenos Aires fue recibida a tiros cuando pretendió inspeccionar una finca en la calle 30, entre 55 y 56 de la Ciudad de La Plata. En enfrentamiento finalizó varias horas después cuando efectivos del Regimiento 7 de Infantería disparó una bazuca, provocando la muerte de los cinco militantes montoneros atrincherados en un bunker. Tres de los efectivos de la Guardia de Infantería de la policía que integraban un cerco fueron alcanzados por los disparos que partían del interior de la vivienda. Falleció el agente Osvaldo Scorza y fueron heridos de gravedad sus pares Cecilio Reinaldo Gomez y Nestor Ramón Buzatto.
Por este hecho fueron procesados y detenidos: Oficial Inspector Carlos García (P.P. desde 2006); Cabo Norberto Cozzani, (P.P. desde2004); Agente Hugo Alberto Guallama (P.P.desde2004); Agente Cecilio Gomez (P.P. desde 2012); Agente Nestor Buzatto (P.P. desde 2013. Falleció el 15.2.17), Causas Nª 2955 “Almeida, Domingo y otros” del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata.
CASO DEL BATALLON DE COMUNICACIONES DE CITY BELL-
El 6 de septiembre de 1977 efectivos de esta unidad del E.A. llevaron a cabo un operativo de control e identificación de población en el partido de Berazategui. Al arribar a una vivienda y tocar el timbre recibieron varios disparos que abatieron de muerte a un conscripto de apellido Barbuseno e hirieron a su igual apellidado García. El matrimonio de montoneros que ocupaba la vivienda falleció como consecuencia de los disparos que efectuaron las fuerzas militares.
Por esta causa permanecen detenidos: Mayor Falcón (P.P. desde 16.7.2011), Teniente Francisco Angel Flebe (P.P. desde 16.7.2011); Teniente Lucero (P.P. desde 16.7.2011).
Causa 34000243/2011/19 del Juzgado Federal Nª 3 de La Plata.
CASO DE LA CALLE HONDURAS 4183 DE LA CAPITAL FEDERAL.
En el mes de noviembre de 1975 una comisión policial de la provincia de Buenos Aires a la que se le encomienda investigar un asalto al Banco Provincia, Suc. Alejandro Korn y el secuestro de un empresario , al llegar a la finca en cuestión que resultó una “casa operativa” del ERP, fue recibida con disparos de armas de fuego. A consecuencia de los disparos que se sucedieron murió una de las militantes subversivas y optaron por entregarse los cinco restantes. El secuestro de elementos comprometedores y otras evidencias permitió a la justicia federal de La Plata en el año 1977 condenar a 10 años de prisión a los cinco aprehendidos. Al no poder cobrar las indemnizaciones por la existencia de condena, denunciaron a todos los integrantes de la comisión policial por privación ilegal de la libertad. El juez Rafecas procesó y detuvo a: Oficial Inspector Guillermo H. Orstein (desde 19.10.2011); Oficial Subinspector José F. Madrid (Desde 22.10.2011I ; Agente Nildo J. Delgado (desde 14.10.2011); Agente Carlos A.Tarantino (desde 14.10.2011).
La causa lleva el nª 3993/2007 y tramita ante el Tribunal Oral Federal 6 de C.A.B.A.
CASO DE LA CALLE MITRE 1050 DE SAN MARTIN
El 26 de septiembre de l976 una comisión policial de la Policía Federal en cumplimiento de órdenes recibidas, se constituyó en el domicilio indicado. El oficial Inspector Rolando Oscar Nerone al aproximarse a la puerta de ingreso fue recibido con una salva de disparos recibiendo un disparo en una de sus piernas que le provocó una fractura expuesta del tercio superior de la tibia con abundante hemorragia. Arrastrado por sus compañeros oficiales inspectores Oscar Roberto Gutierrez y Roberto Gomes Migenes fue retirado de la línea de fuego y conducido de inmediato al Hospital Churruca. Los ocupantes de la vivienda fueron abatidos por militares que acudieron al lugar. Se estableció que eran de nacionalidad uruguaya, miembros de la organización Tupamaros.
El Juez Federal Rafecas dispuso la detención y procesamiento de los oficiales Nerone y Gutierrez quienes permanecen detenidos desde el 25de abril de 2012 acusados de homicidio. La causa tramita actualmente ante el Tribunal Oral Federal 1 de C.A.B.A .
CASO DE LA AV.FOREST 1010 de C.A.B.A
El 14 de septiembre de 1976 el Oficial de la Policía Federal José Nestor Ferrer fue comisionado por sus superiores a concurrir a la ubicación antes anotada. Por tratarse de un departamento -piso 6- donde se alojaban elementos del ERP, se produjo un tiroteo y en su interior se encontró una mujer muerta que aún empuñaba un arma. Presumiblemente lograron fugar otros dos militantes que se habrían descolgado por los balcones, disparándole antes a Ferrer que había sido ubicado afuera del edificio. El juez Rafecas dispuso la detención de Ferrer el 9 de septiembre de 2012, permaneciendo en esa condición hasta el día de la fecha.
La causa lleva el nª 2261 y actualmente se encuentra radicada en el Tribunal Oral Federal 1 de C.A.B.A.
CASO DEL GRUPO DE ARTILLERIA MECANIZADA 1 CIUDADELA
El 17 de diciembre de 1976 una sección de esta agrupación militar se constituyó en un domicilio de la calle Martín Fierro entre Quintana y 6 de septiembre la localidad de Villa Bosch con el objeto de detener elementos subversivos que allí se alojarían. A las advertencias que se efectuaron para que se entregaran respondieron los ocupantes con disparos de armas de fuego. A resultas del tiroteo murieron Carlos Alberto Hobert, importante dirigente montonero, integrante de la Conducción Nacional y su pareja Graciela María Maliandi, resultando herido el teniente Mainetti. El juez Rafecas decretó el procesamiento con prisión preventiva del Mayor Roberto Obdulio Godoy, del Capitán Manuel Antonio Luis Cunna Ferre y del teniente José María Mainetti, éste último el único que participó en el enfrentamiento, ya que a los dos primeros se los responsabiliza , a Godoy por ser el encargado de la instrucción de los partícipes en el evento y al segundo por haber retrasmitido la orden a Mainetti para que llevara a cabo el procedimiento. Los tres nombrados permanecen detenidos, al menos desde agosto de 2013.
