“Ninguno de los tres poderes que presiden la organización social es capaz de causar el número de miserias con que los encargados de la autoridad judicial afligen a los pueblos cuando frustran el objeto de su institución”.
José de San Martín
Es sabido que la Argentina es de una originalidad nefasta pero creo que hemos logrado contagiar al mundo de nuestra extraña y suicida locura. El Brexit y el avance de los populismos nacionalistas y separatistas en Europa, que amenazan terminar con el período de paz y crecimiento más exitoso y prolongado de su historia, la paulatina degradación de los acuerdos climáticos y nucleares, la renovada guerra comercial entre Estados Unidos y China, el peligro de un nuevo conflicto armado con Irán, la probada incapacidad de la comunidad internacional para poner fin al desastre humanitario de Venezuela, etc., justifican esa creencia.
En el plano local, el denigrante espectáculo que ofrece el Poder Judicial, desde la Corte Suprema, en manos de una mayoría que tiende a garantizar impunidad a los saqueadores (debemos seguir evitándolo, como hicimos la semana anterior), pasando por la Cámara Federal de Casación, con miembros que se tiran en público de los pelos, y plagada de jueces inmorales e inexplicablemente enriquecidos, no deja de llamar la atención de toda la región, donde se avanza sin pausa contra la corrupción. No es para menos, ya que aquí esos mismos magistrados han conculcado, pese a que constituyen derechos constitucionales, los principios de igualdad ante la ley, inocencia, juez natural, ley anterior al hecho del proceso, ley más benigna para el acusado, limitación temporal a la prisión preventiva, insubsistencia de la acción penal por exceso de tiempo sometido a proceso, etc.
En otro orden de cosas, me parece rarísimo que la noticia más potencialmente dramática para nuestra economía haya pasado inadvertida. Me refiero al dictamen del Gobierno de los Estados Unidos, recomendando que se ventile en sus tribunales el juicio del fondo Bulford contra nuestro país; el proceso, relacionado con la expropiación de YPF –la ruinosa solución que Cristina Fernández eligió para enterrar en la impunidad de los robos de su marido muerto y sus testaferros-, nos puede costar otros US$ 5.000 millones (ya Axel Kiciloff pagó a Repsol US$ 10.000 millones), o $ 225.000 millones, al tipo de cambio actual.
Para tener una idea de la magnitud de esa cifra, recordemos que la Asignación Universal por Hijo cuesta al Estado, por año, $ 50.000 millones, o sea, casi cinco veces menos que el nuevo saqueo que engrosará el botín de los Kirchner, que están detrás de los acreedores.
Eso obliga a reiterar la curiosidad que constituye que Enrique y Sebastián Eskenazi no hayan sido siquiera llamados por la Justicia (en este caso, representada por los jueces Ariel Lijo y Claudio Bonadio) a dar alguna explicación, pues son los teóricos dueños de Petersen Energía, de España, que pertenece a su vez a una empresa homónima de Australia, cuyos propietarios hay que adivinar quiénes son realmente. Y esto reviste una gravedad inusitada porque, si se demuestra que todo el tema de YPF configuró un delito, el Estado tendría un fuerte argumento para respaldar su pretensión de que el juicio antedicho tramite ante los jueces argentinos.
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Enrique Eskenazi
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Lijo
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Bonadío
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Sebastián Eskenazi
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Ninguno de los magistrados intervinientes en las muchas causas de corrupción de la familia ex-presidencial se ha dignado visitar la faraónica tumba que Lázaro Báez construyó para su amigo Néstor, en Río Gallegos. Si eran tan íntimos como para que éste edificara semejante mausoleo, y se hiciera cargo de su “seguridad” durante años, ¿cómo sostiene ahora su viuda que nada sabía sobre esa relación, sobre todo por los enormes beneficios que ésta generó para sus deudos?
La foto de Cristina Fernández sentada entre sus cómplices juzgados por defraudar al Estado por cifras siderales, apareció en la tapa de los diarios de todo el mundo. Mostraron a una mujer que registra nada menos que once procesamientos y cinco pedidos de prisión preventiva, todos firmes y, pese a ello, se encuentra entre los candidatos mejor posicionados para alcanzar la primera magistratura.
¿Y qué decir de la decisión de este personaje al designarse sólo como Vicepresidente en una PASO consigo misma cuando, según las encuestas, vencería a Mauricio Macri en un ballotage por más de ocho puntos porcentuales?
Alberto Fernández, el elegido candidato a Presidente por su segunda (¡otro record mundial!), prueba en cada aparición su camaleónico proceder. Después de despotricar durante años contra la sucesora de Néstor, acusándola de hechos gravísimos (memorándum con Irán, Nisman, Ciccone, Boudou, pobreza, Indec, etc.), sin pudor alguno ahora acepta, se abraza con la hermana Alicia, recibe regalos de Rudy Ulloa Igor y amenaza a los jueces (muchos de ellos alumnos suyos en la facultad y todos designados durante el kirchnerismo) que avanzan contra la corrupción.
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Cristina Fernández de Kirchner
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Alberto Fernández de Kirchner
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Kicilof
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Baéz
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Alicia Kirchner
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Nada puede sorprender en este personaje, cuya ausencia entre los acusados por las defraudaciones también asusta, ya que fue Jefe de Gabinete de ambos presidentes y cofirmante de todas sus resoluciones; a pesar de tener su despacho al lado, nunca vio los bolsos trajinados, por padecer de la misma ceguera que afectó a todos sus sucesores.
El jueves, a una pregunta de amigos, respondí que, si no fuera argentino, estaría más que divertido contemplando lo que aquí sucede, una verdadera ópera bufa; como nací y vivo aquí, no puedo más que llorar ante la tragedia nacional.
Pese a todo, ¡feliz Día de la Patria!
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
El martes 12 de marzo, a las 19:00 hs., se presentará en sociedad el Partido de la Austeridad y la Decencia (P.A.D.), en la Avda. Quintana 161, de la ciudad de Buenos Aires.
En esa reunión, serán expuestos los principios a los que adhiere y que llevan a la necesidad de su creación, y la plataforma política a la cual ceñirá su desempeño.
Lo invitamos calurosamente a acompañarnos en el lanzamiento y a participar en el debate que, seguramente, se generará. No se requiere vestimenta formal.
Los doctores Francisco Benard y Enrique G. Avogadro, y que contaría con la participación de la diputada Elisa María Avelina Carrió, preparan una marcha a ser llevada a cabo en el mes de Marzo. La misma promovería un ataque a la corrupción en la cual se encuentra inmersa la República Argentina, o lo que queda de ella.
En los próximos días, los letrados brindarán más información.
Hoy le propongo integrar un nuevo partido político, cuyas bases acompaño; actuará aliado a Cambiemos, y nunca presentará candidatos a cargos ejecutivos, salvo municipales. La idea es probar que somos muchos los que pensamos así e ir creciendo, para poder imponer democráticamente nuestros principios y criterios. Se trata sólo de un borrador elemental y, claro, muchas propuestas requerirán de modificaciones en la Constitución y en los códigos. Le pido disculpas por la extensión, pero creo que el tema lo amerita; le ruego lo difunda para que, quienes lo deseen, puedan enviar sus sugerencias ya que, para formar el P.A.D., necesitaremos la adhesión del 4 ? del padrón de cada provincia.-
Sobre funciones del Estado
Se reducirá fuertemente el tamaño del Estado en todos sus niveles y se restringirán sus actividades a sus funciones específicas: salud, educación, infraestructura, seguridad, relaciones exteriores, justicia y defensa nacional; dejará de ejercer toda otra actividad económica.–
La ciudad de Buenos Aires incorporará a parte del Conurbano y la Provincia de Buenos Aires será dividida, de modo tal de que las jurisdicciones resultantes resulten equiparables en población y producto bruto interno; lo mismo se hará con el Partido de La Matanza.-
La mayoría de las provincias del resto del país serán unificadas en regiones, con un único gobernador y una única legislatura en cada región.-
La publicidad oficial, y sus costos, serán licitados y sus costos difundidos públicamente.-
Sobre Educación
Será suprimido el ingreso irrestricto a la universidad pública.-
La universidad pública dejará de ser gratuita, y sus estudiantes deberán mantener en ella un alto nivel de rendimiento académico, medido en materias aprobadas por año.-
El Estado determinará cuáles son las carreras universitarias prioritarias para las necesidades nacionales y, para ellas, se creará un sistema de becas para estudiantes aventajados y con escasos recursos, que les permita inclusive mantener a sus familia inmediata (esposa e hijos), garantizando así la igualdad de oportunidades.-
Se elevará a nivel universitario la carrera docente en todos sus niveles, y sólo podrán acceder a ella los mejores promedios en los exámenes de ingreso.-
En la escuela primaria, se pondrá en vigencia un régimen de licencias y vacancias que priorice a los alumnos, de modo tal que éstos mantengan su relación permanente con el maestro.-
Se destinará a aumentar el salario de los maestros la totalidad del producido por la eliminación de muchos cargos docentes duplicados, en proporción mayor a quienes presenten mejores resultados en la educación de sus alumnos.-
Se creará un ranking público de establecimientos educativos, públicos y privados, en todos los niveles, para permitir a los padres y alumnos optar por los mejores.-
Sobre Justicia
El Consejo de la Magistratura volverá a su composición original, reduciendo drásticamente el peso de la política en él.-
Se realizarán rápidos y públicos concursos para cubrir la totalidad de los cargos judiciales vacantes.-
Antes de su designación, los candidatos ternados deberán publicar su curriculum vitæ y su declaración de bienes, a valor real, en Internet.-
Los ascensos en la Justicia serán decididos por los pares de los candidatos, que son los que mejor los conocen, en votación secreta.-
Todos los jueces, cualquiera fuera el fuero o la jurisdicción en que se desempeñen, deberán rendir un examen público de actualización cada cinco años para permanecer en sus cargos.-
A ningún juez denunciado ante el Consejo de la Magistratura se le aceptará la renuncia hasta tanto la investigación correspondiente haya terminado.-
Se crearán, en todas las ciudades de hasta diez mil habitantes, juzgados y fiscalías para asuntos de menor cuantía y delitos cuya pena máxima no supere los dos años de prisión. Los cargos serán desempeñados por abogados elegidos por el voto popular entre los ciudadanos que residan en la jurisdicción, y su mandato durará cuatro años, con posibilidad de una única reelección.-
Sobre Economía
Estará prohibido al Estado emitir moneda, salvo para adquirir los dólares provenientes de la liquidación de exportaciones o canjear los billetes deteriorados.-
Se priorizará la construcción de obra pública, en especial ferrocarriles, puertos, vías navegables, caminos y autopistas, cloacas y tendido de redes de agua potable y gas natural.-
Se constituirá un fideicomiso en el exterior, bajo jurisdicción extranjera, para garantizar el cumplimiento de los contratos de inversores internacionales con el Estado, no la ganancia prevista.-
Luego de un período de transición previamente establecido y anunciado, se abrirá totalmente la economía nacional, de modo tal de fomentar la competencia internacional.-
Se otorgarán préstamos subsidiados para la reconversión industrial del país, de modo de habilitar su competencia por calidad, diseño y precio en los mercados más exclusivos del mundo.-
Se suprimirá el IVA para los alimentos de la canasta básica.-
Se simplificará enormemente el universo impositivo nacional, provincial y municipal, tendiendo a la reducción de la presión tributaria y se combatirá frontalmente la informalidad en las transacciones, con graves penas de cumplimiento efectivo para los transgresores.-
No habrá excepción alguna para el pago del impuesto a las ganancias.-
Se suprimirán las retenciones a la exportación y a la renta financiera, por ser duplicaciones del impuesto a las ganancias.-
Se suprimirá gradualmente el impuesto a los ingresos brutos y al cheque y los anticipos por renta presunta.-
Los balances de las empresas serán ajustados por inflación.-
Los impuestos y tasas serán calculadas tomando en cuenta el valor real de los bienes.-
Se combatirá férreamente la evasión impositiva, y se la sancionará con penas de cárcel de cumplimiento efectivo.-
Sobre Políticas laborales
Se suprimirá el aporte obligatorio de los trabajadores a los sindicatos.-
Las negociaciones paritarias se realizarán por cada rama de actividad, y no por sindicatos.-
Se establecerán como servicio público a la enseñanza, al transporte, a la justicia, a la seguridad y a la salud pública, prohibiendo la realización de huelgas y paros que impidan su normal prestación.-
Se reducirán fuertemente los costos laborales, y se reprimirá a quien recurra al trabajo no registrado, sea patrón, sea trabajador.-
Se priorizará la construcción de viviendas sociales dignas en el interior del país en zonas que carezcan de mano de obra laboral, dotándolas de servicios sanitarios, de educación y salud, y se impulsará la migración de habitantes de los conurbanos a esas nuevas urbanizaciones.-
Sobre Políticas sociales
Se garantizará a todos los niños del país una alimentación sana y equilibrada; el control será encomendado a entidades de bien público especializadas.-
Se censará a todos los habitantes que reciban algún subsidio directo del Estado, verificando el cumplimiento de las obligaciones de trabajo y escolarización que su otorgamiento conlleva.-
Sólo podrán acceder a esos subsidios las personas con residencia legal y real en el país.-
Se reemplazarán todos los planes sociales por trabajo efectivo en la obra pública.-
Se revisarán todas las pensiones por invalidez, anulando las falsas.-
Se analizarán todas las jubilaciones otorgadas sin haber aportado, y sólo se mantendrán aquéllas que beneficien a personas de bajos recursos.-
Se premiará a las familias de bajos recursos con pocos hijos.-
Se actualizará la edad para acceder a la jubilación al compás de la expectativa de vida, y se suprimirán todos los regímenes especiales en la materia, salvo aquéllos constituidos por aportes voluntarios y extraordinarios de los activos.-
Sobre Salud
La atención en los hospitales públicos continuará siendo gratuita para todos los pacientes, pero el costo de los servicios que se brinden deberá ser soportado por las obras sociales a los que éstos pertenezcan, sean éstas privadas, estatales o sindicales, o por las embajadas de sus países de origen.-
Sobre Migraciones
Se establecerá una política migratoria adecuada a las necesidades del país, incluyendo la localización de los residentes y priorizando el ingreso de quienes cuenten con la mejor educación y prohibiendo el de aquéllos que hubieran cometido delitos.-
Se establecerá un régimen sumamente estricto para el otorgamiento de la residencia en territorio nacional, y aún más agravado para la recepción de la ciudadanía.-
Se revisarán las ciudanías otorgadas en los últimos veinte años, y se cancelarán inmediatamente a aquéllos que no acrediten la residencia efectiva en el país.-
Sobre Seguridad
Se construirán cárceles de alta seguridad en terrenos fiscales aislados del centro de la Patagonia, destinadas a los procesados por narcotráfico, lavado de dinero, corrupción, cohecho y reincidentes en delitos graves.-
Se deportará de inmediato a los extranjeros que carezcan de residencia legal y sean condenados a prisión.-
Las policías locales y provinciales en ciudades con menos de diez mil habitantes serán comandadas por un vecino, elegido por el voto popular, por un período de cuatro años y una sola reelección, para facilitar el control por sus conciudadanos; orgánicamente, dependerán de las jefaturas de las fuerzas.-
El asesinato y las lesiones dolosas a los policías y miembros de las fuerzas de seguridad, cuando éstos se encuentren en actos de servicio, serán sancionados con reclusión perpetua.-
Sobre Narcotráfico
Se sancionará una ley que permita el derribo de aviones que se nieguen a identificarse y a aterrizar cumpliendo órdenes de las fuerzas de seguridad.-
Se incrementarán fuertemente las penas para los delitos de narcotráfico, y se prohibirá la excarcelación de los imputados y la reducción de penas a los condenados.-
Se reforzará y ampliará a otras zonas el apoyo logístico de las fuerzas armadas a las fuerzas de seguridad.-
Sobre Derechos humanos
Se creará un consejo auditor especial, conformado por los mejores juristas, para la revisión de todas las causas por corrupción y por delitos de “lesa humanidad” desde 1983 a la fecha; si fueran detectadas graves irregularidades en los procesos y en los fallos (sentencias írritas), serán denunciados los jueces que hayan actuado y se realizará un nuevo proceso con arreglo a derecho.-
Serán denunciados por privación ilegítima de la libertad todos los jueces que hubieran extendido por más de dos años (o tres, fundadamente) las prisiones preventivas de los imputados.-
Se dará a conocer la nómina completa de quienes han recibido indemnizaciones por el accionar de las fuerzas militares y de seguridad del Estado, detallando su monto y las razones invocadas en cada reclamo, y se iniciarán las acciones de recuperación en los casos en que hubiera habido pagos indebidos.-
Se reconocerá públicamente a los civiles que hayan sido víctimas de las acciones de las organizaciones guerrilleras.-
Sobre Defensa
Gradualmente, se reequipará a las fuerzas armadas y se las dotará de los elementos necesarios para transformarlas en cuerpos profesionales altamente eficientes y de rápida intervención, para garantizar la integridad territorial y la soberanía sobre los recursos naturales.-
Se incentivará la investigación y el desarrollo de tecnología, en especial aquélla luego aplicable a actividades civiles.-
Sobre Relaciones exteriores
Se orientará la política exterior a la búsqueda de servir a los intereses nacionales, inequívocamente identificada con el sistema capitalista en lo económico y con la democracia republicana en lo político, acrecentando la confiabilidad argentina en el mundo como base para el crecimiento del comercio y las inversiones.-
Sin desmedro de sus funciones políticas, se transformará a todos los consulados y embajadas en verdaderas oficinas de promoción de inversiones y venta de productos argentinos, actuando de consuno con los empresarios nacionales.-
Se fomentará la relación entre las provincias argentinas con sus vecinas extranjeras, integrando a los sectores productivos de ambos lados de la frontera.-
En los ascensos en la carrera diplomática se privilegiará a aquéllos que hubieran obtenido mejores resultados comerciales.-
Se redoblarán los reclamos por Malvinas, y se incentivará la presencia argentina en el Atlántico sur y en la Antártida, con vistas a la próxima caducidad del Tratado vigente.-
Se promoverá el giro del Mercosur desde su visión originalmente atlántica hacia el área de Asia-Pacífico, con especial acento en los mercados del sudeste asiático, India y Rusia.-
Sobre los Funcionarios
Las listas de candidatos a cargos electivos deberán ser acompañada por el curriculum vitæ y la declaración de bienes de cada postulante, que serán publicados en Internet.-
Ninguna persona podrá ejercer un cargo electivo por más de dos mandatos, incluyendo en ese régimen a los funcionarios de los entes públicos no estatales (sindicatos y asociaciones civiles).-
Todos los funcionarios, de todas las jurisdicciones, que hubieran ejercido cargos equivalentes a Director General o Nacional o superiores, serán sometidos a un “juicio de residencia” al finalizar su desempeño.-
Todo funcionario que fuera acusado de enriquecimiento ilícito tendrá que probar inmediatamente el origen legítimo de los bienes cuestionados y, quien no lograra hacerlo, será sometido a prisión preventiva efectiva durante todo el trámite del proceso penal.-
Todos los funcionarios del Estado, incluyendo a legisladores y jueces, deberán tributar el impuesto a los ingresos.-
Cada cámara legislativa y cada ministerio o secretaría de Estado dispondrá de una reducida flota de vehículos, los cuales deberán estar “ploteados” con el nombre de la repartición a la que pertenezcan, sólo podrán ser utilizados en funciones oficiales y sus recorridos serán controlados electrónicamente.-
Sobre los Legisladores
Los legisladores sólo percibirán, por todo concepto (incluyendo viáticos), un salario equivalente a un juez nacional de primera instancia.-
Los fueros que protegen a los legisladores sólo garantizarán la absoluta libertad de expresión de los miembros del Congreso y de las legislaturas en los debates de las cámaras. La detención de cualquiera de ellos se producirá con un fallo confirmado en segunda instancia.-
Los asesores del Congreso desempeñarán sus cargos sin percibir emolumento ni compensación alguna, y será reprimido con prisión todo tráfico de influencias; si, por temas específicos, requirieran de un asesoramiento puntual, deberán demostrar la especialización del candidato.-
Sobre los Empleados públicos
Se derogará el estatuto del empleado público, para permitir al Estado prescindir del personal innecesario e ineficiente.-
Se creará una escuela de administración pública, sólo se podrá ingresar a ella por exámenes de oposición y se impondrá la meritocracia para todos los ascensos.-
Sobre Ocupación del espacio público
Las protestas deberán respetar a rajatabla el derecho a circular libremente, y la ocupación ilegal del espacio público será reprimida con penas de prisión, de cumplimiento efectivo.-
Las personas que carezcan de permiso de residencia legal no podrán efectuar protestas, bajo pena de deportación inmediata.-
Todo atentado contra el patrimonio público, religioso o político será reprimido con prisión, de cumplimiento efectivo.-
Será detenido inmediatamente quien enmascare su rostro o porte elementos de agresión, y sometido a prisión efectiva.-
Bs.As., 6 Oct 18
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Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003
Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896
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El origen histórico del término “abogado” tiene sus raíces en la voz latina “advocatus” y en el verbo “advocare” que significa llamar. Siendo el abogado aquel que está llamado a representar a otro, a asumir su defensa y proteger sus intereses. Cuando un abogado asume la representación profesional de un cliente tiene el deber de realizar su labor con diligencia y responsabilidad, empleando para ello su conocimiento y habilidad en beneficio de su representado, sin que esto llegue a significar ni justifique de modo alguno el uso de cualquier medio para que su causa resulte ser la vencedora. El desempeño del abogado debe enmarcarse dentro de la ley, esencialmente en su espíritu y los propósitos que la originaron. Es indispensable que el abogado tenga plena conciencia de la importancia de su labor, como guardianes de la equidad y la justicia. Es que sobre el abogado recae el peso de propiciar y mantener un sistema de justicia eficaz y confiable, “ser instrumentos de hacer justicia”. Su labor se priorizapor ser la que se adentra en el ámbito de la justicia, de aquella justicia que más que ciencia de las leyes y de su aplicación es virtud, y nada menos que una de las virtudes cardinales. De aquella justicia que se hermana con la equidad, sujeta a la ley natural antes que a las leyes de los legisladores. De aquella justicia que equivale a rectitud, en cuanto a que es observación y fiel cumplimiento de las leyes morales. La justicia tiene, aún hoy, no solo la función de dar a cada uno lo suyo sino también la de deshacer entuertos, y eso es lo que impulsa el ánimo del abogado. Por eso un enorme abrazo en su día a todos los abogados que no debemos olvidar los que nos enseñó Juan Bautista Alberdi al decir a nuestro pueblo que la patria no es el suelo. Que tenemos suelo hace más de tres siglos, y solo tenemos patria desde 1810. La patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo bajo su enseña. Es por eso no debemos olvidar el papel y actuación de las universidades. El estudiante no puede ser un importe o tasación económica sino una esperanza y promisión de producción jurídica, sustentando y manteniendo las máximas y fundamentos básicos de la ética y la moral. Pensamiento y ponderación también apuntada y orientada a quienes cumplen una función jurisdiccional. Su doble misión de abogados y magistrados es aún más puntillosa e inefable que las demás. Es por ello que nunca debemos olvidarnos los fundamentos, raíces y orígenes de nuestros principios alberdianos. En américa latina es muy conocido el famoso “decálogo del abogado”, redactado por el eminente jurista uruguayo Eduardo Couture, que nos indica con esmerada precisión en algunas de sus frases que la abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas justas. Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia. Y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia ni paz. Feliz día del Abogado.
“El pesimista se queja del viento; el optimista espera
que cambie; el realista ajusta las velas”
William George Ward
No resulta difícil establecer la fecha de nacimiento de la verde marejada que golpea tan fuerte a nuestra economía ya que, a mi modo de ver, comenzó con la discusión en el H° Aguantadero de la muy suave (¿gradual?) reforma previsional, que tan violenta repercusión tuvo en la calle. En ese momento, todo el sistema armado por Cambiemos para lograr la famosa gobernabilidad, siempre anhelada cuando se trata de un gobierno en minoría y que tiene al peronismo en la oposición, un rol al que éste no está acostumbrado ni en el que se encuentre cómodo, saltó por el aire.
Hasta entonces, todos, absolutamente todos, estábamos convencidos de la fácil victoria de Mauricio Macri en 2019, lo que implicaría un verdadero cambio de paradigmas en la cultura política nacional, ya que se transformaría en el primer presidente no peronista en resultar reelecto desde que el Movimiento naciera, allá por 1945. A su vez, el triunfo cambiaría fuertemente la composición de las cámaras legislativas, con todo lo que eso significa en materia de poder real.
Pero apareció el cisne negro de la conferencia de prensa del 28 de diciembre del año pasado, en la cual fue declarada terminada la independencia del Banco Central, una condición esencial para generar confianza en los mercados internacionales, y todo se complicó definitivamente.
Luego, se juntaron aún más negros nubarrones -en realidad, fue la falta de ellos- sobre nuestro cielo económico y el repetido fenómeno de La Niña representó, con la sequía, un golpe monumental sobre nuestra balanza comercial; el aumento en las tasas de interés estadounidenses, las actuales guerras económicas de Donald Trump contra China y la Comunidad Europea y el brusco incremento en el precio del petróleo, todos hechos previsibles a partir de la mera lectura de los discursos del Presidente de Estados Unidos, produjeron una fenomenal aversión al riesgo de los inversores, que comenzaron a huir en masa de los países emergentes.
Esa fuga fue especialmente significativa respecto a la Argentina, fuertemente dependiente del financiamiento externo -nuestra economía no genera los dólares que gasta y la sociedad no parece tener ganas de aceptar esa verdad de Perogrullo-, con altísimas tasas de interés en pesos y muy escasas balas para una creciente especulación contra su propia moneda; para entender de qué estoy hablando, basta recordar que George Soros, en 1992, consiguió doblegar al propio Banco de Inglaterra, apostando a la baja de la libra esterlina, y embolsó US$ 1.000 millones en 24 horas.
Y allí el diablo de la política volvió a meter su cola, con la demagógica e impracticable ley mediante la cual todas las tribus de la oposición pretendieron retrotraer las tarifas de energía a valores de hace un año, un costo -traducido en nuevos subsidios- realmente impagable para el ya debilitado Estado. Mientras alzaba sus fervorosas manos populistas en los respectivos hemiciclos, las mismas que se niegan a aprobar la ley de extinción de dominio en la corrupción, el peronismo en pleno rogaba por veloz veto presidencial al disparate suicida; así, quedó bien con sus acongojados seguidores y, a la vez, no asumió parte del sideral golpe que hubiera significado para las finanzas de las provincias que gobierna. Pero, claro, desde la ventana desde la cual los inversores externos miran a nuestro país, el hecho quedó registrado como un nuevo aumento en la inseguridad jurídica, algo que sigue faltando a dos años y medio de gobierno de Cambiemos.
Los gremios tradicionales, que habían demostrado racionalidad en la negociación salarial del primer semestre, se ven ahora apretados por la realidad: los trabajadores han perdido poder adquisitivo por la inflación, en gran parte debida a la fortísima devaluación y, utilizando esa verdad como arma, la presión de la pinza formada por Hugo Moyano y la necesidad de frenar sus inconmensurables problemas judiciales, por un lado, y las organizaciones de izquierda que les roen los talones, por el otro. Ante la imposibilidad de mostrarse pasivos o faltos de reacción, se vieron obligados a convocar a un paro nacional que, por la adhesión de todas las ramas del transporte, adquirió una importante significación, aunque sólo sirviera para complicar aún más la situación.
Ante ese panorama, coloreado también por la baja en la ponderación de la imagen del Gobierno, en general, y de Mauricio Macri, en particular, el peronismo ha vuelto a acariciar la idea de forzar un ballotage y recuperar el poder en el año que viene. Con la natural preocupación generada por la posibilidad -no la probabilidad, que considero reducida- de tener que asumir el poder en estas condiciones, tuvo la prudencia de no sumarse al irracional griterío de la izquierda y del kirchnerismo, ahora de consuno con las organizaciones piqueteras de las más diversas filiaciones, contra el gigantesco apoyo financiero que recibió el Gobierno del FMI, respaldado e impulsado, en forma unánime, por todas las grandes potencias mundiales.
Y aquí corresponde que todos, en especial quienes rechazan ese salvataje desde las más diversas posiciones, nos preguntemos quién pondrá ese faltante de dólares que tiene nuestra economía, de dónde saldrá el dinero necesario para generar energía y regalarla, inclusive quién pagará los planes sociales que, en parte, permiten a muchísimos argentinos escapar a la miseria absoluta. La respuesta es obvia, pero debiera hacerse carne en todos estos nihilistas que, nuevamente, pretenden romper todo lo existente para construir sobre él un paraíso socialista: nadie, absolutamente nadie.
Si lograran triunfar, si consiguieran arrasar con todo, no alcanzaría ningún ahorro nacional que, por lo demás, volvería a fugar, para paliar el inmenso déficit y, por supuesto, la esperanza de que aparecieran estúpidos inversores extranjeros se diluiría para siempre. El efecto que eso produciría lo tenemos frente a nuestras narices: Venezuela, que literalmente flota sobre un mar de petróleo, se hunde en la desesperación y en la miseria más absoluta, mientras la inflación bate records todos los días y, pese a que ya llega al 900%, se presume que alcanzará este año 100.000%. ¿Es verdaderamente eso lo que quieren? Porque debo informarles que están cerca de conseguirlo.
Debemos, de una vez por todas, convencernos de algunas irrefutables verdades: a) para poder distribuir riqueza, primero hay que generarla; b) con todos sus defectos, ciertos, el único sistema económico capaz de generar riqueza es el capitalismo; c) todos los países que trataron de hacer historia “combatiendo al capital” han fracasado; d) Argentina no es un país rico, pese a sus cuantiosos recursos naturales; e) para movilizarlos y explotarlos, se requieren inversiones de enorme magnitud; y f) para que esas inversiones lleguen, es esencial que ofrezcamos seguridad jurídica y, sobre todo, seriedad en nuestra conducta. Ni Rusia, ni Cuba, ni Nicaragua, ni Bolivia, ni siquiera Uruguay lograron triunfar contra esas verdades económicas, y la propia China, sin ceder un ápice en su sistema político comunista, ha permitido la apertura económica y hace temblar al mundo.
Nos estamos jugando la última oportunidad, y como sucedió en el fútbol, está en nosotros, en todos nosotros, aprovecharla porque, a pesar de que tengamos que sufrir varios meses, la alternativa no puede ser peor.
Bs.As., 30 Jun 18
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com Skype: ega1avogadro Facebook: enrique guillermo avogadro Twitter: @egavogadro
Sobrevivimos al martes tan amenazadoramente negro y, en general, la crisis cambiaria parece haber sido dejada atrás, al menos por el momento. Pero la sociedad, esa que tanto adora a la mascota del título deberá ponerse a pensar en serio acerca de qué país quiere habitar de aquí en más, ya que el anterior, el del gradualismo en la transformación financiado mediante deuda externa, se probó absolutamente inviable cuando Estados Unidos puso en marcha esa histórica aspiradora de fondos mundiales que es la tasa de interés de los bonos de su deuda..
Está lógicamente extendida la convicción de la necesidad de reducir el gasto público, que para sostenerse requiere de mantener un nivel de impuestos que impide el desarrollo normal y registrado de la actividad privada. Aunque no se hable demasiado de ello, la realidad nos dice que gran parte del precio que pagamos por la energía y los combustibles corresponde a todo tipo de tributos, esos mismos que robaron Cristóbal López, Fabián de Souza y Ricardo Echegaray para financiar la expansión del grupo económico cuya nave insignia fue Oil; es decir, si pudiéramos reducirlos, terminaría la discusión por las tarifas de la luz, el gas y el agua, y la nafta y el gasoil podrían venderse a valores comparables a los del resto del mundo.
Pero está claro que donde más se percibe la enormidad de ese gasto es en los subsidios, los salarios de los empleados públicos y en la gigantesca masa de jubilaciones que el kirchnerismo regaló sin justificación alguna, como no fuera poner en práctica el populismo e intentar seducir a una clase media que, en definitiva, no lo acompañó.
Y en esa imprescindible batalla veremos, precisamente, cuánto estamos dispuestos a tolerar el indispensable ajuste. Si, sin razón, los que habitamos en las grandes ciudades padecemos enloquecedores piquetes diarios, no quiero pensar qué sucederá cuando el Estado prescinda del millón y medio de funcionarios de todo nivel o de los tres millones de jubilados que Cristina Fernández puso injustificadamente sobre nuestras ya cansadas espaldas de contribuyentes, o cuando la Justicia avance definitivamente sobre Hugo Moyano y sus camioneros.
Porque, convengamos, la habitual hipocresía y la adquirida esquizofrenia que padecemos piden a gritos que las autoridades repriman esas permanentes violaciones al derecho a transitar libremente que todos tenemos, pero repudiamos inmediatamente cualquier intento de ponerles coto. A quienes protestan de ese absurdo e ilegal modo, que forman bajo banderas rojas con la estrella de cinco puntas y la imagen del Che Guevara, habría que preguntarles que creen que les pasaría si intentaran cortar las calles de La Habana, de Caracas, de Moscú o de Teherán.
La crisis de la que acabamos de emerger, más o menos indemnes, ha servido ciertamente al Gobierno, aunque fuera al costo de perder caudal político por recurrir al denostado FMI: se vio obligado a aceptar una devaluación que ya se había mostrado más que necesaria, licuó la deuda estatal en pesos, mejoró la competitividad de nuestras exportaciones, devolvió la independencia al Banco Central y redujo la importancia relativa del costo de la burocracia.
Pero todos esos beneficios no serán gratuitos, ya que a corto plazo veremos extenderse las protestas de los empleados estatales que, esta semana, fueron encabezadas por tristemente famosos “metrodelegados”, los bancarios y los “trabajadores de la educación” bonaerenses, todos kirchneristas irredentos. ¿Estaremos dispuestos a soportar más conflictos de ese tipo para tener algún futuro?
Un ejemplo parecido de nuestra duplicidad mental se vincula a la seguridad pública. Todos, sin excepción pero, en especial, los más pobres, estamos hartos de los delincuentes que nos roban y matan con total impunidad. Sin embargo, reaccionamos repudiando a las fuerzas del orden cuando éstas simplemente cumplen con su deber, como quedó demostrado en el caso de Santiago Maldonado, el tatuador ahogado en Neuquén, cuya muerte se pretendió masivamente imputar a la Gendarmería.
Esta semana se “viralizó” un video filmado en una escuela de Brasil, cuando un hombre armado apuntó, ignoro con qué fines, a los niños y a sus madres que los esperaban a la salida: en segundos, una de ellas, policía de franco, sacó su arma reglamentaria y disparó por sorpresa. La mujer fue condecorada, ascendida y se ha transformado en una estrella en un país que padece nuestros mismos males; aquí seguimos persiguiendo judicialmente a Luis Chocobar, que mató a un asesino frustrado cuando desobedeció la orden de alto. En resumen, pedimos más seguridad, pero no aceptamos la represión del delito.
El Gobierno recibió un gigantesco apoyo mundial; que los Estados Unidos, Europa, Brasil, etc., se amontonaran para respaldar las políticas de Macri y apurar una definición del Fondo favorable a la Argentina, tiene pocos antecedentes históricos. Y si a ello se le suma el éxito alcanzado por el primer llamado internacional del programa de Participación Público-Privada en la construcción de infraestructura (recordemos que las condiciones ofertadas fueron, en promedio, 33% inferiores a los costos máximos previstos por Vialidad Nacional), podemos entender la satisfacción que traslució la actitud del Presidente durante la semana.
Mauricio Macri ha aprendido la lección y, por primera vez desde que Cambiemos llegó al gobierno nacional, ha puesto en duda el método de comunicación que, sin duda, le permitió ganar elecciones imposibles pero, quizás, no resultó útil para administrar. Como siempre se ha dicho, la negociación es la base de cualquier democracia y, para una coalición que carece de mayorías en las cámaras de H° Aguantadero, resulta una esencial necesidad; la incorporación a la mesa de decisión de importantes figuras del radicalismo y de la Coalición Cívica permitirá, sin duda, una mejor tracción entre la Casa Rosada y la sociedad.
El susto que pasamos hace pocos días repercutió también en la oposición, a pesar de algunas posiciones -la idiota pretensión de regular las tarifas, por ejemplo- adoptadas sólo para la foto. El abismo estuvo demasiado cerca como para ignorarlo impunemente, y tal vez todos hayamos aprendido a jugar menos con fuego.
Los gobernadores e intendentes deben entender, de una buena vez, que ahora la perinola cayó en “todos ponen”, y dejar de lado las actitudes que convalidan la necesidad de apretar el cinturón siempre que no sea el propio; no podemos seguir tirando manteca al techo mientras pedimos plata al mundo para pagar esas insensateces. Seguir pretendiendo ejercer el poder con métodos populistas, con falsos e imposibles regalos, sólo nos hará mantener el rumbo de degradación y decadencia que la Argentina escogió desde hace más de siete décadas y que nos ha convertido casi en un país inviable.
Llevamos intentando nada menos que siete décadas hacerlo en cuotas; a esta altura, ya deberíamos haberlo conseguido. Nos hemos pasado los últimos setenta años buscando a quien echar la culpa de nuestra decadencia, pero jamás nos hemos mirado al espejo para encontrarlo. Cuando, finalmente, logremos terminar con nuestra vida, el resto del mundo nos recordará, si es que lo hace, con el mismo asombro con que Tato Bores, disfrazado de arqueólogo, nos contaba por televisión que “según dicen, aquí había un país que se habría llamado Argentina”.
Hace nada más que treinta meses que elegimos un Presidente y le encargamos la ardua tarea de cambiar nuestro destino, que antes habíamos puesto en manos de una asociación ilícita que se llevó lo mucho que aún quedaba y nos dejó desnudos y a los gritos. Pero recordemos, sin hipocresía, que durante doce años y medio estuvimos encantados con la fiesta que organizaron para, en pleno festejo, desvalijarnos. Es más, sólo cuatro años antes habíamos renovado nuestra ciega confianza en los organizadores del evento con el 54% de los votos y, aún hoy, cuando el cielo está empañado por los espectros de fondos santacruceños, reservas monetarias, viviendas sociales, cloacas, puertos, vías férreas, rutas, petróleo, gas, luz y agua faltantes, una porción nada despreciable de nosotros sigue aferrado al culto de la psicótica personalidad de su jefa.
Cuando la clase media no tuvo más remedio que darse por enterada del desquicio en que se había convertido la República, forzada sin opciones a hacerlo por los bolsos que volaban en los conventos o por los impúdicos videos de La Rosadita y, sin ponerse colorada, se mostró horrorizada cuando los podridos cimientos del kirchnerismo quedaron expuestos a la luz y, con un fervor nunca visto, se dedicó a fiscalizar los comicios para impedir que, nuevamente, la aceitada maquinaria electoral del peronismo del Conurbano consiguiera torcer la democracia. Así logró que Mauricio Macri-Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal-Daniel Salvador llegaran al poder por pequeñísimos márgenes, pese a que sus contendientes eran nada menos que Daniel Scioli-Carlos Zannini y Anímal Fernández-Martín Sabbatella, los grandes oficiales de la Orden del Latrocinio y la Droga.
