Como no suelo guardar archivos sobre mis entregas, no recuerdo certeramente si mencioné este tema
antes de ahora.
Pero como el desarrollo de los hechos internacionales cuenta con su propia dinámica, creo que nunca está de más, esbozar nuevas hipótesis.
Este “Pato Donald”, para algunos, tiene los días y/o meses contados, por su carácter indómito y egocentrismo desmedido para los tiempos que corren.
Se apresta a un enfrentamiento directo con China, por el refuerzo que promete de la Séptima Flota, con
más submarinos nucleares en todo el sudeste asiático.
Una guerra comercial en principio con su puerta trasera -México- será una constante en su inminente
administración.
El enfrentamiento con Hollywood, Wall Street, la Prensa Asociada y la propia Agencia Nacional de Seguridad, lo tornará inestable en cuanto a su integridad física.
Enfrenta demasiados intereses corporativos que hasta ahora eran “las vacas sagradas del sistema”.
Lo que trae a mi memoria, un tanto oxidada lo admito, una anécdota protagonizada entre “Joe” Kennedy
y su hijo “Jack” en el verano de 1961.
El caso fue que el Patriarca le comentó a su hijo mayor que los tipos de la Bolsa de New York, eran unos
canallas.
Era sábado y en la tertulia familiar Bostoniana, participaban muchos de sus miembros.
Pero se supo luego que el actor Peter Lawford, cuñado del Presidente lo filtró a los Medios.
El resultado fue que en la apertura de la rueda del lunes siguiente, todos los operadores en el recinto,
se colocaron una cocarda que decia “soy un hijo de puta”.
Fue todo un meta mensaje que dos años después, tendría su epicentro en Dallas.
Donald Trump, si bien es el emblema del “antisitema” de todo Washington DC y sus intrigas, es de la
opinión que se encuentra suficientemente cohonestado por el holgado respaldo de sus votantes, víctimas de la decadencia Norteamericana.
El y sus asesores son de la opinión que con ello bastara, pero si eso creen, no estudiaron la historia de su propia Nación.
Muchos siguen afirmando que John Wilkes Booth -el asesino de Lincoln-, era un Confederado resentido por la derrota de los Sudistas.
He reunido en estos últimos treinta años, la suficiente documentacion respaldatoria que el homicida actuó por ordenes directas del Secretario De Guerra Edwin Stanton, quien ordenó la ejecución del Presidente, porque se oponía ferreamente a la politica del viejo Abe, de tender un manto de olvido y perdón a los Estados Sureños.
Y porque las conspiraciones presidenciales siempre son ejecutadas por los mas cercanos a la víctima.
Sucedió con Julio César, con Robespierre, con el exiliado Bonaparte, con Stalin a manos del Mariscal Zukov, con JFK por parte de su Vice Lyndon Johnson, quien era partidario de una intervención directa y sin mas demoras en Vietnam, Laos y Camboya, Juan Pablo I y con cientos de otros casos desde aquel afamado ateniense -Pisistrato-, a manos de sus dos hijos varones.
En otras palabras y yendo especificamente al caso Yankee, lo cierto es que ellos nunca apelaron a los Golpes de Estado, sino a la supresion de sus Presidentes si las cosas se salían de curso.
Trump puede y casi seguro será ese epifenómeno de recurrencia supresiva, si no opta por la moderación.
Pero todo indica que no recurrirá a dominar su altivo temperamento, porque planea reposicionar a USA
al status que tenía en los ochenta, cuando un mediocre actor como Reagan se apropió de Occidente y
los restos de la Union Soviética.
Y en esa Cruzada que esta vez acendrara el racismo de los ex Estados Secesionistas en perjuicio de los caras sucias afros, encontrará más enemigos en el camino que quizás en conjunto nos hagan presenciar
Escribe Carlos Belgrano.
Como no suelo guardar archivos sobre mis entregas, no recuerdo certeramente si mencioné este tema
antes de ahora.
Pero como el desarrollo de los hechos internacionales cuenta con su propia dinámica, creo que nunca está de más, esbozar nuevas hipótesis.
Este “Pato Donald”, para algunos, tiene los días y/o meses contados, por su carácter indómito y egocentrismo desmedido para los tiempos que corren.
Se apresta a un enfrentamiento directo con China, por el refuerzo que promete de la Séptima Flota, con
más submarinos nucleares en todo el sudeste asiático.
Una guerra comercial en principio con su puerta trasera -México- será una constante en su inminente
administración.
El enfrentamiento con Hollywood, Wall Street, la Prensa Asociada y la propia Agencia Nacional de Seguridad, lo tornará inestable en cuanto a su integridad física.
Enfrenta demasiados intereses corporativos que hasta ahora eran “las vacas sagradas del sistema”.
Lo que trae a mi memoria, un tanto oxidada lo admito, una anécdota protagonizada entre “Joe” Kennedy
y su hijo “Jack” en el verano de 1961.
El caso fue que el Patriarca le comentó a su hijo mayor que los tipos de la Bolsa de New York, eran unos
canallas.
Era sábado y en la tertulia familiar Bostoniana, participaban muchos de sus miembros.
Pero se supo luego que el actor Peter Lawford, cuñado del Presidente lo filtró a los Medios.
El resultado fue que en la apertura de la rueda del lunes siguiente, todos los operadores en el recinto,
se colocaron una cocarda que decia “soy un hijo de puta”.
Fue todo un meta mensaje que dos años después, tendría su epicentro en Dallas.
Donald Trump, si bien es el emblema del “antisitema” de todo Washington DC y sus intrigas, es de la
opinión que se encuentra suficientemente cohonestado por el holgado respaldo de sus votantes, víctimas de la decadencia Norteamericana.
El y sus asesores son de la opinión que con ello bastara, pero si eso creen, no estudiaron la historia de su propia Nación.
Muchos siguen afirmando que John Wilkes Booth -el asesino de Lincoln-, era un Confederado resentido por la derrota de los Sudistas.
He reunido en estos últimos treinta años, la suficiente documentacion respaldatoria que el homicida actuó por ordenes directas del Secretario De Guerra Edwin Stanton, quien ordenó la ejecución del Presidente, porque se oponía ferreamente a la politica del viejo Abe, de tender un manto de olvido y perdón a los Estados Sureños.
Y porque las conspiraciones presidenciales siempre son ejecutadas por los mas cercanos a la víctima.
Sucedió con Julio César, con Robespierre, con el exiliado Bonaparte, con Stalin a manos del Mariscal Zukov, con JFK por parte de su Vice Lyndon Johnson, quien era partidario de una intervención directa y sin mas demoras en Vietnam, Laos y Camboya, Juan Pablo I y con cientos de otros casos desde aquel afamado ateniense -Pisistrato-, a manos de sus dos hijos varones.
En otras palabras y yendo especificamente al caso Yankee, lo cierto es que ellos nunca apelaron a los Golpes de Estado, sino a la supresion de sus Presidentes si las cosas se salían de curso.
Trump puede y casi seguro será ese epifenómeno de recurrencia supresiva, si no opta por la moderación.
Pero todo indica que no recurrirá a dominar su altivo temperamento, porque planea reposicionar a USA
al status que tenía en los ochenta, cuando un mediocre actor como Reagan se apropió de Occidente y
los restos de la Union Soviética.
Y en esa Cruzada que esta vez acendrara el racismo de los ex Estados Secesionistas en perjuicio de los caras sucias afros, encontrará más enemigos en el camino que quizás en conjunto nos hagan presenciar
a…
TRUMP Y EL PELIGRO DE SU PROPIO MAGNICIDIO.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 14, 2017
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