La causa lleva el nª125447/13 y tramita ante el Juzgado Federal 3, Secretaría 6.
Estos, por cierto, no son los únicos casos. Existen otros muchos en los procesos seguidos a los actuantes durante la década del 70.
Aunque en todos la participación de policías y militares fue muy numerosa sólo se ha logrado identificar a unos pocos por cada procesamiento. Generalmente los hechos que requirieron una actuación administrativa para justificar sus licencias médicas o los condecorados con mención en sus legajos.
OTRA MODALIDAD DE LA INJUSTICIA REVANCHISTA
Los actuales magistrados, con olvido de las circunstancias históricas y políticas que se vivieron en la década del 70, pretenden imponer a simples agentes y suboficiales de la policía comportamientos que ni ellos tuvieron aún desde el llano u otros desde expectables cargos públicos (por ejemplo Zaffaroni, Strassera y cinco de los jueces que juzgaron a las juntas militares).
A los agentes de la policía de la provincia de Buenos Aires que hasta el día 14 de marzo de 1976 les correspondía la atención de los calabozos de la seccional 5ta de La Plata donde se encontraban alojados delincuentes y contraventores se les informó que también deberían atender subversivos a disposición de las autoridades militares. Así lo hicieron pasando a vigilar, alcanzarles la comida, conducirlos al baño, etc. a personas alojadas en un sector con la aclaración que se trataba de un área restringida.
Como cumplían estas tareas de uniforme y con la cara descubierta fueron fácilmente identificados y llevados a juicio, donde en no pocas ocasiones, sus acusadores refieren que recibían un buen trato de sus carceleros.
En la causa nª 2955 del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata, presidido por el juez Rozansky y conformado con los jueces marplatenses Falcone y Portela, el 23 de marzo de 2013 se condenó entre otros a los suboficiales de policía Domingo Almeida (+) y Vicente Patrault a prisión perpetua por todos los delitos atribuidos a oficiales de policía ( el 90% no identificado) cometidos en la dependencia donde Almeida y Patrault cumplían funciones como “cabos de cuarto”. Ninguno de los dos había participado en secuestros, interrogatorios , torturas o desapariciones pero de todos modos se los responsabilizó por la no “evitación”de los hechos. A estos humildes servidores públicos con simples estudios primarios y cabezas de familia, los jueces les enrostran ser los causantes ser los causantes de los hechos por no haber renunciado y denunciado la presencia en los calabozos que cuidaban de detenidos a disposición militar y no de los jueces. ¡¡¡Una auténtica canallada judicial!!.
A los casos de Almeida y Patrault se le agrega el de Raúl Carballo, agente de la Brigada de Investigaciones de San Justo y al igual que ellos, a cargo de los calabozos de la dependencia. También es identificado por los subversivos detenidos pero únicamente como custodio. A pesar de eso, se le dictó el procesamiento con prisión preventiva por todo lo sucedido en la Brigada las 24 horas del día y los 365 días del año como si no hubiera estado de franco con licencia nunca. Carballo se encuentra preso a la espera del juicio desde el 28 de febrero de 2013 a disposición del Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata en la causa nª83/9 (numeración asignada en el Juzgado Federal 3 de La Plata).
OTRA CANALLADA JUDICIAL MÁS.
Los suboficiales de la Armada Néstor Tauro y Ramón R. Zanabria también se encuentran detenidos desde el 23.4.2013 el primero desde el 6 de mayo del siguiente año el segundo en un proceso canallesco. Ambos participan con otros conscriptos y suboficiales también destinados en la Esma en un operativo de “mudanza” consistente en el traslado de muebles y otros enseres desde dos departamentos. Como el oficial a cargo era objeto de investigación cuando regresa a la Esma le revisan el rodado y le encuentran objetos de los que se pensaba apropiar en el baúl de su auto particular. Se le inicia un sumario y en el declaran Tauro y Zanabria quienes admiten que ante la indicación de su superior de “que tomaran lo que necesitaban” se habían quedado Tauro con tres pañuelos de vestir y Zanabria con un “metegol” y un juego de damas que pensaba dejar en la guardia de la unidad para entretenimiento de los conscriptos.
Queda por aclarar que los departamentos objeto de la mudanza se encontraban vacíos,ya que días antes, no por ellos, habían sido detenidos los moradores, presuntos subversivos.
El hallazgo del sumario naval originó la detención de Tauro y Zanabria a quienes el juez federal Torres les dictó el procesamiento y prisión preventiva por más de cien privaciones de libertad, algunas seguidas de tormentos y muerte, es decir todos los hechos atribuidos a la Esma durante el tiempo que prestaron servicio. Otra vez las 24 horas y los 365 días del año.
Ambas se encuentran presos desde hace 4 años a la espera del juicio en el Tribunal Oral Federal 5 de CABA.
EL TRISTE PAPEL DEL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA
Varios de estos casos (calle 30, batallón de comunicaciones, caso Tauro y Zanabria) fueron denunciados ante el Consejo de la Magistratura. Lamentablemente Consejeros como el senador Ruperto Godoy y el diputado Tonelli, por no trabajar aunque esto signifique proteger a malos jueces, con la excusa de que se trataba de casos judiciales archivaron sin más las denuncias. Los malos jueces, mientras cometan delitos en causas en trámite, pueden estar tranquilos.