La crisis que dejó Cristina Elisabet Fernández fue muchísimo peor que la que sufrimos en 2001, pero nadie la percibió, y el Gobierno cometió la imperdonable estupidez de no inventariarla detalladamente. En aquel entonce, sólo se trató de un problema bancario y cambiario, derivado del estallido de la convertibilidad, ese invento de Domingo Cavallo que a todos nos gustó, a punto tal que todos los candidatos presidenciales en 1989 juraron conservarla. Sería bueno que recordáramos que volvimos a aplaudir cuando, pocos días después, Adolfo Rodríguez Saa le cantó la vacía a los acreedores y el Congreso entero gritó su felicidad al mundo.
Pero el final de Carlos Menem y la frustración de Fernando de la Rúa habían dejado una inmensa capacidad ociosa, tanto fabril cuanto energética, y eso permitió, con una fuerte devaluación asimétrica, salir rápidamente del pantano. En cambio, la arquitecta egipcia hizo todo lo contrario ya que, exacerbando el consumo y “regalando” la luz y el gas a los porteños, no dejó posibilidad alguna de rápida recuperación; su única virtud -por cierto, impuesta por el desprestigio nacional y la disparatada política exterior- fue dejar escaso endeudamiento externo.
Cuando el Gobierno había comenzado a encarrilar un poco la situación externa -con la salida del default y del cepo cambiario-, mientras se negaba a ejecutar el tajante ajuste del gasto fiscal que reclamaban a coro los economistas más ortodoxos por el impagable costo social que el mismo acarrearía, llegó nuevamente el populismo demagógico a intentar incendiar el país para recuperarse del frío que implica transitar por el desierto: primero, generando un monumental conflicto social cuando se sancionó la más que tibia ley de reforma previsional; luego, aplicando tributos a la renta financiera (que ya los pagaba, a través del normal impuesto a las ganancias de personas y sociedades); y ahora, pretendiendo retrotraer las tarifas de la energía y del agua a valores de 2017 (los curiosos ¿renovadores? de Sergio Massa) o, directamente, a diciembre de 2015 (las hordas de Axel Kiciloff).
Como Cambiemos no tiene mayoría en ninguna de las cámaras del H° Aguantadero nacional, las tribus peronistas pueden reunirse, invitar a la izquierda nihilista y a varios imbéciles de la propia coalición gobernante a construir rápidamente una barricada para impedir que se pueda avanzar hacia la seguridad jurídica; lo logró dando media sanción a una loca ley que pretende que la energía se regale, como se hizo durante la gestión anterior, que así consiguió el extraño logro de perder la autosuficiencia energética. De esa pérdida derivó el monstruoso drenaje de divisas (US$ 50 mil millones) para pagar -y, en el camino, cobrar los indispensables sobreprecios- la importación de gas, energía eléctrica y hasta fueloil; de las vacías arcas del Banco Central surgió, a su vez, la mayor inflación, con el crecimiento exponencial de la pobreza que siempre conlleva.
Gran parte de la culpa del éxito que ha obtenido la hipócrita demagogia en el Congreso corresponde al propio Gobierno, que nunca tuvo el tino de explicar, clara y profundamente, cómo había sido la fiesta de los K (imperios hoteleros y estancieros, coimas de toda clase y color pero un solo destino, aviones y helicópteros fabulosos, flotas de autos de lujo, empresas financiadas reteniendo nuestros impuestos, red de medios de comunicación al servicio de la banda, destrucción de la ganadería, pérdidas de mercados internacionales, cooptación de jueces y fiscales, uso político de la educación, más de US$ 11,2 mil millones pagados por indemnizaciones aún hoy oscuras a los terroristas y sus familiares, etc.), para que supiéramos todos cómo sería el día después de la noche anterior, y qué esfuerzo debíamos hacer para que se nos pasaran los efectos de esa nefasta borrachera generalizada.
Hoy, que Macri se ve obligado a volver al Fondo (en realidad, nunca nos fuimos) a solicitar un crédito que le permita superar la renovada crisis cambiaria -¡por favor, no compararla con el 2001!- que esos mismos cretinos irredentos han generado con su demagogia pasada y presente, la hipócrita clase media parece haberse dado vuelta, y despotrica contra el Gobierno por los aumentos que debe pagar si quiere seguir despilfarrando la escasa energía; mientras, sale gozosa a comprar dólares transformando la devaluación de nuestro pobre peso en una profecía autocumplida. Por lo que dice la encuesta de Berenstein-D’Alessio, también critica la negociación abierta con el FMI, que seguramente resultará exitosa, dado el enorme apoyo internacional que ha obtenido el Gobierno en estos momentos.
El peronismo festeja, claro, la posibilidad de obligar al Presidente a ir al ballotage en 2019, para cuando su delirio le permite creer que tendrá un candidato único y competitivo. Pero me permito desilusionarlo: sé, con toda certeza, que esa clase media, que hoy llora por la gran parte del mini-ajuste que le toca soportar, aunque sea tapándose la nariz volverá a votar por Cambiemos; así se sumará a muchos que, en el Conurbano profundo, han visto por primera vez a un Estado presente, traducido en obras tangibles, en pavimentos, en cloacas, en iluminación pública, en agua potable, en redes de gas, etc., y todo ello mientras zafan del día a día con tarifas sociales.
Pero -recordémoslo cuando se intensifiquen las protestas en la calle- que todos reclamos que el Estado se achique fuertemente, porque no hay economía que resista que 6,5 millones de ciudadanos productivos mantengan a casi 12 millones que no trabajan. ¡Muchachos, la fiesta terminó, y hay que pagar hoy mismo la cuenta!. Como no podemos lavar los platos, elijamos de una vez: convirtámonos en un país normal -con la sangre, sudor y lágrimas que nos costará- o suicidémonos al contado.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com Skype: ega1avogadro Facebook: enrique guillermo avogadro Twitter: @egavogadro
Pensaba escribir mis impresiones sobre lo que sucedió esta semana en la economía, pero ya han corrido ríos de tinta sobre ello, producidos por quienes saben tanto más que yo, que me parece que sería impropio y hasta atrevido.
En cambio, insistiré en mi frontal crítica a los oportunistas de la política, calificativo que merecen tanto todas las camaleónicas tribus peronistas, cuanto algunos desaprensivos integrantes del propio oficialismo, que insisten en retrotraer a alguna época pasada los precios de la energía en un país que carece de ella.
Tengo claro que, dados los anticipos salidos de la Casa Rosada en cuanto a qué sucedería si el Congreso lograra consensuar algún disparate por el estilo, lo que buscan es sólo hacerle pagar a Mauricio Macri el costo político que el veto a una ley conlleva.
Pero el nuevo daño a la imagen del país estará infligido, de cara a las recientes licitaciones en materia de energías renovables, cuyos contratos se verían en peligro de alteración, y a la búsqueda de nuevos inversores interesados en compartir proyectos de infraestructura con participación público-privada. Argentina lleva dos años y medio intentando reconstruir confianza a partir del desastre que, como en tantas otras materias, dejó la década verdaderamente infame que terminó -¡vaya uno a saber por cuánto tiempo!- en diciembre de 2015. Si nuestros representantes siguen jugando con fuego dentro del polvorín, ¿qué insano vendrá a poner su dinero aquí, en especial cuando las tasas en Estados Unidos se vuelven mensualmente más atractivas?
Atar los precios de la energía al solo efecto de la inflación, como propone ahora Sergio Massa, (o volver a los cuadros tarifarios vigentes en la época de Cristina Elisabet Fernández, una propuesta de su Unión Ciudadana y de la izquierda) significa dejar de acomodarlos a la realidad, representada por los costos de explorar nuevos yacimientos, de extraer petróleo y gas y refinarlos, de producir electricidad, de transportarlos y de distribuirlos. Y sin esa justa recompensa, como sucedió cuando el kirchnerismo decidió robarse YPF, las compañías desaparecerán de nuestra geografía y retornará la escasez, traducida en cortes de suministro. ¿Eso queremos?
Porque -¡por Dios, seamos conscientes!- el mundo está lleno de oportunidades para esta industria de enormes riesgos, incluso en escenarios de graves conflictos, donde es más seguro invertir que aquí, donde recaeremos en esa absoluta falta de seguridad jurídica que ha convertido a Venezuela, que flota literalmente sobre un mar de petróleo, en el país más miserable de América del Sur.
Pero la culpa no es exclusiva de quienes miran el futuro con la vista puesta sólo en el limitado horizonte de las elecciones del año próximo y vociferan propuestas populistas que les resultará imposible cumplir sin caer en un nuevo default y en una hiperinflación por la vía de emitir dinero sin respaldo alguno. La comparte un buen sector del Gobierno.
Aún el gradualismo que, correctamente, viene aplicando desde que asumió, a costa de incrementar la dependencia de créditos de un exterior que se está secando, golpea en los bolsillos de todos, acostumbrados como estamos a creer que el santo padre Estado debe regalarnos todo para que podamos seguir despilfarrando lo que no tenemos; el populismo consiguió convencer a los argentinos que todo es gratis, aunque lo paguemos con la presión impositiva más alta del mundo.
Pero, desde el Poder Ejecutivo se ha optado por no comunicar y no informar adecuadamente el por qué de cada medida impopular que se ve forzado a adoptar. Aunque parezca absurdo, y en su afán de no atosigar como lo hacía la anterior inquilina de la Casa Rosada con sus cadenas nacionales, olvidó que ella misma anunció, con total desparpajo, que vetaba la ley que obligaba al Estado a ajustar las jubilaciones al 82% de los salarios de la actividad; cuando la realidad impuso al Gobierno la necesidad de una modestísima reforma previsional, como nadie lo explicó con total claridad, estalló la calle movilizada por ese kirchnerismo desvergonzado y por la sempiterna izquierda insurreccional.
Por eso me pregunto por qué, con racionalidad y oportunidad, no se dan a conocer los verdaderos logros de esta gestión. Como detalló Guillermo Oliveto recientemente, en el primer trimestre crecieron la construcción (14,3% y, sólo en marzo, 8,3%), la producción de acero (20,6% en ese mes), las ventas de pisos y revestimientos (17%), el cemento (13%), las placas de yeso (12%), los sanitarios (8%), el asfalto vial (38%). Y no se trata sólo de la enorme importancia de la obra pública, ya que el índice Construya, que mide la evolución de los insumos para la construcción, creció 14% impulsada por los créditos hipotecarios, una forma de financiar la compra de viviendas que había desaparecido hace muchos años la Argentina; en la ciudad de Buenos Aires, las ventas de inmuebles crecieron más del 30% en ese mismo período, y 35% en todo el país.
En materia de empleo, el sector de la construcción generó un 11% más de puestos de trabajo, alcanzando los 450.000 registrados, y superando por mucho al comercio (2,3%) y a los servicios financieros (1,6%). Y qué decir de las numerosas obras públicas, reales y palpables, que la población ha comenzado ya a disfrutar, sobre todo en lugares donde el asfalto, el agua corriente y las cloacas siempre han sido vistos como inalcanzables.
Pero el Gobierno, inexplicablemente, calla. Y ese enorme espacio de silencio lo ocupan, sobre todo a través de las redes sociales a las cuales es tan afecto, los eternos miembros del “club del helicóptero”, que desparraman malas noticias o, lisa y llanamente, las falsean. Esta misma semana, al menos hasta la fuerte reacción del viernes, se cometió el mismo error de falta de comunicación y de información, que tanto inquietó a los mercados.
Para concluir, quiero contribuir a defender la libertad de prensa, cuyo día internacional se conmemoró precisamente el jueves, ofreciéndole la posibilidad de ver el documental “Será Venganza”, cuya proyección estaba programada para ese mismo día en la Feria Internacional del Libro, actividad que fue levantada por los directivos de ese gigantesco mercado, aplicando la censura previa. Bastará con que pinche este link (https://tinyurl.com/y9trdb73), y lo difunda en la medida de sus posibilidades; será la forma de evitar que el fascismo kirchnerista que profesan los organizadores de la Feria tenga un nuevo éxito, como cuando, hace algunos años, se impidió hablar a Mario Vargas Llosa o, la semana anterior, a los ministros de Cultura de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com Skype: ega1avogadro Facebook: enrique guillermo avogadro Twitter: @egavogadro
La comedia de los jueces Ballestero y Farah es funcional al gobierno, apenas una excusa para hacernos creer que se pretende enderezar la justicia.
A nadie en su sano juicio escapa el hecho de que en los Tribunales Federales de Comodoro Py se incuba un cáncer difícil de contrarrestar, con metástasis hacia varios tribunales federales del interior del país. Lamentablemente en el propio gobierno, es decir en el Poder Ejecutivo no existe el mínimo deseo ni intencón de cambiar esta situación. Buscar la justicia no es para Cambiemos una decisión “políticamente correcta”.
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Ballestero
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Farah
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Cristóbal López
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Y ahora nos enteramos de que, eufóricos y entusiastas, han resuelto investigar “a fondo” la resolución de los Jueces Eduardo Farah y Jorge Ballestero de otorgar la libertad al estafador serial Cristóbal López. Utilizando una simple metáfora diríamos que los heraldos informan al pueblo, con bombos y platillos, que se está intentando denodadamente descubrir un antídoto para la picadura de los bichitos colorados, mientras un cruel e hipócrita silencio se cierne sobre el cáncer, … de eso no se habla.
En un excelente artículo (“De tormentas a tsunamis”), mi amigo Enrique G. Avogadro sostiene que “Con una Justicia independiente, seria y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será”.
Lamentablemente nuestra justicia hoy no es ni independiente, ni seria ni rápida, pero como estamos en la República Argentina, se me ocurre que a dichos requisitos necesarios e indispensables debería agregársele el ser “completa”, entendiéndose por tal a la que abarque a todos y cada uno de los conflictos en trámite ante los Tribunales.
Comprobamos a diario que peligrosos asesinos, violadores, estafadores y demás residentes de los establecimientos penales, son bendecidos innecesariamente, sea con “salidas transitorias” o “prisión domiciliaria” o directamente con un anticipado “cumplimiento de pena”. El único fundamento es la disparatada doctrina del Dr. Zaffaroni quien en su desequilibrio mental asume que los delincuentes son apenas unas indefensas victimas de la sociedad que no les ha permitido su desarrollo potencial y, en consecuencia, se ven obligados a delinquir… “no les quedaba otra” hubiera dicho el inolvidable Fidel Pintos.
Y una vez liberados, inclusive en contra de los dictámenes del Servicio Penitenciario Federal o del Departamento Técnico Criminológico, vuelven a las andadas y nuevos asesinatos, violaciones, estafas son noticias que ya casi no nos conmueven.
El silencio cubre de injusticia las nuevas víctimas. Pero hoy el gobierno reaccionó airado y ofendido ante la liberación de Cristóbal López y preocupado seguramente por las “libertades” que se vienen sucediendo de personeros del corrupto gobierno kirchnerista.
Eso es todo, su reacción contra los inquilinos de Comodoro Py no lo es por conductas prevaricadoras (que las hay a raudales), por desprolijidad procesal, ni por los probables errores jurídicos o violaciones a la ley … nada de eso. El motivo de su enojo es puramente político. A tal punto llega su rabieta que nos quiere hacer creer que ha encarado seriamente el tema ordenando una reunión “cumbre” entre el Ministro de Justicia Garavano y el Presidente de la Corte Dr. Lorenzetti. ¿El temario? Apenas conversar sobre la liberación de López y el nombramiento de un par de camaristas que no nos gustan…
¿Una reunión entre Garavano y Lorenzetti? Que me perdonen, pero de esos dos impresentables no creo que pueda salir nada que ayude a nuestra renga y tuerta justicia.
Y eso es todo, entre la Corte y el Ejecutivo están tratando de encontrar la vacuna contra la picadura de los bichitos colorados….
Mientras tanto siguen muriendo abandonados en crueles mazmorras soldados, integrantes de fuerzas de seguridad, policías, civiles, sacerdotes, abogados, etc. que fueran llevados a juicio aplicando la figura de “Genocidio” con la misma sutileza de un orangután suelto en una cristalería.
Entre muchas irregularidades, nuestros jueces federales violaron el más elemental principio del derecho criminal cual es la prohibición de aplicar la ley en forma retroactiva (única excepción: Que beneficie al acusado), dado que el Estatuto de Roma es posterior a los delitos imputados, los cuales habían prescripto a la fecha de inicio de las querellas. Un fallo impresentable les sirvió de amañado fórceps para aplicar la ley retroactivamente. También violaron normas elementales de juzgamiento al encarcelar apenas con mendaces dichos de testigos preparados en la Escuelita de las Abuelas, permitiendo que bandas de forajidos invadan las salas transformando lo que debería ser un augusto acto de justicia en linchamientos populares. Y luego del injusto encarcelamiento daban por cumplida la orden recibida del Poder Ejecutivo y con la complacencia del Augusto Señor Representante de la Vindicta Pública, es decir nuestros fiscales, los jueces procedían a sentarse sobre los expedientes llegando a tener en prisión largos años sin derecho a defensa, sin sentencia, sin excarcelaciones, …. sin derechos humanos de ninguna especie para los acusados, todos mayores de 70 años a quienes, como mínimo, correspondería la prisión domiciliaria, la que es negada una y otra vez, menos aún la excarcelación por superar el tiempo sin sentencia.
Esos juicios, remedos circenses, llevados a cabo por jueces prevaricadores, impulsados por fiscales corruptos, querellantes falsos, testigos mentirosos…. han llevado a la cárcel a miles de inocentes, han causado la muerte de 438 presos políticos por abandono y falta de atención médica. Es de hacer notar que, desde que se hizo cargo el gobierno que acabaría con el “curro de los Derechos Humanos”, los muertos en prisión suman 97.
Sin embargo, ni en el Poder Ejecutivo, ni en el Judicial alguien se preocupa por estos argentinos que lucharon contra el terrorismo que intentó arriar la celeste y blanca y reemplazarla por el trapo rojo, dejando a su paso miles de víctimas inocentes. Tampoco hay para ellas reconocimiento alguno. Sólo preocupa a nuestros gobernantes salir en las fotos junto a mandatarios extranjeros arrojando flores al Rio de la Plata en homenaje a los traidores a la Patria. Claro que, producido algún acto terrorista en el exterior, corren presurosos a enviar condolencias y rechazo al accionar de estas bandas…. no olvidemos que para nuestras autoridades hay terroristas buenos, los nuestros, y terroristas malos, los extranjeros.
Tanto Macri como Garavano y Lorenzetti son conscientes de esta vergonzosa e ilegítima actuación de nuestros jueces federales, de que octogenarios y nonagenarios, enfermos y abandonados sigan muriendo en la cárcel… pero un cruel y cobarde silencio es su única respuesta.
Claro que, felizmente, Garavano y Lorenzetti café por medio, se sientan a conversar sobre la liberación de López y el nombramiento de Farah….
Los argentinos, desde hace más de setenta años, sufrimos una rarísima compulsión al suicidio colectivo, que se ha manifestado de muy diferentes maneras en nuestra historia reciente, pero siempre con trágico éxito.
El 27 de enero de 2017, el Presidente de la República firmó el Decreto N° 70/17, mediante el cual imponía leves limitaciones al régimen vigente de inmigración hacia nuestro país, establecido por la Ley 25.871. Para comprobar la razonabilidad de mi calificativo, basta con leer en el artículo 4° cuáles eran las restricciones que se establecían al actual libérrimo e idiota marco regulatorio de ingreso de personas a la Argentina.
Así, se pretendía impedir entrar a nuestro territorio a quienes hubieran: presentado documentación nacional o extranjera falsa o adulterada; omitido informar sobre la existencia de antecedentes penales o condenas; sido expulsados del país o tuvieran el ingreso prohibido, hasta tanto la medida fuera revocada; sido condenados o estuvieran cumpliendo penas por delitos de tráfico de armas, de personas, de estupefacientes, de órganos o tejidos, por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas; incurrido en actos de gobierno que constituyan genocidio, crímenes de guerra, terrorismo o delitos de lesa humanidad; tenido antecedentes relacionados con la participación en actos u organizaciones terroristas; incurrido en la promoción o facilitación, con fines de lucro, en el ingreso ilegal de extranjeros; promovido la prostitución y lucrado con ella; sido condenados por actos de corrupción; intentado eludir los controles migratorios.
Como se ve, no se imponía restricción alguna por motivos raciales, políticos, religiosos, económicos o sexuales a quienes quisieran ingresar a territorio nacional, fuera con fines de residencia o en forma meramente transitoria. Es decir, la norma no discriminaba a nadie salvo, claro está, a los graves delincuentes.
Pero Mauricio Macri no contaba, al momento de firmar ese decreto, con la suicida reacción del izquierdoso progresismo que, rápidamente, salió a criticar el decreto en cuestión. Los imbéciles de turno, algunos de ellos legisladores, vociferaron diciendo que no se justificaba la necesidad y urgencia de la decisión del Ejecutivo porque en ella se mostraba una visión sesgada del universo carcelario, destacando que sólo el 6% de los presos en cárceles argentinas es inmigrante, porque se apelaba a las palabras “ilegalidad” y “clandestinidad” para estigmatizar a los inmigrantes y porque restringía el derecho de éstos a obtener documentación nacional.
El 22 de marzo de este año, es decir, hace pocos días, la Sala V de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal resolvió declarar inconstitucional el decreto del Presidente. A partir de ahora, entonces, todos los pequeñísimos impedimentos que se pretendió imponer a los criminales dejaron de existir, y éstos podrán entrar libremente para continuar su trayectoria dañosa aquí.
He viajado mucho a lo largo de mi vida, y no he visto país en el mundo que, como el nuestro, sea tan absurdamente generoso para con aquéllos que quieren ingresar, aunque sea sólo para estudiar, trabajar o hacer turismo. Para hacer callar a los energúmenos vernáculos, debería ser suficiente preguntarles qué régimen migratorio debería practicarse aquí porque, evidentemente, no pueden estar pensando en Bolivia, Nicaragua, Venezuela o Cuba, en la región, o en Rusia, Irán o China, todos muy exigentes a la hora de levantar las barreras de entrada y, muchas veces, también de salida.
En todas las naciones civilizadas se exige a los interesados en pasar a residir legalmente dentro de sus fronteras contar con un trabajo asegurado, pues sus Estados no están dispuestos a incrementar su propia cuota de pobres a los que debe alimentar, curar y educar con los impuestos que pagan sus ciudadanos. Aquí, como es más que obvio, no sólo no le pedimos nada sino que le facilitamos el acceso a cirugías y hospitales gratuitos, a documentos argentinos (indispensables para votar al señor feudal de la provincia), a educación de mejor calidad que la que dispone en su país de origen y hasta a adquirir casas, campos, automóviles y aviones con dinero lavado.
Pero lo verdaderamente grave, lo que nos convierte en un caso patológico de sociedad autodestructiva, es que permitimos ingresar y comerciar libremente a todas las organizaciones de traficantes de drogas que pueblan el continente, llenándolo de sangre y muerte.
Sabemos hasta cuáles de ellas mandan y gobiernan en cada barrio o asentamiento de nuestras ciudades. Algunas nacionalidades se especializan en cocaína y heroína, otras en marihuana y muchas en drogas sintéticas, pero todas ellas zanjan a tiros sus disputas territoriales, con armas cada vez más sofisticadas, que obviamente superan el equipamiento policial, mientras siembran el terror entre los vecinos honestos y trabajadores.
¿Qué otra forma tenemos de impedir que ese anómalo fenómeno continúe expandiéndose hasta que nuestro país se convierta en México, donde los muertos ya se cuentan por decenas de miles, que no sea cuidando estrictamente nuestras fronteras? Colombia está en vías de superar ese difícil trance, pero Brasil y la Argentina se están acercando a pasos agigantados a esa triste realidad.
Llegó la hora, en este tema también, de decir ¡basta! a la interesada estupidez de algunos, y a la falta de coraje necesario de otros para enfrentarlos.
Y digo “también” porque, el jueves 12 de abril, a las 19:00 horas, nos reuniremos en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, para decirle ¡basta! a este Poder Judicial que se sigue riendo de nosotros, que continúa privilegiando los derechos de los delincuentes frente a los de las víctimas, que encarcela a los perejiles mientras libera todos los días a los autores de los mayores desfalcos que la sociedad ha sufrido, que garantiza la impunidad de los poderosos y lucra con ello, que dicta sentencias reñidas con la Constitución y con la ley.
Los ciudadanos de a pie iremos a decirle a la Corte Suprema de Justicia y al Consejo de la Magistratura que estamos hartos, verdaderamente podridos, de este presente de asfixia moral, de lepra sorda, de cobardías y de sensualismos de camastros, como escribió Leopoldo Lugones.
Mientras tanto, sólo me queda desear una feliz Pascua de Resurrección -o un feliz Pésaj- para usted y los suyos. Ojalá, todos juntos podamos orar por la resurrección de nuestra Argentina.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com
“El gobierno tiene los resortes para encauzar la acción
privada en el sentido más favorable al bienestar general”.
Arturo Frondizi
El próximo miércoles veremos, en la Avda. 9 de Julio, que Hugo Moyano (más sus hijos, su tercera mujer y los vástagos anteriores de ésta) se encuentran absolutamente solos, como nunca lo han estado, en el amanecer del momento en que irán presos. Aún así, sin duda estarán rodeados por lo más granado del kirchnerismo (la CTA, los docentes y bancarios), el trotskismo, y los movimientos sociales, incluida la CTEP, la organización encabezada por Juan Gabrois, funcionario vaticano por designación de SS Francisco, todos aunados solamente por su actitud opositora al Gobierno.
Es bueno recordar que el Papa cumple dos roles: Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y Jefe del Estado Vaticano. Cuando habla de dogma su palabra es infalible para nosotros, los fieles de su Iglesia; en cambio, como estadista, no es más que un ser humano común, susceptible de incurrir en errores y, sobre todo, con derecho a tener opinión propia en temas terrenales. Si le envía rosarios a los imputados por corrupción o una carta personal a Hebe de Bonafini, donde la bendice y la compara con Jesús como objeto de calumnias en procesos amañados, está ejerciendo su derecho, pero no por ello sus pareceres tienen que ser aceptados por la grey; y lo mismo sucede con el resto de sus expresiones estrictamente políticas o económicas.
La soledad en que han dejado al Negro Moyano sus pares se debe a que éstos han comprendido, con sagacidad y experiencia, que hoy el poder real está en manos de Mauricio Macri quien, a diferencia de sus predecesores no peronistas, sorteó con facilidad las elecciones de medio término. Percibieron que no se trata de un personaje débil o manejable sino que están frente a alguien con decisión y firmeza; además, puede abrir o cerrar la bolsa de recursos de las obras sociales gremiales, principal fuente financiera de los sindicatos, y activar las acciones de la Oficina Anticorrupción, que tanto preocupa a varios de los congéneres del líder camionero, autores de similares delitos.
La concentración del 22 para la defensa política frente a las acciones penales que lo tienen contra las cuerdas puede derivar en violencia urbana, pero no dudo que la Ministro de Seguridad está preparada para reprimirla; a Patricia Bullrich tampoco le temblará la mano para hacerlo.
Pero hay otro ángulo en el que la mayoría de la sociedad está de acuerdo. Me refiero a la imperiosa necesidad de despedir al millón de empleados públicos que se agregaron en la década anterior; en ello coinciden todos los ciudadanos, asfixiados por una presión impositiva que no para de crecer. Si por unos pocos cientos de empleados, a los cuales no fueron renovados sus contratos temporarios, la ciudad de Buenos Aires y sus accesos se ha transformado en un caos, ¿qué sucedería si estuviéramos hablando de miles? ¿Estamos dispuestos a pagar el precio, aunque sólo sea en materia de libre circulación?
Moyano y sus socios son verdaderamente capaces de convertir nuestra vida en un infierno por la falta de alimentos, de dinero, de combustibles, de exportación de granos, de clases, etc., y no tengo dudas que activarán paros crecientes a medida en que avancen las causas penales; ¿lo soportaremos todos los que hoy despotricamos contra el inmenso poder que han sabido construir extorsionando a mandatarios y ministros?
Esto nos lleva a las dificultades económicas que jaquean al Gobierno, en especial la indomable inflación. En materia de mercados, los factores psicológicos tienen una enorme importancia; cuando un rumor -favorable o negativo, cierto o falso- trasciende, el precio de los activos sube o baja sin ninguna razón aparente que lo justifique y, cuando la multitud actúa como masa, la fortuna o la ruina están a la vuelta de la esquina; muchos pánicos y burbujas generalizados que se han producido en el mundo en épocas recientes dan acaba prueba de esta afirmación. Y en este aspecto el accionar de los gremios y el desorden generalizado está produciendo un grave deterioro en la imagen que Macri está intentando construir de cara a los inversores; en especial cuando, como sucedió esta semana, se reflejan en el diario más influyente en la materia, The Wall Street Journal.
Hay virus enormemente peligrosos que se han instalado en nuestro cuerpo social desde hace tiempo y, como terribles drogas adictivas, costará mucho tiempo erradicarlos. Por estar enfermos de populismo, pretendemos que se nos “regalen” los servicios públicos, sin pensar que los pagaremos con nuestros ya insoportables impuestos; y al apostar permanentemente al alza futura de los precios internos y de los salarios, convertimos a la inflación, la peor gabela, en una profecía autocumplida.
Sabemos que el precio del dólar en la Argentina está atrasado, y que esa situación perjudica enormemente a nuestras exportaciones industriales y a las economías regionales; sin embargo, tan pronto comienza una sensación alcista, salimos a remarcar los precios a su ritmo, aunque no estén vinculados a las importaciones. Nos quejamos del sideral déficit de nuestra balanza de pagos, pero batimos records absolutos en materia de turismo y compras en el exterior, aprovechando precisamente el dólar barato.
Criticamos el nivel de endeudamiento del país en el exterior, pero no ahorramos en el país el dinero suficiente para solventar el sideral gasto público heredado; tampoco nos conforma el gradualismo del Gobierno, pero no proponemos recetas alternativas políticamente viables para reducirlo.
Los industriales protestan por la baja en el consumo, pero rechazan frontalmente la apertura de la economía, que les permitiría buscar clientes en el mundo entero. Los dirigentes sindicales aúllan contra cualquier medida que pretenda mejorar la competitividad y reclaman por la caída del poder adquisitivo, mientras se asocian a los pedidos de las entidades patronales, pero sus pretensiones en materia salarial aportan nuevo combustible al incendio inflacionario.
Nos sentimos por completo inseguros, pero calladamente permitimos que se procese a un policía que mata a un asesino frustrado que huye y a un padre que golpea a un individuo mayor por intentar seducir por Internet a su hija de once años. Hace cuarenta, rogabamos que las Fuerzas Armadas reprimieran a los terroristas que ponían bombas, asesinaban y secuestraban a mansalva, pero hoy miramos para otro lado cuando se nos enfrenta a la realidad de dos mil ancianos militares presos, muchos sin condena, por ganar la guerra a la guerrilla.
En resumen, todos tenemos que dejar la hipocresía de lado y tomar conciencia de cuánto depende de nosotros mismos que la Argentina se reconvierta en el país viable y envidiable que alguna vez fuimos y deje atrás esta espiral de decadencia en que nos hemos sumergido desde hace décadas. Es cierto que costará grandes sacrificios presentes lograrlo, pero así dejaríamos a nuestra descendencia un legado de paz y prosperidad del cual hoy carece. ¿Seremos, realmente, capaces de hacerlo?
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar
“Ningún país que aspire a ser desarrollado hoy puede aplicar una
política de puertas cerradas. Nosotros hemos probado esa amarga experiencia,
y también nuestros antepasados la han probado”.
Deng Xiaoping
Desde diciembre se ha instalado, entre quienes votaron a Cambiemos en 2015 y 2017, un descontento tan fuerte que ha hecho caer nada menos que quince puntos la imagen del Presidente de la República, que se había fortalecido después de las elecciones de medio término. Las razones para ese cambio de tendencia son varias: la azarosa modificación previsional, el aumento en los servicios públicos, la persistente inflación, la frustración de la reforma laboral, la ocupación del espacio público por la izquierda combativa, la frontal lucha de los dirigentes sindicales corruptos contra la Justicia, algunas cancelaciones de contratos de empleados públicos, el crecimiento de la deuda externa, etc., amén de notorios errores de ciertos funcionarios que, con razón, dieron pasto a las fieras.
Desde esta columna semanal he sostenido que consideraba su mayor error no haber desnudado claramente, de cara a la sociedad entera, la magnitud de la crisis que, cual bombas sembradas en cada uno de los caminos, había dejado Cristina Elisabet Fernández cuando debió dejar el poder; ésta, a mi juicio, fue infinitamente más grave que la que soportamos en el 2001. A ello adjudico la disconformidad de la ciudadanía frente a la necesidad de ceder supuestos pero perceptibles beneficios que el kirchnerismo le había otorgado con populista generosidad.
Me refiero, por ejemplo, al acceso indiscriminado a la jubilación de cuatro millones de personas que no habían efectuado aportes previsionales; ese disparate -se hubiera podido encontrar una solución para paliar la extrema necesidad en algunos casos- permitió que muchísimas señoras de clase media y alta se subieran a la oportunidad, aunque el importe mensual que perciben no les alcance para pagar una cena o un vestido; tengo a mi alrededor montones de amigas que se acogieron a ese privilegio y, supongo, a partir de hoy me dejarán de querer.
Lo mismo sucede con quienes pagaban por el transporte público el precio más barato del país y quienes recibían prácticamente gratis el suministro eléctrico o el gas domiciliario, lo cual los habilitaba a mantener caliente el agua de sus piscinas y, por supuesto, a pagar mucho menos para cocinar que sus propias empleadas domésticas que deben, aún hoy, adquirir las garrafas mentirosas.
La viuda de Kirchner dejó el país con una inflación que superaba el treinta y ocho por ciento anual, al Banco Central vacío y endeudado a futuro, y un tercio de los habitantes sumido en la pobreza y en la miseria extrema. Y eso además de colonizar la administración pública con más de un millón de empleados superfluos que hoy actúan como quintacolumnistas.
Sólo esos datos concretos, de por sí, justifican la primigenia necesidad de Cambiemos de adoptar una política gradualista, porque no podía abandonar a los más pobres a su suerte ni expulsar de un solo golpe y hacia un mercado laboral privado inexistente a todos aquellos que hoy se alimentan de la agotada teta de la vaca Estado. La única virtud de la administración anterior, no buscada sino impuesta por la negativa del mundo a prestarle dinero, fue el bajo nivel de endeudamiento externo; eso permitió al Gobierno encontrar fuera del país -no hay ahorro interno suficiente- los fondos necesarios para financiar ese gradualismo, aunque nos vuelva vulnerables y no se pueda seguir haciéndolo hasta el infinito.
Reconozco que estamos en una situación económica complicadísima, pero gran parte de ella nos la debemos a nosotros mismos. Basta con pensar (o, simplemente, ver las fotografías de las repletas playas de Brasil, Chile y Uruguay) cuántas divisas pierde la Argentina por el turismo emisivo pero, mucho más grave aún, por la brutal caída de las exportaciones y la tan remolona inversión directa que no llega desde el exterior y, tampoco, de nuestros propios industriales que, en cambio, han reflotado el mercado inmobiliario de Punta del Este y mantienen afuera los capitales blanqueados.
Todo ello nos obliga a reflexionar. Si la vocación social de modificar el rumbo suicida que llevábamos, que representan los triunfos electorales de Cambiemos, no se viera coronada por un crecimiento económico sostenido, que permitiera reducir la incidencia de la deuda sobre la economía, sin dudas volvería el populismo más salvaje y corrupto a hacerse con el poder. Ya en él, se vería enfrentado a la imposibilidad de recurrir al financiamiento externo y, como consecuencia directa, comenzaría a emitir moneda sin respaldo alguno, y el país caería de inmediato en otra hiperinflación.
Porque no podemos soñar imposibles: ¿a quién podría recurrir una Cristina Fernández reencarnada para cubrir el déficit de ANSES, o para reponer los subsidios a la energía y al transporte público?, ¿cómo haría para seguir manteniendo en el Estado a más de un millón de parásitos?, ¿a qué recursos podría apelar para pagar los sueldos de los empleados públicos?, ¿aumentaría la ya insoportable presión impositiva?, ¿volvería a expropiar las ganancias del campo? El peronismo, parte del cual hoy ha pasado a la resistencia, se limita a despotricar contra una situación de la que es único responsable y no ofrece ninguna receta alternativa alguna para justificar su oposición a las medidas que propone el Gobierno para salir de esta terrible coyuntura.
Aunque usted y, en cierta medida, yo mismo tengamos reparos contra la gestión del Presidente y estemos impacientes frente a la demora en reducir la inflación y el gasto público, debemos formularnos algunas preguntas elementales: ¿nos parecen iguales Mauricio Macri y Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y Anímal Fernández, Gabriela Michetti y Carlos Zannini, Nicolás Massot yCuervo Larroque, Nicolás Dujovne y Axel Kiciloff, Carlos Rosenkrantz y Eugenio Zaffaroni?; porque esa es hoy la opción. Y qué decir del resto de las personas que volverían a ocuparse de la cosa pública, muchos de cuales hoy se encuentran en la cárcel o están haciendo fila para ingresar, pero que recuperarían de inmediato la libertad y la calma por obra y gracia de los volubles jueces federales.
Pongámoslo en blanco y negro: el kirchnerismo, el trotskismo y lo peor del corrupto sindicalismo se han juntado para combatir a la Justicia que pretende, por primera vez en muchísimo tiempo, investigar y castigar a sus mayores caciques, se llamen Julio De Vido, Máximo Kirchner, Hugo Moyano, Marcelo Balcedo, Caballo Suárez, Pata Medina, Milagro Salas, Hebe Bonafini, Víctor Santamaría, etc., y con ese único propósito el tren fantasma que han formado ha convocado a una manifestación para el jueves 22; arrearán, una vez más, a los obreros robados para defender a los dirigentes ladrones.
En resumen, ha llegado el momento de elegir definitivamente entre un ya imposible pasado de imaginado bienestar y un arduo sendero que nos lleva al futuro, abriéndonos al mundo para convivir y competir seriamente en él. Por eso, convoco a todos mis conciudadanos a poner el hombro para ayudar al Gobierno a superar el aún complicado presente económico y a apostar a ese nuevo horizonte de estabilidad, crecimiento y responsabilidad. Si no lo hacemos, si seguimos mirando sólo nuestro propio y personal interés, nos habremos definitivamente suicidado.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896
“Se daba cuenta de que ninguna potencia estaba en condiciones de resistir el desgaste del tiempo;
sólo la gloria de quien ha vivido con honor crece con el paso de los años”.
