MOPOL 1973, POLICÍA Vs. EJÉRCITO, AL FILO DE UNA MASACRE – PARTE DOS

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LA INEVITABLE REBELIÓN POLICIAL

 Por CLAUDIO KUSSMAN

Como habíamos dicho, mientras a nivel nacional el poder ejecutivo entre marzo de 1971 y mayo de 1973 estaba ocupado por el General de Brigada AGUSTÍN LANUSSE, en la Provincia de Buenos Aires, desde el 8 de septiembre de 1971 hasta el 25 de mayo de 1973 fue gobernador el Brigadier (R) MIGUÉL MORAGUES. Asimismo, del 12 de agosto de 1968 hasta el 28 de marzo de 1973, el Jefe de Policía y Subjefe fueron: el Coronel (R) EDUARDO ANÍBAL NAVA Y el Teniente Coronel (R) OSVALDO QUIROGA respectivamente. En esos tiempos en la fuerza no llegábamos a 30.000 efectivos lo que una jurisdicción tan difícil como la provincia de Buenos Aires, exigía largas jornadas laborales con recargos no pagos debido a las huelgas y los conflictos sociales. Todo agravado por   los atentados terroristas que se hacían cada vez más frecuentes y audaces. Si bien teníamos autoridad, existía un déficit muy marcado de falta de medios y los sueldos eran realmente miserables, ya que, de siempre el común denominador de CASI TODOS los gobernantes, en mayor o menor medida, fue el desinterés por el mediano bienestar del personal policial y su familia. A modo de ejemplo, en marzo de 1973, un Agente recién ingresado en la Policía Federal cobraba 135.000 pesos mensuales contra los 37.000 que percibía su par de provincia. En el cuadro de oficiales, el Sub- Ayudante (primer grado al egresar de la escuela) en la Federal recibía 140.000 contra 55.000 del de provincia. La diferencia tan extrema y los reclamos no escuchados, finalmente desembocaron en una no deseada pero lógica rebelión policial. Primero se conformó lo que se dio en llamar MOPOL (Movimiento Policial), constituido por la oficialidad joven y suboficiales. A partir del lunes 19 de marzo de 1973, comenzaron a realizarse mítines y reuniones cada vez más numerosas donde se unificaban criterios ante la situación de iniquidad imperante. Por la tarde del martes o miércoles unos 3.500 efectivos policiales provenientes de La Matanza, Merlo, Moreno, Marcos Paz, Las Heras, General Rodríguez, Suipacha, Navarro, Mercedes, Lujan, San Andrés de Giles, San Martín, Ciudadela, Tres de Febrero, Tigre, San Miguel, Lanús, Avellaneda Banfield y Bahía Blanca, más los cuerpos de Infantería, Comandos Radioeléctricos, Sipba, Investigaciones, etc. se dieron cita frente a la Unidad Regional de Morón. Allí, inútilmente el Inspector General MANUEL ALBA, proveniente de Jefatura intentó calmar los ánimos. Resentida la atención policial al público y entrevistado por el periodismo el Gobernador MORAGUES, echó más leña al fuego diciendo: “en la Policía de la Provincia de Buenos Aires no existe conflicto alguno. Todo está originado en un error de información respecto a las formas en que el gobierno se propone adecuar los sueldos”. Sin embargo, admitió la posibilidad de “una movilización militar en caso de mantenerse en ese ámbito actitudes de indisciplina”. De inmediato se produjo un auto acuartelamiento en toda la provincia y el día miércoles 21 de marzo, varios miles de efectivos  tomaron la Jefatura de Policía en la ciudad de La Plata. A partir de ese momento se vivieron alternativas de tensión. Se montaron ametralladoras pesadas en el edificio (en esos tiempos la institución las poseía), y este era rodeado por fuertes contingentes del Ejército argentino. Mientras, el Poder Ejecutivo Nacional dispuso la convocatoria de todo el personal policial de la provincia a partir de las 15 horas, para la prestación del servicio civil de defensa. El decreto que llevaba el número 2.181, estableció que la autoridad de la convocatoria sería el Coronel JUAN MARCIAL CANEDI, quien dependía del Comando del Primer Cuerpo de Ejército a cargo del General   TOMÁS SÁNCHEZ DE BUSTAMANTE. De esta forma el personal policial convocado, quedaba sometido a las disposiciones del Código de Justicia Militar y a sus tribunales. En respuesta al decreto de convocatoria, los miembros del MOPOL, decidiendo aguantar hasta las últimas consecuencias, dando a conocer un nuevo comunicado en el que expresaban:

 “1) Exigimos la presencia en esta jefatura del señor ministro del Interior (Arturo Mor Roig), a los efectos de que el gobierno nacional dé solución al conflicto; 2) equiparación permanente en sueldo y demás beneficios con la Policía Federal en todo su escalafón por ley nacional (con retroactividad al 1ro. De enero del corriente año); 3) la no adopción de represalias con el personal que participó de una u otra forma en el movimiento: 4) jornada laboral igual a la que cumple la Policía Federal. En su defecto se deberá abonar las horas extras, aún en acuartelamiento; 5) Exigir soluciones en quince días al problema de IOMA en toda la provincia: 6) Exigir soluciones en el término anteriormente mencionado con los reintegros de servicios sociales. La cobertura deberá ser integral, de tal manera que el policía en ningún caso deba efectuar desembolso pecuniario: 7) pago inmediato de los subsidios de ley a los deudos del personal fallecido en acto de servicio, a la sola presentación del parte cabeza de sumario”.

El miércoles 21, tras una breve reunión en el despacho del Gobernador, Brigadier MIGUÉL MORAGUES, el General SANCHEZ DE BUSTAMANTE, el General MANUEL HAROLDO POMAR, a cargo de la X Brigada de Infantería y el Coronel CANEDI, y otros militares, se encaminaron a la Plaza Rivadavia, ubicada frente al edificio tomado y en un sector alejado constituyeron su estado mayor. 500 hombres del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 y 400 del Batallón de Comunicaciones de City Bell, rodeaban la Jefatura. A ellos se le sumaron cuarenta y siete tanques y catorce carriers del Regimiento de Caballería Blindada 8, Cazadores “General Necochea” con asiento en Magdalena, con otros 400 efectivos más. En algún momento de ese día integrantes del MOPOL reiteradamente intentaron dialogar y valiéndose de un megáfono se les escuchó decir:

La lucha social de la policía no justifica un enfrentamiento con los hermanos militares – solicitando a continuación el envío de un representante de esa fuerza.

Desde la Plaza Rivadavia con un medio similar, el Coronel CANEDI respondió: “El Ejército no parlamenta. No hay otra salida más que el inmediato abandono del edificio en cumplimiento de lo ordenado por el comité militar”

Tras ello, el ejército emitió un comunicado a través de los medios de la época, que expresaba:

“La autoridad militar recuerda a todo el personal de la policía de la provincia de Buenos Aires que, de acuerdo con el decreto de convocatoria correspondiente, se encuentra sujeto al Código de Justicia Militar, y toda infracción será juzgada por el Consejo de Guerra pertinente. Asimismo, la autoridad militar intima perentoriamente al personal policial que se encontrase ocupando locales ajenos a sus funciones ordinarias, a desalojarlos de inmediato y someterse a la autoridad militar que tiene a su cargo la aplicación de la medida de convocatoria militar dispuesta por el Poder Ejecutivo de la Nación”

El rol de cada fuerza estaba definido y sus miembros tenían un deber a cumplir. A medida que pasaban las horas y se aproximaba la oscuridad de la noche se imponía la convicción que durante la misma se definiría la conflictiva situación. En el lugar había demasiados “fierros” (1)  y solo faltaba saber a quienes elegiría el destino para morir y cuantos serian estos.

CONTINUARÁ…

 

(1) “FIERROS”: armas en la jerga policial.

Claudio Kussman

Comisario Mayor (R) 

Policía Pcia. Buenos Aires

Junio 17, 2020

claudio@PrisioneroEnArgentina.com

www.PrisioneroEnArgentina.com

 

“Un poco de rebelión de vez en cuando es buena cosa

Thomas Jefferson (1743-1826) 


 

SE RECUERDA QUE PRISIONEROENARGENTINA.COM, SIN CENSURA ALGUNA Y SIN LÍMETE DE ESPACIO, ESTÁ ABIERTO A TODO AQUÉL QUE  QUIERA EXPRESAR SU PARECER Y SENTIR SOBRE ESTE TEMA O CUALQUIER OTRO QUE RESULTE DE SU INTERÉS.  


 

CHATS DEL PRESENTE, RECORDANDO EL MOPOL EN PRIMERA PERSONA

(PARTE DOS)

 

5/6/2020]  SV—

YO ERA SUBINSPECTOR Y ESTABA EN LA CRIA. GRAL.RODRIGUEZ (UR.1 MORON-QUE ABARCABA DESDE GRAL.PAZ HASTA EL PUEBLO DE SUIPACHA) EN ESA CRIA.HABIA 5 CONSOLAS MOTOROLA-MOCON Y NOS COMUNICABAMOS HASTA CON CAMINEROS. -LAS REUNIONES PARA COMPLOTAR LAS HACIAMOS EN EL SALON DE ACTOS QUE TENIA EL PADRE FH— (PADRE — Y MADRE — -NO TENIA ORDEN RELIGIOSA Y LOS ULTIMOS AÑOS EL OBISPO MSÑOR. L— (TROLO) NO LO QUERIA MUCHO) QUE ERA CAPELLAN DE LA UR, SE RETIRO COMO CRIO.CAPELLAN MAYOR DE JEFATURA , EL SALON ESTABA A LA VUELTA DE LA CAPILLA QUE EL CONSTRUYO DESDE LOS CIMIENTOS EN LA CALLE M— DE M—,USAMOS EL LUGAR CON SU BENEPLACITO 2 O 3 VECES ESA SEMANA.CUANDO VINO EL DTOR.DE SEGURIDAD A MORON CG.ALBA,EN LA CALLE ERAMOS COMO TRES MIL…

5/6/2020: EL DIA VIERNES DE ESA SEMANA ORDENARON Q. LA OFICIALIDAD FUERA A LA CRIA. LUJAN, VINO UN CI. HERNANDEZ (NO EL CG.FALLECIDO HACE POCO) Y NOS AMENAZO, LO SACAMOS CAGANDO Y TAMBIEN SE FUE, NO ERA DE LA UR.MORON,ERA DE JEFATURA NO ADICTO AL MOPOL. EL DIA SABADO DE NUEVO A LUJAN Y COMENZARON LOS SUMARIOS  PENALES Y ADMINISTRATIVOS, PERO DESPUES DE RENDIRNOS EN LA PLATA LLEGO LA ANMISTIA MILITAR Y ESTOS FUERON A LA BASURA.

AQUI VA UN GRAN RECUERDO EL MOPOL DEL 73, LA UNICA VEZ Q, CONSEGUIMOS UN AUMENTO DEL 100 % .


01/04/— FM— …disculpen que me meta en la discusión, MOPOL fue en marzo de 73, estaba el gobierno militar, pero ya había ganado el frejuli, se inició en la comisaria de La Plata, una noche Jefe de turno, Oficial Principal CP— oficial de servicio sub inspector JN—, llegamos el servicio de Calle que éramos Oficial Inspector TR— y yo con un procedimiento, las únicas máquinas de escribir estaban ocupadas, por lo que, para esperar R— fue a buscar unas pizzas, la oficina que se usaba era la del Sub Comisario, en un mueble había una radio y en esos momento un noticiero de Crónica informa malestar de la Policía, creo que era de San Juan, por lo que en broma, N— dice: hacemos el acta de inicio de la huelga, cambia la hoja de la máquina y se hace el primer comunicado, sin intención alguna, cambiamos ideas distintas frases y quedo tan lindo expresado, que al escucharlo de la boca de P— nos puso la piel de gallina, ya había regresado R— con las pizzas, creo que el radio operador era MP—, también integrante de este grupo de fase, que concurrió a la oficina a comer pizza, y R— nos desafía, como diciendo que no éramos capaces de pasarlo por radio. La incitación fue tan grande, que pasamos por radio el comunicado, el radio operador de la unidad regional, lo paso a jefatura y el cabo Juan CR—, de radio central lo distribuyo a las distintas regionales. Para alrededor de las seis de la mañana, ya habíamos recibido por teléfono, la llamada de distintos lugares, no solo de La Plata sino también del gran Bs. As. con el cambio de guardia, entra de Oficial de Servicio AFB— a quien le gustó la idea, por lo que se hizo varios comunicados más, cuando llego el Comisario JG—, titular de la comisaria no solo presto su conformidad sino que nos ayudó. Cuando el Sub Comisario M—, de la Unidad, quiso sacarnos de la Comisaria y llevarnos al círculo, se hicieron varias reuniones, con distintos sectores policiales, en Lomas 2da y en Morón y luego de unos días, se tomó la Jefatura, en la práctica participo toda la policía, pero el grupo MOPOL, éramos unos pocos, AFB—, CR—, M—, L—, DM—, C—, JCR— y yo. Si me olvido de alguno pido perdón, muchos hacían fuerza desde distintos lugares, yo esto ya lo conté, por eso no lo repito, hay muchos que no tienen memoria y cambian los nombres, lo cierto es que, algunos se pro fugaron. Quedamos detenidos CR—, AFB— y yo, primero a disposición de la Justicia Militar, luego de la Justicia Federal, se declaró incompetente y la justicia provincial nos pasó a la justicia Policial, que ya para ese entonces no existía. Hasta que se hizo cargo la política, nombraron jefe de Policía al Coronel Canedi, buena persona, que accedió al pedido del Comisario General De Tomas y cambio la disponibilidad preventiva por la simple a la espera de destino. Juntamente con ello nos reúne y nos pide, que plasmemos en los papeles, el petitorio del movimiento, dentro de los cuales se hallaba la Caja, se buscaron distintos antecedentes y se copió, casi textual, la de Policía Federal, con algunos arreglos de los reglamentos militares. No quiero ofender a nadie, pero resulta muy difícil si no se copia de alguna institución ya funcionando un esquema administrativo y financiero que sirva en el futuro como caja de jubilaciones. Por lo menos para mí que solo conozco de policía y en aquel tiempo, la mayoría de los oficiales, solo teníamos el primario terminado y algunos años de secundario. Con la llegada de la democracia, Bidegain gobernador, nombro al primo coronel Jefe de Policía, se los consideraba montonero, tenían un partido político que integraba el Frejuli, denominado Partido Auténtico. Luego del ataque al regimiento de Azul, Perón se enoja y pide la renuncia de Bidegain, por lo que quedo acéfala la jefatura ya que el primo también renuncia, se hace cargo de la gobernación “el tano” Calabro, que con ese apodo era conocido y al jefe de policía lo nombra Peron, el por aquel entonces Coronel Cesar Diaz. Los anteproyectos de ley, del personal y la caja quedaron arrumbados en algún lugar de la jefatura, cambian al sub jefe de la Policía, que era el comisario gral Tedesco y lo designan a Silva. Calabro era amigo de la policía y la quería a punto tal de concurrir con la custodia y personal de la privada a jugar al futbol. En estas reuniones ya hablaba de la caja y un abogado que era de Mopol, que si bien no participo en la toma de la Jefatura fue el encargado de buscar antecedentes para hacer las leyes, su nombre es Alberto, no me acuerdo el apellido y un oficial M—, tenían vínculos con Calabro, en el senado de la provincia y .le habían presentado el anteproyecto cuando era vice gobernador. La picardía Policial y el hecho de que Calabro quería nombrar como Jefe de Policía a propia tropa es decir de su confianza, por medio de un ardid, logran que Perón le pidiera el cargo, nombrándolo su edecán y así se hizo cargo Silva. Todo esto lo viví personalmente, primero desde MOPOL y luego desde la privada de Jefatura y estuve con Díaz, hasta el último día. Incluso lo acompañe cuando dejo la jefatura y se entrevistó con Perón, esa es la verdad del MOPOL, lo que ustedes cuentan puede haber ocurrido a mi no me consta de esto fui testigo presencial.

FM—

 

23 de marzo de 1973 – Representantes policiales del MOPOL, salen de la Jefatura portando una bandera blanca, en uno de los intentos de negociación, sin éxito, con las autoridades militares. (Foto diario “La Razón”)

 

 

 

MOPOL 1973 – Comunicado número 12 del día miércoles 21 de marzo de 1973 (Imagen de la revista “Así”)

COMUNICADO NÚMERO 12 DE MOPOL

FECHA, 21 DE MARZO DE 1973, 13 HORAS. MOVIMIENTO MOPOL HA TOMADO

LA JEFATURA DE POLICÍA DE LA RPOVINCIA DE BUENOS AIRES

ANTE LWXWVQXQ

F TT

E – 5630 -4-48=8

                                                          NUESTRO OBJETIVO, LA EQUIPARACIÓN PERMANENTE

CON LA POLICÍA FEDERAL EN SUELDO Y DEMÁS BENEFICIOS, DEBE SER OB-

TENIDA, TENEMOS INFORMACIÓN DE QUE PERSONAL DE LA REGIONAL DE LANUS

YA BAJA PARA ESTA CIUDAD. SE ORDENA QUE EN TODAS LAS DEPENDENCIAS

SE HAGAN CARGO, LOS SEÑORES DELEGADOS, CUIDANDO MANTENER LA DISCI-

PLINA Y EL CUIDADO DE LOS BIENES DE LA REPARTICIÓN.

SOLICITANDO LA COOPERACIÓN DE LOS TITULARES.  DE INMEDIATO DEBE

FORMARSE UN CUERPO DE DELEGADOS: 5 POR UNIDAD REGIONAL DE

JERARQUÍA, PARA FQUE BAJEN A ESTA JEFATURA, DESDE DONDE SE

TRATARÁ EL CONFLICTO, CON EL SR. MINISTRO DEL INTERIOR SR.

MOR ROIG O LA AUTORIDAD QUE DETERMINE EL GOBIERNO

DE LA NACIÓN.

                                 ….AHORA O NUNCA COMPAÑEROS…..