Fuente y colaboración:
Dr. Mariano Gradin
Dr. Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 29, 2017
El asco superador
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Hubo dos hechos a comienzos de la semana que, en cierto modo, pasaron desapercibidos para el gran público, pero revisten singular importancia por cuanto confirman que nada ha cambiado respecto a la visión que, sobre la tragedia de la guerra que sacudió al país en los 70’s, tienen los poderes públicos de la Argentina.
El primero, si no fuera trágico, alcanzaría las cumbres más altas del ridículo. Me refiero a la promulgación, por la Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, de la ley que obliga a publicar, en todos los documentos oficiales, la cifra de 30.000 desaparecidos; ese disparate normativo se concretó aún a sabiendas (ha sido reiteradamente confesado por los inventores del número mágico) de que se trató de un creación literaria destinada a la pretensión de calificar como “genocidio” lo sucedido y, especialmente, a conmover los bolsillos de las organizaciones europeas de derechos humanos, siempre tan generosas con el terrorismo.
La consagración de ese falso dogma interpela a la sociedad entera, puesto que se trata de la primera vez en que una clara falsificación, por obra y gracia de legisladores de todos los colores –sólo uno votó en contra- se transforma en verdad revelada; María Eugenia Vidal se transformó en cómplice del absurdo dislate y se arrogó el derecho de hablar ex–catedra. ¡Menuda competencia le apareció a S.S. Francisco en su propia tierra!
El segundo hecho que clama al cielo fue la sentencia de la Sala IV (Mariano Borinsky y Juan Carlos Gemignani) de la Cámara Federal de Casación, el tribunal penal más alto del país, que rechazó la concesión de la prisión domiciliaria a Jaime Smart, luego del desconocimiento de su anterior resolución, que la había otorgado, por la Cámara Federal de La Plata. Ésta, para insistir en su posición de rechazo, sostuvo que ese beneficio legal no era aplicable porque el detenido podía fugarse, amén de poner en peligro la investigación de los hechos.
“Jimmy” Smart tiene 81 años de edad y las imputaciones que le formularon se refieren a acontecimientos ocurridos hace cuarenta años. Es decir, un preso que siempre estuvo a disposición de la Justicia y cuya edad excede en mucho la establecida por la ley (70) para acceder al beneficio, ahora –según los asesinos togados- estaría presuntamente dispuesto a convertirse en rebelde, abandonar a su familia y escapar de la acción del Estado. Por lo demás, ¿cómo podría poner en riesgo las pruebas de la investigación, si se trata de hechos acontecidos hace cuatro décadas?
Que esa extraña presunción, o mera excusa para la venganza, se conozca en la misma semana en que la Diputada Lilita Carrió haya acusado a todo el arco político –incluidos sus aliados del Gobierno- de proteger a su colega Julio de Vido, el epítome de la corrupción kirchnerista, convierte lo sucedido en aún más llamativo e irritante. Resulta razonable que haya muchos empresarios preocupados por la posibilidad de la detención del zar de la obra pública de la década en que nos convertimos en silentes esclavos: como se ve en Brasil, el color político no es lo importante; en el mismo lodo, todos se revolcaron.
La sociedad entera reclama a gritos, todos los días, que los jueces actúen de una buena vez contra los saqueadores que, a fuerza de chupar la sangre del país durante doce años, han dejado a la Argentina exangüe. Estos delincuentes, encabezados por la jefa y organizadora de la asociación ilícita que se hizo con el poder en 2003, han alterado reiterada y probadamente las pruebas de los hechos investigados, y las imputaciones que los afectan se refieren a delitos no excarcelables; sin embargo, gozan no de detención domiciliaria sino de total libertad, hasta para trasladarse al extranjero, y alegremente se pasean por las calles, cuando no siguen ocupando altos cargos en alguno de los poderes del Estado.
Desde las bancas parlamentarias, ellos mismos impiden sistemáticamente la sanción de leyes indispensables para la lucha contra la corrupción como, por ejemplo, la de responsabilidad empresarial, la de extinción de dominio sobre los bienes mal habidos o las que, como ocurre en Brasil, permiten lo que allí se llama “delación premiada”; nótese que esta última ha llevado tras las rejas a decenas de senadores, diputados, ministros, gobernadores, funcionarios y grandes empresarios, y que se hayan devuelto miles de millones de reales a las arcas del Estado.
Hace años que sabemos cómo duermen los expedientes “sensibles” para el poder de turno en los tribunales. Entonces, lo que todos debemos preguntarnos es si estamos dispuestos a ser juzgados, con el gigantesco riesgo que ello implica para nuestra libertad y nuestro patrimonio, por magistrados tan ignorantes, tan cobardes o tan corruptos como para verse impedidos (o ser “convencidos”) de resolver con arreglo a la Constitución Nacional, los tratados internacionales, los códigos y las leyes, sólo para proteger, por acción u omisión, intereses bastardos.
Tengo muchos años de ejercicio profesional, a punto tal que el Colegio de Abogados me ha ¿elevado? a la categoría de “matriculado emérito”. Gracias a Dios, ya sólo llevo un único juicio, que será el último. Porque, cuando era joven y estaba en la facultad, aprendí que, para que la sociedad sea realmente libre, todos debemos ser esclavos de la ley. Lo que veo hoy, tanto en la calle como en los juzgados, me produce un asco tan profundo que, a veces, hasta me impide respirar.
Por eso, porque aquí funciona –protegida por leyes inicuas- la norma mafiosa de la omertá, que por tanto tiempo permitió a las numerosas organizaciones mafiosas italianas conservar sus negocios ilícitos y su poder, y porque los magistrados y fiscales federales, amén de gozar de fortunas inexplicables, también tienen muchos muertos en sus placares y están a tiro de “carpetazos”, la Argentina tiene un destino de decadencia e insignificancia en el concierto mundial.
Sólo conseguirá evadirlo si logra hacerse de una Justicia independiente, seria y rápida, y en ese monumental esfuerzo deberíamos comprometer nuestro accionar todos los ciudadanos, cualquiera sea nuestro signo político.