Valerio Massimo Manfredi
Cuando la semana pasada me pregunté hasta cuándo la sociedad estaría dispuesta a tolerar, con marcada indiferencia, el permanente chantaje de los eternos dirigentes gremiales, ignoraba que finalmente, y con décadas de atraso, tanto la Justicia como el Ejecutivo, nacional y provincial, habían decidido tomar el toro por las astas y avanzar con la depuración de la corporación más despreciada del país, integrada por delincuentes dispuestos desde siempre a generar los peores conflictos laborales para evitar que se posara sobre sus patrimonios la lupa judicial.
El método extorsivo fue claro -mientras los dejaran incrementar sus negocios personales, ofrecían paz social; de lo contrario, el país se paralizaría- y lo sufrieron tanto los gobiernos civiles cuanto militares; basta recordar que fue nada menos que el Tte. Gral. Juan Carlos Onganía quien les cedió el control de los servicios de salud, tal vez la fuente más importante de ingresos non sanctos de los grandes bonetes del sindicalismo argentino. No voy a mencionar aquí, por ser innecesario, la lista de los jefes gremiales presos -todos obscenos exhibicionistas- pero debo detenerme en los dos poderosos capi de tutti capi, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.
El primero siente ya el aliento de los ahora atentos jueces en la nuca, y no sólo los locales. Una de sus negadas propiedades, la empresa de recolección de residuos Covelia, es investigada por movimientos de dinero sospechosos por la Justicia suiza; cuando el primer pedido helvético llegó a los tribunales argentinos -simplemente, un listado de las causas penales que involucraran al Negro– éste, a la sazón Secretario General de la CGT, decretó un paro general contra el gobierno de Cristina Elisabet Fernández.
Ayer mismo fue denunciado, conjuntamente con su hijo Pablo, su testaferro Patricio Farcuh y el propio Sindicato de Camioneros, por evasión impositiva por la suma sideral de cuatro mil millones de pesos y el consecuente lavado de dinero. Con la monumental expansión de sus actividades -empresas constructoras, correos privados, fútbol, barras bravas, residuos urbanos, sanatorios, farmacias, hoteles, inmuebles y rodados varios, etc.- y con tantos flancos expuestos, es previsible que ponga a parir al país entero, con la paralización del transporte de alimentos, de combustibles, de basura y de dinero, y habrá que ver cuán dispuestos estamos todos a no ceder ante sus aprietes, ya que dirá mucho sobre nuestra voluntad de modificar el rumbo que llevamos.
Ya su colega gastronómico, que directa y públicamente amenazó a la democracia cuando recordó cómo habían eyectado del poder a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa cuando éstos intentaron controlar un poco al poder mafioso del sindicalismo, dio un aviso a la sociedad acerca de qué podemos esperar si los avances judiciales continúan. Como Luisito es muy hábil, sus dichos no resultan punibles, aunque sean muy claros.
Pero lo que enmascara este bandido es que todos sus pares hoy en la cárcel no lo están por ser gremialistas sino vulgares ladrones, y no hay aquí una persecución política, como claman desde Milagro Salas y Luis D’Elía a Cristina Elisabet Fernández, que mandó a La Cámpora a expresar su apoyo a los preocupados “Gordos”. Todos estos han esquilmado a sus representados y, en los casos de Marcelo Balcedo y Víctor Santamaría, se transformaron en empresarios de medios de prensa para utilizarlos como escudo; lo mismo hicieron, en su momento, Cristóbal López, Rudy Ulloa Igor y Gerardo Ferreyra, que debieron cerrarlos cuando, con la caída del kirchnerismo, se cortó el acceso a los fondos ilimitados de la pauta publicitaria oficial.
Toda esta movida coincide en el tablero de comando con algunos factores complicados: la inflación, que no cede; la necesidad imperiosa de cerrar los aumentos salariales del año en términos mesurados, es decir, sin reflejar en ellos expectativas pesimistas; y el tratamiento legislativo de la poco ambiciosa reforma laboral que ha enviado el Poder Ejecutivo al Congreso. Es natural entonces que todos -incluidos los bienintencionados- nos preguntemos si estamos sólo ante una serie de movimientos tácticos para obligar a los dirigentes sindicales a “portarse bien” o, por el contrario, ante un verdadero y definitivo cambio en nuestra cultura sociopolítica tradicional.
La libertad concedida por la Cámara Federal a Amado Boudou, que estaba en prisión preventiva desde hace dos meses, acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y que está procesado y en juicio oral por haberse apropiado de la “máquina de imprimir billetes”, da una pésima señal a los descreídos. Porque, a pesar de que muchos lo ignoran, en el caso de los funcionarios públicos, donde la carga de la prueba se invierte, son ellos los que deben demostrar que han obtenido sus fortunas legítimamente. ¡Teléfono para Cristina Kirchner!
Además, deja en evidencia que en la Argentina hay dos “justicias” diferentes: una, correcta, que utiliza el Código Procesal y privilegia el principio de inocencia y permite que los encartados transiten los procesos en libertad hasta el dictado de sentencias definitivas; y otra, caníbal, que sólo busca venganza y en la que todos los cimientos del derecho de la civilización occidental, incluida la irretroactividad de la ley penal, se ignoran para mantener en prisión preventiva a centenares de ancianos enfermos por lapsos que, en muchos casos, superan los diez años (el máximo legal es de dos, prorrogable fundadamente por sólo uno más). Los argumentos garantistas utilizados por los magistrados ahora para beneficiar el ex Vicepresidente -imposibilidad de alteración de las pruebas e inexistencia de peligro de fuga- ¿no son aplicables a los presos militares?
¿Irán las organizaciones sociales y de izquierda a “escrachar” al ex Vicepresidente a su inexplicable piso de Puerto Madero o al nuevo de Barracas, como hicieron con el Comisario Miguel Etchecolatz, a quien concedieron la prisión domiciliaria con pulsera electrónica a pesar de sus 88 años y del cúmulo de dolencias que padece? Porque, siendo de público y notorio conocimiento que Amado Boudou fue miembro esencial de la asociación ilícita que saqueó el país hasta la extenuación durante la década más favorable para la economía nacional en más de un siglo, algo debería motivarlas a actuar, ya que dicen representar a los excluidos y a los pobres que sufren en carne propia -en falta de educación, alimentos, salud, vivienda, pavimentos y cloacas- la falta de esos cuantiosos dineros robados.
Nuevamente, el verano será caliente, y no sólo por las altísimas temperaturas que estamos soportando en Buenos Aires: en febrero, comenzarán, conjuntamente con la actividad judicial a pleno, las sesiones extraordinarias convocadas por el Ejecutivo para trata algunos proyectos de ley, digamos, menores; pero en marzo es probable que veamos otra vez conflictos callejeros, cuando comience a tratarse la reforma laboral. ¡Ojalá hayamos madurado para entonces!
“Desterrada la Justicia, que es vínculo de las sociedades humanas,
muere también la libertad, que está unida a ella y vive por ella”.
Juan Luis Vives
El desprestigio y la sospecha penden, como una enorme nube de smog y desde hace años, sobre el Poder Judicial, en especial cuando se trata del fuero penal federal, radicado mayoritariamente en la mole de Comodoro Py. En este comienzo de año contribuyó a mantener el fenómeno atmosférico el otorgamiento de la prisión domiciliaria a Omar “Caballo” Suárez, el extorsionador de empresarios navieros y líder del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU), uno de los escasos personajes privilegiados en el círculo áulico de Cristina Fernández. El Juez federal Luis Rodríguez, subrogando el Juzgado de su sospechado y veraneante colega, Rodolfo Canicoba Corral, la concedió rápidamente al detenido, por inexistentes razones de salud.
Más allá del informe del Cuerpo Médico Forense presentado el jueves, que negó la necesidad de ese beneficio, ya que puede ser perfectamente atendido de sus afecciones en el Hospital Penitenciario y, en caso necesario, recurrir a tratamientos ambulatorios en otros centros médicos, el episodio llamó poderosamente la atención por dos motivos: las probables razones crematísticas de la concesión de este injustificado privilegio (se instaló en una enorme mansión que posee en Olivos, a metros de la Quinta Presidencial) y, por supuesto, su notable diferencia respecto al trato que reciben los muchísimos presos políticos ancianos que pueblan las cárceles del país.
La semana pasada se concretó, finalmente, la prisión domiciliaria del Comisario de Policía Miguel Etchecolaz, de 88 años, que sufrió ya dos ACV mientras permanecía en la cárcel, transformado en el detenido de mayor edad de todo el sistema penitenciario federal. Pero siguen allí, por ejemplo, el sacerdote Christian von Wernich, de 80 años, con cáncer y metástasis, o Jaime Smart, de 82 años, al cual se le ha otorgado varias veces el beneficio, nunca efectivizado por la permanente resistencia del Juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, quien, para evitar las órdenes de sus superiores, le inventaba causas nuevas cada día hasta que fue relevado a su respecto.
Como siempre, hubo esta semana una de cal y otra de arena. El mismo magistrado logró la detención, en Uruguay, de otro sindicalista (SOEME), Marcelo Balcedo, también cristinista (¿cómo sorprenderse, si antes fue menemista, duhaldista y kircherista?) y socio de los nefastos Roberto Baradel y Hugo Yatski, y empresario de multimedios de prensa en La Plata. Además de haber estado prófugo en el pasado durante dos años, se sospecha de su complicidad financiera con la más salvaje banda de narcotraficantes de Rosario, a la cual se cree ayudaba a lavar sus ganancias. Su futuro seguramente será muy negro, ya que le costará justificar tantas residencias, tanto dinero en efectivo, tantos autos de lujo, tantas armas de guerra y hasta dos aviones. ¡Qué manía tienen los corruptos con los aviones!
Uno se pregunta, ya que están presos otros colegas suyos como Juan Manuel “Pata” Medina y Omar “Caballo Suárez”, amén de José Pedraza, qué debemos hacer para que el Poder Judicial nos evite seguir siendo rehenes permanentes de Hugo Negro Moyano y su familia. Si, una vez más, cedemos ante las extorsiones vinculadas con la continuidad de su fallida empresa OCA, con la barra brava de Independiente y sus miles de negocios fraudulentos, con los medicamentos adulterados y los troqueles falsificados, con la apropiación de los bienes del gremio, no tendremos futuro, como no lo tuvo Estados Unidos hasta que logró mandar a la cárcel a Jimmy Hoffa, a quien nuestro camionero tanto se parece.
Pero también debemos preguntarnos por qué no avanzan, elevándolas a juicio oral, las múltiples causas contra Hebe de Bonafini, los Shoklender y las decenas de funcionarios involucrados en las monumentales estafas de “Sueños Compartidos” y la “Universidad de las Madres”.
El escándalo de Odebrecht, que ha barrido hasta con mandatarios latinoamericanos, tampoco parece progresar aquí; si lo hiciera, ya deberían haber al menos prestado declaración indagatoria -una medida de defensa- Carlos Wagner (Esuco), Paolo Rocca (Techint), Gustavo Ferreyra (Electroingeniería) y Angelo Calcaterra (Iecsa), y la oposición habría dejado de poder gritar que estamos nada más que ante un nuevo maquillaje gatopardista y el nuevo poder protege a sus amigos y parientes.
Contribuye a mantener la sucia nube que cubre a la Justicia es la llamativa libertad de la que aún goza Ricardo Echegaray, conspicuo cómplice de las mayores estafas contra la AFIP cuando era su Administrador. Está vinculado directamente a las usinas de facturas falsas utilizadas por Lázaro Báez y con la tolerancia al robo de nada menos que $ 8.000 millones que perpetraran Cristóbal López y Fabián de Souza, como antes lo estuviera con los subsidios de la ONCAA a su propia familia, pero ni siquiera ha sido incluido en las causas ya elevadas a juicio oral. ¿Habrá que buscar el motivo en las carpetas de información confidencial sobre jueces, políticos y empresarios de todo pelaje que logró juntar cuando era funcionario?
Margarita Stolbizer, lamentablemente fuera del Congreso, denunció esta semana un pacto entre el Gobierno y el Poder Judicial para mantener fuera de la cárcel a Cristina Fernández. Como usted, lector, sabe, descreo de su existencia por innecesario, ya que adjudico este raro fenómeno a la inmejorable nariz de los magistrados federales, que creen así agradar -y tal vez sea cierto- y beneficiar a Mauricio Macri.
Por último, entre los episodios raros de esta semana también merecen figurar las quejas de los familiares de Santiago Maldonado, el tatuador muerto en el sur, por el ascenso al grado de Alférez del gendarme herido por los mapuches del RAM mientras intentaba liberar el tránsito en la Ruta 40. Dado que ya está harto probado que no hubo intervención de terceros en su ahogamiento, que no sabía nadar, que sufrió hipotermia, que su cuerpo quedó enredado en la flora subacuática y que estuvo sumergido mientras el país entero lo buscaba, me pregunto cuál es el propósito de esta actitud de su entorno al insistir en que la causa continúe caratulada como “desaparición forzada”. ¿Será que pretenden sumarse a los cientos de terroristas y de deudos indemnizados injusta y cuantiosamente por un Estado idiota que, además, se niega a informar detalladamente sobre el tema?
Como se ve, en el área del Poder Judicial -Consejo de la Magistratura, Corte Suprema y Tribunales inferiores- hay por delante un enorme trabajo de limpieza y fumigación de los edificios poblados de corruptos, pero también de ignorantes y bastardos, que debe encararse ya mismo. De su éxito depende todo el resto de las reformas que resultan indispensables en el aparato del Estado en sus tres niveles y, sobre todo, la verdadera credibilidad de la Argentina frente a los genuinos inversores nacionales y extranjeros, hartos todos de ver cómo nos comportamos como chicos caprichosos, capaces de cambiar las reglas del juego a cada instante y, cuando vamos perdiendo, llevarnos la pelota.
¡Ojalá los argentinos hubiéramos encontrado todo eso en nuestros zapatos esta mañana, después que pasaran anoche por nuestro país los Reyes Magos!
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02 Cel. en Argentina (+54911) o (15) 4473 4003 Cel. en Brasil (+5521) 8128 7896 E.mail: ega1@avogadro.com.ar E.mail: ega1avogadro@gmail.com Site: www.avogadro.com.ar Blog: http://egavogadro.blogspot.com Skype: ega1avogadro Facebook: enrique guillermo avogadro Twitter: @egavogadro
“Que un Rey se ame más a si mismo que a su pueblo es muy triste.
Que un pueblo ame más a su Rey que a sí mismo es muy peligroso”.
Joaquín Lavado, Quino
Cual sanguinaria diosa fenicia, Cristina Elisabet Fernández espera que la sociedad argentina pague su cuota anual de dolor y, cuando no es complacida, manda a sus fieles -Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Verónica Magario (La Matanza), etc.- a exigirla a pedradas en la calle. Allí los barrabravas y lo peor del lumpenaje del Conurbano bonaerense, convertidos en carne de cañón a base de prebendas y de drogas, se encuentran con los energúmenos antisistema y con las entrenadas milicias de los partidos troskistas, fogoneados por los diputados de la oposición que, en el recinto, no sólo justificaron la violencia sino que pretendieron inútilmente utilizarla para frustrar el trámite del proyecto de reforma previsional, como Nicolás del Caño, Agustín Rossi, Máximo Kirchner, Victoria Donda, Eduardo de Pedro, Andrés Larroque, Mayra Mendoza, Leopoldo Moreau, Fernanda Vallejos o Graciela Camaño.
La clara posición de esta última, jefa del bloque massista, al igual que el papelón de Ignacio de Mendiguren la semana pasada, mostró la desesperación de quien ha perdido protagonismo y trascendencia como constructor de la “ancha avenida del medio”, tan pregonada en la campaña electoral y tan desenmascarada en su pretensión de simular ser algo distinto a lo peor del PJ.
El debate legislativo permitió realizar ejercicios de gimnasia revolucionaria, y los frutos serán seguramente puestos en práctica antes de fin de año. La explicación es simple: la ya extensa nómina de funcionarios y testaferros kirchneristas presos hace que la siniestra viuda perciba más cercano el aliento en la nuca de los jueces, y sabe que sus hijos están al borde de convertirse en nuevos huéspedes de las prisiones federales; doña Cristina no se entregará sin pelear, aunque ello requiera llenar de muertos la Argentina. ¿Qué duda puede caber respecto a la falta de escrúpulos de quien no hesitó en saquearlo hasta la extenuación?
Lo ocurrido el lunes permite su análisis desde distintos ángulos: la Policía frente a la protesta, la participación de inmigrantes, el accionar judicial y la conducta de los gremios, en especial los que prestan servicios públicos. Esa mirada debe ser puesta sobre otros escenarios conflictivos que se viven hoy y a las cuales debemos ponerles freno ya mismo, so pena de asistir a una escalada de terror que nos haría retroceder cuarenta años y confirmar nuestra sempiterna vocación suicida.
Ver, como dijo el Fiscal Germán Moldes, cómo se enviaba a la Policía a cabecear adoquines por impunes asesinos (no queda un solo detenido por lo ocurrido), debe hacernos reflexionar como comunidad acerca de qué esperamos de las fuerzas de seguridad. Resulta imposible que cualquier sociedad humana funcione sin la autoridad del Estado, al cual hemos delegado el monopolio de la fuerza; sin embargo, los argentinos ponemos permanentemente en duda su proceder, como quedó claro cuando se develó el monumental fraude del caso de Sergio Maldonado, cuando se miró por meses con desconfianza a la Gendarmería.
Otro grave problema que quedó expuesto en los recientes episodios de violencia cuando una enorme mayoría de los heridos era extranjera, es la carencia absoluta de una política migratoria seria y responsable. Los países aplican el concepto de reciprocidad en sus relaciones con los demás y, por ejemplo, imponen la necesidad de contar con una visa a los turistas de las naciones que las exigen a sus ciudadanos, o facturan al país de origen los gastos en salud pública que éstos hubieran generado.
Aquí no preguntamos nada a los inmigrantes, ni siquiera si tienen antecedentes penales o disponen de un trabajo asegurado; les regalamos salud y educación, incluida la universitaria, y permitimos que contingentes permanentes ingresen desde los limítrofes para operarse o cambiar su dentadura gratuitamente; permitimos que hayan sentado sus bases las grandes bandas de narcotraficantes bolivianos, peruanos, colombianos y paraguayos; y obsequiamos documentos de identidad, jubilaciones, planes sociales y hasta viviendas a los extranjeros. No se trata de discriminar, sino de evitar que aumente la pobreza, crezcan las ocupaciones de tierras y los saqueos mientras, con los excesivos impuestos que pagamos, bancamos ese dislate.
La explicable -por su adscripción política- conducta de una Juez, Patricia López Vergara, que accedió rápidamente al pedido de Mariano Recalde, precisamente uno de los claros responsables de los movimientos sediciosos y criminales que se desarrollaron en el centro porteño, y dispuso que la Policía encargada de custodiar la zona no reprimiera, merece una particular atención y, por supuesto, su denuncia ante el Consejo de la Magistratura local, ya que la magistrada privilegió su ideología sobre el ordenamiento legal que rige en la República.
El oficialismo parlamentario recayó en la ingenuidad, como quedó demostrado por el estrecho margen que le permitió obtener la sanción de la discutida ley; nuevamente, creyó a los gobernadores que le dijeron que, para conseguir que el PJ no K lo apoyara, bastaba una foto, mientras se negaban a emitir una declaración de respaldo al Gobierno. Esos mandatarios jugaron a dos puntas, y sus representantes en la Cámara dividieron sus esfuerzos aprobando y rechazando a la vez el proyecto previsional. Y los diputados que responden a Sergio Massa, que justificaron de viva voz a los violentos y acompañaron los esfuerzos del kirchnerismo y la izquierda para levantar la sesión, mostraron a las claras de qué lado están, olvidando la “ancha avenida del medio” que pregonaba su jefe.
La CGT, corrida por izquierda, decretó un paro nacional con efectos “ni-ni”, en especial por la UTA, que pobló de colectivos las calles de la ciudad. Pero, al menos, fue notoria su falta de acompañamiento a los violentos; una posición similar adoptaron Barrios de Pie y la CTEP, que encabeza Juan Gabrois, el tan conspicuo hombre del Papa. Muy distinta fue la conducta de las dos CTA y de algunas organizaciones sociales -a las cuales el Gobierno no cesa de financiar-, que dieron un claro respaldo a quienes promovieron los disturbios. Aún espero que la Justicia declare la ilegalidad del Partido Obrero, en el cual milita Sebastián Romero, el terrorista fotografiado mientras atacaba con un mortero a la Policía; antes de los hechos, esa organización emitió una convocatoria a la manifestación, en la que dejó en claro su objetivo principal: la destitución del Presidente.
Pero sí merece que hablemos de Aerolíneas Argentinas, “su” compañía, que tan cara resulta para el presupuesto nacional. Los gremios aeronáuticos han puesto a parir a los ciudadanos y turistas extranjeros con paros cada vez más salvajes, mientras sus siderales costos incluyen salarios que no guardan relación alguna con lo que percibe el resto de los argentinos. Ahora que tenemos varias compañías internacionales operando en el país, ¿no será hora de plantearnos si se justifica una “línea de bandera” tan cara y tan ineficiente? No la tienen Suiza, Brasil, Chile, Gran Bretaña ni Estados Unidos; entonces, ¿por qué nosotros?
Sólo me resta desearle, a usted y a los suyos, una feliz y santa Navidad; o feliz Janucá, si es usted uno de mis muchos amigos judíos. Sigo siendo optimista, y tengo la certeza de que 2018 será un buen año para nuestro querido país, al que tanto hemos maltratado.
“Del triunfo al fracaso no hay más que un paso. Lo he visto en los asuntosmás
importantes, un pequeño detalle siempre ha decidido los grandes acontecimientos”.
Napoleón Bonaparte
Como era previsible, al menos para quienes conocemos a los magistrados de Comodoro Py, el Juez Claudio Bonadío se desmarcó de sus pares para desatar una tormenta política cuyas consecuencias aún resultan difíciles de prever, toda vez que puede afectar las expectativas legislativas del Gobierno y, sobre todo, al interior del peronismo.
Mauricio Macri espera (¿esperaba?) contar con un gran paquete de leyes antes de fin de año, incluyendo el presupuesto 2018, la reforma fiscal, la modificación del sistema de cálculo de las actualizaciones previsionales, etc.; y el pedido de desafuero y detención de Cristina Elisabet Fernández, Senadora electa, por traición a la Patria, impactó directamente sobre el diseño parlamentario que había construido, como un verdadero orfebre, el Senador Miguel Piccheto para aislar al kirchnerismo, dejarlo en franca minoría y separarlo del bloque del PJ.
Los colegas de Bonadío, varios de los cuales hubieran podido adoptar idénticas medidas en varias causas por corrupción en las que está imputada, pusieron a trabajar sus narices para descubrir qué prefería la Casa Rosada y, prudentemente, se abstuvieron de ejecutarlas. Hoy, dada la necesidad de contar con el voto de dos tercios de los miembros presentes para lograr el desafuero solicitado, lo cierto es que no se producirá, al menos en el mediano plazo; si la causa adquiriera mayor consistencia cuando, dentro de mucho tiempo, llegue a la etapa oral, la exposición pública de los hechos podría hacer que muchos de los que hoy se amparan en posturas garantistas para proteger la libertad ambulatoria de la viuda se vieran obligados a modificar su postura para evitar pagar un alto costo político.
Pero, como decía Napoleón, el Juez Bonadío, ahora convertido en francotirador, podría producir en breve un pequeño hecho que generaría otro tsunami, éste sí difícil de defender con invocaciones persecutorias. Si las investigaciones hoteleras avanzan, bien podría suceder que en febrero ordenara similares medidas contra Máximo y Florencia Kirchner; el primero está protegido por fueros en su condición de Diputado en ejercicio, pero no sucede lo mismo con su hermana, dueña de incalculables fortunas y de pilas de dólares en efectivo. Herida así en su flanco más doloroso, es complicado imaginar qué hará entonces la leona destronada.
Por televisión, asistí a la conferencia de prensa que brindó la rea en la Cámara de Diputados. Imaginé cuánto hubiera ganado la nación si aparecía un celular de culata para trasladar muy amablemente a prisión a la mayoría de los asistentes; descollaban, por supuesto, Nilda Garré y Agustín Rossi (ex ministros de Defensa ahora investigados por la tragedia del “San Juan”), Martín Sabbatella (un prócer de la libertad de prensa), Daniel Scioli (un corrupto mayor), Fernando Espinosa y Verónica Magario (coautores recientes y sucesivos del verdadero genocidio cometido en La Matanza) y, ¿qué menos?, Andrés Larroque (imputado también por traición a la Patria). Ausentes con aviso: Luis D’Elía, Fernando Esteche, Ricardo Jaime, Julio de Vido, Carlos Zannini, Lázaro Báez, Milagro Salas, Amado Boudou, José López, Roberto Baratta, Omar Caballo Suárez, Pata Medina y César Milani.
Pero lo que más me llamó la atención fue el tenor de los argumentos utilizados para descalificar la resolución de Bonadío y para imputar, como autor intelectual de la misma, a Mauricio Macri. Sus críticas al fallo (desconocimiento de la presunción de inocencia, limitaciones a la prisión preventiva, prevaricato del juez, causas amañadas para condenar sin pruebas, violación de normas constitucionales, invención de tipos penales, obediencia del magistrado a la voluntad del Gobierno, etc.), corresponden con exactitud a los principios jurídicos que, al ser violados impunemente desde 2003 hasta ahora, mantienen en prisión a casi dos mil militares, muchos hace más de una década y sin condena.
En otro orden de cosas, si bien es cierto que el 60% de la ciudadanía muestra en todas las encuestas su optimismo sobre la gestión del Gobierno y la figura de Mauricio Macri, y se siente confortada con el efecto reparador del accionar de los jueces sobre los funcionarios y pseudo empresarios kirchneristas, no lo es menos que espera ansiosa que avancen sobre quienes bailaron tantos tangos con ellos, pagando las coimas que después incluían como sobreprecios en las obras públicas; y se pregunta qué pasará cuando la ola se acerque al círculo de las actuales autoridades.
El escándalo Odebrecht (“Lava Jato”) está arrasando con ese mundo secreto y fétido en toda la región. En la Argentina, hay muchos nombres importantes, y de todos los colores políticos, que deben dar explicaciones a los jueces: Enrique y Sebastián Ezkenazi (YPF y Petersen), Jorge Brito (Banco Macro), Osvaldo Acosta y Gustavo Ferreyra (Electroingeniería), Ángelo Calcaterra (IECSA), Cristiano Ratazzi (Flight Express), Enrique Wagner (Constructora) y muchos más. Hasta tanto ocurra, y de modo transparente, el escepticismo que tanto nos caracteriza seguirá imperando.
Al tope de nuestras preocupaciones están la seguridad y la administración de justicia. Recuerdo que ya en 1130, el Rey Enrique I concedió a los londinenses el derecho a escoger como su propio sheriff y juez a quienes ellos quisieran. Y esa anécdota viene a cuento porque una de las causas de esas preocupaciones es la enorme desconfianza que tenemos sobre la conducta de nuestras policías, funcionarios, fiscales y jueces, muchas veces involucrados en el narcotráfico, la trata de personas, el lavado de dinero o la exhibición de fortunas inexplicables; pero aún si adoptáramos ese sistema, no debemos olvidar la responsabilidad del Consejo de la Magistratura, que tiene a su cargo el deber constitucional de ejercer el control del Poder Judicial, y de nombrar y remover a los jueces.
Como sucede con la defensa nacional, tristemente vuelta a poner sobre el tapete a raíz de la inevitable tragedia del submarino “San Juan”, en el terreno de la Justicia también debemos darnos políticas de Estado, con una clara, consistente y, sobre todo, permanente planificación del objetivo al cual queremos llegar. Si no lo hacemos, no tendremos derecho a quejarnos, aunque sigan depredándose nuestros recursos naturales, continúen los movimientos subversivos secesionistas, imperen las más violentas bandas de narcotraficantes y toleremos la inmigración descontrolada.
Cambiando absolutamente de escenario, recuerdo que Karl Marx, citando a Hegel (“los grandes hechos y personajes de la historia se repiten”), agregó que la primera vez lo hacen como tragedia y, la segunda, como comedia. Nicolás Maduro que, imitando a los gerontes cubanos, sumió a su pueblo en el hambre, la miseria y la desesperanza, ahora obliga a los ciudadanos a obtener un “carnet de la Patria”; el nuevo documento resulta indispensable para realizar cualquier tipo de trámite, contar con libretas de racionamiento de comida, acceder a centros médicos y remedios, estudiar en todos los niveles y votar, en un siniestro sistema de control de la ciudadanía. Nada importó, para dictar tamaño disparate, que sus númenes hayan visto fracasar en la isla, uno tras otro, todos los programas económicos que inventaron a contramano del mundo. Así como nos duele en el alma el régimen de terror asesino que se implantó en Cuba a partir de 1956, hoy nos conmueve hasta la médula lo que sucede en Venezuela, que se acerca a una situación igual y muere cada día.
“Me dijeron que en el reino del revés .
un ladrón es vigilante y otro es juez” María Elena Walsh
El Gobierno y la Armada confirmaron lo que intuíamos: ya no es posible que los tripulantes del ARA “San Juan” sean encontrados con vida, aunque se seguirá intentando localizar la nave. A sus familiares y a toda hombres de mar expreso el profundo dolor que me embarga; rezo a Stella Maris por el eterno descanso de sus almas.
¡Ay, Tato Bores, qué falta nos haces! La Argentina sigue dando que hablar al mundo entero, como siempre lo ha hecho; antes, por nuestra reconocida cultura y nuestro potencial económico, ahora y desde hace varias décadas, por lo asombroso de nuestra decadencia, producto de un suicidio colectivo que parece no terminar. Es natural, toda vez que no hemos dejado nada sin trastocar, ensuciar o destruir.
El el mismo H° Senado de la Nación que albergó figuras tales como Aristóbulo del Valle, Carlos Pellegrini, Nicolás Avellaneda y tantos otros ciudadanos ilustres, ratificó su condición de aguantadero de peligrosos y reincidentes delincuentes cuando juraron -“por Dios, por la Patrias“- entre quienes fueron electos en octubre, Cristina Elisabet Fernández, Carlos Saúl Menem y Adolfo Rodríguez Saa. ¡Que trío de joyitas!
La renovada legisladora arrastra ya tres procesamientos firmes por corrupción, y está muy cerca de recibir otro, nada menos que por traición a esa Patria por la que juró. Menem soporta una condena, confirmada en doble instancia, por el contrabando de armas a Ecuador y a Croacia; no está firme porque la Corte Suprema aún tiene a estudio un recurso del ex Presidente y, mientras se pela las pestañas, lo habilitó para reasumir como Senador; para colmo de vergüenza, fue el encargado de izar la bandera nacional en el acto. Y el último, “el Adolfo”, viene de dar vuelta la elección que había perdido en su eterno feudo mediante el sencillo procedimiento de hacerse con un millonario subsidio, otorgado por su hermano el Gobernador de San Luis, con el cual adquirió públicamente electrodomésticos para comprar votos.
En el sur del país, otro catastrófico Juez federal, Gustavo Villanueva, ordenó a las fuerzas de seguridad retirarse de un parque nacional usurpado por los falsos mapuches del RAM, con lo cual éstos pudieron modificar el escenario del último enfrentamiento armado, que costó la vida a un joven compañero de ruta de los invasores. Este episodio no debería sorprendernos porque otro magistrado -Gustavo LLeral- permitió, hace un mes, que los enmascarados okupas palparan de armas a los efectivos federales antes de habilitarles la entrada a otro campo “recuperado”, donde murió ahogado Santiago Maldonado.
Luego, el Obispo de Bariloche, Mons. Juan José Chaparro, convocó a ¡las partes! a un diálogo de paz, equiparando al Estado Nacional con la banda armada, ladrona y asesina, que amedrenta a los pobladores de la zona y quema estaciones de tren y pozos petroleros. Hasta la propia madre del último fallecido, una verdadera mapuche y -como la enorme mayoría- ciudadana pacífica, dijo que habían lavado el cerebro a su hijo y rechazó las ceremonias fúnebres que pretendía organizar el RAM durante cuatro días.
Debemos recordar que, de la marcha convocada para protestar por esta última muerte, quedó una repugnante pintada en la pared del Cabildo, “44 menos”; si algo faltaba para calificar definitivamente a estos mal paridos, su alegría por la desaparición de los marinos resulta suficiente.
Mauricio Macri, finalmente, verbalizó un claro respaldo a la posición de Patricia Bullrich, Ministro de Seguridad, firme en la defensa del accionar de las fuerzas de seguridad federales, que no pueden ser puestas en pie de igualdad con quienes desconocen la soberanía argentina sobre las tierras “sagradas” que, dicen, les pertenecían ancestralmente y que pretenden la escisión de las mismas respecto a la Argentina y a Chile.
Con esa correcta actitud, el Gobierno anotició a la ciudadanía que se dispone a enfrentar, con toda la fuerza del Estado, el peligroso foco subversivo que, con apoyo y financiamiento de las organizaciones guerrilleras latinoamericanas y de los narcotraficantes, se está instalando en el sur. A quienes pretendan minimizarlo por el escaso número de los integrantes del RAM, les sugiero estudien cuántos miembros del ERP actuaron en 1974 en Tucumán, pretendiendo que se reconociera el territorio que ocupaban como un estado beligerante, o sea, en guerra con la Argentina.
Pero todo esto se da en el marco de importantísimas reuniones internacionales que se llevarán a cabo aquí hasta noviembre del año próximo, cuando se den cita los líderes de los países que integran el G-20. Cada vez que ello ocurre en algún lugar del mundo, las agrupaciones anarquistas y antisistema desatan un aquelarre de violencia, que sólo se logra controlar cuando entran en acción los ejércitos y las policías de las naciones anfitrionas. Me pregunto con qué elementos podremos garantizar la seguridad de esos encuentros si, como se ha visto en estos días, permitimos que periodistas bastardos los cubran permanentemente con un manto de sospecha, amén de mantener encarcelados a quienes el Estado les encomendó esa misma tarea hace ya cuarenta años.
El miércoles fueron dictadas las sentencias en la causa ESMA, el proceso más amañado de todos aquellos denominados “de lesa humanidad”. Fueron condenados a cadena perpetua muchos oficiales que, a la sazón, contaban poco más de veinte años y a los cuales sus superiores les ordenaban la detención de los subversivos para luego entregarlos en los diferentes centros de encarcelamiento. Es completamente ridícula la teoría utilizada por los jueces para condenarlos, ya que es impensable que personal que revistaba en los grados inferiores del escalafón militar tuviera algún poder de decisión sobre la represión.
En el tema de los derechos humanos, el Gobierno está en deuda con la sociedad, en la medida en que el propio Presidente se comprometió a terminar con el “curro” montado a su alrededor, sobre todo a través de las aún oscuras y ocultas indemnizaciones multimillonarias pagadas a los terroristas y sus familiares, pero también en relación al nulo reconocimiento a las víctimas civiles del accionar de las organizaciones ilegales y la indispensable revisión de las causas judiciales armadas para concretar la venganza contra los vencedores militares de la guerra de los 70’s.
A la escena tragicómica nacional se sumaron los gremios docentes que, insólitamente, se resisten a que se conviertan en universidades los actuales institutos de formación, algo que logró en Ecuador su admirado “socialista del siglo XXI”, Rafael Correa. Pero la foto de los cabecillas quejosos (Roberto Baradel y Hugo Yatsky), que ya decretaron una huelga en el tramo final del ciclo lectivo, revela la clara intencionalidad política de este contrasentido, toda vez que son acérrimos seguidores de Cristina Kirchner.
Como se ve, María Elena Walsh fue sólo una adelantada cuando escribió “El reino del revés”.
“Un verdadero príncipe, un gobernante que se precie de tal, debe ofrecer la vida
antes que entregar la dignidad de sus súbditos y la suya propia”.
Federico Andahazi
Ninguno de nosotros -a esta altura, ni siquiera el 20% que la votó en todo el país en octubre- considera a Cristina Elisabet Fernández una verdadera princesa, ya que ha dado acabada pruebas de privilegiar sólo su interés, personal y pecuniario, antes que los de la Patria o, inclusive, a su partido político y, menos aún, que los de quienes robaron para la familia Kirchner durante décadas, en la Provincia de Santa Cruz y en todo el país más tarde.
La Argentina, más allá de los inesperados y exitosos acuerdos que consiguió suscribir el Gobierno el jueves con los gobernadores y con la CGT, está inmersa en una situación económico-financiera sumamente complicada: necesita endeudarse en el exterior para sostener el imprescindible gradualismo (30% de los habitantes son pobres) en el ajuste por la debilidad del ahorro interno, tiene una de las más altas tasas de inflación del mundo, para intentar controlarla el Banco Central sube las tasas de las LEBAC a límites enormes, la presión impositiva es desmesurada, el costo laboral y previsional nos impide ser competitivos, el Estado tiene un déficit que alcanza al 10% del PBI, el colapso de la infraestructura vial y ferroviaria incide gravemente en los costos internos, y sobran en todas las administraciones públicas más de un millón de empleados, a los que no se puede despedir mientras no haya quien los absorba.
Ese panorama, como es lógico, está incidiendo en la falta de inversiones genuinas, esas que inocentemente esperabamos como una lluvia. Sin ellas, resultará imposible que la Argentina crezca a un ritmo que le permita reducir el porcentaje de deuda en relación al PBI, colocando al país en una zona de gran vulnerabilidad ante la eventual aparición de “cisnes negros” en el mercado internacional; el default de Venezuela, ¿será uno de ellos?
Ante esa combinación de factores negativos me pregunto cuánto ha incidido en ellos la feroz rapiña a que fue sometida la Argentina durante los últimos años. Si recordamos que durante la década pasada ingresaron en las arcas públicas nada menos que US$ 970 mil millones, y que el país quedó en ruinas, tendremos al menos una respuesta parcial. Sería suficiente pensar cuánto nos costó la ambición de Néstor Kirchner de quedarse con YPF en materia de pérdida del autoabastecimiento energético y, consecuentemente, en la enorme cantidad de esenciales divisas que nos hemos visto obligados a dilapidar para importar gas y electricidad, y de perpetuarse en el poder a través del más impúdico clientelismo,
Pero no basta, porque día a día aparecen nuevos chancros expuestos que muestran hasta qué punto llegó el saqueo. Veamos algunos ejemplos que permiten una aproximación: los fondos desaparecidos de Santa Cruz; la mina de carbón de Río Turbio; los negociados con Hugo Chávez con bonos de deuda argentina; los inexistentes caminos y centenares de propiedades a nombre de Lázaro Báez; la venta fraudulenta de dólar futuro; el lobby de las constructoras encabezadas por Skanska y Odebrecht; la explosión del juego y la tolerada evasión impositiva de Cristóbal López; la penetración del narcotráfico gracias a la sociedad con Cristina y su gerente Anímal Fernández; los US$ 50 millones en propiedades en Miami del “valijero” y secretario presidencial Daniel Muñoz; “Sueños Compartidos” y la Tupac Amaru; Fútbol para Todos; los sobreprecios en los cargamentos de gas licuado; el enriquecimiento de Ricardo y Pablo Barreiro, Osvaldo Sanfelice y Martín Aguirres; el negociado de Ciccone; las cadenas de hoteles de los Kirchner y Relats; Rudy Ulloa Igor y su transformación de cadete en empresario de multimedios; la apropiación de tierras fiscales en Calafate; la malversación de subsidios en la Secretaría de Transportes (colectivos y ferrocarriles) y en el INCAA; el brutal incremento de la pauperización y su consecuencia en el crecimiento de los asentamientos y villas de emergencia; el latrocinio en el PAMI y en IOMA; las cajas fuertes de Florencia Kirchner; las montañas de dinero pesadas en “La Rosadita”; el gran abanico de medios de prensa sostenidos exclusivamente por la publicidad oficial; la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo; los viajes de personajes en aviones privados y el transporte de diarios y medialunas a Río Gallegos en los Tango; etc., etc..