PARA TODAS LAS DEPENDENCIAS SUBORDINADAS

(TRANSCRIPCIÓN DEL COMUNICADO 12)


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Junio 17, 2020


 

S.W.A.T. en problemas

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Todo el equipo SWAT de Hallandale Beach renunció a su asignación actual, aunque no al departamento de policía, según una comunicación recibida por la jefe de policía de la ciudad de Hallandale Beach, Sonia Quinones.

Quinones

La señora Quinones ha establecido una reunión para el lunes próximo con los oficiales que renunciaron para escuchar sus quejas y preocupaciones.

La ciudad de Hallandale Beach dijo que sigue teniendo cobertura especial de armas y tácticas a través de la ayuda mutua regional.

Los oficiales que presentaron su renuncia mencionan específicamente su descontento con la Jefe que “se unió a los miembros de la comunidad para ponerse de rodillas” en lo que debió ser una lucha contra el racismo, el odio y la intolerancia a principios de esta semana y sin embargo -en la opinión de los ahora ex SWAT- fue bajar la cabeza ante los delincuentes.

Los ocho oficiales y dos sargentos dicen que estaban “mínimamente equipados” y que habían sentido una falta de respeto por parte de funcionarios de la ciudad.

Dicen que estos funcionarios se negaron a abordar las preocupaciones sobre equipos y capacitación, poniéndose del lado de la anarquía y la delincuencia.

 


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Junio 17, 2020


 

Boogaloo

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Un nuevo movimiento armado está llamando la atención en los Estados Unidos, no solo por su nombre aparentemente extraño, sino por sus presuntos vínculos con la violencia que ha tenido lugar en todo el país luego de protestas pacíficas por la brutalidad policial.

Los partidarios del movimiento “Boogaloo”, libremente organizado, parecen creer en violentas acciones armadas y antigubernamentales que podrían conducir a una segunda guerra civil en los Estados Unidos.

Si bien es imposible, dicen las autoridades, señalar a un grupo singular por los disturbios que han surgido como parte de las protestas contra el asesinato policial de George Floyd, las autoridades afirman que gran parte de la violencia puede atribuirse a “agitadores externos” que buscan para distraer del mensaje principal de las manifestaciones.

Un movimiento que las autoridades han culpado es el movimiento Boogaloo. El 4 de junio, tres hombres que presuntamente pertenecen al movimiento Boogaloo fueron arrestados en Las Vegas, Nevada, por cargos relacionados con “terrorismo” e involucrando complots para acelerar la violencia en las protestas.

El movimiento “Boogaloo”, una agrupación presuntamente joven, es difícil de etiquetar, pero existe en gran medida en el extremo derecho del espectro político, y tiene como objetivo acelerar a Estados Unidos hacia una segunda guerra civil.

Sus miembros, conocidos como “Boogaloo Boys” o “Boogaloo Bois”, son vistos típicamente con rifles de asalto y equipo táctico. Según los informes, algunos partidarios del movimiento también han sido vistos en camisas hawaianas en los últimos días, aunque no todos los usan.

Hay ejemplos de adherentes que afirman que quieren apoyar a los manifestantes frente a la policía fuertemente blindada, mientras que otros parecen tener conexiones con la “ideología extremista”, según los informes.

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El movimiento suelto toma su nombre de Breakin ‘2: Electric Boogaloo, una secuela de la década de 1980 mal recibida que se considera casi idéntica a la primera. 

Desde entonces y debido a la mala crítica de la película, el término “Boogaloo eléctrico” se ha utilizado para describir cosas de baja calidad, especialmente en tableros de mensajes y redes sociales. El “Boogaloo eléctrico” no se usa comúnmente de manera política o violenta por la mayoría.

Pero algunos elementos de extrema derecha lo usan como una palabra clave para una segunda guerra civil, presumiblemente como una secuela de la primera. El uso del término parece haber ganado importancia entre algunos con puntos de vista de extrema derecha alrededor de octubre de 2019.

“También surgió una serie de frases relacionadas con el boogaloo este año, a medida que el término se hizo más popular, incluyendo: ‘aparecer en el boogaloo’, ‘cuando el boogaloo golpea’, ‘estar listo para el boogaloo’ y ‘traer el boogaloo’, La Liga Anti-Difamación (ADL), una ONG judía con sede en los Estados Unidos que rastrea a la extrema derecha, escribió en un informe sobre el movimiento.

“Big Luau” es otro término utilizado por algunos en el movimiento, que se ha mezclado con otro símbolo que ha surgido: un iglú.

Sin embargo, como señalan los grupos de vigilancia y los expertos, no todos los seguidores de Boogaloo usan estos símbolos.

La frase “Boogaloo eléctrico” también se ha convertido en una plataforma común entre algunas personas involucradas en protestas armadas contra las órdenes de quedarse en casa.

Al igual que otros movimientos que una vez habitaron en gran medida los rincones de Internet, se ha aprovechado del malestar social y la calamidad económica causada por la pandemia de coronavirus para publicitar sus mensajes violentos.

La pandemia se convirtió en un catalizador para el movimiento “boogaloo” porque las órdenes de quedarse en casa “estresan a muchas personas muy infelices”, dijo JJ MacNab, miembro del Programa de Extremismo de la Universidad de George Washington.

MacNab dijo que la retórica del movimiento va más allá de las discusiones sobre la lucha contra las restricciones de virus, que muchos manifestantes califican como “tiranía”, y habla sobre matar a agentes del FBI o policías “para que la guerra continúe”.

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Un informe del 22 de abril del Tech Transparency Project, que rastrea a las compañías tecnológicas, encontró 125 grupos relacionados con el “boogaloo” en Facebook que habían atraído a decenas de miles de miembros en los últimos 30 días. El proyecto apuntó a la crisis del coronavirus como factor determinante.

“Algunos partidarios del Boogaloo ven los bloqueos de salud pública y otras directivas por parte de los estados y ciudades de todo el país como una violación de sus derechos, y su objetivo es aprovechar la frustración del público ante tales medidas para reunir y atraer nuevos seguidores a su causa”. informe del proyecto, dijo.

En abril, manifestantes armados distribuyeron volantes de “Liberty or Boogaloo” (Libertad o Boogaloo) en una protesta de la casa del estado en Concord, New Hampshire.

Una manifestación del 9 de mayo en Raleigh, Carolina del Norte, promovida por un grupo de Facebook llamado “Blue Igloo”, una derivación del término, condujo a una investigación policial de una confrontación entre un manifestante armado acosando una pareja empujando un cochecito con su bebé en él.

Además, se desconoce si el movimiento Boogaloo tiene una ideología unificadora. Se ha visto a presuntos miembros en protestas con carteles que decían “El Boogaloo está con George Floyd”. Si bien muchos grupos de extrema derecha tienen un elemento supremacista, no siempre es así.

 


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Junio 17, 2020


 

EVITEMOS QUE LA HISTORIA NOS ACERQUE A UNA NUEVA TRAGEDIA

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Por JORGE ACOSTA

Dijo el General San Martín: 

“DIOS CONSERVE LA ARMONÍA QUE ES EL MODO DE QUE SALVEMOS LA NAVE”.

No estoy seguro, pero, pero ante la duda, deseo alertar que las condiciones sociopolíticas/económico culturales del Pueblo Argentino no son – ni siquiera parecidas – a las del Pueblo Polaco.

Fundamentalmente (menciono por cuanto contribuye a entender el pivote del razonamiento) la participación religiosa del primero en la Iglesia Católica Apostólica Romana (ICAR) – incluso ampliando a todo el espectro cristiano – no se acerca, en sus máximos, a los mínimos del segundo que es una nación eminentemente católica.

Desde 1945 Polonia cayó detrás de la “Cortina de Hierro” bajo el gobierno de la Unión Soviética.

El catolicismo del pueblo polaco – cuyos mártires regaron con sangre el suelo polaco en KATYN al ser masacrados por STALIN durante la Segunda Guerra Mundial – inicio una resistencia pacífica bajo la conducción de los Cardenales WYSZYNSKI y WOJTYLA – de apoyo al Sindicato “SOLIDARIDAD”, dio por resultado la asunción en 1990, como Presidente de Polonia del sindicalista Lech Walesa (el hombre del entonces papa Juan Pablo II – Carol WOJTYLA), líder de “SOLIDARIDAD”.

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Dicha experiencia se inició mediante la concepción de intentar la caída del Gobierno – títere – Comunista sin enfrentamientos (ellos en el Gobierno, el pueblo en busca de su destino objetivado por el evangelio que: “… enseña, argumenta, corrige y educa… ” Según San Pablo).

En 1992 las unidades Soviéticas abandonaron Polonia y así triunfó la concepción democrática que, en 2004, la vio ingresar a la Unión Europea.

Tengo la sensación – recordando la trayectoria pastoral del entonces Padre JORGE BERGIOGLIO (tan vilipendiado por los Terroristas Montoneros de Argentina) – que el actual Papa Francisco está intentando desde el mismo momento de su acceso al Trono de Pedro algo similar para nuestro país.

Al respecto en Argentina hay una fuerte grieta en la Sociedad – la que, como el papa conoce, no está ausente dentro de la estructura de la ICAR – que, bajo liderazgos divisionistas e hipócritas de sectores de poder, y de buenas intenciones, pero arrebatadas acciones de algunos de sus elegidos (quizás muy jóvenes para ello) solo acentuarán las desavenencias y mucho más la pobreza e indigencia de buena parte del Pueblo de Dios en Argentina.

En el tratamiento de la Pandemia COVID-19 parece haber sido dejado de lado – en Malvinas también lo fue – el “PRINCIPIO de OPORTUNIDAD” y ello especialmente en lo referente a la cuarentena (hoy, cuando arrecian los contagios, la gente sometida está muy cansada).

Quizás, es mi humilde y podría ser hasta equivocada (estoy bajo la acción de dos Aislamientos) opinión, en Argentina la grieta y la falta de líderes de la talla de los Cardenales WYSZYNSKI y WOJTYLA (y porque no la del actual Papa Francisco: Jorge Bergoglio), el resultado del experimento acá – si es que se está intentando, como me parece – y ahora en el contexto COVID-19, traerá una mayor pérdida de fieles de mi querida ICAR.

Ruego a Dios Nuestro Señor, por intermedio de su Hijo Jesucristo (que también es Dios) nos haga llegar uno de los rayos de luz del Espíritu Santo para iluminar con JUSTICIA esta difícil coyuntura terrenal para lograr la CONCORDIA que es, indispensable, para alcanzar la Unidad Nacional.

Amadísima VIRGEN SAGRADA MARÍA: ¡Pedimos tu intersección!

Ya tuvimos, en la historia resiente la derrota de Malvinas (649 muertos), se avecinan negros nubarrones COVID-19 (hoy 842 muertos y …. ¿Cuántos más?).

Jorge Eduardo Acosta

Capitán de Fragata VGM (Ret)

Prisionero Político

Penal de Máxima Seguridad de Ezeiza                                                                   

 


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Junio 17, 2020


 

BOLSAS

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 Por Raymond Carver

Es octubre, un día húmedo. Desde la ventana del hotel veo demasiadas cosas de esta ciudad del Medio Oeste. Veo cómo se encienden las luces de algunos edificios, veo cómo el humo de las altas chimeneas se alza en columnas espesas. Me gustaría no tener que mirar.
Quiero contarles una historia que me contó mi padre cuando el año pasado pasé unas horas en Sacramento. Se refiere a ciertos hechos que le acontecieron dos años antes de aquel tiempo, entendiendo por aquel tiempo el inmediatamente anterior a que mi madre y él se divorciaran.
Soy vendedor de libros. Represento a una firma muy conocida. Publicamos libros de texto, y tenemos la sede en Chicago. Mi zona es Illinois, y partes de Iowa y de Wisconsin. Había asistido en Los Angeles a la convención de la Western Book Publishers Association cuando se me ocurrió visitar a mi padre unas cuantas horas. No lo había vuelto a ver desde el divorcio, ¿comprenden? Así que saqué su dirección de la cartera y le envié un telegrama. A la mañana siguiente facturé mis cosas hasta Chicago y me embarqué en un avión con destino a Sacramento.
Tardé un minuto en verle. Estaba donde todo el mundo, es decir, detrás de la puerta de salida. Pelo blanco, gafas, pantalones marrones de tela indeformable.
—Papá, ¿cómo estás? —pregunté.
Él sólo dijo:
—Les.
Nos dimos un apretón de manos y fuimos hacia la terminal.
—¿Cómo están Mary y los chicos? —quiso saber.
—Todos estupendamente —respondí, y no era cierto.
Abrió una bolsa blanca de confitería. Explicó:
—He comprado algo que quizá quieras llevarte. No es gran cosa. Unos Almond Roca para Mary y unos caramelos blandos para los chicos.
—Gracias —dije.
—No olvides la bolsa cuando te vayas —me advirtió.
Dejamos pasar a unas monjas que corrían hacia las puertas de embarque.
—¿Una copa o un café? —le pregunté.
—Lo que tú quieras —contestó—. Pero no tengo coche —precisó.
Encontramos el bar, nos trajeron las bebidas, encendimos los cigarrillos.
—Bueno, aquí estamos —dije.
—Sí —asintió.
Me encogí de hombros y repetí:
—Sí.
Me eché hacia atrás en mi asiento y aspiré profundamente, inhalando —me pareció— el aire de infortunio que rodeaba su cabeza. Dijo:
—Calculo que el aeropuerto de Chicago es cuatro veces más grande que éste.
—Es aún mayor —le aseguré.
—Creía que era grande —dijo.
—¿Desde cuándo usas gafas? —le pregunté.
—Desde hace poco.
Tomó un trago largo, y acto seguido fue al grano.
—Me hubiera gustado morirme —dijo. Puso sus grandes brazos a ambos lados del vaso—. Eres un hombre educado, Les. La persona idónea para comprenderlo.
Levanté un costado del cenicero para leer lo que había escrito dentro:
 CLUB HARRAH / RENO Y LAKE TAHOE / BUENOS LUGARES DE DIVERSIÓN.

       —Era una vendedora de productos Stanley. Una mujer menuda, con pequeños pies y pequeñas manos y pelo negro como el carbón. No era la mujer más bella del mundo. Pero sus modales eran muy delicados. Tenía treinta años y tenía hijos. Pero, aunque pasó lo que pasó, era una mujer decente.
»Tu madre le compraba siempre cosas: una escoba, una fregona, algún relleno de pastel… Ya conoces a tu madre. Era sábado, y me había quedado en casa. Tu madre se había ido a no sé dónde. No sé dónde estaba. Pero no estaba trabajando. Yo leía el periódico y tomaba una taza de café en la sala cuando llamaron a la puerta. Era esa mujer menuda. Sally Wain. Me dijo que tenía unas cosas para la señora Palmer. “Soy el señor Palmer”, digo yo. “La señora Palmer no está en este momento”, le explico. La invito a pasar, ya sabes, con intención de pagarle las cosas que traía. Se quedó allí, vacilante. Allí de pie, sosteniendo la pequeña bolsa de papel y el recibo.


»—Vamos, démela —le sugiero—. ¿Por qué no pasa y se sienta un momento mientras veo si encuentro algo de dinero?
»—No se preocupe —responde ella—. Puede dejarlo a deber. Hay mucha gente que lo hace. No hay problema. —Sonríe para darme a entender que no hay problema, ya sabes.
»—No, no —insisto yo—. Prefiero pagarlo ahora. Así le ahorro un viaje y me ahorro tener deudas. Pase —digo, y mantengo abierta la puerta de tela metálica. No era cortés tenerla allí de pie en la puerta.
Mi padre tosió y cogió uno de mis cigarrillos. Al fondo del bar una mujer reía. La miré, y luego volví a leer la leyenda del cenicero.
—Así que pasa, y yo digo: «Un momento, por favor», y entro en el dormitorio a buscar mi cartera. Miro en el tocador, pero no la encuentro. Hay algo de cambio y cerillas y mi peine, pero no logro dar con mi cartera. Tu madre se había pasado la mañana limpiando, ya sabes. Así que vuelvo a la sala y comento: «Bueno, ya encontraré algo.»
»—Por favor, no se moleste —dice ella.
»—No es molestia —insisto—. Tengo que encontrar mi cartera, de todas formas. Póngase cómoda.
»—Oh, estoy bien —contesta.
»—Mire —digo—. ¿Ha oído lo del gran atraco en el Este? Estaba leyéndolo ahora.
»—Lo vi en la televisión anoche —responde.
»—Huyeron sin ningún problema —explico.
»—Lo hicieron muy inteligentemente —asiente.
»—El crimen perfecto —digo.
»—A muy pocos les sale bien —sentencia.
»Yo ya no sabía cómo continuar. Estábamos allí de pie, mirándonos. Así que salí al porche y busqué mis pantalones en la cesta, donde supuse que los había puesto tu madre. Encontré la cartera en el bolsillo trasero y volví a la sala y le pregunté cuánto le debía.
»Eran tres o cuatro dólares. Le pagué. Entonces, no sé por qué, le pregunté qué haría con el dinero si lo hubiera conseguido ella, con todo aquel dinero que se habían llevado los atracadores. »Se rió y vi sus dientes.
»Y entonces no sé lo que me pasó, Les. Cincuenta y cinco años. Hijos ya mayores. Me daba perfecta cuenta de que no debía. Aquella mujer tenía la mitad de años que yo, y chiquillos en el colegio. Vendía para Stanley durante el horario escolar, sólo para ocuparse en algo. No tenía necesidad de trabajar. Tenían lo suficiente para salir adelante. Su marido, Larry, era chófer en la Consolidated Freight. Ganaba un buen sueldo. Camionero, ya sabes.
Calló y se pasó el pañuelo por la cara.
—Todos nos equivocamos alguna vez —dije.
Sacudió la cabeza.
—Tenía dos chicos, Hank y Freddy. Se llevaban como un año. Me enseñó unas fotos. En fin, se ríe cuando digo lo del dinero, asegura que dejaría de vender productos Stanley y que se iría a Dago y compraría una casa. Comentó que tenía parientes en Dago.
Encendí otro cigarrillo. Miré el reloj. El barman levantó las cejas y yo levanté el vaso.
—Estaba sentada en el sofá y me preguntó si tenía un cigarrillo. Dijo que se los había dejado en el otro bolso, y que no fumaba desde que había salido de casa. Dijo que odiaba comprar un paquete en una máquina teniendo un cartón en casa. Le doy un cigarrillo y sostengo una cerilla para que lo encienda. Pero, créeme, Les, me temblaban los dedos.
Calló y examinó las botellas unos instantes. La mujer que había reído antes ceñía con ambos brazos los de los hombres que tenía a los lados.