En los próximos días, y como un buena muestra de cómo se protegen los intereses de la sociedad, sabremos qué actitud adopta el Consejo de la Magistratura frente al Juez de la Cámara Criminal y Correccional Federal Eduardo Freiler a quien, como sucede con los mismos Kirchner y tantos cómplices, su enriquecimiento es tan escandaloso que impide que le cierren los números que él mismo declara sobre su patrimonio; si lo salva, como hiciera tantas veces con Oyarbide, el organismo se habrá cubierto de oprobio una vez más, y los ciudadanos de a pie sabremos que la Argentina ya no tiene futuro alguno.
[/ezcol_4fifth_end]PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 28, 2017
El mismo grito
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
[ezcol_1fifth].[/ezcol_1fifth]
[ezcol_3fifth]
El lunes comenzará en la Argentina una nueva Semana de Mayo; la mitología atribuye a los pocos presentes en la Plaza homónima, mientras se reunía el Cabildo porteño, la autoría del grito “el pueblo quiere saber de qué se trata”. Más de dos siglos después, el reclamo recorre a toda América.
En los Estados Unidos, a cinco meses de la asunción de Donald Trump a la primera magistratura del país más poderoso del mundo, y después del intempestivo despido del Director del FBI, cabeza de una investigación sobre los contactos de miembros del círculo íntimo del Presidente con los jerarcas rusos, ya sospechados de interferir en la campaña demócrata, la tormenta estalló y el famoso grito se repite: existen serios indicios por eventuales divulgaciones de informaciones suministradas por los servicios secretos de Israel, su tradicional aliado en Medio Oriente, al Canciller y al Embajador de Rusia, un país que apoya al régimen sirio, y hasta socio de Irán.
Ayer mismo, Trump inició un prolongado viaje por varias naciones de Medio Oriente y Europa y, dadas las excéntricas maneras que gasta el Presidente, nadie sabe en qué redundará el periplo. Pero, en cambio, entre los propios legisladores republicanos han surgido divisiones que podrían poner en jaque la permanencia del magnate en la Casa Blanca. Recuerdo que el año pasado, un profesor -su nombre se me escapa- de una de las más prestigiosas universidades norteamericanas, se hizo famoso por haber predicho con exactitud el resultado de las elecciones presidenciales en su país durante los últimos treinta y dos años; ese mismo docente, cuyo método de predicción fue publicado en un exitoso libro, afirmó que Trump no terminaría su mandato, ya que sería expulsado mediante un impeachment.
Ese fue el camino que siguió el Congreso brasileño, con el respaldo del Supremo Tribunal Federal, para eyectar del Palácio do Planalto a Dilma Rousseff, acusada de “maquillar” las cuentas públicas, y entronizar en su lugar al Vicepresidente, Michel Temer. Éste aún cuenta con respaldo parlamentario debido al pánico de la clase política por el fuerte reclamo popular, pero parece estar a sólo semanas de verse obligado a dejar el cargo, y las consecuencias, como sucedería en los Estados Unidos, son imprevisibles. Mientras tanto, las sanas leyes económicas ya sancionadas y algunas otras en trámite, que habían permitido a Brasil comenzar a salir de la peor recesión de su historia, han entrado nuevamente en controversia y ello podría traer aparejada una nueva recaída.
Pero el grito de la calle, traducido en el reclamo de “¡que se vayan todos!” y expresado en manifestaciones callejeras en las grandes ciudades del país, ha tomado nuevamente impulso por obra y gracia de las revelaciones sobre la enorme corrupción que afecta a todo el espectro político y empresarial de la séptima potencia mundial. En la medida en que la Constitución otorga al Congreso la potestad de elegir a quien debería concluir el actual período, si Temer fuera expulsado, y el abanico de candidatos aceptables es muy reducido, el futuro inmediato de nuestro vecino y socio esencial resulta totalmente incierto.
No es menor el hecho de que el personaje público con mayor respaldo popular sea el Juez Sérgio Moro, un magistrado federal con sede en Curitiba, a cargo de los procesos conocidos como Lava-jato y Petrolão, que actúa, bajo supervisión del Supremo Tribunal, con un equipo de fiscales dispuestos a cargarse a quien sea. Y es que en Brasil también, el pueblo quiere saber de qué se trata en materia de corrupción y está dispuesto a pagar el elevado precio que significará terminar con ella de raíz.
Un solo apunte curioso: también allí el político más manchado por acusaciones de haberse quedado con dinero público -Luiz Inácio Lula da Silva- aún cuenta con un 30% de intención de voto. ¿Le suena conocido? Evidentemente, el populismo sabe hacer las cosas para mantener cautivo a su electorado.
En Chile, un país con elevados estándares de transparencia y ética pública, la Coalición gobernante ha implosionado por la defección de la Democracia Cristiana, tal vez debida al decaimiento de la economía y a los hechos de corrupción que afectan a la familia de la Presidente Michelle Bachelet. Esa división, que impedirá la presencia de un único candidato de centro izquierda en las próximas elecciones, convierte a Sebastián Piñera en el más probable próximo inquilino del Palacio de La Moneda.
En Venezuela, el pueblo sale a la calle todos los días a gritar y, con un asombroso coraje, enfrentar la durísima represión -que incluye ya más de cuarenta asesinatos a mansalva y miles de detenidos- de la tiranía de Nicolás Maduro, que ha convertido a un país enormemente rico en un caos de miseria y hambre, mientras saquea sin tasa ni piedad las arcas públicas y se enriquece con el narcotráfico. Cuba es la gran responsable -como lo fue en la Argentina de los 70’s- de lo que allí sucede, y no es para menos porque la supervivencia de la gerontocracia de Raúl Castro depende, exclusivamente, del cordón umbilical que la une al socialismo bolivariano, a través del cual llega a la isla el petróleo regalado, y por ello lo apoya con armas, soldados e inteligencia interna.