¿Cuál fue el costo para el país de la disparatada guerra contra el campo que abortó por el voto “no positivo” de Julio Cobos? ¿Cuánto se robó con las indemnizaciones a los terroristas y a sus familiares? ¿A cuánto alcanzan los saldos de las cuentas de Cristina y su familia en las islas Seychelles y otros paraísos fiscales? ¿Cuánto nos costó y qué objetivo real tuvo la expedición de Guillermo Moreno a Angola?; ¿fue, como creo, para cambiar las montañas de billetes de ? 500 que juntaba Néstor, para acariciarlos y entrar en éxtasis, por diamantes africanos? Sin duda, otra vez estamos hablando de miles de millones de dólares.
Tal como algunos suponían y pocos esperaban, la sucesión de prisiones preventivas decretadas contra ex funcionarios de primer nivel del kirchnerismo ha provocado pánico entre los afectados, en especial porque el ánimo de todos ellos se vio francamente perjudicado por la falta total de solidaridad de la “noble viuda”; en la medida en que varios de quienes ahora viven atrás de las rejas han involucrado -como lo hizo ella misma- a sus propios hijos en la comisión de un sinnúmero de delitos gravísimos (lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, fraude y complicidad en la corrupción, etc.), la preocupación de cada uno se ha incrementado exponencialmente.
Ya vimos “arrepentirse” a personajes menores como Leonardo Fariña y Federico Elaskar, pero ahora se han sumado Alejandro Burzaco y Alejandro Vanderbroele, que han comenzado a hablar de los negocios de Cristina y su hijo Máximo, de Amado Boudou, de Ricardo Echegaray, de Juan Manuel Abal Medina, de Gabriel Mariotto, de Julio Grondona y de Gildo Insfrán. Julio de Vido amenaza epistolarmente contar lo mucho que sabe y, seguramente, lo seguirán Lázaro Báez, tan pronto la remolona Justicia se lleve puestos a sus hijos, y Luis D’Elía y el propio Anímal Fernández, transformados en las más llorosas viudas de don Néstor. En esta materia, todo lo que leemos diariamente en la prensa no ha hecho más que empezar, y en Comorodo Py, con el despido de Eduardo Freiler, se respira un aire levemente más puro.
Con certeza, las cárceles de Marcos Paz y Ezeiza se seguirán poblando de delincuentes como los descriptos, pero no podemos ni debemos resignarnos a que ése sea el único costo que deberán pagar. Es imprescindible que devuelvan las inmensas fortunas que han robado, para que sirvan para paliar, al menos en parte, el monumental daño que su accionar ha generado en términos de pobreza, miseria y costo argentino. De acuerdo con la definición del Tratado de Roma, el kirchnerismo cometió un verdadero genocidio, como bien saben los qom y los wichis.
En estos días, está circulando por las redes una versión que atribuye al insólito e inexplicable viaje a Europa de Alicia Kirchner, Gobernadora de la Provincia de Santa Cruz, que se encuentra en crisis terminal, el propósito de buscar y negociar asilo político para su cuñadísima y sus hijos. Estoy convencido que se trata de un disparate, toda vez que hoy ningún país otorga protección a los acusados de corrupción; Alberto Fujimori, ex Presidente del Perú, fue extraditado por Japón, pese a ser ciudadano también de ese país, y hoy se pudre en una cárcel de Lima.
Las excepciones, claro, son los falsos paraísos comunistas de Venezuela y Cuba, pero no me parece que, con las veleidades que la caracterizan, Cristina se muestre proclive a residir en ellos, donde le resultaría imposible exhibir sus joyas y sus exclusivas carteras Louis Vuitton.
El Poder Ejecutivo nacional -y el de la Provincia de Buenos Aires no se quedó atrás al promulgar la demencial ley que impide el cuestionamiento de un número dogmático, los 30.000 desaparecidos- pretendía obtener una actitud contemporizadora por parte de los organismos que nuclean (ya fue confesado por ellos mismos) a quienes reivindican el accionar de los terroristas de los 70’s y hasta pretenden traerlo al presente, mientras militan en el kirchnerismo tumbero.
Para justificar esta última afirmación basta recordar qué sucedió durante la manifestación del 24 de marzo de este mismo año en la Plaza de Mayo, donde fue leída una proclama, firmada por todas las organizaciones, en la que propusieron volver a las armas para derrocar al Presidente, al cual identificaron con la dictadura militar; las denuncias penales formuladas por sedición, instigación a cometer delitos, intimidación pública y apología del crimen fueron rápidamente archivadas por el diligente Juez Marcelo Martínez de Giorgi, otro conspicuo inquilino de Comodoro Py, porque afectaban ¡el derecho a la libertad de expresión!
Durante dos años, el Gobierno creyó que, para conseguir la paz que buscaba, bastaba con su total prescindencia respecto al accionar del Poder Judicial colonizado y la completa inacción de la Secretaría de Derechos Humanos frente a la situación de los ancianos militares y civiles detenidos por presuntos crímenes de lesa humanidad, aguantar sin inmutarse los cortes de calles y caminos y la ocupación de los espacios públicos por encapuchados armados con palos y la absurda permisibilidad frente a la actual presencia de claros propaladores del odio y la violencia institucional en los medios de comunicación del propio Estado; esa inútil política de seducción incluyó cancelar cualquier esperada medida tendiente a la revisión de las írritas sentencias dictadas en los fraudulentos procesos de venganza, que mantienen casi dos mil presos políticos en las cárceles de todo el país.
Pero, en su inocencia, no se dio cuenta que ese terreno, el de los malversados derechos humanos, era el campo de batalla elegido por el perdidoso kirchnerismo y el “club del helicóptero” para continuar con su guerra abierta contra Mauricio Macri, la democracia y la República. Siguió tolerando, y subsidiando, las actividades desestabilizadoras del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS, de Horacio Verbitsky), de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), de Madres (Hebe Bonafini, quien el jueves pasado reiteró su incondicional apoyo a Cristina Elisabet Fernández) y Abuelas (Estela Carlotto) de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S., y hasta les permite la posesión de lugares y edificios emblemáticos que debieran pertenecer a toda la ciudadanía.
Pese a que ya había alterado el orden constitucional con sus acciones a favor de Milagro Salas, una política presa por la multiplicidad de delitos de los que se la acusa, y humillado con ello a la Justicia argentina, el Gobierno continuó contribuyendo financieramente al sostenimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ahora se ha sumado a la tergiversación (la “desaparición forzada” en manos de la Gendarmería) de los hechos comprobados en el caso de Santiago Maldonado, que encontró la muerte ahogándose en un río del sur, mientras acompañaba los actos terroristas de esa falsa etnia; y ello aún cuando la presencia en la CIDH de Raúl Zaffaroni garantiza su utilización como efectiva arma contra las instituciones argentinas.
El nuevo camino que ha comenzado a recorrer se vincula, qué menos se podía esperar, con el tema de los inventados mapuches que buscan la secesión de un territorio, no por casualidad de multimillonario valor y al que califican falsamente de ancestral, tanto de Argentina como de Chile; los movimientos indigenistas han sido elegidos también por el Foro de San Pablo como arietes contra los Estados y las democracias de América. El objetivo de la fábula construida con la desaparición temporal del tatuador y el descubrimiento de su cadáver intacto ha sido claro, ya que aún la familia y las organizaciones de izquierda nacionales e internacionales, contra toda evidencia, lo siguen utilizando para victimizarse y culpar al Gobierno, a la Ministro de Defensa (Patricia Bullrich) y a la Gendarmería por su supuesto asesinato.
En este tema en particular, y dada la segura influencia y el dinero de las FARC colombianas, de Sendero Luminoso peruano, de los colectivos chavistas y de las organizaciones terroristas chilenas en la región, la Justicia no podrá continuar con su aberrante política de reconocimiento fáctico de una soberanía -pedir permiso para ingresar y aceptar que los okupas palpen de armas a las fuerzas de seguridad- distinta a la nacional en las regiones afectadas por este fenómeno, porque está en juego la propia existencia del Estado que, por definición, debe velar por el cumplimiento de las leyes y por la integridad de su territorio.
Esta semana, la CIDH celebró en Montevideo su 165° período de sesiones. En ella, tanto la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia cuanto el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV) fueron impedidos a gritos de participar, pese a haberse inscripto con los requisitos exigidos, y el Dr. Guillermo Fanego, un abogado defensor, fue expulsado con violencia de la sesión, todo ello con el aquiescente y permisivo silencio de las autoridades del cuerpo. Quedó probado así cuál es el rol que le ha asignado a este organismo de la O.E.A. el Foro de Pablo, es decir, un lugar en el que sólo la izquierda cerril, el falso progresismo y los regímenes cleptocráticos puedan tener voz.
Esa actitud, de neto corte stalinista, se consumó en presencia de Claudio Avruj, Secretario de Derechos Humanos argentino, que recibió, de parte de Estela Carlotto, una puñalada trapera; esta también confesa dirigente kirchnerista acusó a nuestro Gobierno, ante una nutrida concurrencia regional, de abandonar la postura sesgada que se mantuvo durante toda la década saqueada y de llevar adelante una inexistente política que, de concretarse, simplemente permitiría que la protección alcanzara a todos los habitantes de la nación, en especial a aquéllos que lucharon con las armas legales contra la subversión y a las víctimas civiles del terrorismo, y no solamente a esos monumentalmente indemnizados y premiados “jóvenes idealistas”, que asolaron el país hace cuarenta años.
El viernes pasado, Mauricio Macri criticó a la Comisión diciendo que estaba operando sobre el caso Maldonado con “fines políticos”. ¡Era hora de que perdiera la inocencia y lo descubriera! Esperemos que, a partir de ese tardía toma de conciencia, proponga al Congreso que la Argentina deje de pertenecer a la CIDH, como lo hizo Donald Trump con la UNESCO, terminando así con la supremacía de las resoluciones de dicho organismo sobre nuestro Poder Judicial, ya que nuestra presencia en ella convalida la bastarda utilización de todos los escenarios, micrófonos y cámaras posibles para denostar y combatir contra el sistema democrático y republicano, ese que la Argentina y casi todos los países del continente han elegido para vivir.
“Una cualidad de la Justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”.
Jean de la Bruvère
“. con las cosas que tenemos a la vista“, escribió Eladia Blázquez en un tango; la autora murió sin poder comprobar cuánta razón le da la actualidad nacional, poblada de escenarios complejos que, de todas maneras, no impedirán que concurramos mañana a las urnas.
El primero de ellos se desarrolla en el sur, donde un grupo de falsos mapuches se ha arrogado la facultad de reclamar la secesión y entrega de parte del territorio nacional y, mientras lo obtiene, impone su soberanía sobre el mismo por la fuerza. Hasta allí, se trata de delitos de toda índole que, como tal, deberían ser justamente castigados por el Poder Judicial.
Pero lo que convierte la situación en un verdadero circo es el demostrado terror que tienen los jueces en hacer cumplir la ley, a punto tal que negocian de igual a igual con estos indios “truchos”, requiriendo su permiso para el ingreso de las diferentes fuerzas de seguridad sin armamento al denominado “territorio sagrado”, y admiten que los oficiales sean palpados por los delincuentes para comprobarlo. En su momento, los funcionarios judiciales intervinientes deberán ser, a su vez, investigados por estas infames y cobardes concesiones que, sin duda, constituyen una traición a la Patria.
El bastardo aprovechamiento político de la transitoria desaparición y de la muerte de Santiago Maldonado sirvió a la tentativa de desprestigiar y condenar anticipadamente a esas fuerzas, cuando ni siquiera hay, ni había, reales pruebas de la presencia del joven tatuador en el famoso piquete del 1° de agosto. Es lo mismo que hicieron antes con el Ejército y la Armada, para dejar inerme al Estado argentino ante la agresión que, como tantos otros de América, viene sufriendo bajo el comando del Foro de San Pablo, públicamente decidido a fomentar los movimientos indigenistas en la región para lograr su fin último: dinamitar la democracia y las repúblicas.
Que fueran los federales quienes descubrieran el cuerpo mojó la pólvora de la acusación de desaparición forzada, que los organismos tuertos de derechos humanos intentaron “vender” a la ciudadanía, con el obvio y explícito propósito de identificar al Gobierno con lo peor de la legítima guerra contra el terrorismo en los años 70. Aspiraban, así, a lograr los votos de los jóvenes que ignoran todo lo sucedido entonces y que fueran objeto de un exitoso lavado de cabeza durante el kirchnerismo.
Nuestra curiosa originalidad incluye el método al que, como hace cada año, eligió el encuentro nacional de mujeres para protestar por la violencia contra su sexo: nada menos que romper la Catedral del Chaco y llenar de pintura los monumentos; a veces, hasta han defecado en los templos para culminar su cruzada pacifista.
El cambalache mayor, sin embargo, está en los Tribunales de Comodoro Py. El kirchnerismo creyó en el consejo del viejo Vizcacha y se hizo amigo (fuera con “efectividades conducentes”, fuera por aprietes y carpetazos) de los jueces, que se esforzaron en congelar los expedientes en que los mandamases de turno estaban imputados por la comisión de un sinnúmero de delitos. Las denuncias que formularon Lilita Carrió, Margarita Stolbizer, Mariana Zuvic, Ricardo Moner Sanz y algunos otros corajudos, durmieron durante toda la extendida década robada en los cajones de tan confiables magistrados, tapados por el polvo de la impunidad; en algunos casos, como los sobreseimientos de los Kirchner y sus secretarios privados por enriquecimiento ilícito o las coimas de Skanka, ese polvo consiguió ahogar las investigaciones.
Pero, claro, olvidaban que las encuestas de opinión las reciben también esos maravillosos perfumistas que, encaramados en los cargos que les permiten decidir sobre la libertad y el patrimonio de todos, miran desde arriba y con soberbia a sus conciudadanos mientras ignoran indignamente los deberes que la Constitución les impone. Ante el convencimiento de la derrota que sufrirán mañana sus antiguos patrones, giraron como veloces veletas y simultáneamente descubrieron -¡oh, milagro!- que habían olvidado las causas que los comprometían en el fondo de los cajones; rápidamente, los desenterraron y comenzaron a actuar con renovada celeridad en las mismas.
Así se llegó a los dos pedidos de desafuero y detención de Julio de Vido, el gran cajero de Néstor y Cristina desde los lejanos tiempos de la Gobernación de Santa Cruz. Desde su Ministerio planificó federalmente la pérdida del autoabastecimiento energético y la consecuente necesidad de importar gas y electricidad, la “compra” de chatarra ferroviaria contaminante, el invento de la extracción de carbón en Río Turbio, los monumentales subsidios al transporte, la “nacionalización” de YPF y de Aerolíneas, la obra pública inexistente pero pagada con creces, el sueño compartido de las viviendas sociales nunca construidas y otros latrocinios que, siendo tantos y tan variados, ya ni siquiera llaman la atención.
Pero sí lo hace que la viuda negra haya soltado la mano a tantos de sus funcionarios y testaferros ya detenidos, dejándolos a la intemperie política y haga gala de ello ante cada micrófono que le ponen delante. Porque don Julio, Ricardo Jaime, Lázaro Báez, José López, César Milani y Ricardo Baratta sufrirán esa soledad y, al menos para tener compañía, es probable que se sientan tentados a contar dónde fueron los miles de millones que robaron para la corona kirchnerista, quedándose con algunos vueltos. Eso sí, podrán formar en la cárcel diferentes equipos de fútbol, ya que más temprano que tarde deberían ingresar Roberto Dromi, Daniel Cameron, Carlos Zannini, Anímal Fernández, Amado Boudou, Daniel Scioli, Florencia y Máximo Kirchner, Cristóbal López, Sergio Schoklender, Exequiel Espinosa, Claudio Uberti, Gerardo Ferreyra, Enrique Ezkenazi, Ricardo Echegaray, Rudy Ulloa, Juan Pablo Schiavi, Claudio Cirigliano, Eduardo Freiler y tantos otros saqueadores seriales, públicos y privados.
Mañana, según Hebe de Bonafini, los argentinos deberemos optar entre la libertad y la muerte; tal vez sea una promesa de suicidio. Obviamente, coincido con ella en su afirmación, aunque invierta el sentido de su frase porque, si triunfara la Unión Ciudadana, entraríamos en un camino sin retorno que nos conduciría a Cuba y Venezuela. ¡Dios nos guarde!
“Los jóvenes deben aprender a pensar como una masa.
¡Es criminal pensar como individuos!”
Ernesto “Che” Guevara
El lunes pasado se cumplió medio siglo de la muerte de uno de los mayores canallas y asesinos de los muchos que han herido a nuestra América hispana, endiosado luego por las imbéciles izquierdas como un prócer global; es curioso que quienes portan su retrato en camisetas y tatuajes alrededor del mundo no recuerden la frase que sirve como epígrafe ya que, si lo hicieran, debieran abjurar de su mítico credo, toda vez que contraviene la esencia de la libertad y, sobre todo, de la juventud.
El mundo occidental estuvo, el martes, pendiente de la presentación del Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ante el Parlament regional, ya que había jurado proclamar la independencia respecto a España. Evidentemente, la presión del Gobierno, traducida en advertencias de prisión e incautación de bienes a los gerifaltes que comandaron el disparate, la fuga masiva de empresas -tan dolorosa para el sensible bolsillo de la comunidad catalana- y el rechazo de la Comunidad Económica Europea -que anotició que no podría siquiera usar el euro como moneda- fueron demasiado para quienes se alzaron contra la Constitución y las leyes y, más allá de la retórica, el proyecto abortó. No significa, ni mucho menos, que el tema haya concluido, pero se abre un camino de sensatez para transitar hacia una solución que permita suturar la profunda grieta que esta impensable crisis ha provocado en la sociedad española.
Para ello habrá que esperar para ver qué hace ahora Puigdemont frente al ultimátum que le dispararon las Cortes, apoyado allí hasta por los antisistema de Podemos, y que lo puso contra las cuerdas a fecha fija: el 19 de octubre. Entonces deberá explicar a España entera en qué consistió la payasada de una pseudo independencia que duró escasamente un minuto.
Pero el título de la nota, como no podía ser de otro modo dado mi espíritu argentino y gardeliano, tiene que ver con nuestro país y, sobre todo, con la triste realidad que le toca vivir a doña Cristina, la sangrienta emperatriz que reinó ocho años -¿o deberemos sumarle los cuatro de la presidencia de su marido y hasta los períodos en que éste ejerció como Intendente de Río Gallegos y Gobernador de la Provincia de Santa Cruz?- que hoy se sienta, casi sola y abandonada, en su Instituto Patria.
El miércoles, en una actitud totalmente suicida -como el escorpión del cuento- volvió a lavarse las manos respecto a los hechos de corrupción cometidos por sus ministros y secretarios, en especial por Julio de Vido, que sin duda robaron para ella, como antes para su marido, al negar cualquier vinculación con ellos. ¿Qué harán estos, ante la inminencia de una condena que caerá también sobre sus entornos familiares, cuando tomen conciencia de esta monumental deslealtad y de la soledad en la que han quedado?
El aliento de los jueces federales -las mejores “narices” del mundo- en su nuca y las de sus hijos, debe tenerla muy intranquila, sobre todo porque deberá prestar declaración indagatoria, cuatro días después de las elecciones parlamentarias del 22, en la causa más grave de las muchas que se le instruyen. Está acusada en ella de un cúmulo de delitos, que van desde traición a la Patria hasta colaboración con el terrorismo internacional, tipos penales que, no sólo son imprescriptibles (¿recuerda la “lesa humanidad”), sino que conllevan la condena de nuestro hipócrita mundo, ése que distingue ntre terroristas “buenos” -los que asolaron la Argentina y motivan el arrojo flores al río por parte de Barak Obama y otros líderes globales que visitan nuestro país- y “malos” (los que atacan a sus propios países), a los cuales abaten sin preocuparse por sus presuntos derechos humanos.
Es más, quizás, hasta la veamos procesada más temprano que tarde por la “responsabilidad funcional” en el asesinato del Fiscal Alberto Nisman, la misma curiosa imputación que mantiene presos a los más de dos mil ancianos militares que impidieron, con el respaldo de leyes y decretos dictados por gobiernos democráticos, que nos convirtieran en la Cuba de los 70’s o en la Venuezuela actual, ocupadas por regímenes que tanto éxito han tenido en mejorar el nivel de vida de sus respectivas sociedades, que mueren por falta de medicinas, hambreadas hasta la extenuación.
Con seguridad, pesan como lápidas sobre Cristina dos situaciones altamente probables. La primera, que los escasísimos intendentes que le han jurado no sólo acompañarla hasta la puerta del cementerio sino hasta enterrarse con ella induzcan el corte de boletas electorales, un cáliz amargo que ya debió beber en 2013 y 2015, muy convencidos que los votos de Sergio Massa están migrando a Esteban Bullrich.
La segunda, por supuesto, que los senadores que surjan de este evento electoral, comandados por Miguel Angel Pichetto y que responden a sus gobernadores, ya decididamente dialoguistas con el Gobierno, acepten la invalidez de su diploma parlamentario por “inhabilidad moral”, una figura que ella misma, cuando era legisladora, hizo aplicar a un frustrado colega; si el Juez Claudio Bonadío la procesa por esos terribles delitos, les resultará a los peronistas harto difícil mostrarse, ante una ciudadanía atenta y vigilante, como protectores y cómplices de esta probada y notoria criminal.
Faltan sólo ocho días para, ya nadie lo duda, el funeral del kirchner/cristinismo, y están encendidas las velas que rodearán su féretro. El proceso populista y cleptómano que tanto daño ha hecho a nuestro país, integrado a la ola que recorrió el continente con idénticos efectos, habrá concluido por obra y gracia de un personaje en el cual la política tradicional nunca creyó; simplemente siguió el consejo de su antecesora: formó un partido y ganó las elecciones.
La responsabilidad histórica de Mauricio Macri y de su equipo de gobierno es enorme. No sólo deberá mejorar la competitividad de la economía nacional y su credibilidad ante el mundo, modernizar este Estado paquidérmico e insoportable en su costo, sino recuperar la esperanza de reinserción para ese tan doloroso sector (29%) al que siete décadas de falso progresismo han condenado a la pobreza y a la marginación, algo que arteramente el kirchnerismo le reclama con sólo dos años en el poder.
Pero creo que la tarea prioritaria que tiene por delante es purificar al Poder Judicial, tan identificado socialmente con la protección y la complicidad con la corrupción y tan descalificado por la ciudadanía por haber olvidado el triple rol que la Constitución le impone: ser la garantía de los individuos frente a las arbitrariedades del Estado, ser el control de los actos de los demás poderes y ser el justo árbitro entre pretensiones opuestas de los ciudadanos.
El procesamiento por corrupción dictado por el Juez Julián Ercolini contra la Procuradora General de la Nación, Alejandra ¡Giles! Carbó, obviamente acerca ese objetivo, toda vez que su desplazamiento impedirá que la red de fiscales militantes -una verdadera quintacolumna- continúe haciendo daño a las instituciones de la República.
No debe olvidar Macri, que “con una Justicia seria, independiente, eficaz y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será”.
“El problema con el mundo es que la gente inteligente está llena de dudas,
mientras que la gente estúpida está llena de certezas”.
Charles Bukowski
El mundo en general que, hasta hace pocos años, sin dudas se dirigía a una mejor convivencia y a una mayor integración entre los países, casi sin fronteras, e inclusive a una mayor armonía entre las diferentes comunidades dentro de cada uno de ellos, ha virado bruscamente de rumbo. Y lo peor es lo ríspido y violento del modo en que ese cambio se está produciendo en muchos sitios.
No es sólo Catalunya, que ha puesto en crisis a España y a Europa entera, sino Holanda, que está contemplando con preocupación la disputa entre sus zonas valonas y flamencas, mientras Alemania ha visto resurgir a su extrema derecha con toques nazis y lo mismo sucede en varias naciones vecinas, Escocia y Eire pretenden continuar en la Comunidad después del Brexit votado en Gran Bretaña, la Liga del Norte insiste en la división con el sur italiano, Kurdistán reclama su independencia a Turquía y a Irak, en Francia han resurgido las inquietudes bretonas y, como frutilla del postre, los inventados mapuches quieren quedarse con la Patagonia.
Para todos esos movimientos tectónicos se utilizan argumentos vinculados a la lengua, a la religión, a la raza y a la historia pero, en general, hablan del fracaso de los esfuerzos centrípedos que garantizaron, durante décadas, la añorada paz después del siglo más sangriento que registrara la humanidad. Recordemos, al efecto, que sólo siete años después de terminada la II Guerra Mundial, países que se habían destruido mutuamente y que cultivaban odios ancestrales, fueron capaces de firmar el Pacto del Carbón y del Acero, piedra fundamental de la Comunidad Europea, que transformó al viejo continente, creímos, en una tierra de paz para siempre.
Pese a mis muchos años, no deja de sorprenderme qué reacción diferente tenemos frente a hechos en función de dónde se produzcan, y Barcelona no ha sido una excepción. Tal vez porque somos un país poblado por hombres y mujeres que subieron a los barcos cuando la necesidad les impuso la emigración, conservamos una enorme cercanía sentimental con España e Italia en particular y cultivamos su recuerdo con nostalgia.
Nótese, en el mismo sentido, que el brutal asesinato de cincuenta y ocho personas -y más de quinientos heridos- que dejó el tirador solitario de Las Vegas el domingo pasado sigue ocupando un gran espacio en nuestros medios de prensa; y lo mismo sucede con los ataques terroristas que han puesto a Europa entera en estado de conmoción. Sin embargo, los monstruosos atentados que producen cientos de muertos en Medio Oriente y en Asia, sea en Kabul, Bagdad, Islamabad o Beirut, desaparecen de los diarios y de los canales de televisión horas después de producidos.
La Argentina continúa transitando el larguísimo camino hacia las elecciones legislativas del 22 de octubre, que aparece jalonado de malas noticias para la tropa kirchnerista, que continúa acumulando procesamientos y embargos de toda índole. Es altamente probable, inclusive, que se produzca alguna nueva detención resonante antes de esa fecha que, además, mostrará el marcado deterioro del ya exiguo apoyo electoral que cosechara Cristina Elisabet Fernández en las primarias de agosto.
Quedará así confirmado el pronóstico que formulé hace tiempo utilizando el lenguaje del truco: la ex Presidente, que junto con su marido muerto gobernara el país durante el período más largo de su historia democrática y que se imaginaba “ancho de espadas”, habrá perdido las elecciones contra dos “cuatro de copas” de la política. Las causas son, por cierto, muchas y diversas.
Creo, sin dudar, que la primera de ellas ha sido el gran programa de obras públicas que han encarado los gobiernos nacional y provincial en el principal enclave del voto kirchner/cristinista, es decir, el conurbano sur bonaerense. En el Partido de La Matanza, los vecinos ven y tocan con sus propias manos el asfalto, el agua corriente y las cloacas siempre prometidos y nunca cumplidos, y el tan criticado Metrobus se ha convertido en la salvación real para muchos lugares desangrados por la inseguridad, además de economizar horas de traslado a los trabajadores beneficiados.
El segundo, no menos crucial, ha sido la Gobernadora María Eugenia Vidal, la figura política que cosecha más aprobación pública en la Argentina, por la transparencia con que ejecuta su gestión administrativa y el coraje con el que encara la lucha frontal contra el narcotráfico y la corrupción policial; ¿quién mejor que un habitante de las zonas más marginadas de la Provincia puede comprobarlo, si era -y aún es- su principal víctima?
Los mejores indicadores económicos del país en materia de empleo y de recuperación del consumo, pese a que aún no puedan ser percibidos a nivel personal por toda la sociedad, tendrán también una participación importante en el voto popular, sobre todo porque el prudente gradualismo de Mauricio Macri y su equipo ha conseguido transformar los apocalípticos pronósticos de Cristina Kirchner sobre el ajuste que impondría en mero papel mojado.
Desde el ángulo estrictamente político, han incidido en el derrumbe de las expectativas de la viuda tanto la preanunciada conducta de muchos intendentes que abrazaban a la viuda y hoy, ante el riesgo cierto de perder la mayoría dentro de sus propios concejos deliberantes, ya instruyen a sus seguidores para que corten las boletas electorales, cuanto la necesidad del Partido Justicialista de recomponerse después de las sucesivas derrotas a las que lo condujera su mariscala en 2013, 2015 y 2017.
No ha sido menor, tampoco, la negativa repercusión que tuvieron en el ánimo de la ciudadanía la novedosa catarata de entrevistas personales que brindó Cristina en los últimos días y la recuperación de su imagen tradicional, tan soberbia como negadora de la realidad. Sus manifestaciones respecto al crimen ferroviario de Once, exculpando públicamente a delincuentes como Julio de Vido, Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, Claudio Cirigliano y, por supuesto, ella misma, para intentar transferir toda la responsabilidad al maquinista del tren, resultó absolutamente patética, y así fue percibida por la sociedad entera.
Y su reciente y peculiar lavado de manos personal en perjuicio de sus más íntimos colaboradores y testaferros en la organización mafiosa que organizó y comando con su marido muerto, dejó totalmente en claro que la lealtad, esa que el PJ sólo festeja los 17 de octubre, no figura entre sus muy escasas virtudes. Debería recordar, al menos, que muchas de las condenas perpetuas dictadas contra los presos políticos -los militares que evitaron que nos convirtiéramos en Cuba durante los 70’s- de su nefasto régimen se sustentaron en la “responsabilidad funcional”, es decir, la que le cabe a un superior por la conducta de sus subordinados.
Resta sólo saber si figurones tales como Amado Boudou, Lázaro Báez, José López, Julio de Vido, Alejandro Vanderbloele y los muchos que seguirán sentándose ante los Tribunales Orales Federales, y seguramente ingresarán a prisión, mantendrán su cómplice silencio cuando vean rodar por el polvo electoral la cabeza de quien fuera su jefa y ejecutora del plan sistemático de saqueo al Estado que, ahora, sólo pretende salvarse con sus hijos y su fortuna escondida; ¿seguirán en su postura de no contar nada cuando se compruebe que ya no tiene poder alguno o darán los datos necesarios para recuperar al menos algo de lo robado?
En nuestro país se ha hecho carne una afirmación que sostiene que “aquí nunca pasa nada”, referida en especial a las consecuencias penales que la corrupción debiera generar para sus autores. Hasta ahora, y salvo contadísimas y notorias excepciones, el más que moroso Poder Judicial dio la razón a quienes así lo creían. Sin embargo, el claro avance de Cambiemos en las PASO, que se ampliará tras el seguro triunfo de este mes, hizo que los jueces federales en lo criminal, poseedores de las narices más profesionales del planeta, se atropellaran en la puerta de los tribunales orales para elevar a juicio las innumerables causas que afectan a los capitostes del gobierno kirchnerista, incluyendo a la propia Presidente, jefa única de la monstruosa asociación ilícita que organizó con su marido muerto.
Están hoy sentados, ante estos mismos magistrados en los cuales tanto confiaron en el pasado por razones claramente crematísticas, Cristina Elisabet Fernández, el ex Vicepresidente Amado Boudou, el ex super Ministro de Planificación y actual Diputado -¡qué vergüenza!- Julio de Vido, y decenas de emblemáticos secretarios de Estado (Guillermo Moreno, Daniel Cameron, Roberto Baratta, Daniel Reposo, etc.), presidentes de empresas públicas, responsables de entes autárquicos, funcionarios de todos los niveles y algunos empresarios demasiado expuestos como para eludir su conversión en blancos indeseados.
Pero es claro que no todo termina allí. Esta leve brisa de decencia, que comenzó a soplar hace un año y medio con la caída de Norberto Oyarbide, está empezando a defenestrar a actuales jueces, como Eduardo Freiler, Carlos Rozanski, Raúl Reynoso y Alberto Hergott. Lamento que el Gobierno prefiera aceptar la renuncia de estos impresentables magistrados, que acceden así a una jubilación privilegiada, a que deban enfrentar el largo proceso del juicio político y, en algunos casos, hasta causas penales por corrupción. Esas caídas no son suficientes y los vientos deberán soplar más fuerte, pues es sabido que no son pocos los jueces que debieran ser expulsados de sus cargos por indignidad moral para encontrarse por encima de sus conciudadanos y decidir sobre su libertad y su patrimonio.
Y, por supuesto, debería incluir en la lista a la inefable Procuradora General de la Nación, doña Alejandra ¡Giles! Carbó y a la recua de fiscales militantes con que ha colonizado los tribunales de todo el país, siempre dispuestos a entorpecer la gestión del Gobierno y a prestarse a participar del circo romano en que se juzga a los militares pero nunca a los terroristas.
Por si no hubiera suficientes artistas en escena, ahora se ha sumado el complejo elenco de los eternos dirigentes gremiales, como Omar Caballo Suárez y Juan Pablo Pata Medina, paradigmáticos y violentos extorsionadores de los empresarios de sus respectivos rubros, a los cuales se sumarán pronto otros colegas en el delito. Es que, puesta a investigar seriamente, la Justicia debería hacerse una panzada con las inmensas fortunas personales que detentan estos caraduras, tan volubles, que tanto daño hacen al país invocando los teóricos intereses de sus afiliados, como ha sido el reciente caso de la férrea oposición a las aerolíneaslow cost.
Pero, como se ha visto en Brasil, la obra purificadora no tendrá un final feliz hasta que hagan acto de presencia en la misma la multitud de empresarios que han lucrado sin tasa y sin medida con los contratos con el Estado, al cual han dejado postrado de inanición a fuerza de sobreprecios u falsedades inconclusas que, siempre, hemos terminando pagando con nuestros exorbitantes impuestos. Está en pleno trámite legislativo el proyecto de ley que responsabiliza penalmente a las compañías en los hechos de corrupción, y es probable que veamos su sanción en los próximos días. Sin embargo, y tal como dijera el Juez Sergio Moro, líder de las investigaciones relacionadas con el proceso del Lava Jato, que ha llevado a la cárcel a decenas de políticos, funcionarios y empresarios brasileños con gravísimas condenas -al ex Gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, le impusieron ¡45 años! de prisión- no bastará con esa norma, sino que resultará indispensable contar también con el instrumento de la delación premiada, que tan buenos frutos diera en nuestro vecino país.
Precisamente, esa monumental causa judicial ha puesto de relieve un aspecto poco conocido, en la medida es que es la primera vez que aparece nítida la transnacionalidad de la enorme maquinaria de corrupción montada. Y así, sin caer en teorías conspirativas, ha quedado expuesta su íntima vinculación con el Foro de San Pablo, fundado en 1990 por el Partido dos Trabalhadores (PT), comandado por Luiz Inácio Lula da Silva. La izquierda latinoamericana se convenció que el camino militar -recorrido por las organizaciones terroristas que asolaron nuestro continente en los 70’s y 80’s- no tenía posibilidad de llegar al destino deseado, e invento esa falacia del “socialismo del siglo XXI”, que conlleva la destrucción de las instituciones más caras a nuestros sentimientos: la república, la democracia representativa, las iglesias, las familias y, por supuesto, los ejércitos.
Rápidamente, y dada la comunidad de objetivos políticos, el Foro logró la adhesión incondicional de los líderes populistas (en algunos casos, verdaderos cleptómanos) de la región, se llamaran Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), José Pepe Mujica (Uruguay), Dilma Rousseff (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua) y, claro, Néstor y Cristina Kirchner (Argentina), y cuenta con gran apoyo financiero transnacional de los grandes carteles de la droga. Pese a que se incorporaron al mismo los sanguinarios miembros de las FARC colombianas, del Sendero Luminoso peruano, de los distintos frentes terroristas chilenos y conspicuos integrantes de Montoneros y ERP argentinos, al menos por ahora trocaron los fusiles por los libros de la Escuela de Frankfort, de Antonio Gramsci, de Ernesto Laclau y de tantos otros profetas de esta destructiva religión.
Entre los concretos objetivos de ese nefasto Foro, en realidad como uno de sus instrumentos, está definido el incentivo a los movimientos indigenistas en la región. Éstos se han hecho presentes desde hace décadas en el sur de Chile, donde los mapuches sí han optado por la vía terrorista con asesinatos, incendios, bombas y sabotajes de toda índole. El Gobierno de la Coalición gobernante ha sido por demás tolerante, pese a disponer de una específica legislación represiva, y ello ha permitido no solamente la perduración de estas acciones violentas sino su traslación hacia territorio argentino, donde esta etnia arribó en 1833, aunque sólo muy recientemente ha adoptado posiciones insurreccionales y separatistas.
Los descerebrados y los malintencionados que apoyan las disparatadas reivindicaciones territoriales de estos autoproclamados “pueblos originarios” no se han detenido a pensar que el año -1833- en que los mapuches realmente cruzaron la cordillera de los Andes y se instalaron aquí, es exactamente el mismo en que los colonizadores argentinos de las islas Malvinas fueron desalojados militarmente por los británicos; entonces, y en función de esa igual antigüedad, la misma calificación y los mismos derechos deberían reconocerse a los invasores ingleses.
Este es el desafío que la Argentina tiene por delante, y en función de ese buen combate, está obligada a fortalecer sus instituciones y respaldar a las personas que se encargan de la defensa y de la seguridad del territorio nacional y de los ciudadanos; lo que hemos visto en estos días, con los feroces ataques a la Gendarmería y a la Ministro Patricia Bullrich va, precisamente, en dirección contraria.
Mundos raros y curiosos olvidos
Por ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO
organización social es capaz de causar el número de miserias con que los encargados de la autoridad
judicial afligen a los pueblos cuando frustran el
objeto de su institución”.
José de San Martín
Es sabido que la Argentina es de una originalidad nefasta pero creo que hemos logrado contagiar al mundo de nuestra extraña y suicida locura. El Brexit y el avance de los populismos nacionalistas y separatistas en Europa, que amenazan terminar con el período de paz y crecimiento más exitoso y prolongado de su historia, la paulatina degradación de los acuerdos climáticos y nucleares, la renovada guerra comercial entre Estados Unidos y China, el peligro de un nuevo conflicto armado con Irán, la probada incapacidad de la comunidad internacional para poner fin al desastre humanitario de Venezuela, etc., justifican esa creencia.