—Lo que vino después lo recuerdo vagamente. Recuerdo que le pregunté si quería un café. Dije que acababa de hacerlo. Ella dijo que tenía que irse. Que quizá tenía tiempo para tomar una taza. Fui a la cocina y esperé a que el café se calentara. Te lo aseguro, Les, te lo juro por Dios: jamás le había sido infiel a tu madre en todo el tiempo en que fuimos marido y mujer. Ni una sola vez. Hubo veces en que me apetecía y se me presentaba la ocasión. Créeme, tú no conoces a tu madre como la conozco yo. Le corté:
—No tienes por qué darme explicaciones.
—Le llevé el café. Para entonces se había quitado el abrigo. Me siento en el otro extremo del sofá y empezamos a hablar de cosas más personales. Me dice que tiene dos chicos en la escuela primaria Roosevelt y que Larry es camionero y que a veces está fuera una o dos semanas. En Seattle, o en Los Angeles, o incluso en Phoenix. Siempre por ahí. Me cuenta que conoció a Larry en la escuela secundaria. Dice que se siente orgullosa de haber llevado esa vida desde entonces. En fin, al poco suelta una risita por algo que yo he dicho. Era algo con doble sentido. Entonces me pregunta si conozco el del viajante de zapatos que llama a la puerta de la viuda. Nos reímos, y entonces le cuento uno un poco más picante. Ahora se ríe con ganas, y se fuma otro cigarrillo. Una cosa lleva a la otra, eso es lo que pasaba, ¿entiendes?
»Bien, entonces la besé. Le incliné la cabeza sobre el respaldo del sofá y la besé, y aún siento su lengua moviéndose inquieta para meterse dentro de mi boca. ¿Comprendes lo que digo? Uno puede vivir obedeciendo todas las normas y un buen día, de pronto, nada importa un pimiento. Se te acaba la buena estrella, ¿entiendes?
«Pero todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. Y luego me espeta: “Creerás que soy una puta o algo así”, y luego se marchó sin más.
«Estaba tan excitado, ¿sabes? Ordené el sofá y di la vuelta a los cojines. Doblé todos los periódicos y hasta lavé las tazas que habíamos usado. Todo el tiempo pensaba en cómo iba a mirar cara a cara a tu madre. Estaba asustado.
«Bien, así es como empezó. Tu madre y yo seguimos como siempre. Pero empecé a ver a esa mujer con asiduidad.
La mujer del fondo del bar se bajó del taburete. Avanzó hacia el centro del local y se puso a bailar. Echaba la cabeza de un lado para otro y hacía chasquear los dedos. El barman dejó de preparar bebidas. La mujer levantó los brazos por encima de la cabeza y se movió describiendo un pequeño círculo sobre el piso. Pero luego dejó de hacerlo y el barman volvió a sus cosas.
—¿Has visto eso? —preguntó mi padre.
Pero yo no dije ni una palabra.

—Así es como funcionó la cosa —prosiguió—. Larry tenía su calendario de viajes, y yo iba a verla siempre que podía. A tu madre le decía que iba a algún sitio.
Se quitó las gafas y cerró los ojos.
—No se lo había contado a nadie.
¿Había algo que comentar a esto? Miré hacia las pistas y luego mi reloj.
—Escucha, ¿a qué hora sale tu avión? ¿No podrías coger otro? Deja que invite a otra copa, Les. Pide dos más. Me daré prisa. Acabaré de contártelo en un minuto. Es-cucha.
«Tenía la foto de Larry en el cuarto, al lado de la cama. Al principio me molestaba; ver su fotografía allí y todo eso. Pero al cabo de un tiempo me acostumbré a ella. ¿Te das cuenta de cómo nos habituamos a las cosas? —Sacudió la cabeza—. Es increíble. Bueno, pues, todo acabó mal. Ya lo sabes. Lo sabes todo perfectamente.
—Sólo sé lo que me cuentas —dije.
—Escucha, Les. Déjame explicarte lo realmente importante en este asunto. ¿Sabes?, hay cosas. Hay cosas más importantes que el hecho de que tu madre me dejara. Verás, escucha esto. Estábamos en la cama un día. Debía de ser sobre el mediodía. Estábamos allí acostados, charlando. Puede que yo estuviera dando una cabezada. Esa especie de duermevela extraño, como con sueños, ya sabes. Pero al mismo tiempo me digo que no debo olvidar que tengo que levantarme e irme. Y en eso estoy cuando el coche entra en el jardín y alguien se baja y cierra de golpe la puerta.
»—Dios mío —chilla ella—. ¡Es Larry!
»Debí de enloquecer. Me parece recordar que pensé que si salía corriendo por la puerta de atrás, él me iba a aplastar contra la gran valla del jardín, y quizás hasta me matara. Sally hacía un ruido extraño con la boca. Como si no pudiera respirar. Tenía puesta la bata, pero la llevaba abierta, y estaba en la cocina sacudiendo la cabeza. Todo está sucediendo a un tiempo, ya entiendes. Y allí estoy yo, casi desnudo, con las ropas en la mano, y Larry abriendo la puerta principal. Bien, salto. Salto contra el ventanal, así, a través del cristal.
—¿Conseguiste escapar? —pregunté—. ¿No te persiguió?
Mi padre me miró como si me hubiera vuelto loco. Fijó la mirada en su vaso vacío. Yo miré el reloj, me estiré. Tenía un ligero dolor de cabeza a la altura de los ojos.
Comenté:
—Creo que tendré que ir para allí en seguida. —Me pasé la mano por la barbilla y me ajusté bien el cuello de la camisa—. ¿Sigue en Redding esa mujer?
—¿No entiendes nada, verdad? —dijo mi padre—. No entiendes nada de nada. Sólo sabes vender libros.
Era casi la hora de marcharme.
—Oh, Dios, lo siento —exclamó—. El hombre se derrumbó, eso es lo que pasó. Se dejó caer en el suelo y se echó a llorar. Ella se quedó en la cocina. Se quedó allí, llorando. Se puso de rodillas y empezó a implorar a Dios, a voz en grito para que su marido la oyera.
Mi padre empezó a decir algo más. Pero en lugar de seguir movió la cabeza. Puede que quisiera que fuera yo quien me pusiera a hablar.

Y al cabo añadió:
—No, tienes que coger el avión.
Le ayudé a ponerse el abrigo; luego lo conduje por el codo.
—Te dejaré en un taxi —propuse. Él dijo:
—Quiero verte despegar.
—De acuerdo —asentí—. Quizá la próxima vez.
Nos dimos la mano. Y no lo he vuelto a ver. Camino de Chicago, caí en la cuenta de que había olvidado la bolsa de los regalos en el bar. Mejor. Mary no necesitaba dulces, ni Almond Roca ni nada parecido. Esto fue el año pasado. Ahora lo necesita aún menos.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 18, 2020


 

 

LA DAMA DRAGÓN

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Demostró su perversidad cuando en los años 60 se burló del monje Bonzo, Thich Quang Duc, quien se autoinmoló en respuesta al asesinato de budistas. “Aplaudiría por ver otro espectáculo en el cual un monje se convirtiera en barbacoa”, dijo la entonces y a partir de esa frase se ganó el apelativo con el que pasaría a la historia.

Para 1963, los estadounidenses que respaldaban el frágil régimen de Vietnam del Sur estaban cada vez más desilusionados con el presidente Ngo Dinh Diem y sus parientes mimados y pretendían que se vayan todos: el obstinado e inexperto Diem, su despiadado hermano menor y, en particular, la cuñada de Diem, la mujer a la que John F. Kennedy se refiere como “esa maldita perra”, una vanidosa y calculadora mujer a la cual se referían como La Dama Dragón.

En la cima de sus poderes, con su belleza hechizante y su ambición implacable, Trần Lệ Xuân o Madame Nhu enardeció la imaginación y provocó el odio de Occidente y de los vietnamitas por igual. El periodismo la presentó en sus portadas y la llamó una hechicera “tortuosa”; otros fueron más explícitos y la coronaron como “la mujer más poderosa” en Asia y la comparó con los Borgia. Fue descrita como “orgullosa y vanidosa”,  “tan inocente como una cobra”, una “Valquiria oriental”. Jackie Kennedy pensó que tenía Nhu una “cosa extraña por el poder”. Su afición por los ropajes ajustadss y las uñas escarlatas la descubrían como una gran coqueta, y su nombre se convirtió en sinónimo de maldad femenina: Jackie O la usó como un insulto para las mujeres que no le gustaban.

Pero el ascenso de Madame Nhu a la notoriedad e influencia fue de corta duración. En el otoño de 63, un golpe de estado respaldado por Estados Unidos depuso y eliminó a su esposo y cuñado, dejándola a una mujer perseguida escondiéndose a medio mundo de distancia. Después de algunas promesas vacías de vender sus memorias a Hollywood y regresar cuando los comunistas cayeron, Madame Nhu desapareció en la oscuridad, hasta que una académica llamada Monique Demery la rastreó a mediados de los años 2000, rogándole que le contara su versión de Vietnam del Sur y sus tiempos.

Así comenzó un juego de gato y ratón que culminó en el nuevo libro de Demery, Finding the Dragon Lady: The Mystery of Vietnam’s Madame Nhu. (Encontrando a la Mujer Dragón: El Misterio del Vietnam de Madame Nhu).

Monique Demery teje la historia de su búsqueda de Madame Nhu con una exposición biográfica sobre la vida de la primera dama en Indochina y la turbulenta historia moderna de Vietnam. Nacida más de una década después del derrocamiento de Diem, Demery nunca tuvo la oportunidad de presenciar la saga de la familia a medida que se desarrollaba; en cambio, se basa en relatos contemporáneos de periodistas y testigos estadounidenses, notas de la CIA, cartas y transcripciones presidenciales, su propia maestría en estudios asiáticos y dos períodos en el extranjero en Vietnam, conversaciones telefónicas con Madame Nhu y, eventualmente, las memorias confusas de la primera dama y un diario misterioso.

El problema es que todo lo que viene de la boca o la mente de Madame Nhu, incluso sus viejas entrevistas con el cuerpo de prensa de Saigón, tiende a ser profundamente sospechoso, debido a la inclinación de la ex primera dama por el engrandecimiento, el embellecimiento y el engaño astuto.

Incluso los primeros momentos de la vida de Madame Nhu están envueltos en capas de creación de mitos. Su nacimiento, alrededor del año 1924, supuestamente fue tan auspicioso que una adivina de Hanoi exclamó: “¡Su estrella es insuperable!” y le dijo a su madre, una princesa imperial, que el destino de la niña “desafió la imaginación”. La predicción puso celosos a sus padres, o eso dice la historia, y pasaron por alto a su hija del medio a favor de su hermana mayor y su hermano menor. La niña creció ansiando atención y aprobación; sus hermanos se burlaban de ella  y se sintió “objeto de morbosas y luchas internas familiares”.

Aún así, la infancia de Le Xuan difícilmente podría describirse como empobrecida, al menos no a nivel material: su padre, un abogado de la administración colonial y pariente lejano del emperador, admiraba todo lo occidental, y sus hijos asistieron a una escuela francesa, hablaron Francés en casa, y participó en placeres continentales. La familia empleó a un personal de dos docenas de sirvientes para cocinar, limpiar y conducirlos por la ciudad en un brillante Mercedes.

La madre de Madame Nhu pudo haber envidiado o incluso despreciado a su segunda hija, pero los dos compartieron ciertas similitudes. Madame Chuong también era reconocida por su impresionante aspecto, los franceses la llamaban la “Perla de Asia” y por su sentido de superioridad: en sus veladas llenas de champán, prohibía a otros invitados usar amarillo, el color imperial. También tenía un gran sentido de las tendencias políticas: sus salones de los martes en Hanoi se hicieron famosos por albergar a los mecenas vietnamitas y franceses más ilustres de la ciudad.

En 1939, cuando el régimen de Vichy permitió a Japón establecer una tienda en la colonia, los Chuongs comenzaron a cultivar relaciones influyentes con diplomáticos de Tokio. Aquí, la belleza de Madame Chuong fue bastante útil; Según la Sûreté francesa, o la policía secreta, era famosa en toda Indochina por su ambición obstinada como por sus utiles pasatiempos: dormir con personas de influencia de todas las nacionalidades, incluidos los nuevos peces gordos de Japón. Gracias al talento de su esposa, Chuong père consiguió un buen trabajo en el gobierno títere de Japón.  La “bella y muy intrigante” Madame Chuong fue la encargada; ella dirigía a su esposo.

Otro de los rumoreados amantes de Madame Chuong era un hombre llamado Ngo Dinh Nhu. El hombre de 30 años provenía de una prominente familia católica; su padre una vez ocupó un puesto en la corte real, pero renunció en protesta por las políticas coloniales. Secretamente entrenó a sus seis hijos en la política nacionalista antifrancesa, incluido su tercer hijo, Diem, y su cuarto, Nhu. El estudioso Nhu había regresado recientemente a Indochina desde Francia, donde se había entrenado como bibliotecario y archivero. En una de sus visitas a la casa de Chuong, conoció a Le Xuan, de 15 años, en el jardín; los dos se comprometieron rápidamente en una alianza estratégica. “Nunca tuve un amor absoluto”, dijo Madame Nhu a un periodista años después. “Leí sobre tales cosas en los libros, pero no creo que realmente existan”. Sin embargo, la pareja se casó en 1943 frente al “tout Hanoi”; la novia de 18 años, ahora convertida católica, vestía una túnica de seda roja bordada con el adorno real xanto.

Después de la boda, los Nhus se mudaron a la capital imperial de Hue, donde pronto presenciaron los efectos devastadores de la administración del campo por parte de Japón. En 1944 y 1945, debido al aplastante pedido de cultivos y la disminución de los recursos naturales, la hambruna arrasó la tierra, causó la muerte de más de 2 millones de personas y condujo a los hambrientos hacia los centros urbanos. En su desesperación, los campesinos comieron pastos y hojas y despojaron los árboles de la corteza, antes de sucumbir al hambre por los caminos llenos de cadáveres.

En esta gran miseria, los comunistas maniobraron en silencio para ayudar a las personas a encontrar comida, darles a los agricultores semillas para replantar y reunir reclutas para su causa. Cuando los japoneses se rindieron a los Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, los franceses asumieron que serían capaces de volver a ocupar su antigua colonia y se encontraron frente a un ejército local con la intención de la independencia nacional.

En 1945, bajo el liderazgo de Ho Chi Minh, los comunistas comenzaron a luchar contra las tropas francesas y encarcelar y ejecutar a los opositores como traidores burgueses, incluido el hermano mayor Ngo. Capturaron rapidamente a Diem, prometiéndole un papel en el nuevo gobierno si respaldaba a Ho Chi Minh, pero se negó; y también vinieron a buscar a Nhu, quien se escondió mientras su novia usaba sus encantos para desviar las sospechas, e incluso invitó a los soldados a su casa a esperar a su esposo. Nhu se fue a la fuga, ocuto en una ciudad católica, donde los Chuongs también aparecieron huyendo de los comunistas. (Intentaron, sin éxito, sobornar para llegar a las gracias del Viet Minh; los católicos finalmente pasaron de contrabando a la pareja a un lugar seguro en Saigón disfrazándolos de monje y mujer campesina). Mientras tanto, Madame Nhu y su pequeña hija fueron detenidos por soldados de infantería comunistas y salieron de Hue con decenas de otros presos políticos.

Finalmente, Nhu y su esposa también lograron llegar a Saigón. Desde allí, se dirigieron al pueblo turístico de Dalat, un oasis de privilegio colonial diseñado para parecerse a un cruce entre un pueblo de Normandía y una escapada alpina (aunque donde los tigres deambulaban por la maleza). Madame Nhu y su familia se instalaron en una casa en la Rue des Roses, no lejos de la residencia de su primo, el emperador playboy Bao Dai. Este había entregado su poder a los japoneses y a los comunistas antes de unirse teóricamente a la misión francesa; en realidad, eso significaba esconderse en Dalat para disfrutar de la buena vida (tenis, juegos de bridge, viajes de pesca, excursiones de natación) mientras la batalla se desarrollaba muy por debajo. Los primos llamaron frívolamente a los combates (que reclamaron las vidas de entre 250,000 y 500,000 comunistas y unos 75,000 franceses) une guerre bizardouille, esa pequeña guerra extraña. No pensaron que eso determinaría sus destinos.

Ngo Dinh Nhu sospechaba lo contrario. Con el pretexto de descansar en Dalat, dedicarse a la caza mayor y cultivar orquídeas exóticas, había estado trabajando en secreto para construir una red de simpatizantes para que un nuevo partido político se opusiera a Ho Chi Minh. Sería dirigido por su hermano Diem, un ex burócrata conocido por su integridad e idealismo que circulaba en el extranjero para obtener apoyo para un estado no comunista. Para 1954, Diem había convencido a los estadounidenses, en medio del miedo rojo y desesperado por detener la influencia comunista en Asia, para respaldar su plan. Cuando Estados Unidos llegó a los acuerdos de Ginebra para negociar el fin de la guerra indochina, los yanquis pusieron el nombre de Diem como su elección para el primer ministro de un estado no comunista al sur del paralelo 17. El primo de Madame Nhu, el emperador Bao Dai, sería el jefe nominal del nuevo estado (en realidad, planeaba vivir en el sur de Francia y mantenerse fuera de la política por completo). Solo más tarde Diem se dio cuenta de por qué los franceses, que odiaban su dura postura nacionalista, habían aceptado su nombramiento; Paris estaba seguro de que Diem estaba destinado a fracasar en la imposible tarea de arreglar Vietnam del Sur y mantener a raya a Ho Chi Minh.

