La Inteligencia de Israel estuvo recogiendo durante años enormes volúmenes de información para identificar a los combatientes del grupo chiita Hezbolá y atacarlos.
Las declaraciones de varios funcionarios y exfuncionarios señalan que Israel logró asesinar al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, solo después de cambiar “la profundidad y calidad de los datos de inteligencia en los que Israel ha podido confiar”. Los informantes indicaron que tras el 2006, cuando Israel no pudo derrotar al grupo chiita, se produjo una “reorientación a gran escala de los esfuerzos de Israel para recopilar información de inteligencia”.
Así, Miri Eisin, exagente de la Inteligencia israelí, señaló que los servicios de espionaje del país hebreo empezaron a vigilar no solo el ala militar de Hezbolá, sino “sus ambiciones políticas” y sus lazos con la Guardia Revolucionaria iraní y el presidente de Siria, Bashar al Asad.
Los agentes de la Inteligencia de Israel aprovecharon también el conflicto en Siria, en el que Hezbolá participó para apoyar a Al Asad. En medio de sus refuerzos para reclutar a más combatientes, el grupo chiita se hizo “más vulnerable frente a los espías israelíes que colocaban agentes o buscaban a posibles desertores”.
Financial Times señala que “la guerra en Siria también creó una fuente de datos”, algunos de los cuales estaban disponibles para los espías israelíes. De esta manera, los agentes del país hebreo usaron los obituarios para obtener información y así saber, por ejemplo, cuál era la ciudad natal de los combatientes. También analizaron sus círculos de amigos a partir de la publicación de las noticias de sus defunciones en las redes sociales. “Los funerales eran aún más reveladores, y a veces sacaban de las sombras a altos dirigentes, aunque fuera brevemente”, indica.
Al mismo tiempo, creció la ventaja técnica de Israel “con satélites espía, drones sofisticados y capacidades de ciberpiratería que convierten los teléfonos móviles en dispositivos de escucha”.
Mientras aumentaba el volumen de datos obtenidos, en Israel crearon un algoritmo para “escudriñar ‘terabytes’ de imágenes visuales para encontrar los más mínimos cambios, con la esperanza de identificar un artefacto explosivo improvisado al borde de una carretera, un respiradero sobre un túnel o la repentina adición de un refuerzo de hormigón, lo que indica que hay un búnker”.
Los servicios de Inteligencia de Israel vigilaron los movimientos de cualquier combatiente de Hezbolá utilizando diversos dispositivos que lo rodeaban, como el teléfono móvil de su mujer, su coche, un dron que lo sobrevolaba, una cámara de vigilancia ‘hackeada’ o incluso su voz grabada por el micrófono del mando a distancia de un televisor moderno, señalaron las fuentes del diario.
“Israel tenía muchas capacidades, muchos datos de inteligencia almacenados esperando a ser utilizados. […] Podríamos haber usado estas capacidades hace mucho más tiempo durante esta guerra, pero no lo hicimos”, indicó un exfuncionario.
Además, un funcionario israelí indicó a Financial Times que, días después de que se produjera el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, la aviación israelí fue desplegada para atacar el lugar donde se encontraba Nasrallah, pero el bombardeo fue cancelado por exigencias de EE.UU.
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La Inteligencia de Israel estuvo recogiendo durante años enormes volúmenes de información para identificar a los combatientes del grupo chiita Hezbolá y atacarlos.
Las declaraciones de varios funcionarios y exfuncionarios señalan que Israel logró asesinar al líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, solo después de cambiar “la profundidad y calidad de los datos de inteligencia en los que Israel ha podido confiar”. Los informantes indicaron que tras el 2006, cuando Israel no pudo derrotar al grupo chiita, se produjo una “reorientación a gran escala de los esfuerzos de Israel para recopilar información de inteligencia”.
Así, Miri Eisin, exagente de la Inteligencia israelí, señaló que los servicios de espionaje del país hebreo empezaron a vigilar no solo el ala militar de Hezbolá, sino “sus ambiciones políticas” y sus lazos con la Guardia Revolucionaria iraní y el presidente de Siria, Bashar al Asad.
Los agentes de la Inteligencia de Israel aprovecharon también el conflicto en Siria, en el que Hezbolá participó para apoyar a Al Asad. En medio de sus refuerzos para reclutar a más combatientes, el grupo chiita se hizo “más vulnerable frente a los espías israelíes que colocaban agentes o buscaban a posibles desertores”.
Financial Times señala que “la guerra en Siria también creó una fuente de datos”, algunos de los cuales estaban disponibles para los espías israelíes. De esta manera, los agentes del país hebreo usaron los obituarios para obtener información y así saber, por ejemplo, cuál era la ciudad natal de los combatientes. También analizaron sus círculos de amigos a partir de la publicación de las noticias de sus defunciones en las redes sociales. “Los funerales eran aún más reveladores, y a veces sacaban de las sombras a altos dirigentes, aunque fuera brevemente”, indica.
Al mismo tiempo, creció la ventaja técnica de Israel “con satélites espía, drones sofisticados y capacidades de ciberpiratería que convierten los teléfonos móviles en dispositivos de escucha”.
Mientras aumentaba el volumen de datos obtenidos, en Israel crearon un algoritmo para “escudriñar ‘terabytes’ de imágenes visuales para encontrar los más mínimos cambios, con la esperanza de identificar un artefacto explosivo improvisado al borde de una carretera, un respiradero sobre un túnel o la repentina adición de un refuerzo de hormigón, lo que indica que hay un búnker”.
Los servicios de Inteligencia de Israel vigilaron los movimientos de cualquier combatiente de Hezbolá utilizando diversos dispositivos que lo rodeaban, como el teléfono móvil de su mujer, su coche, un dron que lo sobrevolaba, una cámara de vigilancia ‘hackeada’ o incluso su voz grabada por el micrófono del mando a distancia de un televisor moderno, señalaron las fuentes del diario.
“Israel tenía muchas capacidades, muchos datos de inteligencia almacenados esperando a ser utilizados. […] Podríamos haber usado estas capacidades hace mucho más tiempo durante esta guerra, pero no lo hicimos”, indicó un exfuncionario.
Además, un funcionario israelí indicó a Financial Times que, días después de que se produjera el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, la aviación israelí fue desplegada para atacar el lugar donde se encontraba Nasrallah, pero el bombardeo fue cancelado por exigencias de EE.UU.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 1, 2024
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