En el plano local, el denigrante espectáculo que ofrece el Poder Judicial, desde la Corte Suprema, en manos de una mayoría que tiende a garantizar impunidad a los saqueadores (debemos seguir evitándolo, como hicimos la semana anterior), pasando por la Cámara Federal de Casación, con miembros que se tiran en público de los pelos, y plagada de jueces inmorales e inexplicablemente enriquecidos, no deja de llamar la atención de toda la región, donde se avanza sin pausa contra la corrupción. No es para menos, ya que aquí esos mismos magistrados han conculcado, pese a que constituyen derechos constitucionales, los principios de igualdad ante la ley, inocencia, juez natural, ley anterior al hecho del proceso, ley más benigna para el acusado, limitación temporal a la prisión preventiva, insubsistencia de la acción penal por exceso de tiempo sometido a proceso, etc.
[ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third_end]Maduro
[/ezcol_1third_end]En otro orden de cosas, me parece rarísimo que la noticia más potencialmente dramática para nuestra economía haya pasado inadvertida. Me refiero al dictamen del Gobierno de los Estados Unidos, recomendando que se ventile en sus tribunales el juicio del fondo Bulford contra nuestro país; el proceso, relacionado con la expropiación de YPF –la ruinosa solución que Cristina Fernández eligió para enterrar en la impunidad de los robos de su marido muerto y sus testaferros-, nos puede costar otros US$ 5.000 millones (ya Axel Kiciloff pagó a Repsol US$ 10.000 millones), o $ 225.000 millones, al tipo de cambio actual.
Para tener una idea de la magnitud de esa cifra, recordemos que la Asignación Universal por Hijo cuesta al Estado, por año, $ 50.000 millones, o sea, casi cinco veces menos que el nuevo saqueo que engrosará el botín de los Kirchner, que están detrás de los acreedores.
Eso obliga a reiterar la curiosidad que constituye que Enrique y Sebastián Eskenazi no hayan sido siquiera llamados por la Justicia (en este caso, representada por los jueces Ariel Lijo y Claudio Bonadio) a dar alguna explicación, pues son los teóricos dueños de Petersen Energía, de España, que pertenece a su vez a una empresa homónima de Australia, cuyos propietarios hay que adivinar quiénes son realmente. Y esto reviste una gravedad inusitada porque, si se demuestra que todo el tema de YPF configuró un delito, el Estado tendría un fuerte argumento para respaldar su pretensión de que el juicio antedicho tramite ante los jueces argentinos.
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Enrique Eskenazi
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Lijo
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Bonadío
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Sebastián Eskenazi
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Ninguno de los magistrados intervinientes en las muchas causas de corrupción de la familia ex-presidencial se ha dignado visitar la faraónica tumba que Lázaro Báez construyó para su amigo Néstor, en Río Gallegos. Si eran tan íntimos como para que éste edificara semejante mausoleo, y se hiciera cargo de su “seguridad” durante años, ¿cómo sostiene ahora su viuda que nada sabía sobre esa relación, sobre todo por los enormes beneficios que ésta generó para sus deudos?
La foto de Cristina Fernández sentada entre sus cómplices juzgados por defraudar al Estado por cifras siderales, apareció en la tapa de los diarios de todo el mundo. Mostraron a una mujer que registra nada menos que once procesamientos y cinco pedidos de prisión preventiva, todos firmes y, pese a ello, se encuentra entre los candidatos mejor posicionados para alcanzar la primera magistratura.
¿Y qué decir de la decisión de este personaje al designarse sólo como Vicepresidente en una PASO consigo misma cuando, según las encuestas, vencería a Mauricio Macri en un ballotage por más de ocho puntos porcentuales?
Alberto Fernández, el elegido candidato a Presidente por su segunda (¡otro record mundial!), prueba en cada aparición su camaleónico proceder. Después de despotricar durante años contra la sucesora de Néstor, acusándola de hechos gravísimos (memorándum con Irán, Nisman, Ciccone, Boudou, pobreza, Indec, etc.), sin pudor alguno ahora acepta, se abraza con la hermana Alicia, recibe regalos de Rudy Ulloa Igor y amenaza a los jueces (muchos de ellos alumnos suyos en la facultad y todos designados durante el kirchnerismo) que avanzan contra la corrupción.
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Cristina Fernández de Kirchner
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Alberto Fernández de Kirchner
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Kicilof
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Baéz
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Alicia Kirchner
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Nada puede sorprender en este personaje, cuya ausencia entre los acusados por las defraudaciones también asusta, ya que fue Jefe de Gabinete de ambos presidentes y cofirmante de todas sus resoluciones; a pesar de tener su despacho al lado, nunca vio los bolsos trajinados, por padecer de la misma ceguera que afectó a todos sus sucesores.
El jueves, a una pregunta de amigos, respondí que, si no fuera argentino, estaría más que divertido contemplando lo que aquí sucede, una verdadera ópera bufa; como nací y vivo aquí, no puedo más que llorar ante la tragedia nacional.
Pese a todo, ¡feliz Día de la Patria!
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
PrisioneroEnArgentina.com
Lanzamiento del PARTIDO Político de la AUSTERIDAD y la DECENCIA
El martes 12 de marzo, a las 19:00 hs., se presentará en sociedad el Partido de la Austeridad y la Decencia (P.A.D.), en la Avda. Quintana 161, de la ciudad de Buenos Aires.
En esa reunión, serán expuestos los principios a los que adhiere y que llevan a la necesidad de su creación, y la plataforma política a la cual ceñirá su desempeño.
Lo invitamos calurosamente a acompañarnos en el lanzamiento y a participar en el debate que, seguramente, se generará. No se requiere vestimenta formal.
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Enrique Guillermo Avogadro
DNI 4.538.777
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PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 6, 2019
Marzo 2019 TODOS A TRIBUNALES DE TALCAHUANO 550
Los doctores Francisco Benard y Enrique G. Avogadro, y que contaría con la participación de la diputada Elisa María Avelina Carrió, preparan una marcha a ser llevada a cabo en el mes de Marzo. La misma promovería un ataque a la corrupción en la cual se encuentra inmersa la República Argentina, o lo que queda de ella.
En los próximos días, los letrados brindarán más información.
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 4, 2019
Partido de la Austeridad y la Decencia
por Enrique G. Avogadro
Hoy le propongo integrar un nuevo partido político, cuyas bases acompaño; actuará aliado a Cambiemos, y nunca presentará candidatos a cargos ejecutivos, salvo municipales. La idea es probar que somos muchos los que pensamos así e ir creciendo, para poder imponer democráticamente nuestros principios y criterios. Se trata sólo de un borrador elemental y, claro, muchas propuestas requerirán de modificaciones en la Constitución y en los códigos. Le pido disculpas por la extensión, pero creo que el tema lo amerita; le ruego lo difunda para que, quienes lo deseen, puedan enviar sus sugerencias ya que, para formar el P.A.D., necesitaremos la adhesión del 4 ? del padrón de cada provincia.-
Sobre funciones del Estado
Se reducirá fuertemente el tamaño del Estado en todos sus niveles y se restringirán sus actividades a sus funciones específicas: salud, educación, infraestructura, seguridad, relaciones exteriores, justicia y defensa nacional; dejará de ejercer toda otra actividad económica.–
La ciudad de Buenos Aires incorporará a parte del Conurbano y la Provincia de Buenos Aires será dividida, de modo tal de que las jurisdicciones resultantes resulten equiparables en población y producto bruto interno; lo mismo se hará con el Partido de La Matanza.-
La mayoría de las provincias del resto del país serán unificadas en regiones, con un único gobernador y una única legislatura en cada región.-
La publicidad oficial, y sus costos, serán licitados y sus costos difundidos públicamente.-
Sobre Educación
Será suprimido el ingreso irrestricto a la universidad pública.-
La universidad pública dejará de ser gratuita, y sus estudiantes deberán mantener en ella un alto nivel de rendimiento académico, medido en materias aprobadas por año.-
El Estado determinará cuáles son las carreras universitarias prioritarias para las necesidades nacionales y, para ellas, se creará un sistema de becas para estudiantes aventajados y con escasos recursos, que les permita inclusive mantener a sus familia inmediata (esposa e hijos), garantizando así la igualdad de oportunidades.-
Se elevará a nivel universitario la carrera docente en todos sus niveles, y sólo podrán acceder a ella los mejores promedios en los exámenes de ingreso.-
En la escuela primaria, se pondrá en vigencia un régimen de licencias y vacancias que priorice a los alumnos, de modo tal que éstos mantengan su relación permanente con el maestro.-
Se destinará a aumentar el salario de los maestros la totalidad del producido por la eliminación de muchos cargos docentes duplicados, en proporción mayor a quienes presenten mejores resultados en la educación de sus alumnos.-
Se creará un ranking público de establecimientos educativos, públicos y privados, en todos los niveles, para permitir a los padres y alumnos optar por los mejores.-
Sobre Justicia
El Consejo de la Magistratura volverá a su composición original, reduciendo drásticamente el peso de la política en él.-
Se realizarán rápidos y públicos concursos para cubrir la totalidad de los cargos judiciales vacantes.-
Antes de su designación, los candidatos ternados deberán publicar su curriculum vitæ y su declaración de bienes, a valor real, en Internet.-
Los ascensos en la Justicia serán decididos por los pares de los candidatos, que son los que mejor los conocen, en votación secreta.-
Todos los jueces, cualquiera fuera el fuero o la jurisdicción en que se desempeñen, deberán rendir un examen público de actualización cada cinco años para permanecer en sus cargos.-
A ningún juez denunciado ante el Consejo de la Magistratura se le aceptará la renuncia hasta tanto la investigación correspondiente haya terminado.-
Se crearán, en todas las ciudades de hasta diez mil habitantes, juzgados y fiscalías para asuntos de menor cuantía y delitos cuya pena máxima no supere los dos años de prisión. Los cargos serán desempeñados por abogados elegidos por el voto popular entre los ciudadanos que residan en la jurisdicción, y su mandato durará cuatro años, con posibilidad de una única reelección.-
Sobre Economía
Estará prohibido al Estado emitir moneda, salvo para adquirir los dólares provenientes de la liquidación de exportaciones o canjear los billetes deteriorados.-
Se priorizará la construcción de obra pública, en especial ferrocarriles, puertos, vías navegables, caminos y autopistas, cloacas y tendido de redes de agua potable y gas natural.-
Se constituirá un fideicomiso en el exterior, bajo jurisdicción extranjera, para garantizar el cumplimiento de los contratos de inversores internacionales con el Estado, no la ganancia prevista.-
Luego de un período de transición previamente establecido y anunciado, se abrirá totalmente la economía nacional, de modo tal de fomentar la competencia internacional.-
Se otorgarán préstamos subsidiados para la reconversión industrial del país, de modo de habilitar su competencia por calidad, diseño y precio en los mercados más exclusivos del mundo.-
Se suprimirá el IVA para los alimentos de la canasta básica.-
Se simplificará enormemente el universo impositivo nacional, provincial y municipal, tendiendo a la reducción de la presión tributaria y se combatirá frontalmente la informalidad en las transacciones, con graves penas de cumplimiento efectivo para los transgresores.-
No habrá excepción alguna para el pago del impuesto a las ganancias.-
Se suprimirán las retenciones a la exportación y a la renta financiera, por ser duplicaciones del impuesto a las ganancias.-
Se suprimirá gradualmente el impuesto a los ingresos brutos y al cheque y los anticipos por renta presunta.-
Los balances de las empresas serán ajustados por inflación.-
Los impuestos y tasas serán calculadas tomando en cuenta el valor real de los bienes.-
Se combatirá férreamente la evasión impositiva, y se la sancionará con penas de cárcel de cumplimiento efectivo.-
Sobre Políticas laborales
Se suprimirá el aporte obligatorio de los trabajadores a los sindicatos.-
Las negociaciones paritarias se realizarán por cada rama de actividad, y no por sindicatos.-
Se establecerán como servicio público a la enseñanza, al transporte, a la justicia, a la seguridad y a la salud pública, prohibiendo la realización de huelgas y paros que impidan su normal prestación.-
Se reducirán fuertemente los costos laborales, y se reprimirá a quien recurra al trabajo no registrado, sea patrón, sea trabajador.-
Se priorizará la construcción de viviendas sociales dignas en el interior del país en zonas que carezcan de mano de obra laboral, dotándolas de servicios sanitarios, de educación y salud, y se impulsará la migración de habitantes de los conurbanos a esas nuevas urbanizaciones.-
Sobre Políticas sociales
Se garantizará a todos los niños del país una alimentación sana y equilibrada; el control será encomendado a entidades de bien público especializadas.-
Se censará a todos los habitantes que reciban algún subsidio directo del Estado, verificando el cumplimiento de las obligaciones de trabajo y escolarización que su otorgamiento conlleva.-
Sólo podrán acceder a esos subsidios las personas con residencia legal y real en el país.-
Se reemplazarán todos los planes sociales por trabajo efectivo en la obra pública.-
Se revisarán todas las pensiones por invalidez, anulando las falsas.-
Se analizarán todas las jubilaciones otorgadas sin haber aportado, y sólo se mantendrán aquéllas que beneficien a personas de bajos recursos.-
Se premiará a las familias de bajos recursos con pocos hijos.-
Se actualizará la edad para acceder a la jubilación al compás de la expectativa de vida, y se suprimirán todos los regímenes especiales en la materia, salvo aquéllos constituidos por aportes voluntarios y extraordinarios de los activos.-
Sobre Salud
La atención en los hospitales públicos continuará siendo gratuita para todos los pacientes, pero el costo de los servicios que se brinden deberá ser soportado por las obras sociales a los que éstos pertenezcan, sean éstas privadas, estatales o sindicales, o por las embajadas de sus países de origen.-
Sobre Migraciones
Se establecerá una política migratoria adecuada a las necesidades del país, incluyendo la localización de los residentes y priorizando el ingreso de quienes cuenten con la mejor educación y prohibiendo el de aquéllos que hubieran cometido delitos.-
Se establecerá un régimen sumamente estricto para el otorgamiento de la residencia en territorio nacional, y aún más agravado para la recepción de la ciudadanía.-
Se revisarán las ciudanías otorgadas en los últimos veinte años, y se cancelarán inmediatamente a aquéllos que no acrediten la residencia efectiva en el país.-
Sobre Seguridad
Se construirán cárceles de alta seguridad en terrenos fiscales aislados del centro de la Patagonia, destinadas a los procesados por narcotráfico, lavado de dinero, corrupción, cohecho y reincidentes en delitos graves.-
Se deportará de inmediato a los extranjeros que carezcan de residencia legal y sean condenados a prisión.-
Las policías locales y provinciales en ciudades con menos de diez mil habitantes serán comandadas por un vecino, elegido por el voto popular, por un período de cuatro años y una sola reelección, para facilitar el control por sus conciudadanos; orgánicamente, dependerán de las jefaturas de las fuerzas.-
El asesinato y las lesiones dolosas a los policías y miembros de las fuerzas de seguridad, cuando éstos se encuentren en actos de servicio, serán sancionados con reclusión perpetua.-
Sobre Narcotráfico
Se sancionará una ley que permita el derribo de aviones que se nieguen a identificarse y a aterrizar cumpliendo órdenes de las fuerzas de seguridad.-
Se incrementarán fuertemente las penas para los delitos de narcotráfico, y se prohibirá la excarcelación de los imputados y la reducción de penas a los condenados.-
Se reforzará y ampliará a otras zonas el apoyo logístico de las fuerzas armadas a las fuerzas de seguridad.-
Sobre Derechos humanos
Se creará un consejo auditor especial, conformado por los mejores juristas, para la revisión de todas las causas por corrupción y por delitos de “lesa humanidad” desde 1983 a la fecha; si fueran detectadas graves irregularidades en los procesos y en los fallos (sentencias írritas), serán denunciados los jueces que hayan actuado y se realizará un nuevo proceso con arreglo a derecho.-
Serán denunciados por privación ilegítima de la libertad todos los jueces que hubieran extendido por más de dos años (o tres, fundadamente) las prisiones preventivas de los imputados.-
Se dará a conocer la nómina completa de quienes han recibido indemnizaciones por el accionar de las fuerzas militares y de seguridad del Estado, detallando su monto y las razones invocadas en cada reclamo, y se iniciarán las acciones de recuperación en los casos en que hubiera habido pagos indebidos.-
Se reconocerá públicamente a los civiles que hayan sido víctimas de las acciones de las organizaciones guerrilleras.-
Sobre Defensa
Gradualmente, se reequipará a las fuerzas armadas y se las dotará de los elementos necesarios para transformarlas en cuerpos profesionales altamente eficientes y de rápida intervención, para garantizar la integridad territorial y la soberanía sobre los recursos naturales.-
Se incentivará la investigación y el desarrollo de tecnología, en especial aquélla luego aplicable a actividades civiles.-
Sobre Relaciones exteriores
Se orientará la política exterior a la búsqueda de servir a los intereses nacionales, inequívocamente identificada con el sistema capitalista en lo económico y con la democracia republicana en lo político, acrecentando la confiabilidad argentina en el mundo como base para el crecimiento del comercio y las inversiones.-
Sin desmedro de sus funciones políticas, se transformará a todos los consulados y embajadas en verdaderas oficinas de promoción de inversiones y venta de productos argentinos, actuando de consuno con los empresarios nacionales.-
Se fomentará la relación entre las provincias argentinas con sus vecinas extranjeras, integrando a los sectores productivos de ambos lados de la frontera.-
En los ascensos en la carrera diplomática se privilegiará a aquéllos que hubieran obtenido mejores resultados comerciales.-
Se redoblarán los reclamos por Malvinas, y se incentivará la presencia argentina en el Atlántico sur y en la Antártida, con vistas a la próxima caducidad del Tratado vigente.-
Se promoverá el giro del Mercosur desde su visión originalmente atlántica hacia el área de Asia-Pacífico, con especial acento en los mercados del sudeste asiático, India y Rusia.-
Sobre los Funcionarios
Las listas de candidatos a cargos electivos deberán ser acompañada por el curriculum vitæ y la declaración de bienes de cada postulante, que serán publicados en Internet.-
Ninguna persona podrá ejercer un cargo electivo por más de dos mandatos, incluyendo en ese régimen a los funcionarios de los entes públicos no estatales (sindicatos y asociaciones civiles).-
Todos los funcionarios, de todas las jurisdicciones, que hubieran ejercido cargos equivalentes a Director General o Nacional o superiores, serán sometidos a un “juicio de residencia” al finalizar su desempeño.-
Todo funcionario que fuera acusado de enriquecimiento ilícito tendrá que probar inmediatamente el origen legítimo de los bienes cuestionados y, quien no lograra hacerlo, será sometido a prisión preventiva efectiva durante todo el trámite del proceso penal.-
Todos los funcionarios del Estado, incluyendo a legisladores y jueces, deberán tributar el impuesto a los ingresos.-
Cada cámara legislativa y cada ministerio o secretaría de Estado dispondrá de una reducida flota de vehículos, los cuales deberán estar “ploteados” con el nombre de la repartición a la que pertenezcan, sólo podrán ser utilizados en funciones oficiales y sus recorridos serán controlados electrónicamente.-
Sobre los Legisladores
Los legisladores sólo percibirán, por todo concepto (incluyendo viáticos), un salario equivalente a un juez nacional de primera instancia.-
Los fueros que protegen a los legisladores sólo garantizarán la absoluta libertad de expresión de los miembros del Congreso y de las legislaturas en los debates de las cámaras. La detención de cualquiera de ellos se producirá con un fallo confirmado en segunda instancia.-
Los asesores del Congreso desempeñarán sus cargos sin percibir emolumento ni compensación alguna, y será reprimido con prisión todo tráfico de influencias; si, por temas específicos, requirieran de un asesoramiento puntual, deberán demostrar la especialización del candidato.-
Sobre los Empleados públicos
Se derogará el estatuto del empleado público, para permitir al Estado prescindir del personal innecesario e ineficiente.-
Se creará una escuela de administración pública, sólo se podrá ingresar a ella por exámenes de oposición y se impondrá la meritocracia para todos los ascensos.-
Sobre Ocupación del espacio público
Las protestas deberán respetar a rajatabla el derecho a circular libremente, y la ocupación ilegal del espacio público será reprimida con penas de prisión, de cumplimiento efectivo.-
Las personas que carezcan de permiso de residencia legal no podrán efectuar protestas, bajo pena de deportación inmediata.-
Todo atentado contra el patrimonio público, religioso o político será reprimido con prisión, de cumplimiento efectivo.-
Será detenido inmediatamente quien enmascare su rostro o porte elementos de agresión, y sometido a prisión efectiva.-
Bs.As., 6 Oct 18
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Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
Tel. (+5411) ò (011) 4807 4401/02
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Abogados…
Por JORGE B. LOBO ARAGÓN.
El origen histórico del término “abogado” tiene sus raíces en la voz latina “advocatus” y en el verbo “advocare” que significa llamar. Siendo el abogado aquel que está llamado a representar a otro, a asumir su defensa y proteger sus intereses. Cuando un abogado asume la representación profesional de un cliente tiene el deber de realizar su labor con diligencia y responsabilidad, empleando para ello su conocimiento y habilidad en beneficio de su representado, sin que esto llegue a significar ni justifique de modo alguno el uso de cualquier medio para que su causa resulte ser la vencedora. El desempeño del abogado debe enmarcarse dentro de la ley, esencialmente en su espíritu y los propósitos que la originaron. Es indispensable que el abogado tenga plena conciencia de la importancia de su labor, como guardianes de la equidad y la justicia. Es que sobre el abogado recae el peso de propiciar y mantener un sistema de justicia eficaz y confiable, “ser instrumentos de hacer justicia”. Su labor se prioriza por ser la que se adentra en el ámbito de la justicia, de aquella justicia que más que ciencia de las leyes y de su aplicación es virtud, y nada menos que una de las virtudes cardinales. De aquella justicia que se hermana con la equidad, sujeta a la ley natural antes que a las leyes de los legisladores. De aquella justicia que equivale a rectitud, en cuanto a que es observación y fiel cumplimiento de las leyes morales. La justicia tiene, aún hoy, no solo la función de dar a cada uno lo suyo sino también la de deshacer entuertos, y eso es lo que impulsa el ánimo del abogado. Por eso un enorme abrazo en su día a todos los abogados que no debemos olvidar los que nos enseñó Juan Bautista Alberdi al decir a nuestro pueblo que la patria no es el suelo. Que tenemos suelo hace más de tres siglos, y solo tenemos patria desde 1810. La patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo bajo su enseña. Es por eso no debemos olvidar el papel y actuación de las universidades. El estudiante no puede ser un importe o tasación económica sino una esperanza y promisión de producción jurídica, sustentando y manteniendo las máximas y fundamentos básicos de la ética y la moral. Pensamiento y ponderación también apuntada y orientada a quienes cumplen una función jurisdiccional. Su doble misión de abogados y magistrados es aún más puntillosa e inefable que las demás. Es por ello que nunca debemos olvidarnos los fundamentos, raíces y orígenes de nuestros principios alberdianos. En américa latina es muy conocido el famoso “decálogo del abogado”, redactado por el eminente jurista uruguayo Eduardo Couture, que nos indica con esmerada precisión en algunas de sus frases que la abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas justas. Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia. Y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia ni paz. Feliz día del Abogado.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 28, 2018
SUICIDIOS y CISNES
Por Enrique Guillermo Avogadro.
No resulta difícil establecer la fecha de nacimiento de la verde marejada que golpea tan fuerte a nuestra economía ya que, a mi modo de ver, comenzó con la discusión en el H° Aguantadero de la muy suave (¿gradual?) reforma previsional, que tan violenta repercusión tuvo en la calle. En ese momento, todo el sistema armado por Cambiemos para lograr la famosa gobernabilidad, siempre anhelada cuando se trata de un gobierno en minoría y que tiene al peronismo en la oposición, un rol al que éste no está acostumbrado ni en el que se encuentre cómodo, saltó por el aire.
Hasta entonces, todos, absolutamente todos, estábamos convencidos de la fácil victoria de Mauricio Macri en 2019, lo que implicaría un verdadero cambio de paradigmas en la cultura política nacional, ya que se transformaría en el primer presidente no peronista en resultar reelecto desde que el Movimiento naciera, allá por 1945. A su vez, el triunfo cambiaría fuertemente la composición de las cámaras legislativas, con todo lo que eso significa en materia de poder real.
Pero apareció el cisne negro de la conferencia de prensa del 28 de diciembre del año pasado, en la cual fue declarada terminada la independencia del Banco Central, una condición esencial para generar confianza en los mercados internacionales, y todo se complicó definitivamente.
Luego, se juntaron aún más negros nubarrones -en realidad, fue la falta de ellos- sobre nuestro cielo económico y el repetido fenómeno de La Niña representó, con la sequía, un golpe monumental sobre nuestra balanza comercial; el aumento en las tasas de interés estadounidenses, las actuales guerras económicas de Donald Trump contra China y la Comunidad Europea y el brusco incremento en el precio del petróleo, todos hechos previsibles a partir de la mera lectura de los discursos del Presidente de Estados Unidos, produjeron una fenomenal aversión al riesgo de los inversores, que comenzaron a huir en masa de los países emergentes.
Esa fuga fue especialmente significativa respecto a la Argentina, fuertemente dependiente del financiamiento externo -nuestra economía no genera los dólares que gasta y la sociedad no parece tener ganas de aceptar esa verdad de Perogrullo-, con altísimas tasas de interés en pesos y muy escasas balas para una creciente especulación contra su propia moneda; para entender de qué estoy hablando, basta recordar que George Soros, en 1992, consiguió doblegar al propio Banco de Inglaterra, apostando a la baja de la libra esterlina, y embolsó US$ 1.000 millones en 24 horas.
Y allí el diablo de la política volvió a meter su cola, con la demagógica e impracticable ley mediante la cual todas las tribus de la oposición pretendieron retrotraer las tarifas de energía a valores de hace un año, un costo -traducido en nuevos subsidios- realmente impagable para el ya debilitado Estado. Mientras alzaba sus fervorosas manos populistas en los respectivos hemiciclos, las mismas que se niegan a aprobar la ley de extinción de dominio en la corrupción, el peronismo en pleno rogaba por veloz veto presidencial al disparate suicida; así, quedó bien con sus acongojados seguidores y, a la vez, no asumió parte del sideral golpe que hubiera significado para las finanzas de las provincias que gobierna. Pero, claro, desde la ventana desde la cual los inversores externos miran a nuestro país, el hecho quedó registrado como un nuevo aumento en la inseguridad jurídica, algo que sigue faltando a dos años y medio de gobierno de Cambiemos.
Los gremios tradicionales, que habían demostrado racionalidad en la negociación salarial del primer semestre, se ven ahora apretados por la realidad: los trabajadores han perdido poder adquisitivo por la inflación, en gran parte debida a la fortísima devaluación y, utilizando esa verdad como arma, la presión de la pinza formada por Hugo Moyano y la necesidad de frenar sus inconmensurables problemas judiciales, por un lado, y las organizaciones de izquierda que les roen los talones, por el otro. Ante la imposibilidad de mostrarse pasivos o faltos de reacción, se vieron obligados a convocar a un paro nacional que, por la adhesión de todas las ramas del transporte, adquirió una importante significación, aunque sólo sirviera para complicar aún más la situación.
Ante ese panorama, coloreado también por la baja en la ponderación de la imagen del Gobierno, en general, y de Mauricio Macri, en particular, el peronismo ha vuelto a acariciar la idea de forzar un ballotage y recuperar el poder en el año que viene. Con la natural preocupación generada por la posibilidad -no la probabilidad, que considero reducida- de tener que asumir el poder en estas condiciones, tuvo la prudencia de no sumarse al irracional griterío de la izquierda y del kirchnerismo, ahora de consuno con las organizaciones piqueteras de las más diversas filiaciones, contra el gigantesco apoyo financiero que recibió el Gobierno del FMI, respaldado e impulsado, en forma unánime, por todas las grandes potencias mundiales.
Y aquí corresponde que todos, en especial quienes rechazan ese salvataje desde las más diversas posiciones, nos preguntemos quién pondrá ese faltante de dólares que tiene nuestra economía, de dónde saldrá el dinero necesario para generar energía y regalarla, inclusive quién pagará los planes sociales que, en parte, permiten a muchísimos argentinos escapar a la miseria absoluta. La respuesta es obvia, pero debiera hacerse carne en todos estos nihilistas que, nuevamente, pretenden romper todo lo existente para construir sobre él un paraíso socialista: nadie, absolutamente nadie.
Si lograran triunfar, si consiguieran arrasar con todo, no alcanzaría ningún ahorro nacional que, por lo demás, volvería a fugar, para paliar el inmenso déficit y, por supuesto, la esperanza de que aparecieran estúpidos inversores extranjeros se diluiría para siempre. El efecto que eso produciría lo tenemos frente a nuestras narices: Venezuela, que literalmente flota sobre un mar de petróleo, se hunde en la desesperación y en la miseria más absoluta, mientras la inflación bate records todos los días y, pese a que ya llega al 900%, se presume que alcanzará este año 100.000%. ¿Es verdaderamente eso lo que quieren? Porque debo informarles que están cerca de conseguirlo.
Debemos, de una vez por todas, convencernos de algunas irrefutables verdades: a) para poder distribuir riqueza, primero hay que generarla; b) con todos sus defectos, ciertos, el único sistema económico capaz de generar riqueza es el capitalismo; c) todos los países que trataron de hacer historia “combatiendo al capital” han fracasado; d) Argentina no es un país rico, pese a sus cuantiosos recursos naturales; e) para movilizarlos y explotarlos, se requieren inversiones de enorme magnitud; y f) para que esas inversiones lleguen, es esencial que ofrezcamos seguridad jurídica y, sobre todo, seriedad en nuestra conducta. Ni Rusia, ni Cuba, ni Nicaragua, ni Bolivia, ni siquiera Uruguay lograron triunfar contra esas verdades económicas, y la propia China, sin ceder un ápice en su sistema político comunista, ha permitido la apertura económica y hace temblar al mundo.
Nos estamos jugando la última oportunidad, y como sucedió en el fútbol, está en nosotros, en todos nosotros, aprovecharla porque, a pesar de que tengamos que sufrir varios meses, la alternativa no puede ser peor.
Bs.As., 30 Jun 18
Enrique Guillermo Avogadro
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Junio 30, 2018
Flora, la gata nacional
Escribe ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO.
Sobrevivimos al martes tan amenazadoramente negro y, en general, la crisis cambiaria parece haber sido dejada atrás, al menos por el momento. Pero la sociedad, esa que tanto adora a la mascota del título deberá ponerse a pensar en serio acerca de qué país quiere habitar de aquí en más, ya que el anterior, el del gradualismo en la transformación financiado mediante deuda externa, se probó absolutamente inviable cuando Estados Unidos puso en marcha esa histórica aspiradora de fondos mundiales que es la tasa de interés de los bonos de su deuda..
Está lógicamente extendida la convicción de la necesidad de reducir el gasto público, que para sostenerse requiere de mantener un nivel de impuestos que impide el desarrollo normal y registrado de la actividad privada. Aunque no se hable demasiado de ello, la realidad nos dice que gran parte del precio que pagamos por la energía y los combustibles corresponde a todo tipo de tributos, esos mismos que robaron Cristóbal López, Fabián de Souza y Ricardo Echegaray para financiar la expansión del grupo económico cuya nave insignia fue Oil; es decir, si pudiéramos reducirlos, terminaría la discusión por las tarifas de la luz, el gas y el agua, y la nafta y el gasoil podrían venderse a valores comparables a los del resto del mundo.
Pero está claro que donde más se percibe la enormidad de ese gasto es en los subsidios, los salarios de los empleados públicos y en la gigantesca masa de jubilaciones que el kirchnerismo regaló sin justificación alguna, como no fuera poner en práctica el populismo e intentar seducir a una clase media que, en definitiva, no lo acompañó.
Y en esa imprescindible batalla veremos, precisamente, cuánto estamos dispuestos a tolerar el indispensable ajuste. Si, sin razón, los que habitamos en las grandes ciudades padecemos enloquecedores piquetes diarios, no quiero pensar qué sucederá cuando el Estado prescinda del millón y medio de funcionarios de todo nivel o de los tres millones de jubilados que Cristina Fernández puso injustificadamente sobre nuestras ya cansadas espaldas de contribuyentes, o cuando la Justicia avance definitivamente sobre Hugo Moyano y sus camioneros.
Porque, convengamos, la habitual hipocresía y la adquirida esquizofrenia que padecemos piden a gritos que las autoridades repriman esas permanentes violaciones al derecho a transitar libremente que todos tenemos, pero repudiamos inmediatamente cualquier intento de ponerles coto. A quienes protestan de ese absurdo e ilegal modo, que forman bajo banderas rojas con la estrella de cinco puntas y la imagen del Che Guevara, habría que preguntarles que creen que les pasaría si intentaran cortar las calles de La Habana, de Caracas, de Moscú o de Teherán.
La crisis de la que acabamos de emerger, más o menos indemnes, ha servido ciertamente al Gobierno, aunque fuera al costo de perder caudal político por recurrir al denostado FMI: se vio obligado a aceptar una devaluación que ya se había mostrado más que necesaria, licuó la deuda estatal en pesos, mejoró la competitividad de nuestras exportaciones, devolvió la independencia al Banco Central y redujo la importancia relativa del costo de la burocracia.
Pero todos esos beneficios no serán gratuitos, ya que a corto plazo veremos extenderse las protestas de los empleados estatales que, esta semana, fueron encabezadas por tristemente famosos “metrodelegados”, los bancarios y los “trabajadores de la educación” bonaerenses, todos kirchneristas irredentos. ¿Estaremos dispuestos a soportar más conflictos de ese tipo para tener algún futuro?
Un ejemplo parecido de nuestra duplicidad mental se vincula a la seguridad pública. Todos, sin excepción pero, en especial, los más pobres, estamos hartos de los delincuentes que nos roban y matan con total impunidad. Sin embargo, reaccionamos repudiando a las fuerzas del orden cuando éstas simplemente cumplen con su deber, como quedó demostrado en el caso de Santiago Maldonado, el tatuador ahogado en Neuquén, cuya muerte se pretendió masivamente imputar a la Gendarmería.
Esta semana se “viralizó” un video filmado en una escuela de Brasil, cuando un hombre armado apuntó, ignoro con qué fines, a los niños y a sus madres que los esperaban a la salida: en segundos, una de ellas, policía de franco, sacó su arma reglamentaria y disparó por sorpresa. La mujer fue condecorada, ascendida y se ha transformado en una estrella en un país que padece nuestros mismos males; aquí seguimos persiguiendo judicialmente a Luis Chocobar, que mató a un asesino frustrado cuando desobedeció la orden de alto. En resumen, pedimos más seguridad, pero no aceptamos la represión del delito.
El Gobierno recibió un gigantesco apoyo mundial; que los Estados Unidos, Europa, Brasil, etc., se amontonaran para respaldar las políticas de Macri y apurar una definición del Fondo favorable a la Argentina, tiene pocos antecedentes históricos. Y si a ello se le suma el éxito alcanzado por el primer llamado internacional del programa de Participación Público-Privada en la construcción de infraestructura (recordemos que las condiciones ofertadas fueron, en promedio, 33% inferiores a los costos máximos previstos por Vialidad Nacional), podemos entender la satisfacción que traslució la actitud del Presidente durante la semana.
Mauricio Macri ha aprendido la lección y, por primera vez desde que Cambiemos llegó al gobierno nacional, ha puesto en duda el método de comunicación que, sin duda, le permitió ganar elecciones imposibles pero, quizás, no resultó útil para administrar. Como siempre se ha dicho, la negociación es la base de cualquier democracia y, para una coalición que carece de mayorías en las cámaras de H° Aguantadero, resulta una esencial necesidad; la incorporación a la mesa de decisión de importantes figuras del radicalismo y de la Coalición Cívica permitirá, sin duda, una mejor tracción entre la Casa Rosada y la sociedad.
El susto que pasamos hace pocos días repercutió también en la oposición, a pesar de algunas posiciones -la idiota pretensión de regular las tarifas, por ejemplo- adoptadas sólo para la foto. El abismo estuvo demasiado cerca como para ignorarlo impunemente, y tal vez todos hayamos aprendido a jugar menos con fuego.
Los gobernadores e intendentes deben entender, de una buena vez, que ahora la perinola cayó en “todos ponen”, y dejar de lado las actitudes que convalidan la necesidad de apretar el cinturón siempre que no sea el propio; no podemos seguir tirando manteca al techo mientras pedimos plata al mundo para pagar esas insensateces. Seguir pretendiendo ejercer el poder con métodos populistas, con falsos e imposibles regalos, sólo nos hará mantener el rumbo de degradación y decadencia que la Argentina escogió desde hace más de siete décadas y que nos ha convertido casi en un país inviable.
Enrique Guillermo Avogadro
PRISIONEROenARGENTINA.com
Mayo 19, 2018
¡Suicidémonos al contado!
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Llevamos intentando nada menos que siete décadas hacerlo en cuotas; a esta altura, ya deberíamos haberlo conseguido. Nos hemos pasado los últimos setenta años buscando a quien echar la culpa de nuestra decadencia, pero jamás nos hemos mirado al espejo para encontrarlo. Cuando, finalmente, logremos terminar con nuestra vida, el resto del mundo nos recordará, si es que lo hace, con el mismo asombro con que Tato Bores, disfrazado de arqueólogo, nos contaba por televisión que “según dicen, aquí había un país que se habría llamado Argentina”.
Hace nada más que treinta meses que elegimos un Presidente y le encargamos la ardua tarea de cambiar nuestro destino, que antes habíamos puesto en manos de una asociación ilícita que se llevó lo mucho que aún quedaba y nos dejó desnudos y a los gritos. Pero recordemos, sin hipocresía, que durante doce años y medio estuvimos encantados con la fiesta que organizaron para, en pleno festejo, desvalijarnos. Es más, sólo cuatro años antes habíamos renovado nuestra ciega confianza en los organizadores del evento con el 54% de los votos y, aún hoy, cuando el cielo está empañado por los espectros de fondos santacruceños, reservas monetarias, viviendas sociales, cloacas, puertos, vías férreas, rutas, petróleo, gas, luz y agua faltantes, una porción nada despreciable de nosotros sigue aferrado al culto de la psicótica personalidad de su jefa.
Cuando la clase media no tuvo más remedio que darse por enterada del desquicio en que se había convertido la República, forzada sin opciones a hacerlo por los bolsos que volaban en los conventos o por los impúdicos videos de La Rosadita y, sin ponerse colorada, se mostró horrorizada cuando los podridos cimientos del kirchnerismo quedaron expuestos a la luz y, con un fervor nunca visto, se dedicó a fiscalizar los comicios para impedir que, nuevamente, la aceitada maquinaria electoral del peronismo del Conurbano consiguiera torcer la democracia. Así logró que Mauricio Macri-Gabriela Michetti y María Eugenia Vidal-Daniel Salvador llegaran al poder por pequeñísimos márgenes, pese a que sus contendientes eran nada menos que Daniel Scioli-Carlos Zannini y Anímal Fernández-Martín Sabbatella, los grandes oficiales de la Orden del Latrocinio y la Droga.