Cuando Diem llegó a Saigón como el nuevo hombre a cargo, se enfrentó a un país en bancarrota, ciudades plagadas de estafas del crimen organizado y una crisis de refugiados de una cantidad mayor a un millón, llegados del norte, donde los agricultores huían de las purgas comunistas. Mientras tanto, Ho Chi Minh estaba alentando a los camaradas del sur a pasar a la clandestinidad y librar una guerra de guerrillas. Diem, un hombre ascético que tenía poco gusto por el pragmatismo sucio del gobierno político, necesitaba a su hermano a su lado. Así que los nhus se mudaron al palacio presidencial, a un ala privada hecha de raras sedas y pieles de tigre, para ayudar a Diem a aplastar a las pandillas de Saigón, reprimir a los simpatizantes franceses y apuntalar su poder. En 1957, gracias a la ayuda de su hermano, la prensa extranjera aclamó a Diem como el “hombre milagroso del sudeste asiático”, y Washington estaba invirtiendo millones en las arcas de Vietnam del Sur.

Nhu podría haber obtenido crédito público mientras la calle se esconde detrás del régimen apacible de Diem, pero Madame Nhu pronto eclipsaría a ambos hermanos en ambición y temple a sangre fría.

Cuando un enemigo político y un títere francés alardearon de que sacaría a Diem de la ciudad y mantendría a Madame Nhu como su concubina, ella gruñó: “Nunca vas a derrocar a este gobierno porque no tienes las agallas”. Y si lo derrocas, nunca me tendrás porque te arrancaré la garganta primero. Luego organizó una manifestación llamando al hombre y sus aliados franceses “saboteadores de la independencia nacional”, un acto de provocación en un “ambiente político ya sobrecalentado” que la exilió a Hong Kong durante unos meses ante la insistencia de los estadounidenses. “En lugar de verlo como un castigo”, escribe Demery, “Madame Nhu comenzó a ver que la enviaban lejos como confirmación de su poder potencial. Si ella no importara, la habrían dejado quedarse en casa. Claramente, ella era demasiado peligrosa para ignorarla.

Para 1956, la influencia de Madame Nhu se cristalizó en un escaño en la Asamblea Nacional, en elecciones que, según los informes, fueron manipuladas por la familia gobernante (insistió en que su nominación reflejaba la voluntad de sus admiradores). Sus padres también se portaron bien y recibieron sus recompensas: su padre fue nombrado embajador de Vietnam del Sur en Washington, mientras que su madre se convirtió en la observadora del país en la ONU. Una vez en el cargo, Madame Nhu usó su influencia para aprobar leyes que parecían venganzas personales: bajo la bandera de defender los derechos de las mujeres, redactó la legislación del Código de Familia para prohibir las concubinas y proscribir el divorcio, un paso aparentemente progresivo, hasta que la fábrica de rumores tomó fuerza. La hermana de Madame Nhu, Le Chi, se vio envuelta en un asunto tórrido y necesitaba desesperadamente divorciarse.

Cuando Le Chi se enteró de la nueva ley, se cortó las muñecas y corrió locamente por el palacio en señal de protesta. Según los informes, Madame Nhu le dijo a Le Chi que su único arrepentimiento era que su hermana “no tuvo éxito en la muerte”. (Más tarde, el amante de Le Chi afirmaría que Madame Nhu había tratado de deshacerse de él pagándole a un tercero para que le inyectara cólera.) También impuso leyes morales aplastantes que prohibían el baile, los concursos de belleza, la anticoncepción y los sujetadores con aros, a pesar del hecho. que a ella misma le gustaba usar una bata ao dai escandalosamente escotada y tacones altos franceses.

De hecho, a Madame Nhu parecía gustarle simular su sensualidad, al mismo tiempo que proclamaba su modestia. Un contemporáneo la describió como una coqueta incontrolable que, sin embargo, castigó a los estadounidenses por “seducir a las mujeres vietnamitas con la promesa de llevarlas a América”. Otra dijo que “parece una aspirante a actriz que habla demasiado”. Según los informes, se “deleitó” con las atenciones de políticos y militares en un viaje con su esposo a D.C. y envió cartas burlonas al vicepresidente Lyndon Johnson. Cuando su cuñado soltero, que confiaba en ella para actuar como anfitriona oficial y primera dama, criticaba sus atuendos por ajustarse demasiado los vestidos (estaba “moldeada en su vestido como una daga en su vaina”), Madame Nhu respondió: “No es tu busto el que sobresale, es el mío. Pues cállate.”

Siempre fue vista como una manipuladora, una mujer fatal, una “zorra de primer orden”. Parecía disfrutar de los rumores, o al menos no les importaba demasiado. “Si se la sospecha cercana a un hombre y no es demasiado feo, se dice de inmediato: Es un protegido de Madame Nhu”, dijo un allegado en una entrevista con la prensa.

Ciertamente, el estigma de la ambición voraz de su madre se había aferrado, injustamente o no, a Madame Nhu. Al igual que su madre, también fue acusada de ser, como dice Demery, “quien llevaba los pantalones en la familia”. El jefe de personal de Diem dijo a los periodistas que “ella es dominante en el hogar”; un corresponsal del Washington Post señaló que Diem “la escuchó más que nadie en Vietnam”. Le encantaba vivir en el mundo de un hombre, saborear los entresijos de las maquinaciones políticas (“su capacidad de intriga era ilimitada”, escribió un contemporáneo) y prosperar en la pompa y las circunstancias. 

Para demostrar su coraje y la debilidad de los hermanos Ngo, le gustaba contar la historia de cómo, durante un intento de golpe de Estado en 1960, convenció a su confundido esposo para que se mantuvieran firmes contra los traidores. 

A Madame Nhu y su familia les gustaba tanto el poder que les costaba compartirlo. (“Si abrimos la ventana, no solo la luz del sol entra, sino también muchas cosas malas”, razonó Madame Nhu). Aunque se suponía que el país había dado fecha para votar y reunificarse con el norte, Diem siguió posponiendo la elección, ya que era obvio que Ho Chi Minh ganaría en forma aplastante. Mientras tanto, Nhu había organizado un cuadro oscuro de la policía secreta que se mantenía ocupado torturando y matando a los disidentes. Diem, que ya era un hombre insular, resistió la presión estadounidense para abrir y diversificar su gobierno. Los rumores de especulación y lavado de dinero avivaron las llamas de la oposición, mientras que los comunistas continuaron ganando sobre corazones y mentes de hambrientos campesinos. El régimen incluso trató de intimidar a la prensa extranjera: un periodista de Newsweek fue expulsado del país por llamar a Madame Nhu “la personalidad más detestada en Vietnam del Sur”

Pero el mismo Nhu admitió que la pareja era odiada por todas partes. “Estoy vilipendiado para que otros puedan ser salvados”, dijo. Madame Nhu estaba menos interesada en interpretar el papel de mártir. Acusó a los estadounidenses de fomentar un complot contra ella, calificándolos de “operadores extranjeros” y “jóvenes cínicos al estilo nazi”. Llamó al presidente Kennedy “intoxicado” (con lo que se refería a envenenado por la opinión procomunista), mientras que el personal militar de los Estados Unidos en Vietnam eran “pequeños soldados de la fortuna”.

La gota que colmó el vaso —al menos, en lo que respecta a Washington— sobre la descarada madame de Nhu llegó durante el verano de 1963. El régimen, que favoreció fuertemente a la Iglesia Católica, había reprimido las exhibiciones budistas de ceremonia religiosa, y los monjes habían comenzado a inmolarse en protesta. En un momento supremo al estilo de María Antonieta, Madame Nhu olfateó que los suicidios eran “barbacoas” y se ofreció a llevar la mostaza a la siguiente. ¡Déjalos arder! Y aplaudiremos ”, declaró. Incluso se burló de que los monjes no fueran patrióticos al prenderse fuego con gasolina extranjera.

La actitud del régimen desencadenó protestas masivas, y Diem declaró la ley marcial. Aunque Washington advirtió a los Ngos que mantuvieran las calles pacíficas, Nhu alentó en secreto a sus milicias a vestirse como hombres del Ejército y a derribar a los budistas en sus templos. El baño de sangre resultante dejó a Madame Nhu “en un estado de euforia, parloteando como una colegiala después de un baile de graduación”. Fue, dijo, “el día más feliz de mi vida”. También fue el principio del fin de la familia Ngo.

Bajo la presión de una furiosa administración Kennedy: “esa perra metió la nariz y echó a perder toda la situación en Saigón”, JFK le diría más tarde a sus asesores: Diem hizo los arreglos para que Madame Nhu realizara una extensa gira por Europa. Ella decidió agregar a los Estados Unidos a su itinerario, a pesar de la disuasión semioficial. Sus padres, siempre oportunistas políticos, habían sentido los vientos cambiantes de Washington y estaban hablando públicamente sobre su su hija como “propagandista hambrienta de poder”. (En privado, Madame Chuong le dijo a la CIA que había instado a los expatriados vietnamitas a atropellar a su “niña-monstruo” con un automóvil, o, al menos, a arrojarle huevos y tomates).

Es posible que una personalidad diferente hubiera llegado a las costas de los EE. UU. con una ofensiva de encanto más humilde. Por su parte, Madame Nhu bajó del avión en una estola de visón y lápiz labial rosa, riéndose de su espíritu femenino de contradicción. Los congresistas la llamaron “demasiado grande para sus pantalones”, mientras que la prensa la llamó “demasiado hermosa para ignorarla”. 

De vuelta en casa, los problemas de la administración Diem habían llegado al punto de no retorno. Los estadounidenses firmaron en secreto la idea de un golpe de Estado, dejando al Embajador Henry Cabot Lodge a cargo de los detalles. La red resultante de complots y contraplots que conducen a la toma del poder por parte del ejército ha sido bien documentada y analizada; terminó con Diem y Nhu asesinados y destrozados en la parte trasera de un vehículo blindado.

Algunos eruditos han especulado que si Diem se hubiera quedado en su lugar, la Guerra de Vietnam podría nunca haber sucedido; o tal vez la familia hubiera sido asesinada de todos modos por su creciente grupo de enemigos. En cualquier caso, el 31 de octubre de 1963, el único miembro del régimen que quedó en pie fue el más ruidoso y audaz, se refugió en un océano en el hotel Beverly Wilshire, donde había recibido noticias de pánico sobre los horribles eventos que se desarrollaban en casa. Al principio, Madame Nhu se negó a creer que su esposo y su cuñado estaban muertos; ella criticó a los Judas en Washington DC por su complicidad y declaró: “Quien tenga a los estadounidenses como aliados no necesita enemigos”. Sin embargo, a pesar de todas sus posturas, Madame Nhu debe haber sabido que estaba en serios problemas y que sus días de gloria como la Dama Dragón de Saigón estaban llegando a un final desesperado.

El resto de la historia de Madame Nhu se acaba no con un estallido sino con un gemido. Profundamente endeudada, se escapó de la ciudad con la mitad de su factura de hotel sin pagar para esconderse en París. Pero cuando el nuevo gobierno de Vietnam del Sur pidió a los franceses que la extraditaran de regreso a Saigón para enfrentar la justicia, ella voló a Roma, donde sus cuatro hijos residían.

La tragedia pronto siguió; su hija mayor murió en un accidente automovilístico en 1967, mientras que sus padres se encontraron con un final sombrío en 1986: sofocados en su dúplex DC por su hijo, que había quedado atrapado en Vietnam después del golpe y que salió de años de prisión con un cuerpo maltrecho y una mente profundamente dañada. Mientras tanto, la siempre locuaz Madame Nhu obstinadamente guardó silencio, se encerró en una villa en ruinas a las afueras de Roma y se negó a hablar con los periodistas después del asesinato de sus padres. Por lo que todos sabían, ella todavía estaba merodeando por Italia, pero nadie la había visto en años.

La autora Monique Demery afirma que había estado fascinada con Madame Nhu cuando era niña, y quería comenzar a contar el lado de la historia de Madame Nhu, para convertir la temible villana en un personaje “comprensivo” y darle la oportunidad de decir su “versión de la verdad”. De una corazonada y una vieja dirección desenterrada en una biblioteca presidencial (y tal vez por un consejo de una historia de 2003 del Times, que señalaba que se pensaba que Madame Nhu vivía en París), Demery rastreó el edificio de apartamentos de la ex primera dama. y le dejó una carta. Meses después, el teléfono de Demery finalmente sonó y una voz grave en el otro extremo de la línea se declaró Madame Nhu. Le preocupaba que Demery fuera un informante de la CIA o, peor aún, un reportero del Times; ella la halagó al insinuar que Demery era “un ángel” que vino a ayudarla a “terminar las memorias y luego todo será revelado”.

Demery  aceptó dejar que Madame Nhu controle todos los términos de su contacto. Intenta ablandar a la anciana confesando que está embarazada, contándole a Madame Nhu sobre el bebé antes de contarle a la mayoría de sus amigos. (Al igual que ella, piensa, Madame Nhu era “obviamente una madre cariñosa”). Al fin, Madame Nhu le dice a Demery que vuele a París para una reunión cara a cara.

Demery imagina que Madame Nhu es como Scarlett O’Hara, hermosa, de carácter fuerte, incomprendida, y cuando la ex primera dama le envía sus páginas de “memorias” vacilantes escritas en medio código con referencias bíblicas y notas al pie indescifrables, Demery se siente “como una personaje de una fábula vietnamita que encuentra un tesoro encantado “. Ella quiere simpatizar con Madame Nhu, las lamentables historias de la primera dama sobre ser una esposa abandonada que solo quería una vida tranquila en el campo “tirando de las cuerdas de mi corazón”, admite Demery, para “entenderla” y salvarla. Cuando Demery se atreve a hacer una pregunta fuera del guión, Madame Nhu la castiga desapareciendo en un silencio pedregoso hasta que Demery esté lista para disculparse por su arrebato.

Si bien La Dama Dragón salvó en sus comienzos al gobierno de Vietnam del Sur del colapso, ;as personas famosas tuvieron que inclinarse cuando la conocieron, la propia caravana del presidente Kennedy tuvo que detenerse para dejarla pasar, es dificl distanciar la realidad de las fanyasias de la ex primera dama. En su concepto, el pueblo la estimaba. La realidad es que solo le temía. 

En sus últimos años, vivía con su hijo mayor, Ngô Đình Trác, y su hija menor, Ngô Đình Lệ Quyên, en Roma, y según los informes, estaba trabajando en un libro de memorias que se publicaría póstumamente.

A principios de abril de 2011, la llevaron a un hospital en Roma, donde murió tres semanas después.

 


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Junio 17, 2020


 

LO MÁS VISTO ♣ Junio 16, 2020

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Junio 16, 2020


 

Trump firmó una orden presidencial sobre reforma policíal

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El presidente Donald Trump da sus primeros pasos concretos el martes para abordar la creciente protesta nacional por la brutalidad policial cuando firma una orden ejecutiva que crea una base de datos federal de oficiales de policía con un historial de uso excesivo de la fuerza.

Trump dijo que estaba tomando medidas ejecutivas para alentar a la policía a adoptar los estándares profesionales “más altos y más fuertes”, incluso mientras criticaba los esfuerzos para no financiar o desmantelar a los departamentos y dijo que a la policía se le debía respeto por su trabajo.

Hablando en el Rose Garden, Trump dijo que estaba firmando una acción ejecutiva “para ofrecer un futuro de seguridad para los estadounidenses de todas las razas, religiones, colores y credos”.

Y dijo que buscaba encontrar un terreno común y luchar por una causa que goza de un amplio apoyo.

Pero al mismo tiempo, Trump dijo que los estadounidenses “exigen ley y orden” y elogió los esfuerzos de las fuerzas del orden público para sofocar la violencia durante las protestas contra la brutalidad policial a principios de este mes.

“Sin policía, hay caos”, dijo Trump.

Si bien Trump dijo que se reunió con las familias de personas que perdieron a sus seres queridos debido a la violencia policial anteriormente, no lo acompañaron en el Jardín de las Rosas. En cambio, su audiencia estaba compuesta por representantes de la policía y sindicatos de policía.

El presidente dijo que se reunió con las familias de Ahmaud Arbery, Botham Jean, Antwon Rose, Jemel Roberson, Atatiana Jefferson, Michael Dean, Darius Tarver, Cameron Lamb y Everett Palmer, quienes supuestamente o ciertamente sufrieron brutalidad policial.

“Estas son personas increíbles … y es muy triste. Muchas de estas familias perdieron a sus seres queridos en interacciones mortales con la policía. Para todas las familias que sufren, quiero que sepan, todos los estadounidenses lloran a su lado. Sus seres queridos no habrá muerto en vano “, agregó el presidente.

La orden, que también establece incentivos financieros para que los departamentos de policía establezcan programas de acreditación y sigan las “mejores prácticas” estándar, es un modesto intento de Trump de confrontar un juicio nacional sobre las desigualdades raciales y la aplicación de la ley.

Después de adoptar una postura de “ley y orden” de línea dura en medio de un torrente nacional de ira después de la muerte de George Floyd, un hombre negro desarmado que murió después de que un oficial de policía blanco se arrodilló en su cuello en Minneapolis, los asesores alentaron a Trump a abordar los problemas. de fuerza policial excesiva.

Al mismo tiempo, ha sido cauteloso al alienar a los agentes de policía y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, quienes, según él, se encuentran entre sus partidarios más firmes.

Los intereses en competencia condujeron finalmente a la orden ejecutiva del martes, que es el resultado de un esfuerzo liderado por Ja’Ron Smith, asistente adjunto del presidente, y el yerno y asesor principal de Trump, Jared Kushner. Smith y Kushner buscaron propuestas de reforma policial de los defensores de la reforma de la justicia penal y los grupos policiales a raíz del asesinato de Floyd.