Y, en Argentina, me parece que es la sociedad entera quien grita, mirando a Comodoro Py, que quiere saber de qué se trata; aquí, la obvia comparación con lo que sucede en Brasil, resulta pasmosa y avergüenza. Que quienes se convirtieron en los máximos artífices del desastre en que vivimos por sólo afán de lucro personal sigan paseándose contentos y despreocupados entre nosotros nos produce desconcierto e indignación. Hay demasiados muertos en tragedias evitables -trenes y rutas inexistentes- y demasiada miseria como para que pueda resultar indiferente tamaña impunidad. Estoy comenzando a dudar de una antigua afirmación mía -“los jueces federales tienen mejor olfato que los más reputados perfumistas”- ya que, a esta altura, hubieran debido percibir que un regreso de Cristina Kirchner al poder resulta de todo punto de vista imposible.
Porque el peronismo todo grita que quiere saber de qué se trata. La permanencia de tanto tránsfuga en el escenario partidario, cambiando de sector y de fidelidad a cada rato, lo ha sumido en un profundo estupor, y los esfuerzos por una imposible unidad que realizan sus obsecuentes pequeños líderes se estrellan contra la presencia de permanente de los más repudiados, como Luis D’Elía, Gabriel Mariotto, Martín Sabbatella o Amado Boudou. Por lo demás, la indiscutida líder de ese “espacio”, que continúa siendo la dueña del látigo y de la lapicera, no hace más que contribuir a la dispersión, en una conocida película que ya hemos visto mil veces y lleva por título “sálvese quien pueda”, con los intendentes como actores principales.
El jueves próximo podremos celebrar que, después de doscientos siete años desde aquél 25 de mayo fundacional y pese a nuestros ingentes esfuerzos suicidas, aún la Argentina sobreviva. No es poco, pero tratemos de no terminar nuestra insana e inexplicable autodestrucción como país. Mientras tanto, también nosotros gritemos: ¡Viva la Patria!
Enrique Guillermo Avogadro
[/ezcol_3fifth]
[ezcol_1fifth_end].[/ezcol_1fifth_end]
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 20, 2017
Receta Caníbal
Por Enrique Guillermo Avogadro.
La Argentina política decidió esta semana castigar a los presuntos caníbales comiéndoselos. Confirmó así su siniestra selección de un grupo de dos mil ancianos para que asuman la culpa general de toda sociedad por haber apoyado la revolución militar de 1976 y así lograr el perdón.
Para preparar el adefesio que cocinó por unanimidad –salvo la honrosa y valiente actitud del Diputado Alfredo Olmedo- el ¿Honorable? Congreso de la Nación utilizó varios ingredientes, todos en descomposición, lo cual facilitó la cocción: la Constitución Nacional, el Código Penal, el Tratado de Roma, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y la Convención Interamericana de los Derechos Humanos.
Estoy hablando, claro, de la ley que prohibió la aplicación del famoso “2×1” que había utilizado la Corte Suprema de Justicia para declarar cumplida la pena de un condenado por crímenes de lesa humanidad, un fallo que motivó la inmediata reacción de la izquierda, de los pseudo organismos de derechos humanos y del kirchnerismo (probando todos una vez más lo selectivo de su memoria), de los partidos políticos y hasta del Gobierno.
El Tribunal supremo, por una mayoría constituida por sus verdaderos juristas, falló conforme a derecho y, aún en contra de la posición personal y moral de cada uno, lo único que hizo fue aplicar el principio vigente en todas las legislaciones, que impone utilizar siempre la ley más benigna en el juzgamiento y la graduación de la pena de todo y cualquier delito.
Ese principio está consagrado en todas las normas, locales e internacionales, que he mencionado y hasta el ex Juez Eugenio Zaffaroni (de allí la desmemoria, ya que sus votos fueron calcados a lo ahora resuelto por la mayoría de la Corte) lo había respetado en sus fallos. Pero ello no fue óbice para que todos salieran corriendo a criticar a Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, y hasta llegaron al extremo disparate de denunciarlos penalmente por prevaricato, es decir, por resolver teóricamente en contra de las pruebas de la causa.
Con la sanción de este espantajo, se viola nuevamente otro principio básico de toda la estructura jurídico-penal de Occidente: la irretroactividad de la ley. Porque, cuando otro caso de lesa humanidad llegue a la Corte, los legisladores pretenden que el “2×1” no sea aplicado siquiera a las causas en trámite, es decir, que esta delirante norma recién promulgada impida la concesión de ese beneficio a quienes ya lo tenían.
Pero no debe asombrarnos, porque también se lo hizo cuando, en nombre de una “política de Estado” ¡convenida! entre los tres poderes (el Presidente del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti, lo reafirmó así en su voto) se aplicó –y muy tuertamente, por cierto- el concepto de “genocidio”, descripto por el Tratado de Roma, al cual adhirió la Argentina en 1994, a delitos así calificados y presuntamente cometidos veinte años antes.
Como dijo nuestra “abogada exitosa” esta semana en Bruselas, “todo tiene que ver con todo” y, precisamente para imponer el concepto de “genocidio”, fue que el terrorismo inventó el dogma de los 30.000 desaparecidos, amén de lucrar innoblemente con las indemnizaciones.
Debemos recordar que, cuando nuestros insanos legisladores sancionaron esta absurda ley, dijeron haberlo hecho ante la presión del clamor popular; o sea, invocando a la teórica opinión de la sociedad, nunca verificada, se modificó retroactivamente nuestra Constitución Nacional. Eso fue, claramente, lo que hicieron Hitler, Mussolini y Stalin para cambiar el mundo, ¡y así le fue a la humanidad!.
Y no se trata de una mera exageración literaria. Basta preguntarse qué diferencia, en los hechos, a nuestro Congreso del tirano Nicolás Maduro; ambos dicen representar a mayorías, a las cuales no se atreven siquiera consultar, para cambiar las reglas de juego de la democracia. La permanente violación a la ley, que los argentinos y venezolanos sufrimos diariamente, nos acerca cada vez más a las horas más oscuras de la historia, devolviéndonos a la selva en la que impera el más fuerte.