La crisis que dejó Cristina Elisabet Fernández fue muchísimo peor que la que sufrimos en 2001, pero nadie la percibió, y el Gobierno cometió la imperdonable estupidez de no inventariarla detalladamente. En aquel entonce, sólo se trató de un problema bancario y cambiario, derivado del estallido de la convertibilidad, ese invento de Domingo Cavallo que a todos nos gustó, a punto tal que todos los candidatos presidenciales en 1989 juraron conservarla. Sería bueno que recordáramos que volvimos a aplaudir cuando, pocos días después, Adolfo Rodríguez Saa le cantó la vacía a los acreedores y el Congreso entero gritó su felicidad al mundo.
Pero el final de Carlos Menem y la frustración de Fernando de la Rúa habían dejado una inmensa capacidad ociosa, tanto fabril cuanto energética, y eso permitió, con una fuerte devaluación asimétrica, salir rápidamente del pantano. En cambio, la arquitecta egipcia hizo todo lo contrario ya que, exacerbando el consumo y “regalando” la luz y el gas a los porteños, no dejó posibilidad alguna de rápida recuperación; su única virtud -por cierto, impuesta por el desprestigio nacional y la disparatada política exterior- fue dejar escaso endeudamiento externo.
Cuando el Gobierno había comenzado a encarrilar un poco la situación externa -con la salida del default y del cepo cambiario-, mientras se negaba a ejecutar el tajante ajuste del gasto fiscal que reclamaban a coro los economistas más ortodoxos por el impagable costo social que el mismo acarrearía, llegó nuevamente el populismo demagógico a intentar incendiar el país para recuperarse del frío que implica transitar por el desierto: primero, generando un monumental conflicto social cuando se sancionó la más que tibia ley de reforma previsional; luego, aplicando tributos a la renta financiera (que ya los pagaba, a través del normal impuesto a las ganancias de personas y sociedades); y ahora, pretendiendo retrotraer las tarifas de la energía y del agua a valores de 2017 (los curiosos ¿renovadores? de Sergio Massa) o, directamente, a diciembre de 2015 (las hordas de Axel Kiciloff).
Como Cambiemos no tiene mayoría en ninguna de las cámaras del H° Aguantadero nacional, las tribus peronistas pueden reunirse, invitar a la izquierda nihilista y a varios imbéciles de la propia coalición gobernante a construir rápidamente una barricada para impedir que se pueda avanzar hacia la seguridad jurídica; lo logró dando media sanción a una loca ley que pretende que la energía se regale, como se hizo durante la gestión anterior, que así consiguió el extraño logro de perder la autosuficiencia energética. De esa pérdida derivó el monstruoso drenaje de divisas (US$ 50 mil millones) para pagar -y, en el camino, cobrar los indispensables sobreprecios- la importación de gas, energía eléctrica y hasta fueloil; de las vacías arcas del Banco Central surgió, a su vez, la mayor inflación, con el crecimiento exponencial de la pobreza que siempre conlleva.
Gran parte de la culpa del éxito que ha obtenido la hipócrita demagogia en el Congreso corresponde al propio Gobierno, que nunca tuvo el tino de explicar, clara y profundamente, cómo había sido la fiesta de los K (imperios hoteleros y estancieros, coimas de toda clase y color pero un solo destino, aviones y helicópteros fabulosos, flotas de autos de lujo, empresas financiadas reteniendo nuestros impuestos, red de medios de comunicación al servicio de la banda, destrucción de la ganadería, pérdidas de mercados internacionales, cooptación de jueces y fiscales, uso político de la educación, más de US$ 11,2 mil millones pagados por indemnizaciones aún hoy oscuras a los terroristas y sus familiares, etc.), para que supiéramos todos cómo sería el día después de la noche anterior, y qué esfuerzo debíamos hacer para que se nos pasaran los efectos de esa nefasta borrachera generalizada.
Hoy, que Macri se ve obligado a volver al Fondo (en realidad, nunca nos fuimos) a solicitar un crédito que le permita superar la renovada crisis cambiaria -¡por favor, no compararla con el 2001!- que esos mismos cretinos irredentos han generado con su demagogia pasada y presente, la hipócrita clase media parece haberse dado vuelta, y despotrica contra el Gobierno por los aumentos que debe pagar si quiere seguir despilfarrando la escasa energía; mientras, sale gozosa a comprar dólares transformando la devaluación de nuestro pobre peso en una profecía autocumplida. Por lo que dice la encuesta de Berenstein-D’Alessio, también critica la negociación abierta con el FMI, que seguramente resultará exitosa, dado el enorme apoyo internacional que ha obtenido el Gobierno en estos momentos.
El peronismo festeja, claro, la posibilidad de obligar al Presidente a ir al ballotage en 2019, para cuando su delirio le permite creer que tendrá un candidato único y competitivo. Pero me permito desilusionarlo: sé, con toda certeza, que esa clase media, que hoy llora por la gran parte del mini-ajuste que le toca soportar, aunque sea tapándose la nariz volverá a votar por Cambiemos; así se sumará a muchos que, en el Conurbano profundo, han visto por primera vez a un Estado presente, traducido en obras tangibles, en pavimentos, en cloacas, en iluminación pública, en agua potable, en redes de gas, etc., y todo ello mientras zafan del día a día con tarifas sociales.
Pero -recordémoslo cuando se intensifiquen las protestas en la calle- que todos reclamos que el Estado se achique fuertemente, porque no hay economía que resista que 6,5 millones de ciudadanos productivos mantengan a casi 12 millones que no trabajan. ¡Muchachos, la fiesta terminó, y hay que pagar hoy mismo la cuenta!. Como no podemos lavar los platos, elijamos de una vez: convirtámonos en un país normal -con la sangre, sudor y lágrimas que nos costará- o suicidémonos al contado.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Mayo 12, 2018
Culpas Compartidas
Escribe ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO.
Pensaba escribir mis impresiones sobre lo que sucedió esta semana en la economía, pero ya han corrido ríos de tinta sobre ello, producidos por quienes saben tanto más que yo, que me parece que sería impropio y hasta atrevido.
En cambio, insistiré en mi frontal crítica a los oportunistas de la política, calificativo que merecen tanto todas las camaleónicas tribus peronistas, cuanto algunos desaprensivos integrantes del propio oficialismo, que insisten en retrotraer a alguna época pasada los precios de la energía en un país que carece de ella.
Tengo claro que, dados los anticipos salidos de la Casa Rosada en cuanto a qué sucedería si el Congreso lograra consensuar algún disparate por el estilo, lo que buscan es sólo hacerle pagar a Mauricio Macri el costo político que el veto a una ley conlleva.
Pero el nuevo daño a la imagen del país estará infligido, de cara a las recientes licitaciones en materia de energías renovables, cuyos contratos se verían en peligro de alteración, y a la búsqueda de nuevos inversores interesados en compartir proyectos de infraestructura con participación público-privada. Argentina lleva dos años y medio intentando reconstruir confianza a partir del desastre que, como en tantas otras materias, dejó la década verdaderamente infame que terminó -¡vaya uno a saber por cuánto tiempo!- en diciembre de 2015. Si nuestros representantes siguen jugando con fuego dentro del polvorín, ¿qué insano vendrá a poner su dinero aquí, en especial cuando las tasas en Estados Unidos se vuelven mensualmente más atractivas?
Atar los precios de la energía al solo efecto de la inflación, como propone ahora Sergio Massa, (o volver a los cuadros tarifarios vigentes en la época de Cristina Elisabet Fernández, una propuesta de su Unión Ciudadana y de la izquierda) significa dejar de acomodarlos a la realidad, representada por los costos de explorar nuevos yacimientos, de extraer petróleo y gas y refinarlos, de producir electricidad, de transportarlos y de distribuirlos. Y sin esa justa recompensa, como sucedió cuando el kirchnerismo decidió robarse YPF, las compañías desaparecerán de nuestra geografía y retornará la escasez, traducida en cortes de suministro. ¿Eso queremos?
Porque -¡por Dios, seamos conscientes!- el mundo está lleno de oportunidades para esta industria de enormes riesgos, incluso en escenarios de graves conflictos, donde es más seguro invertir que aquí, donde recaeremos en esa absoluta falta de seguridad jurídica que ha convertido a Venezuela, que flota literalmente sobre un mar de petróleo, en el país más miserable de América del Sur.
Pero la culpa no es exclusiva de quienes miran el futuro con la vista puesta sólo en el limitado horizonte de las elecciones del año próximo y vociferan propuestas populistas que les resultará imposible cumplir sin caer en un nuevo default y en una hiperinflación por la vía de emitir dinero sin respaldo alguno. La comparte un buen sector del Gobierno.
Aún el gradualismo que, correctamente, viene aplicando desde que asumió, a costa de incrementar la dependencia de créditos de un exterior que se está secando, golpea en los bolsillos de todos, acostumbrados como estamos a creer que el santo padre Estado debe regalarnos todo para que podamos seguir despilfarrando lo que no tenemos; el populismo consiguió convencer a los argentinos que todo es gratis, aunque lo paguemos con la presión impositiva más alta del mundo.
Pero, desde el Poder Ejecutivo se ha optado por no comunicar y no informar adecuadamente el por qué de cada medida impopular que se ve forzado a adoptar. Aunque parezca absurdo, y en su afán de no atosigar como lo hacía la anterior inquilina de la Casa Rosada con sus cadenas nacionales, olvidó que ella misma anunció, con total desparpajo, que vetaba la ley que obligaba al Estado a ajustar las jubilaciones al 82% de los salarios de la actividad; cuando la realidad impuso al Gobierno la necesidad de una modestísima reforma previsional, como nadie lo explicó con total claridad, estalló la calle movilizada por ese kirchnerismo desvergonzado y por la sempiterna izquierda insurreccional.
Por eso me pregunto por qué, con racionalidad y oportunidad, no se dan a conocer los verdaderos logros de esta gestión. Como detalló Guillermo Oliveto recientemente, en el primer trimestre crecieron la construcción (14,3% y, sólo en marzo, 8,3%), la producción de acero (20,6% en ese mes), las ventas de pisos y revestimientos (17%), el cemento (13%), las placas de yeso (12%), los sanitarios (8%), el asfalto vial (38%). Y no se trata sólo de la enorme importancia de la obra pública, ya que el índice Construya, que mide la evolución de los insumos para la construcción, creció 14% impulsada por los créditos hipotecarios, una forma de financiar la compra de viviendas que había desaparecido hace muchos años la Argentina; en la ciudad de Buenos Aires, las ventas de inmuebles crecieron más del 30% en ese mismo período, y 35% en todo el país.
En materia de empleo, el sector de la construcción generó un 11% más de puestos de trabajo, alcanzando los 450.000 registrados, y superando por mucho al comercio (2,3%) y a los servicios financieros (1,6%). Y qué decir de las numerosas obras públicas, reales y palpables, que la población ha comenzado ya a disfrutar, sobre todo en lugares donde el asfalto, el agua corriente y las cloacas siempre han sido vistos como inalcanzables.
Pero el Gobierno, inexplicablemente, calla. Y ese enorme espacio de silencio lo ocupan, sobre todo a través de las redes sociales a las cuales es tan afecto, los eternos miembros del “club del helicóptero”, que desparraman malas noticias o, lisa y llanamente, las falsean. Esta misma semana, al menos hasta la fuerte reacción del viernes, se cometió el mismo error de falta de comunicación y de información, que tanto inquietó a los mercados.
Para concluir, quiero contribuir a defender la libertad de prensa, cuyo día internacional se conmemoró precisamente el jueves, ofreciéndole la posibilidad de ver el documental “Será Venganza”, cuya proyección estaba programada para ese mismo día en la Feria Internacional del Libro, actividad que fue levantada por los directivos de ese gigantesco mercado, aplicando la censura previa. Bastará con que pinche este link (https://tinyurl.com/y9trdb73), y lo difunda en la medida de sus posibilidades; será la forma de evitar que el fascismo kirchnerista que profesan los organizadores de la Feria tenga un nuevo éxito, como cuando, hace algunos años, se impidió hablar a Mario Vargas Llosa o, la semana anterior, a los ministros de Cultura de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Mayo 5, 2018
SI DE INJUSTICIAS HABLAMOS…
Escribe JUAN MANUEL OTERO.
La comedia de los jueces Ballestero y Farah es funcional al gobierno, apenas una excusa para hacernos creer que se pretende enderezar la justicia.
A nadie en su sano juicio escapa el hecho de que en los Tribunales Federales de Comodoro Py se incuba un cáncer difícil de contrarrestar, con metástasis hacia varios tribunales federales del interior del país. Lamentablemente en el propio gobierno, es decir en el Poder Ejecutivo no existe el mínimo deseo ni intencón de cambiar esta situación. Buscar la justicia no es para Cambiemos una decisión “políticamente correcta”.
[ezcol_1third]Ballestero
[/ezcol_1third] [ezcol_1third]
Farah
[/ezcol_1third] [ezcol_1third_end]Cristóbal López
[/ezcol_1third_end]Y ahora nos enteramos de que, eufóricos y entusiastas, han resuelto investigar “a fondo” la resolución de los Jueces Eduardo Farah y Jorge Ballestero de otorgar la libertad al estafador serial Cristóbal López. Utilizando una simple metáfora diríamos que los heraldos informan al pueblo, con bombos y platillos, que se está intentando denodadamente descubrir un antídoto para la picadura de los bichitos colorados, mientras un cruel e hipócrita silencio se cierne sobre el cáncer, … de eso no se habla.
En un excelente artículo (“De tormentas a tsunamis”), mi amigo Enrique G. Avogadro sostiene que “Con una Justicia independiente, seria y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será”.
Lamentablemente nuestra justicia hoy no es ni independiente, ni seria ni rápida, pero como estamos en la República Argentina, se me ocurre que a dichos requisitos necesarios e indispensables debería agregársele el ser “completa”, entendiéndose por tal a la que abarque a todos y cada uno de los conflictos en trámite ante los Tribunales.
Comprobamos a diario que peligrosos asesinos, violadores, estafadores y demás residentes de los establecimientos penales, son bendecidos innecesariamente, sea con “salidas transitorias” o “prisión domiciliaria” o directamente con un anticipado “cumplimiento de pena”. El único fundamento es la disparatada doctrina del Dr. Zaffaroni quien en su desequilibrio mental asume que los delincuentes son apenas unas indefensas victimas de la sociedad que no les ha permitido su desarrollo potencial y, en consecuencia, se ven obligados a delinquir… “no les quedaba otra” hubiera dicho el inolvidable Fidel Pintos.
Y una vez liberados, inclusive en contra de los dictámenes del Servicio Penitenciario Federal o del Departamento Técnico Criminológico, vuelven a las andadas y nuevos asesinatos, violaciones, estafas son noticias que ya casi no nos conmueven.
El silencio cubre de injusticia las nuevas víctimas. Pero hoy el gobierno reaccionó airado y ofendido ante la liberación de Cristóbal López y preocupado seguramente por las “libertades” que se vienen sucediendo de personeros del corrupto gobierno kirchnerista.
Eso es todo, su reacción contra los inquilinos de Comodoro Py no lo es por conductas prevaricadoras (que las hay a raudales), por desprolijidad procesal, ni por los probables errores jurídicos o violaciones a la ley … nada de eso. El motivo de su enojo es puramente político. A tal punto llega su rabieta que nos quiere hacer creer que ha encarado seriamente el tema ordenando una reunión “cumbre” entre el Ministro de Justicia Garavano y el Presidente de la Corte Dr. Lorenzetti. ¿El temario? Apenas conversar sobre la liberación de López y el nombramiento de un par de camaristas que no nos gustan…
¿Una reunión entre Garavano y Lorenzetti? Que me perdonen, pero de esos dos impresentables no creo que pueda salir nada que ayude a nuestra renga y tuerta justicia.
Y eso es todo, entre la Corte y el Ejecutivo están tratando de encontrar la vacuna contra la picadura de los bichitos colorados….
Mientras tanto siguen muriendo abandonados en crueles mazmorras soldados, integrantes de fuerzas de seguridad, policías, civiles, sacerdotes, abogados, etc. que fueran llevados a juicio aplicando la figura de “Genocidio” con la misma sutileza de un orangután suelto en una cristalería.
Entre muchas irregularidades, nuestros jueces federales violaron el más elemental principio del derecho criminal cual es la prohibición de aplicar la ley en forma retroactiva (única excepción: Que beneficie al acusado), dado que el Estatuto de Roma es posterior a los delitos imputados, los cuales habían prescripto a la fecha de inicio de las querellas. Un fallo impresentable les sirvió de amañado fórceps para aplicar la ley retroactivamente. También violaron normas elementales de juzgamiento al encarcelar apenas con mendaces dichos de testigos preparados en la Escuelita de las Abuelas, permitiendo que bandas de forajidos invadan las salas transformando lo que debería ser un augusto acto de justicia en linchamientos populares. Y luego del injusto encarcelamiento daban por cumplida la orden recibida del Poder Ejecutivo y con la complacencia del Augusto Señor Representante de la Vindicta Pública, es decir nuestros fiscales, los jueces procedían a sentarse sobre los expedientes llegando a tener en prisión largos años sin derecho a defensa, sin sentencia, sin excarcelaciones, …. sin derechos humanos de ninguna especie para los acusados, todos mayores de 70 años a quienes, como mínimo, correspondería la prisión domiciliaria, la que es negada una y otra vez, menos aún la excarcelación por superar el tiempo sin sentencia.
Esos juicios, remedos circenses, llevados a cabo por jueces prevaricadores, impulsados por fiscales corruptos, querellantes falsos, testigos mentirosos…. han llevado a la cárcel a miles de inocentes, han causado la muerte de 438 presos políticos por abandono y falta de atención médica. Es de hacer notar que, desde que se hizo cargo el gobierno que acabaría con el “curro de los Derechos Humanos”, los muertos en prisión suman 97.
Sin embargo, ni en el Poder Ejecutivo, ni en el Judicial alguien se preocupa por estos argentinos que lucharon contra el terrorismo que intentó arriar la celeste y blanca y reemplazarla por el trapo rojo, dejando a su paso miles de víctimas inocentes. Tampoco hay para ellas reconocimiento alguno. Sólo preocupa a nuestros gobernantes salir en las fotos junto a mandatarios extranjeros arrojando flores al Rio de la Plata en homenaje a los traidores a la Patria. Claro que, producido algún acto terrorista en el exterior, corren presurosos a enviar condolencias y rechazo al accionar de estas bandas…. no olvidemos que para nuestras autoridades hay terroristas buenos, los nuestros, y terroristas malos, los extranjeros.
[ezcol_1third][/ezcol_1third] [ezcol_1third][/ezcol_1third] [ezcol_1third_end][/ezcol_1third_end]Tanto Macri como Garavano y Lorenzetti son conscientes de esta vergonzosa e ilegítima actuación de nuestros jueces federales, de que octogenarios y nonagenarios, enfermos y abandonados sigan muriendo en la cárcel… pero un cruel y cobarde silencio es su única respuesta.
Claro que, felizmente, Garavano y Lorenzetti café por medio, se sientan a conversar sobre la liberación de López y el nombramiento de Farah….
ME DUELE TANTA HIPOCRESÍA.
Juan Manuel Otero
juanm.otero@usal.edu.ar
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 1, 2018
Inexplicable Manía
Por Enrique Guillermo Avogadro.
Los argentinos, desde hace más de setenta años, sufrimos una rarísima compulsión al suicidio colectivo, que se ha manifestado de muy diferentes maneras en nuestra historia reciente, pero siempre con trágico éxito.
El 27 de enero de 2017, el Presidente de la República firmó el Decreto N° 70/17, mediante el cual imponía leves limitaciones al régimen vigente de inmigración hacia nuestro país, establecido por la Ley 25.871. Para comprobar la razonabilidad de mi calificativo, basta con leer en el artículo 4° cuáles eran las restricciones que se establecían al actual libérrimo e idiota marco regulatorio de ingreso de personas a la Argentina.
Así, se pretendía impedir entrar a nuestro territorio a quienes hubieran: presentado documentación nacional o extranjera falsa o adulterada; omitido informar sobre la existencia de antecedentes penales o condenas; sido expulsados del país o tuvieran el ingreso prohibido, hasta tanto la medida fuera revocada; sido condenados o estuvieran cumpliendo penas por delitos de tráfico de armas, de personas, de estupefacientes, de órganos o tejidos, por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas; incurrido en actos de gobierno que constituyan genocidio, crímenes de guerra, terrorismo o delitos de lesa humanidad; tenido antecedentes relacionados con la participación en actos u organizaciones terroristas; incurrido en la promoción o facilitación, con fines de lucro, en el ingreso ilegal de extranjeros; promovido la prostitución y lucrado con ella; sido condenados por actos de corrupción; intentado eludir los controles migratorios.
Como se ve, no se imponía restricción alguna por motivos raciales, políticos, religiosos, económicos o sexuales a quienes quisieran ingresar a territorio nacional, fuera con fines de residencia o en forma meramente transitoria. Es decir, la norma no discriminaba a nadie salvo, claro está, a los graves delincuentes.
Pero Mauricio Macri no contaba, al momento de firmar ese decreto, con la suicida reacción del izquierdoso progresismo que, rápidamente, salió a criticar el decreto en cuestión. Los imbéciles de turno, algunos de ellos legisladores, vociferaron diciendo que no se justificaba la necesidad y urgencia de la decisión del Ejecutivo porque en ella se mostraba una visión sesgada del universo carcelario, destacando que sólo el 6% de los presos en cárceles argentinas es inmigrante, porque se apelaba a las palabras “ilegalidad” y “clandestinidad” para estigmatizar a los inmigrantes y porque restringía el derecho de éstos a obtener documentación nacional.
El 22 de marzo de este año, es decir, hace pocos días, la Sala V de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal resolvió declarar inconstitucional el decreto del Presidente. A partir de ahora, entonces, todos los pequeñísimos impedimentos que se pretendió imponer a los criminales dejaron de existir, y éstos podrán entrar libremente para continuar su trayectoria dañosa aquí.
He viajado mucho a lo largo de mi vida, y no he visto país en el mundo que, como el nuestro, sea tan absurdamente generoso para con aquéllos que quieren ingresar, aunque sea sólo para estudiar, trabajar o hacer turismo. Para hacer callar a los energúmenos vernáculos, debería ser suficiente preguntarles qué régimen migratorio debería practicarse aquí porque, evidentemente, no pueden estar pensando en Bolivia, Nicaragua, Venezuela o Cuba, en la región, o en Rusia, Irán o China, todos muy exigentes a la hora de levantar las barreras de entrada y, muchas veces, también de salida.
En todas las naciones civilizadas se exige a los interesados en pasar a residir legalmente dentro de sus fronteras contar con un trabajo asegurado, pues sus Estados no están dispuestos a incrementar su propia cuota de pobres a los que debe alimentar, curar y educar con los impuestos que pagan sus ciudadanos. Aquí, como es más que obvio, no sólo no le pedimos nada sino que le facilitamos el acceso a cirugías y hospitales gratuitos, a documentos argentinos (indispensables para votar al señor feudal de la provincia), a educación de mejor calidad que la que dispone en su país de origen y hasta a adquirir casas, campos, automóviles y aviones con dinero lavado.
Pero lo verdaderamente grave, lo que nos convierte en un caso patológico de sociedad autodestructiva, es que permitimos ingresar y comerciar libremente a todas las organizaciones de traficantes de drogas que pueblan el continente, llenándolo de sangre y muerte.
Sabemos hasta cuáles de ellas mandan y gobiernan en cada barrio o asentamiento de nuestras ciudades. Algunas nacionalidades se especializan en cocaína y heroína, otras en marihuana y muchas en drogas sintéticas, pero todas ellas zanjan a tiros sus disputas territoriales, con armas cada vez más sofisticadas, que obviamente superan el equipamiento policial, mientras siembran el terror entre los vecinos honestos y trabajadores.
¿Qué otra forma tenemos de impedir que ese anómalo fenómeno continúe expandiéndose hasta que nuestro país se convierta en México, donde los muertos ya se cuentan por decenas de miles, que no sea cuidando estrictamente nuestras fronteras? Colombia está en vías de superar ese difícil trance, pero Brasil y la Argentina se están acercando a pasos agigantados a esa triste realidad.
Llegó la hora, en este tema también, de decir ¡basta! a la interesada estupidez de algunos, y a la falta de coraje necesario de otros para enfrentarlos.
Y digo “también” porque, el jueves 12 de abril, a las 19:00 horas, nos reuniremos en la Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, para decirle ¡basta! a este Poder Judicial que se sigue riendo de nosotros, que continúa privilegiando los derechos de los delincuentes frente a los de las víctimas, que encarcela a los perejiles mientras libera todos los días a los autores de los mayores desfalcos que la sociedad ha sufrido, que garantiza la impunidad de los poderosos y lucra con ello, que dicta sentencias reñidas con la Constitución y con la ley.
Los ciudadanos de a pie iremos a decirle a la Corte Suprema de Justicia y al Consejo de la Magistratura que estamos hartos, verdaderamente podridos, de este presente de asfixia moral, de lepra sorda, de cobardías y de sensualismos de camastros, como escribió Leopoldo Lugones.
Mientras tanto, sólo me queda desear una feliz Pascua de Resurrección -o un feliz Pésaj- para usted y los suyos. Ojalá, todos juntos podamos orar por la resurrección de nuestra Argentina.
Enrique Guillermo Avogadro
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Marzo 31, 2018
Solos en la madrugada
Escribe ENRIQUE GUILERMO AVOGADRO.
El próximo miércoles veremos, en la Avda. 9 de Julio, que Hugo Moyano (más sus hijos, su tercera mujer y los vástagos anteriores de ésta) se encuentran absolutamente solos, como nunca lo han estado, en el amanecer del momento en que irán presos. Aún así, sin duda estarán rodeados por lo más granado del kirchnerismo (la CTA, los docentes y bancarios), el trotskismo, y los movimientos sociales, incluida la CTEP, la organización encabezada por Juan Gabrois, funcionario vaticano por designación de SS Francisco, todos aunados solamente por su actitud opositora al Gobierno.
Es bueno recordar que el Papa cumple dos roles: Sumo Pontífice de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, y Jefe del Estado Vaticano. Cuando habla de dogma su palabra es infalible para nosotros, los fieles de su Iglesia; en cambio, como estadista, no es más que un ser humano común, susceptible de incurrir en errores y, sobre todo, con derecho a tener opinión propia en temas terrenales. Si le envía rosarios a los imputados por corrupción o una carta personal a Hebe de Bonafini, donde la bendice y la compara con Jesús como objeto de calumnias en procesos amañados, está ejerciendo su derecho, pero no por ello sus pareceres tienen que ser aceptados por la grey; y lo mismo sucede con el resto de sus expresiones estrictamente políticas o económicas.
La soledad en que han dejado al Negro Moyano sus pares se debe a que éstos han comprendido, con sagacidad y experiencia, que hoy el poder real está en manos de Mauricio Macri quien, a diferencia de sus predecesores no peronistas, sorteó con facilidad las elecciones de medio término. Percibieron que no se trata de un personaje débil o manejable sino que están frente a alguien con decisión y firmeza; además, puede abrir o cerrar la bolsa de recursos de las obras sociales gremiales, principal fuente financiera de los sindicatos, y activar las acciones de la Oficina Anticorrupción, que tanto preocupa a varios de los congéneres del líder camionero, autores de similares delitos.
La concentración del 22 para la defensa política frente a las acciones penales que lo tienen contra las cuerdas puede derivar en violencia urbana, pero no dudo que la Ministro de Seguridad está preparada para reprimirla; a Patricia Bullrich tampoco le temblará la mano para hacerlo.
Pero hay otro ángulo en el que la mayoría de la sociedad está de acuerdo. Me refiero a la imperiosa necesidad de despedir al millón de empleados públicos que se agregaron en la década anterior; en ello coinciden todos los ciudadanos, asfixiados por una presión impositiva que no para de crecer. Si por unos pocos cientos de empleados, a los cuales no fueron renovados sus contratos temporarios, la ciudad de Buenos Aires y sus accesos se ha transformado en un caos, ¿qué sucedería si estuviéramos hablando de miles? ¿Estamos dispuestos a pagar el precio, aunque sólo sea en materia de libre circulación?
Moyano y sus socios son verdaderamente capaces de convertir nuestra vida en un infierno por la falta de alimentos, de dinero, de combustibles, de exportación de granos, de clases, etc., y no tengo dudas que activarán paros crecientes a medida en que avancen las causas penales; ¿lo soportaremos todos los que hoy despotricamos contra el inmenso poder que han sabido construir extorsionando a mandatarios y ministros?
Esto nos lleva a las dificultades económicas que jaquean al Gobierno, en especial la indomable inflación. En materia de mercados, los factores psicológicos tienen una enorme importancia; cuando un rumor -favorable o negativo, cierto o falso- trasciende, el precio de los activos sube o baja sin ninguna razón aparente que lo justifique y, cuando la multitud actúa como masa, la fortuna o la ruina están a la vuelta de la esquina; muchos pánicos y burbujas generalizados que se han producido en el mundo en épocas recientes dan acaba prueba de esta afirmación. Y en este aspecto el accionar de los gremios y el desorden generalizado está produciendo un grave deterioro en la imagen que Macri está intentando construir de cara a los inversores; en especial cuando, como sucedió esta semana, se reflejan en el diario más influyente en la materia, The Wall Street Journal.
Hay virus enormemente peligrosos que se han instalado en nuestro cuerpo social desde hace tiempo y, como terribles drogas adictivas, costará mucho tiempo erradicarlos. Por estar enfermos de populismo, pretendemos que se nos “regalen” los servicios públicos, sin pensar que los pagaremos con nuestros ya insoportables impuestos; y al apostar permanentemente al alza futura de los precios internos y de los salarios, convertimos a la inflación, la peor gabela, en una profecía autocumplida.
Sabemos que el precio del dólar en la Argentina está atrasado, y que esa situación perjudica enormemente a nuestras exportaciones industriales y a las economías regionales; sin embargo, tan pronto comienza una sensación alcista, salimos a remarcar los precios a su ritmo, aunque no estén vinculados a las importaciones. Nos quejamos del sideral déficit de nuestra balanza de pagos, pero batimos records absolutos en materia de turismo y compras en el exterior, aprovechando precisamente el dólar barato.
Criticamos el nivel de endeudamiento del país en el exterior, pero no ahorramos en el país el dinero suficiente para solventar el sideral gasto público heredado; tampoco nos conforma el gradualismo del Gobierno, pero no proponemos recetas alternativas políticamente viables para reducirlo.
Los industriales protestan por la baja en el consumo, pero rechazan frontalmente la apertura de la economía, que les permitiría buscar clientes en el mundo entero. Los dirigentes sindicales aúllan contra cualquier medida que pretenda mejorar la competitividad y reclaman por la caída del poder adquisitivo, mientras se asocian a los pedidos de las entidades patronales, pero sus pretensiones en materia salarial aportan nuevo combustible al incendio inflacionario.
Nos sentimos por completo inseguros, pero calladamente permitimos que se procese a un policía que mata a un asesino frustrado que huye y a un padre que golpea a un individuo mayor por intentar seducir por Internet a su hija de once años. Hace cuarenta, rogabamos que las Fuerzas Armadas reprimieran a los terroristas que ponían bombas, asesinaban y secuestraban a mansalva, pero hoy miramos para otro lado cuando se nos enfrenta a la realidad de dos mil ancianos militares presos, muchos sin condena, por ganar la guerra a la guerrilla.
En resumen, todos tenemos que dejar la hipocresía de lado y tomar conciencia de cuánto depende de nosotros mismos que la Argentina se reconvierta en el país viable y envidiable que alguna vez fuimos y deje atrás esta espiral de decadencia en que nos hemos sumergido desde hace décadas. Es cierto que costará grandes sacrificios presentes lograrlo, pero así dejaríamos a nuestra descendencia un legado de paz y prosperidad del cual hoy carece. ¿Seremos, realmente, capaces de hacerlo?
Enrique Guillermo Avogadro
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Febrero 18, 2018
Un infierno alternativo
Escribe
Enrique Guillermo Avogadro
Desde diciembre se ha instalado, entre quienes votaron a Cambiemos en 2015 y 2017, un descontento tan fuerte que ha hecho caer nada menos que quince puntos la imagen del Presidente de la República, que se había fortalecido después de las elecciones de medio término. Las razones para ese cambio de tendencia son varias: la azarosa modificación previsional, el aumento en los servicios públicos, la persistente inflación, la frustración de la reforma laboral, la ocupación del espacio público por la izquierda combativa, la frontal lucha de los dirigentes sindicales corruptos contra la Justicia, algunas cancelaciones de contratos de empleados públicos, el crecimiento de la deuda externa, etc., amén de notorios errores de ciertos funcionarios que, con razón, dieron pasto a las fieras.
Desde esta columna semanal he sostenido que consideraba su mayor error no haber desnudado claramente, de cara a la sociedad entera, la magnitud de la crisis que, cual bombas sembradas en cada uno de los caminos, había dejado Cristina Elisabet Fernández cuando debió dejar el poder; ésta, a mi juicio, fue infinitamente más grave que la que soportamos en el 2001. A ello adjudico la disconformidad de la ciudadanía frente a la necesidad de ceder supuestos pero perceptibles beneficios que el kirchnerismo le había otorgado con populista generosidad.
Me refiero, por ejemplo, al acceso indiscriminado a la jubilación de cuatro millones de personas que no habían efectuado aportes previsionales; ese disparate -se hubiera podido encontrar una solución para paliar la extrema necesidad en algunos casos- permitió que muchísimas señoras de clase media y alta se subieran a la oportunidad, aunque el importe mensual que perciben no les alcance para pagar una cena o un vestido; tengo a mi alrededor montones de amigas que se acogieron a ese privilegio y, supongo, a partir de hoy me dejarán de querer.
Lo mismo sucede con quienes pagaban por el transporte público el precio más barato del país y quienes recibían prácticamente gratis el suministro eléctrico o el gas domiciliario, lo cual los habilitaba a mantener caliente el agua de sus piscinas y, por supuesto, a pagar mucho menos para cocinar que sus propias empleadas domésticas que deben, aún hoy, adquirir las garrafas mentirosas.
La viuda de Kirchner dejó el país con una inflación que superaba el treinta y ocho por ciento anual, al Banco Central vacío y endeudado a futuro, y un tercio de los habitantes sumido en la pobreza y en la miseria extrema. Y eso además de colonizar la administración pública con más de un millón de empleados superfluos que hoy actúan como quintacolumnistas.
Sólo esos datos concretos, de por sí, justifican la primigenia necesidad de Cambiemos de adoptar una política gradualista, porque no podía abandonar a los más pobres a su suerte ni expulsar de un solo golpe y hacia un mercado laboral privado inexistente a todos aquellos que hoy se alimentan de la agotada teta de la vaca Estado. La única virtud de la administración anterior, no buscada sino impuesta por la negativa del mundo a prestarle dinero, fue el bajo nivel de endeudamiento externo; eso permitió al Gobierno encontrar fuera del país -no hay ahorro interno suficiente- los fondos necesarios para financiar ese gradualismo, aunque nos vuelva vulnerables y no se pueda seguir haciéndolo hasta el infinito.
Reconozco que estamos en una situación económica complicadísima, pero gran parte de ella nos la debemos a nosotros mismos. Basta con pensar (o, simplemente, ver las fotografías de las repletas playas de Brasil, Chile y Uruguay) cuántas divisas pierde la Argentina por el turismo emisivo pero, mucho más grave aún, por la brutal caída de las exportaciones y la tan remolona inversión directa que no llega desde el exterior y, tampoco, de nuestros propios industriales que, en cambio, han reflotado el mercado inmobiliario de Punta del Este y mantienen afuera los capitales blanqueados.
Todo ello nos obliga a reflexionar. Si la vocación social de modificar el rumbo suicida que llevábamos, que representan los triunfos electorales de Cambiemos, no se viera coronada por un crecimiento económico sostenido, que permitiera reducir la incidencia de la deuda sobre la economía, sin dudas volvería el populismo más salvaje y corrupto a hacerse con el poder. Ya en él, se vería enfrentado a la imposibilidad de recurrir al financiamiento externo y, como consecuencia directa, comenzaría a emitir moneda sin respaldo alguno, y el país caería de inmediato en otra hiperinflación.
Porque no podemos soñar imposibles: ¿a quién podría recurrir una Cristina Fernández reencarnada para cubrir el déficit de ANSES, o para reponer los subsidios a la energía y al transporte público?, ¿cómo haría para seguir manteniendo en el Estado a más de un millón de parásitos?, ¿a qué recursos podría apelar para pagar los sueldos de los empleados públicos?, ¿aumentaría la ya insoportable presión impositiva?, ¿volvería a expropiar las ganancias del campo? El peronismo, parte del cual hoy ha pasado a la resistencia, se limita a despotricar contra una situación de la que es único responsable y no ofrece ninguna receta alternativa alguna para justificar su oposición a las medidas que propone el Gobierno para salir de esta terrible coyuntura.
Aunque usted y, en cierta medida, yo mismo tengamos reparos contra la gestión del Presidente y estemos impacientes frente a la demora en reducir la inflación y el gasto público, debemos formularnos algunas preguntas elementales: ¿nos parecen iguales Mauricio Macri y Daniel Scioli, María Eugenia Vidal y Anímal Fernández, Gabriela Michetti y Carlos Zannini, Nicolás Massot yCuervo Larroque, Nicolás Dujovne y Axel Kiciloff, Carlos Rosenkrantz y Eugenio Zaffaroni?; porque esa es hoy la opción. Y qué decir del resto de las personas que volverían a ocuparse de la cosa pública, muchos de cuales hoy se encuentran en la cárcel o están haciendo fila para ingresar, pero que recuperarían de inmediato la libertad y la calma por obra y gracia de los volubles jueces federales.
Pongámoslo en blanco y negro: el kirchnerismo, el trotskismo y lo peor del corrupto sindicalismo se han juntado para combatir a la Justicia que pretende, por primera vez en muchísimo tiempo, investigar y castigar a sus mayores caciques, se llamen Julio De Vido, Máximo Kirchner, Hugo Moyano, Marcelo Balcedo, Caballo Suárez, Pata Medina, Milagro Salas, Hebe Bonafini, Víctor Santamaría, etc., y con ese único propósito el tren fantasma que han formado ha convocado a una manifestación para el jueves 22; arrearán, una vez más, a los obreros robados para defender a los dirigentes ladrones.