El propio Trump no estuvo muy involucrado en la redacción de la orden, dijeron personas familiarizadas con el asunto. Él y algunos de sus principales asesores no han reconocido el papel del racismo sistémico en los departamentos de policía.

Una fuente informada sobre el texto de la orden ejecutiva dijo que está relativamente silenciado cuando se trata de reformas policiales radicales que han sido discutidas recientemente por miembros de ambos partidos. No restringirá los fondos a los departamentos de policía que no cumplan con los estándares federales, y Trump ha denunciado en repetidas ocasiones el grito de protesta de la “policía de desembolso”.

También se espera que la orden ejecutiva dirija al secretario de Salud y Servicios Humanos a alentar a los departamentos de policía a incorporar a los profesionales de la salud mental en su respuesta a las llamadas relacionadas con la salud mental, la falta de vivienda y la adicción, así como a encontrar recursos para ayudar a los departamentos de policía a contratar la salud mental. co-respondedores

También se espera que la medida incluya lenguaje que reconozca que algunos funcionarios encargados de hacer cumplir la ley han abusado de su autoridad e instarán al Congreso a aprobar legislación sobre la reforma policial.

Los demócratas y los republicanos en Capitol Hill están trabajando para avanzar dos proyectos de ley en competencia, y la legislación demócrata va más allá en varios aspectos al prohibir los estrangulamientos y las órdenes de detención. Funcionarios de la Casa Blanca han estado coordinando con el senador de Carolina del Sur Tim Scott, el único senador republicano negro, que encabeza el esfuerzo legislativo del Partido Republicano.

Si bien Trump señaló la semana pasada que puede apoyar la prohibición de estrangulamientos, no se espera que la orden ejecutiva dirija una prohibición total.

 


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Junio 16, 2020


 

MOPOL 1973, POLICÍA Vs. EJÉRCITO, AL FILO DE UNA MASACRE – PARTE UNO

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AGUSTÍN LANUSSE EL GENERAL QUE DECLARÓ CONTRA

SUS PARES EN EL JUICIO A LAS JUNTAS MILITARES

 Por CLAUDIO KUSSMAN

En el comienzo de la década de los años 70, Argentina contaba con unos 24.000.000 de habitantes, registraba una deuda externa de aproximadamente 160.000 millones de dólares, un índice de desocupación del 6 % y una pobreza del 8 % (cifras aproximadas) envidiables desde esta dolorosa actualidad donde superamos el 40 % de pobres, en crecimiento, en una población de más de 40 millones.  De cualquier forma, como siempre, eran tiempos turbulentos con atentados terroristas y agitaciones sociales por doquier.  Previo suplantar al presidente de facto  General MARCELO LEVINGSTON, desde el 26 de marzo de 1971 y hasta el 25 de mayo de 1973, ocupaba el gobierno  el Teniente General ALEJANDRO AGUSTÍN LANUSSE. Este, reabrió los comités de los partidos políticos y llamó a elecciones, lo que permitió que asumiera el poder ejecutivo, HÉCTOR CÁMPORA y de inmediato se produjera el regreso del derrocado general JUAN DOMINGO PERÓN, tras 18 años en el exilio. LANUSSE luego de su retiro, durante años mantuvo un perfil bajo hasta que el DÍA 13 DE MAYO DE 1985 EN EL JUICIO A LAS JUNTAS MILITARES, PRESTÓ DECLARACIÓN CONTRA SUS PARES CASTRENSES, DEL RÉGIMEN QUE HABÍA GOBERNADO DESDE EL 24 DE MARZO DE 1976 HASTA EL 10 DE DICIEMBRE DE 1983. Entre muchos otros conflictos, en su gobierno el día miércoles  21 de marzo de 1973 se produjo un hecho de suma gravedad, entre la Policía de la Provincia de Buenos Aires y el Ejército, cuya repercusiones y trascendencia,  han sido casi borradas por el paso del tiempo y algo de censura de esa época. Todo había comenzado con un paro de actividades, días antes a raíz de un reclamo salarial y de equipamiento, de los hombres y mujeres de azul, denominado MOPOL (Movimiento Policial). Luego varios miles de efectivos, tomaron la Jefatura de Policía, con el Jefe  (Coronel (R) ANIBAL NAVA) y el Subjefe (Teniente Coronel QUIROGA), adentro.  Más tarde se produciría un enfrentamiento con el Ejército Argentino, que había movilizado MEDIO CENTENAR DE TANQUES DE GUERRA, UNA DECENA DE CARRIERS Y TROPAS DE INFANTERÍA. En él no faltaron los disparos, la sangre, ni la muerte y pudo haber llegado a ser una verdadera masacre que, por acción de alguna fuerza superior, el destino, el azar o la cuota de cordura que a pesar de todo existió en el evento, no llegó a producirse. Similares tomas de dependencias policiales con cese de actividades a excepción de la atención a las urgencias de seguridad, se produjeron en toda la provincia.  Debemos destacar que en esa lejana época lógicamente las instituciones y el mismo país eran diferentes al de hoy. Así anterior al MOPOL, habían existido otros importantes conflictos policiales en todo el país, si bien  de menor magnitud, no solo por reclamos de mejoras salariales, también cuando se producían detenciones del personal policial que fueran consideradas arbitrarias. Los mismos luego de un periodo de no escucharse a los reclamantes,  estallaban sin importar que el gobierno fuera ejercido por civiles o militares.  Si bien mencionaremos 15 de ellos (anteriores a MOPOL), llama la atención el ocurrido el día 1 de julio de 1961 cuando miembros de la POLICÍA FEDERAL, que formaban parte del cortejo de acompañamiento a tres de sus efectivos asesinados por la delincuencia, al pasar frente al Congreso de la Nación profirieron insultos a los legisladores y simultáneamente efectuaron numerosos disparan contra el  edificio, sin que se produjeran víctimas fatales.

En orden cronológico los conflictos policiales se produjeron en la: 

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POLICÍA DE CÓRDOBA – El 29 de agosto de 1958, siendo presidente ARTURO FRONDIZI, la policía realizó un paro de “brazos caídos” para reclamar mejoras salariales y estabilidad. Luego de siete horas se levantó la medida ante la promesa del gobernador ZANICHELLI de proyectar en sesenta días, el estatuto del empleado policial y de no tomar represalias con el personal. Ocho días después el comité de huelga que dirigió al personal resolvió reanudar los paros. Al enterarse que la superioridad inició un sumario para deslindar responsabilidades ante los hechos del 29 de agosto, durante los cuales fueron detenidos el subjefe de la repartición, señor BECHIS y otros funcionarios, por la guardia de infantería, que se atrincheró y que solo declinó su actitud ante la intervención del ejército, que obligó a los huelguistas a entregar sus armas.

POLICÍA DE SALTA – El 6 de septiembre de 1958, también siendo presidente ARTURO FRONDIZI, la sede de la central policial de esa provincia fue ocupada por personal superior que exigió la renuncia del Jefe Mayor EDUARDO J.J. CALCINA “porque trataba con mucho rigor a los subordinados”. El conflicto cesó cuando el aludido renunció y fue designado otro funcionario.

POLICÍA DE SAN JUAN – El 1 de julio de l960, bajo la misma presidencia de ARTURO FRONDIZI, los efectivos policiales se negaron a seguir ensayando para el desfile del 9 de julio y a intervenir en el mismo si no se les aumentaban los sueldos. Dos de los amotinados fueron detenidos, pero se los puso en libertad a pedido de sus compañeros que resolvieron levantar las medidas de fuerza ante la promesa de que se estudiarían sus demandas.

POLICÍA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES – El 10 de Agosto de 1960, siendo ARTURO FRONDIZI, presidente, una comisión integrada por delegados anunció medidas de fuerza, ante la negativa oficial de concederles aumentos de sueldos. Concedidos los mismos se superó el posible conflicto.

POLICÍA DE CÓRDOBA – El 18 de julio de 1961, con ARTURO FRONDIZI, como presidente, nuevamente esta policía se declara en huelga. El ejército se vio obligado a ocupar la sede central de la policía para desarmar a los huelguistas. Cinco días después las comisarias habían sido prácticamente abandonadas y recién el 25 de julio se pudo solucionar el conflicto luego de una entrevista del ministro de gobierno con los jefes de la huelga. Se les concedió un aumento de 1.500 pesos y se garantizó que no se tomarían represalias.

POLICÍA FEDERAL – El 1 de julio de 1961, siendo presidente ARTURO FRONDIZI, en momentos que pasaba frente al Congreso Nacional un cortejo fúnebre que acompañaba los restos de tres miembros de la policía asesinados por delincuentes, un grupo de uniformados profirió gritos hostiles contra los legisladores integrantes de una comisión investigadora de las torturas y contra el Dr. ALFREDO PALACIOS, que descubrió picanas eléctricas y otros elementos de tormento en una dependencia de San Martín. Casi simultáneamente se inició un intenso tiroteo contra el edificio legislativo, sin que se registraran víctimas.

POLICÍA DE CÓRDOBA – El  26 de septiembre de 1961, siempre bajo la presidencia del Dr. ARTURO FRONDIZI, nuevamente miembros de esta policía abandonaron sus servicios en reclamo de aumentos de sueldos incumplidos. Concedidos se superó el conflicto.

POLICÍA DE TUCUMÁN – El 1 de abril de 1969, siendo presidente el General JUAN CARLOS ONGANÍA, el personal se declara en estado de insubordinación negándose a intervenir en hechos callejeros en reclamo de aumentos salariales. Concedidos, todo volvió a la normalidad.

POLICÍA DE SAN JUAN – El 6 de noviembre de 1969, bajo la presidencia del general JUAN CARLOS ONGANIA, el personal se declara en huelga en reclamo de aumentos salariales. Dos días después esta cesó cuando el gobierno hizo llegar el sueldo básico a la suma de 25.000 pesos. Días después, el 22 de noviembre se realiza otro paro de 48 horas para reclamar contra la prisión de funcionarios policiales acusados de torturas. 

POLICIA DE SANTA FÉ – El 30 de junio de 1970, siendo presidente el general ROBERTO MARCELO LEVINGSTON, 3.000 policías y 700 mujeres de su parentesco ocuparon la sede de la Jefatura de Policía. Reclamaban aumentos de sueldos y otras mejoras. Las calles de la ciudad de Rosario quedaron sin vigilancia, pero no se registraron casos de robos ni atentados y el tránsito funcionó sin mayores inconvenientes. Los amotinados desistieron luego de tomar cartas en el asunto fuerzas del II Cuerpo de Ejército a cargo del General FONSECA. El acto de resistencia policial duró desde las 2 de la madrugada hasta caer la noche, oportunidad en que la sede policial fue ocupada por los soldados que redujeron al personal policial.

POLICÍA DE CATAMARCA – El 17 de octubre de 1970, también siendo presidente de la nación el General ROBERTO MARCELO LEVINGSTON, esta institución se amotina y se acuartela en la cárcel penitenciaria, reclamando aumento de sus sueldos. Se producen   manifestaciones de apoyo en las que participan gremios municipales y estatales. Estando en la emergencia, Gendarmería y Policía Federal custodiando la Casa de Gobierno, desde una ventana del edificio, ametrallan al público que se expresaba, muriendo MARIA DOLORES PACHECO, una joven de 19 años de edad y resultando heridas 5 personas más. 

POLICÍA DE MENDOZA – El 28 de febrero de 1972, siendo presidente el General AGUSTÍN LANUSSE, en la capital de la provincia se sublevan los efectivos policiales reclamando un aumento salarial. La gobernación les concede un ajuste del 18 % y todo vuelve a la normalidad.

POLICÍA DE CÓRDOBA – El 20 de julio de 1972, también bajo la presidencia del General AGUSTÍN LANUSSE, la policía inicia un movimiento de fuerza reclamando la libertad de 2 efectivos acusados de haber matado a 2 menores de edad. Un denominado “escuadrón de la Muerte” amenaza al juez que entiende en la causa.

POLICÍA DE CATAMARCA – El 21 de septiembre de 1972, también con el General AGUSTÍN LANUSSE como presidente, hace abandono de sus tareas reclamando la libertad de 2 de sus efectivos acusados de torturas.

POLICÍA DE SAN JUAN –  El 2 de marzo de 1973, también bajo la presidencia del General AGUSTÍN LANUSSE, todo el personal policial se declaró en huelga reclamando sueldos mínimos de 120.000 y reivindicaciones varias. Horas después, la medida de fuerza fue levantada cuando se le concediera lo requerido.

 

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Continuará…

 

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Claudio Kussman

Comisario Mayor (R) 

Policía Pcia. Buenos Aires

Junio  16, 2020

claudio@PrisioneroEnArgentina.com

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“Los crímenes pequeños son objeto de persecuciones por parte de perros y policías. Los grandes son objeto de reverencia por parte de los historiadores “

Karlheinz Deschner  (1924 – 2014)

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CHATS DEL PRESENTE, RECORDANDO EL MOPOL EN PRIMERA PERSONA

(PARTE UNO)

 

5/6/2020: E.P.—

Hola S—

                       La historia de la toma te la puedo contar con lujos de detalles ya que fui uno de los partícipes, junto al flaco T—– el CB— y un montón más, en aquel entonces con el flaco estábamos en C— y el C— en I—.

                        Recuerdo que este movimiento se genera por un reclamo salarial, estábamos cobrando miseria, ese día ya había quilombo en el Gran Bs.As. estaban todos auto acuartelados y se venían para La Plata, cuando nos enteramos de esto salimos de y por calle X— nos dirigimos a Jefatura, al pasar por X— se incorporan más efectivos, al llegar a Jefatura le pedimos al Oficial de Servicio, un oficial de Bomberos de apellido P—, que nos entregue la Guardia medio se resistió, pero al final la entregó. Junto a nosotros y de C— estaba el Oficial Sub-Inspector G—, grande de edad que había sido administrativo, este señor, ya fallecido, se manda al despacho y saca de él al Jefe de Policía, no me acuerdo el apellido, ni me acuerdo quien era, ni que era, sé que salió cagando, el Oficial R— de X—, toma la armería donde se encontraba su Jefe, el Comisario RG—, quien se retira sin inconvenientes, para todo esto el personal que trabajaba en Jefatura se pliega a nuestro movimiento, fueron de fierro. Bueno, pasan las horas y nos enteramos que a la gente del gran Bs.As. le habían cortado los accesos a La Plata y los militares nos pedían que nos entregáramos, se llenó de militares hasta trajeron los tanques de Magdalena, nos cagaron a tiros y respondimos, recién nos pudieron vencer cuando se mandaron con un tanque por la escalinata de Jefatura e ingresaron. Bueno más o menos la historia fue así, doy fe, es más largo y penoso, pensar que por pedir un mango de aumento tuvimos que llegar a esto, fue un día trágico del que no me voy a olvidar nunca y al final conseguimos aumento, ¿que ironía no?.

                          Bueno es todo por ahora. Te mando un fuerte abrazo.

                                      ————————————–

5/6/2020: C—, LEI TU MAIL, LOS TANQUE ERAN DEL REGIMIENTO 8  DE MAGDALENA, CORRECTO.- EN ESE MOMENTO YO ESTABA EN LA CRIA.GRAL.RODRIGUEZ UNA ESTACION DESPUES DE MORENO, EL DIA VIERNES COMO VOS BIEN DECIS SALIMOS PARA LA PLATA PERO AL LLEGAR A MONTE GRANDE NOS PARO EL EJERCITO Y HASTA AHI LLEGAMOS, NO PASAMOS.-

                                     ———————————–

 

SE RECUERDA QUE PRISIONEROENARGENTINA.COM, SIN CENSURA ALGUNA Y SIN LÍMETE DE ESPACIO, ESTÁ ABIERTO A TODO AQUÉL QUE QUIERA EXPRESAR SU PARECER Y SENTIR SOBRE ESTE TEMA O CUALQUIER OTRO QUE RESULTE DE SU INTERÉS.  

 

Fuente: Medios propios . Revista ‘Así’

 


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Junio .2020


 

 

Las Cien Cruces de Brasil

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Voluntarios críticos con la respuesta de Brasil a la pandemia de coronavirus cavaron 100 tumbas con cruces negras en la playa de Copacabana de Río como un recordatorio de las más de 40,000 personas que han muerto a causa del virus en el país hasta ahora.

El evento fue realizado por una organización llamada Río de Paz. Sus miembros dijeron que las tumbas estaban destinadas a protestar por una “sucesión de errores cometidos por el Gobierno Federal al conducir esta crisis humanitaria”. Brasil se ha convertido en un importante epicentro de COVID-19, con el número de infecciones allí solo superado por los Estados Unidos.

de Moraes
Bolsonaro

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ha sido criticado por minimizar la gravedad de la pandemia y cuestionar la validez de los números de casos reportados, sugiriendo que están inflados para dañar la reputación de su gobierno.

Los ciudadanos se indignaron después de que Bolsonaro fue visto pidiendo a sus partidarios que ingresen a los hospitales públicos y filmen lo que ven en un esfuerzo por demostrar que hay menos pacientes hospitalizados por COVID-19 de lo que se informó.

Las autoridades médicas dicen que caminar a los hospitales sin permiso está prohibido y corre el riesgo de propagar el virus y violar la privacidad del paciente.

 

A principios de este mes, el presidente brasileño también se enfrentó a críticas cuando el Ministerio de Salud de repente dejó de publicar un total acumulado de nuevas infecciones por COVID-19 en su sitio web, en lugar de compartir solo la cantidad de nuevos casos confirmados cada día.

Más tarde, un juez de la Corte Suprema de Brasil dictaminó que el ministerio debe comenzar a proporcionar los datos nuevamente. El juez Alexandre de Moraes dijo en su fallo que ocultar dicha información podría obstaculizar los esfuerzos para comprender la propagación del virus y tener “consecuencias desastrosas” para la respuesta pandémica del país.