Este tristísimo episodio volverá a costar a la Argentina mucho más que los transitorios beneficios de venganza que obtendrán sus aplaudidores porque, como es notorio, convierte en innegable la enorme inseguridad jurídica que campea por estas latitudes, en todos los terrenos, de la mano de una justicia venal, rastrera y corrupta. Con esos elementos en la imagen que ofrecemos al mundo, ¿cómo van a venir las inversiones que necesitamos tanto como el oxígeno?
Sólo el coraje cívico de los tres miembros de la Corte Suprema, si mantienen -como fue la eterna conducta del Dr. Carlos Fayt- su postura de apego irrestricto a la ley cuando lleguen a su conocimiento otros casos similares, podrá salvar a nuestro país de un nuevo abismo.
Tampoco será menor el costo que pagará Cambiemos por lo sucedido. Con excepción de Lilita Carrió, con su actitud imaginada como “políticamente correcta”, que lo llevó a ponerse de sombrero la división de poderes y a descalificar a la Corte, pretende evitar el ataque permanente del kirchnerismo y de la izquierda irracional y, en el camino, recoger algunos imposibles votos de esas procedencias; pero olvida que, desde el lado sensato de la sociedad, que se manifestó en las calles el 1° de abril, se mira con asco este irracional proceder y muchos ciudadanos pensarán seriamente antes de repetir su elección de 2015.
Pese a todo, no tengo dudas que el Gobierno se alzará con el triunfo en octubre de este año, pero el crédito deberá ser otorgado a la falta de opciones, ya que el peronismo no ha conseguido evolucionar y desprenderse de su factor más centrífugo, Cristina Fernández de Kirchner. Mientras ésta siga pesando en la escena partidaria, no podrán surgir hombres y mujeres que representen una nueva forma de hacer política y ejercerla con probidad y honestidad. La “noble viuda” obliga a los cobardes dirigentes del PJ a arrastrarse en su estela; y aún los pocos honestos de éstos que todavía existen se van así sumergiendo en la fétida atmósfera de corrupción que la rodea y que no se atreven a denunciar por miedo a su venganza.
Es desolador el panorama que podemos ver a nuestro alrededor, pero está en nosotros mismos, con nuestro esfuerzo individual, revertirlo. Tenemos esa obligación, aún los mayores, frente a nuestros hijos y nietos, porque recibimos un país y lo hemos destruido, incumpliendo así nuestra principal obligación como administradores de algo que no era nuestro.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 13, 2017
Justicia y canalladas
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Obviamente, el título de esta nota se refiere, primero, al fallo de la Corte Suprema (https://tinyurl.com/kbumnvm) que el miércoles resolvió que correspondía aplicar el “2×1” (cada día de prisión preventiva se computa doble) a un procesado por delitos de lesa humanidad. Los ministros del máximo Tribunal Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti conformaron la mayoría que simplemente aplicó la ley, mientras Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda se opusieron. ¡Una para el lado de la Justicia!
No habían pasado cinco minutos desde que el fallo fuera públicamente conocido cuando comenzó el coro habitual de los ex organismos de derechos humanos (ya confesadamente movimientos políticos kirchneristas) a repudiarla; que la Vicepresidente, Graciela Michetti, y el Ministro de Justicia, Germán Garavano, se sumaran a los críticos de la sentencia, y en términos de compleja gravedad frente a la tan declamada separación de poderes resultó, al menos, raro. Lo más notable fue la reacción de quienes apoyaron, siempre y sin reparos, las teorías penales garantistas de Eugenio Zaffaroni, que hicieron escuela y permitieron liberar a acusados de los más aberrantes delitos, que ahora se rasgan las vestiduras simplemente porque se pretende terminar con una arbitraria discriminación. Aquí nadie parece comprender que, aunque se trate eventualmente de culpables, no se combate a los caníbales comiéndoselos.
El voto de Lorenzetti confirmó su postura de años, durante los cuales sostuvo que la persecución a los militares que derrotaron a la subversión terrorista (armada y financiada por Cuba, Argelia, Libia, Vietnam y Rusia) era una política de Estado, consensuada por los tres poderes, por lo cual ese vengativo acoso estaba legitimado y resultaba funcional al poder de turno; nunca se le ocurrió juzgar conforme a derecho y con total independencia. ¿Está abriendo el paraguas –como hizo el propio Néstor, cuando dijo con cinismo “la zurda te da fueros”– frente a las concretadas denuncias de Lilita Carrió o ante lo que surge de su biografía, escrita por Natalia Aguiar, que se ha transformado en un best seller?
Recordemos que, para lograr ese fin, buscado por el kirchnerismo para conquistar a la intencionada izquierda vernácula e internacional -el actual viaje a Europa de Cristina es una prueba de su éxito-, se violaron todas las leyes vigentes (legalidad, juez natural, irretroactividad, máximo de prisión preventiva, detención domiciliaria a los mayores de 70 años) en juicios fraguados mientras la sociedad entera, con su habitual actitud hipócrita y cobarde, olvidaba a los militares presos y amnistiaba a los asesinos, les pagaba sin control alguno pingües indemnizaciones y los enquistaba en el aparato estatal.
Lamentablemente, esa buena noticia, que hace regresar a la Argentina al imperio del derecho y de la igualdad ante la ley, fue empañada por un nuevo manotazo de venganza: un Juez de Mar del Plata, Santiago Inchausti, armó una causa por presuntos delitos de lesa humanidad y ordenó la captura de cuatro militares, entre ellos el Tte. Cnel. Emilio Nani, héroe de Malvinas y tal vez el más condecorado de la gesta por su valor en combate, que fue gravemente herido y perdió un ojo en la recuperación de los cuarteles del Regimiento N° 3 “Gral. Belgrano”, en La Tablada. Esa acción guerrillera, que protagonizó el MTP (continuador del ERP), conducido por Enrique Gorriarán Merlo, se desarrolló en enero de 1989, en la presidencia de Raúl Alfonsín, un gobierno obviamente democrático y. amén de multitud de heridos, costó la vida a muchos militares y policías.