En resumen, ha llegado el momento de elegir definitivamente entre un ya imposible pasado de imaginado bienestar y un arduo sendero que nos lleva al futuro, abriéndonos al mundo para convivir y competir seriamente en él. Por eso, convoco a todos mis conciudadanos a poner el hombro para ayudar al Gobierno a superar el aún complicado presente económico y a apostar a ese nuevo horizonte de estabilidad, crecimiento y responsabilidad. Si no lo hacemos, si seguimos mirando sólo nuestro propio y personal interés, nos habremos definitivamente suicidado.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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PrisioneroEnArgentina.com
Febrero 4, 2018
Preparados ., apunten .,
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Se daba cuenta de que ninguna potencia estaba en condiciones de resistir el desgaste del tiempo;
sólo la gloria de quien ha vivido con honor crece con el paso de los años”.
Valerio Massimo Manfredi
Cuando la semana pasada me pregunté hasta cuándo la sociedad estaría dispuesta a tolerar, con marcada indiferencia, el permanente chantaje de los eternos dirigentes gremiales, ignoraba que finalmente, y con décadas de atraso, tanto la Justicia como el Ejecutivo, nacional y provincial, habían decidido tomar el toro por las astas y avanzar con la depuración de la corporación más despreciada del país, integrada por delincuentes dispuestos desde siempre a generar los peores conflictos laborales para evitar que se posara sobre sus patrimonios la lupa judicial.
El método extorsivo fue claro -mientras los dejaran incrementar sus negocios personales, ofrecían paz social; de lo contrario, el país se paralizaría- y lo sufrieron tanto los gobiernos civiles cuanto militares; basta recordar que fue nada menos que el Tte. Gral. Juan Carlos Onganía quien les cedió el control de los servicios de salud, tal vez la fuente más importante de ingresos non sanctos de los grandes bonetes del sindicalismo argentino. No voy a mencionar aquí, por ser innecesario, la lista de los jefes gremiales presos -todos obscenos exhibicionistas- pero debo detenerme en los dos poderosos capi de tutti capi, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo.
El primero siente ya el aliento de los ahora atentos jueces en la nuca, y no sólo los locales. Una de sus negadas propiedades, la empresa de recolección de residuos Covelia, es investigada por movimientos de dinero sospechosos por la Justicia suiza; cuando el primer pedido helvético llegó a los tribunales argentinos -simplemente, un listado de las causas penales que involucraran al Negro– éste, a la sazón Secretario General de la CGT, decretó un paro general contra el gobierno de Cristina Elisabet Fernández.
Ayer mismo fue denunciado, conjuntamente con su hijo Pablo, su testaferro Patricio Farcuh y el propio Sindicato de Camioneros, por evasión impositiva por la suma sideral de cuatro mil millones de pesos y el consecuente lavado de dinero. Con la monumental expansión de sus actividades -empresas constructoras, correos privados, fútbol, barras bravas, residuos urbanos, sanatorios, farmacias, hoteles, inmuebles y rodados varios, etc.- y con tantos flancos expuestos, es previsible que ponga a parir al país entero, con la paralización del transporte de alimentos, de combustibles, de basura y de dinero, y habrá que ver cuán dispuestos estamos todos a no ceder ante sus aprietes, ya que dirá mucho sobre nuestra voluntad de modificar el rumbo que llevamos.
Ya su colega gastronómico, que directa y públicamente amenazó a la democracia cuando recordó cómo habían eyectado del poder a Raúl Alfonsín y a Fernando de la Rúa cuando éstos intentaron controlar un poco al poder mafioso del sindicalismo, dio un aviso a la sociedad acerca de qué podemos esperar si los avances judiciales continúan. Como Luisito es muy hábil, sus dichos no resultan punibles, aunque sean muy claros.
Pero lo que enmascara este bandido es que todos sus pares hoy en la cárcel no lo están por ser gremialistas sino vulgares ladrones, y no hay aquí una persecución política, como claman desde Milagro Salas y Luis D’Elía a Cristina Elisabet Fernández, que mandó a La Cámpora a expresar su apoyo a los preocupados “Gordos”. Todos estos han esquilmado a sus representados y, en los casos de Marcelo Balcedo y Víctor Santamaría, se transformaron en empresarios de medios de prensa para utilizarlos como escudo; lo mismo hicieron, en su momento, Cristóbal López, Rudy Ulloa Igor y Gerardo Ferreyra, que debieron cerrarlos cuando, con la caída del kirchnerismo, se cortó el acceso a los fondos ilimitados de la pauta publicitaria oficial.
Toda esta movida coincide en el tablero de comando con algunos factores complicados: la inflación, que no cede; la necesidad imperiosa de cerrar los aumentos salariales del año en términos mesurados, es decir, sin reflejar en ellos expectativas pesimistas; y el tratamiento legislativo de la poco ambiciosa reforma laboral que ha enviado el Poder Ejecutivo al Congreso. Es natural entonces que todos -incluidos los bienintencionados- nos preguntemos si estamos sólo ante una serie de movimientos tácticos para obligar a los dirigentes sindicales a “portarse bien” o, por el contrario, ante un verdadero y definitivo cambio en nuestra cultura sociopolítica tradicional.
La libertad concedida por la Cámara Federal a Amado Boudou, que estaba en prisión preventiva desde hace dos meses, acusado de enriquecimiento ilícito y lavado de dinero, y que está procesado y en juicio oral por haberse apropiado de la “máquina de imprimir billetes”, da una pésima señal a los descreídos. Porque, a pesar de que muchos lo ignoran, en el caso de los funcionarios públicos, donde la carga de la prueba se invierte, son ellos los que deben demostrar que han obtenido sus fortunas legítimamente. ¡Teléfono para Cristina Kirchner!
Además, deja en evidencia que en la Argentina hay dos “justicias” diferentes: una, correcta, que utiliza el Código Procesal y privilegia el principio de inocencia y permite que los encartados transiten los procesos en libertad hasta el dictado de sentencias definitivas; y otra, caníbal, que sólo busca venganza y en la que todos los cimientos del derecho de la civilización occidental, incluida la irretroactividad de la ley penal, se ignoran para mantener en prisión preventiva a centenares de ancianos enfermos por lapsos que, en muchos casos, superan los diez años (el máximo legal es de dos, prorrogable fundadamente por sólo uno más). Los argumentos garantistas utilizados por los magistrados ahora para beneficiar el ex Vicepresidente -imposibilidad de alteración de las pruebas e inexistencia de peligro de fuga- ¿no son aplicables a los presos militares?
¿Irán las organizaciones sociales y de izquierda a “escrachar” al ex Vicepresidente a su inexplicable piso de Puerto Madero o al nuevo de Barracas, como hicieron con el Comisario Miguel Etchecolatz, a quien concedieron la prisión domiciliaria con pulsera electrónica a pesar de sus 88 años y del cúmulo de dolencias que padece? Porque, siendo de público y notorio conocimiento que Amado Boudou fue miembro esencial de la asociación ilícita que saqueó el país hasta la extenuación durante la década más favorable para la economía nacional en más de un siglo, algo debería motivarlas a actuar, ya que dicen representar a los excluidos y a los pobres que sufren en carne propia -en falta de educación, alimentos, salud, vivienda, pavimentos y cloacas- la falta de esos cuantiosos dineros robados.
Nuevamente, el verano será caliente, y no sólo por las altísimas temperaturas que estamos soportando en Buenos Aires: en febrero, comenzarán, conjuntamente con la actividad judicial a pleno, las sesiones extraordinarias convocadas por el Ejecutivo para trata algunos proyectos de ley, digamos, menores; pero en marzo es probable que veamos otra vez conflictos callejeros, cuando comience a tratarse la reforma laboral. ¡Ojalá hayamos madurado para entonces!
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 13, 2018
Vergüenzas tempranas
Por ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO.
El desprestigio y la sospecha penden, como una enorme nube de smog y desde hace años, sobre el Poder Judicial, en especial cuando se trata del fuero penal federal, radicado mayoritariamente en la mole de Comodoro Py. En este comienzo de año contribuyó a mantener el fenómeno atmosférico el otorgamiento de la prisión domiciliaria a Omar “Caballo” Suárez, el extorsionador de empresarios navieros y líder del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU), uno de los escasos personajes privilegiados en el círculo áulico de Cristina Fernández. El Juez federal Luis Rodríguez, subrogando el Juzgado de su sospechado y veraneante colega, Rodolfo Canicoba Corral, la concedió rápidamente al detenido, por inexistentes razones de salud.
Más allá del informe del Cuerpo Médico Forense presentado el jueves, que negó la necesidad de ese beneficio, ya que puede ser perfectamente atendido de sus afecciones en el Hospital Penitenciario y, en caso necesario, recurrir a tratamientos ambulatorios en otros centros médicos, el episodio llamó poderosamente la atención por dos motivos: las probables razones crematísticas de la concesión de este injustificado privilegio (se instaló en una enorme mansión que posee en Olivos, a metros de la Quinta Presidencial) y, por supuesto, su notable diferencia respecto al trato que reciben los muchísimos presos políticos ancianos que pueblan las cárceles del país.
La semana pasada se concretó, finalmente, la prisión domiciliaria del Comisario de Policía Miguel Etchecolaz, de 88 años, que sufrió ya dos ACV mientras permanecía en la cárcel, transformado en el detenido de mayor edad de todo el sistema penitenciario federal. Pero siguen allí, por ejemplo, el sacerdote Christian von Wernich, de 80 años, con cáncer y metástasis, o Jaime Smart, de 82 años, al cual se le ha otorgado varias veces el beneficio, nunca efectivizado por la permanente resistencia del Juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak, quien, para evitar las órdenes de sus superiores, le inventaba causas nuevas cada día hasta que fue relevado a su respecto.
Como siempre, hubo esta semana una de cal y otra de arena. El mismo magistrado logró la detención, en Uruguay, de otro sindicalista (SOEME), Marcelo Balcedo, también cristinista (¿cómo sorprenderse, si antes fue menemista, duhaldista y kircherista?) y socio de los nefastos Roberto Baradel y Hugo Yatski, y empresario de multimedios de prensa en La Plata. Además de haber estado prófugo en el pasado durante dos años, se sospecha de su complicidad financiera con la más salvaje banda de narcotraficantes de Rosario, a la cual se cree ayudaba a lavar sus ganancias. Su futuro seguramente será muy negro, ya que le costará justificar tantas residencias, tanto dinero en efectivo, tantos autos de lujo, tantas armas de guerra y hasta dos aviones. ¡Qué manía tienen los corruptos con los aviones!
Uno se pregunta, ya que están presos otros colegas suyos como Juan Manuel “Pata” Medina y Omar “Caballo Suárez”, amén de José Pedraza, qué debemos hacer para que el Poder Judicial nos evite seguir siendo rehenes permanentes de Hugo Negro Moyano y su familia. Si, una vez más, cedemos ante las extorsiones vinculadas con la continuidad de su fallida empresa OCA, con la barra brava de Independiente y sus miles de negocios fraudulentos, con los medicamentos adulterados y los troqueles falsificados, con la apropiación de los bienes del gremio, no tendremos futuro, como no lo tuvo Estados Unidos hasta que logró mandar a la cárcel a Jimmy Hoffa, a quien nuestro camionero tanto se parece.
Pero también debemos preguntarnos por qué no avanzan, elevándolas a juicio oral, las múltiples causas contra Hebe de Bonafini, los Shoklender y las decenas de funcionarios involucrados en las monumentales estafas de “Sueños Compartidos” y la “Universidad de las Madres”.
El escándalo de Odebrecht, que ha barrido hasta con mandatarios latinoamericanos, tampoco parece progresar aquí; si lo hiciera, ya deberían haber al menos prestado declaración indagatoria -una medida de defensa- Carlos Wagner (Esuco), Paolo Rocca (Techint), Gustavo Ferreyra (Electroingeniería) y Angelo Calcaterra (Iecsa), y la oposición habría dejado de poder gritar que estamos nada más que ante un nuevo maquillaje gatopardista y el nuevo poder protege a sus amigos y parientes.
Contribuye a mantener la sucia nube que cubre a la Justicia es la llamativa libertad de la que aún goza Ricardo Echegaray, conspicuo cómplice de las mayores estafas contra la AFIP cuando era su Administrador. Está vinculado directamente a las usinas de facturas falsas utilizadas por Lázaro Báez y con la tolerancia al robo de nada menos que $ 8.000 millones que perpetraran Cristóbal López y Fabián de Souza, como antes lo estuviera con los subsidios de la ONCAA a su propia familia, pero ni siquiera ha sido incluido en las causas ya elevadas a juicio oral. ¿Habrá que buscar el motivo en las carpetas de información confidencial sobre jueces, políticos y empresarios de todo pelaje que logró juntar cuando era funcionario?
Margarita Stolbizer, lamentablemente fuera del Congreso, denunció esta semana un pacto entre el Gobierno y el Poder Judicial para mantener fuera de la cárcel a Cristina Fernández. Como usted, lector, sabe, descreo de su existencia por innecesario, ya que adjudico este raro fenómeno a la inmejorable nariz de los magistrados federales, que creen así agradar -y tal vez sea cierto- y beneficiar a Mauricio Macri.
Por último, entre los episodios raros de esta semana también merecen figurar las quejas de los familiares de Santiago Maldonado, el tatuador muerto en el sur, por el ascenso al grado de Alférez del gendarme herido por los mapuches del RAM mientras intentaba liberar el tránsito en la Ruta 40. Dado que ya está harto probado que no hubo intervención de terceros en su ahogamiento, que no sabía nadar, que sufrió hipotermia, que su cuerpo quedó enredado en la flora subacuática y que estuvo sumergido mientras el país entero lo buscaba, me pregunto cuál es el propósito de esta actitud de su entorno al insistir en que la causa continúe caratulada como “desaparición forzada”. ¿Será que pretenden sumarse a los cientos de terroristas y de deudos indemnizados injusta y cuantiosamente por un Estado idiota que, además, se niega a informar detalladamente sobre el tema?
Como se ve, en el área del Poder Judicial -Consejo de la Magistratura, Corte Suprema y Tribunales inferiores- hay por delante un enorme trabajo de limpieza y fumigación de los edificios poblados de corruptos, pero también de ignorantes y bastardos, que debe encararse ya mismo. De su éxito depende todo el resto de las reformas que resultan indispensables en el aparato del Estado en sus tres niveles y, sobre todo, la verdadera credibilidad de la Argentina frente a los genuinos inversores nacionales y extranjeros, hartos todos de ver cómo nos comportamos como chicos caprichosos, capaces de cambiar las reglas del juego a cada instante y, cuando vamos perdiendo, llevarnos la pelota.
¡Ojalá los argentinos hubiéramos encontrado todo eso en nuestros zapatos esta mañana, después que pasaran anoche por nuestro país los Reyes Magos!
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
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Enero 6, 2018
Tributo de Sangre
Escribe Enrique G. Avogadro.
Cual sanguinaria diosa fenicia, Cristina Elisabet Fernández espera que la sociedad argentina pague su cuota anual de dolor y, cuando no es complacida, manda a sus fieles -Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Verónica Magario (La Matanza), etc.- a exigirla a pedradas en la calle. Allí los barrabravas y lo peor del lumpenaje del Conurbano bonaerense, convertidos en carne de cañón a base de prebendas y de drogas, se encuentran con los energúmenos antisistema y con las entrenadas milicias de los partidos troskistas, fogoneados por los diputados de la oposición que, en el recinto, no sólo justificaron la violencia sino que pretendieron inútilmente utilizarla para frustrar el trámite del proyecto de reforma previsional, como Nicolás del Caño, Agustín Rossi, Máximo Kirchner, Victoria Donda, Eduardo de Pedro, Andrés Larroque, Mayra Mendoza, Leopoldo Moreau, Fernanda Vallejos o Graciela Camaño.
La clara posición de esta última, jefa del bloque massista, al igual que el papelón de Ignacio de Mendiguren la semana pasada, mostró la desesperación de quien ha perdido protagonismo y trascendencia como constructor de la “ancha avenida del medio”, tan pregonada en la campaña electoral y tan desenmascarada en su pretensión de simular ser algo distinto a lo peor del PJ.
El debate legislativo permitió realizar ejercicios de gimnasia revolucionaria, y los frutos serán seguramente puestos en práctica antes de fin de año. La explicación es simple: la ya extensa nómina de funcionarios y testaferros kirchneristas presos hace que la siniestra viuda perciba más cercano el aliento en la nuca de los jueces, y sabe que sus hijos están al borde de convertirse en nuevos huéspedes de las prisiones federales; doña Cristina no se entregará sin pelear, aunque ello requiera llenar de muertos la Argentina. ¿Qué duda puede caber respecto a la falta de escrúpulos de quien no hesitó en saquearlo hasta la extenuación?
Lo ocurrido el lunes permite su análisis desde distintos ángulos: la Policía frente a la protesta, la participación de inmigrantes, el accionar judicial y la conducta de los gremios, en especial los que prestan servicios públicos. Esa mirada debe ser puesta sobre otros escenarios conflictivos que se viven hoy y a las cuales debemos ponerles freno ya mismo, so pena de asistir a una escalada de terror que nos haría retroceder cuarenta años y confirmar nuestra sempiterna vocación suicida.
Ver, como dijo el Fiscal Germán Moldes, cómo se enviaba a la Policía a cabecear adoquines por impunes asesinos (no queda un solo detenido por lo ocurrido), debe hacernos reflexionar como comunidad acerca de qué esperamos de las fuerzas de seguridad. Resulta imposible que cualquier sociedad humana funcione sin la autoridad del Estado, al cual hemos delegado el monopolio de la fuerza; sin embargo, los argentinos ponemos permanentemente en duda su proceder, como quedó claro cuando se develó el monumental fraude del caso de Sergio Maldonado, cuando se miró por meses con desconfianza a la Gendarmería.
Otro grave problema que quedó expuesto en los recientes episodios de violencia cuando una enorme mayoría de los heridos era extranjera, es la carencia absoluta de una política migratoria seria y responsable. Los países aplican el concepto de reciprocidad en sus relaciones con los demás y, por ejemplo, imponen la necesidad de contar con una visa a los turistas de las naciones que las exigen a sus ciudadanos, o facturan al país de origen los gastos en salud pública que éstos hubieran generado.
Aquí no preguntamos nada a los inmigrantes, ni siquiera si tienen antecedentes penales o disponen de un trabajo asegurado; les regalamos salud y educación, incluida la universitaria, y permitimos que contingentes permanentes ingresen desde los limítrofes para operarse o cambiar su dentadura gratuitamente; permitimos que hayan sentado sus bases las grandes bandas de narcotraficantes bolivianos, peruanos, colombianos y paraguayos; y obsequiamos documentos de identidad, jubilaciones, planes sociales y hasta viviendas a los extranjeros. No se trata de discriminar, sino de evitar que aumente la pobreza, crezcan las ocupaciones de tierras y los saqueos mientras, con los excesivos impuestos que pagamos, bancamos ese dislate.
La explicable -por su adscripción política- conducta de una Juez, Patricia López Vergara, que accedió rápidamente al pedido de Mariano Recalde, precisamente uno de los claros responsables de los movimientos sediciosos y criminales que se desarrollaron en el centro porteño, y dispuso que la Policía encargada de custodiar la zona no reprimiera, merece una particular atención y, por supuesto, su denuncia ante el Consejo de la Magistratura local, ya que la magistrada privilegió su ideología sobre el ordenamiento legal que rige en la República.
El oficialismo parlamentario recayó en la ingenuidad, como quedó demostrado por el estrecho margen que le permitió obtener la sanción de la discutida ley; nuevamente, creyó a los gobernadores que le dijeron que, para conseguir que el PJ no K lo apoyara, bastaba una foto, mientras se negaban a emitir una declaración de respaldo al Gobierno. Esos mandatarios jugaron a dos puntas, y sus representantes en la Cámara dividieron sus esfuerzos aprobando y rechazando a la vez el proyecto previsional. Y los diputados que responden a Sergio Massa, que justificaron de viva voz a los violentos y acompañaron los esfuerzos del kirchnerismo y la izquierda para levantar la sesión, mostraron a las claras de qué lado están, olvidando la “ancha avenida del medio” que pregonaba su jefe.
La CGT, corrida por izquierda, decretó un paro nacional con efectos “ni-ni”, en especial por la UTA, que pobló de colectivos las calles de la ciudad. Pero, al menos, fue notoria su falta de acompañamiento a los violentos; una posición similar adoptaron Barrios de Pie y la CTEP, que encabeza Juan Gabrois, el tan conspicuo hombre del Papa. Muy distinta fue la conducta de las dos CTA y de algunas organizaciones sociales -a las cuales el Gobierno no cesa de financiar-, que dieron un claro respaldo a quienes promovieron los disturbios. Aún espero que la Justicia declare la ilegalidad del Partido Obrero, en el cual milita Sebastián Romero, el terrorista fotografiado mientras atacaba con un mortero a la Policía; antes de los hechos, esa organización emitió una convocatoria a la manifestación, en la que dejó en claro su objetivo principal: la destitución del Presidente.
Pero sí merece que hablemos de Aerolíneas Argentinas, “su” compañía, que tan cara resulta para el presupuesto nacional. Los gremios aeronáuticos han puesto a parir a los ciudadanos y turistas extranjeros con paros cada vez más salvajes, mientras sus siderales costos incluyen salarios que no guardan relación alguna con lo que percibe el resto de los argentinos. Ahora que tenemos varias compañías internacionales operando en el país, ¿no será hora de plantearnos si se justifica una “línea de bandera” tan cara y tan ineficiente? No la tienen Suiza, Brasil, Chile, Gran Bretaña ni Estados Unidos; entonces, ¿por qué nosotros?
Sólo me resta desearle, a usted y a los suyos, una feliz y santa Navidad; o feliz Janucá, si es usted uno de mis muchos amigos judíos. Sigo siendo optimista, y tengo la certeza de que 2018 será un buen año para nuestro querido país, al que tanto hemos maltratado.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 23, 2017
Futuros Tsunamis
Por ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO.
“Del triunfo al fracaso no hay más que un paso. Lo he visto en los asuntos más
importantes, un pequeño detalle siempre ha decidido los grandes acontecimientos”.
Napoleón Bonaparte
Como era previsible, al menos para quienes conocemos a los magistrados de Comodoro Py, el Juez Claudio Bonadío se desmarcó de sus pares para desatar una tormenta política cuyas consecuencias aún resultan difíciles de prever, toda vez que puede afectar las expectativas legislativas del Gobierno y, sobre todo, al interior del peronismo.
Mauricio Macri espera (¿esperaba?) contar con un gran paquete de leyes antes de fin de año, incluyendo el presupuesto 2018, la reforma fiscal, la modificación del sistema de cálculo de las actualizaciones previsionales, etc.; y el pedido de desafuero y detención de Cristina Elisabet Fernández, Senadora electa, por traición a la Patria, impactó directamente sobre el diseño parlamentario que había construido, como un verdadero orfebre, el Senador Miguel Piccheto para aislar al kirchnerismo, dejarlo en franca minoría y separarlo del bloque del PJ.
Los colegas de Bonadío, varios de los cuales hubieran podido adoptar idénticas medidas en varias causas por corrupción en las que está imputada, pusieron a trabajar sus narices para descubrir qué prefería la Casa Rosada y, prudentemente, se abstuvieron de ejecutarlas. Hoy, dada la necesidad de contar con el voto de dos tercios de los miembros presentes para lograr el desafuero solicitado, lo cierto es que no se producirá, al menos en el mediano plazo; si la causa adquiriera mayor consistencia cuando, dentro de mucho tiempo, llegue a la etapa oral, la exposición pública de los hechos podría hacer que muchos de los que hoy se amparan en posturas garantistas para proteger la libertad ambulatoria de la viuda se vieran obligados a modificar su postura para evitar pagar un alto costo político.
Pero, como decía Napoleón, el Juez Bonadío, ahora convertido en francotirador, podría producir en breve un pequeño hecho que generaría otro tsunami, éste sí difícil de defender con invocaciones persecutorias. Si las investigaciones hoteleras avanzan, bien podría suceder que en febrero ordenara similares medidas contra Máximo y Florencia Kirchner; el primero está protegido por fueros en su condición de Diputado en ejercicio, pero no sucede lo mismo con su hermana, dueña de incalculables fortunas y de pilas de dólares en efectivo. Herida así en su flanco más doloroso, es complicado imaginar qué hará entonces la leona destronada.
Por televisión, asistí a la conferencia de prensa que brindó la rea en la Cámara de Diputados. Imaginé cuánto hubiera ganado la nación si aparecía un celular de culata para trasladar muy amablemente a prisión a la mayoría de los asistentes; descollaban, por supuesto, Nilda Garré y Agustín Rossi (ex ministros de Defensa ahora investigados por la tragedia del “San Juan”), Martín Sabbatella (un prócer de la libertad de prensa), Daniel Scioli (un corrupto mayor), Fernando Espinosa y Verónica Magario (coautores recientes y sucesivos del verdadero genocidio cometido en La Matanza) y, ¿qué menos?, Andrés Larroque (imputado también por traición a la Patria). Ausentes con aviso: Luis D’Elía, Fernando Esteche, Ricardo Jaime, Julio de Vido, Carlos Zannini, Lázaro Báez, Milagro Salas, Amado Boudou, José López, Roberto Baratta, Omar Caballo Suárez, Pata Medina y César Milani.
Pero lo que más me llamó la atención fue el tenor de los argumentos utilizados para descalificar la resolución de Bonadío y para imputar, como autor intelectual de la misma, a Mauricio Macri. Sus críticas al fallo (desconocimiento de la presunción de inocencia, limitaciones a la prisión preventiva, prevaricato del juez, causas amañadas para condenar sin pruebas, violación de normas constitucionales, invención de tipos penales, obediencia del magistrado a la voluntad del Gobierno, etc.), corresponden con exactitud a los principios jurídicos que, al ser violados impunemente desde 2003 hasta ahora, mantienen en prisión a casi dos mil militares, muchos hace más de una década y sin condena.
En otro orden de cosas, si bien es cierto que el 60% de la ciudadanía muestra en todas las encuestas su optimismo sobre la gestión del Gobierno y la figura de Mauricio Macri, y se siente confortada con el efecto reparador del accionar de los jueces sobre los funcionarios y pseudo empresarios kirchneristas, no lo es menos que espera ansiosa que avancen sobre quienes bailaron tantos tangos con ellos, pagando las coimas que después incluían como sobreprecios en las obras públicas; y se pregunta qué pasará cuando la ola se acerque al círculo de las actuales autoridades.
El escándalo Odebrecht (“Lava Jato”) está arrasando con ese mundo secreto y fétido en toda la región. En la Argentina, hay muchos nombres importantes, y de todos los colores políticos, que deben dar explicaciones a los jueces: Enrique y Sebastián Ezkenazi (YPF y Petersen), Jorge Brito (Banco Macro), Osvaldo Acosta y Gustavo Ferreyra (Electroingeniería), Ángelo Calcaterra (IECSA), Cristiano Ratazzi (Flight Express), Enrique Wagner (Constructora) y muchos más. Hasta tanto ocurra, y de modo transparente, el escepticismo que tanto nos caracteriza seguirá imperando.
Al tope de nuestras preocupaciones están la seguridad y la administración de justicia. Recuerdo que ya en 1130, el Rey Enrique I concedió a los londinenses el derecho a escoger como su propio sheriff y juez a quienes ellos quisieran. Y esa anécdota viene a cuento porque una de las causas de esas preocupaciones es la enorme desconfianza que tenemos sobre la conducta de nuestras policías, funcionarios, fiscales y jueces, muchas veces involucrados en el narcotráfico, la trata de personas, el lavado de dinero o la exhibición de fortunas inexplicables; pero aún si adoptáramos ese sistema, no debemos olvidar la responsabilidad del Consejo de la Magistratura, que tiene a su cargo el deber constitucional de ejercer el control del Poder Judicial, y de nombrar y remover a los jueces.
Como sucede con la defensa nacional, tristemente vuelta a poner sobre el tapete a raíz de la inevitable tragedia del submarino “San Juan”, en el terreno de la Justicia también debemos darnos políticas de Estado, con una clara, consistente y, sobre todo, permanente planificación del objetivo al cual queremos llegar. Si no lo hacemos, no tendremos derecho a quejarnos, aunque sigan depredándose nuestros recursos naturales, continúen los movimientos subversivos secesionistas, imperen las más violentas bandas de narcotraficantes y toleremos la inmigración descontrolada.
Cambiando absolutamente de escenario, recuerdo que Karl Marx, citando a Hegel (“los grandes hechos y personajes de la historia se repiten”), agregó que la primera vez lo hacen como tragedia y, la segunda, como comedia. Nicolás Maduro que, imitando a los gerontes cubanos, sumió a su pueblo en el hambre, la miseria y la desesperanza, ahora obliga a los ciudadanos a obtener un “carnet de la Patria”; el nuevo documento resulta indispensable para realizar cualquier tipo de trámite, contar con libretas de racionamiento de comida, acceder a centros médicos y remedios, estudiar en todos los niveles y votar, en un siniestro sistema de control de la ciudadanía. Nada importó, para dictar tamaño disparate, que sus númenes hayan visto fracasar en la isla, uno tras otro, todos los programas económicos que inventaron a contramano del mundo. Así como nos duele en el alma el régimen de terror asesino que se implantó en Cuba a partir de 1956, hoy nos conmueve hasta la médula lo que sucede en Venezuela, que se acerca a una situación igual y muere cada día.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 9, 2017
Sainete Nacional
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
El Gobierno y la Armada confirmaron lo que intuíamos: ya no es posible que los tripulantes del ARA “San Juan” sean encontrados con vida, aunque se seguirá intentando localizar la nave. A sus familiares y a toda hombres de mar expreso el profundo dolor que me embarga; rezo a Stella Maris por el eterno descanso de sus almas.
¡Ay, Tato Bores, qué falta nos haces! La Argentina sigue dando que hablar al mundo entero, como siempre lo ha hecho; antes, por nuestra reconocida cultura y nuestro potencial económico, ahora y desde hace varias décadas, por lo asombroso de nuestra decadencia, producto de un suicidio colectivo que parece no terminar. Es natural, toda vez que no hemos dejado nada sin trastocar, ensuciar o destruir.
El el mismo H° Senado de la Nación que albergó figuras tales como Aristóbulo del Valle, Carlos Pellegrini, Nicolás Avellaneda y tantos otros ciudadanos ilustres, ratificó su condición de aguantadero de peligrosos y reincidentes delincuentes cuando juraron -“por Dios, por la Patrias“- entre quienes fueron electos en octubre, Cristina Elisabet Fernández, Carlos Saúl Menem y Adolfo Rodríguez Saa. ¡Que trío de joyitas!
La renovada legisladora arrastra ya tres procesamientos firmes por corrupción, y está muy cerca de recibir otro, nada menos que por traición a esa Patria por la que juró. Menem soporta una condena, confirmada en doble instancia, por el contrabando de armas a Ecuador y a Croacia; no está firme porque la Corte Suprema aún tiene a estudio un recurso del ex Presidente y, mientras se pela las pestañas, lo habilitó para reasumir como Senador; para colmo de vergüenza, fue el encargado de izar la bandera nacional en el acto. Y el último, “el Adolfo”, viene de dar vuelta la elección que había perdido en su eterno feudo mediante el sencillo procedimiento de hacerse con un millonario subsidio, otorgado por su hermano el Gobernador de San Luis, con el cual adquirió públicamente electrodomésticos para comprar votos.
En el sur del país, otro catastrófico Juez federal, Gustavo Villanueva, ordenó a las fuerzas de seguridad retirarse de un parque nacional usurpado por los falsos mapuches del RAM, con lo cual éstos pudieron modificar el escenario del último enfrentamiento armado, que costó la vida a un joven compañero de ruta de los invasores. Este episodio no debería sorprendernos porque otro magistrado -Gustavo LLeral- permitió, hace un mes, que los enmascarados okupas palparan de armas a los efectivos federales antes de habilitarles la entrada a otro campo “recuperado”, donde murió ahogado Santiago Maldonado.
Luego, el Obispo de Bariloche, Mons. Juan José Chaparro, convocó a ¡las partes! a un diálogo de paz, equiparando al Estado Nacional con la banda armada, ladrona y asesina, que amedrenta a los pobladores de la zona y quema estaciones de tren y pozos petroleros. Hasta la propia madre del último fallecido, una verdadera mapuche y -como la enorme mayoría- ciudadana pacífica, dijo que habían lavado el cerebro a su hijo y rechazó las ceremonias fúnebres que pretendía organizar el RAM durante cuatro días.
Debemos recordar que, de la marcha convocada para protestar por esta última muerte, quedó una repugnante pintada en la pared del Cabildo, “44 menos”; si algo faltaba para calificar definitivamente a estos mal paridos, su alegría por la desaparición de los marinos resulta suficiente.
Mauricio Macri, finalmente, verbalizó un claro respaldo a la posición de Patricia Bullrich, Ministro de Seguridad, firme en la defensa del accionar de las fuerzas de seguridad federales, que no pueden ser puestas en pie de igualdad con quienes desconocen la soberanía argentina sobre las tierras “sagradas” que, dicen, les pertenecían ancestralmente y que pretenden la escisión de las mismas respecto a la Argentina y a Chile.
Con esa correcta actitud, el Gobierno anotició a la ciudadanía que se dispone a enfrentar, con toda la fuerza del Estado, el peligroso foco subversivo que, con apoyo y financiamiento de las organizaciones guerrilleras latinoamericanas y de los narcotraficantes, se está instalando en el sur. A quienes pretendan minimizarlo por el escaso número de los integrantes del RAM, les sugiero estudien cuántos miembros del ERP actuaron en 1974 en Tucumán, pretendiendo que se reconociera el territorio que ocupaban como un estado beligerante, o sea, en guerra con la Argentina.
Pero todo esto se da en el marco de importantísimas reuniones internacionales que se llevarán a cabo aquí hasta noviembre del año próximo, cuando se den cita los líderes de los países que integran el G-20. Cada vez que ello ocurre en algún lugar del mundo, las agrupaciones anarquistas y antisistema desatan un aquelarre de violencia, que sólo se logra controlar cuando entran en acción los ejércitos y las policías de las naciones anfitrionas. Me pregunto con qué elementos podremos garantizar la seguridad de esos encuentros si, como se ha visto en estos días, permitimos que periodistas bastardos los cubran permanentemente con un manto de sospecha, amén de mantener encarcelados a quienes el Estado les encomendó esa misma tarea hace ya cuarenta años.
El miércoles fueron dictadas las sentencias en la causa ESMA, el proceso más amañado de todos aquellos denominados “de lesa humanidad”. Fueron condenados a cadena perpetua muchos oficiales que, a la sazón, contaban poco más de veinte años y a los cuales sus superiores les ordenaban la detención de los subversivos para luego entregarlos en los diferentes centros de encarcelamiento. Es completamente ridícula la teoría utilizada por los jueces para condenarlos, ya que es impensable que personal que revistaba en los grados inferiores del escalafón militar tuviera algún poder de decisión sobre la represión.
En el tema de los derechos humanos, el Gobierno está en deuda con la sociedad, en la medida en que el propio Presidente se comprometió a terminar con el “curro” montado a su alrededor, sobre todo a través de las aún oscuras y ocultas indemnizaciones multimillonarias pagadas a los terroristas y sus familiares, pero también en relación al nulo reconocimiento a las víctimas civiles del accionar de las organizaciones ilegales y la indispensable revisión de las causas judiciales armadas para concretar la venganza contra los vencedores militares de la guerra de los 70’s.
A la escena tragicómica nacional se sumaron los gremios docentes que, insólitamente, se resisten a que se conviertan en universidades los actuales institutos de formación, algo que logró en Ecuador su admirado “socialista del siglo XXI”, Rafael Correa. Pero la foto de los cabecillas quejosos (Roberto Baradel y Hugo Yatsky), que ya decretaron una huelga en el tramo final del ciclo lectivo, revela la clara intencionalidad política de este contrasentido, toda vez que son acérrimos seguidores de Cristina Kirchner.
Como se ve, María Elena Walsh fue sólo una adelantada cuando escribió “El reino del revés”.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 2, 2017
Saqueos y Ventiladores
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
Ninguno de nosotros -a esta altura, ni siquiera el 20% que la votó en todo el país en octubre- considera a Cristina Elisabet Fernández una verdadera princesa, ya que ha dado acabada pruebas de privilegiar sólo su interés, personal y pecuniario, antes que los de la Patria o, inclusive, a su partido político y, menos aún, que los de quienes robaron para la familia Kirchner durante décadas, en la Provincia de Santa Cruz y en todo el país más tarde.
La Argentina, más allá de los inesperados y exitosos acuerdos que consiguió suscribir el Gobierno el jueves con los gobernadores y con la CGT, está inmersa en una situación económico-financiera sumamente complicada: necesita endeudarse en el exterior para sostener el imprescindible gradualismo (30% de los habitantes son pobres) en el ajuste por la debilidad del ahorro interno, tiene una de las más altas tasas de inflación del mundo, para intentar controlarla el Banco Central sube las tasas de las LEBAC a límites enormes, la presión impositiva es desmesurada, el costo laboral y previsional nos impide ser competitivos, el Estado tiene un déficit que alcanza al 10% del PBI, el colapso de la infraestructura vial y ferroviaria incide gravemente en los costos internos, y sobran en todas las administraciones públicas más de un millón de empleados, a los que no se puede despedir mientras no haya quien los absorba.
Ese panorama, como es lógico, está incidiendo en la falta de inversiones genuinas, esas que inocentemente esperabamos como una lluvia. Sin ellas, resultará imposible que la Argentina crezca a un ritmo que le permita reducir el porcentaje de deuda en relación al PBI, colocando al país en una zona de gran vulnerabilidad ante la eventual aparición de “cisnes negros” en el mercado internacional; el default de Venezuela, ¿será uno de ellos?
Ante esa combinación de factores negativos me pregunto cuánto ha incidido en ellos la feroz rapiña a que fue sometida la Argentina durante los últimos años. Si recordamos que durante la década pasada ingresaron en las arcas públicas nada menos que US$ 970 mil millones, y que el país quedó en ruinas, tendremos al menos una respuesta parcial. Sería suficiente pensar cuánto nos costó la ambición de Néstor Kirchner de quedarse con YPF en materia de pérdida del autoabastecimiento energético y, consecuentemente, en la enorme cantidad de esenciales divisas que nos hemos visto obligados a dilapidar para importar gas y electricidad, y de perpetuarse en el poder a través del más impúdico clientelismo,
Pero no basta, porque día a día aparecen nuevos chancros expuestos que muestran hasta qué punto llegó el saqueo. Veamos algunos ejemplos que permiten una aproximación: los fondos desaparecidos de Santa Cruz; la mina de carbón de Río Turbio; los negociados con Hugo Chávez con bonos de deuda argentina; los inexistentes caminos y centenares de propiedades a nombre de Lázaro Báez; la venta fraudulenta de dólar futuro; el lobby de las constructoras encabezadas por Skanska y Odebrecht; la explosión del juego y la tolerada evasión impositiva de Cristóbal López; la penetración del narcotráfico gracias a la sociedad con Cristina y su gerente Anímal Fernández; los US$ 50 millones en propiedades en Miami del “valijero” y secretario presidencial Daniel Muñoz; “Sueños Compartidos” y la Tupac Amaru; Fútbol para Todos; los sobreprecios en los cargamentos de gas licuado; el enriquecimiento de Ricardo y Pablo Barreiro, Osvaldo Sanfelice y Martín Aguirres; el negociado de Ciccone; las cadenas de hoteles de los Kirchner y Relats; Rudy Ulloa Igor y su transformación de cadete en empresario de multimedios; la apropiación de tierras fiscales en Calafate; la malversación de subsidios en la Secretaría de Transportes (colectivos y ferrocarriles) y en el INCAA; el brutal incremento de la pauperización y su consecuencia en el crecimiento de los asentamientos y villas de emergencia; el latrocinio en el PAMI y en IOMA; las cajas fuertes de Florencia Kirchner; las montañas de dinero pesadas en “La Rosadita”; el gran abanico de medios de prensa sostenidos exclusivamente por la publicidad oficial; la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo; los viajes de personajes en aviones privados y el transporte de diarios y medialunas a Río Gallegos en los Tango; etc., etc..