 


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Junio 16, 2020


 

Amado Boudou confirma que el gobierno está en algo sucio con Vicentin

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El ex residente de la Penitenciaría Federal de Ezeiza y ex vicepresidente de todos y todas, Amado Boudou. defendió la iniciativa del Gobierno de intervenir a la empresa Vicentin, apuntó a la gestión de Cambiemos y aseguró que los dueños de la compañía le expropiaron millones a todos los argentinos.

El Kirchnerista y ex de la Unión del Centro Democrático expresó que la situación de la cerealera era “insostenible” con una deuda contraída con el Banco Nación de entre $ 14.000 y $ 15.000 millones.

“Se habla de expropiación. ¿Quién expropió a quién? Si esto en vez de ser el Banco Nación, hubiera sido el HSBC, ¿alguien se asombraría de que los accionistas tomaran alguna situación sobre Vicentin?” dijo el ex de ANSES.                       www.PrisioneroEnArgentina.com

“Para mi Vicentin expropió esos millones, que tendrán que explicar Macri y González Fraga como se lo dieron”, argumentó el ex secretario de Hacienda del partido de La Costa.

Amado Boudou se encuentra en prisión domiciliaria tras haber sido condenado a cinco años y diez meses de prisión por el Tribunal Oral Federal 4, por los delitos de cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública en el proceso de compra fraudulenta de Ciccone Calcográfica. Además, fue inhabilitado de forma perpetua para volver a ocupar cargos públicos.

El ex funcionario K apuntó con su dedo inmaculado al Macrismo: “Estos $ 15.000 millones fue plata que no fue a las pymes, a las hipotecas para comprar viviendas, plata que salía de intereses que el macrismo le cobraba a los préstamos, de los préstamos UVA”, detalló. 

El ex propietario de una discoteca en pleno Banco Nación defendió la iniciativa del Gobierno de intervenir a la empresa cerealera y apuntó contra la gestión de Cambiemos. Si lo dice Boudou, hasta pareciera que el gobierno del ingeniero boquense no hubiera sido tan malo…

 


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Junio 16, 2020


 

El “Grand jeté” de Nureyev a Occidente

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Rudolf Hametovich Nureyev nació el 17 de marzo 1938, en Irkutsk, Russia, Unióm Soviética y se convirtió en una estrella del ballet de su país en 1958 cuando, con apenas 20 años, se convirtió en uno de los solistas destacados del Kirov Opera Ballet. Las compañías de ballet Kirov y Bolshoi fueron dos de las joyas de la diplomacia cultural soviética, y sus actuaciones obtuvieron elogios mundiales y respeto por las artes en la URSS. En junio de 1961, la Compañía Kirov terminó una carrera en París.

El 16 de junio, justo cuando la compañía se preparaba para abordar un vuelo a casa, Nureyev se separó del grupo e insistió en que se quedaría en Francia. Según testigos presenciales, otros miembros de la compañía le suplicaron a Nureyev que se reuniera con ellos y regresara a la Unión Soviética. El bailarín se negó y se arrojó a los brazos de la seguridad del aeropuerto, gritando: “¡Protégeme!” Los funcionarios de seguridad detuvieron a Nureyev, por lo que solicitó asilo político. La Compañía Kirov se preocupó por la pérdida de su estrella y los guardias de seguridad soviéticos se enfurecieron por la deserción de Nureyev. Finalmente, la compañía voló de regreso a Rusia sin el bailarín.

La deserción de alto perfil de Nureyev fue un doble golpe para la Unión Soviética. Primero, restó importancia a la calidad de la Compañía Kirov, que había destacado al joven prodigio en sus actuaciones en todo el mundo. Segundo, dañó severamente la propaganda soviética que promocionaba la libertad política y artística en Rusia.

Nureyev continuó con su carrera después de su deserción. Durante los siguientes 30 años bailó con el Royal Ballet de Inglaterra y el American Ballet Theatre. Tenía gran demanda como bailarín y coreógrafo, e incluso hizo algunas películas (incluyendo un giro desastroso como la estrella del cine mudo Rudolf Valentino). En 1983, asumió el cargo de director de ballet de la Ópera de París. En 1989, regresó brevemente a la Unión Soviética para actuar. Murió en París en 1993.

 


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Junio 16, 2020


 

China no está feliz

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El despliegue de tres portaaviones de la Armada de los Estados Unidos de 100.000 toneladas cada uno en el Océano Pacífico por primera vez en años ha provocado una rápida reacción de China, con medios patrocinados por el estado que dicen que Beijing no retrocederá para defender sus intereses en la región.

El USS Ronald Reagan y el USS Theodore Roosevelt patrullan en el Pacífico occidental, mientras que el USS Nimitz está en el este, según comunicados de prensa de la Marina de los EE. UU. con cada buque que contiene más de 60 aviones, representa el mayor despliegue de portaaviones estadounidenses en el Pacífico desde 2017, cuando las tensiones con Corea del Norte sobre el programa de armas nucleares de Pyongyang estaban en su apogeo.

USS Reagan
USS Theodore Roosevelt11
USS Nimitz
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La presencia de las naves se destacó por primera vez en un informe el viernes.

“Los transportistas y los grupos de ataque de portaaviones en grande son símbolos fenomenales del poder naval estadounidense. Realmente estoy muy entusiasmado porque tenemos tres de ellos en este momento”, dijo el contralmirante Stephen Koehler, director de operaciones del Comando Indo-Pacífico en Hawai.

Los despliegues significan que tres de los siete portaaviones activos de la Marina de los EE. UU. están en el Pacífico. Los otros cuatro están en puerto para mantenimiento.

 


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Junio 16, 2020


 

EN LA VIDA, SI CONOCES EL CAMINO SEGURO, SÓLO NECESITAS SEGUIRLO.

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 Por CLAUDIO VALERIO

La noche estaba oscura y tempestuosa. Una señora estaba en un barco que cruzaba el Lago Michigan. A causa de la fuerte lluvia, de los rayos y truenos, ella se sentía muy nerviosa. Con inocultable miedo, al ver las muchas puntas de piedras que descollaban en la superficie del lago,  preguntó al  capitán:
“¿Sabe dónde están todas las piedras del lago?”  “No”, contestó este, “yo no sé. Pero yo conozco el camino seguro”. Mientras “navegamos” por los mares de la vida, encontramos muchas “piedras”. Algunas nosotros sabemos como evitarlas y otras, no. Por eso es posible que seamos atrapados de sorpresa. Lo importante, por tanto, es que sepamos “donde está el camino seguro”. Muchas veces juzgamos que somos capaces de encontrar, solos, la seguridad que tanto necesitamos. Escogemos una dirección y seguimos avanzando. No aceptamos la opinión de nadie y, casi siempre, solo percibimos y reconocemos el error cuando no aguantamos más las angustias y aflicciones. Otras veces nos dejamos envolver por las piedras. Sufrimos, nos quejamos, murmuramos, cuestionamos la existencia de cada una de ellas, maldecimos las luchas y los problemas, pero no buscamos encontrar el camino tranquilo y seguro. Nos quejamos de las piedras y no nos alejamos de ellas. Cuando tomamos en decisión de velejar, manejar, apenas  por caminos seguros, todo es diferente. Vivimos en  paz y alegría, en júbilo y felicidad.  Sabemos dónde estamos y para dónde estamos yendo. Sabemos que las piedras existen y, sin embargo, estamos lejos de los pedruscos y ellos están lejos de nosotros.

Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo,
y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes
en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.

Claudio Valerio

Valerius*

 


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Junio 16, 2020


 

Embargo

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 Por José Saramago

Se despertó con la sensación aguda de un sueño degollado y vio delante de sí la superficie cenicienta y helada del cristal, el ojo encuadrado de la madrugada que entraba, lívido, cortado en cruz y escurriendo una transpiración condensada. Pensó que su mujer se había olvidado de correr las cortinas al acostarse y se enfadó: si no consiguiese volver a dormirse ya, acabaría por tener un día fastidiado. Le faltó sin embargo el ánimo para levantarse, para cubrir la ventana: prefirió cubrirse la cara con la sábana y volverse hacia la mujer que dormía, refugiarse en su calor y en el olor de su pelo suelto. Estuvo todavía unos minutos esperando, inquieto, temiendo el insomnio matinal. Pero después le vino la idea del capullo tibio que era la cama y la presencia laberíntica del cuerpo al que se aproximaba y, casi deslizándose en un círculo lento de imágenes sensuales, volvió a caer en el sueño. El ojo ceniciento del cristal se fue azulando poco a poco, mirando fijamente las dos cabezas posadas en la almohada, como restos olvidados de una mudanza a otra casa o a otro mundo. Cuando el despertador sonó, pasadas dos horas, la habitación estaba clara.

Dijo a su mujer que no se levantase, que aprovechase un poco más de la mañana, y se escurrió hacia el aire frío, hacia la humedad indefinible de las paredes, de los picaportes de las puertas, de las toallas del cuarto de baño. Fumó el primer cigarrillo mientras se afeitaba y el segundo con el café, que entretanto se había enfriado. Tosió como todas las mañanas. Después se vistió a oscuras, sin encender la luz de la habitación. No quería despertar a su mujer. Un olor fresco a agua de colonia avivó la penumbra, y eso hizo que la mujer suspirase de placer cuando el marido se inclinó sobre la cama para besarle los ojos cerrados. Y susurró que no volvería a comer a casa.

Cerró la puerta y bajó rápidamente la escalera. La finca parecía más silenciosa que de costumbre. Tal vez por la niebla, pensó. Se había dado cuenta de que la niebla era como una campana que ahogaba los sonidos y los transformaba, disolviéndolos, haciendo de ellos lo que hacía con las imágenes. Había niebla. En el último tramo de la escalera ya podría ver la calle y saber si había acertado. Al final había una luz aún grisácea, pero dura y brillante, de cuarzo. En el bordillo de la acera, una gran rata muerta. Y mientras encendía el tercer cigarrillo, detenido en la puerta, pasó un chico embozado, con gorra, que escupió por encima del animal, como le habían enseñado y siempre veía hacer.

El automóvil estaba cinco casas más abajo. Una gran suerte haber podido dejarlo allí. Había adquirido la superstición de que el peligro de que lo robasen sería mayor cuanto más lejos lo hubiese dejado por la noche. Sin haberlo dicho nunca en voz alta, estaba convencido de que no volvería a ver el coche si lo dejase en cualquier extremo de la ciudad. Allí, tan cerca, tenía confianza. El automóvil aparecía cubierto de gotitas, los cristales cubiertos de humedad. Si no hiciera tanto frío, podría decirse que transpiraba como un cuerpo vivo. Miró los neumáticos según su costumbre, verificó de paso que la antena no estuviese partida y abrió la puerta. El interior del coche estaba helado. Con los cristales empañados era una caverna translúcida hundida bajo un diluvio de agua. Pensó que habría sido mejor dejar el coche en un sitio desde el cual pudiese hacerlo deslizarse para arrancar más fácilmente. Encendió el coche y en el mismo instante el motor roncó fuerte, con una sacudida profunda e impaciente. Sonrió, satisfecho de gusto. El día empezaba bien.

Calle arriba el automóvil arrancó, rozando el asfalto como un animal de cascos, triturando la basura esparcida. El cuentakilómetros dio un salto repentino a noventa, velocidad de suicidio en la calle estrecha bordeada de coche aparcados. ¿Qué sería? Retiró el pie del acelerador, inquieto. Casi diría que le habían cambiado el motor por otro más potente. Pisó con cuidado el acelerador y dominó el coche. Nada de importancia. A veces no se controla bien el balanceo del pie. Basta que el tacón del zapato no asiente en el lugar habitual para que se altere el movimiento y la presión. Es fácil.

Distraído con el incidente, aún no había mirado el contador de la gasolina. ¿La habrían robado durante la noche, como no sería la primera vez? No. El puntero indicaba precisamente medio depósito. Paró en un semáforo rojo, sintiendo el coche vibrante y tenso en sus manos. Curioso. Nunca había reparado en esta especie de palpitación animal que recorría en olas las láminas de la carrocería y le hacía estremecer el vientre. Con la luz verde el automóvil pareció serpentear, estirarse como un fluido para sobrepasar a los que estaban delante. Curioso. Pero, en verdad, siempre se había considerado mucho mejor conductor que los demás. Cuestión de buena disposición esta agilidad de reflejos de hoy, quizá excepcional. Medio depósito. Si encontrase una gasolinera funcionando, aprovecharía. Por seguridad, con todas las vueltas que tenía que dar ese día antes de ir a la oficina, mejor de más que de menos. Este estúpido embargo. El pánico, las horas de espera, en colas de decenas y decenas de coches. Se dice que la industria va a sufrir las consecuencias. Medio depósito. Otros andan a esta hora con mucho menos, pero si fuese posible llenarlo… El coche tomó una curva balanceándose y, con el mismo movimiento, se lanzó por una subida empinada sin esfuerzo. Allí cerca había un surtidor poco conocido, tal vez tuviese suerte. Como un perdiguero que acude al olor, el coche se insinuó entre el tráfico, dobló dos esquinas y fue a ocupar un lugar en la cola que esperaba. Buena idea.

Miró el reloj. Debían de estar por delante unos veinte coches. No era ninguna exageración. Pero pensó que lo mejor sería ir primero a la oficina y dejar las vueltas para la tarde, ya lleno el depósito, sin preocupaciones. Bajó el cristal para llamar a un vendedor de periódicos que pasaba. El tiempo había enfriado mucho. Pero allí, dentro del automóvil, con el periódico abierto sobre el volante, fumando mientras esperaba, hacía un calor agradable, como el de sábanas. Hizo que se movieran los músculos de la espalda, con una torsión de gato voluptuoso, al acordarse de su mujer aún enroscada en la cama a aquella hora y se recostó mejor en el asiento. El periódico no prometía nada bueno. El embargo se mantenía. Una Navidad oscura y fría, decía uno de los titulares. Pero él aún disponía de medio depósito y no tardaría en tenerlo lleno. El automóvil de delante avanzó un poco. Bien.

Hora y media más tarde estaba llenándolo y tres minutos después arrancaba. Un poco preocupado porque el empleado le había dicho, sin ninguna expresión particular en la voz, de tan repetida la información, que no habría allí gasolina antes de quince días. En el asiento, al lado, el periódico anunciaba restricciones rigurosas. En fin, de lo malo malo, el depósito estaba lleno. ¿Qué haría? ¿Ir directamente a la oficina o pasar primero por casa de un cliente, a ver si le daban el pedido? Escogió el cliente. Era preferible justificar el retraso con la visita que tener que decir que había pasado hora y media en la cola de la gasolina cuando le quedaba medio depósito. El coche estaba espléndido. Nunca se había sentido tan bien conduciéndolo. Encendió la radio y se oyó un diario hablado. Noticias cada vez peores. Estos árabes. Este estúpido embargo.

De repente el coche dio una cabezada y se dirigió a la calle de la derecha hasta parar en una cola de automóviles menor que la primera. ¿Qué había sido eso? Tenía el depósito lleno, sí, prácticamente lleno. Por qué este demonio de idea. Movió la palanca de las velocidades para poner marcha atrás, pero la caja de cambios no le obedeció. Intentó forzarla, pero los engranajes parecían bloqueados. Qué disparate. Ahora una avería. El automóvil de delante avanzó. Recelosamente, contando con lo peor, metió la primera. Perfecto todo. Suspiró de alivio. Pero ¿cómo estaría la marcha atrás cuando volviese a necesitarla?

Cerca de media hora después ponía medio litro de gasolina en el depósito, sintiéndose ridículo bajo la mirada desdeñosa del empleado de la gasolinera. Dio una propina absurdamente alta y arrancó con un gran ruido de neumáticos y aceleramientos. Qué demonio de idea. Ahora el cliente, o será una mañana perdida. El coche estaba mejor que nunca. Respondía a sus movimientos como si fuese una prolongación mecánica de su propio cuerpo. Pero el caso de la marcha atrás daba que pensar. Y he aquí que tuvo realmente que pensarlo. Una gran camioneta averiada tapaba todo el centro de la calle. No podía contornearla, no había tenido tiempo, estaba pegado a ella. Otra vez con miedo movió la palanca y la marcha atrás entró con un ruido suave de succión. No se acordaba que la caja de cambios hubiese reaccionado de esa manera antes. Giró el volante hacia la izquierda, aceleró y con un suave movimiento el automóvil subió a la acera, pegado a la camioneta, y salió por el otro lado, suelto, con una agilidad de animal. El demonio de coche tenía siete vidas. Tal vez por causa de toda esa confusión del embargo, todo ese pánico, los servicios desorganizados hubiesen hecho meter en los surtidores gasolina de mucho mayor potencia. Tendría gracia.

Miró el reloj. ¿Valdría la pena visitar al cliente? Con suerte encontraría el establecimiento aún abierto. Si el tránsito ayudase, sí, si el tránsito ayudase tendría tiempo. Pero el tránsito no ayudó. En época navideña, incluso faltando la gasolina, todo el mundo sale a la calle, para estorbar a quien necesita trabajar. Y al ver una transversal descongestionada desistió de visitar al cliente. Mejor sería dar cualquier explicación en la oficina y dejarlo para la tarde. Con tantas dudas, se había desviado mucho del centro. Gasolina quemada sin provecho. En fin, el depósito estaba lleno. En una plaza, al fondo de la calle por la que bajaba, vio otra cola de automóviles esperando su turno. Sonrió de gozo y aceleró, decidido a pasar resoplando contra los ateridos automovilistas que esperaban. Pero el coche, a veinte metros, tiró hacia la izquierda, por sí mismo, y se detuvo, suavemente, como si suspirase, al final de la cola. ¿Qué diablos había sido aquello, si no había decidido poner más gasolina? ¿Qué diantre era, si tenía el depósito lleno? Se quedó mirando los diversos contadores, palpando el volante, costándole reconocer el coche, y en esta sucesión de gestos movió el retrovisor y se miró en el espejo. Vio que estaba perplejo y consideró que tenía razón. Otra vez por el retrovisor distinguió un automóvil que bajaba la calle, con todo el aire de irse a colocar en la fila. Preocupado por la idea de quedarse allí inmovilizado, cuando tenía el depósito lleno, movió rápidamente la palanca para dar marcha atrás. El coche resistió y la palanca le huyó de las manos. Un segundo después se encontraba aprisionado entre sus dos vecinos. Diablos. ¿Qué tendría el coche? Necesitaba llevarlo al taller. Una marcha atrás que funcionaba ahora sí y ahora no es un peligro.