Nani actuó hoy como hubieran debido hacerlo siempre los jefes de todas las armas cuando esta infamia persecución comenzó; es decir, cuando Néstor Kirchner, arropado en las banderas revolucionarias que siempre había repudiado, obtuvo del genuflexo Congreso la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final que, sabiamente, la democracia había sancionado como camino hacia la pacificación. O sea, haciendo honor a la jerarquía, indispensable en cualquier fuerza armada, y al ver que habían detenido a oficiales más jóvenes que él por la misma causa, viajó a Mar del Plata, se puso a disposición del Juez y fue enviado a la cárcel. ¡Así paga esta miserable y decadente Argentina a sus mejores hombres!
En el otro extremo de Sudamérica, mientras tanto, Nicolás Maduro sigue poniéndose de sombrero a todo su país, sumido en el caos, el hambre, la violencia, la falta de salud, la inflación espantosa. El estruendoso silencio de nuestros presuntos defensores de los derechos humanos frente a la salvaje represión, que ya contabiliza cuarenta muertos, decenas de opositores presos y la destrucción de la prensa libre, desnuda su inmunda hipocresía.
El nuevo engendro jurídico pergeñado por el tirano para conservar el poder omnímodo que aún ostenta fue la convocatoria a una original Asamblea constituyente para modificar la carta magna que su padrino, Hugo Chávez Frías, había impuesto a fines del siglo pasado. Pretende constituirla, al menos por la mitad, con partidarios elegidos a dedo. Pero todo eso no bastará, como lo demuestra cada día en la calle la movilizada sociedad, para compensar su descrédito, por muchas armas y activistas que le suministren los gerontes cubanos; es que, si el chavismo cayera, la isla verá cortarse el último cordón umbilical que le permite respirar, aunque sea miserablemente.
No hay dictadura en el mundo que haya podido sostenerse exclusivamente basada en las bayonetas, cuando sólo el 10% de la población la apoyaba. Pero sería muy importante, casi decisivo, que los Estados Unidos resolvieran, más allá de la correcta declamación política, interrumpir sus compras de petróleo venezolano, que hoy representan el 75% de las exportaciones del país. Si Maduro ni siquiera está dispuesto a permitir la instalación de un corredor humanitario –es más, ha confiscado las escasas medicinas que llegaron a su través- para ayudar a sus connacionales simplemente a sobrevivir, ¿por qué seguir alimentando su régimen, además vinculado al terrorismo colombiano y al narcotráfico, con esenciales divisas?
En el escenario latinoamericano, casi barrido de él el populismo que tanta miseria costó a sus pueblos, Argentina ha recuperado su prestigio y está dispuesta a asumir el liderazgo que Brasil dejara vacante por la enormidad de sus problemas internos. En este momento, la acompañan todos los países de la región –con la obvia exclusión de Uruguay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que aún no han conseguido desprenderse de esa lacra, y varias naciones caribeñas, deudoras del chavismo, que intentó exportar el “socialismo del siglo XXI” mediante enormes exportaciones de petróleo a precios subsidiados- y la presión de sus vecinos regionales sobre Nicolás Maduro se está acentuando.
El gobierno bolivariano, ha quedado demostrado, prefiere la muerte de sus conciudadanos a ceder en sus pretensiones pseudo socialistas y en su capacidad depredatoria. Se ha conformado así un verdadero infierno, en el cual Venezuela muere cada día, mientras los chavistas rojo-rojillos bailan sobre un volcán en ebullición. Cómo concluirá esta monumental crisis, que tanto lastima la sensible y dolorida piel del continente, es la gran incógnita.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 6, 2017
Bifocalidad y Justicia
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Si el pensador chino, que murió quinientos años antes de la era cristiana, hubiera llegado a conocer la Argentina, habría estado permanentemente maravillado porque aquí compartimos, desde siempre, una realidad virtual, en la cual nada de lo que vemos o hacemos es cierto, mientras ignoramos las normas elementales que permiten a los hombres vivir en comunidad. No me refiero a las leyes, de por sí bastante extrañas y contradictorias, sino al modo en que las aplicamos, según nuestro personal punto de vista, en general reñido con el de la sociedad en su conjunto; y, en la duda, optamos siempre por el que más conviene a nuestro relato, individual o colectivo.
Para ejemplificar a qué me refiero, basta con pensar que las normas establecen que quienes son procesados por delitos pueden permanecer en libertad mientas se sustancia el juicio y se llega a una sentencia firme, pero se niega dicho privilegio a aquéllos que, estando libres, pueden poner en riesgo la investigación, adulterar las pruebas o, simplemente, fugarse. Y los mismos criterios se aplican a los mayores de setenta años, aún con condena firme, respecto a la prisión domiciliaria; esto último se justifica especialmente porque ninguna sociedad civilizada combate a los supuestos caníbales comiéndoselos.
En estos días, los argentinos observamos con enorme perplejidad que dos jueces federales, los Dres. Ercolini y Bonadío, con el consentimiento de los respectivos fiscales que actúan ante sus juzgados, han concedido a Cristina E. Fernández y a su hija, Florencia Kirchner, autorización para realizar un paseo pseudo cultural por la vieja Europa, con el obvio propósito de exponer su inventada persecución política ante audiencias amenas y receptivas, como son los famosos izquierdistas “revolucionarios de escritorio”; si bien el segundo la otorgó bajo una caución real, el monto fijado resulta una nimiedad al comparárselo con las incalculables fortunas que la familia ha robado de las arcas públicas.