¿Cuál fue el costo para el país de la disparatada guerra contra el campo que abortó por el voto “no positivo” de Julio Cobos? ¿Cuánto se robó con las indemnizaciones a los terroristas y a sus familiares? ¿A cuánto alcanzan los saldos de las cuentas de Cristina y su familia en las islas Seychelles y otros paraísos fiscales? ¿Cuánto nos costó y qué objetivo real tuvo la expedición de Guillermo Moreno a Angola?; ¿fue, como creo, para cambiar las montañas de billetes de ? 500 que juntaba Néstor, para acariciarlos y entrar en éxtasis, por diamantes africanos? Sin duda, otra vez estamos hablando de miles de millones de dólares.
Tal como algunos suponían y pocos esperaban, la sucesión de prisiones preventivas decretadas contra ex funcionarios de primer nivel del kirchnerismo ha provocado pánico entre los afectados, en especial porque el ánimo de todos ellos se vio francamente perjudicado por la falta total de solidaridad de la “noble viuda”; en la medida en que varios de quienes ahora viven atrás de las rejas han involucrado -como lo hizo ella misma- a sus propios hijos en la comisión de un sinnúmero de delitos gravísimos (lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, fraude y complicidad en la corrupción, etc.), la preocupación de cada uno se ha incrementado exponencialmente.
Ya vimos “arrepentirse” a personajes menores como Leonardo Fariña y Federico Elaskar, pero ahora se han sumado Alejandro Burzaco y Alejandro Vanderbroele, que han comenzado a hablar de los negocios de Cristina y su hijo Máximo, de Amado Boudou, de Ricardo Echegaray, de Juan Manuel Abal Medina, de Gabriel Mariotto, de Julio Grondona y de Gildo Insfrán. Julio de Vido amenaza epistolarmente contar lo mucho que sabe y, seguramente, lo seguirán Lázaro Báez, tan pronto la remolona Justicia se lleve puestos a sus hijos, y Luis D’Elía y el propio Anímal Fernández, transformados en las más llorosas viudas de don Néstor. En esta materia, todo lo que leemos diariamente en la prensa no ha hecho más que empezar, y en Comorodo Py, con el despido de Eduardo Freiler, se respira un aire levemente más puro.
Con certeza, las cárceles de Marcos Paz y Ezeiza se seguirán poblando de delincuentes como los descriptos, pero no podemos ni debemos resignarnos a que ése sea el único costo que deberán pagar. Es imprescindible que devuelvan las inmensas fortunas que han robado, para que sirvan para paliar, al menos en parte, el monumental daño que su accionar ha generado en términos de pobreza, miseria y costo argentino. De acuerdo con la definición del Tratado de Roma, el kirchnerismo cometió un verdadero genocidio, como bien saben los qom y los wichis.
En estos días, está circulando por las redes una versión que atribuye al insólito e inexplicable viaje a Europa de Alicia Kirchner, Gobernadora de la Provincia de Santa Cruz, que se encuentra en crisis terminal, el propósito de buscar y negociar asilo político para su cuñadísima y sus hijos. Estoy convencido que se trata de un disparate, toda vez que hoy ningún país otorga protección a los acusados de corrupción; Alberto Fujimori, ex Presidente del Perú, fue extraditado por Japón, pese a ser ciudadano también de ese país, y hoy se pudre en una cárcel de Lima.
Las excepciones, claro, son los falsos paraísos comunistas de Venezuela y Cuba, pero no me parece que, con las veleidades que la caracterizan, Cristina se muestre proclive a residir en ellos, donde le resultaría imposible exhibir sus joyas y sus exclusivas carteras Louis Vuitton.
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 18, 2017
Inocencia Perdida
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Yo os envío, como ovejas en medio de los lobos”.
Mateo 10:16
El Poder Ejecutivo nacional -y el de la Provincia de Buenos Aires no se quedó atrás al promulgar la demencial ley que impide el cuestionamiento de un número dogmático, los 30.000 desaparecidos- pretendía obtener una actitud contemporizadora por parte de los organismos que nuclean (ya fue confesado por ellos mismos) a quienes reivindican el accionar de los terroristas de los 70’s y hasta pretenden traerlo al presente, mientras militan en el kirchnerismo tumbero.
Para justificar esta última afirmación basta recordar qué sucedió durante la manifestación del 24 de marzo de este mismo año en la Plaza de Mayo, donde fue leída una proclama, firmada por todas las organizaciones, en la que propusieron volver a las armas para derrocar al Presidente, al cual identificaron con la dictadura militar; las denuncias penales formuladas por sedición, instigación a cometer delitos, intimidación pública y apología del crimen fueron rápidamente archivadas por el diligente Juez Marcelo Martínez de Giorgi, otro conspicuo inquilino de Comodoro Py, porque afectaban ¡el derecho a la libertad de expresión!
Durante dos años, el Gobierno creyó que, para conseguir la paz que buscaba, bastaba con su total prescindencia respecto al accionar del Poder Judicial colonizado y la completa inacción de la Secretaría de Derechos Humanos frente a la situación de los ancianos militares y civiles detenidos por presuntos crímenes de lesa humanidad, aguantar sin inmutarse los cortes de calles y caminos y la ocupación de los espacios públicos por encapuchados armados con palos y la absurda permisibilidad frente a la actual presencia de claros propaladores del odio y la violencia institucional en los medios de comunicación del propio Estado; esa inútil política de seducción incluyó cancelar cualquier esperada medida tendiente a la revisión de las írritas sentencias dictadas en los fraudulentos procesos de venganza, que mantienen casi dos mil presos políticos en las cárceles de todo el país.
Pero, en su inocencia, no se dio cuenta que ese terreno, el de los malversados derechos humanos, era el campo de batalla elegido por el perdidoso kirchnerismo y el “club del helicóptero” para continuar con su guerra abierta contra Mauricio Macri, la democracia y la República. Siguió tolerando, y subsidiando, las actividades desestabilizadoras del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS, de Horacio Verbitsky), de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), de Madres (Hebe Bonafini, quien el jueves pasado reiteró su incondicional apoyo a Cristina Elisabet Fernández) y Abuelas (Estela Carlotto) de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S., y hasta les permite la posesión de lugares y edificios emblemáticos que debieran pertenecer a toda la ciudadanía.
Pese a que ya había alterado el orden constitucional con sus acciones a favor de Milagro Salas, una política presa por la multiplicidad de delitos de los que se la acusa, y humillado con ello a la Justicia argentina, el Gobierno continuó contribuyendo financieramente al sostenimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ahora se ha sumado a la tergiversación (la “desaparición forzada” en manos de la Gendarmería) de los hechos comprobados en el caso de Santiago Maldonado, que encontró la muerte ahogándose en un río del sur, mientras acompañaba los actos terroristas de esa falsa etnia; y ello aún cuando la presencia en la CIDH de Raúl Zaffaroni garantiza su utilización como efectiva arma contra las instituciones argentinas.
El nuevo camino que ha comenzado a recorrer se vincula, qué menos se podía esperar, con el tema de los inventados mapuches que buscan la secesión de un territorio, no por casualidad de multimillonario valor y al que califican falsamente de ancestral, tanto de Argentina como de Chile; los movimientos indigenistas han sido elegidos también por el Foro de San Pablo como arietes contra los Estados y las democracias de América. El objetivo de la fábula construida con la desaparición temporal del tatuador y el descubrimiento de su cadáver intacto ha sido claro, ya que aún la familia y las organizaciones de izquierda nacionales e internacionales, contra toda evidencia, lo siguen utilizando para victimizarse y culpar al Gobierno, a la Ministro de Defensa (Patricia Bullrich) y a la Gendarmería por su supuesto asesinato.
En este tema en particular, y dada la segura influencia y el dinero de las FARC colombianas, de Sendero Luminoso peruano, de los colectivos chavistas y de las organizaciones terroristas chilenas en la región, la Justicia no podrá continuar con su aberrante política de reconocimiento fáctico de una soberanía -pedir permiso para ingresar y aceptar que los okupas palpen de armas a las fuerzas de seguridad- distinta a la nacional en las regiones afectadas por este fenómeno, porque está en juego la propia existencia del Estado que, por definición, debe velar por el cumplimiento de las leyes y por la integridad de su territorio.
Esta semana, la CIDH celebró en Montevideo su 165° período de sesiones. En ella, tanto la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia cuanto el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV) fueron impedidos a gritos de participar, pese a haberse inscripto con los requisitos exigidos, y el Dr. Guillermo Fanego, un abogado defensor, fue expulsado con violencia de la sesión, todo ello con el aquiescente y permisivo silencio de las autoridades del cuerpo. Quedó probado así cuál es el rol que le ha asignado a este organismo de la O.E.A. el Foro de Pablo, es decir, un lugar en el que sólo la izquierda cerril, el falso progresismo y los regímenes cleptocráticos puedan tener voz.
Esa actitud, de neto corte stalinista, se consumó en presencia de Claudio Avruj, Secretario de Derechos Humanos argentino, que recibió, de parte de Estela Carlotto, una puñalada trapera; esta también confesa dirigente kirchnerista acusó a nuestro Gobierno, ante una nutrida concurrencia regional, de abandonar la postura sesgada que se mantuvo durante toda la década saqueada y de llevar adelante una inexistente política que, de concretarse, simplemente permitiría que la protección alcanzara a todos los habitantes de la nación, en especial a aquéllos que lucharon con las armas legales contra la subversión y a las víctimas civiles del terrorismo, y no solamente a esos monumentalmente indemnizados y premiados “jóvenes idealistas”, que asolaron el país hace cuarenta años.
El viernes pasado, Mauricio Macri criticó a la Comisión diciendo que estaba operando sobre el caso Maldonado con “fines políticos”. ¡Era hora de que perdiera la inocencia y lo descubriera! Esperemos que, a partir de ese tardía toma de conciencia, proponga al Congreso que la Argentina deje de pertenecer a la CIDH, como lo hizo Donald Trump con la UNESCO, terminando así con la supremacía de las resoluciones de dicho organismo sobre nuestro Poder Judicial, ya que nuestra presencia en ella convalida la bastarda utilización de todos los escenarios, micrófonos y cámaras posibles para denostar y combatir contra el sistema democrático y republicano, ese que la Argentina y casi todos los países del continente han elegido para vivir.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 1, 2017
Hoy Discépolo resulta un optimista .
Por Enrique Guillermo Avogadro.
“Una cualidad de la Justicia es hacerla pronto y sin dilaciones; hacerla esperar es injusticia”.
Jean de la Bruvère
“. con las cosas que tenemos a la vista“, escribió Eladia Blázquez en un tango; la autora murió sin poder comprobar cuánta razón le da la actualidad nacional, poblada de escenarios complejos que, de todas maneras, no impedirán que concurramos mañana a las urnas.
El primero de ellos se desarrolla en el sur, donde un grupo de falsos mapuches se ha arrogado la facultad de reclamar la secesión y entrega de parte del territorio nacional y, mientras lo obtiene, impone su soberanía sobre el mismo por la fuerza. Hasta allí, se trata de delitos de toda índole que, como tal, deberían ser justamente castigados por el Poder Judicial.
Pero lo que convierte la situación en un verdadero circo es el demostrado terror que tienen los jueces en hacer cumplir la ley, a punto tal que negocian de igual a igual con estos indios “truchos”, requiriendo su permiso para el ingreso de las diferentes fuerzas de seguridad sin armamento al denominado “territorio sagrado”, y admiten que los oficiales sean palpados por los delincuentes para comprobarlo. En su momento, los funcionarios judiciales intervinientes deberán ser, a su vez, investigados por estas infames y cobardes concesiones que, sin duda, constituyen una traición a la Patria.
El bastardo aprovechamiento político de la transitoria desaparición y de la muerte de Santiago Maldonado sirvió a la tentativa de desprestigiar y condenar anticipadamente a esas fuerzas, cuando ni siquiera hay, ni había, reales pruebas de la presencia del joven tatuador en el famoso piquete del 1° de agosto. Es lo mismo que hicieron antes con el Ejército y la Armada, para dejar inerme al Estado argentino ante la agresión que, como tantos otros de América, viene sufriendo bajo el comando del Foro de San Pablo, públicamente decidido a fomentar los movimientos indigenistas en la región para lograr su fin último: dinamitar la democracia y las repúblicas.
Que fueran los federales quienes descubrieran el cuerpo mojó la pólvora de la acusación de desaparición forzada, que los organismos tuertos de derechos humanos intentaron “vender” a la ciudadanía, con el obvio y explícito propósito de identificar al Gobierno con lo peor de la legítima guerra contra el terrorismo en los años 70. Aspiraban, así, a lograr los votos de los jóvenes que ignoran todo lo sucedido entonces y que fueran objeto de un exitoso lavado de cabeza durante el kirchnerismo.
Nuestra curiosa originalidad incluye el método al que, como hace cada año, eligió el encuentro nacional de mujeres para protestar por la violencia contra su sexo: nada menos que romper la Catedral del Chaco y llenar de pintura los monumentos; a veces, hasta han defecado en los templos para culminar su cruzada pacifista.
El cambalache mayor, sin embargo, está en los Tribunales de Comodoro Py. El kirchnerismo creyó en el consejo del viejo Vizcacha y se hizo amigo (fuera con “efectividades conducentes”, fuera por aprietes y carpetazos) de los jueces, que se esforzaron en congelar los expedientes en que los mandamases de turno estaban imputados por la comisión de un sinnúmero de delitos. Las denuncias que formularon Lilita Carrió, Margarita Stolbizer, Mariana Zuvic, Ricardo Moner Sanz y algunos otros corajudos, durmieron durante toda la extendida década robada en los cajones de tan confiables magistrados, tapados por el polvo de la impunidad; en algunos casos, como los sobreseimientos de los Kirchner y sus secretarios privados por enriquecimiento ilícito o las coimas de Skanka, ese polvo consiguió ahogar las investigaciones.
Pero, claro, olvidaban que las encuestas de opinión las reciben también esos maravillosos perfumistas que, encaramados en los cargos que les permiten decidir sobre la libertad y el patrimonio de todos, miran desde arriba y con soberbia a sus conciudadanos mientras ignoran indignamente los deberes que la Constitución les impone. Ante el convencimiento de la derrota que sufrirán mañana sus antiguos patrones, giraron como veloces veletas y simultáneamente descubrieron -¡oh, milagro!- que habían olvidado las causas que los comprometían en el fondo de los cajones; rápidamente, los desenterraron y comenzaron a actuar con renovada celeridad en las mismas.
Así se llegó a los dos pedidos de desafuero y detención de Julio de Vido, el gran cajero de Néstor y Cristina desde los lejanos tiempos de la Gobernación de Santa Cruz. Desde su Ministerio planificó federalmente la pérdida del autoabastecimiento energético y la consecuente necesidad de importar gas y electricidad, la “compra” de chatarra ferroviaria contaminante, el invento de la extracción de carbón en Río Turbio, los monumentales subsidios al transporte, la “nacionalización” de YPF y de Aerolíneas, la obra pública inexistente pero pagada con creces, el sueño compartido de las viviendas sociales nunca construidas y otros latrocinios que, siendo tantos y tan variados, ya ni siquiera llaman la atención.
Pero sí lo hace que la viuda negra haya soltado la mano a tantos de sus funcionarios y testaferros ya detenidos, dejándolos a la intemperie política y haga gala de ello ante cada micrófono que le ponen delante. Porque don Julio, Ricardo Jaime, Lázaro Báez, José López, César Milani y Ricardo Baratta sufrirán esa soledad y, al menos para tener compañía, es probable que se sientan tentados a contar dónde fueron los miles de millones que robaron para la corona kirchnerista, quedándose con algunos vueltos. Eso sí, podrán formar en la cárcel diferentes equipos de fútbol, ya que más temprano que tarde deberían ingresar Roberto Dromi, Daniel Cameron, Carlos Zannini, Anímal Fernández, Amado Boudou, Daniel Scioli, Florencia y Máximo Kirchner, Cristóbal López, Sergio Schoklender, Exequiel Espinosa, Claudio Uberti, Gerardo Ferreyra, Enrique Ezkenazi, Ricardo Echegaray, Rudy Ulloa, Juan Pablo Schiavi, Claudio Cirigliano, Eduardo Freiler y tantos otros saqueadores seriales, públicos y privados.
Mañana, según Hebe de Bonafini, los argentinos deberemos optar entre la libertad y la muerte; tal vez sea una promesa de suicidio. Obviamente, coincido con ella en su afirmación, aunque invierta el sentido de su frase porque, si triunfara la Unión Ciudadana, entraríamos en un camino sin retorno que nos conduciría a Cuba y Venezuela. ¡Dios nos guarde!
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 21, 2017
Fané y descangayada
Por Enrique Guillermo Avogadro.
El lunes pasado se cumplió medio siglo de la muerte de uno de los mayores canallas y asesinos de los muchos que han herido a nuestra América hispana, endiosado luego por las imbéciles izquierdas como un prócer global; es curioso que quienes portan su retrato en camisetas y tatuajes alrededor del mundo no recuerden la frase que sirve como epígrafe ya que, si lo hicieran, debieran abjurar de su mítico credo, toda vez que contraviene la esencia de la libertad y, sobre todo, de la juventud.
El mundo occidental estuvo, el martes, pendiente de la presentación del Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ante el Parlament regional, ya que había jurado proclamar la independencia respecto a España. Evidentemente, la presión del Gobierno, traducida en advertencias de prisión e incautación de bienes a los gerifaltes que comandaron el disparate, la fuga masiva de empresas -tan dolorosa para el sensible bolsillo de la comunidad catalana- y el rechazo de la Comunidad Económica Europea -que anotició que no podría siquiera usar el euro como moneda- fueron demasiado para quienes se alzaron contra la Constitución y las leyes y, más allá de la retórica, el proyecto abortó. No significa, ni mucho menos, que el tema haya concluido, pero se abre un camino de sensatez para transitar hacia una solución que permita suturar la profunda grieta que esta impensable crisis ha provocado en la sociedad española.
Para ello habrá que esperar para ver qué hace ahora Puigdemont frente al ultimátum que le dispararon las Cortes, apoyado allí hasta por los antisistema de Podemos, y que lo puso contra las cuerdas a fecha fija: el 19 de octubre. Entonces deberá explicar a España entera en qué consistió la payasada de una pseudo independencia que duró escasamente un minuto.
Pero el título de la nota, como no podía ser de otro modo dado mi espíritu argentino y gardeliano, tiene que ver con nuestro país y, sobre todo, con la triste realidad que le toca vivir a doña Cristina, la sangrienta emperatriz que reinó ocho años -¿o deberemos sumarle los cuatro de la presidencia de su marido y hasta los períodos en que éste ejerció como Intendente de Río Gallegos y Gobernador de la Provincia de Santa Cruz?- que hoy se sienta, casi sola y abandonada, en su Instituto Patria.
El miércoles, en una actitud totalmente suicida -como el escorpión del cuento- volvió a lavarse las manos respecto a los hechos de corrupción cometidos por sus ministros y secretarios, en especial por Julio de Vido, que sin duda robaron para ella, como antes para su marido, al negar cualquier vinculación con ellos. ¿Qué harán estos, ante la inminencia de una condena que caerá también sobre sus entornos familiares, cuando tomen conciencia de esta monumental deslealtad y de la soledad en la que han quedado?
El aliento de los jueces federales -las mejores “narices” del mundo- en su nuca y las de sus hijos, debe tenerla muy intranquila, sobre todo porque deberá prestar declaración indagatoria, cuatro días después de las elecciones parlamentarias del 22, en la causa más grave de las muchas que se le instruyen. Está acusada en ella de un cúmulo de delitos, que van desde traición a la Patria hasta colaboración con el terrorismo internacional, tipos penales que, no sólo son imprescriptibles (¿recuerda la “lesa humanidad”), sino que conllevan la condena de nuestro hipócrita mundo, ése que distingue ntre terroristas “buenos” -los que asolaron la Argentina y motivan el arrojo flores al río por parte de Barak Obama y otros líderes globales que visitan nuestro país- y “malos” (los que atacan a sus propios países), a los cuales abaten sin preocuparse por sus presuntos derechos humanos.
Es más, quizás, hasta la veamos procesada más temprano que tarde por la “responsabilidad funcional” en el asesinato del Fiscal Alberto Nisman, la misma curiosa imputación que mantiene presos a los más de dos mil ancianos militares que impidieron, con el respaldo de leyes y decretos dictados por gobiernos democráticos, que nos convirtieran en la Cuba de los 70’s o en la Venuezuela actual, ocupadas por regímenes que tanto éxito han tenido en mejorar el nivel de vida de sus respectivas sociedades, que mueren por falta de medicinas, hambreadas hasta la extenuación.
Con seguridad, pesan como lápidas sobre Cristina dos situaciones altamente probables. La primera, que los escasísimos intendentes que le han jurado no sólo acompañarla hasta la puerta del cementerio sino hasta enterrarse con ella induzcan el corte de boletas electorales, un cáliz amargo que ya debió beber en 2013 y 2015, muy convencidos que los votos de Sergio Massa están migrando a Esteban Bullrich.
La segunda, por supuesto, que los senadores que surjan de este evento electoral, comandados por Miguel Angel Pichetto y que responden a sus gobernadores, ya decididamente dialoguistas con el Gobierno, acepten la invalidez de su diploma parlamentario por “inhabilidad moral”, una figura que ella misma, cuando era legisladora, hizo aplicar a un frustrado colega; si el Juez Claudio Bonadío la procesa por esos terribles delitos, les resultará a los peronistas harto difícil mostrarse, ante una ciudadanía atenta y vigilante, como protectores y cómplices de esta probada y notoria criminal.
Faltan sólo ocho días para, ya nadie lo duda, el funeral del kirchner/cristinismo, y están encendidas las velas que rodearán su féretro. El proceso populista y cleptómano que tanto daño ha hecho a nuestro país, integrado a la ola que recorrió el continente con idénticos efectos, habrá concluido por obra y gracia de un personaje en el cual la política tradicional nunca creyó; simplemente siguió el consejo de su antecesora: formó un partido y ganó las elecciones.
La responsabilidad histórica de Mauricio Macri y de su equipo de gobierno es enorme. No sólo deberá mejorar la competitividad de la economía nacional y su credibilidad ante el mundo, modernizar este Estado paquidérmico e insoportable en su costo, sino recuperar la esperanza de reinserción para ese tan doloroso sector (29%) al que siete décadas de falso progresismo han condenado a la pobreza y a la marginación, algo que arteramente el kirchnerismo le reclama con sólo dos años en el poder.
Pero creo que la tarea prioritaria que tiene por delante es purificar al Poder Judicial, tan identificado socialmente con la protección y la complicidad con la corrupción y tan descalificado por la ciudadanía por haber olvidado el triple rol que la Constitución le impone: ser la garantía de los individuos frente a las arbitrariedades del Estado, ser el control de los actos de los demás poderes y ser el justo árbitro entre pretensiones opuestas de los ciudadanos.
El procesamiento por corrupción dictado por el Juez Julián Ercolini contra la Procuradora General de la Nación, Alejandra ¡Giles! Carbó, obviamente acerca ese objetivo, toda vez que su desplazamiento impedirá que la red de fiscales militantes -una verdadera quintacolumna- continúe haciendo daño a las instituciones de la República.
No debe olvidar Macri, que “con una Justicia seria, independiente, eficaz y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será”.
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 14, 2017
¡Paren el mundo!
Por Enrique Guillermo Avogadro.
El mundo en general que, hasta hace pocos años, sin dudas se dirigía a una mejor convivencia y a una mayor integración entre los países, casi sin fronteras, e inclusive a una mayor armonía entre las diferentes comunidades dentro de cada uno de ellos, ha virado bruscamente de rumbo. Y lo peor es lo ríspido y violento del modo en que ese cambio se está produciendo en muchos sitios.
No es sólo Catalunya, que ha puesto en crisis a España y a Europa entera, sino Holanda, que está contemplando con preocupación la disputa entre sus zonas valonas y flamencas, mientras Alemania ha visto resurgir a su extrema derecha con toques nazis y lo mismo sucede en varias naciones vecinas, Escocia y Eire pretenden continuar en la Comunidad después del Brexit votado en Gran Bretaña, la Liga del Norte insiste en la división con el sur italiano, Kurdistán reclama su independencia a Turquía y a Irak, en Francia han resurgido las inquietudes bretonas y, como frutilla del postre, los inventados mapuches quieren quedarse con la Patagonia.
Para todos esos movimientos tectónicos se utilizan argumentos vinculados a la lengua, a la religión, a la raza y a la historia pero, en general, hablan del fracaso de los esfuerzos centrípedos que garantizaron, durante décadas, la añorada paz después del siglo más sangriento que registrara la humanidad. Recordemos, al efecto, que sólo siete años después de terminada la II Guerra Mundial, países que se habían destruido mutuamente y que cultivaban odios ancestrales, fueron capaces de firmar el Pacto del Carbón y del Acero, piedra fundamental de la Comunidad Europea, que transformó al viejo continente, creímos, en una tierra de paz para siempre.
Pese a mis muchos años, no deja de sorprenderme qué reacción diferente tenemos frente a hechos en función de dónde se produzcan, y Barcelona no ha sido una excepción. Tal vez porque somos un país poblado por hombres y mujeres que subieron a los barcos cuando la necesidad les impuso la emigración, conservamos una enorme cercanía sentimental con España e Italia en particular y cultivamos su recuerdo con nostalgia.
Nótese, en el mismo sentido, que el brutal asesinato de cincuenta y ocho personas -y más de quinientos heridos- que dejó el tirador solitario de Las Vegas el domingo pasado sigue ocupando un gran espacio en nuestros medios de prensa; y lo mismo sucede con los ataques terroristas que han puesto a Europa entera en estado de conmoción. Sin embargo, los monstruosos atentados que producen cientos de muertos en Medio Oriente y en Asia, sea en Kabul, Bagdad, Islamabad o Beirut, desaparecen de los diarios y de los canales de televisión horas después de producidos.
La Argentina continúa transitando el larguísimo camino hacia las elecciones legislativas del 22 de octubre, que aparece jalonado de malas noticias para la tropa kirchnerista, que continúa acumulando procesamientos y embargos de toda índole. Es altamente probable, inclusive, que se produzca alguna nueva detención resonante antes de esa fecha que, además, mostrará el marcado deterioro del ya exiguo apoyo electoral que cosechara Cristina Elisabet Fernández en las primarias de agosto.
Quedará así confirmado el pronóstico que formulé hace tiempo utilizando el lenguaje del truco: la ex Presidente, que junto con su marido muerto gobernara el país durante el período más largo de su historia democrática y que se imaginaba “ancho de espadas”, habrá perdido las elecciones contra dos “cuatro de copas” de la política. Las causas son, por cierto, muchas y diversas.
Creo, sin dudar, que la primera de ellas ha sido el gran programa de obras públicas que han encarado los gobiernos nacional y provincial en el principal enclave del voto kirchner/cristinista, es decir, el conurbano sur bonaerense. En el Partido de La Matanza, los vecinos ven y tocan con sus propias manos el asfalto, el agua corriente y las cloacas siempre prometidos y nunca cumplidos, y el tan criticado Metrobus se ha convertido en la salvación real para muchos lugares desangrados por la inseguridad, además de economizar horas de traslado a los trabajadores beneficiados.
El segundo, no menos crucial, ha sido la Gobernadora María Eugenia Vidal, la figura política que cosecha más aprobación pública en la Argentina, por la transparencia con que ejecuta su gestión administrativa y el coraje con el que encara la lucha frontal contra el narcotráfico y la corrupción policial; ¿quién mejor que un habitante de las zonas más marginadas de la Provincia puede comprobarlo, si era -y aún es- su principal víctima?
Los mejores indicadores económicos del país en materia de empleo y de recuperación del consumo, pese a que aún no puedan ser percibidos a nivel personal por toda la sociedad, tendrán también una participación importante en el voto popular, sobre todo porque el prudente gradualismo de Mauricio Macri y su equipo ha conseguido transformar los apocalípticos pronósticos de Cristina Kirchner sobre el ajuste que impondría en mero papel mojado.
Desde el ángulo estrictamente político, han incidido en el derrumbe de las expectativas de la viuda tanto la preanunciada conducta de muchos intendentes que abrazaban a la viuda y hoy, ante el riesgo cierto de perder la mayoría dentro de sus propios concejos deliberantes, ya instruyen a sus seguidores para que corten las boletas electorales, cuanto la necesidad del Partido Justicialista de recomponerse después de las sucesivas derrotas a las que lo condujera su mariscala en 2013, 2015 y 2017.
No ha sido menor, tampoco, la negativa repercusión que tuvieron en el ánimo de la ciudadanía la novedosa catarata de entrevistas personales que brindó Cristina en los últimos días y la recuperación de su imagen tradicional, tan soberbia como negadora de la realidad. Sus manifestaciones respecto al crimen ferroviario de Once, exculpando públicamente a delincuentes como Julio de Vido, Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, Claudio Cirigliano y, por supuesto, ella misma, para intentar transferir toda la responsabilidad al maquinista del tren, resultó absolutamente patética, y así fue percibida por la sociedad entera.
Y su reciente y peculiar lavado de manos personal en perjuicio de sus más íntimos colaboradores y testaferros en la organización mafiosa que organizó y comando con su marido muerto, dejó totalmente en claro que la lealtad, esa que el PJ sólo festeja los 17 de octubre, no figura entre sus muy escasas virtudes. Debería recordar, al menos, que muchas de las condenas perpetuas dictadas contra los presos políticos -los militares que evitaron que nos convirtiéramos en Cuba durante los 70’s- de su nefasto régimen se sustentaron en la “responsabilidad funcional”, es decir, la que le cabe a un superior por la conducta de sus subordinados.
Resta sólo saber si figurones tales como Amado Boudou, Lázaro Báez, José López, Julio de Vido, Alejandro Vanderbloele y los muchos que seguirán sentándose ante los Tribunales Orales Federales, y seguramente ingresarán a prisión, mantendrán su cómplice silencio cuando vean rodar por el polvo electoral la cabeza de quien fuera su jefa y ejecutora del plan sistemático de saqueo al Estado que, ahora, sólo pretende salvarse con sus hijos y su fortuna escondida; ¿seguirán en su postura de no contar nada cuando se compruebe que ya no tiene poder alguno o darán los datos necesarios para recuperar al menos algo de lo robado?
Bs.As., 7 Oct 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 7, 2017
Algo sí pasa
Escribe Enrique Guillermo Avogadro.
En nuestro país se ha hecho carne una afirmación que sostiene que “aquí nunca pasa nada”, referida en especial a las consecuencias penales que la corrupción debiera generar para sus autores. Hasta ahora, y salvo contadísimas y notorias excepciones, el más que moroso Poder Judicial dio la razón a quienes así lo creían. Sin embargo, el claro avance de Cambiemos en las PASO, que se ampliará tras el seguro triunfo de este mes, hizo que los jueces federales en lo criminal, poseedores de las narices más profesionales del planeta, se atropellaran en la puerta de los tribunales orales para elevar a juicio las innumerables causas que afectan a los capitostes del gobierno kirchnerista, incluyendo a la propia Presidente, jefa única de la monstruosa asociación ilícita que organizó con su marido muerto.
Están hoy sentados, ante estos mismos magistrados en los cuales tanto confiaron en el pasado por razones claramente crematísticas, Cristina Elisabet Fernández, el ex Vicepresidente Amado Boudou, el ex super Ministro de Planificación y actual Diputado -¡qué vergüenza!- Julio de Vido, y decenas de emblemáticos secretarios de Estado (Guillermo Moreno, Daniel Cameron, Roberto Baratta, Daniel Reposo, etc.), presidentes de empresas públicas, responsables de entes autárquicos, funcionarios de todos los niveles y algunos empresarios demasiado expuestos como para eludir su conversión en blancos indeseados.
Pero es claro que no todo termina allí. Esta leve brisa de decencia, que comenzó a soplar hace un año y medio con la caída de Norberto Oyarbide, está empezando a defenestrar a actuales jueces, como Eduardo Freiler, Carlos Rozanski, Raúl Reynoso y Alberto Hergott. Lamento que el Gobierno prefiera aceptar la renuncia de estos impresentables magistrados, que acceden así a una jubilación privilegiada, a que deban enfrentar el largo proceso del juicio político y, en algunos casos, hasta causas penales por corrupción. Esas caídas no son suficientes y los vientos deberán soplar más fuerte, pues es sabido que no son pocos los jueces que debieran ser expulsados de sus cargos por indignidad moral para encontrarse por encima de sus conciudadanos y decidir sobre su libertad y su patrimonio.
Y, por supuesto, debería incluir en la lista a la inefable Procuradora General de la Nación, doña Alejandra ¡Giles! Carbó y a la recua de fiscales militantes con que ha colonizado los tribunales de todo el país, siempre dispuestos a entorpecer la gestión del Gobierno y a prestarse a participar del circo romano en que se juzga a los militares pero nunca a los terroristas.
Por si no hubiera suficientes artistas en escena, ahora se ha sumado el complejo elenco de los eternos dirigentes gremiales, como Omar Caballo Suárez y Juan Pablo Pata Medina, paradigmáticos y violentos extorsionadores de los empresarios de sus respectivos rubros, a los cuales se sumarán pronto otros colegas en el delito. Es que, puesta a investigar seriamente, la Justicia debería hacerse una panzada con las inmensas fortunas personales que detentan estos caraduras, tan volubles, que tanto daño hacen al país invocando los teóricos intereses de sus afiliados, como ha sido el reciente caso de la férrea oposición a las aerolíneaslow cost.
Pero, como se ha visto en Brasil, la obra purificadora no tendrá un final feliz hasta que hagan acto de presencia en la misma la multitud de empresarios que han lucrado sin tasa y sin medida con los contratos con el Estado, al cual han dejado postrado de inanición a fuerza de sobreprecios u falsedades inconclusas que, siempre, hemos terminando pagando con nuestros exorbitantes impuestos. Está en pleno trámite legislativo el proyecto de ley que responsabiliza penalmente a las compañías en los hechos de corrupción, y es probable que veamos su sanción en los próximos días. Sin embargo, y tal como dijera el Juez Sergio Moro, líder de las investigaciones relacionadas con el proceso del Lava Jato, que ha llevado a la cárcel a decenas de políticos, funcionarios y empresarios brasileños con gravísimas condenas -al ex Gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, le impusieron ¡45 años! de prisión- no bastará con esa norma, sino que resultará indispensable contar también con el instrumento de la delación premiada, que tan buenos frutos diera en nuestro vecino país.
Precisamente, esa monumental causa judicial ha puesto de relieve un aspecto poco conocido, en la medida es que es la primera vez que aparece nítida la transnacionalidad de la enorme maquinaria de corrupción montada. Y así, sin caer en teorías conspirativas, ha quedado expuesta su íntima vinculación con el Foro de San Pablo, fundado en 1990 por el Partido dos Trabalhadores (PT), comandado por Luiz Inácio Lula da Silva. La izquierda latinoamericana se convenció que el camino militar -recorrido por las organizaciones terroristas que asolaron nuestro continente en los 70’s y 80’s- no tenía posibilidad de llegar al destino deseado, e invento esa falacia del “socialismo del siglo XXI”, que conlleva la destrucción de las instituciones más caras a nuestros sentimientos: la república, la democracia representativa, las iglesias, las familias y, por supuesto, los ejércitos.
Rápidamente, y dada la comunidad de objetivos políticos, el Foro logró la adhesión incondicional de los líderes populistas (en algunos casos, verdaderos cleptómanos) de la región, se llamaran Hugo Chávez (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia), Michelle Bachelet (Chile), José Pepe Mujica (Uruguay), Dilma Rousseff (Brasil), Daniel Ortega (Nicaragua) y, claro, Néstor y Cristina Kirchner (Argentina), y cuenta con gran apoyo financiero transnacional de los grandes carteles de la droga. Pese a que se incorporaron al mismo los sanguinarios miembros de las FARC colombianas, del Sendero Luminoso peruano, de los distintos frentes terroristas chilenos y conspicuos integrantes de Montoneros y ERP argentinos, al menos por ahora trocaron los fusiles por los libros de la Escuela de Frankfort, de Antonio Gramsci, de Ernesto Laclau y de tantos otros profetas de esta destructiva religión.
Entre los concretos objetivos de ese nefasto Foro, en realidad como uno de sus instrumentos, está definido el incentivo a los movimientos indigenistas en la región. Éstos se han hecho presentes desde hace décadas en el sur de Chile, donde los mapuches sí han optado por la vía terrorista con asesinatos, incendios, bombas y sabotajes de toda índole. El Gobierno de la Coalición gobernante ha sido por demás tolerante, pese a disponer de una específica legislación represiva, y ello ha permitido no solamente la perduración de estas acciones violentas sino su traslación hacia territorio argentino, donde esta etnia arribó en 1833, aunque sólo muy recientemente ha adoptado posiciones insurreccionales y separatistas.
Los descerebrados y los malintencionados que apoyan las disparatadas reivindicaciones territoriales de estos autoproclamados “pueblos originarios” no se han detenido a pensar que el año -1833- en que los mapuches realmente cruzaron la cordillera de los Andes y se instalaron aquí, es exactamente el mismo en que los colonizadores argentinos de las islas Malvinas fueron desalojados militarmente por los británicos; entonces, y en función de esa igual antigüedad, la misma calificación y los mismos derechos deberían reconocerse a los invasores ingleses.
Este es el desafío que la Argentina tiene por delante, y en función de ese buen combate, está obligada a fortalecer sus instituciones y respaldar a las personas que se encargan de la defensa y de la seguridad del territorio nacional y de los ciudadanos; lo que hemos visto en estos días, con los feroces ataques a la Gendarmería y a la Ministro Patricia Bullrich va, precisamente, en dirección contraria.
Bs.As., 30 Sep 17
Enrique Guillermo Avogadro
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 30, 2017