Había pasado más de veinte minutos cuando hizo avanzar el coche hasta el surtidor. Vio acercarse al empleado y la voz se le estranguló al pedir que llenase el depósito. En ese mismo instante hizo una tentativa por huir de la vergüenza, metió una rápida primera y arrancó. En vano. El coche no se movió. El hombre de la gasolinera lo miró desconfiado, abrió el depósito y, pasados pocos segundos, fue a pedirle el dinero de un litro que guardó refunfuñando. Acto seguido, la primera entraba sin ninguna dificultad y el coche avanzaba, elástico, respirando pausadamente. Alguna cosa no iría bien en el automóvil, en los cambios, en el motor, en cualquier sitio, el diablo sabrá. ¿O estaría perdiendo sus cualidades de conductor? ¿O estaría enfermo? Había dormido bien a pesar de todo, no tenía más preocupaciones que en cualquier otro día de su vida. Lo mejor sería desistir por ahora de clientes, no pensar en ellos durante el resto del día y quedarse en la oficina. Se sentía inquieto. A su alrededor las estructuras del coche vibraban profundamente, no en la superficie, sino en el interior del acero, y el motor trabajaba con aquel rumor inaudible de pulmones llenándose y vaciándose, llenándose y vaciándose. Al principio, sin saber por qué, dio en trazar mentalmente un itinerario que le apartase de otras gasolineras, y cuando notó lo que hacía se asustó, temió no estar bien de la cabeza. Fue dando vueltas, alargando y acortando camino, hasta que llegó delante de la oficina. Pudo aparcar el coche y suspiró de alivio. Apagó el motor, sacó la llave y abrió la puerta. No fue capaz de salir.

Creyó que el faldón de la gabardina se había enganchado, que la pierna había quedado sujeta por el eje del volante, e hizo otro movimiento. Incluso buscó el cinturón de seguridad, para ver si se lo había puesto sin darse cuenta. No. El cinturón estaba colgando de un lado, tripa negra y blanda. Qué disparate, pensó. Debo estar enfermo. Si no consigo salir es porque estoy enfermo. Podía mover libremente los brazos y las piernas, flexionar ligeramente el tronco de acuerdo con las maniobras, mirar hacia atrás, inclinarse un poco hacia la derecha, hacia la guantera, pero la espalda se adhería al respaldo del asiento. No rígidamente, sino como un miembro se adhiere al cuerpo. Encendió un cigarrillo y, de repente, se preocupó por lo que diría el jefe si se asomase a una ventana y lo viese allí instalado, dentro del coche, fumando, sin ninguna prisa por salir. Un toque violento de claxon lo hizo cerrar la puerta, que había abierto hacia la calle. Cuando el otro coche pasó, dejó lentamente abrirse la puerta otra vez, tiró el cigarrillo fuera y, agarrándose con ambas manos al volante, hizo un movimiento brusco, violento. Inútil. Ni siquiera sintió dolores. El respaldo del asiento lo sujetó dulcemente y lo mantuvo preso. ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Movió hacia abajo el retrovisor y se miró. Ninguna diferencia en la cara. Tan sólo una aflicción imprecisa que apenas se dominaba. Al volver la cara hacia la derecha, hacia la acera, vio a una niñita mirándolo, al mismo tiempo intrigada y divertida. A continuación surgió una mujer con un abrigo de invierno en las manos, que la niña se puso, sin dejar de mirar. Y las dos se alejaron, mientras la mujer arreglaba el cuello y el pelo de la niña.

Volvió a mirar el espejo y adivinó lo que debía hacer. Pero no allí. Había personas mirando, gente que lo conocía. Maniobró para separarse de la acera, rápidamente, echando mano a la puerta para cerrarla, y bajó la calle lo más deprisa que podía. Tenía un designio, un objetivo muy definido que ya lo tranquilizaba, y tanto que se dejó ir con una sonrisa que a poco le suavizó la aflicción.

Sólo reparó en la gasolinera cuando casi iba a pasar por delante. Tenía un letrero que decía “agotada”, y el coche siguió, sin una mínima desviación, sin disminuir la velocidad. No quiso pensar en el coche. Sonrió más. Estaba saliendo de la ciudad, eran ya los suburbios, estaba cerca el sitio que buscaba. Se metió por una calle en construcción, giró a la izquierda y a la derecha, hasta un sendero desierto, entre vallas. Empezaba a llover cuando detuvo el automóvil.

Su idea era sencilla. Consistía en salir de dentro de la gabardina, sacando los brazos y el cuerpo, deslizándose fuera de ella, tal como hace la culebra cuando abandona la piel. Delante de la gente no se habría atrevido, pero allí, solo, con un desierto alrededor, lejos de la ciudad que se escondía por detrás de la lluvia, nada más fácil. Se había equivocado, sin embargo. La gabardina se adhería al respaldo del asiento, de la misma manera que a la chaqueta, a la chaqueta de punto, a la camisa, a la camiseta interior, a la piel, a los músculos, a los huesos. Fue esto lo que pensó sin pensarlo cuando diez minutos después se retorcía dentro del coche gritando, llorando. Desesperado. Estaba preso en el coche. Por más que girase el cuerpo hacia fuera, hacia la abertura de la puerta por donde la lluvia entraba empujada por ráfagas súbitas y frías, por más que afirmase los pies en el saliente de la caja de cambios, no conseguía arrancarse del asiento. Con las dos manos se cogió al techo e intentó levantarse. Era como si quisiese levantar el mundo. Se echó encima del volante, gimiendo, aterrorizado. Ante sus ojos los limpiaparabrisas, que sin querer había puesto en movimiento en medio de la agitación, oscilaban con un ruido seco, de metrónomo. De lejos le llegó el pitido de una fábrica. Y a continuación, en la curva del camino, apareció un hombre pedaleando una bicicleta, cubierto con un gran pedazo de plástico negro por el cual la lluvia escurría como sobre la piel de una foca. El hombre que pedaleaba miró con curiosidad dentro del coche y siguió, quizá decepcionado o intrigado al ver a un hombre solo y no la pareja que de lejos le había parecido.

Lo que estaba pasando era absurdo. Nunca nadie se había quedado preso de esta manera en su propio coche, por su propio coche. Tenía que haber un procedimiento cualquiera para salir de allí. A la fuerza no podía ser. ¿Tal vez en un taller? No. ¿Cómo lo explicaría? ¿Llamar a la policía? ¿Y después? Se juntaría la gente, todos mirando, mientras la autoridad evidentemente tiraría de él por un brazo y pediría ayuda a los presentes, y sería inútil, porque el respaldo del asiento dulcemente lo sujetaría. E irían los periodistas, los fotógrafos y sería exhibido dentro de su coche en todos los periódicos del día siguiente, lleno de vergüenza como un animal trasquilado, en la lluvia. Tenía que buscarse otra forma. Apagó el motor y sin interrumpir el gesto se lanzó violentamente hacia fuera, como quien ataca por sorpresa. Ningún resultado. Se hirió en la frente y en la mano izquierda, y el dolor le causó un vértigo que se prolongó, mientras una súbita e irreprimible ganas de orinar se expandía, liberando interminable el líquido caliente que se vertía y escurría entre las piernas al suelo del coche. Cuando sintió todo esto empezó a llorar bajito, con un gañido, miserablemente, y así estuvo hasta que un perro escuálido, llegado de la lluvia, fue a ladrarle, sin convicción, a la puerta del coche.

Embragó despacio, con los movimientos pesados de un sueño de las cavernas, y avanzó por el sendero, esforzándose en no pensar, en no dejar que la situación se le representase en el entendimiento. De un modo vago sabía que tendría que buscar a alguien que lo ayudase. Pero ¿quién podía ser? No quería asustar a su mujer, pero no quedaba otro remedio. Quizá ella consiguiese descubrir la solución. Al menos no se sentiría tan desgraciadamente solo.

Volvió a entrar en la ciudad, atento a los semáforos, sin movimientos bruscos en el asiento, como si quisiese apaciguar los poderes que lo sujetaban. Eran más de las dos y el día había oscurecido mucho. Vio tres gasolineras, pero el coche no reaccionó. Todas tenían el letrero de “agotada”. A medida que penetraba en la ciudad, iba viendo automóviles abandonados en posiciones anormales, con los triángulos rojos colocados en la ventanilla de atrás, señal que en otras ocasiones sería de avería, pero que significaba, ahora, casi siempre, falta de gasolina. Dos veces vio grupos de hombres empujando automóviles encima de las aceras, con grandes gestos de irritación, bajo la lluvia que no había parado todavía.

Cuando finalmente llegó a la calle donde vivía, tuvo que imaginarse cómo iba a llamar a su mujer. Detuvo el coche enfrente del portal, desorientado, casi al borde de otra crisis nerviosa. Esperó que sucediese el milagro de que su mujer bajase por obra y merecimiento de su silenciosa llamada de socorro. Esperó muchos minutos, hasta que un niño curioso de la vecindad se aproximó y pudo pedirle, con el argumento de una moneda, que subiese al tercer piso y dijese a la señora que allí vivía que su marido estaba abajo esperándola, en el coche. Que acudiese deprisa, que era muy urgente. El niño subió y bajó, dijo que la señora ya venía y se apartó corriendo, habiendo hecho el día.

La mujer bajó como siempre andaba en casa, ni siquiera se había acordado de coger un paraguas, y ahora estaba en el umbral, indecisa, desviando sin querer los ojos hacia una rata muerta en el bordillo de la acera, hacia la rata blanda, con el pelo erizado, dudando en cruzar la acera bajo la lluvia, un poco irritada contra el marido que la había hecho bajar sin motivo, cuando podía muy bien haber subido a decirle lo que quería. Pero el marido llamaba con gestos desde dentro del coche y ella se asustó y corrió. Puso la mano en el picaporte, precipitándose para huir de la lluvia, y cuando por fin abrió la puerta vio delante de su rostro la mano del marido abierta, empujándola sin tocarla. Porfió y quiso entrar, pero él le gritó que no, que era peligroso, y le contó lo que sucedía, mientras ella, inclinada, recibía en la espalda toda la lluvia que caía y el pelo se le desarreglaba y el horror le crispaba toda la cara. Y vio al marido, en aquel capullo caliente y empañado que lo aislaba del mundo, retorciéndose entero en el asiento para salir del coche sin conseguirlo. Se atrevió a cogerlo por el brazo y tiró, incrédula, y tampoco pudo moverlo de allí. Como aquello era demasiado horrible para ser creído, se quedaron callados mirándose, hasta que ella pensó que su marido estaba loco y fingía no poder salir. Tenía que ir a llamar a alguien para que lo examinase, para llevarlo a donde se tratan las locuras. Cautelosamente, con muchas palabras, le dijo a su marido que esperase un poquito, que no tardaría, iba a buscar ayuda para que saliese, y así incluso podían comer juntos y ella llamaría a la oficina diciendo que estaba acatarrado. Y no iría a trabajar por la tarde. Que se tranquilizase, el caso no tenía importancia, que no tardaba nada.

Pero, cuando ella desapareció en la escalera, volvió a imaginarse rodeado de gente, la fotografía en los periódicos, la vergüenza de haberse orinado por las piernas abajo, y esperó todavía unos minutos. Y mientras arriba su mujer hacía llamadas telefónicas a todas partes, a la policía, al hospital, luchando para que creyesen en ella y no en su voz, dando su nombre y el de su marido, y el color del coche, y la marca, y la matrícula, él no pudo aguantar la espera y las imaginaciones, y encendió el motor. Cuando la mujer volvió a bajar, el automóvil ya había desaparecido y la rata se había escurrido del bordillo de la acera, por fin, y rodaba por la calle inclinada, arrastrada por el agua que corría de los desagües. La mujer gritó, pero las personas tardaron en aparecer y fue muy difícil de explicar.

Hasta el anochecer el hombre circuló por la ciudad, pasando ante gasolineras sin existencias, poniéndose en colas de espera sin haberlo decidido, ansioso porque el dinero se le acababa y no sabía lo que podía suceder cuando no tuviese más dinero y el automóvil parase al lado de un surtidor para recibir más gasolina. Eso no sucedió, simplemente, porque todas las gasolineras empezaron a cerrar y las colas de espera que aún se veían tan sólo aguardaban el día siguiente, y entonces lo mejor era huir para no encontrar gasolineras aún abiertas, para no tener que parar. En una avenida muy larga y ancha, casi sin otro tránsito, un coche de la policía aceleró y le adelantó y, cuando le adelantaba, un guardia le hizo señas para que se detuviese. Pero tuvo otra vez miedo y no paró. Oyó detrás de sí la sirena de la policía y vio también, llegado de no sabía dónde, un motociclista uniformado casi alcanzándolo. Pero el coche, su coche, dio un ronquido, un arranque poderoso, y salió, de un salto, hacia delante, hacia el acceso a una autopista. La policía lo seguía de lejos, cada vez más de lejos, y cuando la noche cerró no había señales de ellos y el automóvil rodaba por otra carretera.

Sentía hambre. Se había orinado otra vez, demasiado humillado para avergonzarse,. Y deliraba un poco: humillado, humillado. Iba declinando sucesivamente alternando las consonantes y las vocales, en un ejercicio inconsciente y obsesivo que lo defendía de la realidad. No se detenía porque no sabía para qué iba a parar. Pero, de madrugada, por dos veces, aproximó el coche al bordillo e intentó salir despacito, como si mientras tanto el coche y él hubiesen llegado a un acuerdo de paces y fuese el momento de dar la prueba de buena fe de cada uno. Dos veces habló bajito cuando el asiento lo sujetó, dos veces intentó convencer al automóvil para que lo dejase salir por las buenas, dos veces en el descampado nocturno y helado donde la lluvia no paraba, explotó en gritos, en aullidos, en lágrimas, en ciega desesperación. Las heridas de la cabeza y de la mano volvieron a sangrar. Y sollozando, sofocado, gimiendo como un animal aterrorizado, continuó conduciendo el coche. Dejándose conducir.

Toda la noche viajó, sin saber por dónde. Atravesó poblaciones de las que no vio el nombre, recorrió largas rectas, subió y bajó montes, hizo y deshizo lazos y desenlazos de curvas, y cuando la mañana empezó a nacer estaba en cualquier parte, en una carretera arruinada, donde el agua de lluvia se juntaba en charcos erizados en la superficie. El motor roncaba poderosamente, arrancando las ruedas al lodo, y toda la estructura del coche vibraba, con un sonido inquietante. La mañana abrió por completo, sin que el sol llegara a mostrarse, pero la lluvia se detuvo de repente. La carretera se transformaba en un simple camino que adelante, a cada momento, parecía perderse entre piedras. ¿Dónde estaba el mundo? Ante los ojos estaba la sierra y un cielo asombrosamente bajo. Dio un grito y golpeó con los puños cerrado el volante. Fue en ese momento cuando vio que el puntero del depósito de gasolina estaba encima de cero. El motor pareció arrancarse a sí mismo y arrastró el coche veinte metros más. La carretera aparecía otra vez más allá, pero la gasolina se había acabado.

La frente se le cubrió de sudor frío. Una náusea se apoderó de él y lo sacudió de la cabeza a los pies, un velo le cubrió tres veces los ojos. A tientas, abrió la puerta para liberarse de la sofocación que le llegaba y, con ese movimiento, porque fuese a morir o porque el motor se había muerto, el cuerpo colgó hacia el lado izquierdo y se escurrió del coche. Se escurrió un poco más y quedó echado sobre las piedras. La lluvia había empezado a caer de nuevo.

 



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Junio 16, 2020



LO MÁS VISTO ♣ Junio 15, 2020

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Junio 15, 2020


 

CUANDO MAJUL FUE MAJUL

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Luis Majul fue amenazado y le reclama al presidente Alberto Fernández que contenga a la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner. Esto se debe a que recibió una serie de mensajes intimidatorios en su teléfono celular y ahora denuncia este peligro para con su persona. Como buen periodista investigativo, Majul señala que estas advertencias podrían haber sido enviadas por “un loquito suelto”, así como también por “algún incondicional de Cristina Kirchner”. Para algunos individuos como Majul -con microfonos disponibles- es fácil llegar al público y dirigentes, pero Majul no se preocupa cuando estas vilezas son sufridas por otras personas. Aquí reproducimos un contacto con el periodista de “La Cornisa” sucedido en Diciembre del año 2016:

 

Zunino, Lopérfido, Majul y Yo

 Por MARÍA FERREYRA KUSSMAN

Edi Zunino nació en 1963, es periodista, jefe de redacción de la revista Noticias (Editorial Perfil) y con motivo de la presentación de su libro “Cerrar la Grieta” se dejó caer por Pinamar, este bello pueblo-ciudad de veinte mil habitantes, distante a casi 400 kilómetros de la Capital Federal. “Cerrar la Grieta” -esta fisura tan en boca de los argentinos, últimamente- es una colección de reportajes con reconocidas autoridades del país.

Junto a su interlocutor, el también periodista Luis Majul, Zunino tomó el centro del escenario para pintar un panorama de la situación política actual e intercambiar opiniones con el público. Entre este, Darío Lopérfido ‘ministro de cultura de la ciudad de Buenos Aires. Cercano a este, yo, ciudadana hambrienta de sabiduría y con un par de preguntas cuyas respuestas ya conocía (Aunque siempre es positivo tener una segunda opinión)

 Para romper el hielo, Zunino descerrajó frases como “La grieta no se hace de un día para el otro, pero siempre hay uno que la profundiza” acerca de la división creada por el gobierno Kirchner. Su análisis pasó por la idea de que el presidente Macri debe demostrar que no es De La Rúa y que los gobiernos no Peronistas tuvieron que utilizar una pizca de autoridad para mantenerse en el poder. Con interés observé que Lopérfido -en su momento de habla- arrojó críticas duras hacia el mandato Kirchner, sus actos de violencia y a la explotación de la década del setenta, exaltándola “Lo cual es una mentira” afirmó.  También firme fue su posición con respecto al Peronismo: “No hay que olvidarse que el peronismo surgió como un golpe de Estado”

Pacientemente aguardé el instante de ruedas de preguntas, en donde dejé en el aire el débil trato del tema de los presos políticos o prisioneros ilegales en Argentina, por parte de la prensa. Zunino pidió la ampliación de mi curiosidad.