Creo que el asombro llega a Brasil, donde el proceso de limpieza contra la corrupción ha alcanzado cotas impensables en América Latina hasta hace muy poco, ya que muchísimos dirigentes políticos, gobernadores, senadores, diputados, empresarios, etc., se encuentran en la cárcel y a nadie se le ocurriría siquiera pedir algo así.
La viuda patagónica, recordemos, se encuentra procesada, entre otras cosas, por organizar y encabezar una asociación ilícita (un delito no excarcelable), fundada con el propósito de cometer una enorme multiplicidad de estropicios, de los cuales hemos sido víctimas todos y cada uno de los habitantes de este país, expoliado hasta la extenuación durante las sucesivas gestiones que compartió desde hace veinticinco años con su marido muerto; si como muestra basta un botón, allí tenemos a la Provincia de Santa Cruz, aunque ésta tenga una superficie comparable a la de varios países sumados y tenga bajo su suelo una riqueza saudí.
El choque entre este suceso y la realidad de las prisiones superpobladas de individuos detenidos sin sentencia firme por la comisión de delitos menores, como hurtos o arrebatos, ha producido una generalizada indignación, reflejada en las redes sociales y en las plataformas de peticiones públicas; y es razonable que así sea, toda vez que Cristina Kirchner y su entorno han demostrado hasta el hartazgo que están dispuestos a alterar las pruebas –como hicieron con los libros de las sociedades hoteleras involucradas- y entorpecer así cualquier investigación.
Esos hechos, ya probados, bastarían con enviar a la cárcel a cualquier pequeño comerciante, pero nuestros particulares jueces, que cuentan con narices más caras que las de los mejores perfumistas, son inmensamente tolerantes y permisivos ante quienes han ejercido, durante tantos años y con enorme fiereza, un poder omnímodo; no vaya a ser que, en una súbita recaída social, vuelvan al poder y quieran cobrarse las penas ahora aplicadas.
En otro orden de cosas, lo mismo parece suceder con aquellas personas que, como Hebe de Bonafini, son aún capaces de generar conflictos en la calle; aún tenemos fresco el recuerdo de cuando se negó a comparecer en Comodoro Py y el Juez aceptó interrogarla en la cocina de la Fundación Madres de Plaza de Mayo. El Dr. Eduardo San Emeterio y quien esto escribe la denunciamos –y, con ella, a la locutora del acto y a los organismos de pseudo derechos humanos firmantes del documento allí leído- por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado; a más de un mes de haberlas radicado, no hemos sido llamados todavía a ratificar las denuncias, primer paso de la causa penal.
En el otro extremo de ese espectro se encuentran los casi dos mil presos militares, ancianos (el promedio de edad es 76 años), la mayoría sin condena firme y cumpliendo prisiones preventivas que exceden en lustros el máximo legal permitido (dos años, más uno debidamente justificado), que se siguen muriendo en las mazmorras estatales por falta de atención médica adecuada. Acusados por testigos que, cuarenta años después, dicen haber construido colectivamente la memoria y reconocerlos por la voz o por el olor, privados de todo derecho a un juicio justo y víctimas de procesos judiciales amañados, cuatrocientos ya fallecieron (cincuenta lo han hecho desde el 15 de diciembre de 2015) y, naturalmente, el ritmo se incrementará con el mero transcurso del tiempo.
Cuando, muy esporádicamente por cierto, algún tribunal federal les concede el beneficio de la prisión domiciliaria –ayer fue el caso de un preso de 87 años, gravemente enfermo- la mayor parte de las veces no se hace efectivo porque otro tribunal la niega, y la saga continúa. Es que, rápidamente, se alzan los infames pasquines y las radios y canales de televisión que multiplican la vocinglera gritería de esos mismos organismos de pseudo derechos humanos que rechazan la democracia como sistema de vida y piden, a voz en cuello, el derrocamiento del Gobierno.
Nadie se pregunta, tratándose de los “genocidas”, por qué se los mantiene en la cárcel, cuando no pueden alterar las pruebas del proceso ni corren riesgo de fuga. Es que a éstos, la sociedad los ha elegido como únicos receptores de la culpa general de haber llamado a las puertas de los cuarteles para parar el desmadre en que se había convertido el régimen peronista en 1974 y 1975, que amenazaba con despedazar el país.
Ya nadie recuerda –ni quiere hacerlo- cuántos civiles, en especial radicales, actuaron como funcionarios, ministros e intendentes del proceso militar, ni cuántos empresarios, obreros, comerciantes y estudiantes aplaudieron a rabiar a los generales golpistas. Es más cómodo transferir esa responsabilidad a unos pocos y lavar así los pecados colectivos, por más que, cuando la tragedia se produjo, esos pocos fueran extremadamente jóvenes y estuvieran en los grados más bajos del escalafón jerárquico; hasta el lamentable Gral. Milani entra en esta categoría, aunque deba permanecer en la cárcel hasta que sea condenado por ladrón.
Hace un año y medio, Mauricio Macri prometió terminar con lo que él mismo llamó el “curro” de los derechos humanos. Los argentinos, tan golpeados por la gigantesca crisis económica que nos dejó el kirchnerismo, necesitamos saber quién se llevó los más de US$ 2.500 millones en extrañísimas indemnizaciones, cuyos destinatarios el Gobierno aún se niega a revelar.
Argentina se está reinsertando en el mundo, y una prueba de ello será su próxima integración a las grandes mesas de discusión del comercio mundial, en especial en el área del Pacífico, así como la importancia que nuestro país está recuperando en la región, reconocida a través de los viajes presidenciales a China y la visita de grandes personalidades mundiales, como Angela Merkel. Evidentemente, mucho ha cambiado ya y, después de octubre, ese cambio se acelerará, cuando la esperable victoria electoral del Gobierno derrumbe la falsa prudencia de los inversores, sobre todo de nosotros mismos.
Pero debemos recordar que, para que esas esperanzas se transformen en realidades concretas, debemos tener una Justicia independiente, seria, confiable y rápida; con ella, todo será posible pero, sin ella, nada lo será.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 28, 2017