-Hay casos como el de Félix Madrid, un policía que participó activamente en un operativo contra ladrones de un banco. El mismo fue ejemplar y constatado por el fallecido fiscal Strassera como ejemplar, fueron sentenciados y encarcelados… hasta que el gobierno Kirchner descubrió que los delincuentes pertenecían a la agrupación Tupamaros y la historia cambió. Ahora, es Madrid quien deambula en una prisión por llevar a cabo -y de manera impecable-  su deber de servidor público.

En este punto, mi retórica no habrá sido de interés para el periodista Luis Majul quién con una seña pidió que el micrófono pasara de mano o cortaran el sonido, por lo que decidí continuar “a capella”

-Mi esposo está en prisión por una causa armada por el ex fiscal Abel Córdoba y el periodista Diego Martínez, de página 12 -continué, y en honor a la verdad, siendo seguida atentamente por Zunino y Lopérfido- Estos, por ejemplo, indujeron a un testigo que ante este ex fiscal mencionó el nombre de mi marido, pero ante un tribunal oral menciona otro nombre.

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Lopérfido fue aplaudido. Y fue aplaudido cuando -sin temor- denunció que los juicios de los mal llamados casos de lesa humanidad “son juicios de venganza” en donde muchos detenidos pasan más de siete años sin ser llevados a un tribunal para dilucidar el pleito.

Tampoco intento crearme el mote de obsesiva y entiendo que otros espectadores poseían otras preguntas y atracción por otras problemáticas, de manera que me llamé a silencio durante el resto de la disertación. Luego de finalizada la misma, tuve oportunidad de asistir a pequeños diálogos como el protagonizado por Zunino y Lopérfido. Este último sostenía el abuso de los Kirchner en cuanto a las actuaciones del Poder Judicial.

-Los Kirchner son los responsables de la detención ilegal de mi esposo -dije sin expresar nada nuevo.

-Los Kirchner no -intentó corregir Zunino.

-Los Kirchners -repitió Loperfido- No nos engañemos…

-La justicia.

-La justicia K -sentenció el ministro de cultura metropolitano.

Sentí que era un momento para invitarme y continuar terciando en la conversación señalando que el periodista Edi Zunino había declarado que en este país No hay perseguidos.

-No -se apresuró Zunino- yo lo dije en otro contexto.

-Está bien -admití con una diplomacia conveniente- En cualquier contexto, hay perseguidos.

-Vos te referís a los militares…

-No, no -traté de aclarar- Me refiero a uniformados. En esta situación hay militares, policías, miembros del servicio penitenciario, etcétera.

Tanto el joven periodista Edi Zunino como el funcionario Darío Lopérfido comentaron que echarían un vistazo al manuscrito sobre la situación de Claudio A. Kussman -el compañero de toda mi vida- Asimismo a PrisioneroEnArgentina.com qué relata las vicisitudes de otros “perseguidos”

-Es un canje -le advertí a un sonriente Edi Zunino- Compro su libro, usted se lo dedica a mi esposo y usted me promete leer estas páginas (Pitch a Periodistas) que son un resumen de las arbitrariedades que sufrió y sufre Claudio Kussman, mi esposo.

Debo decir que la aceptación fue buena, como debería ser siempre entre ciudadanos pensantes. Tal vez un dejo de sombras haya sido la actitud de Majul, a quién le deben seducir historias de vidas más glamorosas que las de un hombre inocente, injustamente encarcelado. Y está en su Derecho.

 


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Junio 15, 2020 (Nota original Enero 16, 2016)


 

La condena del ciudadano estadounidense Paul Whelan en Rusia

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 Por Michael R. Pompeo, Secretario de Estado de Estados Unidos

 

Estados Unidos está indignado por la decisión de un tribunal ruso hoy de condenar al ciudadano estadounidense Paul Whelan después de un juicio secreto, con evidencia secreta y sin los permisos apropiados para los testigos de la defensa.

 

Whelan

Tenemos serias preocupaciones de que el Sr. Whelan se haya visto privado de las garantías de un juicio justo que Rusia debe proporcionarle de conformidad con sus obligaciones internacionales de derechos humanos.

 

El tratamiento de Paul Whelan a manos de las autoridades rusas ha sido terrible.

 

Rusia no proporcionó al Sr. Whelan una audiencia imparcial ante un tribunal independiente e imparcial; y durante su detención ha puesto en riesgo su vida al ignorar su condición médica de larga data; e inconcebiblemente lo mantuvo aislado de familiares y amigos.

 

Exigimos la liberación inmediata de Paul Whelan.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 15, 2020


 

El nuevo brote de coronavirus de China hace que Beijing adopte medidas de ‘tiempo de guerra’

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Beijing está reintroduciendo estrictas medidas de confinamiento y lanzando pruebas masivas después de que surgió un grupo de nuevos casos de coronavirus en el mercado de alimentos al por mayor más grande de la ciudad, lo que generó temores de un resurgimiento del brote mortal.

La capital china reportó 36 nuevos casos de Covid-19 ayer domingo lo que eleva el número total a 79 desde que se informó una infección de transmisión local el 12 de junio por primera vez en casi dos meses, según la Comisión Nacional de Salud.

Los casos están vinculados al mercado de Xinfadi en el suroeste de la ciudad, que abastece a la mayoría de las frutas y verduras frescas de la capital. El mercado, que también vende carne y mariscos, ha estado cerrado desde el sábado.

El brote ya se ha extendido a las provincias de Liaoning y Hebei, donde se encontró que un total de cinco casos nuevos eran contactos cercanos de pacientes en Beijing.

Los medios estatales chinos han promocionado en repetidas ocasiones las medidas efectivas de China para contener el virus a medida que aumentaba el número de infecciones y muertes en el extranjero, en contraste con su éxito con los fracasos de los gobiernos occidentales, especialmente los Estados Unidos.

 


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Junio 15, 2020


 

¿Qué tan bueno era Borges?

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Al preguntar quien es el mejor escritor argentino de todos los tiempos se tiende a contestar Borges, sin dudar. Pero es dudoso que muchos connacionales lo hayan leído. Obviamente no el presidente de su país, que lo catalogó de ‘novelista’. Otra pregunta a contestar es: ¿Qué tan bueno Borges era?

Jorge Luis Borges, el escritor argentino que ayer -treinta y cuatro años atrás- había dejado de existir, fue uno de los narradores latinoamericanos más admirados del siglo XX. También fue uno de los primeros contribuyentes al realismo mágico, un género de literatura en el que lo anormal se presenta a los lectores junto con lo mundano.

Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo fue un escritor argentino de cuentos, ensayista, poeta y traductor, y una figura clave en la literatura universal y en español. Nacido: 24 de agosto de 1899, Buenos Aires, Argentina. Fallecido: 14 de junio de 1986, Ginebra, Suiza

Borges era un maestro de la técnica. Su especialidad era imaginar novelas enteras, enciclopedias o incluso bibliotecas, y luego revisarlas como para burlarse de los críticos literarios. Uno de sus cuentos más populares, ‘Pierre Menard, autor del Quijote’, se cuenta desde la posición de un hombre que lee la obra del autor ficticio Pierre Menard. Menard creía que al sumergirse a fondo en la vida de Miguel de Cervantes, el poeta español del siglo XVII que escribió Don Quijote, naturalmente producirá obras idénticas. Menard resulta tener razón, pero la era moderna diferencia su prosa de la de Cervantes.

En otra historia, Borges describe un encuentro ficticio con Ireneo Funes, un niño que comienza a percibir las cosas en su totalidad (y recordarlas también) después de caerse de un caballo. Entre otros esfuerzos, Funes desea crear un “sistema de enumeración” en el que cada entero recibe un nombre específico. El narrador de Borges le dice que esto no tiene sentido, pero pronto se da cuenta de que Funes es incapaz de lo que él llama “pensamiento”, y más asombrosamente, que el niño podrá recordar cada palabra y gesto de su reunión.

Quizás lo que separó a Borges de sus contemporáneos fue su alcance creativo. Sus narraciones casaron textos inexistentes con personajes inexistentes y los pusieron a ambos en su mundo “real” cada vez más difícil de definir. Algunos críticos han conjeturado que la ceguera, que lo superó cuando tenía cincuenta años, podría haber tenido algo que ver con su juego intelectual: podría ser que, forzado a vivir en un ambiente de retoques puramente conceptuales, Borges prosperó.

El estilo de Borges suscitó problemas para los biógrafos. ‘Borges: A Life’ de Edwin Williamson implica que los saltos filosóficos del argentino fueron tan importantes para su desarrollo como lo fueron sus experiencias físicas, y esto lo hizo completamente intangible, al igual que las figuras que aparecen en sus historias. Tal vez, al final, así es como le hubiera gustado.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 15, 2020


 

Apoyar a los Azules

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Después de que las protestas pacíficas y los disturbios violentos comenzaron a dominar los titulares y las redes sociales hace un par de semanas, Kristen Krutz comenzó a pensar en una forma de mostrar apoyo a la policía.

Krutz, agente de bienes raíces de Trinity -ciudad cercana a Tampa- ,  consideró enviar rosas azules a las agencias policiales locales o dejar café en las estaciones de policía. Preguntó a algunos de los agentes de la ley que conoce en otros estados cómo podría ayudar.

“Varias personas me dijeron lo mismo, y sigo escuchando las palabras de este sargento en mi cabeza”, dijo Krutz, de 36 años. “” Estos tipos solo necesitan escuchar que Estados Unidos todavía los apoya “.

Así que a Krutz se le ocurrió la idea para el mitin “Back the Blue” (Apoyar a los Azules) llevado a cabo ayer sábado en Tampa.


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 15, 2020


 

Mario Sandoval, cleptocracia y terroristas en el poder

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Zaffaroni, Canicoba Corral, periodistas sedientos de pauta publicitaria, libertad de expresión y otros temas que hacen a la actualidad nacional, abordados por el profesor Mario Sandoval.

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Zaffaroni
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Entrevista a Mario Sandoval

 

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Canicoba Corral
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PrisioneroEnArgentina.com

Junio 16, 2020


 

Casi un Fahrenheit

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La lista de libros prohibidos es enorme, y las razones de su exclusión varían, pero los libros con contenido sexual, uso de drogas o imágenes violentas están prohibidos con mayor frecuencia, independientemente de su valor literario. Aquí están las 10 obras clásicas de ficción más prohibidas en el siglo XX, y un resumen sobre por qué cada una se consideró controvertida.


 

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“El gran Gatsby”, F. Scott Fitzgerald
 Gatsby, el clásico de la era del jazz y el charleston de Fitzgerald, es uno de los libros más prohibidos de todos los tiempos. La historia del playboy Jay Gatsby y el blanco de su afecto, Daisy Buchanan, fue “desafiada” en 1987, por Baptist College en Charleston, Carolina del Sur, debido a “lenguaje y referencias sexuales en el libro”.

“El guardián entre el centeno”, de J.D. Salinger
La historia de la corriente de conciencia de la mayoría de edad de Holden Caulfield ha sido durante mucho tiempo un texto controvertido para los lectores jóvenes. Un maestro de Oklahoma fue despedido por asignar a El Guardián a una clase de inglés de 11 ° grado en 1960, y numerosas juntas escolares lo han prohibido por su idioma (Holden habla en voz alta sobre la palabra “F” en un punto) y el contenido sexual.

“Las uvas de la ira”, de John Steinbeck
La novela ganadora del Premio Pulitzer de John Steinbeck que cuenta la historia de la familia migrante Joad ha sido quemada y prohibida por su idioma desde su lanzamiento en 1939. Incluso fue prohibida por un tiempo por el condado de Kern, California, que es donde terminan los Joad. porque los residentes del condado de Kern dijeron que era “obsceno” y calumnioso. 

“Matar a un ruiseñor”, de Harper Lee
Esta historia de racismo ganadora del Premio Pulitzer en 1961 en el sur profundo, contada a través de los ojos de una joven llamada Scout, ha sido prohibida principalmente por el uso del lenguaje, incluida la palabra “N”. Un distrito escolar en Indiana desafió “Matar a un ruiseñor” en 1981, porque afirmaba que el libro representaba “racismo institucionalizado bajo la apariencia de buena literatura”. Lee relata la historia de una persona de color llevada a juicio por un crimen que no cometió,

“El color púrpura”, de Alice Walker
Las representaciones gráficas de la novela sobre violación, racismo, violencia contra las mujeres y sexo lo han prohibido en las juntas escolares y bibliotecas desde su lanzamiento en 1982. Otro ganador del Premio Pulitzer, “The Color Purple” fue uno de más de una docena de libros. desafiado en Virginia en 2002 por un grupo que se hacía llamar Padres contra los libros malos en las escuelas, nombre rebuscado si los hay…

Lo cierto es que Walker y su libro retratan la opresión a la que fueron sometidas las mujeres negras.

 

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“Ulises”, de James Joyce
La novela épica de la corriente de conciencia, considerada la obra maestra de Joyce, fue inicialmente prohibida por lo que los críticos veían como su naturaleza pornográfica. En 1922, los funcionarios postales de Nueva York confiscaron y quemaron 500 copias de la novela. El asunto terminó en la corte, donde un juez dictaminó que Ulises debería estar disponible, no solo sobre la base de la libertad de expresión, sino porque lo consideró “un libro de originalidad y sinceridad de tratamiento, y que no tiene el efecto de promover lujuria.”

“Amada”, de Toni Morrison
La novela, que cuenta la historia del esclavo liberado Sethe, ha sido desafiada por sus escenas de violencia y material sexual. Toni Morrison ganó el Premio Pulitzer, en 1988, por este libro, que continúa siendo cuestionado y prohibido. Más recientemente, un padre cuestionó la inclusión del libro en una lista de lectura de inglés de la escuela secundaria, alegando que la violencia sexual representada en el libro era “demasiado extrema para los adolescentes”. Como resultado, el Departamento de Educación de Virginia creó una política que requiere la revisión de contenido sensible en los materiales de lectura.

“El señor de las moscas”, de William Golding
Esta historia de escolares varados en una isla desierta a menudo está prohibida por su lenguaje “vulgar” y violencia por sus personajes. Fue desafiado en una escuela secundaria de Carolina del Norte en 1981 porque se consideraba “desmoralizante en la medida en que implica que el hombre es poco más que un animal”. (Los hombres somos animales humanos…)

“1984”, de George Orwell
El futuro distópico en la novela de Orwell de 1949 fue escrito para representar lo que él vio como serias amenazas a las libertades individuales de la entonces Unión Soviética. Sin embargo, fue desafiado en un distrito escolar de Florida en 1981 por ser “pro-comunista” (Por algo Florida es Florida) y tener “asuntos sexuales explícitos”.

“Lolita”, de Vladmir Nabokov
No es de extrañar que la novela de Nabokov de 1955 sobre la relación sexual de Humbert Humbert de mediana edad con la adolescente Dolores, a quien llama Lolita, haya levantado algunas cejas. Se ha prohibido como “obsceno” en varios países, incluidos Francia, Inglaterra y Argentina, desde su lanzamiento hasta 1959, y en Nueva Zelanda hasta 1960.

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Palabra “N” (Nigger) La palabra se originó en el siglo XVIII como una adaptación del negro español, un descendiente del adjetivo latino niger, que significa negro. Hoy es un término considerado despectivo al dirigirse a personas de color.

Palabra “F” (Fuck) La palabra tiene cognados probables en otros idiomas germánicos, como el alemán ficken (a la mierda); Fokken holandés (criar, engendrar); fukka noruego dialectal (para copular) y focka sueca dialectal (para golpear, copular)

 

 


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Junio 15, 2020


 

Gloria al Regimiento de Infantería Mecanizado 8 – Libertos

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Libertos

Soldados de la Patria naciente

Alma insigne en la gesta de los Andes

Que creíste en la libertad americana

Nacida del valor

En oda magnífica de Libertad

Así dejaste tu vida en manos del Gran Capitán

Valiente pecho y rostro moreno

Redoblaste el paso

Desde tu varonil entraña

Consciente de una naciente tierra

Que emancipar

Con paso firme desfilaste con honor

Al son de pífanos tambor y corneta

No mezquinaste

La vida toda, en su solo bastión

Con tu sangre ardiente

No trepidaste al empuñar el fusil y calar tu bayoneta

No te inmuto el tronar del godo cañón

Ni sangre derramar

Con el amor al terruño absuelto

Erguido diste vista ante el San Martín de Chacabuco

Y con tú surco ardiente llegaste el Perú

 Salió el Sol de la redención

¡¡LIBERTO!!

por el amor a una Patria nueva

Y para siempre de todos

Fuera los godos estallaron tu grito

Y a la América diste tu cuota de emancipación

La historia te reclama de norte a sur

Hoy otros y mismos Libertos

Se consagraron como tu hiciste

En las irredentas Malvinas, tras también

El rugiente cañón del enemigo

como sus ancestros y amor patricio

sus pechos henchidos de valor y tus glorias

dieron cara por la Libertad en el campo del honor

LIBERTO

Tu esencia es no claudicar ante el revés

Siempre adelante, y paso firme al son del tambor

Fuiste justo al llamado de la Patria y su Libertad

Tu oscuro rostro da claridad a la patriada

LIBERTO

Diste por un Valor todos tus Valores

Incluyendo la Vida

LA LIBERTAD

Liberto Carlos del Señor Hidalgo Garzón

13 de junio de 2010


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Junio 15, 2020